Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

18.- "Última Discusión"

Myles Young

El silencio muchas veces es bastante acogedor y reflexivo. Y muchas otras solo te hacen recordar lo solo que estás.

No era la primera vez que me quedaba hasta la noche en el café como el último en cerrar, ni siquiera me importaba.

Wen se fue a una cita con Viktor.
Mei se fue de fiesta con Tabatha.

Y yo, solo iba a regresar a mi dormitorio, nada más.
No había nadie en el café, de hecho ya estábamos cerrando.

Mis brazos se quedaron apoyados sobre la barra, y mi cabeza en ellos, aunque intentara ver lo bueno de esto, no había nada bueno que yo pudiera considerar.

No quería pensar más en él, pero era como un cuchillo en el pecho que estaba día con día, él simplemente se fue, de un día para otro, no volvió a responder, no volvió a llamarme ni nada, Brent se fue de mi vida sin decirme.

Yo iría a buscarlo, pero luego de cómo me miró ese día, ni siquiera quería ir a comprobarlo.
Era un vacío tan profundo el que yo sentía, lo único que pedía era volver a sentir los brazos protectores de Brent abrazarme, y como me miraba.

Es que era tanta mi impotencia, todos los días mi mente se perdía pensando en qué salió mal, y yo quería regresar con él, pero no veía que fuera recíproco.

Mis distracciones y tristezas fueron tales, que mi monotonía diaria era de ir de los dormitorios al trabajo, y ya, no quería salir con amigos, no quería hacer otra cosa que no fuera deshacerme en lágrimas en mi cama.

De la nada, ya había sacado una lágrima más, porque me estaba doliendo como nunca antes, yo ya consideraba a Brent parte de mi, y él solo se fue como si nunca hubiera existido.

Al mismo tiempo era una angustia preocupante, porque ni siquiera sabía si algo le pasó en verdad.

Las lágrimas cayeron, y al final tuve que regresar al cuarto de servicio a solo cerrar todo.

Y mientras cerraba la puerta con llave, escuché la campana de la puerta sonar.

—Lo siento, estamos cerrados— pronuncié con seguridad.

Giré viendo a quién tendría que terminar sirviendo algo, pero no había nadie.
No entró nadie.

Tanto la confusión como el miedo llegaron, yo había escuchado la campana perfectamente.

Y de pronto, por arriba de la barra, ví la cabeza de un perro. No, no era un perro cualquiera, yo lo conocía.

—¡Dakar!— dije sorprendido y pasé por el otro lado rápido —¿Qué estás haciendo aquí?

Lo acaricié y comenzó a mover su cola muy rápido, sus llantos entrecortados lastimaban más mi corazón, porque él no dejaba de parecer emocionado por verme. Bueno, al menos él si me quería ver.

—Espera— seguí acariciándolo —¿Dónde está Brent? ¿Está cerca?

Levantó del suelo la correa que el mismo había traído, y la dejó en mi mano.
Vi por los cristales del café que nadie aparecía, solo era la calle nocturna.

Esperé un poco, y comprendí.

—¡¿Te escapaste de casa?!— lancé —oh, no, ¿Por qué hiciste eso? Brent va a querer matarte a ti y luego a mí sí piensa que yo te rapté.

Ni siquiera le importó, solo empezó a jalar de la manga de mi chaqueta para salir de aquí.

—Ya voy, debo cerrar el café.

Salimos del lugar y dejé todo apagado, solo fue cuestión de cerrar la puerta y poner los cientos de seguros que Wen compró.

Observé al can completamente satisfecho por lo que logró, seguís moviendo su cola de lado a lado. Él planeaba algo.

—¿Qué esperas que haga contigo? Si te llevo hasta casa me irá mal, y si te llevo a mi dormitorio me irá peor.

Negué acariciándolo, suspiré demasiado arrepentido, pero al final me decidí.

—Vamos a llevarte con Brent— concluí.

Inicié caminando hasta la casa del chico, mientras miraba de reojo a Dakar.

Si hay alguien con cerebro que yo conozca, es él. Nunca entenderé cómo ha hecho todo lo que ha hecho, pero siempre que Dakar tenía algo en mente, yo terminaba encontrándome con Brent.

Y por dentro, le agradecía.

Caminamos hacia su destino, y continuadas veces me mantenía viendo la luna, que extrañamente siempre que la veía, pensaba en Brent.

...

Respiré varias veces con nervios, estando fuera del edificio de Brent.

No tenía idea de qué iba a pasar por aquí, quise venir lo más pronto posible, ya que desde hace días tenía la presencia de que alguien me seguía por las calles, y no me agradaba.

Incluso Dakar tuvo esa sensación, porque de la anda comenzaba a ladrar detrás de nosotros en el camino.

—Promete que vas a morderle un pie si intenta matarme— le ordené.

Me ignoró, solo pasó al edificio. Ya no me sorprende, a estos dos les encanta ignorame.

Entré junto a él, que pasó amenamente por el pasillo, el recepcionista no era el mejor que se pudiera presumir.
O puede que ya ni siquiera me preguntaba a quién venía a ver, considerando que antes venía bastante.

Seguí a Dakar hasta que subimos escaleras y llegamos al piso de Brent, que no estaba esencialmente lejos.

Y en ese cruce para acercarnos, él venía de salida.

Vi el cuerpo de Brent salir desesperado, hasta que su vista se fijó de primera en Dakar.

—¿Quién te crees tú para asustarme así?— dijo en cuanto lo vió —te odio, te odio en verdad.

Dakar fue directo a él, y Brent lo abrazó como nunca había visto que lo abrazara. Debió estar demasiado preocupado.

Sin darme cuenta, no sabía si estaba sonriendo de nostalgia o de tristeza. Pero aquí estaba, viendo de nuevo a Brent, y una paz llegó a mi por saber que él estaba bien.

Pero en ese momento, también estaba enojado ahora. Y con muchas ganas de cuestionar.

Levantó su vista poco a poco, cuando Dakar corrió al departamento.

—No sé qué pasó, pero no debes estar allá afuera ahora, duerme en una habitación de aquí hoy, la pagaré en la mañana— dijo sin más, con una expresión que no podía descifrar, entre miedo y nervios, nunca lo había visto así.

Se giró sobre sí mismo, dispuesto a solo decirme eso y ya.

—¿En serio?— alcé la voz —¿Es lo único que vas a decirme? Literalmente te desapareciste una semana o más, ¡¿Y es lo único que tienes qué decir?!

Me miró sin importancia. —Por favor, solo ve a dormir a otra habitación, yo pagaré.

—¿Qué hice yo?— volví a hablar, acercándome —¿Fue por el golpe?

—Eso no tiene nada qué ver, solo vete.

—¡¿Cómo planeas que me vaya así como así?!— mi voz empezó a quebrarse sin querer —si solamente te fuiste y me dejaste, ¿Tienes idea de cuántas veces estuve preocupado por qué algo te sucediera? ¿O todas las veces que me quedé esperando tu mensaje?

Mantuvo su mirada en mi, pero no me decía nada, y la intriga me estaba matando, de saber si en verdad era un adiós definitivo.

La duda me consumía, la confusión y esa impotencia por querer saber qué hice mal, o si al menos hubo otra cosa por la cual ahora me encontraba dolido por Brent.

Ladeó su cabeza al interior del departamento. —Entra.

Ni siquiera lo pensé y ya estaba dentro, pero estaba demasiado confundido y dolido por su actitud, al menos podría decirme en qué lo arruiné.

—Tú tienes mucho qué explicarme— dijo el moreno a Dakar, pero él en cambio solo se fue a otro cuarto.

Caminó tranquilamente hacia su habitación, sin siquiera haberme dicho algo, ni que me fuera.
Ahí era donde ya empezaba a enojarme más.

Esta vez no iba a golpearlo o parecido, pero quería respuestas, sentía una horrible inquietud de Brent. ¿Por qué se fue? ¿Por qué sin decirme nada?

Yo solo quería que me dijera algo, que me explicase por qué desapareció sin decir nada, y me estaba comiendo la cabeza por eso.

—No me iré hasta que me des una explicación— dije firmemente hasta que llegamos a su cuarto, pero él solo no estaba interesado en la conversación.

—No estoy de humor para hablar de esto, no contigo— explicó —si vas a seguir hablando, que sea en la sala.

Apreté mis puños ya irritado, me estaba colmando la paciencia que tenía, y no sabía si este sentimiento era más porque me dolía que no me explicara, o porque simplemente se ve que no está interesado.

Eso solo me hacía creer algo más hiriente, que él nunca quiso algo real como yo lo quise con él.

—¡Brent! ¡Dime de una vez qué pasa contigo!— empecé a gritar —¡¿Vas a huir como un cobarde nada más?!

Centró su vista en mi ahora más serio. —¿Me llamaste cobarde?

—Eso es lo que eres, solo llegas de repente y te vas sin decirme nada, ¡Yo estaba preocupado!

—Tú no sabes por qué hice lo que hice— vino a mi —y no pienso decírtelo porque intentarás hacer cosas peligrosas, y si hice algo, fue por protegerte a ti.

—¿Protegerme? ¡¿De qué exactamente y por qué?! ¡PORQUE NO TE VI NI SIQUIERA LA SOMBRA!

—No me hagas gritarte— negó advirtiéndome.

—¿O qué? ¿Vamos a pelear de nuevo? De nuevo vas a atacarme— regulé mi volumen, pero estaba explotando por dentro —¡Solo dime por qué haces esto!

—¡Porque estoy enamorado de ti, Myles!— lanzó ya cansado —¡Porque eres lo más importante para mí ahora!— empezó a respirar más fuerte y a alzar la voz —¡Porque no es seguro que esté contigo y yo moriría si me entero que te pasó algo por mi!

Callé.

Las palabras que tenía en mi boca se esfumaron un segundo, pero las de él no.

—¡¿Qué pensaste todas las veces que quise protegerte?! ¡¿Qué solo es porque estaba aburrido?!— siguió gritando —¡Pues no, Young! ¡YO TE PROTEJO PORQUE ESTOY RENDIDO A TI! Me rendí por ti y no hay cosa que no haría porque estés a salvo.

—¡¿Y por qué no dijiste nada?! ¡Si estoy aquí reclamando es porque me importas! ¡Porque yo también estoy enamorado de ti! ¡Y dolía, Brent, dolía que te fueras sin explicar!

Pero aún así seguíamos discutiendo y gritandonos. Aún confesandonos, mi mente estaba reaccionando de forma verbal agresiva, porque no podía identificar el sentimiento.

Estaba tranquilo por saber de él, enojado porque había desaparecido, y con mucha felicidad porque yo era correspondido.

Pero entre la ilusión, no dejamos de gritar, de decirnos cuánto nos importabamos.

No fue hasta que sentí como sus brazos me llevaron con él hacia la pared, y sin previo aviso, su mano izquierda tomó un lado de mi cuello haciéndolo girar a un lado para después enterrar sus labios en él.

Empezó a atacar mi cuello con besos y mordidas desesperadas, podía sentir el enojo en esto. Pero eso no quitaba el hecho de que no podía dejar que lo hiciera, no iba a caer.

—Detente— intenté decir firme, pero mordió y salió más un suspiro.

Juntó mis manos y con su mano derecha las puso por arriba de mi, mientras la izquierda ahora se iba detrás de mi espalda. Luego, la misma izquierda bajó y ágilmente empezó a desabrochar mi pantalón y el suyo.

Sus besos y mordidas se estaban apoderando de mi, era tan extraño, quería que se detuviera, pero al mismo tiempo quería más.

La sorpresa que tuve no era comparada con la confusión, pero la boca de Brent se había estancado en besar mi cuello.

—Brent...— volví a gemir —para.

Gruñó entre mi cuello dejando mis manos libre, sus brazos tomaron mis muslos y los elevaron hasta su cintura, sosteniendolos ahí. Para esto, incluso los pantalones ya estaban abajo.

Se alejó un segundo —En serio, lo siento, Myles... Pero no sabes desde hace cuánto he querido tenerte, y gritame todo lo que quieras sobre haberte hecho pasar malos días, pero no me detengas ahora.

Iba a protestar, cuando me calló con un beso en seco, tomó mi cabello jalandolo hacia atrás, mi boca se abrió por inercia y aprovechó para meter su lengua y profundizar el beso.

Metió su mano por debajo de mi camisa, acariciando mi abdomen y pecho.
No resistí. Un gemido más salió de mi, pero esta vez, le correspondí el ataque de sus labios.

Lo seguí con desespero, sus labios eran tan deliciosos y adictivos, un suspiro salía de mi por cada tacto, mis piernas terminaron por rodear su cintura y mis brazos su cuello.

Había perdido rápidamente mi poca cordura. Pero era verdad, que siempre había deseado unirme a Brent en besos y caricias.

—¿Por qué no pude sacarte de mi cabeza?— lanzó entre el beso, en gruñido —lo intenté, pero me enloqueciste, me tienes tan perdido por ti.

Soltó mis manos sutilmente, y en ese descuido, me aferré a su cuello, enredando mis dedos entre su cabello por igual.

Mi lengua entró en la suya desesperadamente, todo que le extrañé este tiempo, ese deseo de querer ser uno con Brent y tener nuestra propia historia, todo eso estaba impregnado en este beso.

Sentí su miembro sobre el mío crecer cada vez más. Esto no estaba ayudando a qué tuviera más fuerza de voluntad. Y todo empeoró o mejoró cuando simuló embestidas. Sus labios habían regresado a mi cuello.

Gruñó de nuevo, presionando su miembro contra mi aún más.

—En serio eres tan lindo, Myles— finalizó antes empezar a bajar mi ropa interior.

No, no la bajó, literalmente rompió mi ropa interior sin ningún tipo de problema.
Con un mano bajó la suya rápidamente hasta que quedó en el suelo, y ahora, ambos nos encontrábamos completamente desnudos.

Subió mis piernas hasta su cintura, pasó por arriba de las prendas, apretó fuertemente mis muslos y caminó conmigo hasta la cama.

Me dejó caer sobre ella y sin esperar nada se puso arriba de mi, separando mis piernas en corto tiempo, para quedarse a mitad de ellas.

Sus manos se colocaron en mis caderas dejándome a su disposición, besó mi pecho y trató todo mi cuerpo con fuerza, pero a la vez, parecía tener cuidado de no sobrepasarse, en este punto de excitación ya ni siquiera podía pensar claramente. Quejidos y sonidos salían de mi boca sin parar por el tacto de su lengua en mi cuerpo.

Puso su frente contra la mía, ambos respirando cansadamente.

—Perdóname, Young— su voz sonó áspera —lamento haberte hecho llorar.

Llevé mis manos a sus mejillas. —Solo... No te separes de mi después de esto.

Sonrió, dejando un beso en mis labios.

Masajeó mi entrada con dos de sus dedos, y un poco después, los introdujo en mi.

Metió y sacó sus dedos cada vez más rápido, haciéndome gemir, mis manos intentando tapar mi rostro.

No podía articular una palabra, retorciendo mi cintura un poco para tener movimiento, siguió meneando su dedo, y luego mordió mi oreja para después ir bajando su lengua por toda mi lateral.

Los sacó rápido, y luego sentí su mano tomar un lado de mi cadera, acomodó su miembro en mi entrada, estaba ansioso, con miedo.

Pero, lo necesitaba dentro.
En este punto mi cuerpo ya estaba muy caliente.

—Déjame verte— ordenó, separó mis manos apretandolas a mis costados.

Observé sus ojos dorados mirarme fijamente, podía contemplarlo tal cual era, con todas las cicatrices que su labio, ceja, y nariz tenían, también en su abdomen y brazos, y esa manera que me miraba, jamás alguien me había mirado así.

—Por favor— balbucé con la mayor vergüenza del mundo —yo quiero... Hacer el amor contigo.

Fue cuando de un solo empujón, entró en mi.

El dolor y mi gemido se hicieron presentes al mismo tiempo. ¡Él no debió entrar así!

Sentí como pocas lágrimas cayeron de mis ojos. Antes de empezar a moverse, sus dos manos se entrelazaron con las mías sobre la cama.

—¿Me creerías si te dijo que soñé con tenerte así una vez?— lanzó casi bromista y terminó por volver a besarme.

Al momento que bajó, fue cuando empezó a moverse, al inicio con lentitud, yo era incapaz de poder callarme cuando sus embestidas tomaron velocidad y fuerza.

Soltó mis brazos, y mis piernas se habían aferrado a él, pero luego tuve la necesidad de abrazarme a su cuello.

Mis manos quedaron pegadas a su espalda, aferrando mis uñas a ella, nuestros cuerpos juntos, calientes por completo. Acerqué mi boca hasta su oreja, susurrando mi más deseosa petición.

—Más rápido— exclamé cerca de él.

Volteó totalmente mi cuerpo boca abajo, y como si hubiera prendido una máquina, tomó mis brazos, los estiró hacia él por atrás y sus embestidas tomaron un nivel cardíaco.

Mi cuerpo iba hacia atrás y adelante junto con él, su miembro golpeando las paredes dentro de mi, hasta que tocó ese lugar.

Un gemido aún más fuerte salió de mi boca, cuando había llegado a mi punto, dónde si seguía embistiendo, yo iba a volverme loco.

—Tu boca produce los sonidos más excitantes que he oído, ¿Lo sabías?

Dentro de mi solo había una ola de placer, que era cubierta por los sonidos de ambos.

—¡Ah, Brent!— jadeé.

Lo llamaba, en serio estaba repitiendo su nombre por cada estocada, y cada vez que lo hacía, él parecía volverse más salvaje.

Acercó su cuerpo al mío, seguía penentrandome, mi mejilla recibía algunas lágrimas por la intensidad, y él simplemente besó mi mejilla con ternura.

—No tienes ni idea de lo lindo que te ves desde acá— dejó otro beso —estoy fascinado por ti, me vuelves malditamente loco.

—Me siento tan bien— emití.

Y es que sí, la forma en la que su cuerpo presionaba el mío, cómo me tomaba y entraba y salía de mi, se sentía increíble.

Mi boca no dejaba de susurrar en su oído que quería más, que me encantaba lo que me estaba haciendo.

Siguió y siguió sin detenerse, perdí la cuenta de todas las veces que terminé gimiendo el nombre de Brent.
Odiaba aceptarlo, pero el castaño realmente me estaba llenando de placer, me hizo suyo.

Al final, parecía que habíamos intentado todas las poses que se nos ocurrieron, no fue hasta el segundo round que recordamos que debíamos usar condón, los cuales él tenía bien escondidos.

Pero cuando recordé, ya se habían acabado todos.

—¡No aguanto!— grité y sentí por última vez a Brent salir —¡Salvaje!

Estaba agitado y cansado, con una sensación de haber tenido placer inefable.

Cuando salió de mí, finalizó por besarme por última vez.

—Fuiste muy insaciable, Young— dijo burlón.

Tapé completamente mi cara. De lo último que pude tener consciencia por todo el cansancio, era de sus manos recorriendo mis piernas, cintura y torso.

Mi idea sería que debía irme de aquí, pero no, él solo se recostó a un lado de mi cuerpo y me pegó a él.

Besó mi sien y me abrazó completamente, mientras yo moría de ternura por dentro, era como si me exigiera que me quedara.

—Perdón por irme— comentó en susurro —no quería que algo te pasara... Estaba asustado de saber que podrías salir herido, y no lo iba a soportar.

Miré la luna por la ventana por última vez, aferrándome al hombre que estaba conmigo.

—¿Me vas a dejar después?— pregunté.

—Ni loco.

Moví mi cabeza contra él, dispuesto a dormir.

—Lamento gritarte hace horas.

—En todo caso, yo lamento haberte hecho dudar— confesó besando mi cuello por un costado.

Giré solo mi cabeza nuevamente, besándolo de nuevo.

Cuando menos acordé, él ya había levantado mi pierna otra vez, y de esta posición lateral, volvió a entrar a mi lentamente, él estaba detrás, mi pierna derecha en la cama, y la izquierda ahora en el aire por culpa de su mano.

—Una vez más— susurró deseoso, besando mi cuello nuevamente.

Miré que sus ojos eran igual de brillantes que cuando volví a su departamento esa ocasión a escondidas.
Se veía tan lindo.

—Es vergonzosa esta posición...— dije apenado.

—Me encanta cada parte de tu cuerpo, Myles— respondió dejando más besos en mis hombros.

Embistió de forma lenta y cuidadosa, mientras seguía hablando dulcemente.

Luchaba por no soltar un gemido, pero era inútil, él me hacía disfrutar tanto que era imposible contenerme.

—Me, me gusta cómo se siente— exclamé sin pensar, mi voz saliendo en balbuceos y gemidos —Brent.

—¿Sí?

Aplasté mis labios. —Me gusta cuando lo haces fuerte...

El chico se detuvo por unos segundos, hasta que volvió a entrar de imprevisto.
Ya sin esperar nada, volvimos a entrar en nuestro cúpulo de placer.

Y volví a sentir como me hacía gemir incontrolablemente, al mismo tiempo que él daba jadeos y gruñidos de placer.

—¿Desde cuándo él sonriente e inocente Myles adora que lo penetre así?

Pegué mi rostro a la almohada, sentía que iba a desmayarme ahora mismo.

Siguió besando y mordiendo mis hombros y cuello, y así continuó más tiempo.

No lo sentí como que él me hubiera follado de manera normal y casual, lo sentía más sentimental, con más emociones y amor del que se podía creer.

Sabía que Brent y yo no tuvimos sexo, nosotros hicimos el amor, y eso, me daba tanta paz dentro de mi.

__________________________

Ajayyy

Tsss, quién fuera Myles 🤡🤡

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro