Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Día 5.

Día 5: Clímax.

Quedan 2 días.

Se cubrió el rostro a penas se vio en el espejo del baño.

Hoy, finalmente era viernes. El último día de la semana y el último día en que volvería a asistir a clases.

La decepción que sentía había empeorado todo. Seguía sin creer que su padre fuera capaz de provocar esas cosas e incluso, a alguien tan buena como lo era su madre.

Su hermana parecía estar bien, pero Boruto estaba seguro que solo ocultaba su malestar tal como él lo hacía.

Era un hecho lo que iba a suceder.

Ya estaba más que decidido lo que quería hacer ese día.

Sabía que las preguntas rondarían, sus amigos e incluso, sus profesores le preguntarían si estaba bien. Por supuesto, haría lo posible por no demostrar las intenciones que tenía.

Sus intenciones de lo que haría en dos días más.

Desde ayer, cuando ocurrió esa pelea entre sus padres, el ambiente en casa era pesado. Su madre ni su hermana daban señales aún de estar despiertas, pero estaba seguro que ninguna de las dos se sentía bien.

Suspiró, decirle algo ahora solo le daría más  problemas a su mamá. Tal vez, si tuviera un poco de valor, podría evitar la tragedia.

Sin embargo, ¿para qué hacerlo? Perdió toda oportunidad y su padre, lo odiaba.

—Soy un desastre.

Finalmente lo admitía, pero se refería a su apariencia. Era incapaz de reconocer que dentro de él había algo malo, el suficiente como para llevarlo a esa decisión.

Cuando quitó sus manos de su rostro, vio la venda que su madre le puso ayer. Aún podía ver los tonos morados/verdes del golpe.

Bueno, ya estaba un poco acostumbrado a ser empujado o golpeado de esa manera por culpa de Sarada. Ella era, de cierta manera, agresiva con él. No lo comprendía, ni mucho menos lo entendía.

Simplemente, sucedía.

Y también, estaba ‘eso’. Lo que había hecho al perder el control, su impulsividad y la tristeza de ese día.

Pasó su mano sobre las vendas y sintió el ardor de la herida. Incluso así, supo que era profunda.

—De seguro Denki ya les contó a todos lo que pasó... —suspiró, otra vez—. ¿Qué puedo hacer?

Le daban nervios y miedo.

¿Qué van a pensar sus amigos de su decisión?

De la puerta cerrada. Hasta a eso le pedirían explicaciones.

Abrió la puerta del baño y pensó que la solución era llegar un poco más tarde. Se evitaría muchos problemas. El único deber que tenía ahora era entregar la mayoría de informes, tareas y unos ensayos que le debía a sus profesores. Todo se lo tenía que entregar a Kakashi-sensei.

No le diría nada, lo conocía bastante, pero su mirada era tan delatadora que le confesaría su gran irresponsabilidad.

Aunque se salvaría de no repetir segundo.

Para ser sincero, ni siquiera sabía si podría pasar del viernes. Habían pasado tantas cosas esa semana que la poca esperanza que tenía, se acabó. Se veía irracional su actitud, pero así se sentía.

Todo, en su corta vida, parecía estar terminando rápidamente.

Caminó hacia su habitación y tomó su mochila, echando las últimas cosas que debía entregarle a Kakashi-sensei y la cerró.

El día de hoy, la jornada escolar era mucho más corta. No sería un gran problema para él, de hecho, era una buena forma de disfrutar lo último que le quedaba.

Los últimos momentos que tendría para estar con sus amigos sin una pizca de mentira. El domingo, de todas formas, acabaría con su vida. Ya no tenía razones para esconder la verdad de él.

Salió de su habitación y caminó por las escaleras hacia el primer piso, ahora mismo ya nada importaba en su vida y si había algo de lo que se arrepentía, era haberse enamorado de un chico.

Le dolía demasiado pensar que fue una equivocación enamorarse de Mitsuki, pero así era. Lo más probable es que si alguien más se enteraba de que gustaba de él, todos lo odiarían y no soportaría ese sentimiento.

De hecho, sería un sentimiento parecido al que sentía por él mismo todos los días.

—Hoy es viernes, por fin...

En su propia voz, se oía el cansancio. Si alguien lo viera a la cara, por fin diría que todo ese pequeño show que él mismo creo para convencerse de que todo estaba bien, había acabado.

No había nada por lo que él tuviera que sentirse mejor.

Sería común para Boruto escuchar cada mañana la voz de su madre deseándole un buen día, pero hoy, hoy fue un día distinto.

Su padre había arruinado muchas cosas en su ida, tanto así, que le confesó a su madre haberle sido infiel varias veces y al parecer ni siquiera parecía estar ni un poco arrepentido.

En ningún momento dijo con quién, pero Boruto solo esperaba que no fuera con el padre/madre de alguien a quien conociera.

Las reacciones serían muy exageradas, a veces, hasta dramáticas.

Pero simplemente decidió irse a la escuela a entregar lo que debía y a pasar el día como siempre lo había hecho.

Clases, recesos y a casa. A veces conversaba con sus amigos y otras, usaba la excusa de adelantar sus tareas.

Aunque no esperaba mucho de ese día, el clima era diferente a lo usual. Como si lo soleado del verano, ya se hubiera marchado así de rápido y lo único que quedará fuera el inicio del otoño.

Lo cual, era un poco irónico. Estaban a la mitad del verano y pronto iniciarían las vacaciones, es por eso que debía salvar el semestre entregando todo los trabajos e informes que no había hecho. Incluso, podía decir que tenía que entregar una tarea que le enviaron la segunda semana del primer semestre.

Podía sonar gracioso, pero era complicado. Si no lo entregaba hoy, tendría que dar exámenes en las clases de verano. Eso pasaría, de no ser por la decisión que había tomado al principio.

