Últimos deseós (One Shot)
Normalmente al morir se siente la paz de descansar, una vez que terminaste de vivir en el mundo, ahora puedes dormir por la eternidad, algunos no pueden descansar en paz por sus errores y otros solo se burlan de los males que causaron en el mundo… pero nuestro protagonista en cambio solo deseaba unas dos cosas, unas dos cosas antes de morir…
…
El aire fresco de la mañana tocaba el rostro del adulto joven, sus ojos azules miraban el horizonte del campo libre con una sonrisa, la brisa movía con suavidad sus cabellos rubios mientras se limpiaba las manos empolvadas que tenían tierra, el trabajo agrícola no era fácil ni mucho menos flexible, pero se sentía satisfecho de eso, mentiría si dijese que no le gustaba, nunca se había sentido más libre en su vida que ahora, salvar a Hyrule y Termina fueron hazañas que él valoraba, pero no le gustaba tener conflictos, deseaba mantener una vida pacífica, pero sabiendo de los peligros del mundo algún día le enseñaría a sus hijos sus enseñanzas, o bueno, su único hijo que era un bebé de apenas un año y medio; la mañana pasaba con rapidez mientras él terminaba de arar el campo en una choza a lo lejos se escuchó una campana, así Link limpiando el sudor de su frente corrió a la choza, al llegar a la entrada se limpió las botas de cuero con la alfombra y pasó adentro, llegando a la sala él encontró a su hijo, él estaba sentado en el suelo, jugando con un caballo de madera que había tallado su padre, Link con cariño lo alzaría y lo abrazaría mientras el niño reía feliz, tras el breve abrazo él lo bajaría y lo dejaría jugar un rato más, caminó un poco más adentro y ahí encontró a su hermosa esposa que había terminado de trabajar en el establo alimentando a los animales hacia una hora y en ese mismo momento estaba terminando la comida, él la abrazó y ella con sorpresa por la velocidad de su esposo solo le reclamó a Link por el pequeño susto que le causó…
-¡Link, casi me matas del susto!- diría ella algo asustada pero luego riendo con felicidad correspondiendo el abrazo con cariño.
-Perdón, simplemente me pasé sin querer- le diría él mientras se separaba del abrazo.
-No importa, solo no lo hagas tan seguido, la otra vez que pasó eso terminé golpeando tu cabeza con la olla de metal… pobre olla de metal, terminó con abolladuras- diría recordando con una sonrisa.
-Como olvidarlo, aunque sirve como un escudo improvisado- diría en una pequeña broma, era malo para ese tipo de cosas pero lo intentaba.
-Tú y tus cosas de espadachín, ¿Cómo quitarte eso?- preguntó ella de manera retórica.
-Sí, en fin, ¿Necesitas ayuda en algo?- preguntó Link viendo la cocina.
-No, ya terminé, solo te llamé para que pudiéramos comer, si quieres puedes traer a Link- respondió mientras comenzaba a servir la comida en los platos.
-Está bien, ahora vuelvo cariño- salió de la habitación y trajo a su hijo, lo dejó sentado en una silla de madera con una mesa pequeña, mientras en un pequeño plato de madera le puso un poco de frutas, como pedazos de manzana cortadas y peras, él había dejado la leche materna al cumplir el año y los tres meses, por el momento solo le daban frutas y verduras.
-Ya está todo listo- dijo Malon que se sentó en una silla enfrente del comedor, Link hizo lo mismo y se sentó en otra silla, en la mesa había pan simple, carne de vaca cocida, frutas, legumbres y un poco de leche del establo, recién cocida.
-Muchas gracias Malon- dijo Link tomando la mano de ella y ambos comenzaron a comer con calma, los días en su pequeña granja independiente eran muy calmados, no había prisa de trabajar mucho.
…
En la noche, casi a las siete, Link había terminado de trabajar, ahora mismo con ayuda de su fiel Epona estaba cabalgando directo a su casa, estaba trayendo a las vacas y caballos de regreso a su granja, por la luz de la luna él podía apreciar bastante bien el camino, pero sobretodo algo que le llamó la atención, al parecer unos jinetes estaban acercándose a su hogar, él estaba muy confuso, pero más cuando logró divisar que tenían armaduras y armas, aceleró el paso y llevó a Epona a su establo, cerró la puerta y fue corriendo a su casa, entró y subió la escalera, se metió en una habitación y salió con un escudo y una espada, listo para cualquier cosa, bajó las escaleras y Malon sorprendida lo miró, él la vió a sus ojos y observó la entrada de su casa, sentía que algo malo podría pasar, y no estaba dispuesto a que eso afectara la vida que con tanto esfuerzo había logrado tener…
-Link, ¿Acaso ocurre algo?- preguntó ella mientras se acercaba a Link.
