Capítulo 2
Eros
A pesar de todo sigo viendo tensa a California.
Como siempre lo esconde perfectamente, igual a como consiguió ocultar todo por estos meses.
Pero no sabe que aprendí a leerla.
Y aunque sepa actuar, sé cuando miente.
Embarazada.
En momentos ni yo me creo que lo está, y saber que puedo ser padre me provoca una muy extraña sensación en el pecho.
Casi es emoción, aunque siento un poco de miedo también.
—Eros — alguien externo a nosotros me llama —. ¿Vas a entrar?
—¿Y esta perra qué quiere? — musita California y desvío momentáneamente la mirada hacia ella.
—Ya voy — respondo y Roxanne asiente antes de entrar de nuevo al baile —. ¿Qué ocurre? — cuestiono el comentario anterior.
—Tengo una severa repulsión hacia ella — determina rodando los ojos.
—¿Por?
Sus ojos verdes me miran con una intensidad fulminante.
—¿Por? — interroga —. Me odia, se ha encargado de dejar claro que no me traga desde que entré a música y sé que son celos por ti.
—¿Celos por mí?
—Porque le gustas y no pareces notarlo o simplemente no te importa.
—Y perdiste la poca atención en ella desde que California llegó al club — agrega Ares.
—Entonces solo no le prestes atención — soluciono rodeando sus hombros con un brazo y le doy un beso en la frente —. Ahora entremos.
Regresamos al baile luego de la plática que en sí no ha sido solucionada del todo.
Hera se nos acerca y solo deseo desaparecerla de mi vista.
—¿Está todo bien? — interroga a California ignorándome completamente —. Rebecka está preocupada y me dijo que había pasado algo importante contigo, pero no ha querido contármelo.
—Yo... todo está bien — acepta prefiriendo no contar nada acerca del tema. Y Hera lo comprende, pues no hace más preguntas, pero abraza a la castaña.
La abraza.
Abraza a California.
¿La abrazó?
¿De qué me estoy perdiendo y por qué?
—Un momento — intervengo y ambas me miran —. ¿Qué pasa aquí? ¿Por qué abrazas a California?
—¿Desde cuando te molestan las demostraciones afectivas que pueda tener con alguien? — reprocha cruzándose de brazos.
—No me molesta, sólo me sorprende que lo hagas, odias a California. Y hasta donde sabía, ella te odiaba a ti.
—Pues he decidido dejar eso atrás — repone la chica de ojos verdes.
—¿Dejarlo atrás? ¿Luego de lo que te hizo? — debato.
—¿Ves esto? — pregunta dándome la espalda y alzándose el vestido para que observe la parte trasera de su pierna. Y logro ver una minúscula mancha, que parece ser una marca de nacimiento.
—Lo veo — afirmo —. ¿Y?
Hera hace copia el gesto y siento un nudo en el estómago al encontrarle similitud a ambas.
—Espera, eso...
—California es mi hermana — aclara Hera sin el menor tacto —, lo sabrías si siguiéramos siendo amigos, pero por eso mismo apenas te enteras.
—Es mi pequeña hermana perdida — habla California —. Mis padres lo ocultaron durante todo este tiempo, junto con muchas más mentiras, claro.
—Como que tengo veintidós años — continúa Hera.
—Y yo veintitrés.
Es demasiada información para procesarla.
—Y, para el colmo de California, es una diosa también — termina —. Demeter.
—Pero... — no sé qué decir, siento que están intentando jugarme una broma, aunque no puedo creer que se hayan unido para eso.
—Es verdad — asegura la chica de ojos verdes —. Aunque parezca todo lo contrario. La noticia también me impresionó y me negué a creerlo hasta fue imposible no hacerlo.
—¿Y se conocieron tan coincidentemente? — pregunta Ares.
—En realidad no ha sido demasiada coincidencia — niega California —. padre quería que estudiara en Umbra porque era el mejor colegio y el mismo en el que él estuvo, y es algo obvio que quisiera lo mismo para Hera aunque no fuera su hija públicamente.
