xxxvi. recuerdos olvidados
EL WALRIDER OSCURO,
capitulo treinta y seis: recuerdos olvidados!
AL NO VER A CHARLES XAVIER EN LA CAMA, Dawn Grey bajó hacia el sótano en busca de su esposo y cuando se abrieron las puertas de él, la rubia fresa salió para encontrarse con Hank y Charles—este último andaba hacia atrás y hablaba con Hank.
—¿Dices que Jean lo provocó?—preguntó Charles.
—No, algo más lo provocó—dijo Hank—. Quiza ella solo reaccionó, no lo sé. El epicentro fue del otro lado del mundo.
—Su actividad cerebral no es normal, chicos—los dos escucharon la voz de la rubia fresa al hablar, Dawn se les acercó y tomó la mano de Charles—. ¿Acaso yo no te he pedido que fueras a dormir?
—A veces pienso que tu sentido del humor excede demasiado tus límites—replicó Charles rodando los ojos—. ¿Cómo está tu cabeza? Me asustó verte tan perdida en los pensamientos de Jean.
—Estoy bien, Charles, digamos que me he permitido ser tragada por el caos en persona—la rubia fresa miró a Hank—. ¿Cómo es eso de que es al otro lado del mundo?
—Por eso quiero que ustedes le echen un vistazo—dijo él caminando hacia las puertas de cerebro.
—Veamos que encontramos allí—declaró el telepata antes de mirar al centro de la puerta.
Una luz azul se hizo presente en los ojos de Charles Xavier, como una franja y luego, esta se partió en dos formando una X, Dawn recordaba cómo ella había logrado entrar a Cerebro sola:
'Bienvenido, profesor.'
Las puertas se abrieron ante ellos y los tres se dirigieron hacia el centro. Dawn nunca recordó cuando fue la última vez que estuvo allí, sin embargo, después de haber pasado por alto la advertencia de Charles, ella no volvió a pisar los pasillos de Cerebro sola. Al acercarse, Hank fue directamente hacia el panel y Dawn permaneció al lado de su marido.
—Bien, el origen fue en el Cairo—anunció el mutante y comenzó a tocar un par de botones—. Voy a ingresar las coordenadas.
Dawn buscó el casco de Charles para tenderselo y él lo colocó cuidadosamente en su cabeza. Hank presionó un último botón y los costados del casco de Charles se encendieron de azul, el científico giró un botón y la habitación cambió de ser azul a ver todo el mundo. La rubia fresa lo vio como algo fascinante, ver cada ser viviente de este mundo era algo tan asombroso. Dawn se recostó contra el panel con cuidado y Hank imitó su acción. Charles era el único que se encontraba concentrado en buscar algo en el Cairo. Luego, sonrió.
Dawn frunció el ceño—¿Qué?¿Qué sucede?
—Es ella—respondió Charles sin mirarla.
—¿Quién?—preguntó Hank.
—Moira.
Dawn y Hank se miraron entre ellos y luego miraron a Charles—¿Qué?¿Moira MacTaggert?—el telepata asintió—. Vamos, danos detalles.
—Luce muy hermosa, no ha envejecido nada—dijo él sin mirarlos.
Grey apretó sus labios en una fina linea—Dejame que te recuerde de que tienes una esposa, Xavier.
—No. Quiero decir...—dijo Hank rodando los ojos—. ¿Qué hace ahí?¿Que tiene que ver con la CIA?
—Va de regreso a Langley a entregar un informe—respondió Xavier mirando a los mutantes—. Dawn y yo iremos allí a investigar si sabe algo sobre el sismo.
—Y de paso te quitarás el anillo de casado—Dawn rodó los ojos.
—Dawn Elizabeth Grey, ¿acaso estás celosa?—preguntó Charles mostrando una sonrisa de lado, intentando mostrarse inocente.
—Oh, créeme, no querrás conocer ese lado oscuro, Charles Francis Xavier—murmuró ella levantándose para poder salir.
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A la mañana siguiente, Charles y Dawn, junto con Alex Summers, partieron para Langley muy temprano. Y eso refería a que Hank se quedaría cuidando la escuela mientras ellos no estaban. Llegaron rápido, cosa que realmente alivió a Dawn y ver el nuevo edificio de la CIA en Virginia le traía buenos recuerdos. Aquellos recuerdos eran cuando el equipo de Charles estaba armándose, cuando los mutantes se habían unido juntos, pese al trágico desenlace que terminó dejando a Charles sin sus piernas en Cuba.
Pero, después de todo, la mayoría fueron buenos recuerdos.
