Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

7

Abrí los ojos, ahí voy otra vez...

Mi hijo murió, soy muy mal padre, en los últimos momentos de agonía de mi hijo... sentía que quería compañía... yo... nunca lo dejé amar, talves Prusia no era tan mala persona.

Y ahora estaba en otro cuerpo, este se llamaba... Imperio Ruso o simplemente Zarista...

Lo voy a hacer sufrir...

Se sentía furioso, enfadado, rabioso, quería matar, golpear algo y desgarrar sus nudillos hasta que sangren.

¿Porque?

Ni el sabía.

Simplemente de repente empezó a sentirse así, demasiado furioso como para pensar.

—¿Papi estas bien?

En la habitación que se encontraba entraron sus dos pequeños hijos, la Unión Soviética y Rusia Bolchevique...

Zarista se volvió a ellos un tanto agresivo, definitivamente estaba mal, ambos niños lo sabían, había sido mala entrar a ese lugar a preguntar...

El infierno para esos dos niños apenas comenzaba...

Todo por culpa de esa alma en pena...

Como si la vida fuera rosa, no me hagan reír.

—Papá... a Urss... no lo toques.

Susurró Bolchevique abrazando con fuerza a su hermano para protegerlo del imperialista.

Zarista había tenido otro ataque, la rabia cada vez lo consume aún más, desde la primera vez que empezó con esos extraños ataques bipolares sus hijos se volvieron el punto su enojo, abusaba de ellos de todas las formas posibles.

Esta vez se había pasado.

Bolche rogaba por que Zarista los dejara en paz, ya le había hecho lo suficiente, la sangre que caía por su ojo... su ojo...

—Les advertí, no se acerquen a Kanato... me desobedecieron, a la próxima tu te quedas sin ojo.

Señaló al menor de los dos que temblaba de miedo y sollozaba en los brazos del Bolchevique.

Por fin se fue, dejó a los dos niños solos y caminó a paso tembloroso caminó afuera de la casa, estaba mal, muy mal.

Se arrodilló en la fría nieve en frente de un arroyo, no se había dado cuenta de lo lejos que había llegado, simplemente había caminado... y llegó ahí.

Se miró en el reflejo del agua cristalina...

—¿Que me vas a hacer?

Silencio.

Lo único que se escuchaba era el sonido del agua.

—Se que estas ahí, déjame.

Sabía de mi existencia... sabía demasiado...

Aún no... aún no lo pienso dejar, algo me dice que debo esperar.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro