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00.

—Háblame.

La luz de la luna llena estaba en su mejor punto en lo alto del cielo, la vista era espectacular desde aquella terraza donde se encontraba, admirando en silencio y pacífico el mar de pequeñas luces, pertenecientes a edificios y casas de la maravillosa Seúl. Allí la brisa se sentía un poco más densa y fría, pero gracias a su atuendo conjuntando por unos pantalones de cuero negro ceñidos a sus fuertes piernas, acompañado con una camiseta Gucci color blanco, y sobre esta una chaqueta del mismo color y material que sus pantalones, aquella brisa solo lograba sacudirle sus sedosos cabellos rosados.

Bien, veamos. Un guardia cubriendo la puerta, cuatro en el pasillo, y dos más acompañándolo en la habitación, todos armados, pero por suerte solo tendrás que lidiar con los dos de la habitación —escuchó atentamente la voz que le hablaba por el intercomunicador que llevaba en la ojera—. Hay cámaras, pero ya estoy en eso.

—¿En cuanto tiempo haré mi entrada? Estoy deseoso —sonrió.

Tengo acceso solo a las del pasillo, creo que tendrás que arriesgarte, pero aún así, mantente sigiloso ¿entendiste? —le advirtió.

El pelirosa sonrió divertido y puso sus ojos en blanco.

El ser intrépido y valeroso era una de sus muchas cualidades, dentro y fuera de su "trabajo" tal vez para bien o para mal. «Solo era una misión más» Se dijo así mismo recordando su plan, entonces le colocó el silenciador a su estrafalaria pistola color rosa que llevaba stikers de Hello Kitty entre otras cosas brillantes como decoración.

Esa preciosa y las otras armas que tenia escondidas en partes específicas y claves de su cuerpo, serían las encargadas de dejar sin vida a cuanto se le pusiera enfrente.

—Relájate, estaré bien, haz tu trabajo y yo haré el mío —contestó. Anticipó su arma colocándola en su espalda, metiendo la punta dentro de su pantalón, dejando el mango libre para cuando tendría que utilizarla—. Dame órdenes mi buen amigo.

Cuando quieras Kitty, que comience el show.

Se hincó para tomar la cuerda que estaba bien sujetaba de los barandales de la terraza. Respiro profundamente, medito sus próximas acciones y también analizo la situación cercana en su mente. Cuando abrió sus ojos, su bello rostro angelical y delicado se esfumó y se volvió en uno oscuro y siniestro.

Hora del espectáculo.

Aferrado a la cuerda se lanzó hacia el vacío, y como si de un columpió se tratara, se impulso hacia el frente, con las piernas bien estiradas y su posición fuerte y firme, lucrando romper por completo la ventana de cristal dejando que su cuerpo entero entre por allí hacia a la habitación que deseaba, de una manera bastante dramática, pero típica de aquel chico intrépido.

—Veamos ¿a quien deberíamos matar primero? —sus pies tocaron el suelo de la habitación, y entonces con rapidez sacó de su espalda su 9mm rosada y apuntó—. ¡No se mue...!

—Woah ¿debería aplaudirte? Que gran espectáculo acabadas de dar, dime ¿cuánto tiempo tardaste en planearlo? —una voz masculina y demasiado relajada para la situación se escuchó desconcertando al de cabellera rosada.

—¿Pero...? ¡¿Y tú quien demonios eres?! —cuestionó confundido cuando captó a un tipo de traje, con cabello negro y una máscara de conejo que cubría su rostro—. Gucci, infórmame de inmediato —hablo para la voz familiar del intercomunicador.

Dame un momento, no sé que mierda está sucediendo.

Este tipo era por supuesto algo imprevisto en su plan. Observo toda la escena intentando encontrar por sí solo respuestas, ya que su ayudante salió más inservible de lo que pensaba. Miró a los dos hombres de seguridad que le había informado al principio ya en el suelo y sin vida, y a su presa totalmente inmóvil, atando a una silla, con cinta en la boca y una katana amenazando su cuello empuñada por el mismo tipo inesperado.

—Aquí la verdadera pregunta es... ¿y tú eres...? —replicó el desconocido de máscara ladeado su cabeza.

