Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo VII


Abro los ojos, pasmada por haberme despertado así de mi siesta.

-¿Suki?- digo.-¿Qué pasa?

-Me he hecho daño en tenis. No... No puedo caminar- dice ella a través del teléfono. En esos momentos yo ya cogía el bolso mientras me cambiaba.

Suki vive en un barrio pijo, donde hay un club de tenis, también para pijos. Ella va a clases de tenis, como habréis podido adivinar.

-¿Dónde estás?

-En la entrada del club- responde.

-Voy a por tí. Y te voy a llevar a un hospital.

-Seguro que no hace falta, Lilliet- dice rápidamente. A Suki le dan pánico los hospitales, aunque no sabía por qué todavía.

-Sí, si hace falta- repongo, molesta.-Voy para allá- añado al terminar de ponerme la chaqueta y saliendo por la casa.

-De verdad que no...

-Ahora nos vemos- la corto, y cuelgo mientras voy al autobús.

Cuando llego, el autobús que espero está yéndose. Y el siguiente tardaba más de media hora en venir.

Qué bien empezamos la tarde

-Mierda- mascullo. ¿Cómo iba a llegar ahora?

Seguro que hay un chico alto, guapo y muy caballeroso que puede ayudarte

¡Claro! Podría llamar a Andrew. Pero estaba enfadado conmigo, así que tenemos que descartarle.

A ese no, imbécil, a Ciro

Ah. Pues es verdad.

Marco su número rápidamente y responde al segundo pitido.

-Estaba viendo Outer Banks, así que espero que tengas un buen motivo para llamarme.

-¿Outer Banks? ¿Qué coño es eso?- digo con tono algo confundido.

-La mejor serie de todo el multiverso. Pero, al grano, ¿qué quieres?

-Que vengas a buscarme-.

Un silencio reina en la otra línea del teléfono durante unos segundos.

-Ok- dice después.-Manda ubicación.

-Ahora te la mando. Y trae coche. Tienes, ¿no?- digo por si acaso.

-Si, pero, ¿qué pasa, Lilliet?

-Te lo explico por el camino. Nos reunimos en la plaza esa de las tres fuentes.

-Ya sé dónde me dices. Voy para ya.

-Adiós- me despido, y cuelgo yendo apresuradamente a donde habíamos quedado.

De camino me parece ver un rostro familiar, pero lo ignoro. Conocía a todos los del barrio, así que no es raro.

Sigo caminando deprisa cuando alguien agarra mi mano y tira con fuerza a un callejón cercano.

Me asusto enseguida y alguien tapa mi boca.

Empiezo a moverme con intención de librarme de la persona que me agarraba, hasta que consigo darme la vuelta y mi corazón da un vuelco.

¿Os acordáis de ese hombre extraño del metro con el que he tenido varios encontronazos? Pues ese era el hombre que ahora me agarraba.

Dejo de moverme para mirarle horrorizada. Una sonrisa torcida decora su rostro y me destapa la boca, pero yo no puedo gritar. No puedo ni moverme.

-Cuánto tiempo- dice con voz ronca. Yo no puedo respirar, el aire se agolpa en mi garganta y mi corazón va desbocado.

Sus sucias maños recorren mi rostro, y mis ganas de vomitar aumentan por tres mil quinientos.

-Suéltame- digo con voz débil. Decido gritar a ver si con suerte alguien me escucha.-¡SUÉLTA...mfg!- él me tapa la boca cuando ve que me he pasado de la raya. Sigo sin poder respirar, la cabeza me da vueltas y los oídos me pitan.

Mis rodillas empiezan a flaquear, avisando de que me puedo desplomar en cualquier momento, pero un puño se estampa la cara del hombre. Él me suelta y yo caigo al suelo, derrotada.

Solo pude alcanzar a ver que el hombre se desplomaba y que unos ojos ambarinos me miraban con preocupación.

-Lilliet, ¡Lilliet!- decía una voz a mi lado. Abro los ojos poco a poco y siento un dolor punzante en la frente. Suelto un gemido de dolor y trato de tocarla, pero una mano suave que reconocía muy bien me devolvió la mano a la cama.

-Eh, shh- me dice Willow con voz aliviada.-Estás bien.

-¿Qué... ha pasado?- pregunto.

-Te desmayaste en aquel callejón- me explica con voz suave.-Al caer, te hiciste una brecha en la frente. Han tenido que darte puntos, pero no es nada grave-.

Ah, sí. Recuerdo que me desperté en una sala de hospital con una máscara, pero enseguida me volví a dormir.

-¿Y nos podemos ir ya?- digo. No quería estar un segundo más ahí.

-No, quieren hacerte unas pruebas para asegurarse de que solo ha sido una brecha- resoplo con resignación y Willow me dedica una mirada significativa.

Tras hacerme las pruebas, efectivamente todo estaba en orden, lo que significaba que nos podíamos ir a casa. Salimos del hospital después de que me dieran unas medidas para cuidar los recientes puntos, y ponemos rumbo a mi apartamento, cuando caigo en la cuenta de algo.

-¡Suki!- chillo.-¿Está...?

-Tranquila- me dice Willow.-Al ver que no venías, me llamó para que fuese a recogerla y yo le expliqué todo. Ahora está en su casa. Se ha roto el tobillo, nada muy grave.

-¿Cuánto tiempo he estado dormida?- pregunto. Willow consulta su reloj.

-Aproximadamente... cuatro horas.

-¿¡Cuatro horas!?- repito. Ella asiente con cuidado y continuamos andando mientras me quejaba de que mi vida era una mierda. Entonces caigo en OTRA cosa.

-¿Cómo he acabado en el hospital? Si me he desmayado, no he podido ir andando, digo yo.

-Ah, si. Te ha traído Ce- dice como si nada. Abro los ojos sorprendida.

-¿Ce? ¿Y cómo me ha encontrado?

-Aparcó cerca del callejón donde estabas y te escuchó chillar- se encoge de hombros. A mi me han explotado el 75% de mis neuronas, y eso que eran pocas. La miro con sorpresa.

-Es coña, ¿no?- ella me mira con seriedad dejándome claro que es totalmente cierto. Mi cara se vuelve roja al instante.

-¿Cómo...? ¿Qué...?- trato de buscar la mejor forma de formular la pregunta. -¿Me dejó y se fue? ¿Sin más?

-De hecho, se quedó contigo durante todo el proceso hasta que le echaron de la sala- dice con una sonrisa.

-¿Andrew sabe esto?- pregunto, cambiando de tema rápidamente.

-Sí, pero ha dicho que se la sudaba lo que te pasase- abro los ojos alarmada y ella empieza a reir a carcajadas.-Claro que no lo sabe, yo no se lo iba a decir, me cae mal.

-¡Willow!- digo, pegándole una colleja, que solo hizo que se riera aún más fuerte. Puse los ojos en blanco.

-Por cierto, ¿a dónde vamos?

-A donde nos lleve el viento- dice ella, poniéndose una mano en la frente como si se estuviese tapando del sol. Nos reímos las dos antes de que yo adopte una pose seria.

-En serio.

-A tu casa, ¿no?- me mira con duda. Yo la cojo del brazo y la arrastro hacia atrás.

-Con la tontería nos hemos saltado mi edificio, lista- digo con un resoplido.

Llegamos a mi casa y Tabitha viene a por mí, como siempre. La agarro en mis brazos y oigo maullidos que no son de Tabitha.

-¿Heidi?- digo alarmada. Entro rápidamente en mi habitación y veo a Heidi rasgando el bol dode debería estar su comida. La fulmino con la mirada y ella me mira con ternura.

-No te voy a dar más comida- pero parece que no me entiende porque se restriega contra mi pierna.

¿Sabéis el ruido ese que hacen los gatos como sacando los dientes? Pues oigo eso seguido de un grito de Willow.

-¿Willow? ¿Estás bien?

-¡NO! ¡TU GATA ME HA MORDIDO!- salgo corriendo del cuarto y lo cierro dando un portazo. Tabitha está sentada en los pies de Willow, mirándola con rencor. Willow se agarra su muñeca con una mueca.

-A ver, muéstrame-.

Se destapa la muñeca... Y no hay nada. Solo está un poco rojo.

Pongo los ojos en blanco.

-Eres una exagerada- resoplo, cogiendo a Tabitha y acariciándola. Me parece que mira a Willow con burla antes de acomodarse mejor en mis brazos.

Tras ese pequeño incidente, nos sentamos en el sofá y vemos una serie de Netflix que nos hizo llorar mucho. En serio, gastamos dos cajas de pañuelos.

Una vez terminamos, Willow se gira y me mira con seriedad.

-¿Sabes quién fue el del callejón?- yo aparto la mirada.

-Ya le he visto otras dos veces, aparte de esta- mis ojos se llenan de lágrimas sin motivo alguno, porque juro que su cara me suena de otra cosa, como si antes de lo del metro lo hubiese visto antes.

Y me desmorono.

Las lágrimas que estaban en mis ojos empiezan a rodar por mis mejillas. Willow me mira con sorpresa, pero no tarda en acercarse y abrazarme fuertemente. Yo hago lo mismo.

¿Por qué? ¿Por qué tiene que pasarme esto? ¿No he sufrido ya bastante? ¿Acaso no es suficiente?

-No, no, no, no... Mamá, por favor, no me hagas esto.

Los recuerdos bombardean mi mente, y un sollozo desgarrador abandona mi garganta. Willow me abraza con más fuerza.

-Todo se va a poner bien- dice con un tono de voz que hace que deje de llorar y solo me dedique a abrazarla.

No sé cuánto tiempo estuvimos así. Tal vez solo fueran treinta segundos, o tal vez una hora. Solo sé que Willow estuvo conmigo todo el tiempo, abrazándome y acariciándome el pelo.

-Gracias- murmuro, cerrando los ojos y apegándose a ella. Era muy afortunada de tenerla.

Ella me besa mi cabellera negra y me levanta el mentón.

-Te tengo una envidia que lo flipas- dice.- ¿Has visto esos ojazos azules que tienes? Son muy muy bonitos- suelto una risa lastimera sin poder evitarlo y vuelvo a esconder la cara en su cuello. Ella sabía siempre qué hacer cuando estaba mal.

-De verdad que muchas gracias- repito.

-No es nada, mujer- dice despreocupada.-Tú estuviste allí, agarrándome de la mano y ayudándome a levantarme cuando tenía depresión. Es justo que haga lo mismo, ¿no?-.

Recuerdo que, cuando su madre falleció, Willow cayó en depresión. A simple vista no se le veía, pero fui a su casa y estaba drogándose. Si no hubiese llegado a tiempo, ahora probablemente no estaría aquí.

Me quedé abrazada a ella hasta que me rendí ante el sueño y me dormí.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro