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Capítulo 5: Realidad


Una luz tenue se iluminaba, indicando que todavía quedaba alguien trabajando en su oficina. Matsuno había estado más de una hora organizando el historial de informes dentro del almacén, cuando lo vio de inmediato pensó que era un total desastre. Y si nadie hacía nada seguro Inui - el gerente de logística- culparían a Baji por ser el jefe más influyente del piso. Pero ahora que se dirigía de vuelta a su cubículo para recoger sus cosas diviso aquella luz. Cuando entró, notó dos pequeñas lámparas iluminando el escritorio de su jefe.

- Baji-san, ¿Todavía no te vas a casa?- dijo apenas entrando y notando su presencia.

- He tenido que revisar personalmente todos estos acuerdos sobre la unión con la competencia, no te preocupes, ya no me queda demasiado- aclaró Baji, sin levantar su rostro de los papeles en ningún momento. Se miraba un poco cansado y esto no paso desapercibido por Chifuyu, su jefe se tomaba muy enserio su trabajo, tanto así que prefería hacerlo el mismo que encargarlo a personas secundarias.

- Déjame ayudarte en algo, por favor- dijo Matsuno. Este se colocó en frente del escritorio de su jefe haciendo una reverencia, tenía que insistirle, de lo contrario lo mandaría a casa como a los demás. - te ayudaré, incluso si solo debo servirte más café.

Keisuke levantó la mirada hacia su subordinado. Se llevó la mano a la cara y frotó sus ojos cansados, suponiendo que estos eran los culpables de provocar pena ajena en Chifuyu. Se supone que el era su superior, la cabeza del equipo, no le gustaba la idea de quedar como alguien débil en frente de los demás. Pero conocía muy bien a Matsuno y sabia que este era muy insistente así que no le quedaba otra opción.

- Sabes, si pones esa cara no podré decirte que no - exclamó Baji en una pequeña sonrisa.

Chifuyu se sonrojó ante aquel comentario. Demonios, ¿Estaba haciendo una cara rara?, pensó.

- Toma estos papeles y resume para mí esta parte - indicó con su dedo las partes importantes- al menos así me será mucho más fácil para mí terminar de leerlos, ¿puedo confiar en ti?

- ¡Por supuesto! No te fallaré- respondió el menor con ilusión, tomando los papeles con fuerza.

Y así fue como estuvieron varios minutos sentados en silencio, terminando aquella tarea. Keisuke en su escritorio principal y Chifuyu en una silla aparte que adjuntó a uno de los extremos de este para estar más cerca. Tardaron alrededor de 40 minutos pero fue mucho menos tiempo del esperado, considerando que Baji planeaba quedarse 2 horas más antes de que el menor se apareciera en su ayuda.

Al terminar, ambos se estiraron y bostezaron debido al cansancio, recogieron sus cosas y cerraron la oficina, para luego bajar y salir por la entrada de la administración. No quedaba casi nadie salvo, como siempre, la secretaria y algún miembro de seguridad resguardando los alrededores

Ya estando afuera Baji encendió un cigarrillo para fumar, a lo que Chifuyu lo imitó. Pero cuando el menor estaba dispuesto a irse a su casa su jefe lo detuvo.

- Espera -habló Keisuke, soltando el humo que tenía contenido. Chifuyu obedeció, respondiendo con una cara de confusión- hombre, gracias por quedarte y ayudarme. Si no fuera por tu eficiencia seguro seguiría hasta mañana - halago, dándole un golpe amistoso en la espada, casi a punto de botar al menor hacia adelante por la fuerza del impacto.

- No te preocupes, soy tu subordinado. Haría cualquier cosa por ti, Baji-san -dijo Chifuyu algo bochornoso poniéndose erguido en el acto. Pero solo estaba diciendo lo que realmente pensaba, su jefe era alguien maravilloso y haber recibido un halago de su parte era todo un honor.

- Conozco un restaurante muy bueno por aquí cerca, déjame recompensarte. Yo invito
- afirmó el de cabellera larga, sin esperar alguna confirmación y caminando en dirección al lugar.

- ¿¡Enserio!?- Chifuyu no contuvo su felicidad y por poco tose al inhalar el humo del tabaco de su propio cigarro - No quisiera ser una molestia.

- Nada de molestia. Además, tengo tanta hambre que podría incendiar un auto ahora mismo. - dijo en una extraña metáfora- Así que andando.

- ¡d-de acuerdo!- Chifuyu sostuvo con fuerza su portafolio y corrió para ponerse al lado de Baji, quien ya se iba adelantando un poco.

Ambos caminaron por un rato sin decir absolutamente nada, simplemente apreciando la belleza de la noche y fumando lo último del tabaco de sus cigarrillos. De vez en cuando, Chifuyu miraba de reojo el gran porte de su jefe, era demasiado genial para su vista. Aunque solo se llevaban un año de diferencia, el menor admiraba de sobremanera a Baji y tenía como único objetivo seguirle como su subordinado hasta el final, porque ser un hombre noble y respetado no era cualidad de cualquiera hombre.

- Por cierto Baji-san, sobre el contenido de aquellos papeles - Chifuyu habló con la intensión de hacer conversación, pero también con una pizca de curiosidad, aquella información que leyó lo dejo algo intrigado.

- Ah, eso- Hizo una pausa para soltar el humo que tenía contenido- Lo que te dije que revisaras eran los acuerdos propuestos por la empresa con la cual se supone estamos por fusionarnos- explicó.

- Si, pero me dio la impresión que eran cosas muy específicas -dijo Chifuyu mirando hacia el frente pensativo.

- Lo peor es que mucho de los escrito se nota muy de lejos que solo funcionan como fachada - soltó Baji frunciendo el seño. Kokonoi le había encomendando ese trabajo de último momento con el objetivo de servir para reportarlo a la auditoría.

El de cabello corto lo miró con rostro de confusión, esperando alguna explicación adicional.

- Chifuyu, seguro ya escuchaste los rumores, creo que llevan rondando un tiempo por la oficina -explicó Baji y Matsuno solo asintió en silencio - ¿Notaste la presencia de un chico rubio rondando por los pasillos en los últimos días?

Chifuyu trató de hacer memoria de los últimos días, no había salido demasiado de su cubículo, pero un día en particular estuvo bastante rato en la fotocopiadora. Tenía que escanear alrededor de 100 hojas así que estuvo parado ahí un largo rato, mientras tomaba un café.

El no era del tipo de persona que se fijaba mucho en las personas de su alrededor, pero cuando vio pasar a aquel chico rubio incluso él no pudo evitar levantar la mirada. Era particularmente llamativo por llevar el cabello más largo de lo normal y vestir de una forma muy distintiva. ¿Un modelo? Era lo único que se le vino a la cabeza en esos instantes. Se veía un poco molesto, pero en el momento en que revisó y ojeó el teléfono su expresión cambio radicalmente. Después de eso no supo más, así que solo quedó como una curiosa anécdota.

- Si, creo que lo ubico -dijo Chifuyu. Aunque todavía no entendía que tenía que ver ese chico con su conversación.

- Es el nieto de Mansaku Sano, de hecho, su nuevo sucesor, Manjirou Sano.

- ¿¡Qué!? - exclamó Chifuyu en sorpresa, tosiendo un poco en el acto debido al cigarrillo -para empezar no sabía que el director todavía tenía descendencia, bueno, lo decía por lo ocurrido hace algunos años. Además, es bastante joven, ¿Acaso va a reemplazar al director de inmediato? -preguntó algo inseguro.

- No te sorprendas todavía - exclamó Baji en una corta risa, aprovechando para levantar su maletín por detrás de su espalda para estar más cómodo- Kokonoi me pasó esta información a cambió de terminar con el papeleo. No está en planes que sea su reemplazo por ahora, así que quita esa cara preocupada.

Chifuyu suspiró aliviado, un cambio tan repentino de director les afectaría de muchas maneras, así que prefería seguir como estaban.

- Entonces, ¿Para que está aquí el niño bonito?- preguntó sarcástico.

- La fusión de la empresa de los Sano y la de nuestra competencia directa, Brahman - hizo una leve pausa. Sentía un poco de pena por Mikey, después de todo era su amigo, y su destino parecía inquietante - Manjirou Sano y la hija menor del director de Brahman se van a casar para unir a ambas empresas.





- ¿Mikey hacia donde vamos? -preguntó Takemicchi, algo ansioso. De forma compulsiva acepto acompañar a Manjirou pero ahora no sabía hacia donde se dirigían.

- Lo sabrás cuando lleguemos -dijo el rubio, tratando de sonar misterioso.

- Pero...-miró los alrededores nervioso, no había absolutamente nadie y no conocía para nada el nombre de esas calles- al menos dame una pista.

- ¡Que no!, se más paciente - exclamó Mikey, metiendo fuertemente sus manos a los bolsillos y adelantándose un poco para caminar por delante.

Takemicchi no tuvo más opción que callar. Así que trató de pensar en algo diferente para calmar su curiosidad. ¿Acaso se estaban dirigiendo a ver a la persona de la llamada? Era un poco inquietante porque no quería ser la tercera rueda en lo que sea que fuera a suceder. También podría tratarse de alguna reunión de negocios, tal vez Mikey no era un vago después de todo y si se ocupaba de alguna que otra cosa importante en la empresa, ¿Pero que tenía que ver él en todo esto? La mente del pelinegro eran más preguntas que respuestas.

Después de dar unas vueltas en algunos cruces llegaron a una zona un poco transitada dónde se resaltaba el brillo de las luces de algunos pequeños locales. Era una zona un tanto rústica y alejada, pero sin quitarle lo elegante, se notaba hasta en las personas que rondaban por las calles.

- Mmm- Mikey se detuvo en frente de uno de los locales y revisó su teléfono para asegurarse que estaban en el lugar correcto- No venía por aquí desde hace mucho tiempo, vamos.

El más bajo le indicó que subiera por aquel pasadizo que dirigía a un local de comida tradicional en un segundo piso, a lo que Takemicchi, un poco nervioso, obedeció sin rechistar.

Al llegar hasta arriba observó varias mesas vacías y algunos comensales disfrutando de su comida, muy apartados los unos de los otros. Mikey lo siguió por detrás y al llegar al mismo lugar en donde el estaba una de las clientas del establecimiento se levantó al percatarse de la presencia del rubio, así que alzó una de sus manos para llamar su atención.

- ¡Mikey, ven aquí estamos! - exclamó una muchacha de cabellera rubia desde una de las mesas, a lo que Manjirou sonrió y tomó al ojiazul de su camisa para arrastrarlo hacia dicho lugar.

De por sí las cosas ya eran algo incómodas en ese momento, pero se pusieron todavía peor cuando Takemicchi vio que en la mesa no solo esperaba aquella señorita rubia misteriosa, sino también la persona a la que hace algunas horas le había tirado el café encima, Ryuguji Ken.

Ambos se miraron de la misma forma, con una cara que decía: ¿Y que haces tu aquí?

Takemicchi quería irse a casa y hacerse bolita.

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- ¿Dónde estabas Mikey? Te llevamos esperando desde hace rato - exclamó la hermosa mujer con las mejillas infladas frunciendo el seño.

- Ya tenía planes... - dijo Mikey mirando de reojo a Takemicchi - ¿Entonces que te dijo el doctor?

- Antes de eso... ¿Qué tal si nos presentas?- dijo ella refiriéndose al pelinegro y reposando el mentón sobre sus manos de forma infantil.

- Ya nos conocemos - dijo el rubio trenzado con voz desinteresada.

- ¿Así?- exclamó en sorpresa.

- Takemicchi -esta vez Mikey tomó la palabra - Ella es Emma, es mi media hermana. Y creo que ya conoces a Ken-chin, es mi mejor amigo y miembro de la empresa, ambos están casados- explicó de forma animada.

- Es un gusto -hablo el ojiazul, con algo de timidez en sus palabras y haciendo una leve reverencia.

- Mucho gusto Takemicchi- habló Emma en un tono dulce. A la vista de todos se podía decir que era muy hermosa, tanto que parecía que estaba rodeada de un aura de flores. Incluso Takemicchi se dio cuenta de eso - ¿Y él es tu...?

Emma mostró un rostro de duda al querer saber la relación que tenía con su hermano, Mikey notó eso así que decidió hablar primero.

- Micchi es mi perr-

- ¡SOMOS AMIGOS! - el pelinegro tuvo que tapar la boca de Manjirou para callarlo antes de que dijera una tontería - Solo amigos, si.

Mikey lo miró con una cara de indignación pero la borró de inmediato al ver que su amante le rogaba con los ojos para que no dijera nada más. Obviamente, eso no pasó desapercibido por Draken, quien observaba la escena con curiosidad.

- Asi que son buenos amigos, que alegría Mikey - exclamó Emma muy alegre. Volteó la mirada a Takemicchi y aprovechó para estirar ambas manos hacia el frente para entrelazarlas con el pelinegro, sorprendiendo en el acto- Gracias por cuidar de mi hermanito.

¿Cómo le decía que antes que llamarán estaba a punto de llevarse a su hermano a su apartamento para hacer cosas impuras? Era todo un desvergonzado, no merecía una mirada tan dulce como esa, pensó para si mismo.

- N-no hay de que... - dijo Takemicchi, sonrojándose al instante. Una mujer hermosa lo estaba viendo a los ojos, todavía le provocaba mucha vergüenza.

- Ya déjalo Emma, mira, lo estás asustando - susurro Draken para su esposa. Al escucharlo soltó sus manos exclamando un "¡Oh!" como respuesta. A veces se le olvidaba que no debía pasarse de cariñosa- Mejor enséñale a Mikey lo que te dio hoy el doctor.- dijo, para cambiar de tema.

- ¡Verdad! A lo que veníamos -la rubia rebuscó ansiosa dentro de su bolso, unos segundos después sacó con mucho entusiasmo un sobre grande sellado y lo puso sobre la mesa - Los resultados salieron antes de lo esperado, disculpa si te llamamos de improviso, pero me hiciste prometer que te avisaría para verlo juntos, ¿Verdad si que si, Draken?

El trenzado le asintió a su esposa y pasó su brazo alrededor de sus pequeños hombros. A pesar de que Ryuguji Ken era alguien de temer y respetar dentro de la oficina, fuera de ella parecía una persona completamente diferente. Por ejemplo, un amoroso esposo.

Pero Takemicchi todavía se encontraba un poco confundido al respecto, miró a Manjirou esperando que le diera alguna explicación.

- Ah, Micchi. Emma está embarazada y hoy sabremos el género del bebé - explicó Mikey. Sus ojos nuevamente mostraban un brillo particular, Takemicchi lo notó y pudo identificar al instante que el también estaba emocionado con la noticia.

Al instante el pelinegro volteó su mirada hacia la pareja, no quería ser descortés - ¡M-muchas felicidades! pero, ¿Está bien que esté aquí?- dijo rascando su mejilla algo nervioso. Esta parecía ser una reunión familiar, no pintaba aquí en absoluto.

- No te preocupes Takemicchi, si mi hermano te trajo es porque debes ser alguien muy importante para él - dijo Emma muy comprensiva, Manjirou por su lado rodó los ojos para evitar contacto visual respecto a ese comentario.

- ¿Qué estamos esperando? Ábrelo ya Emma - ordenó Draken. La rubia asintió con un sonido y procedió a sacar el contenido del sobre para leerlo. Los tres hombres presentes se quedaron en silencio aguardando el resultado, pero Mikey trono los dedos contra la mesa, estaba muy ansioso.

- Es una niña, ¡Tendremos una niña Draken!- exclamó Emma en un pequeño brinquito y aferrándose en un abrazo a su esposo. El trenzado no mostró muchas emociones en su rostro pero si una cálida sonrisa.

- Me alegro mucho por ustedes -mencionó Mikey. El también tenía una amigable expresión, ya que en el fondo solo podía imaginarse a él cuidando a la hija de ambos. Era como uno de sus sueños.

Está vez Takemicchi pudo reafirmar lo visto momentos antes. El rostro de Mikey era tan fraternal y adorable, sus ojos parecían estrellados y sus mejillas levemente sonrojadas. Le encantaba el hecho de haber podido conocer una nueva faceta de él.

- Ahora que se que estamos esperando una niña debo procurar alimentarme como se debe, ¡Así que yo invito la cena de hoy! -exclamó Emma levantando un puño al aire, dejando desconcertado al más alto, pero teniendo que aceptarlo sin rechistar.

La cena transcurrió con normalidad, excepto por el momento en que Takemicchi casi se le va el ojo de la cara al ver los desorbitantes precios de la carta. Los dos Sano tuvieron que recordarle que no se preocupara por la cuenta y que pidiera lo que quisiera sin temor, a veces se le olvidaba que estaba conviniendo con personas muy adineradas. Porque, a pesar de cargar en sus espada el apellido Sano, Mikey siempre fue humilde y de gustos simples, alguien que podía disfrutar el comer fideos instantáneos en su departamento diminuto.

Hanagaki pidió un simple tazón de ramen y aunque la rubia le insistió que debía pedir algo más elaborado no cambio de idea, así que Mikey lo imitó y pidió lo mismo. Por su parte, Draken pidió un Sashimi y Emma -como buena embarazada- un gran Katsudon, que incluso llegó a repetir.

- ¡Por Dios, Mikey! - Gritó Emma.

Los dos hombres giraron su vista y no se sorprendieron al ver que Manjirou apenas había terminado de comer ya se encontraba dormido en su asiento.

- No se me hace extraño, siempre que le sirvo ramen se queda dormido - dijo Takemicchi, recordando las veces en que estando en su apartamento el rubio se había quedado dormido sobre el Kotatsu.

Esto no pasó desapercibido para Draken y Emma. El pelinegro se dio cuenta que había hablado de más. Ya metí la pata.

- ¡Gracias por la comida! S-si me disculpan iré al baño un momento -dijo el ojiazul antes de salir huyendo de la mesa.

Dentro del baño soltó todo el aire que tenía contenido y se frotó el rostro avergonzado. Estar con Mikey era una cosa, pero que se enteren los demás... sobre eso todavía tenía una encrucijada con sigo mismo. Procedió a lavarse la cara y las manos para así volver a la mesa. Si Manjirou seguía dormido aprovecharía para irse para no generar algún otro tipo de confusión.

- No engañas a nadie así, ¿Si lo sabes?

- ¿Quién...?

El pelinegro volteó y para su sorpresa era Draken quien entró al baño, este simplemente llegó hasta su lado y se dedicó a arreglarse mientras miraba al espejo. Takemicchi palideció, pero trato de decir algo para aligerar el ambiente.

- Perdón por tirarle el café en la oficina, gracias por no decir nada.

- Está bien, ya me moleste en su momento, olvídalo-exclamó el tatuado, suspirando al aire y arreglándose el cabello - además eres cercano a Mikey, ¿No?

Takemicchi solo asintió, así que el rubio continuo hablando.

- Se que eres tú quien siempre está con Mikey cuando este se escapa. No te preocupes, no sé lo diré a nadie.

- ¿¡Que!? Cómo sabe eso...-exclamó el ojiazul en un nido de nervios, confirmando así las suposiciones del mayor.

- Es alguien importante para la empresa, obviamente nadie dejaría que ande por las calles sin ser vigilado -respondió de forma serena.

- Ya veo...-¿Han estado viendo cómo Mikey entra y sale de mi apartamento? Pensó. De por sí ya se moría de vergüenza, saber esto era aún peor.

- Se que Mikey ya es un adulto, el es consciente de lo que lo que hace - Draken se volteó para mirarlo y Takemicchi cerró el grifo para imitar su acción. Pero no sé imagino nunca con ver a uno de los gerentes de la empresa bajando la cabeza ante él- Gracias por cuidar de Mikey.

Si unas horas antes le hubieran dicho que Ryuguji Ken, gerente de su empresa, estaría agradeciéndole después de haberle tirado el café encima y supiera que tenía ese tipo de relación con su mejor amigo, no lo hubiera creído en absoluto. Sonaba tan irreal.

- ¡Ah! N-no haga eso, levante la cabeza -dijo Takemicchi moviendo como loco ambas manos en frente de su rostro.

Draken volvió en si y está vez procedió a sacar su billetera de su elegante terno negro.

- Seguro ese idiota te provocó muchos gastos, acepta este dinero por favor - dijo Draken, procediendo a sacar una buena cantidad de billetes, pero Takemicchi fue capaz de reaccionar en el acto y lo detuvo.

- ¡No, no no!- respondió encogiéndose de hombros, a lo que Draken lo miró confundido
- Yo no necesito su dinero -trató de explicar bajando un poco la cabeza-Mikey ya me da mucho más de lo que merezco, enserio. Además, su simple compañía... ya es más que suficiente, es un muy buen... amigo.

El más alto observó con detalle a Takemicchi. Sus palabras era honestas - excepto por la última oración - y no parecía ser alguien de malas intenciones. Quizá aquello le hizo comprender al fin la razón por la que Mikey había vuelto a sonreír, después de haber recibido las cargas que le estaban imponiendo de poco a poco su familia.

El tampoco era muy diferente, decía ser su amigo pero a diferencia del pelinegro no hacía nada para tratar de aligerar el dolor de Mikey. Tarde o temprano, la felicidad de Manjirou se acabaría, así que solo podía esperar que disfrutara de el poco tiempo que le quedaba.



- ¿Está bien que nos vayamos juntos?

- Si. ¿Acaso no quieres?- preguntó Mikey.

- Si pero, son tu familia. Pensé que irías a casa con ellos- replicó. El pelinegro no quería que Mikey se sienta obligado de llevarlo hasta su casa.

- Ellos tienen su propia casa, no hay problema - explicó, soltando un leve bostezo, recién se había vuelto a levantar - yo vivo en un lugar diferente.

- Perdón, no lo sabía.

Después de rechazar el dinero de Draken, Takemicchi regresó a la mesa. Al menos esta vez se sentía más en confianza con el mayor porque resultó ser una buena persona, no le preguntó nada incómodo, lo que agradeció desde su interior. Finalmente, la feliz pareja se encargó de los gastos de la cena y se fueron en un elegante auto negro que apareció estacionado fuera del restaurante. Por otro lado, Mikey y Takemicchi se fueron caminando por la misma ruta en la que vinieron.

- Fuaa, si hubiera traído mi motocicleta podríamos llegar a tu casa más rápido -exclamó Mikey al aire.

- ¿Tienes una motocicleta? ¡Eso es genial Mikey! - dijo Takemicchi emocionado, después de todo, siempre le habían parecido geniales, pero nunca tuvo el dinero suficiente ni el espacio para tener una.- ¿Qué tipo de modelo es?

- Una Honda CB250T.

- Eres un fanático de los modelos clásicos, sin duda es el tipo que usaría Mikey - dijo Takemicchi en una cálida sonrisa.

Manjirou parpadeó pensativo y sonrió cuando se le ocurrió una idea.

- ¿Estás libre el próximo fin de semana? Si quieres, podemos ir a la playa. Te llevaré en mi moto.

- ¿¡Enserio!?- exclamó el menor emocionado. Mikey asintió orgulloso, cerrando los ojos y con las manos en ambos bolsillos. Eso sonaba como una cita.