-Hay unas personas armadas que están llegando aquí, ésto es por si necesito pelear- la mujer se acercó a él y le miró con seriedad.
-Intenta que no pase nada dentro de nuestro hogar, solo si ocurre algo, ¿Ok?- le dijo ella.
-Lo haré-.
Él salió al campo cerrando la puerta de madera tras de si, tras un minuto llegaron los hombres armados, él preparó su escudo, pero luego notó el símbolo de la Trifuerza en el estandarte que ellos llevaban, uno de los hombres bajó de su caballo, caminó hacia Link a pasó rápido y entregó un pergamino extendiendo su mano hacia el rubio, ésto lo dejó confundido, detrás de él Malon con mucho cuidado abrió la puerta un poco, suficiente para ver con su y escuchar la conversación.
-Link, este pergamino es un mensaje urgente provenientes de la princesa Zelda, se requiere su ayuda de inmediato- habló el soldado con ímpetu.
-¿Qué puede ser tan urgente como para que necesite mi ayuda ahora mismo?- preguntó él mientras guardaba su escudo y su espada en su espalda.
-Lea la carta y usted lo podrá entender todo- respondió en respuesta.
Él abrió el pergamino, la carta decía lo siguiente:
«Saludos Héroe del Tiempo, bien sabes que no comunicaría un mensaje a tí de no ser necesario, ambos tenemos claro que cuando regresaste de tu cruzada para ocultar la Ocarina del Tiempo de las garras del mal no has vuelto a tener ningún llamado a una misión similar, pero la situación es extrema ahora mismo, Ganondorf planea atacar Hyrule y todo gobierno o pueblo que pueda para dominar el mundo, solicito tu ayuda para guiar a los ejércitos de Hyrule en la última batalla contra Ganondorf.
Con atención, la princesa Zelda.».
Al terminar de leer la carta Link miró a los soldados, ellos solo asintieron y él miró su casa, el hogar que tanto amaba, no le gustaba la idea de irse del único lugar que él podría llamar como hogar o familia pero le aterraba más la idea de que Ganondorf encontrara a su familia y acabara con ellos o incluso que les pasara algo peor, miró a los soldados y enrolló el pergamino guardando el mismo en su cinturón…
-¿Al menos puedo despedirme de mi familia?- preguntó Link, los soldados asintieron, Link caminó a su casa, Malon abrió la puerta y cuando Link entró ella cerró la puerta; en el cuarto de ambos él le explicó a ella toda la situación, claramente ella sabía lo peligroso que era eso, lo difícil que podría terminar siendo que él fuera a esa misión de frente, pero no había nada más que hacer…
-Entonces, me imagino que tardarás mucho tiempo en ese lugar, ¿No?- preguntó ella mientras miraba a su esposo.
-Sí, lo cierto es que no quiero dejarlos a ustedes solos, pero no deseo que les ocurra nada malo…- miraba a su esposa, sujetando sus mejillas con sus manos.
-Link…- fue directo a su armario, abrió una puerta que tenía llave del mismo y al abrirla mostró un traje como el que él portó en su adultez cuando peleó contra Ganondorf por primera vez, solo que el color del traje era más apagado, mas o menos como verde musgo, ella lo miró y algo apenada miró el traje -Por algún motivo pensé que un traje como el que portaste cuando eras niño te serviría en algún momento, espero que sí te sirva…- Link se acercó a ella, miró el traje y la besó con cariño, no pensó que ella aún estando en una paz y un ambiente tan calmado tuviera en mente tanto que él tuviera que partir a otro lugar como que le hiciera otro traje, ella correspondió el beso y después de unos segundo se separaron.
-Te lo agradezco demasiado mi amor, de verdad te lo agradezco- él se puso todo el traje, menos los guantes, antes de irse él quería sentir con sus manos el hogar y la familia que amaba.
-Es lo menos que puedo hacer, no tengo nada más que ofrecer, tú eres un guerrero y yo una simple campesina- dijo ella entristecida de no poder ayudar más a su esposo.
-No, no eres solo una simple campesina, eres mi esposa, la mejor compañera y amiga que alguien podría tener, sé que si pudieras me acompañarías, pero aún si no todo lo que has hecho por mí no te lo puedo agradecer-.
