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034.

—¿Vendrás? —Hoseok al teléfono, mordiendo su uña con ansiedad—... se que no nos hemos visto en un tiempo y... ¿qué? ¿Que cómo conseguí tu número? —soltó un risita entre dientes—. Yoongi eres bastante descuidado con tus dispositivos y a lo que sea que te dediques, incluso sé que ahora estás en España ¿olvidaste que soy el mejor ingeniero en sistemas? —otra risa se escucho desde la otra línea—. ¿Entonces nos ayudarás? Ese chico es muy importante para Jungkook y también para... —calló antes de continuar—. Bueno, es importante y no somos suficientes... ¡¿Qué?! No lo diere —se puso nervioso—. Agh, está bien, maldición... —suspiro—. Yo... te necesito Yoongi —llevo la mano a su rostro cubriéndolo completamente apenado con las mejillas coloradas.

Pronto estaré ahí, Vitamina.

La llamada se terminó y Hoseok terminó completamente avergonzado y con el rostro rojo hasta las orejas.

Recuerdas antiguos llegaron a su pensamiento como un tornado, rápidos, pero que le ponían los pelos de punta. Hace tiempo no escuchaba esa voz ronca pero a la vez suave, hace tiempo no era llamado vitamina... aquel apodo que le había puesto el hombre rudo, frío y antipático que causaba que su corazón se le quisiera escapar del pecho y sus hormas se alborotaran... Agust D, o como solo él tenía permitido llamarle, Min Yoongi.

La repentina aparición de Jungkook hizo que saliera de sus pensamientos asustado dando un pequeño un brinco.

—¡Mierda! ¡Me asustaste! —dijo el peliblanco con la respiración agitada.

—Perdón ¿hablaste con él? ¿Qué fue lo que te dijo? ¿Qué si? ¿Qué no? —cuestión rápidamente el tatuado ansioso.

—Tranquilo, me dijo que vendría, así que ya no te preocupes demasiado, con Yoon, con Agust D aquí podemos rescatar a Jimin —le brindo una tranquila sonrisa para darle confianza.

—Y... ¿tu estás tranquilo? —Jeon enarcó una ceja siendo conocedor de algunas cosas del pasado de Hobi.

—¿Qué? ¿Po-Por qué no deberías estarlo? —preguntó y tartamudeó nervioso, lo cual lo delató.

Jungkook rio.

—Deberías contárselo antes —dijo cruzándose de brazos—. Debes decirle a Taehyung que hubo algo entre tú y Agust en el pasado, porque si no...

—No lo se jk, no creo que sea algo importante de comentar —rascón su nuca e hizo una mueca—. En realidad lo que sucedió con Yoongi fue algo fugaz, él después de todo huyó y me dejó solo y confundido , así que no es algo tan importante como para decírselo —contesto.

—Te preguntaré algo... —lo miró a los ojos—. ¿Aún tienes sentimientos por Agust D?.

El corazón de Hoseok latió con fuerza a medida que se le abrían de más los ojos y sentía un hormigueo recorrerle todo el cuerpo mientras que su estómago dolía de forma extraña.

—¿Sentimientos por... Yo-Yoongi? —trago saliva.

[...]

Había transcurrido tres tortuosas semanas. Jimin jamás se había imaginado en una cárcel, y eso realmente lo tenía mal, él siempre fue alguien perspicaz, ágil, cuidadoso, nunca había cometido un error de esa magnitud, así que en ese momento se odiaba por ser tan idiota, y eso hacía que cada día allí fuera peor que el anterior, además de la espantosa comida, que ni siquiera se podía llamarla comida, sufrir múltiples burlas y situaciones obscenas con los demás presos teniendo como resultado ir a aislamiento por darles una paliza y dejarlos medio muertos.

Y en aislamiento era peor, los guardias lo golpeaban y aveces lo electrocutaban, incluso una vez hasta que se cansaron y ahora tiene una cicatriz en la ceja y heridas que aún no sanan.

Sin duda la cárcel es un hoyo oscuro, cruel y cutre en el que nadie le gustaría caer.

Algunas veces Jimin simplemente no aguantaba más y se soltaba a llorar, por desesperación, por miedo, por extrañar a sus seres amados; su querido hermano Taehyung, maldición como necesitaba un abrazo de él en ese momento, el bromista y alegre de Hoseok que una risa de él o una broma seguro lo pondría de buen humor, y... su amado Jungkook, joder necesitaba tanto un beso suyo, jamás necesito tanto a una persona, extraña su olor, sus caricias, un simple te amo con el sonido de su voz.

Sin dudas estar allí dentro lo hacia valorar lo que tenia a fuera.

¡Oye rosita! —escuchó la voz de aquel preso jefe de una pequeña pandilla que siempre estaba tocándole las pelotas, un hombre italiano de no más treinta años que tenía como apodo Romano—. ¿Ya tienes una respuesta a la petición que te di?

Park rodó los ojos con gran fastidio y prefirió la indiferencia antes de volver a ir a aislamiento.

¿Por qué no contestas, ah? —habló otro de su pandilla.

—¡Vamos Kitty, habla! —otro le golpeó la espalda.

Jimin estaba al límite, su respiración se agitó y apretó su puño con furia contenida.

—¿No vas a decir nada? Bueno entonces lo tomaré como un si ¡chúpamela! —lo tomó del cabello, lo giró y cuando estaba apunto de acércalo a su entrepierna Jimin le dio un patada en la espinilla tirándolo de rodillas, tomó su brazo y se lo torció haciéndolo chillar.

