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004.

—¿Qué opinas? —preguntó Taehyung viendo sus uñas.

El pelirrosa chasqueó con la lengua dando golpecitos con la yema de su dedo índice en la mesa.

—Me sirve —sonrió de lado—. Para una noche no están nada mal, son como inocentes conejitos huyendo de un cazador.

—¿Conejos? No los veo como roedores, sino como animales más soberbios, pero bueno a esperar que salgan —dio un sorbo al trago—. ¿Qué tanto hacen ahí?

—¿Tratando de ver si el tamaño es satisfactorio? —replicó pícaramente.

—Asqueroso.

—¿Estas seguro?.

[...]

—Creo que me enamoré —agregó Jungkook lavándose las manos.

En toda la travesía en el baño había estado callado, así que al escuchar esas palabras Hoseok respiró tranquilamente, delicadamente subió su muñeca para dar un brusco golpe lleno de cariño y fraternidad a su compañero en la nuca.

—Lo acabas de ver, no puedes sentir algo así por una aventura de una noche, idiota.

—Tengo un cuchillo y no tengo miedo en usarlo —le contesto Jeon molesto viendo como el castaño se cruzaba de brazos mientras rodaba los ojos—. Es que no lo entiendes, es el chico de la misión, el algún de azúcar peligroso, ¿acaso no viste lo hermoso que es? Y además es súper sexy y divertido. Es como un sueño.

—O una pesadilla, amigo~  —fue interrumpido.

—Me gusta este chico.

Hoseok había visto la actitud de su amigo toda la noche, se veía desde lejos esa atracción que sentía, y era algo terrorífico de alguna manera.

Suspiró—. Pero, si estas seguro de lo que sientes, supongo, inténtalo con un asesino serial que estuvo apunto de degollarte.

Agregó con una sonrisa burlona subiendo los hombros, para después abrir la puerta del baño.

—Muy gracioso.

—No era una broma.

[...]

La pregunta es... si ese tipo alcohol es muy fuerte al grado de quemar la garganta ¡¿por qué no esta tan ebrio?!.

Taehyung cayó tan pronto como se tomó dos pequeños vasos de ese fuerte alcohol.

—¡Hey Tae! Amigo, ¿cómo te emborrachaste tan rápido? Eres un tonto.

—¡Porque tú no estás borracho! Ese era el dilema —rio entre dientes con los ojos cerrados—. ¿Porque eres una puta vikinga aprueba de balas?

Jimin casi muere de risa, su amigo jamás se comportaria de esta forma, al parecer su plan falló, deberían regresar ya, casi pasan de las tres de la mañana e interrumpir la siesta del jefe era algo totalmente erróneo, probablemente terminarían durmiendo en la casa de los perros.

Y lo peor era que siquiera pudo coquetear lo suficiente con los bombones que los acompañaban como para poder llevarse un beso, es una pena.

El pelirosa trató de dar señales por todas partes, rozando sus dedos con el castaño, apoyandose levemente en él, pero este no parecía reaccionar.

Era un hecho. Kim Taehyung había caído en una intoxicación etílica.

—Yo... no sé qué hago, ¡Soy un delin...! —Jimin le tapó la boca a su amigo, para luego levantarse, decepcionado.

—Fue una gran velada —dijo de mala gana, sosteniendo a su amigo, ya había pedido un taxi—. Bueno, adiós.

Jungkook quién trató con todas sus fuerzas de dar señales de que quería acercarse al bello chico; Chocando sus pies de vez en cuando, y diciendo algunas frases incinuadoras fue detrás de él.

Corrió tras de él. Jimin dejó a su amigo dentro del auto con esfuerzo gracias a su peso.

—¿Quien eres tú? —preguntó Taehyung con la voz corrida y el rostro fruncido.

—La reina Isabel —contestó Jimin.

—Ya, pero la reina no es tan fea. —bromeó el de cabello turquesa con hipo.

—Fea tu cola...

—¡Oye! ¡Espera! —al escuchar esa voz, el pelirosa volteó—. ¿Pu-Puedo hablar un segundo contigo?

Este asintió, pidiéndole al taxi que lo espere unos segundos.

—Yo-yo, no sé hablar muy bien con los chicos, o sea sí he tenido experiencias y eso ¡No tantas pero! —objeto y siguió lleno de vergüenza—. Me pareces realmente hermoso y cuando te vi por primera vez en...

Park sostuvo el borde de la camiseta que llevaba el chico, juntando sus carnosos labios color cereza a los del azabache, quien correspondió al instante.

De alguna forma los dos sintieron un tipo de chispa alrededor de su cuerpo intercambiando una danza con sus bocas interminable.

Acariciando uno la mejilla del otro, finalizando con un hilo de saliva que los unía.

—Fue un gusto  —le dio dos últimos besos, uno corto en los labios y el restante en la mejilla—. Arrivederci.

Jungkook se quedó anestesiado por el reciente beso, llevando sus dedos a sus labios para luego deleitarse con una sonrisa.

[...]

Las balas atravesaban la piel de los contrincantes, quienes trataban, fallidamente de hacerle algún daño.

Alguien trató de atacar al rosa detrás de él mientras que otro lo acorralada por defrente.

Este respondió lanzando su daga al abdomen del de a sus espaldas disparando entre las cejas al posterior.

Sacando otra arma con diseños de unicornios le destruyó la posibilidad de movilizarse a su enemigo principal.

Tres balas directas, piernas y una mano que contenía una Beretta 9mm.

