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Fiesta de despedida

Esta es la historia de cómo una fiesta civilizada se fue a la mierda y se convirtió en la mejor fiesta de despedida que he tenido, eso según yo.

Retomemos desde que el estúpido de Marcus llegó con el DJ.

—No, no, eso no —busqué con la mirada a Charlie entre la gente que pasaba de lado a lado, hasta que lo vi y le grité captando su atención. Él se acercó hasta nosotros—. Puedes creer que trajo a un dj —me crucé de brazos esperando que el chico a mi lado corriera a Marcus.

—¡Genial! Diles que se instalen en el patio —dejó pasar a todos abriéndoles por completo. Froté mis ojos intentando calmar mi paciencia y cuando logré calmarme le di a Charlie una mirada de pocos amigos—¿Qué? Es gratis —hice una mueca, no, esta fiesta no se me va a salir de las manos. Todo es totalmente responsable, solo es un DJ, ¿qué es lo peor que podría pasar?.

La música resonó por toda la casa, los vidrios retumbaban y mi cabeza estaba a punto de estallar. Me quedé recargada en la pared al lado de la entrada. Esta se abrió dejando ver a David y a su irritante prima, Gabriela—Natalie, has visto a Charlie, tengo que darle su regalo de despedida —la chica me guiñó el ojo, rodeé los ojos, sobre mí cadáver se van a encontrar.

—He contratado a un barman —dijo David con entusiasmo apuntando detrás de él. Solté un bufido rindiendo.

—Que se instale en la barra de la cocina.

—Gracias linda —David me dio un beso en la frente y entró junto a Gabriela. El chico que iba a ser el encargado de hacer bebidas se encaminó hasta la cocina junto a mí.

Me senté en una de las sillas de la barra—Quiero ser la primera —el chico me sonrió sacando todo su material.

—¿Y qué gustas? —no tenía humor de estar eligiendo una sola bebida.

—¡Sorpréndeme! —extendí mis brazos en la barra mientras cerraba los ojos. Al menos, la fiesta sigue siendo civilizada porque no han empezado a drogarse. Él chico me tendió la bebida, la tomé entre mis manos y bebí, esto sabía delicioso era perfecto para esta ocasión—. Bien, chico que he visto antes porque te me haces muy conocido —sacudí mi cabeza y me levanté de la barra—, necesito desde ahora, hasta que la fiesta acabe, me cambies este vaso con esta misma bebida cada vez que lo veas vacío —él hizo el saludo militar y sonrió.

Me encaminé entre la multitud que bailaba al ritmo de la música electrónica que tenía el DJ, mi intención es encontrar a Charlie solo para que no se viera con Gabriela. Pero había tanta gente que no lo veía por ningún lado.

Mi visión se enfocó de nuevo en la puerta cuando esta se abrió. Camila, mi amiga del trabajo venía entrando junto a Trevor, se me hizo extraño porque no sabía que ellos se conocían—Hola, rojita —la chica movió sus hombros al ritmo de la música—. Adivina que contraté para la fiesta de tu amigo —esto era muy extraño, todo el mundo contrató a alguien para esta fiesta. No dije nada, esperando a que ella prosiguiera—. Luces neón, un chico que se encarga de eso —un tipo entró, ya ni siquiera ponía pero, aquí todos hacían lo que se les diera la gana y no me quedaba de otra más que aceptar que esto se me había salido de las manos.

—¿Y tú qué contrataste? —me dirigí al chico peliceleste cruzando mis brazos. Él sonrió y colocó su mano en mi hombro.

—No contraté a nadie, yo traje la hierba —él hombre se esfumó entre la gente antes de que le gritara. Le di el último sorbo a mi bebida, mientras el chico que se encargaba de la barra me cambiaba el vaso de nuevo.

—¿Francisco? —Camila miraba al chico desconcertada y nerviosa, era extraño, hasta que me di cuenta de lo que sucedía. Recordé que había visto la foto de su ex, pues es él.

—¡Camila!, te ves muy... bien —me alejé lentamente intentando no parecer incómoda al igual que ellos. Lo único bueno que tiene esta fiesta es la música. Me senté en mi sofá a un lado de una pareja que se comía a besos.

David se acercó a mí mientras sostenía un vaso, para después sentarse a mi lado—¿Qué tienes linda? —negué recargándome en él, pasó su brazo por mi hombro atrayéndome más a él.

—Esto no era lo que quería —él besó mi cabeza, lo que hizo sentirme un poco más tranquila.

—Pero esto es lo que Charlie quería —me separé de él para mirarlo con una sonrisa—, no te regañes por la mejor fiesta de despedida que ha existido —se acercó para besarme, al cual yo correspondí. Me gustaba que él fuera tan positivo y que también sacara esa parte de mí.

Las luces se apagaron por completo e hizo que algunas personas que estaban aquí gritaran, incluyéndome. Escuché la risa de David y fruncí mi entrecejo—No te burles de mí —uno de mis miedos era la oscuridad, creo que ya estaba bastante claro, me sentía tonta cuando alguien me preguntaba el porqué, porque simplemente contestaba con un "no lo sé".

