Brent Jones
Dejo el celular a un lado y celebro internamente, aprovechando, muevo la cabeza de Dakar con emoción.
—¡Dijo que sí, y tú no vas a ir!— le dije en burla.
Dió un ladrido pequeño y dejó caer su cabeza recostado. Tiene envidia.
—¿Me repites qué hiciste?— escuché en el otro sofá, la pregunta de Ricky.
Era temprano, y aquí estaba él dispuesto a preguntar por mi, no era nada nuevo, se mantenía al tanto de mis enojos, que a lo largo de la semana, no se habían presentado.
—Fue raro, hablé con Myles, lo invité a dar un paseo mañana y... ¿Pasar el día conmigo?, No sé, simplemente quería llevarlo a un lado.
Abrió la boca enormemente con sus dos manos tocando sus mejillas.
—¡Brent Jones! ¡Vas a tener una cita!— gritó sorprendido.
Reí burlándome. —Sí, cómo no.
Dejé de reír poco a poco, al darme cuenta que, hace mucho tenía una... De hecho, nunca he tenido una.
Abrí la boca igual de sorprendido que él cuando caí en cuenta.
—¡¿Voy a tener una cita?!— grité, y este asintió —¡¿Y eso cómo se hace?!
El miedo recorrió mi cuerpo rápido, empecé a ir de un lado a otro, confundido, no sabía qué hacer o qué estaba diciendo.
—¿Debo llevarle algo?, ¿A qué lugares se va en las citas?, Espera... ¡¿Qué debo usar?!— cuestioné rápido.
Y ahí estábamos, dos adultos de veinticuatro años en un departamento, en pánico por una cita.
—¡Solo no vayas a descontrolarte!— informó y se levantó del sofá —en serio, una primera cita es importante, no lo arruines, oh y, ve planeando cómo harás para estar libre dentro de dos semanas, ¡Porque vas a tener tu última pelea!
Y ahí recordé, que no le dije sobre Verner.
—No importa, solo le diré que peleé contigo— respondí —me creerá, y debo pelear, el dinero se me está acabando.
Pasamos una última charla y se fue, justificando que tenía que ver a alguien más tarde.
Me recosté con una sonrisa sobre el sofá, voy a tener una cita con la molestia, ¿No es increíble?
...
Sí, increíbles serán las marcas que voy a dejar por toda la cara de su hermano.
No era difícil saber qué tantas emociones estaban en mi. No estaba decepcionado de Myles o parecido, era más preocupación.
Yo sabía lo que conlleva tener tu primera pelea, hay mucha adrenalina guardada desde primer momento, que simplemente después puedes dejarte llevar y seguir usando tus puños.
Eso era lo que le sucedió, Myles no era sinónimo de violento, solo que su cuerpo reaccionó tal cual le funcionó la primera vez.
Pero yo no quería eso, no quería que un chico tan tierno como él terminara buscando con quién pelear al más mínimos enfado, él no es así.
Cuando ví esas heridas y lágrimas en su rostro, mi mente solo pensaba en querer poner a muchos metros bajo tierra a quien lo causó, nadie podía tocarlo, no si yo podía hacer algo al respecto.
El golpe que recibí de él solo me hizo pensar que debía actuar y regresar al Myles sensible de antes, ganas de regresar el golpe no me habían faltado, pero no pude, ya no me atrevía a hacerle algo más a él, y también debía hacerle una pequeña visita a su hermano. Pero debía aceptarlo, fue un excelente golpe.
Y la ira que sentía ahora, estaba siendo retenida, porque ya sabía con quiénes iba a sacarla.
—¡Jones!— escuché en un callejón mientras iba a casa.
Con tan solo oír esa voz, mi defensa se puso arriba.
—Hey, ¿Por qué tan perdido?— puso su mano en mi hombro.
Mi instinto se activó, y su mano terminó detrás de su espalda mientras la sostenía, y con la otra igual.
—¿Qué quieres? ¿No te fue suficiente con querer quitarme de la pelea?— pregunté a Verner —¿O quieres adelantarla?
—¡Oye! ¡Cálmate! Vengo a hablar— soltó.
—Entonces habla— ordené, solo hizo una mueca que parecía esperar algo.
Al final, tuve que soltarlo sin estar de acuerdo, acomodó su ropa con formalidad, pero notaba perfectamente como no estaba aquí por buenas razones. Algo quiere.
—Veo que, no te causó ni un poco de angustia mi "mensaje"— dijo con cizaña —creo que querer formalizar nuestro trato costará más de lo que pensé.
—Puedes seguir mandando a los hombres que quieras— le advertí —pero ninguno me va a hacer perdonarte la pelea, si no es matandome.
Elevó ambas cejas interesado. —¿Seguro? Porque yo venía a hacer un acuerdo diferente, renovar nuestro trato.
—No me interesa.
Rió. —Claro que te interesa. Verás, lo estuve pensando y...
—¿Tú piensas?— respondí con sarcasmo.
