Día 6.
Día 6: Una enorme tristeza que lo rodea.
Queda 1 día.
—Entonces, ¿alguno pudo contactarse con Boruto?
Preguntó Shikadai, a través de la llamada grupal. Desde su computadora, estaba revisando las redes de Boruto y quería comprobar si podía saber algo de cómo estaba él.
—No hay nada de mi parte —comentó Inojin—. Creo que a mí me bloqueó, su foto de perfil ya no me aparece.
—A mi tampoco —murmuró Iwabe—, de hecho, ayer le envié muchos mensajes y nada. ¿Qué hay de ti, Denki?
—C-Creo que también me bloqueó, ¿de verdad estará bien? Ayer Sarada-san estaba descontrolada, n-nadie pudo detenerla.
—¿Qué hay de ti, Mitsu? Boruto te prefiere a ti, ¿no? —dijo sin prestar atención—. Debes ser al menos el único que puede hablar con él.
—Inojin, no deberías decir esa tontería —advirtió Shikadai—. ¿Seguirás creyendo que Boruto nos estaba usando? De verdad, estás exagerando...
—¿Y por qué crees que lo pienso, cabeza de piña? ¡Ya escuchaste todo lo que dijo Sarada ayer! —exclamó—. ¿Quién sabe qué cosas le dijo a ella sobre nosotros? ¡De verdad, estoy cansado de todo esto!
Shikadai suspiró. Se había vuelto tan complicado todo desde que Boruto desapareció por completo después de que sucediera aquel alboroto. Intentaron llamarlo hasta cansarse y también, se escaparon en medio de clases para buscarlo.
Ni aún así lo encontraron hasta que llegó la hora de salir de la Academia. Hoy, ya era sábado y tampoco sabían algo de él.
—Qué novedad, ¿sabes? Desde principios de año, les dije que Boruto estaba raro —recordó, frunciendo el ceño—. Allá ustedes si no me quisieron creer.
—S-Shikadai tiene razón —Confirmó Denki—. Somos de distinta clase, así que no lo veo t-todos los días. Pero la relación entre Sarada-san y él, era extraña.
—Metal me dijo que a veces veía a Sarada con Boruto, pero al instante desaparecían —comentó Iwabe—. ¿Creen que sea una especie de relación? No dudaría que fuese así.
—¿Cómo te podía creer? Tch, debimos preguntarle más a Boruto —retomó su molestia—. De hecho, ¿no era muy extraño que faltara casi siempre? Lo veía en la mañana, pero después desaparecía.
—Bueno, en eso tienes razón —Asintió Shikadai a lo que dijo—. ¿Qué podemos hacer? En sus redes, no ha publicado nada desde hace un mes.
—¿En todas?
Shikadai buscó en el último perfil de Boruto y no había absolutamente nada. Sin movimiento, ni una sola palabra. Solo sus fotos publicadas estaban llenas de comentarios groseros.
—Sí, en todas. Ni una señal de su paradero —Cerró las páginas— o alguna muestra de qué está bien.
—¡Está en línea! —Interrumpió Mitsuki, después de quedarse un largo rato en silencio—. Por fin, está en línea...
—¡¿Lo dices en serio?!
Shikadai revisó su aplicación de mensajes y buscó de inmediato el chat de Boruto, es probable que todos los demás hicieran lo mismo. Y en cuanto cargó, era verdad.
—Me dejó en visto, y a ustedes? —respondió Inojin—. Parece que no se conectaba de ayer, debe tenerlo todo lleno de mensajes.
—Le voy a hablar —murmuró Shikadai—, Mitsuki tú también inténtalo.
—Sí, eso mismo haré...
En cuanto entró en su chat, pudo leer debajo de todos sus mensajes un “visto recientemente”. Shikadai volvió a escribirle.
—¿Qué le pusiste? —preguntó Inojin—. ¡Oye, quiero saber! Debiste haber hablado desde Discord en tu teléfono, Shika. Así podríamos verlo.
—No te desesperes, solo le puse lo mismo que antes —Volvió a poner la pestaña de Discord—. Si él está bien, es todo.
—E-Espero que realmente esté bien.
—Debería, son las 10 de la mañana —dijo Iwabe, más relajado—. Quizá por fin se decidió por hablar con alguien, ¿no?
—Mitsuki, ¿te dijo algo? —preguntó Inojin—. ¿Alguna novedad?
—No, volví a ponerle si todo estaba bien, si se sentía bien —Suspiró—. Quizá está muy afectado por lo que dijo Sarada, no va a querer hablar conmigo. ¿Hay algo, Shika?
—¡Me respondió! ¡Dios mío, ya era hora!
En el chat, después de haber estado prestando atención a lo que decían sus amigos, el teléfono vibró. Eso suponía que un mensaje había llegado y así era, decía claramente: “—Estoy bien”.
—¡¿Y qué te dijo?! ¡Dime, cabeza de piña!
—Dice que está bien, nada más —comentó—. ¿Qué más le digo? ¿Si quiere hablar con ustedes?
—D-Dile si está enojado con nosotros, ¡E-Eso importante saberlo!
—¡No, dile que si quiere vernos ahora! —exclamó Iwabe—. ¿Podemos hablarlo, no? Todo lo que sucedió...
—Podrías decirle si está en su casa, yo sé dónde vive —dijo Mitsuki, más calmado—. Podemos ayudarlo.
—Bien, esa es una buena idea —Aceptó Shikadai, dispuesto a escribirle—. Es mejor en persona.
—¡No, tengo una idea mejor! —Detuvo Inojin—. Dile que lo vas a llamar, ¡ve, dile! Puede sentirse asustado si le decimos eso y vamos a su casa, ¡mejor llámalo!
—¿Estás seguro? Eso sería muy invasivo para él, ¿no?
—Escúchame por una vez, Nara —habló con más seriedad—. Por todo lo que pasó ayer, no puedo creer esas palabras. He estado viendo su Instagram, acaba de bloquear los comentarios, pero eran horribles. Es imposible que esté bien.
Shikadai asintió y suspiró. Para escribirle a Boruto lo que Inojin le dijo.
—Listo, ya le escribí —avisó—. Pero los voy a silenciar, así no se va a enterar de que están escuchando, ¿bien?
—Solo hazlo, Shikadai —Aceptó Iwabe.
—S-Sí, aunque es meterse en la privacidad de Boruto —Dudó un poco—, quiero escucharlo.
—Por favor, ve y habla con Boruto —comentó Inojin—. Luego, pensaremos en qué hacer.
Shikadai miró el chat y Boruto le escribió que no era necesario, pero aún así pensaba hacerlo. La forma en que se fue ayer, los mantuvo preocupados a todos. Sobre todo por la sospecha que tenía de sus heridas.
Ya ni siquiera lo dudaba, algo extraño pasaba con ese chico.
—Bien, ya voy a llamarlo —avisó y silenció a todos con un solo botón—. Aquí vamos...
Buscó el contacto de Boruto y lo presionó, respiró profundamente puesto que dudaba un poco de lo que él le iba a decir en esa llamada, pero era necesario.
En esa discusión, Boruto no estaba solo. Existía una extraña relación entre Sarada y él, entonces, eso explicaría lo imposible que fue para el Uzumaki responder a sus acusaciones.
Apretó el botón para llamar y el teléfono comenzó a marcar. Sonó un tono y Shikadai le subió todo el volumen y puso el altavoz, se escuchaba bastante bien, Inojin le había escrito por el chat de Discord y todos los demás le confirmaron.
Un segundo tono sonó y seguía sin contestar, hasta que al tercero la llamada empezó.
—Te dije que no era necesario...
La voz, su voz no era la misma de siempre. No había ninguna muestra de que estaba feliz o de buen humor, aunque en la llamada no se lograba distinguir es probable que Boruto estuviera a punto de llorar.
Si es que ya no lo había hecho.
—¿Eso crees? —preguntó—. Estoy... No, ¿a dónde fuiste ayer? Estaba muy preocupado cuando te fuiste así.
—Ayer... ¿No es algo ya del pasado? —Intentó sonar animado—. Shikadai, yo creo que ya es hora de irme. Estoy bien, ¿no escuchas?
Shikadai suspiró, eso estaba más que claro. Él realmente no se escuchaba bien.
—Boruto, por favor, dime algo —pidió, arriesgándose—. Tus heridas... ¿Es verdad que te las hiciste tú? Desde hace tiempo estás raro, si todo tiene que ver con tus sentimientos por Mitsuki..
—¡N-No es eso! —exclamó, ya se oía una voz irregular—. Shika, ¿t-tú crees que es muy raro amar a Mitsuki?
Era incómodo. Sobre todo porque el mismísimo Mitsuki lo estaba escuchando, Shikadai no supo qué decir.
—Tal vez, no lo sé, ¿debí soportar toda esa idiotez? —habló para sí mismo—. Quizá, ¿de verdad soy tan extraño por amarlo?
—Boruto, no es eso —Negó—. Es tu problema quién te gusta o a quién odias, no es mi decisión. Pero me preocupas, solo quiero saber si hay algo más que no me has dicho. Somos amigos, ¿no?
—...Las heridas —habló, se oía más quebrada su voz—. Es muy doloroso, pero... Lo lamento. N-Nunca quise hacerlo.
Shikadai miró hacia la computadora, se sintió mal. Eran amigos, pero Boruto le confió la única oportunidad para hablar de sus sentimientos ni siquiera lo hizo con Mitsuki, quien se supone, era su mejor amigo.
—No te voy a culpar por lo que hiciste, solo me alivia saber que estás bien, Boruto.
—¿B-Bien? —Susurró, entre lágrimas—. ¿Se supone que esto es estar bien?
—¿Boruto..?
—Shikadai, ¿te molesta saber que les mentí todo este tiempo? —preguntó, se notaba resignado—. Si un día, yo desapareciera... ¿Llorarías por mi?
Shikadai se levantó de su silla, provocando un pequeño estruendo. Aquello lo asustó, miró por la ventana y había una fuerte lluvia afuera. Según el clima, eso no se detendría hasta mañana por la tarde.
Su madre no lo dejaría salir a ningún lugar en ese momento, Shikadai desvió su mirada e intentó relajarse. Quizás estaba exagerando con las palabras que Boruto le había dicho, pero él nunca jugaría con algo así.
—¿Qué estás diciendo? —murmuró, volviendo a sentarse—. Además, todos tenemos secretos y si querías esconderlo, no te voy a culpar.
—Es triste, ¿sabes? —respondió—. Por un momento, de verdad creí que lo estarías...
—Solo podría enojarme si haces algo muy estúpido —Sin pensarlo mucho, lo dijo— y lo que hiciste ayer sí fue algo tonto, ¿para qué escapaste?
En cuanto volvió a mirar el computador, vio que el chat de Discord estaba repleto de mensajes, de hecho, no paraban de escribir y no podía leer algo siquiera.
—Bueno... Fue difícil, creí que ya llegaría el momento de decir algo —dijo, pero no se oía convencido— y solo entré en pánico.
—Tu relación con Sarada es rara, ¿acaso le hiciste algo? —Dejó de ver la pantalla del computador—. Ella sí se escuchaba muy molesta.
—No es nada... —Lo negó—. Bien, Shikadai. Ya voy a cortar, te hablaré más tarde.
—¡Espera! —Lo detuvo, tenía curiosidad por algo—. Tú... A ti te gusta, Mitsuki, ¿no? Yo creo que lo mejor sería que hablaras con él.
—¿H-Hablar?
—Sí, quiero decir, tus intenciones en un principio no eran arruinar nada, ¿verdad? Por eso lo mantenías en secreto.
Shikadai ya ni siquiera sabía qué decirle, eran tantas cosas y Boruto solo las evitaba. No quería hacerlo sentir mal, pero quería saber.
—Supongo que era así —comentó—, ¿crees que arruiné todo, no? Shika, dime la verdad.
—No tengo por qué pensar eso —contestó—. Mira, todos están sorprendidos con tu actitud y nadie te entiende. Inojin está un poco molesto, pero sería bueno que habláramos.
—Eres bastante malo en esto... —susurró—. Lo mejor será que hablemos de esto el lunes.
—¿El lunes? —Miró hacia el calendario—. ¿Quieres evitar hablarlo? El lunes tenemos exámenes.
—Solo déjalo así, Shikadai —dijo con un tono más triste—. De seguro arruiné todo, pero lo intentaré...
—Oye, eso no es lo que quise decir..
—Sarada estaba hablando y había logrado callarla, y tú solo la dejaste seguir —recordó—. Entonces, sí estás molesto conmigo, ¿no?
—Boruto, eso fue porque es una chica. ¿Qué hubieran pensado de nosotros? —Tocó su entrecejo—. Si el Inspector hubiera llegado unos minutos antes, todos estaríamos castigados. Habrían pensado que le hicimos algo a Sarada.
Pero escuchó un suspiro de Boruto, a través del teléfono.
—Sí, tienes razón —Aceptó—. No tiene caso decirte esto, después de todo, fue mi culpa. Yo la provoqué.
—¿De qué estás hablando?
—Ya debo colgar, necesito cambiar mis vendas, Shikadai —murmuró, se oía enojado y con la voz quebradiza—. Hasta luego.
—¡Boruto, espera! —exclamó—. ¡Oye, no cortes! ¡Maldición!
Tiró su teléfono sobre el escritorio y revolvió su cabello. No había salido nada bien, por un momento se bloqueó y no pudo convencerlo de nada, ni siquiera de decirle algo de Sarada.
No fue la persona correcta para hablar con él en ese momento, con tantas cosas pasando por su mente y ahora lo de Boruto, él no sirvió en nada.
—¡¿Qué fue lo que hiciste?! ¡Oye, para qué tienes Discord si no vas a leer los mensajes!
Inojin fue el primero en reactivar el micrófono y se escuchaba alterado.
—Oye, no le grites. ¿Siquiera oíste la llamada? Hasta yo me hubiera quedado en blanco —Se quejó Iwabe—. ¿Qué le hubieses dicho tú, genio?
—E-Espero que no haga nada malo...
—Eran muchos, ¿sí? ¿Cómo se supone que los hubiera leído? Además, debe estar dispuesto a hablar con ustedes... Si es que está en línea.
—Se desconectó —respondió Mitsuki— y no creo que vuelva a conectarse, ni siquiera me dejó el visto.
—¡Oh, qué bien! Creo que debería calmarme un poco, esto es excesivo —reconoció su exaltación—. No sirvo para esto, ¿alguna idea?
—La verdad es que hace un rato me quedé en silencio porque estaba hablando con Himawari por mensaje —reveló Mitsuki—. ¿La recuerdan?
—Ah, la hermana menor de Boruto. ¿Qué hay con ella?
—Me dijo que Boruto está solo en casa —dijo un poco preocupado—. Se supone que se irían de viaje, pero él no ha salido de su cuarto desde ayer en la tarde.
—Y yo lo arruiné todo.
Se cubrió el rostro, con un largo suspiro.
—Es bueno que lo reconozcas, ¿eh? —Se burló—. En fin, ¿pudieron notarlo? Se oía que estaba llorando.
—Eso no lo dudo, además admitió que él se hizo esas heridas —Añadió—. ¿Qué quieren hacer...?
—¿Lo obvio, no? —respondió Iwabe—. Nunca quisimos decirles, pero yo fui quien lo salvó de la muerte, ¿no, Denki?
—S-Sí, algo así pasó —continuó Denki—. Desde hace un tiempo, Iwabe y yo notamos algo raro así que cuando vi que la puerta de ese baño sonaba, le pedí ayuda y b-bueno, ahí estaba.
—No quiero ser descriptivo, pero Boruto parecía fuera de sí... —Intentó explicarlo—. Como si algo dentro de él ya se hubiera rendido.
—¿Rendido? —preguntó—. ¿Es una broma, no? Boruto es la persona más alegre que conozco, no creo que..
Pero Shikadai se detuvo a medias. La respuesta estaba delante de sus ojos todo el tiempo, sobre todo, por el bajón académico que tuvo Boruto los últimos meses. Le parecía raro verlo distraído, nunca respondía los mensajes y de hecho, siempre se negaba a las salidas que lo invitaban.
Boruto había cambiado, pero fueron pistas tan pequeñas de su comportamiento que nadie lo notó.
—Ah, Inojin.
Recordó algo más.
—¿Qué pasa?
—Quizá ya no te acuerdes, pero el jueves de la semana pasada Boruto faltó a clases, ¿no? —Unió los sucesos—. El miércoles se retiró antes de la última clase.
—Tuve que entregarle los apuntes de esos dos días, ¡fue una estupidez porque no tenía ninguno desde hace un mes! —Se quejó, golpeando la mesa—. Así que, ¿cómo olvidarlo? Shino-sensei siempre ha querido hablar con él y... Oh, ya entendí.
—¿Q-Qué? ¿De qué hablan? —preguntó Denki—. No lo entiendo...
—Boruto lo escondió bastante bien —Mitsuki fue quien lo dijo—, por todo este tiempo, nos escondió los golpes con razones demasiado elaboradas.
—Díganlo claro, ¿qué quieren decir con eso?
—En clases de Historia Japonesa, es la única clase que compartimos con Sarada —informó, mientras volvía a investigar en su computador—. Es decir, no existía ni una sola forma de que los dos se hablaran más que hicieran una tarea juntos.
—L-Lo único que sé es que Sarada-san conoce a Boruto-kun desde pequeños —Opinó Denki—. E-Ella misma me lo dijo.
—Por supuesto, ellos dos a finales de secundaria, ni siquiera se hablaban —recordó—. Nadie podría sospechar de eso.
—¿No piensan que es algo muy idiota lo que hace Sarada? —preguntó con ironía Inojin—. Para que Boruto no hiciera nada, ella debió haberlo acosado por mucho tiempo... Demasiado.
—De seguro esto empezó en secundaria —Pensó Mitsuki—, desde el principio ambos dejaron de hablarse tanto. Al final, no pude descifrar qué es lo que sucedía con él.
—Pero al menos, fuiste tú quién se preocupó más por Boruto, ¿no? —Cerró las páginas—. Sin tu preocupación, quién sabe hasta dónde hubiese llegado Boruto...
—Aún así, no fue suficiente —murmuró—. Ninguno de nosotros, fue un apoyo real para Boruto. ¿Quién sabe? Tal vez... Debe creer que lo odiamos.
—Eso me huele a que Boruto no está tan loco con sus sentimientos —Añadió—. La verdad, estoy seguro de que cualquiera pensaría que realmente son pareja.
—Inojin, mejor ya cierra la boca —Suspiró, y volvió a hablar—. Como sea, lo mejor será hablarlo con él con calma y ayudarlo.
—¿Qué planeas, genio? —preguntó—. Si quieres resolver los problemas de Boruto, no creo que debas solo hablarlo. Si él está pensando en algo, no lo sé... ¿No deberíamos decírselo a su madre?
—Inojin, intenta buscar algo sobre Sarada —Añadió Mitsuki—. Eres bueno en eso, ¿no? De seguro encontraremos algo. Iwabe, Denki, ustedes también. Sé que Sumire está en la misma clase de Denki y ella es amiga de Sarada.
—¿Ah? Oye, no es por nada, pero tratas de decir que soy..
—Sí, sí, ahora ve y busca, cascarrabias.
Y simplemente lo echó de la llamada. Shikadai suspiró de alivio, las cosas con Inojin no estaban para nada bien.
Más de una vez, se lo había dicho directamente y él no hizo más que evitarlo. Lo entendía.
—Sí, creo que hay algunas personas a las que puedo preguntar —murmuró Iwabe—. Vamos, Denki.
Los otros dos también cortaron la llamada. Ahora solo quedaba Mitsuki y eso era lo que quería ahora Shikadai.
—Estoy preocupado por Boruto, ¿tú no? —preguntó—. La verdad es que ayer él cruzó la calle por sí solo, él estaba buscando morir.
—Al menos, estuvimos ahí para evitar cualquier accidente —recordó—. De todas formas, le preguntaré a Himawari si mañana estará en casa. Me parece muy preocupante que esté solo.
—Y la lluvia no se detiene, tal parece que estará así toda la tarde —Miró por la ventana y luego el clima por internet—. Mañana seguirá lloviendo, pero me gustaría ir a casa de Boruto.
—¿Estás seguro? Yo pensaba hacer lo mismo, por eso le estaba hablando por Instagram a Himawari —Confirmó—. Podremos averiguar si todo está bien con él.
—Solo quiero esperar que es así, Mitsuki..
***
Tocó por encima de las heridas y de inmediato, dolieron. Aún estaban muy sensibles, seguían sin cerrar los cortes que se hizo con ese enorme cristal aquel día.
No había mucho que decir lo que estaba pensando hacer en ese momento, pero sentía que era lo adecuado. Ya ni siquiera podía tomar su teléfono por los incesantes mensajes que le llegaban por mensajería.
¿Cómo todo podía terminar así?
Era sencillo lo fácil que su mundo, todo a su alrededor se había arruinado por su propia culpa. La verdad es que si la solución era lo que alguna vez, hace años, se le cruzó por primera vez estaba un poco asustado.
Tras tanto tiempo así, sin siquiera buscar un cambio y aceptando todo lo que sucedía, ¿no era obvio que en algún momento pasaría eso? Quizá hasta hubo otra vez en la que intentó morir.
Sí, fue en secundaria. Antes de terminara el último año, fue más que nada porque se sentía atormentado por Sarada. Para entonces, ya se había rendido con todo.
Incluso de poder amar a Mitsuki.
Con tan pocas opciones, en realidad, no podía entender su razón por la que se quedó en ese momento. Había pensado en abandonarlo todo, de una sola vez y estuvo a punto de lograrlo.
¿Qué fue lo que lo detuvo?
No lo recordaba y tampoco quería hacerlo.
Cualquier momento se le hacía poco importante ahora mismo, en la soledad de su habitación y sin nadie en casa, ¿por qué no lo hacía? Sería más fácil dejarlo ir.
Incluso con lo que habló con Shikadai por teléfono.
El lunes hablarían. Tendría que confesar todo. Ver la mirada de decepción en su rostro e incluso, es probable que no supieran qué decirle respecto a lo que sentía.
Puso su mano sobre su frente y se dejó caer sobre su cama. No había mucho que hacer.
—Si es que aparezco el lunes...
Más que pensar en cómo desaparecer y morir para siempre.
Sería más fácil de acabar.
Mitsuki y Shikadai sabían dónde vivía, es decir, tenía más ventaja respecto a eso. Su hermana llegaría mañana temprano de la casa de su tía y su madre estaba trabajando.
Hoy saldría un poco más tarde por un pequeño problema.
Estaría solo todo el día
Miró su antebrazo derecho, viendo la enorme herida que había quedado. Estaba comenzando a curarse, con eso sería suficiente para que solo quedará una gran cicatriz en el futuro.
Suspiró, por décima vez, ya era un hecho que se había rendido. Que toda la mentira que mantuvo por tanto tiempo terminó y ahora todos sabían lo que él era.