Por breves segundos ninguno dijo nada. El pelinegro entonces recordó eso que leyó más temprano en su ordenador, era un buen momento para ponerlo a prueba. Miró a todos lados, asegurándose de que no haya nadie cerca y procedió.

- Mikey...-dijo, acercándose para estar justo a su lado derecho- ¿Puedo tomar tu mano?

Ante la pregunta un tanto inoportuna Manjirou se quedó atónito, pero no lo demostró, en cambio su rostro se vio sereno y con un delicado sonrojo, tan leve que casi no podía ser percibido por el pelinegro. A Takemicchi le pareció adorable.

- Oh, así que tomando la iniciativa. Así se hace Micchi- dijo Mikey. Ante su comentario, el ojiazul solo pudo reír rascando su nuca en señal de vergüenza. Mikey aprovechó ese momento para sacar una de sus manos del bolsillo y extenderla hacia su acompañante - Vamos.

- ¡Si! - Takemicchi de igual forma acercó su mano. Con una pisca de timidez, ambos rozaron sus dedos y luego los entrelazaron lentamente para unirlos.

La mano de Mikey era cálida y muy suave, a pesar de que la mano de los dos eran de similar tamaño el de ojos negros tenía los dedos más estilizados, como los de un modelo. A Hanagaki le gustó la sensación, fue tan satisfactorio como lo había imaginado.

- ¿Todavía te sigues considerando totalmente heterosexual? -cuestionó Manjirou, moviendo las manos unidas de atrás hacia adelante, como un niño.

Takemicchi frunció el seño. No le gustaba tocar ese tema, lo hacía sentir inseguro.

- No es eso, tu estás bien Mikey- respondió, tratando de mirar en otra dirección para ocultar lo rojas que ya estaban sus mejillas - el problema es cuando pienso en otros hombre, me da asco.

Manjirou analizó sus palabras llevando su mano libre al mentón y cerrando los ojos por unos segundos, pero de un momento a otro los abrió con sorpresivamente- Eso te convierte entonces en Mikey-sexual.

El pelinegro no pudo evitar reírse al escuchar aquella conclusión. No sabía si Mikey hablaba enserio o en broma, su expresión daba a entender que realmente lo había pensado.

- Prefiero eso a que me digas homosexual- respondió Hanagaki, limpiándose una lagrimita que se le escapó por la risa.

- Entonces... ¿Qué pasará contigo cuando ya no esté? -dijo Manjirou.

Toda risa se esfumó y ambos chicos se quedaron en silencio. Únicamente se escuchaba el sonido de sus pasos al caminar. Takemicchi rodó sus ojos para ver a Mikey, pero el rubio solo mirada hacia al frente, tarareando por lo bajo, como si no hubiera dicho nada.

Esas simples palabras lograron perturbarlo. ¿Por qué había dicho eso? Hasta ahora se había sentido muy cómodo con Mikey a su lado, no sabía que iba a llegar un momento en que aquella extraña relación se acabaría. Pero si el rubio lo estaba mencionando era por algo. Significa que en algún momento su vida volvería ser como antes, una en dónde volvería a estar solo por completo.

Mikey notó que el agarre en sus manos se había aflojado un poco, pero en ningún momento giró la mirada para ver al ojiazul, simplemente no tenía las agallas. En situaciones como esas, solo podía levantar la mirada y sonreír, como siempre hacia.

- Cuando eso ocurra, ¿Qué serás entonces, Micchi?




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Actualización de los capítulos de forma interdiaria.

Las ilustraciones pertenecen a みや [https://twitter.com/sadaharu010]

Un poco de mucho texto antes del capitulo más rikolino que tengo planeado. Soy nueva en el (+18) espero poder expresar cada cosa correctamente. Oficialmente ya escribí más de la mitad de la historia, espero que les este gustando. He visto comentarios positivos, más de los que esperaba.^^

Por cierto, en esta historia se respetan las alturas canon de los personajes ¿A qué no es más adorable un Mikey dominante más bajito? Uwu











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