Una figura cubierta por un abrigo negro caminaba por las calles de su ciudad cargando una mochila, pensaba en su cabeza más de una vez lo que estaba apunto de hacer.

Estaba ansiosa por iniciar ese primer acto de venganza desde que observó a esa chica salir de su casa y comenzó a seguirla.

El recuerdo de las lágrimas y la cara de miedo de su amigo de nueve años fue lo que la incitó a vengarse del causante de ese daño.

Comenzaría tomando de rehén a la chica (la cuál era prima del que buscaba vengarse), y después encontraría la manera de dejarlo sin dormir por tres días como mínimo.

Se iba acercando cada vez más, tenía suerte de que la contraria fuera distraida mirando su celular, y mucha más suerte al ver que la calle estaba sola.

- ¡TÚ! -le gritó cuando estuvo apenas a centímetros de distancia, al lado de la cancha de basquetbol.

La de ojos grises claro giró y casi salta del susto.

- ¿V...Violeta? -preguntó.

- No, pero no hay duda que somos muy parecidas -musitó acercándose a la más alta.

- Creo que te afectó tu luto -dijo la otra retrocediendo.

- Sí... y esto no hubiera pasado por culpa del maldito de tu primo -gruñó mirándola con la mirada más pura de odio.

- ¿E...Eleazar? Él no tuvo nada que ver -reclamó.

- ¿No? -cuestionó la pálida- ¿Y qué significó aquella amenaza de robar el dinero que sus padres le encargaron?

- Eso fue hace años -trató de justificar- Además eran niños.

- ¿Eso justifica que lo haya amenazado también con encerrarlo junto a su peor miedo si no cumplía lo que decía? -reclamó acercándose a la más alta de forma amenazante.

Priscila retrocedió con cierto miedo.

- ¿Y también justifica que sabiendo su sensibilidad auditiva lo haya amenazado con hacer ruidos estruendosos? -preguntó con odio.

Continuó- ¿O que lo golpeara apropósito según él a modo de juego? ¿y que le dejara marcas de agarres fuertes en sus manos?

- ¡¿Cómo estás tan segura de todo eso?! -preguntó Priscila, ella sabía la verdad porque estuvo ahí, pero la contraria no- No estuviste para comprobarlo.

- Tienes razón... no estuve ahí... -dijo metiendo su mano a la bolsa del abrigo.

La otra no sabía lo que le esperaba al momento de que la chica pálida se paró tras ella.

- Pero siempre sabré la verdad.

Dicho esto, Ultraviolenta agarró a Priscila del cabello con una mano, mientras que con la otra mano empuñaba una navaja contra su cuello.

La chica se asustó, y cuando estaba apunto de gritar, la cuchilla estuvo muy cerca de atravesar su piel.

- Dame tu estúpido teléfono -le ordenó.

- N...no... -intentó resistirse.

- Si no me lo das no te va a gustar lo que haré contigo -susurró maliciosamente jalándola hacia la parte trasera de las gradas.

Priscila avanzaba con miedo, y le dio su celular con lágrimas de pánico.

La de negro lo tomó, la pantalla estaba apagada- Desbloquéalo -ordenó sin quitar la navaja de su cuello.

La otra chica le obedeció y tomó su teléfono para desbloquearlo- ¿Q...qué vas a hacer?

Ultraviolenta no contestó, guardó el celular encendido en la bolsa de su abrigo, misma de donde sacó un objeto más.

Una pizca de gas pimienta dio contra la cara de su rehén, haciendo que esta cayera al suelo.

- Tu estúpido primo pagará por lo que hizo... y tú por no haberlo evitado y reirte -gruñó bajando la mochila de sus hombros.

De esta sacó un par de cuerdas, con las que ató los pies y las manos de Priscila para impedir que se mueva al comenzar a golpearla.

Una vez más agradecía que esa tarde todo estaba solitario.

🔥⚠🔥

Violeta, de nueve años en ese entonces, esperaba la llegada de su mejor amigo, era tarde y casi era hora de clases.

- Ya va a llegar -intentaba animarla su amiga.

- Pero ya casi es tarde -recordó la más chica.

- Si no llega pues ya ni modo -declaró la alta.

Pasaron cinco minutos y aún nada.

- Vamos al salón -pidió su amiga tomándola del brazo suavemente.

A unos metros divisó a quien esperaba.

- Voy en un momento -indicó Violeta caminando hacia su amigo.

Este evitó mirarla, se veía cansado, no sabía si sus ojos estaban enrojecidos por llorar o por no dormir.

- ¿Estás bien? -preguntó ella tomando su mano.

Él negó en silencio, no quería hablar.

- ¿Qué tienes? ¿Qué te pasó? -la niña expresó.

Inesperadamente, el niño abrazó a su mejor amiga con fuerza.

- Tenía mucho miedo -sollozó- No pude dormir en toda la noche.

- ¿P...por qué tenías miedo? -preguntó Violeta intentando no ponerse sentimental también.

Si había algo que caracterizaba a Violeta en esa época era su empatía, cuando alguien estaba triste no podía evitar sentirse igual. Mucho menos tratándose de su mejor amigo.

- N...no...no pude dormir -explicó- Dormía y estaba él ahí torturándome... provocaba estruendos que me lastimaban mis oidos -hizo una pausa- Y... y estaba... estaba golpeándome...

Lloró con más fuerza mientras temblaba, estaba horriblemente asustado.

- Por favor... no digas nada o va a volver -rogó tomando sus manos.

Violeta notó unas ligeras marcas en las muñecas del contrario, ¿Qué atrocidad le hicieron para dejarlo tan aterrado?

Lo supo al conocer el nombre de Eleazar, había torturado psicológicamente a su amigo con amenazas de sus temores, comenzando con un "juego" de quererle robar, obligarlo a salir a la calle a "jugar", golpearlo fuerte según él "accidentalmente", y al funal amenazarlo con sus temores y debilidades si hablaba.

Era un maldito hijo de perra, si fuera lo suficientemente fuerte lo golpearía hasta que se arrepienta de lo que hizo.

🔥⚠🔥

Ahora tenía la oportunidad...

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Saludos, espero que les haya gustado, no olviden votar y comentar.

Segunda parte con un flashback pero bien feo, aaah pero la siguiente parte es la última y el hdp ese va a tener su merecido por lo que hizo.

Y al mismo tiempo el siguiente capítulo viene con un pequeño spoiler de otro capítulo.

Nos vemos *desaparece en medio de las llamas*.

Ultraviolenta🔥