—Que basico —se acercó resonando sus bonites por el lugar, la punta de la fría arma justo en su frente, siempre en medio de las cejas—. Últimas palabras —este muerto de miedo tartamudeo—. Nada, bye bye sweet —disparo.

Entonces se escucho un silbido en el techo del lugar, Jimin apuntó directamente al ruido disparando repetidas veces pensó que se trataba de otro enemigo.

—Casi me das, imprecionante —se mostró, con su máscara de conejo—. Hola de nuevo, mi algodón de azúcar.

Park sorprendido pero determinado a defenderse sonrió.

—Conejito —sonrió poniendo sus manos sobre sus labios, con culpabilidad falsa—. ¿Qué te trae esta vez a mi misión? ¿No me digas que nuevamente vienes por el mismo? Porque lo siento, ya los mate a todos.

El conejo bajó del techo y avanzó hacia el chico de atuendo de cuero de marcas costosas, y este en ningún momento bajo su arma, debía estar preparado para lo que fuera que estuviera ese tipo ahí. Apuntando como siempre, en medio entre los ojos, arriba de la nariz.

—No, no vine por eso —contestó. Kitty Gang frunció las cejas confundido—. Adivina.

—Idiota infantil, no estoy para juegos. Te investigué, no lo suficientemente bien como para saber que escodes debajo de esa máscara, pero si sigues interfiriendo de esta manera en mis misiones no me costará mucho quitártela —amenazó con una voz firme pero a la vez dulce.

Dentro de la máscara de reodor Killer Bunny soltó un silbido.

—Solo porque eres tú voy a dejar pasar el hecho de que me hayas amenazado, la razón es: quien amenaza a Killer Bunny no sale vivo —afirmó inclinándose un poco hacia el de baja estatura.

Jimin chasqueó la lengua.

—Tsk no me importa quien demonios seas, he exterminado a animales peores que tú, más altos, más fuertes —entorno sus ojos y colocó su dedo en el gatillo—. Dime a que haz venido o habrá un agujero entre tus cejas.

Bunny soltó un prolongando suspiro y entonces contestó—. Permite invitarte a una cita.

—¿Qué carajos? —suavizó su dedo en el gatillo, desconcertado por la repentina proporción.

El azabache al notar su severa distracción aprovechó para acercarse a él, el otro reaccionó apuntandole donde siempre.

—¿Podrás contra mí, algodón de azúcar?

—Puedo contigo y contra mil hombres, cazanoba.

Entonces Bunny bajó su cabeza, apoyando su frente en la punta helada del arma, dejando en blanco a él de cabellera rosada.

El audífono en el oído del más alto resonó una voz.

¡Oye! ¡Tienes que volver ahora, alerta mega! —dijo J-Hope Miami.

—Mierda, escuchame bien lindura, no te dejaré en paz hasta que aceptes tener una cita conmigo. —sentenció Bunny—. Aunque tenga que venir a joderte en cada una de tus misiones, soy testarudo y puedo llegar a ser una verdadera patada en el trasero, solo digo.

—Ya lo creo. —sonrió Kitty—. Pero no creo que vengas a todas mis misiones solo para eso, tal vez porque no quieras, o porque te mataré antes de que lo sigas haciendo.

—Ya te lo dije, soy bastante testarudo y más cuando algo me gusta, siempre tengo la necesidad de perseguirlo hasta alcanzarlo. —le explicó—. Créeme, siempre obtengo lo que quiero algún de azúcar.

—Y créeme a mi cuando te digo que esta vez no obtendrás nada, conejo. —le aseguró.

En un pestañear de ojos, Kitty Gang desapareció del lugar, tan ágil y hábil como siempre.

—No te dejaré en paz, eso tenlo por seguro.

Sabes quien no te dejará en paz, mi pie en tu cabeza si no vienes ahora. Rápido don Juan, más trabajo y menos coqueteo intenso —le volvió a decir.

—Pff, ya voy, ya voy —salio por la ventana del lugar, miró su ruta de escape—. Lo hice bien, pronto él será mío.

[...|

—¿Qué tal te fue en la misión? —agregó Taehyung limpiando una arma que contenia manchas de sangre—. ¿Mataste mucha gente?.

«Escuchame bien lindura, no te dejaré en paz hasta que aceptes tener una cita conmigo.» recordó.

—Bien, pero encontré a una rata de cloaca por ahí.—suspiró Jimin acomodado todas sus dagas sobre una tela aterciopelada.

Kim lo vio un poco molesto, entonces sacó algo en una bandeja de un minicongelador que tenían en su oficina, ganosos al ser los agentes preferidos del jefe.

—Traje cupcakes, ¿Te sirve? Los hice muy dulces y de sabores diferentes —le brindo su encantadora sonrisa cuadrada mientras dejaba la bandeja con seis cupcakes en el escritorio, a lado de las filosas armas que él acomodaba

—Sí —le dio una sonrisa a su amigo también. Tomó uno de los pastelitos y le dio un buen bocado, no es que su amigo fuera un gran repostero, pero esos cupcakes sabían de maravilla.

«Permite invitarte a una cita.» Realmente esperaba que ese animal escurridizo no hablara en serio, no podía darse el lujo de pasar tiempo con un probable enemigo. ¿Por que el repentino interés? Y más después del insistente donde se conocieron ¿acaso tramaba algo contra él y su empresa? Debía estar atento y no caer en cualquier juego que esté intentado jugar con él.

Aunque no hacía falta recordárselo, no era tan estúpido como para caer en jueguitos de ese tipo.

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