Cada día de la semana se despertaba y se pregunta: “¿Será este el día en que tome la decisión?”. Y a pesar de que tardó mucho tiempo en pensarlo, todo siempre terminaba en la misma respuesta.

Supongo que esperar hasta el domingo, sería una tortura, pensó esperando el semáforo.

Fácilmente podría cruzar en rojo y acabar rápidamente con su vida, normalmente era cuidadoso con las calles y con los conductores imprudentes, pero solo hoy necesitaba uno. Alguien que tuviera la imprudencia de no respetar la luz roja o que lo empujaran desde la acera.

Cualquier cosa le servía, de hecho, había sido una mala idea salir ese día a la escuela. Por primera vez, estaba llegando temprano.

—Tal vez me vuelvan a regañar por la asistencia... —susurró, mirando al cielo—. ¿A quién le importa? Solo es un número.

La calle se volvía más peligrosa cuando Boruto salía tarde de su casa y llegaba más atrasado a la escuela, por eso se cuidaba tanto porque siempre iba con Himawari en la mañana.

Ahora, iba en soledad. No había nadie a su lado que lo conociera y lo detuviera.

Miró la calle y después al semáforo, seguía en rojo.

Si tan solo tuviera más valor, ya lo hubiese hecho hace muchos años. Cuando todo había empezado.

Su tristeza. Su desgano. Ahora que lo pensaba, ¿cuándo se volvió un problema? De por sí, su vida lo era porque el matrimonio de sus padres se estaba rompiendo cada vez más y fingir interés, no era muy cómodo.

De todas formas, no valía la pena pensar en eso ahora mismo. Era inútil porque podía escuchar como venía un auto a gran velocidad, más de la permitida en esa calle.

El momento más sorprendente de su vida, en el instante que su impulsividad lo superaba, siempre lo ponía en muchos problemas. Tal como pasó en sus muñecas, ahora había decidido morir atropellado.

—¡Cuidado, Boruto!

Al escuchar los gritos en ambas orejas, de inmediato, sintió dos agarres fuertes en sus brazos.

Al parecer, dos de sus amigos lo salvaron y a los segundos, el auto tocó el claxon y pasó sin siquiera parar.

Boruto respiró más agitado y pudo saber, mejor dicho, reconocer el error que estaba a punto de cometer.

—¿Qué trataba de hacer? ¡Eres idiota! —exclamó Shikadai, aún sujetando su brazo—. Esta calle es muy peligrosa, ¡tú siempre lo dices!

Miró a Shikadai y después a su izquierda, allí estaba su crush.

—¿Estás bien, Boruto? —Le habló de cerca—. Nunca te vi ser tan descuidado al cruzar la calle, ¿pasó algo?

Ambos lo habían agarrado de cada brazo, salvando su vida.

¿Estaba cometiendo un grave error al tomar esa decisión?

No, de seguro, fue simple casualidad. Sus amigos lo vieron y lo salvaron, eso fue todo. No había nada más importante en sus acciones.

—Estoy bien —respondió, tratando de zafarse de su agarre—. Solo me distraje un poco.

—¿Distraer? Tch, qué fastidio —Se quejó, soltando a Boruto—. Espero que solo hubiese sido eso, digamos que el semáforo no está tan lejos y todos pueden verlo.

Estaba dudando de su versión, pero no le iba a decir nada. En realidad, le parecía lo mejor porque Shikadai era muy inteligente y si él encontraba alguna solución para ayudarlo, estaría muy agradecido.

Boruto sentía que estaba pidiendo las últimas señales de ayuda. Una muestra de lo que sufría.

—Quizá le sucedió algo malo ayer, Shika —Defendió Mitsuki—. Ayer no vino, ¿tal vez por eso estás tan distraído?

De solo recordar lo sucedido, le parecía una verdadera desgracia. De hecho, por órdenes médicas ni siquiera debería haber asistido ese día, pero era urgente entregar todo. No quería dejar nada pendiente en su vida y sería ridículo no entregar su tarea.

—Como sea, no lo sueltes —Suspiró—. Llegaremos los tres a la escuela, no quiero ningún accidente en el camino.

Boruto suspiró. No era su plan que sus dos amigos lo vieran, sobre todo cuando sus emociones estaban tan descontroladas y estaba totalmente confundido respecto a cómo se sentía.

Simplemente se dejó llevar en ese momento.

—Además... ¿Por qué viniste a la escuela? —preguntó Shikadai, mirando de reojo al Uzumaki—. Me enteré que tus heridas eran graves, te haría mal venir a la escuela.

Boruto no quiso recordarlo. De hecho, trataba de olvidar lo sucedido los últimos dos días porque se cansaba de solo pensarlo y sus sentimientos volvían.

¿Era correcto mentir sobre su condición?

Ya no quedaba mucho y ahora mismo, no se sentía con muchas ganas de inventar una mentira convincente.

—¿Quién te lo dijo? —Frunció el ceño, mirando hacia el suelo—. Se supone que esa información no debe salir.

—Estábamos preocupados por ti, Boruto —Se adelantó Mitsuki, llamando su atención—. Inojin le preguntó a la Shizune-sensei y después, a Tsunade-sensei.

De alguna manera esa abuela se volvió la inspectora de la Academia, muchos decían que era porque perdió una apuesta.

—Quise venir, es todo —respondió, zafandose del agarre de los dos—. Además, ya me siento mejor. ¿No se nota?

Los miró a ambos, ninguno de los dos se veía convencido de sus palabras. Sin embargo, no había mucho que decir.

—Te creeré solo porque hoy la jornada acaba antes —respondió—. Solo vámonos pronto a la escuela, no quiero llegar tarde.

Pero Shikadai se adelantó. No entendió su razón para hacerlo, Boruto simplemente tomó la decisión equivocada de dejarse caer justamente en esa calle. Había olvidado que la mayoría de sus compañeros pasaban por ese lugar para ir a la escuela.

Uzumaki solo suspiró, no lo entendía.

—¿Acaso se molestó..?

—No lo está, solo se encuentra muy preocupado —habló Mitsuki, deteniendo a Boruto—. Lo que sucedió ese día, ¿de verdad solo fue un accidente?

Uzumaki desvió su mirada, lo que de verdad sucedió el miércoles era algo muy difícil de contar porque dejaría ver toda la verdad.

Lo obligaría a decir lo mal que estaba, y si eso no resultaba bien, ¿qué pasaría si lo odiaban? Era mejor soportarlo solo y no meter a nadie más.

Si Mitsuki descubría sus sentimientos por él, ¿de qué manera lo vería? ¿Qué tenía que hacer para que todo terminara bien?

Si elegía decirle la verdad ahora, ¿Mitsuki haría algo por salvarlo? Boruto no sabía qué decir.

—Verás... —murmuró, sin siquiera mirar a Mitsuki—, lo que sucedió ese día fue..

Pero cuando le devolvió la mirada, Boruto no supo describir qué esperaba de su amigo. Si hablaba y decía la verdad, ¿qué pensaría de él? Sabía que Mitsuki no era cruel con él, pero sí era muy directo.

Entonces, era su elección.

Dirigió su mirada hacía la mano de Mitsuki, éste le sujetaba con muy poca fuerza y aún así, parecía que no lo iba a dejar ir con tanta facilidad. ¿No quería soltarlo?

—Puedes confiar en mí, Boruto —respondió, sus palabras fueron comprensivas—. Si sucede algo, lo que sea, puedes decírmelo.

Uzumaki, hasta ahora, tenía miedo en lo que pudiese suceder si soltaba alguna palabra. Con los años, dejó de ser sincero y solo temía a lo que pasaría después.

Era ahora, podía empezar con algo tan pequeño como diciéndole a Mitsuki la verdad y salvarse de una decisión como la que iba a tomar, pero ¿y sí nada se resolvía?

Aquello, lo había pensado varias veces en la que intentó pedir ayuda. Fueron cosas pequeñas, a veces eran palabras y siempre estuvo cerca de decirlo, pero siempre existía algo que lo detuviera.

—Solo fue un accidente —confesó, sin mirarlo a la cara—. Todo fue culpa mía.

Creía que ya era muy tarde para decir una sola palabra. Tan cerca de cumplir un objetivo por alguna vez en su vida, y aunque sonara ridículo, Boruto se había cansado de pedir ayuda.

—Ya veo... —Lo soltó, dejándolo libre—. Aún así, si tienes cualquier cosa para decirme, sabes que puedes hacerlo.

—Sí, ya lo sé. ¿Por qué no seguimos? Shikadai ya tiene que haber llegado.

No deseaba hacerlo, pero tal vez moriría como un cobarde por nunca atreverse a declarar su amor.

Pero al menos, podía seguir contando con su apoyo.

****

—De verdad me sorprendió, Boruto —comentó Kakashi—. No es algo muy responsable de tu parte entregar todo esto ahora, ya casi va a terminar el semestre, ¿sabes?

Suspiró, al menos había hecho todos los informes y tareas a tiempo. Aún con todos esos pensamientos encima, logró completarlo todo.

Solo cerró su mochila, ahora tenía que pasar a buscar unos cuadernos y simplemente se iría a su casa. O quizá solo buscaría algo que hacer para no llegar temprano.

—Hice lo que me pidió, Kakashi-sensei —respondió con desgano—. Eso debería bastar hasta ahora.

—Tus padres estarán molestos si se enteran de tus calificaciones, Boruto —Siguió archivando los papeles—. Y de hecho, eso es lo menos importante. ¿Has estado asistiendo a clases, verdad?

A veces, su mente se iba a otro lugar. Era normal para él perderse de la mayoría de cosas que ponían en el pizarrón y así, nunca iba a entender nada.

—Claro que sí, Kakashi-sensei —murmuró—. ¿Por qué? ¿Anko-sensei volvió a quejarse de que me escapo de sus clases?

—Bueno, ella siempre dice esas cosas de todos —dijo lo obvio, pero miró al computador—. Las últimas evaluaciones, ¿estás consciente de que debes estudiar el doble, verdad? Tienes que subir el promedio, o simplemente, te quedarás en segundo.

Tal como Sarada se lo había dicho. Hizo de todo para que se olvidara de sus responsabilidades y solo se sintiera más atormentado.

—Me esforzaré, Kakashi-sensei —Desvió su mirada hacía la ventana—. Intentaré entrar en el ranking.

—Solo hacer eso te salvará de no repetir, Boruto —Suspiró, dejando de mirar la computadora. Era agotador hablar—. Pero dime, ¿seguro que está todo bien en ti? Todos han notado un cambio en ti, Boruto.

Y por un momento, Boruto se quedó mirando hacia fuera. Ese día, el sol no había salido y tampoco hacía tanto calor como creía, parecía que pronto iba a llover.

—Sí, todo está en orden.

Cualquier profesor intentaría decirle a sus padres si había algo mal en él. Su padre no había vuelto a casa desde ese día que discutieron y su madre estaba muy triste, no había espacio para hablar de él.

—Espero que vuelvas en ti, entonces. Debes ser excepcional como en secundaria, supe que eras muy buen estudiante.

Era así. En secundaria había ignorado esos sentimientos tan negativos por tanto tiempo que provocó que él mismo se perdiera dentro de estos mismos.

Si tan solo no se hubiera quedado así, de esa manera, todo se habría resuelto hace mucho tiempo. Su vida se trataba de tantas casualidades que lo llevaron a sentirse tan miserable.

