Noel

La noche se hacía cada vez más larga, llevaba seis días consecutivos que venía a cantar. Aunque me sentía bastante fatigada, el dinero me era muy necesario y no podía darme el lujo de perder la oportunidad de ganar un extra más.

Aun me sentía agobiada y frustrada por perder mi paraguas, ya habían pasado cerca de nueve días y aún estaba con la esperanza de encontrarlo, posiblemente en la basura pues estaba completamente segura de que nadie querría un paraguas viejo y sin poste.

Terminé de afinar mi guitarra, conecte el cable de la misma hacia el amplificador, ajuste el volumen y me senté en el taburete frente al micrófono. Ya me era mucho más sencillo instalar todo de manera más eficaz, llevaba ya algún tiempo haciendo la misma rutina, amaba la sensación de las vibraciones en armonía de mi voz y la guitarra cada vez que cantaba.

-Buenas noches, espero que estén pasando una hermosa velada, como cada noche nos encontramos regocijados por las luces de la ciudad que nos guían siempre en nuestro camino. Hoy es noche de romance por lo que puedo ver, una exquisita cena en compañía de alguien especial y una copa de vino tinto harán más placentera su velada, además una suave melodía completan el marco de una noche perfecta. Sean ustedes bienvenidos a este su restaurante…empezando con esto que dice así-terminé de pronunciar mis líneas para iniciar con una canción de amor, la noche lo ameritaba, en el lugar se encontraban demasiadas parejas que derramaban miel. Que le pasaba a todo el mundo, ya eran tres noches consecutivas que las parejas eran los principales espectadores.

Pasada la media noche, las personas comenzaron a retirarse, el restaurant-bar estaba por cerrar, agradecí a los pocos presentes que aún se encontraban y me retire para cambiarme, me dirigí al baño para despojarme del diminuto vestido negro que utilizaba en alguno de estos eventos, a mitad del pasillo lance los zapatos de tacón y corrí, los dejé ahí mientras cambiaba mi ropa por algo más cómodo; mis viejas botas negras, un short y una camiseta blanca que cubría muy poco eran el conjunto que había seleccionado para hoy, solté mi cabello y los despeine, amaba dejarlo libre. 

Al salir al pasillo, tome mis zapatos y los guarde en el morral que siempre llevaba conmigo. Me dirigí al pequeño escenario para guardar mi guitarra y el amplificador. Estaba terminando de enrollar los cables cuando una voz masculina llamó por mi atención, levanté la vista y me encontré con un tipo alto de cabello negro un poco largo pero que lo traía perfectamente acomodado hacia un lado; era delgado pero se notaba que dedicaba horas al gimnasio pues su traje se ceñía a su cuerpo dejando ver lo bien trabajado que estaba; sus ojos eran un azul tan claro que completaban el marco de modelo de revista. Era bastante alto, a mi parecer un metro ochenta posiblemente, lo observé con detenimiento mientras me incorporaba para estar cara a cara con él, aunque posiblemente seria frente barbilla, yo era demasiado baja.

-Hola, disculpa que te moleste, ¿podemos hablar?-preguntó sonriente. ¿Qué tenía que decirme este tipo?, asentí y lo deje continuar- Me presento, mi nombre es Maximiliano, Max, hace dos días vine aquí con mi novia a una cena y pues fue la primera vez que te vi…-ok, el tipo tenia novia, entonces que quería conmigo, estaba dudando en  si dejarlo continuar o alejarme de él, opte por la primera opción.- … el punto es que me gustaría saber si te interesaría formar parte de una banda-que acababa de decir, me quedé muda tratando de adivinar sus palabras, había perdido el hilo de la conversación por estar viendo un pequeño mechón que caía en su perfecto rostro, lo tomé y lo reacomode en su lugar, él me miro confundido y por un segundo olvidé que lo acababa de conocer y yo estaba invadiendo su espacio personal. 

-Perdón, que decías, soy un poco distraída-me disculpe. Esta vez trataría de mantener mi atención en sus palabras, a veces odiaba ser tan simple.

-Descuida, cantas muy bien y presiento que tu voz encajaría perfectamente en la banda de la que soy parte, somos hombres y una voz femenina atraería más la atención, y de ser la tuya estoy seguro que los impactaría-terminó de decir, agradecí el hecho de que mi atención estaba centrada. 

-Déjame ver si entendí, ¿tú quieres que yo forme parte de tu banda? Está bien, analicemos…-lo observé de pies a cabeza-Me estas cuenteando, ¿cierto? De verdad crees que voy a caer en el cuento de que un tipo como tú, que a leguas se te nota la etiqueta, que está en una banda.-dije segura, no era la primera vez que alguien como él se acercaba para pedirme cosas similares con negras intenciones ocultas, era demasiado ingenua, pero sabía defenderme muy bien.

Él rio por lo bajo, negó varias veces con su cabeza mientras una melodiosa risa se desprendía desde su garganta.- Entiendo que exista un estereotipo sobre los músicos, pero auch me has hundido literalmente-dijo sonriente.-la realidad es que te entiendo perfectamente, tengo otro trabajo que implica usar este fastidioso traje, pero la banda es otra onda. Mira esta es la dirección en donde nos reunimos, si quieres te puedes presentar, comúnmente ensayamos los sábados, ¡oh mira es mañana! , por si te interesa. Por cierto tu nombre es…-me miro curioso.

-Noel, y gracias, lo pensaré.-dije segura, volví a retomar mi postura para terminar de guardar mis cosas, él asintió y se retiró. Una vez que terminé, tomé mi guitarra y mi pequeño amplificador, salí del restaurante justo después de recibir mi paga y me quedé parada observando el pequeño papel que me había dado ese chico, Max.

Lo tomé entre la mano y lo arroje a la basura, empecé a caminar pero algo me hizo regresar lanzándome directo al bote de basura. Me sigo preguntando porque hice eso, tan solo tenía que meter mi mano y sacar el papelito; una vez que lo encontré me dirigí a casa, necesitaba tomar un baño, ese clavado a la basura me había dejado un olor terrible.

Esa era una de las cosas que me caracterizaba, aparte de distraída era un tanto excéntrica, actuaba de la primera forma que se me ocurría, a veces era demasiado elocuente y solo me daba cuenta minutos después de hacer las cosas o cuando alguien más me decía. Por eso casi siempre terminaba peleando con diferentes cosas, ya fuera un árbol, un basurero o un arbusto, era una manera de desahogarme, aunque después me sentía culpable por agredir a las cosas que se veían afectadas por mis arranques.

No estaba segura en ir al lugar de los ensayos de la banda… “Voodoo -doll”, pues tenía un buen nombre, pero aunque las ansias y el interés me estaban consumiendo quería pensarlo muy bien. 

Deje mis cosas en la estancia del pequeño departamento que la señora Ángela había puesto a mi disposición justo después de ofrecerme un empleo en la librería de la cual era dueña. Ya habían pasado cerca de dos años cuando me encontraba sin nada y en la calle,pero gracias a Angie ahora tenía hogar y un trabajo estable, cantar en los bares solo era un ingreso extra.

Después de tomar una larga ducha, me recosté en la cama observando el pequeño papel completamente arrugado, no estaba demás ir a echar un vistazo, si había un pago de por medio, claro que aceptaba. Me quedé dormida sobre la colcha con la toalla rodeando mi cuerpo y completamente empapada, estaba decidida, mañana me presentaría con Max para una audición, nada perdía con intentar.