023.
—¿Qué tal va? —preguntó el turquesa sirviendo café en una taza.
Hoseok vio su teléfono, acababa de tener una llamada con el doctor y este no había dado ni buenas ni malas noticias, todo se mantenía neutral, como siempre.
Pero al angustia no les permitía seguir viviendo, aunque Taehyung ya se había mentalizado un futuro sin Jungkook... y no era por ser cruel, o insensible, sino porque la vida que tuvieron los había entrenado para eso. Aprender a soltar.
—Aún nada —Hoseok pasó sus dedos por sus cabellos con estrés—. No sé qué hacer.
Pero esos días se colocó en el lugar de su querido ¿Amigo? Chico con el que tenía una extraña relación, donde perdiera a su ser amado más querido... Jimin.
¿Cómo sería si el que estuviera en coma no fuera Jungkook, sino Jimin?
Entonces se percató que en ese momento estaría matando a medio mundo junto con una depresión masiva, su empatia estaba trabajando. Le ofreció una tacita de café al castaño.
—Gracias —la sostuvo, dando un sorbo—. Estoy cansado~ solo, quiero que todo salga bien y Jungkook despierte pronto.
Kim procedió a darle unos minutos de mimos en la cabeza con la intensión de entregarle un poco de paz a su corazón y mente, la mano de Hoseok sostuvo la del chico peliturquesa.
Sus dedos se enrrollaron entre sí mientras sus miradas se fundian. Taehyung desvío la mirada, para luego volverlo a observar, este acariciaba sus dedos con suavidad.
Resbaló su muñeca y Hoseok repartió un beso en el dorso de este, los dos se sonrieron encantusados.
—Gracias por el confort —agregó el castaño provocando con una risita causando que sus pómulos taparan sus ojos.
—Encantado —por último la expresión de felicidad de Taehyung se disminuyó levemente—. Hey, ¿sabes donde venden dumplings?
La ceja alzada de Hoseok le indicó su confusión.
—Es que —Kim se acercó un poco a más al castaño en el sillón—. Siento que no fui lo suficientemente comprensivo con Jimin, quiero hablar con él, cuando éramos niños amaba los dumplings, pero no los de cerdo, los dulces.
[...]
Suspiró viendo el envase con comida, luego la puerta que seguía teniendo ese aura tenebroso de "Da mucho miedo". Tocó la manija, y sobrepenso unos segundos si entrar o no.
«Jimin jamás te haría daño en serio... Te ama y tú a él» Pensó y entonces ingresó al cuarto encontrándose con un bulto cubierto por sábanas.
Dio unos pasos oliendo ese asqueroso aroma a cigarro, con tantas cajas vacías en el suelo. Y se sentó al lado de ese bulto.
—Si no vienes con una buena noticia no vengas a joder. —susurró esa voz liviana y ronca.
—No vine a joderte —la voz calmada y dulce de su amigo inundó los oídos de Jimin que al sentir el cariño de alguien sus lágrimas se formaron en su párpado inferior, rodeó sus piernas—. No quiero molestarte, Jiminie.
Habló otra vez el recién llegado.
—Entonces largate —agregó arrugado sus ropas con furor.
El lugar quedó en un silencio incómodo, el de cabellos rosas tuvo la esperanza que Tae se retire antes que se vuelva agresivo, seguía sintiéndose una mierda no soportaría más de él.
—¿No quieres ver lo que te traje? —habló de pronto, el chico con rabia empujó las mantas y saliendo.
—¡¿Qué no entiende...?! —sus pupilas se encontraron la imagen de su mejor amigo con esa sonrisa cuadrada que conocía a la perfección, en sus manos había un envase con dumplings, sus cejas subieron con su labio tembloroso.
Sus recuerdos vagaron al pasado, donde un Taehyung pequeño, al igual que él, a escondidas al explorar las calles le traía algo para degustar juntos mientras hablaban de cualquier cosa.
Y los dumplings siempre fueron...
—... Tus favorito Minie —la vista de Taehyung solo podían ver a un Jimin pequeño, asustado y desesperado por ayuda, el pelirosado quiso negarse a su propia voluntad sostener el dulce desviando su mirada—. Son de manzana.
El chico reaccionó viéndolo de reojo, Taehyung le ofreció la cajita para que sostuviera uno, con inseguridad el temible mayor asesino de toda una empresa dudo en agarrar un dumpling.
Cuando lo tuvo entre sus dedos, su dedo pulgar tocó la masa suave sintiendo el relleno, bajo la mirada ya que no quería que vean como mordía su labio para evitar llorar.
—Lo siento... —dijo el de cabellos azules.
Eso no ayudo ya que la garganta del rosado ardió por esas grandes ganas de gritar por impotencia.
—Yo~ —todo empeoró cuando sus oídos escucharon la voz de Taehyung levemente rota—. Debí ser más comprensivo, no he sido justo contigo perder a la persona que amas... se que sientes temor, culpa y... te comprendo. —guió su muñeca a los cabellos del otro—. Lo siento Jimin, si eso te hubiera pasado a ti, yo no tendría idea que hacer.
En ese instante este subió su rostro que se mantenía bajo, con el lagrimal brilloso, sostuvo por los hombros al turquesa.
—¡No digas eso! ¡Jamás nos vamos a separar! —casi en un grito imploró.
—Minie —pasó sus brazos por debajo de los de Jimin, enrrollando su torso tratando de taparlo lo más posible con intensión de protegerlo, colocando su rostro en el espacio entre cabeza y hombros—. Lo siento... me dolía verte así, y no pensé bien en mis palabras, te herí más... nada de esto es tu culpa, tú eres lo mas importante en mi vida.
El hilo de fuerza se rompió en Park quien ahogo un alarido para empezar a botar pesadas lágrimas amargas, aferrándose con desesperación a su amigo, envolvió su corazón esa sensación de protección, sollozando sin parar.
Desahogado sus penas mientras Taehyung repartía caricias en sus cabellos.
—N-no debí... —el lloriqueo no le permitía pronunciar palabras—. ¡Perdoname Tae! ¡Ahgh~ —sorbio su nariz—. Te~te amenace...
—No pasa nada, yo también dije cosas horribles, lo siento y te perdono —lo consoló arrullandolo en sus brazos.
—Yo también te perdono tonto.
[...]
Finalmente había llegado el día, Jimin salió de la habitación con una aparente actitud más pacífica, incluso se había duchado y arreglado para salir, y tanto Taehyung como Hoseok se asombraron por ello.
Taehyung sintió tranquilidad, le alegró también que compartir sus emociones con su amigo haya tenido un resultado tan positivó.
Hobi seguía en shock, ya que en algún momento pasó por su cabeza la probabilidad de que Jimin literalmente se pudriera allí dentro, pero al parecer se equivocó.
—¿Hoy te sientes mejor? —Kim entró a la habitación, aún continuaba el terrible olor a cigarrillo, pero estaba comenzando a disiparse con el olor de shampoo.
Asintió con la cabeza.
—Iré a ver a Jungkook —contesto Jimin aún con frialdad, pero hacia su amigo con amabilidad en el fondo—. Quiero estar cerca de él, necesito ver que sigue allí. —suspiró—. ¿Irán?.
—De hecho acabamos de llegar, estuvimos allí toda la noche y... fui apenas te dormiste —mordió su labio inferior y luego suspiró—. Perdón Minie pero... él todavía no despierta.
Ayer ante el arrebato inesperado de liberación, al desahogarse Jimin había quedado agotado, Taehyung lo dejó descansar antes de ir con Hoseok al "doctor".
Park hizo una mueca mientras se miraba al espejo, con un sentimiento de angustia y por supuesto de preocupación.
—Creo que es suficiente de mierdas deprimentes, el me necesita a su lado y por más jodido que me sienta debo afrontar lo que está pasando —apretó los puños y se giró hacia su amigo—. Debo salir de este maldito hoyo... por él, por que me necesita y no puedo simplemente matarme del arrepentimiento y la tristeza.
Taehyung sonrió orgulloso de su hermano de otra madre.
—Bien dicho, seguramente con tu presencia todo comience a mejorar, tal vez él pueda sentirte.
—Eso espero.
[...]
—Me alegra volver a verte, veo que haz perdido un poco de peso ¿a estado todo bien por allá? —le preguntó el doctor quien lo acompañó a la habitación donde se encontraba su amado.
—No del todo, pero está mejorado —Jimin le brindó una pequeña sonrisa, pero esta creció al ver su querido Jungkook—. Estaré todo el día con él, y probablemente también me quede por la noche ¿no hay ningún problema?.
—Por supuesto que no, adelante, tengo análisis pendientes yo los dejaré solos, permiso —ambos se hicieron una reverencia antes de tomar cada uno su camino.
El pelirosado entró en silencio a la habitación, jalo una silla hasta a un lado de la cama de Jungkook, allí se sentó y delicadamente tomó la mano de su novio, con cierta nostalgia que la causó un dolor en el pecho.
—Hola amor —sonrió—. Estos días han sido una mierda Kook —comenzó—. A veces tengo ganas de morir, tengo sed de venganza, le puse una daga en la garganta a mi mejor amigo, he dicho cosas horribles y yo... yo me estoy yendo a la mierda sin ti —un nudo se formó en su garganta haciendo temblar su voz—. Vuelve a mí, me prometiste que estaríamos juntos siempre ¿verdad? —sonrió—. Te necesito como a nada yo... —sus ojos se llenaron de lágrimas con aún la risa que se iba desvaneciendo—. Yo te extraño demasiado Jungkook —y finalmente una lágrima se escurrió por su mejilla hasta caer sobre la cama del pelinegro—. Despierta y abrázame, bésame, mírame como solías hacerlo, sonríeme, dime tus cosas cursis, dime... que me amas, por que yo...
De manera inesperada, antes de que Jimin pudiera terminar su oración, los grandes y hermosos ojos brillantes de su amado finalmente se abrieron tomándolo por completo por sorpresa, el rosado se quedó inmóvil como una estatua.
—Tu... —la voz de Jungkook sonó débilmente y un tanto rasposa—. ¿Acaso... ibas a decir que... me amas?.
—¿Jugkook? —también los párpados superiores de Park se extendieron llenos de lágrimas.
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