—Déjame terminar— ahora su voz cambió a una más seria —vamos al punto, Jones, tú no vas a darme lo que quiero por las buenas, hagamos un trato que nos beneficie, sé que de una u otra forma irás a la pelea, así que, ¿Qué mejor manera de tener un último round, que perdiendo? El invicto perdiendo por primera y última vez, tómalo como una señal de respeto a las nuevas generaciones.
—Tú no entiendes, ¿Cierto? Acabas de cruzar una línea entre las peleas y la vida normal— me acerqué a él ya enfureciendome, pero al mismo tiempo tenía ventaja, porque él me tenía miedo —no voy a tener ni un poco de empatía por ti en el ring.
Yo estaba completamente seguro de mi decisión, Verner no me daba miedo, solo lástima y risa por todo el daño que planeo causarle, ya había estado conteniendo mi enojo varios meses.
—Lo bueno es que tengo el asunto a negociar— carraspeó —sabes, te he visto más alegre que antes, y te ves muy feliz con el chico de sonrisa grande y cabello rubio... Me pregunto cómo sería ver esa bonita cara llena de sangre, o de lágrimas, o quizá su pequeña boca gimiendo sin control.
No pude tener consciencia de mi mismo hasta que ya podía sentir mis brazos presionando a Verner contra una pared.
Jamás me había enojado tan rápido y con tanta intensidad, no eran las mismas chispas de rabia, eran como rayos que cruzaron mi cuerpo en cuestión de segundos.
Ni siquiera tuve que imaginarme lo que me contó, con el simple hecho de haberme dado cuenta de quién hablaba.
—¡Ni siquiera pienses en lastimarlo!— elevé la voz con rabia, pero mis impulsos me dijeron que lo mejor era que me escuchara de cerca, sentía mis venas saltar demasiado rápido —golpeame lo que quieras, pero si se te ocurre tocarlo aunque sea un poco, no vas a terminar con ninguno de tus huesos completos.
—¡Vaya!— soltó sin moverse, con burla —el gran Jones debe querer mucho a ese chico, ¿Qué tiene de especial, eh? ¿Cuánto le pagas por noche?
Bajé su misma cara y la impacté contra mi rodilla, yo estaba consciente de cuan enojado estaba, pero en verdad era que ya era furia y miedo. Porque solo imaginaba las asquerosas manos de Verner hacerle algo a Myles, y quería explotar, golpearlo hasta que no le quede más voz para quejarse.
Toda mi ira aún no salía, ni siquiera la mitad, porque todo lo estaba ocupando el miedo. Un miedo inexplicable de saber que Verner ha visto a Myles, y que pudiera hacerle algo.
Lo ví quejarse en el suelo, intentando recuperarse, a este loco no le importaba que lo golpeara en privado, lo que el quería era no perder su dignidad en las peleas.
—No me importa cuántas veces tenga que partirte la cara, pero tú no vas a tocarlo— me agaché tomándolo del cuello de la camisa —primero pasas por mi antes de si quiera acercarte a él.
Mi respiración era más agitada y descontrolada. Sin darme cuenta, estaba perdiendo el control de esto, solo quería regresar al dormitorio del chico que tiene la luna en sus ojos, quería ir y protegerlo a toda costa.
Porque sí, había estado pensándolo desde hace mucho, por el color de nuestros ojos, yo mismo declaré que, en mis ojos estaba el brillo y alegría de Myles, como un sol. Y en los suyos estaba casi toda la soledad que había tenido yo, igual que la luna.
Prácticamente, mi sol tenía su luna en sus ojos. Y yo tenía a mi sol en los míos.
—Esto no es para que tomes medidas desde antes, Jones— explicó levantándose —tengo a muchas personas vigilando ahora a tu novio y a ti, rechaza el trato una vez más, y puede que no lo veas dentro de poco.
Me estaba costando demasiado conservar la poca calma que me quedaba, pero me rendí en el miedo. Ya no sabía ni cómo amenazarlo, no podía, él sabía de Myles.
Por esto era que no mantenía relación con nadie más que Ricky. Porque en algún momento iban a atentar contra ellos.
—Golpeame otra vez, Romeo— comentó burlón —y quizá empiece a mandar gente con tu Julieta.
Mis puños que estaban cerrados, comenzaron a relajarse, no tenía opción. Era mi orgullo, o Myles.
—Te daré tu indulto, ¿Feliz?— contesté —me dejaré ver cómo un cobarde, pero no toques a ese chico.
Rió maliciosamente. —Vaya, por fin es hora de jugar el verdadero juego... No, Brent, no quiero el indulto, quiero humillarte en el ring, que todos vean quién será el perdedor de verdad.
Me acerqué a él queriendo arrancarle los ojos, solo que en mi mente lo único que pensaba era proteger a la molestia.
—Entonces en dos semanas te veo ahí, y si quieres mandarme al hospital, házlo— hice énfasis al final —solo te pido que lo dejes en paz.
Incluso él se sorprendió por lo último, ya que no le estaba ordenando, se lo estaba pidiendo, si pudiera decirlo tan fácil, le rogaría porque no intentara nada.
—Espero nunca llegar tan bajo por una persona, me sorprendiste, Jones— confesó —admito que te irás con honor, ya nos veremos dentro de dos semanas... Y cuida a tu novio.