¿Es así cómo todo acabaría? ¿Realmente sería la única solución a todos sus problemas?

¿Existía algo que pudiera hacer para sentirse bien consigo mismo por un momento?

Ese mismo día de verano decidió que la mejor decisión era morir. Sus amigos no lo sabrían hasta dentro de un tiempo, sus padres no tenían la paciencia de encargarse de algo tan molesto y su hermana era muy pequeña para hacer algo.

Estaba solo en esto. Se perdió a sí mismo. No había nada que tuviera un sentido real.

¿De verdad Boruto era Boruto?

—Sí, tiene razón, Kakashi-sensei.

Sus ánimos esa mañana, eran de lo peor. Considerando el dolor que tenía en su mejilla, sus muñecas ardían porque las heridas volvían a sangrar y sus emociones estaban tan dispersas que era imposible centrarse.

De cualquier forma, Boruto se retiró de la sala de profesores junto a su mochila. Iba a caminar hacia su casillero, tenía unos últimos libros por llevarse.

Dentro de un mes, comenzarían las vacaciones de verano. De ser él, quizá podría haberse divertido más y disfrutar de sus amigos. Como si fuera eterno.

Y ahora, Mitsuki era lo último que siempre venía a su mente. Desde el principio, quiso negar sus sentimientos por él.

No sería aceptado por nadie, todo terminaría para él. De hecho, hace un par de años se había dado cuenta de su verdadera sexualidad y desde entonces, no hizo nada más. Simples amores pasajeros, pero nunca ha tenido una relación.

Sonaba ridículo, hasta irónico.

¿Cuándo es que empezó todo eso?

Es lo que Boruto quería tratar de adivinar, al menos recordar. Él mismo se convencería de que todo lo que pasó fue su culpa y que nadie, fue responsable. Ni siquiera Sarada.

Cuando llegó a su casillero, de alguna manera, volvió a darse por vencido. Era inútil pensarlo todo ahora.

Lo mejor habría sido, que Sarada hubiese trancado la puerta y lo hubieran dejado morir. ¿Por qué tenía que volver a sentir ese sentimiento tan fuerte y envolvente? Estaba tan lastimado, desesperado.

Su pecho dolía. Las lágrimas que lo abandonaron habían vuelto y estaba solo en ese momento.

Nunca tendría el valor para salir de ese terrible sentimiento por sí solo, todo estaba completamente acabado para él. Así que, solo por ese instante se permitió llorar.

De todas formas, ya no tenía nada que perder.

La vida ahora mismo le estaba castigando por alguna razón que desconocía. ¿Era algo malo que él amara a Mitsuki? ¿Su padre lo culpaba de todo? Boruto ya no estaba seguro de nada.

Porque ya había sucedido de todo.

Se secó las lágrimas que seguían cayendo. Estaba avergonzado de ser un chico débil y no lograr enfrentar a nadie, pero ¿para qué intentarlo? Al final, todo terminaba de la misma manera que siempre.

Sin importar si Boruto cambiaba algo, él sufriría las consecuencias de sus actos. Parecía un crimen.

¿Era tan malo?

No estaba seguro.

Vio sus vendas, éstas otra vez se habían manchado por la sangre. Nunca quiso decirle a nadie lo que sintió ese día e hizo todo lo posible para esconder la verdad de su intento de suicidio.

¿Había servido de algo?

Quizá para completar por él mismo la tarea de morir. Buscaría cualquier excusa para lograr su propio objetivo, no existía algo que lo hiciera cambiar de opinión.

Ya había perdido toda la esperanza.

Se había rendido.

—Oye idiota, ¿este es tu cuaderno?

Parpadeó, mirando hacia el sonido de la voz. Solo vio a un chico mayor que él, dándole su cuaderno. Tal parece que se había caído y él no se dio cuenta.

—Sí, es mío —Extendió su mano, viendo a los ojos de aquel chico—. T-Te lo agradezco.

Por un momento, sus ojos se mantuvieron fijos en él. Un color grisáceo, nunca había visto un color así y de alguna forma, le pareció curioso.

—No deberías llorar en la escuela, la puedes pasar muy mal si alguien te ve.

Luego de eso, aquel chico se fue. Se notaba a simple vista que era de tercero de preparatoria, pero le pareció curioso que le dijera esas palabras. No fueron amables, de hecho, lo hicieron sentir avergonzado.

Sin embargo, era curioso. Le parecía conocido de alguna parte, pero nada se le ocurría. Suspiró, iba a disfrutar lo que quedaba de receso e irse una vez la última clase del día acabará.

Aunque antes, iría a limpiarse el rostro. No quería que sus amigos lo vieran de esa manera tan vergonzosa.

—¿Por qué tardaste tanto, Boruto? —Apuntó—. Se supone que solo irías a entregar tus tareas atrasadas.

Uzumaki sonrió un poco, se le había hecho muy normal fingir una emoción. En realidad, en ese momento solo quería estar solo.

—Olvidé algo en mi casillero, nada malo —respondió, poniendo su mano detrás de su cabeza—. Era algo pequeño, no te preocupes.

—Entonces, ¿de verdad tenías tanto que entregar? Vaya flojo —Se burló Inojin—. Si tan solo fueras más responsable, tal vez podríamos haber disfrutados más el receso.

—Perdón, perdón —Se disculpó con una sonrisa incómoda—. De todas formas, ¿dónde están los demás?

—Shika dijo que iría a buscar a Mitsuki, quería hablar contigo sobre algo —recordó, para levantarse del banquillo—. ¿Vamos?

Uzumaki desvió su mirada, no importaba mucho realmente lo que hiciese ahora. Solo iba a resignarse porque no había razón para escapar.

—Sí, está bien.

Lo más probable es que fuera por sus heridas. Las de aquel día en que intentó suicidarse al no poder controlarse y perder el control de sí mismo, para ser sincero, Boruto se sentía frustrado por no haber acabado todo ahí mismo.

Si lo hubiera hecho, no sentiría que todo está mal a su alrededor.

Incluso, aunque sus amigos se hubiesen preocupado por él, ¿qué le podía asegurar que no estaba solo?

Boruto ya estaba muy cansado, de solo pensar en todo lo que sucedía. Un día más, tanto para él como los demás, este sería el final.

Sin ser salvado, sin esperanza. ¿Cómo pudo llegar a esa conclusión?

Vio a Inojin pasar delante de él, se veía lejano. Sus amigos estarían bien, ellos seguirían de la misma forma cuando él muriera. Tal vez estarían mal un tiempo, es muy probable, pero ¿y después? Era lo mismo que siempre. Él no era importante para nadie y eso lo sabía muy bien.

—¡Maldito desgraciado!

En medio de todo, Sarada lo detuvo y cuando lo hizo, le pegó una cachetada. No dolió, pero sí quedó desconcertado. Todos alrededor de ellos dos, quedaron de la misma forma.

En esos años que Sarada lo acosó verbalmente y físicamente, siempre fue discreta. Para una estudiante de honor como ella, que se supiera esa verdad, arruinaría todo.

Boruto tocó su mejilla, ésta estaba completamente irritada. Fue más una molestia que dolor, pero no la entendió.

—¿Q-Qué?

Eso fue lo único que logró responder.

—Sí, de seguro no tienes ni idea. ¿Puedes entender lo que hiciste, fenómeno? —habló tosca, intentando humillarlo—. Tú y tu padre, maldición, los dos son la misma escoria.

—Oye...

Escuchó la voz de Inojin, solo desvió su mirada y se mordió el labio. No quería que su amigo viese algo como eso y tampoco tenía tiempo para tratar con las quejas de Sarada.

—Vámonos de aquí, Inojin —dijo, dándose la vuelta y acercarse al rubio—. Esto es muy molesto.

—¡Ja! ¿Ahora actuarás con valor? —preguntó—. ¿Solo por qué tus amigos están mirando?

¿Amigos?’, pensó. Inojin era el único que estaba allí, pero en cuanto levantó su mirada y vio por detrás del Yamanaka, los vio.

Allí estaba Shikadai, Denki, Iwabe y Mitsuki. Quizá había tardado demasiado en venir, debió haber ignorado sus propios sentimientos e ir rápido al lugar de encuentro.

Esto era su culpa. Pasar por esa humillación, sin tener la fuerza de no hacer nada por evitarlo.

Era vergonzoso ser él.

—No...

Murmuró, eso fue lo único que pudo decir. Era todo tan repentino y por supuesto, agresivo.

—Pequeña rata, ¿no te dije que nunca podrías escaparte de mi? —Se cruzó de brazos—. Pero mira lo bien que te escondes, ¿fue divertido lo que te pasó ese día?

Boruto se dio la vuelta y la enfrentó. Ella tenía una sonrisa fanfarrona, pero podía notar en el tono de su voz que había algo malo. Sarada podía ser cualquier cosa, sin embargo, nunca haría algo tan imprudente como acosarlo en medio del patio donde todos podían verlos.

—¿Qué quieres? —preguntó, intentando ignorar las miradas—. Escucha, si quieres hablar sobre algo, podemos hacerlo en otro lugar.

Desvió su mirada al suelo, se sentía humillado y avergonzado.

—Pero... ¿No será más divertido si todo el mundo lo escucha?

Uzumaki parpadeó y la volvió a mirar. Era imposible que ella hiciera algo así.

Uchiha lo miró también, se veía a plena vista que planeaba algo muy malo. Demasiado.

—Ayer, estúpido idiota, ¿provocaste el divorcio de tus padres? —preguntó, mientras se acercaba más a Boruto—. Eso no me importaría mucho, pero ¿sabías que eres como una escoria?

Boruto no entendía nada de lo que decía, pero seguía sin decir una sola cosa. No había pronunciado ninguna palabra, a pesar de que estaba diciendo información privada de él y sabía que algo malo saldría de eso, no lo entendía.

¿Por qué se enteró de eso tan rápido?

—¿Oíste lo que dijo Sarada-san? Eso es horrible.

Y empezaron los murmullos, asustando a Boruto. En realidad, se sentía extraño. Mientras más veía a su alrededor, podía sentir que estaban hablando sobre él.

—Esto deberíamos hablarlo en privado, Sarada —insistió, su voz temblaba—. No es algo que debamos decir frente a todos.

—¡¿Crees que me importa?! —exclamó, su paciencia se acabó—. Tú, ¿sabes lo que hiciste? ¡Mis padres también se separaron por tu culpa!

Cerró su puño, se estaba sintiendo mal. Ya ni siquiera importaba lo que decía Sarada, lo más duro de toda esa situación eran las miradas de los demás. Los murmullos. Boruto estaba nervioso por eso.

¿Qué pensarán luego de que todo eso termine?

Tal vez, Sarada lo hizo por una razón.

La miró otra vez, había recordado una cosa. Lo que provocó, por alguna razón, que su amistad terminara.

Boruto hace dos años, le dijo a Sarada que le gustaba Mitsuki. Le dijo abiertamente su sexualidad. Y eso, le causaba una gran inseguridad.

Ya fue muy difícil para Boruto, en el pasado, aceptar que era homosexual y que Mitsuki le gustaba. De alguna forma, siempre fue discreto respecto a esa parte de él ni siquiera sus padres lo sabían.

Absolutamente nadie más que Sarada estaba enterada de ese secreto.