Mira maldito perro rastrero, estoy harto de tus mierdas ¿no fue suficiente para ti dejarte un ojo morado y una costilla rota? ¿Acaso quieres que te saque los ojos y me los coma con ese puré asqueroso que nos dan? —le torció mas el brazo el hombre gritó, rápidamente el rosado le cubrió la boca—. Escúchame estúpida mierda italiana, es lo ultima vez que te lo repito, déjame en paz o te haré mierda ¿entendiste? ¿Qué no sabes quién soy? Soy Kitty Kang el asesino más temido de Corea y también de tu maldito país.

El hombre asintió, Park lo soltó y se volvió a su lugar para seguir fingiendo que comía.

Muchas pandillas deseaban ponerle las manos encima, muchos intentaron golpearlo pero siempre eran ellos quienes recibían la golpiza, también habían intentado matarlo pero era el preso con mayor seguridad en su celda así que era imposible, también, muchos le propusieran tener sexo, no todos lo odiaban, otros lo deseaban de manera carnal, incluso se le habían insinuado en las duchas donde no había privacidad y se veían como dios los trajo al mundo.

Aunque siempre terminaba golpeados o con él pene y las pelotas estrujadas.

Park Jimin, alias Kitty Gang, era sin dudas el preso más temido, odiado, pero deseado de la cárcel de máxima seguridad de Italia.

Los guardias le permitieron la entrada al hombre con traje elegante, el inspector Kim Namjoon, era su visita semanal para continuar interrogando al preso con cabellos rosas, el hombre siempre sonreía y era amable, pero así era su personalidad, pasiva agresiva.

—Inspector Kim, que alegria me da verlo —Jimin sentado en la silla con los pies sobre la pequeña mesa de madera hablo—. No es cierto, es una mierda.

—También me da gusto verte Park —se acercó a las rejas de la celda al mismo tiempo que el preso—. Veo que decoraste tu celda ¿eso es un columpio?.

Miró la tela que colgada de las rejas superiores con el ceño levemente fruncido, Jimin encogió los hombros con las manos dentro de sus bolsillos.

—Un intentó, me aburro muy rápido aquí —se acercó más a las rejas y murmuro—. ¿Por qué no vienes a jugar conmigo aquí dentro? —aveces, Park se comportaba coqueto con el moreno, en un intento de seducción y crear una historia como la de Harley Queen y el Guasón—. Estoy solo, me siento triste, ven abrazarme —mordió su labio inferior.

Namjoon río entre dientes.

—Deja de decir tonterías ¿estás listo para las preguntas de...?.

De pronto, el pelirosa sacó su mano por el espacio entre las rejas y tocó la entrepierna del inspector, acariciado con sus dedos su miembro sobre la tela mientras lo miraba con una sonrisa ladina.

—¿Por qué no mejor me saca de aquí y nos divertimos en privado? —murmuro juguetonamente.

—Para ya, Jimin —advirtió.

—¿Por qué inspector? —le bajo el cierre—. ¿Tiene esposa e hijos? —hizo a un lado sus calzoncillos—. Le prometo que nadie va a saberlo —estaba apunto de meter su mano pero rápidamente Namjoon la sujeto y la alejo.

—Mira pequeña puta —le apretó la muñeca y Jimin se quejó—. Se lo que intentas y no voy a caer, por más que acepte que si eres hermoso no voy a caer ante tu seducción, tenlo en mente ¿quieres?.

—¿Y si no quiero? —le contesto.

—No me retes Park, yo tengo el poder para hacer que tu tiempo aquí en la cárcel sea un completo infierno —sentenció.

—No sea así de malo inspector —hizo un puchero—. Déjeme chupársela y yo lo haré arder como en el infierno —sonrió.

—Ya basta, me harte de ti —se alejo de la reja, hizo una señal con la mano y de inmediato los guardias entraron a la celda y comenzaron a golpear al pelirosa.

Y aunque Namjoon no haya dado ninguna orden aún, la cárcel era un infierno para Jimin, y con ese día, un mes se había cumplido ya. Cada noche pedia que sus amigos entrarán a rescatarlo, realmente seguía com fe, pero teme que algún día la pierda.

[...]

Taehyung, Hoseok y Jungkook se encontraban revisando los planos de la estructura de la cárcel que habían encontrado en lo más profundo de una biblioteca, estaban marcando los puntos ciegos y los puntos por donde podría ser posible entrar, estaban concentrados, incluso tenían una tabla donde colocaron documentos, planes, y fotos del inspector que estaba a cargo del caso de Jimin, Kim Namjoon, para él tenían también un plan del cual sólo faltaban unos cuantos toques para ejecutarlo.

—Entremos por aquí —Jungkook apuntó un conductor de aire.

—¿Tienes mierda en la cabeza Jeon? —habló el peliturquesa—. Ese va hacia las celdas principales y seguramente Jimin está en una de mayor seguridad, mierda ¿por que eres tan estúpido?.

—¡Oye pelos de pitufo no pongas a prueba mi paciencia! —gritó Jungkook.

—¿Quieres morir pendejo? —Taehyung también gritó.

Hoseok llevaba un mes aguantándolos, todas sus discusiones idiotas y sus malos humores, realmente estaba harto así que esta vez los dejo ser.

Y cuando estaban apunto de comenzar una pelea una voz ronca los interrumpió con un tono sarcástico.

—Por lo que veo se llevan muy bien, si los viera en la calle pensaría que son hermanos, lo juro —todos voltearon a ver al individuo con una arma apuntándolo, este río entre dientes y se levantó del cubo de paja donde estaba sentado—. ¿Van a dispararme? Anda, inténtelo —sonrió.

—¿Agust? —Jungkook bajo su arma con un rostro sorprendido.

—Yoongi —murmuro Hoseok con una expresión como si hubiera visto a un fantasma.

—Jungkook, Vitamina, es un gusto volverlos a ver, compañeros.

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