Ambos caminaron hacia el ático, Link tomó su arco que consiguió en Termina, su gancho que igualmente consiguió en Termina, su Ocarina que le regaló Saria, las bombas, y por último las máscaras que consiguió, bajó al cuarto de su hijo y abrió la puerta, estaba dormido, feliz de verlo descansar él acarició su cabeza y rostro, sonrió y besó su frente, después miró a su esposa…
-Algún día volveré, volveré y te daré a tí una vida completa de felicidad, y a mis hijos y descendientes les prometo que les enseñaré todo lo que ellos necesiten aprender por si ocurre algún problema, lo prometo de verdad…- él la miró, salieron de la habitación de su hijo, en la puerta que daba a la salida ambos se besaron por última vez, se miraron y Link miró a la puerta.
-Cuídate mucho, mi hombre del bosque, cuídate por favor- dijo ella con tristeza.
-Juro que lo haré, volveré, algún día volveré- él besó su mano, se puso los guantes y miró a su esposa a los ojos, le sonrió y salió, llamó a Epona y siguió a los soldados yendo a Hyrule con tal de dar fin a toda ésta situación… ¿Quién diría que este sería el último día en ver a su esposo?
…
Llegaron al cabo de unas horas, casi cerca del mediodía, los soldados fueron a descansar mientras otros soldados más se quedaron a escoltar a Link, el cual dejó a Epona pasear libremente por el campo, al estar en el castillo él esperó pacientemente mientras los demás soldados hacían sus rutinas para cuidar el castillo, casi media hora después llegó Zelda, era idéntica a como Link la vió antes de ir a su tiempo de regreso, aún sin ser la misma él de cierta forma le tenía un poco de rencor, lo regresó a un tiempo donde no era bienvenido por nadie, estaba a nada de ser un forastero si no fuera por Malon y padre, que con su generosidad le ofrecieron todo lo que una familia podía ofrecer, mientras que Zelda nunca se preocupó por él sinceramente, por eso mismo le tenía rencor, ahora en frente de la princesa de Hyrule él esperó alguna noticia de ella.
-Link, regresaste… estoy muy feliz de ver que has regresado- dijo ella con felicidad.
-He vuelto para acabar con Ganondorf de una vez por todas- respondió el rubio mientras veía a Zelda.
-Vayamos a la armería, ahí podrás tener más contexto de todo- dijo ella mientras caminaba, Link la siguió con los otros soldados.
Al llegar a la armería Zelda miró a Link, ella pensaba que nunca podría ver al niño que salvó a Hyrule otra vez, en secreto ella estaba atraída por él, pero algo le decía a ella que él no estaba interesado en lo más mínimo por ella, ni siquiera tenía oportunidad alguna con él… Zelda le explicó la situación, Ganondorf junto con un ejército de las Gerudo y monstruos estaban a punto de invadir Hyrule según los informes, estaba dispuesto a tomar la Trifuerza para siempre, por eso Zelda le pidió a Link ayuda para esa situación, Link miró el mapa y sabiendo que había una gran posibilidad de vencer él miró a Zelda asintiendo, ella con felicidad sonrió y anunció el plan a los soldados; una vez que estaban a solas Zelda miró el traje de Link y extrañada de ver un traje tan parecido al que él portaba de niño preguntó lo obvio.
-Link, tengo una pregunta, ¿Quién te hizo ese traje?-.
-Este traje me lo hizo mi esposa, Malon- respondió Link mientras afilaba la espada que él portaba.
-¿Tienes esposa?- preguntó ella sin creerse eso.
-Sí, y también un hijo- respondió con naturalidad, no sabía a dónde quería ir ella con esas preguntas, a su vez Zelda por esa revelación se sintió destrozada, pero tenía que disimular, buscando una forma de hacer que él dejara esas prendas ahí para evitar que él recordara a esa mujer ella llamó a unos guardias.
-Me parece muy interesante eso Link, pero de verdad no creo que en una batalla como esta pueda resistir más que una armadura, traeré una armadura para que la portes en la batalla…- Zelda salió de la habitación dejando a Link solo, al rato llegaron los guardias y dejaron la armadura en el suelo, saliendo de la habitación igualmente, este solo miró su traje, al verlo detenidamente viendo todo él solo se quedó con el traje, la cota de malla que tenía por dentro era más que suficiente para protegerlo, además no dejaría un regalo que su esposa le dejó, miró la armadura, era dorada, con un diseño de buho en toda la armadura, haciendo que el pecho tuviera forma de rostro de búho, odiaba esas aves por culpa de un búho que no dejó de hablar por toda su primera aventura, pensando bien todo él se puso la armadura cubriendo su traje, escribió una pequeña carta que guardó en su traje, tomó su escudo y espada, al rato salió de la habitación, Zelda estaba satisfecha, así él salió del lugar junto con los demás soldados directo al Valle Gerudo…
…
La sangre corría por su abdomen, sus ojos se achicaron por el dolor que sentía, la boca tenía sangre y su mano sentía la espada en su abdomen intentando quitarla, aún con todo eso Ganondorf seguía vivo, no se debilitaba, estaba con las energías completas, por su lado, Link estaba con la armadura destrozada, por completo destrozada, con sus fuerzas completas estaba empujando la espada en el abdomen, la Trifuerza del Valor le daba la fuerza sobrehumana para ejercer tal poder, pero Ganondorf no se debilitaba, estaba solo adolorido, con sus manos él sacó poco a poco la espada, mientras su herida se curaba con lentitud, Link vió eso y con más esfuerzo empujó pero era inútil, los demás soldados habían derrotado a las Gerudo, obligando a las soldadas de Ganondorf a retirarse, éstos soldados inútiles solo veían el espectáculo y no ayudaban, estaban aterrados de ver al Rey Gerudo sobrevivir a ese corte, segundo a segundo, minuto a minuto la tensión aumentaba, ninguno se movía, la armadura que Link portaba le ejercía un doble esfuerzo al cargar 100 kg de peso, con eso la Trifuerza del Valor brilló con más fuerza el sudor corría por la frente de Link, el cansancio se notaba, Ganondorf por su parte tenía la Trifuerza del Poder brillando en su mano, muy pocas veces podía controlar ese poder y ahora era el momento de usarla, su musculatura creció y su altura también agarró a Link del cuello, rompió la armadura del mismo y finalmente con la misma espada que él había atacado el Héroe del Tiempo fue atravesado, él no luchó para sacarla, era inútil, cayó al suelo cuando Ganondorf lo soltó, se desmayó el Rey de las Gerudo, Link por su parte retiró la espada, la Trifuerza del Valor intentó curar a su portador, pero este estaba tan débil que no se logró eso, solo tenía un único deseo, uno solo que ya no podría cumplir nunca…
Tras unos días los Siete Sabios sentenciaron a Ganondorf por todos los delitos que él cometió, Ruto, la princesa de los Zora, una de los Sabios murió en el juicio de Ganondorf, por eso y más fue sentenciado al destierro en la Tierra del Crepúsculo, por otra parte Zelda estaba entristecida, entristecida por ser quien indirectamente mató a Link, ella mandó a diferentes lugares las armas que Link llevó en su vida, como un recuerdo de sus hazañas, al retirar su armadura todos se dieron cuenta de algo, Link portaba su traje y sorprendentemente el traje se había recuperado, pero el cuerpo de Link seguía teniendo la herida, algo sellada pero no tenía vida en si, en el traje había una carta pidiendo que si él moría que llevaran su cuerpo al hogar que tenía con su familia al igual que su traje y sus cosas, Zelda haciendo caso omiso a eso solo rompió la carta y por odio a la esposa de Link solo mandó a que le avisaran, le retiraron el traje que ella hizo, enterraron a Link con una tumba especial en recuerdo de su sacrificio y trataron de quemar el traje que él alguna vez portó… pero ya no estaba, había desaparecido de la nada…
Malon se enteró y desconsolada pasó casi cinco años lamentando la muerte de su esposo, de su amado, su hijo nunca conoció a su padre, Malon le contaba a él lo increíble que era pero siempre terminaba en llanto por el dolor que sentía… una noche mientras ella estaba afuera viendo las estrellas al lado de Epona (que regresó a su hogar al no encontrar a Link) Malon escuchó el aullido de un lobo, un lobo que aullaba la canción que Malon hizo para llamar a Epona, ella con lágrimas en sus ojos miró alrededor observando un lobo de color dorado a lo lejos, él aulló de nuevo la canción, ella cantó la canción en respuesta, intentando no llorar, un resplandor cubrió sus ojos y miró que estaba en un espacio en blanco, ella miró a su alrededor sorprendida, al frente apareció Link, con su rostro enfrente de ella, tenía una armadura, pero estaba rota por completo, pensó que había dejado el traje que ella hizo, pero logró comprenderlo todo una vez que él retiró su armadura mostrando su antiguo traje debajo de la armadura, ambos se abrazaron, se sentía helado, muerto, pero aún así estaba frente a él una vez más… un último abrazo y beso antes de que ella rompiera a llorar por ver a su amado en el limbo… al menos Link podría cumplir sus últimos deseos en esa forma…
//Aquí está el One Shot de Zelda que prometí, un pequeño especial de 500 seguidores que había prometido hace años, espero que les guste este capítulo único, muchas gracias por leer y espero que pasen buen día, nos vemos ^^//.
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