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Epílogo

Brent Jones

Un año después.

Lo que estaba abrazando dormido, no se parecía ni un poco al cuerpo de Myles.

Abrí un ojo poco a poco, sintiendo todo el pelaje de alguien.
Estiré más mi mano, y encontré por fin al otro lado del cuerpo que estaba abrazando, el tacto del brazo de Myles.

Poco a poco me desperté y abrí completamente los ojos, encontrándome con Dakar acostado entre Myles y yo.

—¿Qué te he dicho de interponerte entre mi ser amado y yo?— me quejé con Dakar, y él permanecía dormido tranquilamente.

—Déjalo aquí— escuché a Myles hablar y abrazar también a Dakar.

—Oficialmente fui dejado— lancé en queja.

Rió burlándose y me levanté de la cama, muy indignado.

Fui directamente al baño a mojarme la cara y despertar por completo, para después regresar al cuarto.

Vi a Myles dormir con tranquilidad, acariciando la cabeza de Dakar.

No importara cuántos días viera lo mismo, siempre me gustaba verlo dormir por la mañana, en especial cuando estaba al lado de Dakar y lo abrazaba.

—¿Irás primero al refugio o al taller?— pregunté acercándome —quítate tú— ordené empujando con suavidad a Dakar a la izquierda.

Abracé a Myles y lo dejé rodear mi cuello, al momento de levantarlo el solo se aferró a mí con sus brazos y piernas.

Esta era mi manera de despertarlo cuando era mi turno de cocinar el desayuno, llevarlo yo mismo hasta la cocina y poder convivir con él.

—¿Ricky irá al taller?— preguntó somnoliento, y lo dejé sobre una silla.

—Se supone que sí, a menos que no se levante— contesté y acomodé su cabello, luego incliné la cabeza y él hizo lo mismo con el mío.

—Entonces iré al refugio— contestó rascando sus ojos.

—Iré por ti antes de las seis.

No dijo nada más, mientras yo hacía el desayuno él aún quería dormir sobre la mesa.
Una hora después, ambos nos fuimos por nuestro camino.

Dakar caminaba a mi lado, como siempre lo ha hecho, pero yo seguía resentido porque logró que mi chico me cambiara por él.

—Si debo pelear por su amor contra ti, lo voy a hacer, y te voy a ganar— le advertí casi llegando al taller.

El taller eran los cimientos de una gran empresa de máquinas industriales, empresa que Ricky, Myles, y algunos amigos de mi sol, la estaban levantando poco a poco.

Todo había comenzado con Ricky hace años, y la idea era que solo seríamos él y yo, pero los planes de ambos cambiaron demasiado

Y el refugio Eclipse, era nuestro segundo plan y nuestro pasatiempo por gusto.
Un refugio de animales, en el que todo animal que veíamos en situación de calle o maltrato, llegaba aquí.

Tanto mi sol como yo, habíamos puesto mucho empeño en ese refugio, que estaba teniendo buena racha.

Myles estaba de acuerdo en trabajar en esto, aunque su carrera biomédica fuera un poco diferente, pero él mencionó que le gustaba. Además de que logró combinar su carrera con su trabajo.

Claramente, habíamos encontrado una buena veterinaria y una buena ayuda en su hermana, ella era quién estaba la mayor parte del tiempo, la que más disfrutaba de los animales.

Pasando el día, fue que Ricky se apareció en el taller mientras yo arreglaba una máquina expendedora.

—¡Brent, alimentame!— dijo Ricky casi rogando, dejando por algún lugar sus cosas —no vuelvo a tomar.

—Creí que ya no te gustaba ir a fiestas— comenté burlándome.

—Tab y Mei son insaciables para tomar— soltó dejándose caer sobre una mesa —tenía que ir, ¿Cómo iba a dejarlas solas si no conocen los límites? Me necesitan.

Negué dejando un largo silencio. —Ya dime la verdad, en dónde las perdiste.

—Dos cuadras después de la fiesta, ¡Son como pequeños animales! Se escabullen.

—Mei llamó a Myles en la noche diciendo que ya estaba en casa y Tabatha igual.

—Gracias a Ricky— concluyó —Dakar, trabaja por mi.

Segundos después se decidió por empezar a trabajar, pero en todo este tiempo no dejaba de hablar, tampoco era raro en él, pero sabía que Tabatha tenía algo qué ver si es que pasan tanto tiempo juntos.

Sorprendentemente, llegaron nuevos clientes pidiendo reparación a sus máquinas, y eso nos ayudaba más de lo que se esperaba, significaba que nos podríamos expander más y más.

...

—Yo sigo enojado contigo— le di una patada ligera en el lomo a Dakar.

Caminamos hasta el refugio apresurados, hablando sobre la vida.

El caminar solo con él, me recordaba lo poco y bueno que tenía antes, era claro que ahora tenía más, mi familia era más grande, tenía a Myles, a Ricky, a Dakar, y los amigos de ellos cada vez me integraban más.

Pero siempre fuimos Dakar y yo al inicio, solo dos que siempre caminaban por la calle.

Nunca habría pensado que Myles se cruzaría en mi camino, y que todo lo que pasó, iba a pasar.

Realmente, en mi futuro solo me veía cuidando de mi amigo y él de mi. Y en cambio, llegaron muchas personas para no dejarnos solos.

A pesar de tener cada vez a más personas a nuestro alrededor, desde que lo rescaté y decidí convertirlo en mi mejor amigo, sabía que podía pasar lo que fuera, todo podría caerse o levantarse, pero si tenía a Dakar, la mayoría de esas cosas no iban a afectarnos.

No todas las personas con una condición como la mía tenían la suerte de tener un animal como apoyo, y yo agradecía de haberla tenido.

—¡Carrera!— grité y comencé a correr para tomarlo desprevenido.

Pero, me ganó justo al llegar al refugio.

Abrí la puerta esperando que Myles no haya visto eso, y me encontré con Megan revisando a un cachorro sobre una mesa.

—Aquí tengo una prótesis de prueba— escuché la voz de Myles salir de una puerta —creo que es de su talla.

Tan solo ví esa bonita sonrisa aparecer, y otra sonrisa apareció en mi, casi como si fuera la primera vez que lo veía.

—¡Hola!— dijeron al mismo tiempo los dos hermanos.

Megan y Myles, se parecían demasiado, ella era la versión femenina de Myles o viceversa.

—Vamos a casa— lo llamé —a menos que...

—Oh, no se preocupen, también estoy apunto de irme— comentó Megan sonriendo —solo voy a darle techo a este pequeño y me iré.

No tardamos mucho en despedirnos y salir de ahí, pero en la primera cuadra, nos encontramos con quiénes hace tiempo no veíamos por estar ocupados.

—¡Hola!— saludó Myles a Wen y Viktor.

Ambos venían con tan solo tomando sus manos, pero Wen llevaba una correa en una de ellas.

—¿Van a adoptar del refugio?— pregunté curioso.

Asintieron al mismo tiempo, pero fue Wen quién respondió todas nuestras dudas futuras.

—Decidimos que el departamento se veía muy solo con nosotros dos nada más, y pensamos que meter a alguien más que necesite una familia no estaría mal— dijo confiadamente.

—Mucha suerte, espero les vaya bien— respondió el rubio.

Y así, por fin íbamos a casa, solo los tres.

De alguna u otra manera, teníamos qué pasar por el mismo callejón del que alguna vez lo ayudé a no salir tan lastimado.

Caminar por aquí siempre me hacía sentir más agradecido de haber conocido a mi novio, e inconscientemente, al pasar por aquí lo primero que hacía yo era pegarlo a mi y seguir andando por la calle.

Era impresionante todo lo que había conseguido con un trastorno como el mío, en mi mente siempre estaría vivo el recuerdo de la única persona que fue mi familia en su vida.

Ahora yo estaba forjando mi propia familia, no sabía si iba a durar mucho, poco, o para siempre, pero mientras la tuviera, iba a aprovecharla.

Volví a observar a los dos que iban a mi lado, Myles a mi derecha, y Dakar a mi izquierda.

Quizá solo éramos tres en casa, pero vivíamos bien, solo tres seres vivos queriendose entre sí, no me hacía falta nada más.

—Jamás me contaste cómo nos libraste de Verner— añadí a mi chico.

Recargó su cabeza en mi hombro y siguió caminando naturalmente.

—Solo le pedí amablemente que nos dejara en paz— concluyó.

—Ajá, cómo no, agresivo.

Rió indignado y besé su cabeza.

Mi amigo caminaba feliz y orgulloso, también debía darle crédito por muchas cosas, Dakar fue el mayor responsable que nos juntó a ambos varias veces aunque no estuviera en nuestros planes.

En mucho tiempo no había vuelto mi trastorno, no con tanta intensidad, máximo dos o tres veces en este año, anteriormente ocurría cada semana.

Sonreí viendo a Dakar por última vez antes de prestar mi atención en Myles.

Al final, resultó bueno pelear un último round. Al final, Dakar tenía razón.

Fin.

________________________________

Ay pues hola.

Ahora sí, esto es definitivo.

Otra historia más que me alegra terminar, y ya empecé a sentir ese vacío de que voy a extrañar a estos agresivos si cómo no claro que sí.

De nuevo, agradezco a todos aquellos que apoyaron y a los que apoyarán.

También de nuevo, gracias a una persona que me apoya de inicio a fin y que qm. Qué por cierto Tabatha Miller fue inspirada en esa persona.

Sobre la siguiente historia, como bien lo dije en SJ.
La próxima historia será Pequeño Artista. Algunos ya sabrán que es la segunda parte de la trilogía Walker.
Y pues, si están leyendo esto ahora, entonces la historia ya está publicada.

Y así las cosas.
Por última vez, muchas gracias a todosss.

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