En cuanto desapareció de mi vista, mi respiración dejó de acelerarse, y todo lo contrario, comenzaba a ser más pesada, estaba entrando en ansiedad por lo que acababa de pasar.
Cómo pude, volví al departamento, lo primero que hice al llegar fue buscar cómo relajarme, quería tirar todo, romper cosas, el ejercicio no me iba a ayudar ni un poco.
Jamás me había descontrolado así, hasta el punto de que Dakar no se me acercó tanto como antes.
Me senté en el suelo enfrente de un sofá, mi cabeza había quedado en blanco luego de tanto.
—¿Esto era lo que querías lograr?— dije en voz alta a Dakar —¿Qué me importara más una molestia que una pelea? Pues lo conseguiste.
Poco a poco comenzaba a tomar claridad sobre lo que sentía, no supe cuándo sucedió ni cómo, solo sabía que Myles ya entraba en las pocas cosas más importantes para mí. Aunque intentara ocultarlo, sería muy fácil saber que estoy loco por él.
Las peleas clandestinas han sido mi trabajo desde hace años, aún podía recordar la primera vez que participé en una, y de ninguna manera fue por querer causar problemas primero.
Pero, quién diría que con el tiempo conocería al rival más difícil de vencer, porque no era una pelea física, era una pelea interna por descubrir, ¿Por qué me enamoró tanto?
Myles Young, me tienes jodido.
Jodido con todas sus letras.
Mentiría diciendo que no intenté que esto no sucediera, porque sabía que podía suceder.
Yo estaba bien en mi mundo de solo peleas, Dakar y Ricky, nada más.
Pero luego llegó mi sol de nuevo, sonriendo y ayudando a todos. Cómo iba a imaginar yo que el niño de once años que defendí iba a ser ahora quien pusiera todo mi mundo de cabeza.
En mi cabeza rondaba la imagen de la molestia sonriéndome, abrazándome, todas esas veces que dejaron de importarle las condiciones que yo tenía y se quedó. Incluso su expresión asustada cuando me golpeó. Tan lindo.
Eché mi cabeza hacia atrás, el sentimiento de enojo parecía estar muy guardado ahora, podía sentirlo.
—Si sabes que todo es tu culpa, ¿Verdad?— pregunté a Dakar.
Él vino a mi con rapidez y se recostó por un lado, poniéndose cómodo.
Yo por mi parte, el único remedio que se me ocurría, era mi secretario.
Llamé una vez a Ricky, y como siempre, contestó rápido.
—Tienes dos misiones— le dije —número uno, no sé cómo ni cuándo, pero quiero encontrar al hermano de Myles, sé que interviniste ahí.
—Oh, no, no voy a ayudarte a matar a alguien, ¡Es el hermano de Myles!
—¿Por qué no?— cuestioné.
—¡Es ilegal, Brent! I-L-E-G-A-L— exclamó —¿Qué otra razón es más justificable que esa?
Me quejé. —No voy a matarlo, solo voy a hacerle mucho daño, nada más. Es mejor que me hagas ese favor, ese sujeto es el único con el que voy a poder desquitar muchas cosas.
—Ajá, cómo no, ¡Tienes la pelea en dos semanas!
Me quedé en silencio un rato, pensando mis palabras, no tenía intenciones de decirle esto, si Ricky se entera de las amenazas, sería capaz de cancelar todo.
—El otro favor es que, solo asegúrate de que Myles no se aparezca nunca— expliqué, pero me costaba decir lo que estaba diciendo —no quiero que esté cerca de nadie de nosotros.
—Brent, ¿Qué sucede?, Realmente, creí que ahora estarías con sonrisita.
Mi única solución era mentir. Mentir sobre qué Myles no es quien más quiero ahora. Y lo odiaba, porque el apodo que Ricky le daba a él, automáticamente me hacía recordar esa sonrisa que Myles lleva a todos lados que va
—Ya no quiero tener algún tipo de relación con él— suspiré —eso es todo, yo ya no conozco a Myles.
—Brent Jones, estás actuando raro, ¡Tú amas a ese chico!
—Richard, ¿Tengo que explicarte todo?— alcé la voz, era mi única salida —no voy a repetirlo dos veces, a partir de hoy, yo no conozco a Myles y no quiero conocerlo, ¿Comprendes? Qué tengas buena tarde.
Colgué ya exhausto. Con una presión en el pecho que era como una nueva emoción, ahora debía separarme de él.
Aquí era donde maldecia y a la vez agradecía todo lo que he hecho. Si jamás hubiera entrado a las peleas clandestinas, ahora no estaría destrozado por tener que alejarme, pero si tampoco lo hubiera hecho, yo no lo habría vuelto a ver.
Independientemente de lo que sucedió antes o después de conocerlo, todo se sumaba a dolor. Yo no quería alejarme de él, mucho menos fingir que ahora lo odio, pero esa era la única cosa que podía hacer para protegerlo.
Entonces, eso era lo único, fingir que nunca conocí a Myles Young, borrar todo tipo de conexión con él. E intentar fingir que no es él de quién estoy tan enamorado.
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Tantito triste el cap nada más. Nada estrafalario.
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