Además, estaba seguro que Sarada había provocado en su mayoría todos esos comentarios maliciosos. De sus compañeras de clase, gente de la escuela que lo conocía.
Aún cuando lo acosaba y le hacía daño, ella hizo lo posible para destruir aún más su reputación. Arruinarlo por completo.
Hasta llevarlo a ese punto.
En que sin importar lo que dijeran o hicieran, Boruto estaba a su propio límite.
No, ¿tan siquiera hubo un límite en algún momento?
No había nada que resolver. Nada de qué hablar. Él ya había sido abandonado por todo el mundo.
Y estaba seguro que su madre lo miraría con lástima, o quizás estaría molesta por todas las mentiras que alguna vez le dijo.
Antes de su intento de suicidio en la escuela, existió una sola vez en la que no pudo más y se cortó. Fue cuestión del momento, pero lo había hecho y su madre lo había visto.
Le mintió, diciéndole que había sido un impulso accidental lo que hizo y por eso se había cortado. Ella le creyó y lo mantuvieron en secreto.
Hasta hoy, dónde ya ni siquiera es una simple autolesión o un intento. Él de verdad pensaba en morir.
Fueron años soportando todo eso. Días en los que estuvo llorando hasta cansarse, incluso donde no quedaba nada para llorar.
—Odio esto...
Susurró, tampoco quería ser salvado. Quería morir solo, sin nadie a su lado y lleno de arrepentimientos.
En su mente, por primera vez, estaba en silencio. No pensaba en nada, de hecho, solo creía que últimamente hacía más calor.
Se sentó sobre su cama y miró hacia la ventana. Estaba lloviendo a cántaros.
Tomó su teléfono con cierto temor, había parado de vibrar hace un rato y de alguna forma, lo agradecía porque no quería seguir leyendo nada más.
Revisó su bandeja de mensajes, desde que había hablado con Shikadai hace un rato, sus amigos insistieron más en hablarle. Mandaron más mensajes y eso lo asustó un poco.
¿Qué querían saber?
¿Qué deseaba morirse? O quizá, ¿por qué jamás le dijo algo de lo que sentía? Es un chico, él nunca hablaría de sus sentimientos como lo haría una chica.
Es algo obvio, ¿no? Si era así como debía ser, ¿por qué se sentía tan solo? No, de hecho sonaba demasiado ridículo que se hubiera dejado llevar por Sarada tanto tiempo.
Sin embargo, ella supo acosarlo en el momento más adecuado. Fue en el tiempo en que se sentía pésimo consigo mismo y por supuesto, su relación familiar se estaba desmoronando.
Así que, no era tan ridículo si lo pensaba.
Al final, de todas formas, estaba acabado y el límite que lo separaba de realizar aquel acto final ya se había roto. Toda una semana esperando que algo o alguien le diera la esperanza de que realmente valía la pena vivir.
En realidad, ¿quizá fue mucho pedir? Estaba más que consciente de que no se pueden hacer muchas cosas en una semana. Pero Boruto, realmente esperaba que sucediese algo.
Como que, Mitsuki respondiera sus sentimientos.
Sonrió sin gracia mirando hacia la pared de su habitación. Él esperaba muchas cosas, pero esa era imposible.
Incluso con lo que sucedió el día de ayer, se había negado y avergonzado. No podía hablar con Mitsuki de nada.
Quería evitar el rechazo.
Continuar viviendo en una ilusión llena de mentiras creadas por sí mismo para protegerse del acoso y la vida real. No existía nada en lo que tuviese que sufrir.
Pero ya era casi un adulto, debía comportarse. Cualquier persona le diría eso.
Sin embargo, Boruto ya no quería nada. Soltó su teléfono y éste se deslizó sobre su cama, Uzumaki tenía dos opciones en ese mismo momento. Sin nadie que lo estuviera viendo, sin que alguien estuviese en casa.
¿Suicidarse o confesar?
La respuesta era más que obvia. Él no quería ver el rostro de los demás, sintiendo lástima por su situación y que dijeran si necesitaba ayuda en algo. Era lo que siempre preguntaban.
Lo que en realidad lo salvaría ahora...
Sería cualquier cosa.
—¡Uhhg..!
Se había levantado de su cama a hacerse daño.
Cerca de su escritorio, justamente en el cajón que guardaba los objetos de papelería, había una tijera filosa. Al menos, mentir sobre su accidente evitó que le quitaran cualquier objeto corto punzante.
Ese corte realmente le había dolido mucho. La tijera sí que estaba muy filosa, a pesar de que las anteriores heridas tuvieron que cocerlas por lo grandes que fueron, Boruto las abrió otra vez.
O solo una parte de ellas.
Porque ahora, sí que estaba más que consciente de lo que pensaba hacer con esas tijeras.
—¿Por qué tengo que pasar por esto...?
Susurró acomplejado.
Habían dudas en su mente. La culpabilidad y tristeza que se asomaban en su corazón impedían que él siguiera cortando. Rasguñando. Haciéndose daño.
Estaba demasiado confundido respecto a todo.
La sangre comenzó a gotear, un color carmesí igual que ese día en que estuvo encerrado en el baño, perdió el control y por supuesto, casi muere.
¿No sería una forma muy dolorosa de morir? Simplemente, sintió que su propia vida se iba.
Puso la tijera sobre su cuello, ya le daba igual. Si ahora mismo se cortaba la yugular, moriría al instante.
Ese sería un buen final para él. Solo y arrepentido.
Pero su teléfono volvió a sonar. Prefirió que lo mejor sería apagarlo, así nadie lo volvería a molestar.
Sin embargo, se trataba de Sarada. No escuchaba de ella desde ayer, después de que se atrevió a llamarlo justo antes de escaparse de la escuela.
No estaba seguro de responderle, pero de todas formas lo hizo. Dejó la tijera sobre el escritorio y cubrió la herida que estaba sangrando, de manera automática.
Luego, contestó.
—Supongo que ya abriste la boca, ¿no? Maldito idiota...
Como siempre, le hablaba con agresividad. Boruto solo frunció el ceño, ahora mismo todo le daba igual.
—¿Qué quieres decir?
—Le dijiste a Shikadai, ¿no es así? De alguna forma, mi mamá me castigó por todo lo que te hice —reveló— y me obligó a pedirte perdón.
¿Perdón? La verdad es que nada provocaría que él diera un alto a su plan de morir. Ella, por más que le dijera una disculpa, ya estaba arruinado.
¿Quién lo vería con buenos ojos ahora?
De seguro, sus amigos lo odiaban. Mitsuki no querría hablarle ni saber más de él.
Su vida ya estaba más que destrozada.
—Ja, ja... —Se rió—. ¿Te castigó? No quiero tu inútil disculpa, Sarada.
—No me digas... —Se oía sorprendida—. ¿Estás tan avergonzado que te haces el orgulloso? ¡Ja, ja! Ni en un millón de años, me disculparé contigo así que no te desgastes diciendo eso.
—¿Para qué llamas, entonces? Solo déjame en paz, maldición.
—¿Qué? ¿Piensas morir..? —preguntó burlona—. Te dejaré hacerlo, pero si mueres, no me haré responsable de nada. Al final, tú tienes la culpa..
—¡Ya cállate!
Cortó la llamada y tiró lejos su teléfono. El dispositivo se había estrellado contra la pared, rompiendo por completo su celular.
Todo eso, con cada palabra que escuchaba lo volvía loco. Ya no podía soportar nada.
No, de hecho, no había nada que debiese seguir soportando.
¿Por qué debía seguir dudando?
Simplemente, tuvo que haber terminado su vida desde el primer día que la palabra muerte cruzó por su cabeza.
Ya todo había terminado para Uzumaki Boruto.
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Maratón 4/10
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