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05. Llamada terapéutica

Brenda:

16:48 hs:
—Sí, es así. Borraron las fotos juntos. ¡Es el momento de Nes! —se escucha del otro lado del celular, entre risas.

—Eu, ¿No les parece que Bren está muy callada? —esta vez fue la voz de Kira la que se hace presente.

—Ahora que lo decís, sí —habla nuevamente la pelinegra con mechas underlights fucsias.

—Sí —se limita a afirmar, Vanesa— ¿Qué te pasa?

—Emmm... nada, dejé el celu arriba de la cama mientras ordeno la pieza, saben que siempre estoy acomodando las cosas —comento lo más normal que puedo.

Fallé en el intento.

Lo peor de todo es que ellas me conocen tan bien que no tardaron en darse cuenta de que algo me pasaba.

—¿No te interesa de que estamos hablando? ¿Cambiamos de tema? —pregunta, extrañada Mega.

—No, no es eso, Meg —apenas se puede descifrar lo que digo, mis palabras salen en un hilo de voz delgado—, de verdad que me interesa esto. FBI, seguí hablan...

—Ya sé lo que pasa. La señorita se hace la misteriosa para que preguntemos por la cena con Joaco, contanos —se escucha un canturreo.

Una vez que Vane dice más de cinco palabras me pone en la situación de la que estaba escapando.

—Dale, contá. ¿Qué comieron? —insiste.

—¿Qué dijo tu mamá?, ¿estaba nervioso?, claramente lo estaba, ¿qué digo? —pregunta Megara— ¿Cómo se llevó con tu hermanita? ¿Y con el bomboncito de Lu?, aunque ya se conocían, ¿no? Pero no es lo mismo que verse cuando te va a buscar o te lleva, que a comer juntos. ¿Se entiende?, ¿se quedó a dormir?

—Che, esperen. No subieron historias, ¿qué onda con eso? ¿Lo hicieron por las admiradoras, o subieron a mejores? No, a mejores no, ¿no cierto? —pregunta Kira, hasta el momento se había quedado en silencio. No hacía falta haberla visto para saber que había levantado una de sus cejas— ¡¿Nos sacaste de la lista verde, Brenda?! —grita— ¿O solamente a mí?, ¿chicas, ustedes saben si subi...?

—¡No! —la interrumpo, chillando— ¿Cómo te voy a sacar?, no subimos nada —digo, apenada. Suspiro, tomo aire y retomo—. No subimos nada porque nunca llegó. Comimos en familia, como siempre, los cuatro: Luca, Sele, mamá y yo. ¿Qué dijo mamá? La pobre se la pasó toda la noche diciendo «Lo esperamos un ratito más», la enana piensa que era un amigo que se hacía pasar por mi novio. No hace falta aclarar que Lu lo odia. Y sí, se quedó a dormir —dicho eso empezaron las preguntas y los gritos al unánime.

Le explico todo a mis amigas. Les saco las dudas que supongo que tienen y respondo a todas las que me preguntan.

De ser una charla alegre, en la que se estaba contando que el chico que le gusta a Vane supuestamente se separó de la novia, pasó a hacer una sesión de terapia para mí —el modo terapéutico que estaba necesitando para exteriorizar lo acumulado—; en la cual lloré, dejé sin saber que decir a las chicas, lo putearon, me descargué de la situación, reviví otra vez esas emociones que había apartado por unas horas. Las preguntas a las cuales no tengo respuesta y que poco a poco me van matando y dejando sin fuerza, volvieron.

Ellas tendrán sus mambos, pero siempre están para acomodarme la psiquis; sea en el ámbito amoroso, los estudios, en las crisis de "¿Quién soy y qué estoy haciendo con mi vida?", para ayudarme a ver más claro mi panorama respecto a con mis dudas, obligaciones y responsabilidades, escucharme y organizar mis estados emocionales, existenciales o de mi identidad personal o incluso para animarme en mis peores crisis.

Son como las estrellas; siempre están, aunque no las vea. Mis hadas madrinas, siempre están cuando las necesito, no digo que yo no sea la de ellas porque estaría mintiendo, pero en este momento solamente puedo pensar en ellas como sobresalientes luces en la profunda oscuridad que me rodea y no en nosotras unidas siendo la resplandeciente luz estelar.

Se podría decir que ellas están en su mejor momento hablando mentalmente. Yo también lo estaba, en ese sentido los planetas estaban alineados, pero justo el mío se tuvo que desalinear; lo patearon y se fue de su rumbo, ahora toca arrastrarlo para que esté donde tiene que estar. Yo también merezco tener la psiquis tranquila, aunque es mejor eso antes que los planetas de ellas lo hubieran hecho, quiero decir, ¿la estoy pasando mal? Claramente, pero prefiero estar sufriendo yo antes que alguna de ellas lo haga, aunque no me lo merezca. Le di todo, todo lo que se le puede dar a alguien, todo lo que se puede dar en una relación, incluso más, claramente mis amigas tienen sus problemas, pero si la mente está bien lo malo no es tan malo; después de todo.

Pero por suerte las tengo a ellas y a mi familia, sin ellos, no sé qué sería de mí, capaz que estaría en un pozo del cual no hay salida, o haciendo cualquier cosa de la que luego me arrepienta o ni llegue a eso, a arrepentirme.

Luego de que las chicas sintieran lástima por mí y me consolaran, retomamos el tema principal de la llamada grupal; descubrir si el chico que le interesa a Vanesa y su novia siguen juntos o no.

Recuerdo muy bien que fue en primer año que empezamos a informarnos de la vida privada de los chicos que nos gustaban, cada una averiguaba por su cuenta y luego compartíamos lo que cada una había descubierto, con el tiempo nos profesionalizamos y cambiaron nuestros sistemas de búsqueda e implementamos un límite de tiempo para investigar.
Se había vuelto una rutina frecuente averiguar para mí porque mis tres amigas babeaban únicamente por Luca —aunque eso no era suficiente para que dejaran de mirar a otros chicos—. Hubiera sido una perdida de tiempo stalkearlo cuando yo misma les podía dar los datos que requerían.

Megara se fija por milésima vez en el perfil de él como en el de ella —aparénteme, son el ex más reciente del otro—, Kira intenta encontrar hechos verídicos porque, según ella, no es prueba de nada que hayan eliminado las únicas tres fotos que tenían juntos, en parte tiene razón. Por nuestra parte, Vanesa y yo solo escuchamos a FBI y a Miss Razonamiento.

A eso de una hora y media de llamada no tienen mejor idea que autoinvitarse a mi casa para luego salir a tomar algo a un bar, o quién sabe dónde.

—Vamos a aparecer, te guste o no —plantea Megara—. Además, mira el sábado hermoso que tenemos. A la noche va a estar más lindo todavía.

—Mi respuesta es no. Dejen el tema acá.

—¿Hace cuanto no salimos las cuatro juntas? —pregunta Kira.

—¿Ves lo que digo? Hasta Kira quiere salir, y todas ya sabemos como es —vuelve a hablar Meg.

—¡Hey! —se queja la propietaria del cabello champán— Que vos vivas de joda en joda no significa que al resto no le guste salir.

Alguna de las otras dos tendríamos que intervenir antes de que se empiecen a decir comentarios ofensivos, de los cuales se arrepentirán una vez dichos. Y esa debía ser yo, Vanesa estaba muy entretenida en esa pelea para calmar las aguas.

—¡Basta las dos! Si pelean, no salimos nada. —Inmediatamente me arrepiento de haber dicho semejantes palabras.

—¿Entonces salimos? —sospecha Vane. Podría jurar que sus palabras esparcen entusiasmo y sorpresa de tal forma que se puede percibir del otro lado de la línea.

—Sí, dije eso, ¿o no?

—¡Perfecto! Chicas, prepárense porque hoy volv...

—¡Para, Meg! —Hago una pausa para pensar bien mis siguientes palabras. Me siento el peor ser humano por lo que voy a comunicarles— Y... Yo les dije que vamos a salir, pero lo que no dije fue cuando. Hoy no va a ser el día. No sé cuándo, pero sí tengo la certeza de que un día de estos salimos. ¿Qué opinan?

Ninguna emite sonido alguno.

Me fijo si siguen en la llamada. Las tres están ahí, sin hablar y enojadas, no las juzgo.

—Chicas... —las nombro con torpeza— Sé que la última vez que salimos fue la noche de año nuevo, pero siendoles sincera, lo único que quiero hacer hoy es dormir.

De nuevo ese maldito silencio que me genera desesperación.

Por un momento siento que ninguna iba a dirigirme la palabra. Supongo que mi pretexto cayó encima de ellas como agua con hielo a mediados de invierno.

La que rompe el silencio es Kira.

—Hace tres semanas fue eso.

Tiene razón, pero no le puedo decir nada a excepción de un «lo sé»

Prefiero quedarme callada a la espera de que alguna de las demás hable. Y así fue:

—Brenda, te guste o no, hoy salimos —Megara ha hecho énfasis en la anteúltima palabra—. En media hora estamos ahí.

—Pregunta rápida, ¿nos preparamos allá o...?

 —Allá, Vane. Kira, ¿llevas maquillaje?

—Sí, si quieren las maquillo.

—¡Genial! —La felicidad de Megara se puede notar a años luz—. Bren, ni se te ocurra ignorarnos cuando toquemos el portero porque si no nos abrís vos, lo hace tu hermano. Nos vemos.

—Nos vemos —dicen al unánime Vanesa y Kira.

No me dan tiempo de rehusarme porque finalizan la llamada.

 —Nos vemos —susurro mirando la pantalla del celular.

¿Qué acaba de pasar?

Saben muy bien que no quería salir de mi casa. ¿Tanto le cuesta a mi vínculo cercano dejarme procesar lo que está pasando en mi vida? ¿Entender mis emociones?

Brenda, tranquila. Lo hacen para ayudarte.

Cuando ellos no quieren salir no les insisto. Nunca molesto con una misma pregunta sabiendo la respuesta, si quieren llorar estoy ahí para sobarles la espalda, ¿quieren mirar películas tristes? Ahí estoy, acompañándolos a un lado del sillón, cuando quieren su respectiva maldita distancia se las doy. ¿Tan difícil es que hagan lo mismo conmigo?

—¡Las odio! —digo en voz alta. Lo que provoca la mirada criticona de Luca sobre el marco de la puerta entreabierta de la habitación.

Su mirada se encuentra con la mía y antes de que pregunte si puede pasar le cierro la puerta en la cara. Quiero ahorrarme explicaciones.

—Me decías que querías estar sola y lo iba a entender —replica detrás de la puerta— ¡Cerrar la puerta en mi cara estaba de más!

—Lo siento —me lamento—. Quiero estar sola.

—No me había dado cuenta, gracias por el dato —se escucha irónico mientras se aleja.

Abro un poco la puerta, me asomo y veo a mi hermano caminando por el largo pasillo que lleva al living, antes que llegue al final del mismo decido hablarle.

—¡Luca! —lo llamo y una vez que se voltea a verme prosigo—, están por venir las chicas. Avísame cuando lleguen, por favor.

Las chicas —repite con cierto tono curioso.

—Sí, las chicas, las mismas que vienen desde los seis. ¿Qué pasa con ellas?

—No pasa nada con ellas, solo fue... curiosidad, también podían ser las de vóley —dice para darse media vuelta y seguir su camino principal.

—¿Eso fue una sonrisa? ¡Luca! Te prohíbo que te acerques a ellas —impongo—. ¿Me escuchaste?

No respondió.

El único sonido que puedo percibir es el de la televisión prendida.

_______________ღ_______________

Hola, ¿cómo les va? Yo estoy bien, con ganas de publicar varios capítulos que tengo en borradores, pero por el momento prefiero ir de a poco.

De ante mano les pido perdón por si creen que incluí muchos personajes en este capítulo, pero me parecía supernecesario presentarles a todas las amigas de Brenda al mismo tiempo. Como verán, son completamente diferentes entre una y otra, con una personalidad muy particular.

Tomen agua, cuiden de ustedes y de sus amigos de cuatro patitas (y si no tienen siempre hay un perrito o gatito en la calle que pueden cuidar, al menos por un ratito).

Gracias por leer, votar y comentar <3

Un beso con cariño
-Ruʃ!tos.

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