—Además, creo que imaginaba que jamás nos daríamos cuenta de esto, era imposible hacerlo, ¿quién lo notaría? — agrega la chica de cabello azul.
Era bastante difícil de descubrirlo a simple vista, ni siquiera había señales.
—¿Y ahora se unirán para vivir como una familia normal y feliz? — cuestiono sin poder creer que eso sea posible empezando por ellas.
—Tal vez no seamos una familia normal — responde Hera —. Pero creo que empezaremos por intentar ser eso, una familia. Conocernos y luego querernos como deberíamos.
—¿Piensas querer a alguien que no sea la familia con la que estuviste todo este tiempo? — inquiere mi hermano.
—En realidad no los quiero — aclara, algo que ya sabíamos desde tiempo atrás —. La única familia a la que he querido en mi vida es a ustedes, a lo que fue Olympus... Me hicieron sentir lo que era tener una; pero es hora de que conozca a mi familia de verdad, que me adapte a ellos y supere lo que ya no somos.
Quiero contarle lo que acaba de pasar con Ares y conmigo, decirle que al fin nos hemos aceptado como hermanos y posiblemente eso sea lo necesario para que nuestro viejo Olimpo vuelva a estar unido y arriba.
Sin embargo, dudo un momento, y Roxanne se me acerca antes de que me decida.
—Es hora — informa.
—Ahora voy — acepto y dejo que se adelante —. Volveré pronto.
Esquivo a todos y voy en la misma dirección a la que Roxanne acaba de irse.
Tengo una sensación extraña en el pecho, pero no tiene nada que ver con la noticia de hace un rato.
Esto es diferente.
Son... nervios.
Ese sentimiento que he tenido tan pocas veces en la vida que puedo reconocer como algo extraño.
Subo al escenario sin que nadie en realidad preste atención a nosotros.
Tomo mi guitarra de una de las bases y tengo un fugas recuerdo del día en que se la di a California para que tocara en el taller de música.
Ese día en el que creyó ganar un punto a su favor, y yo creí ganar otro al hacerla cantar.
Ambos perdimos.
Ella por creer que me intimidaría que entrara en mi territorio.
Yo por creer que cantaría mal.
—¿Listo? — Roxanne se me acerca colocándose una guitarra encima.
—No lo sé, ahora no sé qué tan listo estoy para hacerlo...
—Relájate, viejo — River se acerca a mí y me da una palmada en el hombro —. Esto va a salir bien, llevamos ensayándolo un mes entero.
—Lo sé, es solo que... no sabía que los nervios podían atacarme estando aquí — confieso sosteniendo mi guitarra de todas partes.
—Tranquilízate, Eros, eres el rey de Umbra, tienes la admiración de todos enfrente, ahora tómala — interviene Brooks desde atrás de la batería.
—Recuerda por quien estás haciendo esto — sugiere River —. No puedo recomendarte nada mejor que eso, sólo piensa en ella, te dará el valor suficiente.
Suspiro expulsando con el aire toda la tensión que se arremolinó en mi cuerpo en estos segundos.
—Comencemos — decido sin un solo gramo de nervios —. Estoy listo.
Toman sus respectivos lugares y a pesar de que estamos a la vista de todos los presentes, muy pocos se dan cuenta de nosotros.
Brooks golpea las baquetas para dar inicio, y la música comienza coordinada sin un mínimo error.
Hago lo que River dijo.
Pienso en California a cada segundo, y ahora no solo en ella.
Los segundos pasan y canto con voz tenue, muy atento a la música para no perderme en ella.
Miro de nuevo hacia enfrente y puedo notar que la atención ya está sobre nosotros. Algunos cantan, otros bailan, y otros simplemente nos miran.
California me mira directamente, y aunque los nervios amenazan con reaparecer cuando tengo contacto visual con ella, consigo mantenerme sereno.
Tiene una ligera sonrisa en el rostro y permanece de pie meciéndose suave al ritmo de la música.
Y justo ahora una pequeña pieza embona dándole sentido a todo.
Estoy enamorado.
______________________
Siguiente actualización, viernes 15 de octubre. 🍀
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro