Eleazar despertó confundido, frente a él, aquella chica lo miraba con el más profundo odio.

- ¿Por qué estás haciendo esto? -preguntó el chico.

- Esto es por lo que hiciste -contestó ella con furia- Si nunca hubieras abusado de él de esa manera tal vez seguiría vivo.

- ¡No es mi culpa! -protestó- Yo no lo maté, y menos le pedí que hiciera lo que hizo.

- ¡SILENCIO! -ordenó la pálida dándole una patada.

- ¡Basta! -suplicó Priscila- ¡Detente, por favor! ¡No nos hagas daño!

Ultraviolenta rió- Solo voy a darles lo que merecen.

- Cualquier cosa que hagas se que resistiré -desafió el chico.

- Es lo que yo espero... quiero que recuerdes esto el resto de tu vida -habló con una sonrisa macabra.

De inmediato, la más chica sacó de su sacó un par de auriculares, seguido, un pequeño teléfono, el mismo que alguna vez llegó a usar su amigo.

Colocó los auriculares en las orejas de su enemigo y subió todo el volúmen.

Eleazar se llenó de miedo al escuchar fuertes gritos desgarradores, sonidos estruendosos (como de armas disparando), y llantos potentes.

Ultraviolenta puso un pañuelo en su boca para impedirle gritar o hacer siquiera algún sonido.

- Mientras escuchas eso -la menor fue sobre Priscila y pasó lentamente su navaja contra su piel, sin hacer algún corte, y solo presionando de vez en cuando para asustar a la chica.

El chico negó con miedo mientras la chica lloraba al sentir la navaja que pretendía atravesar su piel.

La menor sacó nuevamente el gas pimienta y lo roció sobre ambos, empujó a Priscila contra la pared, dejándola inmóvil.

Tomó el fierro que había utilizado para noquear a su enemigo antetiormente y comenzó a golpearlo en distintas partes del cuerpo, mientras que el teléfono aún transmitía los aterradores sonidos.

- No es agradable, ¿cierto? -susurró maliciosamente.

El mayor comenzó a liberar lágrimas de dolor, Ultraviolenta sonrió pensando en lo satisfactorio que era ver en ese estado de fragilidad al mismo sujeto que había abusado emocionalmente de su amigo.

Sacó de su mochila lo último que quedaba, una botella con agua y un pañuelo más.

- Prepárate para sufrir -musitó la chica malvada cubriendo la cara del contrario con el pañuelo.

Una vez hecho eso, comenzó a tirar el agua de la botella sobre él, provocando en su enemigo una sensación de ahogamiento.

- ¡Detente! -exclamó Priscila en medio del pánico.

- Él no lo hizo, ¿o sí? -cuestionó.

La contraria todo lo que pudo hacer es quedarse en el suelo, sin moverse y casi sin hablar.

- Ahora escúchenme bien ambos -llamó la atención la más pálida retirando el pañuelo de su enemigo.

Continuó quitando los auriculares- Agradezcan que esto es muy poco de lo que en verdad merecen -miró a Eleazar- Tú por tratarlo de esa forma -luego miró a Priscila- Y tú por reirte de su dolor.

El chico la miró con miedo y el pañuelo de su boca fue retirado- P...perdón...

- ¿Ahora pides perdón? -cuestionó la contraria- ¿Ahora que ya no puede oírte ni hablarte?

Eleazar solo bajó la mirada.

- Eso creí. Bien... espero que no le digan nada de esto a nadie -aclaró- Si hablan... yo lo sabré y volveré por ustedes y creerán que esto fue un lindo sueño comparado con lo que haré después -se acercó a ambos con la cuchilla apuntando a sus cuellos.

- N...no... no diré nada... lo prometo -rogó la de ojos grises claro.

- P...perdón por lo que le hice... -habló el otro entre sollozos.

- Están advertidos, malditas basuras -dijo arrebatando los teléfonos de ambos enemigos y rompiéndolos contra el suelo, muy cerca de ellos.

- Ustedes verán cómo se liberan de ahí -dijo triunfante para luego darles la espalda a los dos y retirarse.

Cuando Ultraviolenta estuvo lo suficientemente lejos, solo pudo escuchar el eco de un grito de miedo.

Solo sonrió y continuó su camino.

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Estaba de vuelta en casa, encontró la forma de entrar por la ventana y ver a su parte opuesta sentada sobre la cama.

Parecía molesta.

- ¿Dónde estuviste? -fue lo primero que escuchó de ella.

- Solo... sali a divertirme un rato -dijo la contraria casualmente.

El teléfono de la chica de gafas sonó, lo tomó haciendo una mueca de molestia y lo volvió a dejar sobre la cama.

- ¿Qué ocurre? ¿Quién es? -preguntó Ultraviolenta.

- Ya no importa -declaró Violett con molestia- Esta es la última vez que aguanto sus comportamientos insoportables.

- Agh... ¿volviste a pelear con él? -inquirió su parte opuesta.

- Sí -admitió la chica amable- Pero por última vez.

El teléfono sonó una vez más.

Violett lo tomó con molestia y atendió la llamada.

Pero no habló.

- ¿Amor? -ahí estaba la voz que no quería escuchar de nuevo.

Violett no habló.

- ¿Estás ahí? -escuchó un suspiro en la otra linea- Entiendo que... que no quieras hablar... pero... escúchame... cometí un error -otra vez esa frase- No quiero perderte, te amo demasiado... no lo soportaría.

La de gafas sonrió sin humor, si eso fuera verdad no le hubiera hecho el reclamo de "¡¿Con quién hablas?!"

- Esto... aún lo podemos solucionar... prometo que no volverá a pasar... lo digo en serio -sí, claro.

Violett colgó la llamada y puso su teléfono en silencio.

- Creo que ya entendí -habló Ultraviolenta.

- Es un estúpido -gruñó Violett.

- Descuida, no estás perdiendo nada -le dijo la contraria.

- Lo se -admitió la de gafas.

Creo que hay alguien más a quién darle una buena lección...

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Saludos, espero les haya gustado,no olviden votar y comentar.

Último capítulo de la saga, y el inicio de una nueva era para Violett.

No se mucho del tema que ocurrió días después de esto, pero al menos pude vengar a mi contraparte haciendo sufrir a ese bastardo de una forma tan simple pero tan cruel para él.

Pero ese es tema para otra ocasión.

Nos vemos *desaparece en medio de las llamas*

Ultraviolenta 🔥