Comenzó a sentirse un poco mareado.

—Tch... Te busqué toda la mañana, ¿no sabes lo mucho que quería golpearte? —Lo agarró del cuello de la camisa—. Dime, ¿sabes lo ridículo que es sentirse así? Supongo que para ti, será muy sencillo..

—¡Oye, Sarada! ¡Ya déjalo!

Shikadai se entrometió, tomando del antebrazo a Sarada y la separó de Boruto. Mitsuki, en cambio, tomó del brazo a Boruto para hacerlo retroceder.

—Vamos, esto es una tontería. Boruto no tiene la culpa de nada, estás siendo muy molesta, Sarada —habló Shikadai, mirándola—. Ya te dijo que podrían hablarlo adentro, esto no le interesa a nadie.

—¿Estás bien, Boruto? —preguntó Mitsuki, viéndolo preocupado—. Eso nos tomó por sorpresa a todos, no creí que..

Boruto intentó respirar más calmado, pero se sentía tormentoso. Su respiración, estaba mareado y no paraba de sentirse asustado.

No dejó de mirar a Sarada, ella también permaneció en silencio por un momento. Los murmullos seguían y aunque trataba de ignorarlos, no podía. Si por él fuera, ya se habría ido corriendo.

—¡Ja! ¿Realmente creen en todo lo que ese idiota les dice? Díganme, ¿acaso saben quién lo encerró en el baño ese día? —Continuó con sus acusaciones, seguía escalando en la discusión—. Por supuesto, fui yo. ¿De verdad creen en sus mentiras? Este idiota solo finge.

—¡Sarada, cierra la boca! —exclamó Boruto, temía que dijera algo más—. Bien, sí. ¡Yo provoqué todo eso! Mi padre no es más que un viejo insoportable, ¿y qué querías que hiciera? Lo hecho, hecho está.

Mitsuki lo sujetó y Shikadai sujetaba a Sarada. Ambos se miraron y quien sonrió no fue más que Sarada.

—De tal palo, tal astilla... —Se burló—. Bien, si es lo que dices te creeré, pero ¿sabes por qué mis padres se separaron? Porque tu padre... ¡Ja! Esto debe ser una completa tontería, tu padre y mi padre eran pareja.

Boruto se sorprendió, no tenía ni idea de eso. De hecho, quizás esa era la razón por la que su padre se sentía tan estresado y no estaba feliz al lado de su madre. Puede que eso no justifique la agresión, pero su padre era igual a él.

Entonces, es cierto. Él no tenía nada que ver con eso, de hecho, esa responsabilidad eran de los adultos y las acciones que ellos harían en el futuro no era culpa suya.

—Ya le dijiste todo lo que tenías, ahora deberías irte, Sarada —Pidió Shikadai—. Hiciste un alboroto innecesario, si tanto te molestaba podrías haber hablado con Boruto en otro momento.

Uzumaki se relajó, Shikadai lo ayudaría para calmar todo el ambiente. De alguna manera, se sintió más seguro y acompañado.

Sus dos mejores amigos, lo defendieron cuando él no pudo y se quedó en silencio. Ahora que lo pensaba un poco, ¿de verdad se perdería de todo eso?

Espera, ¿aún a estas alturas podía seguir dudando?

Miró a Mitsuki, él parecía estar dispuesto a entrometerse si Sarada volvía a golpearlo. Shikadai hacía lo mismo.

¿Por qué dudó tanto sobre sus amistades?

—¡Bien, vayan a escuchar rumores de otras personas! —exclamó Inojin—. ¡Esto no tiene nada que ver con usted! ¡Ya, fuera de aquí!

De alguna manera, se sentía a salvo. La tormenta que por tanto tiempo lo siguió, parecía detenerse. Podía ver lo que nunca se dio cuenta por sí mismo.

Desde que comenzó a sentirse así, perdió completamente la razón. Provocó problemas, dejó de asistir a clases tan a menudo y descuidó sus deberes. Incluso, dejó de acercarse tanto a sus amigos.

Quiso evitarlos porque no quería ser una molestia para ellos.

Cuando menos lo esperó, ellos vinieron a él. Quizás ahora, en su peor momento donde cayó lo más bajo posible, ¿había algo bueno? ¿Podía tener algo de paz para él mismo?

En todo ese tiempo, el dolor interno que sintió por años lo ocultó y ahora que Sarada mostró su verdadera actitud contra él, sus amigos estaban de su lado.

—¿En otro momento? ¡¿En qué maldito momento?! —chilló, más enfadada—. De verdad, es gracioso... Lo defienden como si fuera el mejor amigo que tienen, pero ¿no les has mentido por tres años, Boruto?

—¿Mentir..?

Sarada aprovechó la distracción y se soltó del agarre de Shikadai. Avanzó hacía Boruto y habló.

—¿No será que tienes un secreto que contar, Boruto? —Sonrió, cerca de él—. Ya sabes...

Boruto tragó saliva, ella estaba dispuesta a arruinar todo. Se le veía así desde el principio.

—Sarada, deberías irte ya —Detuvo Mitsuki—. No me importa, si Boruto lo ocultó debe haber una razón. Así que, vete.

Pero la Uchiha solo puso su mano sobre el hombro de Mitsuki y continuó.

—Oh, Mitsuki. Sobre todo a ti, Boruto te ha ocultado tantas cosas, ¿cómo pueden seguir siendo mejores amigos? —Lo miró, como siempre era extraño—. O quizá, Boruto tendrá el valor para decírtelo hoy.

—¿De qué está hablando? —murmuró Inojin, esas palabras llamaron su atención e impidió que siguiera el alboroto—. Boruto, solo dilo. Esa chica es una completa molestia.

Sin embargo, simplemente no podía. De su propia voz, no había nada que le diera seguridad de que todo terminaría bien.

Retrocedió un paso, no quería que nadie lo mirara raro.

—¿No dirás nada? —Esperó, viendo que Boruto solo se mantuvo en silencio—. Vaya, es una lástima. Siempre te di una oportunidad, pero veo que no te importa.

Boruto dirigió su mirada hacía las vendas de sus antebrazos. Las heridas fueron profundas, lo suficientes para casi matarlo. No solo era que él era gay, si no, toda la travesía que pasó con Sarada.

Ella hizo todo lo posible para hacer de su tristeza, una completa miseria. Y ahora, si decía todas las cosas que le obligó a decir a los golpes, ¿cómo lo verían?

¿Cómo podría ser su amigo después de eso?

—Sarada...

Intentó hablar, pero de su boca no salió nada más que el nombre de ella.

Y entonces, Sarada confesó por Boruto.

—Todos ustedes, ¿de verdad creen que este idiota es tan valiente? —Se burló, con una sonrisa fanfarrona—. Se oculta de mi porque le tiene miedo a una chica, pero ¿no es algo muy ridículo? Boruto, ¿no le has dicho a nadie la verdad de tus heridas, verdad?

Uzumaki volvió a sentir esa ansiedad de antes. Las miradas estaban sobre él, incluyendo la de sus amigos. Lo único que pudo hacer fue intentar ocultar sus vendas con la mano, pero le dolió. Seguían muy sensibles.

—Denki-kun, ¿tú lo viste, no es así? El intento de..

—¡Sarada, ya basta! —Interrumpió Boruto—. Pídeme lo que quieras, pero no digas nada más. Ya no... ¡Solo no hables más!

—Déjala hablar, Boruto.

Pero Shikadai fue el que lo detuvo. Es obvio que sentirían curiosidad porque desde hace mucho tiempo, Boruto dejó de hablar sobre sí mismo y solo inventaba cosas.

Incluso hasta lo que no iba con su personalidad, todo porque quería disimular.

—¿Q-Qué?

No lo entendió.

—Sabía que tarde o temprano pasaría algo así, Boruto —dijo Sarada, fingiendo ser comprensiva—. Tus amigos, sucedió tal cual lo dijiste antes, ¿no?

Boruto desvió su mirada. El cálido sentimiento que antes tenía, desapareció. Se esfumó como un simple copo de nieve.

—¿Entonces?

Pidió Shikadai.

—Ja, ja. Bien, sus heridas se las provocó él mismo... No necesitan saber cómo, ¿verdad? Es demasiado obvio —Se encogió de hombros—. Porque este idiota, ¿no has querido morir todo este tiempo?

Boruto evitó la mirada de cualquier persona, lo único que hizo fue quedarse en silencio y esperar a que ese circo terminara.

—Ha sido todo un espectáculo, pero por fin puedo decirlo... ¿Me dejas confesarlo, Boruto?

Uzumaki solo la miró de reojo, sería tan vergonzoso, humillante y de nuevo, causaría tantos problemas entre sus amigos. Sobre todo, entre Mitsuki y él.

—No le hables —respondió Mitsuki—. Solo di lo que quieras y luego, vete.

—De verdad es tierno, la forma en que lo apoyas, Mitsuki —Sonrió, para luego poner su mano sobre su pecho—. Pero, ¿si sabes lo que Boruto piensa de ti?

Era demasiado para él. Todo hasta ahora, había sido tan repentino. ¿De verdad lo odiaba tanto? Sarada, ella no hacía más que crear discordia entre sus amigos.

—¿A qué te refieres..?

—Boruto, él... ¿Nunca les dijo que era homosexual? —confesó, mirando a Boruto—. Claro, quizás estoy exagerando, pero ¿sabes lo mucho que le gustas a Boruto? Eres su primer amor, Mitsuki.

Uzumaki levantó su mirada hacía Mitsuki, temía que lo fuera a mirar como si fuera extraño. No, de hecho lo era. Sarada miles de veces se lo repitió.

Volvió a retroceder una vez más. Ni siquiera soportaría mirar a otra persona.

—T-Te dije que ya era suficiente...

Fue lo único que pudo decir porque se dio la vuelta y corrió lejos de ahí.

—¡Boruto, espera..!

Mitsuki intentó detenerlo. Shikadai solo lo vio irse y después, habló.

—Déjalo, ya hablaremos con él.

Sarada sonrió con más firmeza que antes. Vio por dónde se había ido Boruto y solo volvió a responder.

—¿Hablar? —preguntó con gracia—. Tal vez ya sea muy tarde para hablar con él, no creo que quieran escuchar lo que viene después de esto, ¿verdad?

Inojin fue quien lo entendió, cuando miró a la gente que había presenciado todo eso, se dio cuenta de lo mal que lo pasaría Boruto.

—Así que, esto era lo que pensabas hacer desde el principio... —dijo Inojin, acercándose a Sarada—. Me parecía raro que le hablaras, pero aún cuando intentamos detenerte, lo lograste de todas formas.

—Ah, pero ustedes me dejaron hablar —recordó—. Shikadai detuvo a Boruto de callarme, ¿no creen que son responsables? Si logran encontrar a esa basura, ¿piensan que estará bien?

Sarada comenzó a caminar para irse, ya había hecho suficiente.

—Deberían conocer mejor a Boruto, ¿no lo creen? —Los miró—. Él es capaz de hacer lo imposible posible, ¿no?

No había nada ni nadie que tuviera el valor de detener lo rápido que corrió el rumor y tampoco hubo tiempo para buscar a Boruto porque el timbre había sonado.

Sin escapatoria, Sarada condenó a Boruto.

(...)

Cerró como pudo la puerta de la azotea. Sus movimientos eran torpes y estaba muy agitado. Corrió lo más rápido que pudo fuera de cualquier lugar de la escuela y fue al lugar más abandonado.

Con tantos pisos en la Academia, no había mucha gente que viniera a la azotea. Boruto se dejó caer en el suelo a penas caminó un poco lejos de la puerta.

Miró al suelo, completamente asustado y ansioso. ¿Qué se supone que haría ahora? ¿Por qué Sarada lo había hecho?

Entonces, ¿todos lo abandonaron al final?

Se mordió el labio con fuerza, estaba temblando. Cerró los ojos porque no podía parar de ver las miradas de sus amigos y de todos los demás.

Era horrible.

Hasta que su teléfono vibró, una y otra vez. En el pasado, cuando estaba en secundaria conoció a mucha gente, más de la mitad de la escuela lo conocía. Con ese secreto que ocultó por tanto tiempo, ¿cómo lo verían todos ahora?

Incluso Mitsuki, ¿qué pensaría de él ahora?

—M-Maldición...

Abrió sus ojos y sentía su vista borrosa. Era débil, se había vuelto demasiado débil. Ya fuera por el golpe de su rostro que seguía doliendo, no importaba nada ahora.

Todo en su vida, incluso en su propia casa, estaba roto.

¿Por qué le pasaban esas cosas a él?

Él tenía la culpa de todo. Dejó que todo creciera a ese alcance tan horrible y ahora, por su idiotez, pagaba las consecuencias.

No, él de verdad merecía morir ahora.

Cualquier cosa que hiciera, ya no tenía sentido. Si la única opción ahora mismo era morir, él lo haría.

¿De qué otra forma podría morir?

Tomó su teléfono con torpeza y lo vio. Sus redes sociales estaban repletas de malos comentarios, su mensajería también. Su respiración se detuvo y apagó el teléfono.

Se cubrió la boca, estaba temeroso. ¿Qué otra cosa podía esperar? Si no lo hacía ahora, ¿cuándo?

El acoso que Sarada le hacía, empeoraría y sería peor que antes. Estaba aterrado.

Completamente solo, sin nadie para soportar la cantidad de emociones que venían a él y todo lo demás ya era agotador. Ni siquiera llorar le servía.

Y no fue hasta que una llamada entrante apareció.

Era de Shikadai.

¿Por qué debía contestar? Él fue quien permitió que Sarada continuará hablando. Pero también lo defendió.

Y la llamada entrante, se perdió. Al segundo después, volvió a llamar.

—¡Tch, ya no quiero oír nada!

Tiró su teléfono lejos de él y solo se centró en sí mismo. Tan innecesario, tan doloroso.

Boruto solo quería desaparecer ahora mismo. Fue una semana tormentosa, molesta y llena de desesperanza.

Se dio una última oportunidad antes de dar el paso final y nadie le demostró que era importante. Tal vez, también era su culpa porque jamás dijo nada y se la pasaba mintiendo, pero deseaba que se preocuparan por él.

Fue abandonado por todos. Al final, se lo merecía.

Se levantó del suelo, aún con dificultad y caminó hacia su teléfono. Se había roto la pantalla, pero aún funcionaba.

Ya tenía 4 llamadas perdidas de Shikadai. 2 de Inojin y 1 de Mitsuki.

Mitsuki, ¿por qué pensó que algo mágico sucedería si Sarada se confesaba por él?

Él mismo cabó su propia tumba.

Hasta que entró otra llamada, pero era de un número desconocido. Tenía miedo de que fuera una llamada para insultarlo, pero simplemente contestó.

¿Te gusta el circo? Bueno, tu secreto lo está haciendo un circo —Se burló, era Sarada—. Y dime, ¿dónde estás?

Boruto desvió su mirada, ni siquiera tenía ganas de hablar. Así que, no habló.

—¿Estás llorando? ¡Ja, ja! ¿Por eso no me contestas? —Se rió, como si fuera un chiste—. ¿No recuerdas lo que te dije? Esto, te lo mereces.

—¿Qué más les dijiste...?

—No, no fue mucho —respondió—. No quiero hundirte tan rápido, ¿sabes? Es muy pronto para que sepan todas las cosas que dijiste.

—Tú me obligaste —murmuró—. ¿Qué más querías que..?

—Sumire grabó el audio, no el vídeo. Nadie podrá saber que esos golpes te los hice yo y estabas siendo obligado... —reveló—. Puedo enviárselos y todos sabrán el tipo de persona que eres. ¿De verdad quieres eso?

—¡¿Qué quieres que haga, entonces?! ¡Hiciste todo esto para molestarme! ¡Arruinaste mi vida social! ¡¿Qué más quieres?!

—Muere.

Y toda la ira que acumuló, desapareció en un santiamén.

—¿Qué? ¿Q-Qué dijiste?

—Piénsalo un poco, ¿crees que tus amigos volverán a ti? —dijo Sarada—. Nadie está para ti, Boruto. Solo hazlo, ¿quién llorará por ti, después de todo? Ahora, todos te odian. Ya lo comprobaste, te detestan. Así que, mejor hazlo y ya.

Y la llamada terminó. Boruto cayó de rodillas en el suelo sin siquiera creer que era verdad. No podía sentir su propia respiración, su verdadero miedo se hizo realidad.

Intentó cerrar sus manos, quiso sentir que algo de eso no era real y que no había terminado de esa forma, pero no. De verdad había pasado.

Entonces, ya era un hecho.

¿Por qué no solo se moría?

--------

Maratón 3/10

He vuelto a las actualizaciones. Gracias por esperar por tanto tiempo a mi regreso.

Quizá haya errores ortográficos, puede que algunos personajes tengas pequeños errores, pero hace mucho que no veo Boruto. Así que, una disculpa desde ya.

Gracias por leer mi historia.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro