20.- "Trampa"
Richard Lombardo
Junté mis manos concentrado. —Me estás diciendo... ¿Qué Verner te ha estado amenazando con ganarte en la pelea, ha estado siguiendo a Myles para causarte miedo y ahora planea secuestrarlo un día para que no rompas el trato?
Brent asintió seguro.
—¿Y que esa fue la única y justa razón para alejarte del chico más de una semana por el riesgo inminente de que podían interceptarlo si lo veían contigo?
Volvió a asentir.
Asentí por igual, procesando todo lo que acababa de llegar a mi cerebro.
Idiota.
—¡¿Y POR QUE NO ME DIJISTE NADA?!— me lancé contra él hacia el suelo —¡¿Sabías que amenazas fuera de las peleas es contra las reglas?!
—¡Baja la voz!— dijo antes de lanzarme por un lado —Myles no sabe nada, no pienso decirle aún, por eso debes ayudarme.
—Mucho peor tu plan, Brent Jones— solté inconforme —¡Debiste haberme dicho sobre esto! Está totalmente prohibido amenazar a alguien en eso.
—¿Ah, si? No creo que a Verner le haya importado mucho las reglas— soltó.
Negué inconforme, yendo de un lado a otro.
Esto estaba muy mal.
Debía aclarar las ideas y llegar a una conclusión lo más rápido que mi cerebro pudiera. No era novedad que yo fuera quién salvaba a Brent de muchas cosas que causaba.
No me molestaba, nunca me molestó. Era una amistad con ayuda bilateral.
Brent recibía salidas de sus problemas por sus impulsos, y yo recibía protección, el trato perfecto.
—Vamos por partes— aclaré —el trato era, tú contra Verner, y te dejarás ganar a cambio de qué él no le haga daño a Myles. Pero, resulta que el hermano de Myles es un ser despiadado y planea mandarlo a un psiquiátrico con la idea de qué Verner le quitará su homosexualidad.
—Entiendes muy rápido— añadió seguro.
—Bien, punto número uno, su hermano es la definición perfecto de idiota, punto número dos, ¿Cómo te has estado conteniendo para no matar a ninguno de ellos?
Se sentó sobre la única cama que había aquí, que era el cuarto de invitados, pensó un momento antes de hablar. Y eso no me da buena señal, cuando tarda en hablar, algo muy oscuro pasa por su mente.
—El hermano de Myles ya pagó su fianza, pero Verner... No creo poder dejarlo con mucho aire en sus pulmones, realmente he estado conteniendome por Myles.
—¿Vas a romper tu trato? Te recuerdo que de eso depende su seguridad— comenté, debía asegurarme que no hubiera nada sin pensar, porque hasta yo estaba preocupado por sonrisita.
Y no iba a decirle ni ahora ni nunca que tuve un pequeño enamoramiento por Myles el primer día que lo vimos. En mi defensa, tiene una sonrisa bastante encantadora.
Claro que ese enamoramiento se fue en cuanto noté que mi amigo ya pensaba de más en él, supuse que en algún momento estaría más que enamorado de su sol como él lo llama.
—Verner ha hecho muchas cosas de las cuales estoy seguro que ni tú querrías dejarlo ganar— confesó —además por eso estoy aquí, para proteger a Myles.
—No voy a hacerme pasar por Myles para que me secuestren en su lugar, no van a creerme— aclaré.
—Ese no es el plan— cruzó sus brazos —vamos a secuestrarlo nosotros.
Acaricié mi frente buscando relajación y una explicación lógica.
Yo no entiendo a Brent. Pero sabía perfectamente, que si era necesario tener a Myles en una caja mientras él salía a matar a alguien que quisiera hacerle daño a su sol, él lo haría. Brent no conoce límites.
—¿Puedes explicarme eso a detalle?— pedí.
Intentamos no subir más la voz, sería mucho peor si Myles nos escuchara decir todo esto.
—Lo traje aquí con la excusa de que necesitabas ayuda con unas cosas— empezó —al final de la noche le diré que es mejor que nos quedemos a dormir, y mañana pasaremos todo el día aquí, hasta antes de la pelea diremos que olvidamos algo en el trabajo, ¡Y fuga!
—Brent— lo llamé terminando de recibir la información —nunca hagas planes para proteger a Myles sin avisarme, eres peligroso, Brent, ¡Vas a secuestrar a un inocente!
—¿Qué harías tú? Saben dónde vive, saben dónde trabaja, ¿Dónde más podía decirle que se quedara todo un día?
—No sé, Brent, ¿Probablemente en algún hotel? ¿O en la casa de alguien más? ¡Quizá decirle la verdad y así sería más fácil!— reclamé —al menos dime en qué parte de mi casa ves un letrero que indique que es el lugar más seguro del mundo— añadí con un ademán de algún cartel existente.
