Lunes, terrible y deprimente lunes, para volverlo aún peor y más deprimente está terriblemente nublado, en cualquier momento podría comenzar a llover así que estoy llevando conmigo un paraguas.

Al llegar a la escuela caminé directamente hacia mis amigas, Mina y Momo, a las cuales saludé para después irnos juntas al salón de clases, todo el día transcurrió con normalidad hasta llegar al final de la jornada, al salir, la lluvia había comenzado, estaba callendo tan fuerte que solamente con estar un segundo bajo esta terminarías empapado.

Estaba por irme pero ví a una niña de primer año parada bajo el tinglado de la cancha principal esperando a que la lluvia pasara, me sentí mal de verla sin un paraguas así que decidí esperar para ver si venían por ella, pasó una hora y nadie venía por ella mientras la lluvia seguía callendo igual o incluso peor que hace un rato.

Yo estaba sentada del otro lado de la cancha quedando justo frente a esa niña. Comencé a caminar bajo la lluvia junto con mi paraguas en dirección a ella y le pregunté.

—¿Te puedo acompañar a casa?

Ella simplemente asintió, el camino fué en total silencio pero no fué incómodo en lo absoluto.

Llegamos hasta su casa ella soltó un tímido "gracias" apenas audible pero fué suficiente para derretirme el corazón con esa suave y dulce voz que tenía.