Capítulo IV
Creo que mi cerebro sufre un cortocircuito o algo, porque me detengo en seco en el momento en el que lo veo. ¿Qué hace ahí?
Una parte de mí quiso ir hacia él y preguntárselo, pero la otra decidió quedarse plantada como un poste y ver cómo el hombre me miraba y se iba disimuladamente.
Veo una mano agitándose frente a mis ojos y despierto de la especie de shock en el que había entrado.
-¿Estás bien?- pregunta Ce con tono preocupado.
-¿Eh? Sí, sí, estoy bien- digo, forzando una sonrisa.
Ce me mira con desconfianza, pero no vuelve a preguntar. Menos mal.
Veo que Suki y Willow se han adelantado, así que corro para alcanzarlas. Ce me sigue.
Cuando ya hemos llegado a la cola, el miedo ya casi se me ha pasado. Sería una coincidencia. Una mera coincidencia.
O de eso intentas convencerte
No ayudas.
-¡Ya llegamos!- dice Willow con la sonrisa de una cría, dando palmadas y saltitos. Veo a un par de hombres mirándonos raro, y me sonrojo un poco por la vergüenza.
Al final pasamos a la cárcel y a Suki casi le da algo cuando se empieza a mover.
-Despacito, despacito...-murmura.
Pero el universo tiene otros planes para ella. La atracción acelera más y más.
-¡EL PELO! ¡SE ME ESTÁ METIENDO EL PELO EN LA BOCA! ¡AAAH!- grita ella todo el rato. Pongo los ojos en blanco y disfruto de la atracción en la que tantas veces me he montado.
En las que tantas veces me monté con él.
Cuando salimos, pego un grito ahogado.
-¿Qué pasa?- dice Ce asustado.
-¡ALGODÓN DE AZÚCAR!- grito, corriendo al pequeño puesto, lista para gastarme 20 pavos mínimo.
-¡Hola! ¿Puede darme un bote de algodón rosa, otro de algodón azul y otro de algodón violeta? De los grandes, por favor- añado cuando veo que va a coger botes pequeños.
La dependienta me mira con cara rara, pero me obedece.
-Son... 15 €
-Vale, entonces deme un bote de los que hay un poco de todo-.
Me vuelve a mirar con cara de que soy gilipollas, pero no pasa nada.
-Entonces son 20 €-.
Saco un billete de mi cartera, pero Ce es más rápido y da un billete suyo antes que yo.
-¡Eh!- digo.-¡Lo pago yo!
-Esto es mío- dice sonriendo. Me sonrojo un poco, pero recuerdo el tema por el que estábamos discutiendo.
-Te lo pienso devolver- digo muy seria. Entonces mi mirada se desvía a los botes de algodón de azúcar, y la boca se me hace agua. Abro el bote de algodón rosa y empiezo a comer. Ce suelta una de sus características risas que hacen que me tiemblen las piernas.
-Vale, ahora toca lanzadera- dice Ce alegremente.
-¡Siiii!- corroboran Willow y Suki, que acaban de alcanzarnos.
-No- digo yo. Pero somos tres contra uno, así que sabía que tenía la batalla perdida. Pego un suspiro mientras Ce, Willow y Suki van como críos correteando hacia la cola de la atracción del infierno.
Quien haya creado esa atracción es tonto.
Muy madura
Llegamos a la cola (yo con una cara de asco que flipas) y Willow iba restregándome por la cara lo absurdamente alta que era la puñetera atracción.
-¡Mira que alta! ¡Y mira que lento sube!- no sé cómo no he he pegado ya una ostia. Le lanzo una mirada asesina y se calla rápidamente.
-¡Siguiente!- una supervisora me grita en el oído, el cual tapo rápidamente.
Ya hemos llegado.
Mierda.
Mierda, mierda, mierdaaaa... ¿En qué momento accedí a montarme?
Nos sentamos en las sillas que nos llevarán arriba. Me siento y me ponen un cinturón, un coso de esos que te vienen por los hombros Y una protección por abajo.
¿Tan peligrosa era esa cosa? Era casi excesivo.
Cuando atan a Willow, Ce y Suki, me agarro fuertemente a los agarres de la protección (mira, al menos había agarres) y suena la bocina.
La atracción se eleva poco a poco, y me empiezan a sudar las manos. Cierro los ojos.
-¡Mira que vistas!- me grita Willow desde su sitio. Abro los ojos y veo que ya casi estamos arriba. Miro hacia abajo. Palidezco cuando veo lo altos que estamos.
-¡QUIERO BAJAR!- grito, presa del pánico.
-Tranquila, que ahora bajamos- me chincha Ce.
-¡¡¡ASÍ NO!!!- chillo alarmada.
Llegamos arriba del todo, y yo iba contando los segundos que me mantenía allí sin que me desmayase.
1... 2... 3...
Se oye un sonido.
4... 5...
Bajamos a toda velocidad, y yo sentí que mi alma se había quedado ahí arriba, porque no podía gritar. El grito se me quedaba atascado en la garganta, mientras Suki gritaba como una posesa. Ojalá ser como ella.
Llegamos abajo y no reacciono. Me he quedado un poco sobresaltada por la velocidad que había cogido esa cosa. Creo que ni siquiera respiraba. Ce me levanta la protección y me mira con preocupación. Con un pestañeo vuelvo a la realidad.
-No me pasa nada- digo antes de que me pregunte. Él me mira con desconfianza, pero me agarra del brazo y tira de mí a la salida.
-¡Vamos al tiovivo!- dice Suki señalando una atracción con caballitos, toros y carruajes.
-¡Me pido el carruaje!- grito mientras intento salir corriendo al tiovivo. Digo "intento" porque Ce seguía agarrándome el brazo, y cuando lo intento casi me caigo de bruces.
-Tú sentadita hasta que te relajes- me dice. Le miro con el ceño fruncido, pero le obedezco porque seguía estando muy sobresaltada por la lanzadera de los huevos.
Así que aquí estoy yo, enfurruñada de brazos cruzados en un banco mientras veo cómo Suki y Willow hacen el gilipollas en el tiovivo.
Al menos Ce me hace compañía.
Aunque es la compañía más aburrida que he visto en mi vida
Él juega tranquilamente con el móvil, así que decido ponerme a ver TikTok; porque, por qué no.
Lo primero que me salió fue una chica tocando una canción que yo me sabía. Tocaba la batería, y bastante bien, la verdad. El vídeo tenía muchos likes. Estaba a punto de darle otro cuando una mano me agarró el móvil.
-¡Oye!- le digo a Willow, que sostenía mi teléfono. Ella me lo devolvió al instante.
-Dejad el móvil, viciados- Suki pone los ojos en blanco tras decir esto.
-Habló la que hace treinta segundos estaba en el tiovivo haciendo el mongolo
-¡No es lo mismo!- replicó Suki ante mis palabras.
-¡Pero me habéis dejado abandonada cual perrito!- al terminar, pongo morritos como si estuviera teniendo una pataleta. Willow y Ce se ríen.
-Ya está oscureciendo- señala Ce.-Será mejor que cenemos
-Sí- asienten ellas. Yo levanto mis hermosos cuatro botes de algodón de azúcar, uno vacío, uno medio lleno y los otros dos intactos.
-A mí no me entra nada- digo.
-Normal- dice Suki rodando los ojos.
-Podríamos coger un McDonald's-sugiere Willow.
-Me parece que me ha entrado el hambre- digo. Me encanta McDonald's, quiero una hamburguesa.
Y un McFlurry también, no te jode
De repente suena mi móvil. El nombre y la cara de Andrew aparecen en la pantalla.
Ay, joder. Hace tiempo que no le veo. De seguro está enfadado.
-Chicos...- señalo mi móvil con la cabeza y me alejo para que no tengan que oír la discusión
Descuelgo la llamada.
-¡Hola, cie...!
-¿¡SE PUEDE SABER DÓNDE ESTÁS!?-.
Vale, está furioso.
Siempre puedes colgar
-Ehm... Estoy con Willow y Suki en la feria de su pueblo...
-¿¡Y no me has avisado!? ¡Hubiera ido contigo! ¡Para algo soy tu novio!
-Ya, es que solo había cuatro entradas...
-Espera, dijiste que solo estabas con Willow y con Suki-.
Mierda. Se me escapó.
-Ya...
-Has dicho que había 4 entradas
-Esto...
-¿Quién más hay contigo?-.
Paso saliva. Esto no le va a gustar a Andrew.
Porque es muy tóxico
¡Andrew no es tóxico! Solo un poco... Sobreprotector.
No pongo los ojos en blanco porque no puedo
¡Cállate!
-Antes de nada, es solo un amigo
-¡¿"Amigo"?!
-Se llama Ce, y es...
-Es un chico, ¿no?
-Pues...
-¡TE HE DICHO QUE NO TE VAYAS CON CHICOS SIN MI CONSENTIMIENTO!
-¡Y yo te he dicho más de mil veces que tú no controlas mi vida!
-¡YO PUEDO HACER LO QUE QUIERA!
-¡¿AH, SÍ?!
-¡SÍ!
-¡PUES NO CONMIGO!-.
Noto como Andrew coje una bocanada de aire.
-A ver...
-¿Es que no confías en mí?- digo.
-¡No es que no confía en tí!
-¡¡Entonces qué es!!
-¡¡¡Que tú eres mía!!! ¡¡¡Solo mía!!!-.
Esa actitud hizo que cerrara la boca y pensara bien el siguente paso.
-Eso no te da derecho a controlarme la vida. Yo estaré con quien quiera- concluyo.
Pasan varios segundos.
-Vale
-¿Vale?
-Me parece bien. Yo también estaré con quien quiera-.
Y, sin más, me cuelga.
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