Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo XVII


Siento que mi corazón explota al sentir sus labios sobre los míos.

Nunca había sentido nada igual, ni siquiera con Andrew. Ese sentimiento de cercanía, de que tus pensamientos desaparecen y sólo puedes pensar en vosotros dos. Ese sentimiento de calidez, de que todo en tu interior se vuelve un remolino de emociones y ese ardiente deseo de no querer separarse jamás de esa persona.

Me pego más a Ciro, enterrando mis manos en su pelo. Le miro a los ojos y se le oscurece la mirada.

Nos seguimos besando, sin separarnos. En cuanto su lengua roza la mía, mi corazón se derrite y las rodillas me tiemblan, a pesar de que estoy sentada.

Nos separamos lo justo para respirar entrecortadamente. Tiene los labios algo hincados por el beso, pero seguía siendo guapísimo.

Vuelve a juntar nuestras bocas en un beso dulce pero salvaje. Le doy un pequeño mordisquito en el labio inferior y él suelta un gruñido.

Hago que se tumbe en el sofá y yo me pongo encima suya, cosa que a él no parece importarle en absoluto.

Me comienza a dar besos cálidos en el cuello, y mi estómago da un vuelco. Esa es mi parte débil.

Emito un pequeño gemido y, con una de mis manos, acaricio esos abdominales marcados que tiene mientras Ciro me besa lentamente en el lóbulo de mi oreja derecha.

Suspiro entrecortadamente mientras arqueo la espalda, tratando de pegar la mayor parte de mi cuerpo con el suyo. Necesito estar cerca de él, necesito estar tocando su cuerpo en todo momento.

Él me agarra el mentón con sus dedos y presiona nuestros labios. Agarro su cara con mis manos, y Ciro hace que ahora sea yo la que está debajo y él encima.

Y, justo cuando creo que voy a explotar, mi teléfono suena.

Los dos nos paramos en seco, como si volviésemos a la realidad. Alcanzo mi móvil y cuelgo sin siquiera ver quién me llamaba.

Vuelvo a mirar a Ciro a sus ojos, los ojos más bonitos que he visto en mi vida, y me acerco para darle un beso...

... cuando el puto móvil vuelve a sonar de nuevo.

Maldigo en voz baja a quien me esté llamando mientras me incorporo y cojo mi télefono para contestar. Es Kazumi.

Ahora mismo odio con toda mi alma a Kazumi

Contesto la llamada.

-¿Qué quieres?- gruño de mala gana.

-Tenemos un problema. Necesito que vengas a la comisaría de policía. Ya- tras eso, cuelga.

La sonrisa que tenía en la cara se me borra al instante. Mi espalda se tensa.

Kazumi me llama muy pocas veces. Ha tenido que pasar algo muy grave para que me haya llamado.

-¿Pasa algo?- Ciro me está mirando, preocupado.

Me giro hacia él. No tengo ganas de ir allí, tengo ganas de volver a abrazar a Ciro y continuar lo que hemos pausado, pero si mi hermana me ha llamado, es algo urgente.

-Yo... Tengo que irme- digo mentiras recojo mi bolso. -Es mi hermana, dice que ha pasado algo grave y...

-Ey, tranquila, no te preocupes- me dice. Respiro hondo.

-¿Mañana estás libre?- asiente con la cabeza. -Pues, si no te importa que venga...

-Claro que no- me dice al instante. -Aquí te espero-.

Le sostengo la cara con mis manos y le dejo un pequeño beso en los labios antes de salir por la puerta.

Voy al metro con rapidez. La verdad es que ese asunto me atormenta, no tengo ni idea de lo que ha podido pasar, y tengo mucho miedo de que mi hermana esté en peligro.

Aunque aún estoy agitada por lo que ha pasado en el apartamento de Ciro. Ha sido mágico, la manera en la que me besaba me ha hecho sentir como nunca antes me había hecho sentir nadie.

Me monto en el metro siguiendo las indicaciones de mi hermana y rezo para que no sea nada grave.

-Ya estoy- anuncio, pasando por la puerta de comisaría.

Kazumi está hablando con expresión seria con otras tres personas que llevan el mismo uniforme que ella. Cuando me ve, se acerca hacia mí con expresión seria.

-Mira, te lo voy a contar directamente- asiento lentamente, aún asustada, y ella coge aire. -Uno de los participantes que querían venderte está suelto-.

Ay, no.

Pero si ya lo sabías, le has visto varias veces

¡Es cierto! Tengo que decírselo.

-Es el hombre que escapó, ¿verdad? Le he c¡visto unas cuatro o cinco veces- recuerdo esa tarde en el metro, donde conocí a Ciro, y decido contarle las ocasiones en las cuales le he visto.

Cuando termino, mi hermana está de brazos cruzados y con el ceño fruncido.

-¿Se puede saber por qué no me lo has dicho antes?- abro la boca para decir algo, pero me interrumpe. -Da igual. Ya hemos empezado a investigar dónde puede estar escondido. Mientras tanto, intenta no ir a ningún sitio sola.

-Está bien- digo. Al ver que no va a decir nada más, me despido de ella con un abrazo y salgo de la comisaría.

Afuera hace mucho frío. Me abrazo a mí misma en un intento de darme calor, pero enseguida siento unos ojos mirarme fijamente.

Miro a mi alrededor, pero no veo nada. Me encojo de hombros para mí misma y sigo caminando.

Hace mucho mucho frío. Quiero llegar al metro cuanto antes.

Puedes cojer un atajo

Cierto. Me conozco un callejón algo oscuro pero que da directamente a la estación a la que quiero ir.

Antes de entrar al callejón, trago saliva. No sé si es la opción más inteligente, pero la verdad es que me estoy muriendo de frío.

Así que cruzo el callejón lo más rápido que puedo. Echo a correr como una loca, y logro llegar al final del callejón.

Suspiro, más que aliviada. A lo mejor estoy siendo muy paranoica, nadie va a venir y...

Alguien me agarra de mi larga cabellera negra por detrás y me devuelve adentro del callejón.

Mi corazón comienza a latir desbocado, pero no en el buen sentido.

Me giro lentamente y me encuentro con esa cara que desgraciadamente tanto conozco y esos dientes que necesitan un lavado urgente.

El hombre del metro, y el que estaba dispuesto a comprarme cuando sólo tenía ocho años.

-Te tengo, pequeña- empiezo a retorcerme, pero me da un bofetón que me deja confundida durante unos segundos, los que fueron suficientes para el hombre. Me puso un paño en la nariz y al instante me comencé a marear.

Segundos antes de caer rendida, escucho a ese repugnante hombre murmurar:

-Ahora eres mía. Sólo mía. Como siempre ha tenido que ser-.


Nota de autora: Capítulo corto pero intenso. El siguiente será más largo :)

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro