Diego vio a su madre, la bonita mujer robótica tarareaba mientras hacía gofres en la cocina. Bien el siempre supo que su madre era un robot, pero aveces parecía más humana que algunas personas. Por supuesto era más humana que que el bastardo de su padre y que Luther. Eso y el olor  a gofres le recordaron a Ben, a su hermanito le encantaban aquellos dulces, sonrió con melancolía a la vez que su madre dejaba algunos frente a el.

-¿Ocurre algo, cielo?- La rubia preguntó con su sonrisa impecable.

-Recordaba a Ben- El dijo con un hilo de voz tranquila.

-Oh, tu hermano seguro está cuidando de nosotros desde el cielo- Sonrió y Diego sonrió de vuelta. No entendía como Luther podía querer desconectarla. Luther demostraba ser un idiota muy a menudo, pero esto, esto hasta le superaba.

El número 2 movió la mirada de un lado a otro casi con desesperación, físicamente estaba cansado, todo este asunto lo tenía agotado, mentalmente estaba prácticamente destrozado. El tema con mamá, volver a ver a klaus...de pequeños habían sido el trio inseparable, ahora uno estaba muerto y el otro era un drogadicto y aunque no lo admitiría, a Diego le dolía ver lo que klaus se había hecho a si mismo y en cierto modo incluso podía culparse, pues había dejado al número 4  solo, solo cuando sabía de sus pesadillas por sus días en el mausoleo y solo cuando sabía lo unido que klaus había sido a Ben y este último apenas acababa de morir. Se golpeó mentalmente por eso y se prometió a si mismo estar más atento a su hermano.

Esta vez volvió la atención a su madre, que de nuevo tarareaba, esta vez mientras fregaba.

-¿Mamá?-

-¿si, cielo?-

-Te quiero-

-Yo también te quiero, Diego- La mujer robótica volteó para verlo con una sonrisa tan sincera que le demostraría a cualquiera que no era un simple robot.

Diego estaba seguro de que ella sentía, de que ella los amaba y daría su vida por ella, aunque para Luther solo fuese un montón de tuercas, ella era su madre y nada cambiaría eso.