—Eres tan tierna, Natalie —las luces color neón empezaron a iluminar la casa de nuevo. Miré de nuevo a David, aun tenía esa sonrisa que hacía que me derritiera, sus ojos azules se veían preciosos iluminados por los colores de las luces—. ¿Quieres bailar? —se levantó mientras tomaba mi mano. Sonreí para seguido de esto levantarme junto a él.

Esta noche me preocupaba ya que tenía miedo de que esto se saliera de control, sin embargo, sin planearlo surgió la mejor fiesta que he tenido hasta ahora. El alcohol se me había subido un poco, pero aun seguía consciente de lo que hacía y decía. Me sentía sentimental, esta noche la quería pasar con mi mejor amigo, pero no lo he visto en toda la noche y mañana él se habrá ido a Japón—Necesito encontrar a Charlie para darle un abrazo —me tambaleaba de lado cuando intenté dar un paso. David me tomó por los brazos, sosteniéndome.

—Yo iré a buscar a Charlie, linda. Espérame aquí —mi novio se alejó entre la multitud. Me encontraba en el patio donde estaba el dj, he estado con David todo este tiempo y no sé ni qué hora es.

Tal vez para captar la atención de Charlie tengo que poner su canción favorita, coloqué mi dedo índice en mi barbilla, pensando. Él ha estado obsesionado con una canción de Selena Gomez, siempre la escucha cuando trae sus audífonos. Me acerqué al dj gritando que reprodujera la canción, él asintió y la melodía comenzó a sonar. Sonreí mirando a todas las personas que estaban en el patio.

—¿Dónde demonios está Charlie? —hice un puchero cuando visualicé de nuevo a David, él negó indicado que no había visto a mi mejor amigo.

—Hay demasiada gente aquí, lo buscaremos más tarde —la canción casi se acababa y él no aparecía, esto me tenía preocupada. ¿Y si se fue?, o peor, Gabriela lo encontró. Ay no, pobre Charlie.

—No, voy a llamarlo —saqué mi celular de mi bolsillo trasero para poder marcar su número, tenía la esperanza de que respondiera, pero no lo hizo. Me preocupé aún más. ¿Qué estará haciendo?—. Bien, lo buscaremos cuando haya menos personas —David sonrió y me estrechó en un abrazo, pero esta vez no me sentía tranquila, necesitaba saber si Charlie estaba realmente bien. Caminé como pude de nuevo hasta el dj, tomé uno de sus micrófonos y apunté a las personas que me miraban desconcertadas después de que el dj paró la música—. Todos fuera de mi casa, la fiesta terminó —todos estaban estupefactos, nadie hacía nada sólo se miraban entre ellos. Estaba desesperada y estaba a punto de hacer una locura, hasta que David vio mi frustración, se acercó a mí y tomó el micrófono.

—Bien, la dueña de la casa no se encuentra bien, por favor retírense —la multitud se empezó a esparcir, hasta que solo quedaban pocas personas. ¡Vaya! Yo hubiera soltado unos gritos y malas palabras en la explicación del porqué se tenían que ir.

—Gracias, cariño —tomé su mano para adentrarnos a la casa. Era ahora o nunca, la casa estaba casi vacía pero no había rastro de Charlie. El chico que se encargaba de las bebidas (que ahora sabía que se llamaba Francisco), me tendió un vaso más. David se apresuró a quitárselo.

—Creo que ya fueron demasiadas —fruncí mi entrecejo, puede ser mi novio, pero nunca me va decir que es lo que tengo o no tengo que hacer. Arrebaté el vaso y antes de que volviera a renegar, lo bebí hasta el fondo.

—Ahora sí, busquemos a Charlie —di el primer paso, sin embargo, estaba tan ebria que caí al suelo, David intentó levantarme pero él también estaba muy ebrio y cayó junto a mí.

—Son tan graciosos, chicos —Charlie se aproximaba hasta nosotros, pero yo lo veía caminando en cámara lenta, mientras que las luces neón lo iluminaban. Su sonrisa brilló tanto que tuvimos que cubrirnos los ojos—. Vamos, los acompaño a la habitación para que duerman —recuerdo haber cerrado los ojos y después de abrirlos ya me encontraba en mi cama.

—¿Qué? ¿Cómo llegué aquí? —le pregunté a mi mejor amigo, que aún estaba en la habitación. Él se encogió de hombros y sonrío— Charlie, no te vayas —él negó acercándose a la cama para sentarse en una orilla.

—Sucedió algo bueno —me enderecé prestando más atención—. Pero te cuento desde el inicio. Natalie, la razón por la que me iba a ir a Japón era por ti, por "mi corazón roto" —no sabía cómo reaccionar, no sabía si tenía náuseas por lo borracha que estaba o por lo que me dijo—. Hoy, conocí a la chica de mis sueños. Y la razón por la que me quedo es por ella, mi viaje a Japón se cancela, necesito encontrarla —demasiada información en tan pocas palabras. Asentí aún tratando de procesar todo lo que estaba diciendo—. Te contaré a detalle cuando no estés ebria, por ahora descansa —besó mi frente y después salió de la habitación.

¿La chica de sus sueños? 

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