[...]

horas antes

Cuatro hombres en el pasillo, uno en la puerta y dos adentro de la habitación, por su puesto todos armados —informó arduamente su amigo y ayudante a través del dispositivo que llevaba en su oreja—. Se cuidadoso Bunny.

El pelinegro asintió. Sabía que estaba siendo visto por las cámaras de seguridad de aquel prestigioso hotel, aunque, había sido pan comido burlar la seguridad de toda la edificación, y nadie de esos imbeciles tenían idea. Pobrecillos. No contaban con que de su lado tenía al mejor ingeniero de sistemas, o dicho como las malas lenguas "hacker".

—Aquí voy Miami, el conejo entro a su madriguera —dicho esto, el pelinegro se colocó su máscara y recorrió el pasillo sigilosamente, tratando de no hacer mucho ruido con sus pasos.

Cuando llego al final, se pego a la pared, miro de reojo y ahí estaban, los cinco primeros guardas con los que acabaría. No había pensado mucho con que quitarles la vida, tenía dos pistolas cargadas en su chaleco táctico que cubría su elegante traje, un par de dagas en sus pantorrillas y dos katanas en su espalda. No estaba seguro, pero de lo que si, era que ningún hombre en ese lugar volvería a ver la luz del día.

Escucha Bunny, comienza con algo pequeño y no tan escandaloso, aún faltan los de adentro ¿puedo recomendarte...?

—Utilizaré las dagas, mis pequeñas tendrás que esperar —contesto refiriéndose a las dos katanas de mango negro con rojo que reposaban en su espalda—. Guarda silencio, debo concentrarme, aquí voy.

Soltó un pequeño suspiro, para luego sacar las dos dagas color mate que tenía en sus pantorrillas, entonces salió de su escondite cuando dos de los hombres recorrieron el pasillo hacia su dirección, con un movimiento veloz y ágil les corto la garganta a ambos llamando la atención de los otros tres quienes de inmediato sacaron su arma.

—¡Oye tu! ¡No te muevas o morirás! —amenazo uno de ellos apuntándolo.

—¿Me estas amenazando? Gran error hombre —su daga salió disparada de su mano hacia la cabeza del hombre que se había atrevido amenazarlo, logrando enterrársela en el entrecejo—. ¿Quien es el siguiente? —sonrió por debajo de su máscara.

Los dos que quedaron se abalanzaron contra a él, intentado tener una "batalla" cuerpo a cuerpo de la cual por supuesto no salieron vivos, pues gracias a su destreza con las artes marciales pudo dejarlos inmóviles en el suelo, con los brazos, los cuellos rotos y la daga que le quedaba enterrada en la espalda de uno de ellos.

«Que "trabajo" tan fácil» pensó el.

Eres un dramático, tu frase "¿me estás amenazando?" Casi me hace orinarme en los pantalones —dijo sarcásticamente su compañero.

—¿En serio?

No, ya concéntrate, solo te quedan dos y daremos por terminada esta noche, apresúrate tengo hambre quiero una hamburguesa y sprite.

El de máscara giro los ojos.

—¿Quien es el que se está arriesgando el trasero? ¿Tú o yo? Cambio y fuera.

Sus dos dagas tendrías que quedarse un momento dentro de los cuerpos de esos hombres, luego volvería por ellas, a continuación sacó sus dos pistolas del chaleco táctico, les quito el seguro y entonces se introdujo a la habitación después de darle una fuerte patada a la puerta la cual logró abrirla.

Los últimos dos guardias que había allí dentro ni siquiera se lo esperaban, y se felicitó mentalmente al lograr ser tan sigiloso haya fuera. No les dio tiempo si quiera de poner el dedo en el gatillo, pues sus dos M19 ya habían abierto fuego hacia sus cabezas, aquello dos cayeron al suelo con un perfecto agujero en sus frentes.

—¡Ah, diablos! ¿T-Tu quien eres? ¿Qué quieres? ¿Quien te mando? —cuestionó el hombre panzón y anciano completamente aterrorizado.

—Veamos, no puedo decírtelo, matarte, no puedo decírtelo —contesto— ¿Otra pregunta? ¿No? Entonces déjame acabar con mi trabajo.

[...]

ahora actual.

—Aquí la verdadera pregunta es... ¿y tú eres...?.

—Tu peor pesadilla guapo —contestó inmediatamente, al mismo tiempo que alzaba su hermosa arma color rosa apuntando al hombre azabache de máscara frente a el—. Si sabes lo que te conviene...

—¿Qué? ¿Vas a matarme? —ladeó su cabeza oprimiendo una risa—. Por que ese juego lo podemos jugar ambos —en un movimiento fugaz su katana se movió hasta el cuello del chico de cabello rosado, y entonces dijo—. Dime tu nombre, chico bonito.

El otro le mostró una sonrisa de satisfacción, sin inmutarse ante la amenazante arma corta punzante que tenía en su cuello.

—Soy Kitty Gang.

—Un placer, yo soy Killer Bunny —hizo una pequeña reverencia con su cabeza cortésmente.

El pelirosado oprimió una risa.

—Qué estúpido nombre —espeto.

El azabache alzó las cejas y sonrió por debajo de su máscara.

—Bueno, yo no soy el que se llama Kitty. Estoy trabajando así que si no te importa vuelve más tarde.

—No puedo —objeto—. Ese que tienes ahí es mi presa, así que te pido por favor que te largues y me dejes terminar con mi trabajo —lo miró con arrogancia.

—¿Tu trabajo? Lo siento pero yo soy el encargado de matarlo, así que el que debería largase de una vez antes de que termine muerto igual que los demás, eres tú —sentencio con su voz firme.

—¿Me estas dando órdenes? Lo siento conejito, pero no dejaba que ni mi madre me diera órdenes —el de cabello rosado se movió veloz, le sujeto el brazo con fuerza y se lo torció consiguiendo que la filosa alarma que amenazo su cuello cayera el suelo—. ¿Quien demonios te crees? ¿Quieres morir?.

—¿Acabas de amenazarme? —preguntó, para luego propiciarle un codazo en el estómago con su mano que dejó libre luego de tirar la otra katana que sujetaba, y así logrando salir de su agarre—. Lamento arruinar tu bonito rostro.

Le lanzó un puñetazo, el cual no llegó a su destino pues el pelirosa lo esquivó con agilidad y le regresó el golpe con una patada en el pecho que lo lazo hacia el otro extremo. Ambos tenían destreza moviéndose y golpeando, si seguían así la pelea nunca terminaría, entonces decidieron terminarla rápidamente empuñando nuevamente sus armas.

El de cabello negro tomó nuevamente su katana, y el de cabello rosa sacó escondida en su tobillo una daga afilada, con el mago también rosado y pedrería de adorno. Ambos se acercaron bruscamente y se apuntaron al cuello, cualquier movimiento en falso y cualquiera de los dos terminaría con la garganta atravesada o cortada.

—¿No te sientes asfixiado con esa máscara? ¿Acaso puedes ver bien? —cuestionó el rosado sonriendo de una manera pícara.

—¿A qué vienen tus preguntas? No vez que estás apunto de morir, te metiste con la persona equivocada caramelo —bramo con una voz profunda.

El otro oprimió una risita.

—Uy que miedo, mírame temblar —la daga con pedrería se movió del cuello del azabache y después de un veloz movimiento terminó en el corazón del hombre atado a la silla—. Mi trabajo aquí ha terminado, te agradezco por habérmelo hecho más fácil, no tuve que ensuciarme —le guiño el ojo.

—¿Qué? —el de máscara de conejo se giró para ver a su presa y se sorprendió al verlo muerto con la daga que tenía hace un momento en su cuello, enterrada en el pecho—. ¡¿Pero como hiciste...?! —cuando lo encaró ya no lo encontró, este había desaparecido como por arte de magia.

Maldijo una y otra vez a ese chico de cabello de algodón de azúcar, gracias a él su trabajo y todo su plan había sido frustrado completamente, se quitó su máscara y bufó. Le sacó la daga brillante del pecho al tipo y miró lo que tenía escrito en ella con la pedrería.

"WITH LOVE KITTY GANG"

Bunny ¿qué diablos acaba de pasar? ¿Quien era ese tipo? —volvió a sonar el dispositivo en su oreja.

—No tengo ni la menor idea, pero realmente quiero saberlo.

Hola! Aquí yo con una nueva historia, tenía ganas de algo misterioso e intrépido, así que aquí estamos, esto es algo nuevo para mi, pero junto a mi bestie trataremos de crear algo que llene sus expectativas(:

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