Suspiró cansado, dejándose caer sobre la cama con sus brazos extendidos.
Era difícil que Brent pensara con la cabeza fría, demasiado difícil.
No estaba en su sangre actuar con razonamiento antes que con lo primero que se le ocurre para cuidar a alguien más.
El hecho de que sea tan explosivo lo hace no tener miedo de nada con tal de proteger. Él podía llegar a muchos extremos, y como lo veo, no dudaría ni un segundo en estar seguro de que no hay cosa que Brent Jones no haría por Myles o Dakar.
En síntesis, cualquier persona que no lo conociera le tendría miedo.
—Ni siquiera has pensando en qué harás cuando vea que está secuestrado, es claro que se dará cuenta, y vas a tener muchos problemas con él, de nuevo— seguí corrigiendolo.
—¿Tú crees que prefiero que esté feliz ahora pero en peligro, a que se enoje al menos dos días pero esté seguro?
—¿Por qué no solo le dices la verdad? Eso haría todo más sencillo— añadí bastante insistente.
—Y tú cómo crees que va a reaccionar si se entera que ha estado con un peleador ilegal— lanzó —va a querer escapar de mi si se entera, y realmente, no soportaría ver qué me tenga miedo.
Negué y volví a la puerta. —Ya lo golpeaste una vez y demostraste de lo qué eres capaz, aún así, sigue contigo, y tú mismo lo dijiste, tú eres su luna, y él es tu sol. Si es eso verdad, él tendría más miedo de lo que te pudiera pasar que lo que tú puedes hacer.
—Entonces... ¿Me vas a ayudar? Confío en tu cerebro.
—Si tu pregunta es si tengo un plan para proteger a sonrisita, claro que lo tengo, ya deberías conocerme, yo siempre tengo un plan.
Salí de la habitación ya sin ganas de hacerlo entender. Debía comprender su situación, Brent nunca se dió la oportunidad de sentir este tipo de cosas por alguien.
Qué Myles haya llegado a su vida fue un giro para él muy extraño, porque Brent no era alguien que estuviera con varias personas, simplemente nunca tuvo esa iniciativa de querer juntarse con alguien.
Cuando llegué a la sala, observé al chico rubio acariciar a Dakar con serenidad. Entonces, esta era la imagen que podría ver mi amigo diariamente.
Me alegraba por mi amigo, eso era claro, que pudiera encontrar felicidad en alguien además de Dakar era algo que incluso yo quería que sucediera.
Pero aún así, viendo que lo consiguió, me preguntaba si algún día yo pasaría por lo mismo.
Brent siempre tuvo ventaja, él vivía con el ladrón de mejores amigos, o sea Dakar. Pero yo siempre acostumbré a vivir por mi y para mí. Por lo que nunca supe tampoco lo que era este tipo de compañía.
—Sonrisita— lo llamé con normalidad —¿Listo para trabajar?
—Espero estar listo— confesó —¿Qué haremos?
Brent me tendrá que recompensar con muchos favores por esto.
De cierta manera, no era un favor solo para él, también quería asegurar la protección de Myles, sin embargo, todo sería más práctico si Brent me hubiese avisado de esto.
Miré directo a un cuarto, dónde había muchas cajas llenas de herramientas, piezas robóticas, demasiados papeles, entre otras cosas que pensaba dejar ahí un largo tiempo mientras Brent y yo comenzabamos un plan para tener una propia empresa.
Y en este caso, para convencer a Myles de que se quedara, debía estar cansado.
—Sí, verás, necesito que me ayuden a mover unas cajas de un lugar a otro, pero Brent me dijo que ahora le duele la espalda, ¿Crees poder ayudarme?
—¿En serio?— dijo preocupado —hace unos momentos estaba bien, ¿Necesitará un doctor?
—Nada de eso, es la edad, los años le están pesando— aseguré.
—¡Puedo oírte!— fue el grito de Brent desde el cuarto.
Regresé el grito. —¡Y no miento!
Dakar bajó del regazo del rubio y fue directo a la habitación dónde Brent se quedó, pero esta vez no caminó con la misma energía de siempre, ahora se veía agotado.
—Entonces, ¿Crees que podrías ayudarme?— pregunté.
—¿Hay riesgo de que me encuentre algún insecto desagradable o venenoso?— soltó y negué rotundamente —¡Vamos!
Se levantó del sofá y fue feliz hacia aquella habitación, ni yo sabía qué tanto había qué hacer para dejarlo cansado, pero debía conseguirlo.
...
Me sentía un poco mal por ver a sonrisita trabajar hasta noche, al inicio, se supone que yo le ayudaría, pero el objetivo de esto era que terminase cansado, así que junto con mi amigo, debíamos fingir estar adoloridos.
¿Cómo es posible que dos adultos no pudieran hacer algo tan sencillo como un secuestro?
—Empiezo a creer que usar cloroformo hubiera solucionado el problema— confesé al moreno que descansaba en el suelo, con su cabeza en el lomo de Dakar, y Dakar, mordía una cuerda de carne.
Miró hacia el cuarto, y su vista se postró hacia atrás, en Myles que luchaba por mover las últimas cajas.
—¿Cómo va Marc?— empezó a hablar mi amigo.
Alcé los hombros. —Supongo que bien, también inició sus prácticas, solo que no lo ví muy motivado de ir por aquella cuestión.
—No me digas que sigue enamorado de ese chico que le gustaba en preparatoria— destacó con burla.
—Hasta la última uña— concluí —me pregunto qué habrá sido de él, antes me hablaba todo el tiempo de "su pelinegro", y desde que iniciaron la universidad no volvió a contarme de él.
Y es que, jamás me enteré bien de aquella relación fallida de mi hermano menor, incluso Brent llegó a saber de eso, pero jamás tuvimos la oportunidad de conocer quién era, o cómo fue que terminó eso.
Lo que haya pasado entre mi hermano y ese chico, solo ellos lo saben.
—¿Necesitas ayuda?— preguntó en voz alta.
—¡Yo puedo!— habló el rubio con irritación, pero desde aquí se podía notar que estaba demasiado cansado.
—Qué lindo es— agregó Brent muy ilusionado, dando una sonrisa enamorada —pero tú no puedes decirle que es lindo, no dejes que nadie se lo diga, solo yo.
—No quiero imaginar cómo vas a reaccionar cuando conozcas a todos sus amigos— negué.
Seguimos en la conversación sobre su posesividad, y comenzó a darme varias reglas y cuidados de Myles para que nadie se acerque a él, según él.
Pasaron minutos y más minutos, tarde nos percatamos que Myles no hacía ruido ya, ni siquiera se escuchaba que estuviera caminando.
—Mejor ve a ver si no decidió escapar por la ventana.
Se levantó rápidamente hacia la habitación, divisé a Dakar tirado en el suelo aún, casi dormido.
—¿Y a ti qué te sucede?— pregunté a él —estás más apagado de lo normal.
Solo movió su cola en respuesta y siguió recostado, lo entendía, yo también ya estaba más dormido que despierto.
—Creo que tuvimos éxito— se escuchó detrás de mi.
Giré y era Jones, cargando entre sus brazos a su sol, y este venía profundamente dormido, lo que más pareció ser conmovedor era la manera en la que Brent lo miraba, asemejando a qué Myles era algo que debía cuidar, como un pirata a su más preciado tesoro.
—Gracias por esto y, también deberías ir a dormir ya— comentó el castaño antes de empujar la puerta del cuarto de invitados con su pie.
—Es lo que un amigo hace— dije seguro, haciendo un ademán de fuerza con mi puño —además, es sonrisita, ahora está en la lista de personas que no podemos dejar que lastimen.
Apenas ví la hora en el reloj de pared, me di cuenta que si habíamos explotado a Myles, recuerdo que cuando llegaron apenas anochecía, siendo las nueve de la noche. Pero ahora ya era casi la una de la mañana.
Fui a revisar el cuarto, necesitaba corroborar que en verdad él hizo algo totalmente innecesario.
Para cuando llegué, lo confirmé. Myles Young había movido todas las cajas de un rincón, hasta el otro extremo de la habitación, e incluso las acomodó perfectamente.
Reí en burla y cerré la puerta. Myles tenía la misma humanidad que Brent, pero la demostraban en formas muy diferentes.
Cerré la puerta del cuarto para ir directo al mío, en ese parpadeo entre que me había levantado y venir a ver, Dakar ya había tomado lugar en el sofá.
—Ponte cómodo, estás en tu casa— finalicé con sarcasmo.
Pasé por la última habitación antes de llegar a la mía, que era donde la parejita iba a dormir.
Y en efecto, en una pequeña parte de la puerta ví como Brent dormía abrazando a Myles.
Ya ni siquiera quise seguir viendo, eso solo iba a deprimir mi soledad. Cerré la puerta y fui directo a mi cuarto.
Me dejé caer sobre la cama antes de ponerme más cómodo.
Evidentemente, no es bonito este sentimiento de no tener a nadie por quién darlo todo.
Lo decía en el sentido que, por más que quisiera e interara, mi mente no procesaba el aceptar sentimientos.
Me mantenía más ocupado en cosas para generar más éxito en el sentido laboral, que en estar pensando sobre alguna pareja.
Y haberlo intentado con un amigo de Myles, tampoco resultó.
Era probable que yo no tendría la misma suerte que Brent y Myles.
De hecho, era muy probable, que yo no fuera ninguna luna que tuviera a su propio sol.
Quizá yo era un planeta solitario.
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Esto ya mero se acaba oigan.
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