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14.Olor a Omega

Seokjin

Hay cosas extrañas que ocasiona el día de san Valentín, como que todos anden revoloteando por los pasillos con un aura romántica y de nervios por las declaraciones de amor próximas a ocurrir, lo que ocasiona una gran densidad de feromonas en el ambiente, las cuales no puedo percibir, en cambio Yihon y Hoseok terminan asqueados por percibirlas durante todo el día mientras pasamos de aula en aula entregando las rosas.

Lo que si puedo percibir es la extraña actitud que toman algunos cuando reciben cierta cantidad de rosas, como si no importara de quien vengan esas rosas si no que lo importante es la cantidad, como si esto les diera cierto estatus. El más claro ejemplo: Nayeon que camina con 9 rosas en sus brazos demasiado orgullosa y atrapando miradas de admiración, pero por el contrario Jisoo sale de su aula con 7 rosas con un puchero muy pronunciado dando a entender que no está satisfecha.

Cuando me ve afuera de su aula esperando la salida de su grupo, solo me dedica una mirada triste y no se detiene a saludarme a pesar de que le dedico un saludo con mi mano, seguramente esta enojada conmigo por no mandarle alguna rosa, aunque ella sabe que normalmente no las mando.

Contrastando con ella, Jungkook se acerca con 4 rosas en sus brazos sonriendo orgullosamente.

—Te dije que recibirías más rosas de las que te mandaron tus amigos —le digo cuando llega enfrente de mí, por un lado, veo como sus amigos pasan rápidamente con miradas curiosas.

—Gracias —se sonroja —. También tengo algo para ti.

Sé a qué se refiere, causa un poco de impaciencia por oler lo que ha impregnado.

—De cuerdo... ¿Quieres ir por un helado o por algo más? —le pregunto sin pensarlo, hoy no traigo caramelos conmigo, pero quiero proveerlo de algún alimento que disfrute como agradecimiento por impregnar algo para mí y no por ese instinto primitivo que suelen tener los alfas cuando proveen de alimento a sus omegas, para empezar Jungkook no es mi omega—. Esta vez yo pago.

—Si vamos —camina meciendo ligeramente las rosas en sus brazos —. Y ¿tus rosas? No creo que no hayas recibido alguna.

—Como son para mí, no las compro y solo me quedo con las tarjetas.

—¿No te gusta? —me pregunta.

—Si me gustan, solo que me ahorro la compra de esas rosas y si alguien pregunta les digo que las tengo guardadas en mi mochila —me encojo de hombros.

—Oh... ahora sé otro secreto tuyo.

Me rio junto con él, mientras que le contesto a sus preguntas curiosas acerca de la entrega de rosas. Hasta que llegamos a la tienda de helados, que en esta ocasión está llena con varias parejas, no entendemos porque hasta que nos acercamos al mostrador y vemos la promoción de parejas.

—¿Tenemos que decir que somos pareja para que nos den un descuento de 2 x 1? —Pregunta Jungkook como si no estuviera seguro de lo que lee en el cartel.

—Por mí no hay problema pagar 2 helados —le digo por si eso le preocupa —. Aunque si ya se lo hacemos creer eso a tus mamás no habrá problema en decírselo a la vendedora.

Él abre los ojos de más, se sonroja y asiente.

—Señorita, queremos la promoción de parejas —le digo a la vendedora, ella nos analiza como si a simple vista fuera fácil verificar que somos pareja.

—Tiene que ser del mismo sabor —contesta la vendedora dándonos el visto bueno.

Dejo que Jungkook elija, a lo que él entusiasmado se decide por chocolate con frutos secos, igual como la ocasión pasada, quizás sea su sabor favorito.

Salimos de la tienda de helados porque no hay alguna mesa disponible, además que logro notar que algunos, de nuestros compañeros, nos miraban con curiosidad, seguramente comenzaran a suponer cosas, pero está bien no me molesta que me relacionen con Jungkook, además así podre ahuyentar a otros omegas como Nayeon con sus insinuaciones.

Caminamos unas cuadras más hasta que encontramos un pequeño parque, que inevitablemente hay algunas parejas dándose muestras de cariño, por suerte aún hay bancas disponibles. Tomamos asiento para terminar nuestro helado y hablando de cosas que podría considerar simples, pero de alguna forma cuando Jungkook las dicen parecen entretenidas.

Jungkook termina su helado y saca de su mochila el mismo peluche que le di envuelto en plástico y me lo entrega.

—Lo impregne toda la noche espero que sea suficiente —me dice volviéndose a sonrojar —. Si funciona, puedo volver a impregnarlo.

Asiento, hasta ese momento no entendía lo íntimo que era esto para él, se merece más que ser un simple experimento.

—Gracias.

Mi casa siempre está sola, no me preocupo de entrar y saludar a alguien, solo entro me quito el uniforme me cambio por ropa casual, voy a la cocina y como lo que Doyeon ha dejado para mí. Se suponía que hoy tendría que darle tutoría a yoongi, pero es san Valentín, no fue sorprendente cuando Hoseok me dijo que le diera el día libre para salir a pasear con el beta, por no decir que se iban a esconder a algún rincón a tener sexo, ya ellos se encargarían de que nadie los viera.

Al menos esta vez fueron amables conmigo, el año pasado cuando las cosas estaban en su punto más tenso con él papa de yoongi, a esos dos se les ocurrió tener relaciones en el cuarto de huéspedes de mi casa, eso no fue lo peor si no lo que siguió después, Yoongi y Hoseok tomaron la suficiente confianza para hacerlo unas veces más, mientras que yo aun los podía oír durante el acto.

A veces pensaba que eran desconsiderados conmigo por hacerme pasar por esto, pero era más desconsiderado oír los lloriqueos de Hoseok por no poder estar con yoongi tan abiertamente como él anhelaba. Sabía que el director Min había hecho de las suyas con mi amigo, con amenazas de expulsarlo de la escuela y claro que Hoseok no se podía dar el lujo de cambiarse de escuela y darle más problemas a su madre, que sufría una depresión severa por la muerte de su esposo militar.

Por ahora estaba libre de ellos, solo me debería preocupar si el director Min me marcara para preguntar por su hijo, algo que estaba disminuyendo últimamente.

Para la noche en mi habitación, cuando he terminado mis deberes, me siento a la orilla de mí cama para por fin tomar el peluche impregnado del omega. Me deshago del plástico que lo protege y lo acerco lentamente a mi nariz, aunque no es difícil comenzar a percibir las feromonas impregnadas una vez que está fuera de su envoltorio.

El experimento es que debo olerlo lentamente, sentir mi alfa y controlar los impulsos que pueda tener, así es como podría comenzar a establecer una conexión con mi alfa, eso me había dicho Jeongse; tratar de conocer a mi alfa, saber qué es lo que quiere, pero también mantenerlo bajo control. No sé si esto funcione, solo por hora que pueda percibir las feromonas es un gran paso para mí.

Lo pego más a mi nariz como si se tratara del mismo omega, del dueño de las feromonas, restriego mi rostro por todo el cuerpo afelpado e inevitablemente mis dedos se aferran más a cada extremo de la forma redondeada. Sé que este es un impulso de querer exprimir y saciarme de las feromonas, es como si algo más se comenzara a adueñar de mí, apenas puedo controlar el gruñido que sale de mi garganta cuando la fuente de las feromonas no es suficiente.

Aprieto y aprieto más, pero en inservible, mi olfato se agudiza, hasta el punto de que puedo percibir el olor del relleno de la cara blanca sonriente: al algodón sintetico, el cual pobremente mantiene las feromonas del omega escondidas.

Trato de pensar y decirme a mí mismo que no puedo obtener más de lo que ya es de este cuerpo afelpado, es solo un objeto inanimado y no la fuente real de la dulce vainilla, esto está empeorando las cosas porque una ira nace de mi interior y sin poder controlar mis manos tiro del cuerpo afelpado hasta rasgarlo en dos partes y todo el relleno cae sobre el piso.

Esto no va a funcionar.

No puedo controlar a mi tonto alfa, que es igual que todos: agresivo e impulsivo.

Recuerdo que aquella vez que tuve al omega regalándome de sus feromonas, mi alfa se sentía menos enojado que ahora y al menos con un poco de control, por el miedo. Miedo a lastimar al omega, dependía de mí protegerlo, al menos ese instinto primitivo podría ser de ayuda, si el omega me dejara volver a acercarme y olfatearlo.

Inconforme con el experimento me acuesto en la cama, esperando poder calmarme y dormir.      

Al día siguiente lo vuelvo a esperar afuera de su salón de clases, a la hora de salida. Cuando él me ve me sonríe, pero aun con esa mirada de sorpresa.

—Hola —se acerca a mí e inevitablemente me siento nervioso, si algo dejo el experimento de ayer es esta ansiedad de querer obtener las suficientes feromonas del omega hasta saciarme por completo.

—Hola —intento sonar neutro —. ¿podemos hablar? —El asiente, parece preocupado, quizás no estoy siendo tan conservador como intento aparentar —. ¿Puede ser en la sala de reuniones?

Vuelve a asentir y camina a mi lado en silencio, me pregunto si también esta asustado, quisiera saber qué es lo que piensa o cómo se siente, pero no puedo preguntárselo porque es tan amble conmigo, que si le pregunto seguramente me mentira para no hacerme sentir culpable.

Llegamos a la sala de reuniones del comité estudiantil, donde no hay nadie por el momento y espero que así sea por un buen rato, abro la puerta para él y lo dejo pasar. Él entra con pasos lentos viendo alrededor asegurándose de que en efecto no hay nadie, cierro la puerta detrás de mí y me acerco lentamente mientras el se queda quieto al costado de la puerta.

—¿Que paso? ¿Si funciono? —pregunta aun sin alejarse de mí.

Me detengo a escasos pasos de él, niego con la cabeza.

—Lo rompí —mi voz suena fría, no quiero que sea así porque ahora el omega me ve con esos ojos de ciervo asustado —. No fue intencional, a mí alfa no le gusto el olor a algodón.

—Entonces ¿Si lo pudiste sentir? A tu alfa —pregunta con su ligera y suabe voz.

—Algo así... ¿podemos hacer otro experimento? —le pregunto tratando de controlar la dureza de mi voz. El asiente —. ¿Puedo olfatearte? Prometo no lastimarte... puedes amarrar mis manos o lo que tú quieras.

Él se ríe y no sé porque lo hace, pero se ve lindo.

—Puedes hacerlo, confió en ti.

—No deberías, mi alfa es impulsivo y apenas lo puedo controlar.

Él asiente y baja su mochila para dejarla en el suelo, lo imito y dejo la mía a un costado.

—No tengo con que amarrar tus manos, pero ¿puedo tomarlas? —dice con timidez.

Extiendo mis manos hacia él, aun inseguro toma mis manos y las envuelve con sus pequeñas manos y las aprieta ligeramente, sé que fácilmente podre deshacerme de su agarre, su fuerza a comparación de la mía no es suficiente, solo queda mantenerme controlado y recordarle a mi alfa que es un omega y que necesito cuidarlo, quizás ese instinto primitivo funcione.

—Voy a acercarme —le digo, él ladea su cabeza dejando al descubierto su cuello.

Me acerco lentamente y trato de mantener mis manos entre las suyas e ir lentamente. A como me voy acercando comienzo a sentir como sus feromonas se cuelan en mi nariz y ahí está ese impulso de restregar mi nariz directamente sobre las glándulas odoríferas del omega, pero me recuerdo constantemente en mi cabeza que debo cuidar al omega.

Inhalo profundamente y su aroma a vainilla llega a lo más profundo de mí, aprieto sus manos para mantenerme en control, no quiero hacer nada obsceno como lamer su cuello o morderlo ligeramente.

Cuida al omega.

Me pego un poco más a su cuello, la punta de mi nariz roza ligeramente con su glándula odorífera y suelta más de sus adictivas feromonas, Jungkook suspira y mi mente se comienza a distorsionar.

—No hagas eso —le pido.

—¿Hacer qué? —pregunta inocentemente.

—Suspirar —cierro mis ojos, trato de aislar esos pensamientos sucios.

—¿Por qué?

Porque parece un gemido y mi mente se comienza a imaginar lo bien que se sentirá si lo tomo y lo hago gemir de verdad.

—Solo no lo hagas —apoyo mi frente en su hombro para relajarme y disminuir los picos de impulsos que tengo y supongo vienen de mi alfa. Intento controlarlos y analizarlos para saber cómo es sentir a mi lado animal, aunque no es fácil porque se siente como si hubiera algo dentro de mí que no tiene rostro, ni una voz propia y apenas quiere salir.

Nos quedamos así, en silencio sin ser conscientes del tiempo, hasta que siento que mi ansiedad ha disminuido y me he saciado lo suficiente por este momento. Estoy listo para tomar distancia de él, aunque aún quisiera más.

—Te regalare otro peluche —le digo tomando unos pasos de distancia, pero aun sin soltarle las manos.

—¿Para impregnarlo? —pregunta, niego con la cabeza.

—Para ti.  

Esto es quemado lento, espero no aburrirte, se aceptan sugerencias ;)

Gracias por leer. 

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