Capítulo XXI
Escuchamos pasos bajar por las escaleras, y Blake me mira con expresión severa.
-Finge que no me conoces- asiento rápidamente, las manos temblándome, y me ofrece el plato.
El hombre se postra en la sala y me mira de arriba a abajo, e instantáneamente me siento sucia. Al comprobar que todo está en orden, se dirije hacia mí.
-Come- me ordena. Le hago caso rápidamente y empiezo a comer lentamente, aún de pie.
Entonces veo a una chica de aproximadamente diecisiete años bajar las escaleras, con expresión aterrorizada y su ropa sucia. Tenía los ojos verdes, aunque se les veía vacíos, como si hubiese pasado por mucho, y el pelo rubio y graso.
Su mirada se desvía hacia mí y me mira con lástima. Un escalofrío me recorre la espalda. ¿Qué le habrán hecho para que esté así?
-Juno- espeta el hombre, y la chica le mira con miedo. -Limpia la cocina y enséñale a Lilliet dónde duerme.
-S-sí señor- tartamudea la chica (que, al parecer, se llama Juno) y se apresura a la cocina para lavar lo que Blake ha usado para hacerme la comida.
Dejé el plato a la mitad en la encimera, porque se me había cerrado el estómago, y tanto Blake como el hombre me miran mal. Me encojo en mi sitio mientras observo a Juno limpiar.
Tras unos minutos, ella termina y se gira hacia mí. Se acerca lentamente y me hace un gesto para que la siga. La obedezco, caminando lentamente detrás de ella, y según pongo un pie en el escalón, Blake y el hombre comienzan a murmurar cosas que no puedo entender.
Llegamos al segundo piso de la casa, y veo los que antes eran mi cuarto, el de Kazumi y el de mis padres. La nostalgia me invade por un momento, pero me recuerdo a mí misma que tengo cosas más importantes.
Juno abre la puerta del fondo del pasillo y entramos. Hay dos camas con sábanas blancas y un armario. No había ni siquiera una mesita de noche.
-El baño está en...
-La segunda puerta a la derecha- murmuro a la vez que ella. Se me queda mirando confundida, y le aclaro. -He vivido aquí antes-.
Juno abre los ojos como platos y me mira de arriba a abajo.
-¡Eres tú!- dice al fin. Frunzo el ceño, extrañada. -¡Tú eras esa chica que vivía aquí con su hermana mayor! ¡La que nos vendió la casa!-.
Entonces recuerdo a una risueña niña rubia de la mano de sus padres, fisgoneando por cada rincón y suplicándoles que comprasen la casa.
Dios mío, es ella. Pero ¿y sus padres? Y recuerdo que tenía un hermano... ¿Qué ha sido de su familia?
Por el momento, me conformo con sostenerle las manos y dedicarle una sonrisa que no siento en absoluto.
-Cuánto has crecido- murmuro. Ella aparta la mirada.
-Sé que suena mal, pero estoy feliz de que estés aquí. Quiero decir, no de que estés en esta situación...- aclara rápidamente mientras se sonroja de vergüenza. -Sino... de no estar sola-.
Se me encoge el corazón al oír sus palabras y ver cómo sus ojos se llenan de lágrimas. Por instinto, se las limpio pasando un dedo por sus mejillas.
-¿Cuánto... Cuánto llevas aquí?
-Perdí la cuenta a los dos años- susurra, y me quedo sin aliento. -Llevo incluso más que el chico joven. Él vino hace unos cuantos meses- añade.
Tiro de ella y la abrazo, porque a saber cuánto tiempo lleva sin recibir uno. Juno se queda parada unos momentos, pero reacciona rápido y me envuelve en sus delgados brazos, enterrando su cabeza en mi cuello y comienza a llorar.
Cada sollozo parece que le desgarra el alma, y me dedico a ser su punto de apoyo. La acabo de conocer, pero ya me he encariñado de ella.
-¡Juno!- oigo la voz de Blake en el piso de abajo, y la rabia ebulle por mis venas. ¿Él había estado viendo todo lo que Juno ha sufrido, y no ha hecho nada?
Ella se separa y se limpia las lágrimas.
-Luego hablamos- me dice. -Mi cama es la pegada a la ventana, pero si te gusta esa, te la cambio, no hay problema. Ah, y no intentes escaparte. Yo ya lo he intentado y... No salió bien- sus ojos se vuelven oscuros por un momento, como si estuviese recordando lo que pasó esa noche, y me pasa por un lado. Antes de salir, se para un momento y se gira. -Yo... Luego hablamos- me repite, y va hacia el piso de abajo. Creo que quería decirme algo más, pero lo ignoro.
Cuando se va, cierro la puerta, me hago un ovillo y comienzo a llorar desesperada.
Ojalá salir de aquí pronto. Ojalá no me hagan daño.
☀
WILLOW
Termino de trasladar mis maletas al piso de Ivy, entrando a su casa.
Habíamos decidido que, como Lilliet no está, no podía seguir en su piso. Y, sinceramente, no me apetecía estar sola en mi casa. Así que Ivy me había ofrecido irme a vivir a la suya temporalmente, hasta que Lilly volviese.
Según entro, Ivy viene y me abraza. Suspiro y entierro la cabeza en su cuello.
-Lo siento- susurra en mi oído. -Todo va a mejorar, ¿vale? Aunque ahora no lo parezca.
-Gracias, Ivy- murmuro, y me separo. -¿Dónde duermo?
-Eh, sobre eso...- ella se retuerce los dedos, algo nerviosa. -Solo tengo una cama. Y el sofá es muy incómodo, pero si quieres voy yo a dormir...
-¿Te parece bien que duerma contigo?- la interrumpo, porque si no le parece bien, me voy al sofá, no me importa.
-Sí- me respondió casi al instante.
-Perfecto. Pues, si puedo...- Ivy se aparta para dejarme entrar y cruzo el umbral de la puerta de su habitación.
Y menuda habitación.
La cama era muy amplia, tanto que me podría estirar del todo y aún quedaría espacio (y eso que yo soy alta). Un enorme ventanal te otorga unas vistas preciosas de la ciudad, y hay un sillón junto a una estantería. Aparte, tiene una puerta que da a un baño en el que, obviamente, husmearía luego.
Miro el cuarto con la boca abierta mientras ella estira un poco las sábanas. Me acerco a Ivy por detrás y miro por encima de su hombro. Cuando se da la vuelta, pega un bote del susto.
-¡Me has asustado!- me aclara, por si no me había quedado claro. Suelto una pequeña carcajada.
-Era la idea- ella me mira ofendida, y me intenta pegar un manotazo en el hombro. Yo le agarro la muñeca y la acerco a mí.
Puedo sentir mi corazón acelerarse en segundos por la cercanía y a ella contener el aliento. Nuestras narices casi se rozan, y mi mirada baja inevitablemente hacia sus labios.
En ese momento. me olvido de todo. De Lilliet, de mis problemas, de todo. Solo estamos ella, yo, y mis enormes ganas de besarla.
Las mejillas de Ivy se tornaron de un color rosado y yo le libero la muñeca. Esperaba que se apartase, pero no lo hace.
Dios, ¿en qué momento hemos acabado así?
Paso el dedo gordo por su labio inferior, y ella traga saliva. Me relamo los labios inconscientemente.
-Eh... Yo...- tartamudea Ivy. Se le notaba en los ojos que tenía las mismas ganas de besarme que yo.
Y, solo para joder, me aparto.
Mi cuerpo instantáneamente se vuelve frío, como si anhelase su contacto. Ella tarda en reaccionar, pero, cuando lo hace, trata de volver a acercarse. Pero yo ya estaba entrando en el baño.
-Ahora vuelvo- anuncio, y cierro la puerta con una sonrisa burlona.
Mi móvil vibra en mi bolsillo, y la felicidad que tenía cuando estaba con Ivy se evapora, como si se hubiese explotado mi pequeña burbuja segura. Lo miro distraída y veo que Kazumi me ha escrito un par de mensajes. Antes de que pueda leerlos, me entra una llamada de ella. Respondo al instante.
-Hola- murmuro.
-¡Willow! ¿Qué estabas haciendo? Te he escrito.
-Estaba a punto de leer los mensajes. ¿Hay novedades?- pregunto, mi voz destilaba esperanza.
-De hecho, sí. Sabes quién es Blake, ¿no?- no suena tan apenada, lo que mejora mi humor notablemente.
-Me suena- abro la puerta del baño y me pongo el dedo índice en los labios en el gesto universal de "no hagas ruido" al ver que Ivy se acerca a mi para hablar.
-Es mi novio- me aclara. -Es un agente encubierto.
-Ah, ya sé quién es. ¿Y bien?- en mi cabeza empiezan a hacer click muchas cosas, pero no quiero emocionarme todavía.
-Bueno, lleva meses en un caso de secuestro y asesinato. Y he logrado contactar con él. Está encubierto en la banda del hombre que raptó a Lilliet, está con ella. Sabemos la ubicación exacta y, en cuanto tracemos un plan, iremos a por ella-.
Me quedo en shock por unos segundos, y cuando proceso todo, se me cae el teléfono de la mano. Escucho a Kazumi llamarme e Ivy coge el teléfono. Habla un rato con ella hasta que cuelga y me mira con una sonrisa radiante.
Entonces mis ojos se llenan de lágrimas. Pero no lágrimas de tristeza, sino de lágrimas de esperanza. De que volveré a ver a Lilly pronto.
Ivy me abraza con fuerza, y la levanto en brazos, dando vueltas en círculos. Tropiezo con la pata de la cama y acabamos las dos tumbadas, ella encima de mí. Me acuna la cara con sus manos y me seca las lágrimas con sus pulgares.
-La voy a volver a ver. Estará a salvo, Ivy- susurro, aún sin creérmelo.
-Lo sé- me dice con entusiasmo, y junta nuestros labios en un beso dulce y tierno, un beso con sabor a felicidad, a esperanza.
☀
CIRO
No sabía que necesitaba tanto a una persona hasta ahora.
Sinceramente, no sé lo que me ha hecho Lilliet, pero necesitaba pasar todo el tiempo que pudiese con ella. Cada vez que la veía sonreír, mi corazón se aceleraba, y esto ocurre desde el primer momento en el que la vi. Solo pensar que ese hombre que intentó raptarla aquel día en el metro la tenía cautiva a saber dónde me pone de los nervios.
He estado moviendo cielo y tierra para encontrarla. He pasado la mayor parte de mi tiempo en la cama, tratando de evadirme de todo, pero se me hacía imposible. Necesito verla de nuevo, necesito volver a ver esos ojos color cielo tan bonitos que tiene, volver a acariciar su pelo negro, volver a escuchar su voz. Necesito encontrarla, y no voy a descansar hasta hacerlo.
He ayudado en todo lo que he podido en comisaría, describiendo al hombre como he podido y dando detalles sobre ese día en el metro.
Recibo una llamada, y respondo sin mirar.
-¿Sí?
-Ciro, traigo noticias- escucho a Kazumi y me incorporo todo lo rápido que puedo.
-¿Pasa algo?- pregunto, preocupado.
-No. Bueno, sí, pero son buenas noticias-.
Me quedo callado unos segundos y me revuelvo el pelo, tratando de no emocionarme demasiado.
-¿Qué ocurre?- digo al fin.
Kazumi me pone al día y, sin decir mucho más cuelgo.
Un sentimiento de alivio me embarga, y el pensamiento de volver a verla se instala en mi mente. No iba a parar de luchar hasta llegar a Lilliet. Ella va a estar a salvo, costase lo que me costase.
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