El pequeño grupo entró en el establecimiento y la rubia fresa observó cómo se extendía el logotipo de la CIA en el centro del suelo. Pasaron sobre ella a la velocidad en la que Charles podía moverse.
—¿En serio no la han visto en tantos años?—preguntó Alex y Dawn asintió—. ¿Jamás la buscaste, Charles?¿Ni siquiera en Cerebro?
—Ha pasado mucho tiempo, digamos que no hemos tenido tanto contacto con la CIA—dijo la rubia fresa.
—¡Alex!¿Crees que soy un pervertido?—preguntó Charles subiendo al ascensor—. Sí, la busqué una o dos veces, pero eso fue hace mucho tiempo.
Dawn Grey detuvo sus pasos y miró fijamente a Charles—¿Qué has hecho qué?
—Dawn, es complicado de explicar.
La rubia fresa se cruzó de brazos y entró en el ascensor con actitud molesta. Ella no creía que Charles fuera capaz de esconderle algo, en realidad, eso lo vio como si fuese una especie de venganza por lo ocurrido años atrás: la muerte de Kennedy. Tenía sentido, ella le había escondido a dónde se encontraba en aquel momento cuando Charles la buscó por Cerebro y por eso ella terminó en el medio de la guerra de Vietnam.
Dawn permaneció mirando al frente mientras intentaba con todas sus fuerzas no leer la mente de Charles. Al abrirse las puertas, los tres salieron para recorrer los angostos pasillos de las oficinas de la CIA. Xavier buscó meticulosamente en cada sala hasta que fue a las oficinas que se encontraban casi al final del pasillo. Dawn escuchó como todos hablaban al mismo tiempo, creando un ambiente muy ruidoso, siendo incapaz de concentrar a alguien en hacer su labor. Ella entró allí y llevó sus dedos a su sien antes de decir—Descansen todos.
Y la habitación se quedó quieta. Repentinamente, el silencio reinó. El pequeño grupo de mutantes decidió avanzar hasta una puerta. Charles y Alex continuaron hablando hasta que Dawn los interrumpió—Creo que ellos no recordarán nada—murmuró ella y miró a Charles—. ¿No se te olvidó decirme algo sobre Moira, esposo?
—Borré de su mente todo recuerdo de nosotros—dijo él avanzando conforme hablaba—. La playa, Cuba...todo eso. Dawn, ella ya sabía que nosotros estábamos enamorados.
Dawn rodó los ojos—Es bastante complicado de pensar.
—Fue hace mucho tiempo—replicó él aun avanzando—. Alex, eso ocurrió mucho antes de que el mundo supiera sobre los mutantes. Creí...que sería lo mejor para ella.
—¿Y para ti?—preguntó Alex.
—No importaba lo que fuera mejor para mi—respondió Charles con firmeza y miró a Dawn—. Mucho después de descubrir que estaba enamorado de Dawn, ya no importaba lo demás. He cumplido la promesa de amarte y protegerte, ¿acaso crees que voy a romperla?
Dawn le miró un poco afligida y vio que realmente tenía razón. Ella también había ocultado cosas y ella, el día de su boda, prometió amarlo y protegerlo. Ella, a pesar de todo, sabía que él no rompería su promesa.
—Lo sé, Charles—respondió ella sonriendo de lado y se acercó a la puerta para tocarla.
Al no recibir respuesta verbal, Dawn Grey abrió la puerta y entró sonriéndole a una mujer con anteojos y labios rosados. Charles entró segundo, intentando sonar simpático y Alex cerró la puerta una vez dentro. En cuestión de segundos, las personas que estaban paralizadas volvieron a moverse.
—Moira MacTagger, ¡hola!—dijo Charles mostrando su lado cordial y se acercó al escritorio, donde Moira le esperaba levantada—. Permítame presentarnos. Somos...
—Charles Xavier—dijo ella entusiasmada y miró a Dawn—. Y tú eres su esposa, Dawn Grey, científica en genética en Oxford. Sé exactamente quienes son.
—¿En serio?—preguntaron los dos telepatas al mismo tiempo.
—Claro que si—respondió Moira sonriendo—. He leído todos sus artículos y sus tesis.
Se inclinó para estrechar la mano de la pareja—Es un placer al fin conocerlos en persona.
Dawn miró de reojo a Charles y envió un mensaje a su mente: '¿Quién le mordió la lengua al gato, huh? Eso pasa al bloquear la mente de alguien, cielo.'
'No me lo recuerdes, Grey.'
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editado ✓
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