13.- "Hermanos"
Myles Young
Las prácticas de carrera eran algo que muchos anhelaban y otros solo querían que pasaran rápido.
Poco a poco era que los estudiantes se iban unos meses a algunas ciudades diferentes, y los más solicitados incluso salían del estado.
Luego de esas prácticas, tendríamos qué volver a dos últimos meses de escuela y todo finalizaría. Y en mi caso, lo único que debía hacer era presentar a algún laboratorio de la ciudad, la funcionalidad del brazo que hemos construido Brent y yo.
Fue toda una experiencia poder crear un brazo con él, las últimas dos semanas y media fueron demasiado incómodas en algunas ocasiones.
Pero en otras, Brent cada vez parecía querer aprovechar de tiempo juntos. No hablamos de lo que pasó en su departamento y se notaba la tensión.
Solo que eso no era impedimento para sonreír ante sus mensajes y a su petición.
De alguna forma, a cómo lo describía parecía más una cita, pero no tenía el valor de preguntarle directamente.
—Oye, enamorado, estás en horario de trabajo— escuché por un lado.
—Voy a salir con Brent mañana— dije realmente feliz a Mei.
—¿Qué no estás con él todos los días?— añadió Wen con confusión desde el cuarto de servicio.
—Esta vez será diferente— respondí.
El local empezaba a tener más gente cada día, todo por la visita diaria de Viktor, todos los días a cualquier hora, el chico llegaba al café solo para venir a ver la cara de enfado de Wen.
Y lo tierno además de eso, era ver la lucha de Wen por no sonrojarse, en su lugar se iba "enojado" pero muy rojo de la cara.
—Ustedes me están ocultando muchas cosas— se quejó Mei —mi amigo ya empieza a tener otras intenciones con su héroe del pasado y mi hermano ahora recibe visitas diarias de alguien más, ¡Y ninguno me ha dicho nada!
—¿Y cómo lo sabes?— pregunté.
Alzó los hombros. —Tengo una buena espía en parejas de chicos de mi lado, de cualquier forma, ¡Tienen que contarme para poder burlarme!
—Seguro, así ganas me sobran de contarte que estoy siendo acosado— finalizó Wen negando con la cabeza.
La castaña se acercó a él y comenzaron a hablar con naturalidad, es una especie de conexión de ambos, que ellos sabían que se contarían todo sin importar qué.
No era difícil saber que Wen amaba a su hermana, y Mei a su hermano, son mejores amigos de toda la vida y de la misma sangre, son hermanos, y los hermanos a pesar de todo, siempre se terminan aceptando.
Bueno, no todos.
Seguí trabajando un corto tiempo, los sábados debería trabajar más, pero es todo lo contrario. Solo debía esperar una hora y ya podía irme.
...
Me encontraba acomodando algunas cajas de vasos, ordenando por tamaño, esto es trabajo de Tabatha, y no sé por qué no vino, probablemente esté viendo el estreno de otra serie o canción. Tendré que visitarla después.
Escuché desde el cuarto la campana de un cliente más. Y luego la voz de Wen alzar la voz.
—Si no es para pedir disculpas, no está aquí— dijo.
—Soy su hermano y puedo hablar con él— fue aquella voz grave.
Me quedé helado en mi lugar, esa voz era demasiado peculiar y única de él, no había manera que estuviera equivocado en qué mi hermano mayor estaba aquí.
Wen y Arvel no se llevaban ni un poco bien, y no iba a dejar que comenzaran a discutir aquí.
Salí rápido hacia la caja, encontrándome con Wen, y con la cabellera rubia de Arvel Young, y con su ya típico traje formal.
—¡Myles! Por fin apareces— comentó él.
—¿Qué haces aquí?— pregunté intentando no sonar grosero —¿No estabas en Los Angeles?
—Integraron a un chico de prácticas de esta ciudad en mi puesto mientras yo venía por unos proyectos, aparte, ¿No puedo visitar a mi hermano menor?— cuestionó.
—Pensé que no tenías muchas ganas de verme— comenté decaído —hablemos afuera, igual ya acabó mi turno.
—Myles— me llamó Wen, solo pude darle una mirada de paciencia, después de todo, era mi hermano, él en respuesta solo negó volviendo al cuarto —ya da igual.
Salí junto con Arvel luego de ordenar todo.
No me molestaba que mis amigos me cuidarán tanto como lo hacen, casi siempre se mantienen alejándome del peligro o de personas que puedan dañarme, porque dicen que soy demasiado bueno con la gente. Mentirosos.
Al cruzar por la puerta y caminar al lado de él, empecé a ponerme nervioso, aún recordaba la última vez que "hablamos".
No fue ni un poco tranquila la charla.
—¿Cómo está Cristel?— pregunté intentando mantener más ligera la tensión.
—Bueno, ya habla más que antes— contestó alegre —es una buena niña.
Asentí. —Qué bien, ¿Vinieron contigo?
—Ambas se quedaron en casa, pero, ¿tú cómo estás?
—Oh, ¡Yo bien! Gracias— respondí sonriendo —estoy apunto de terminar mi carrera.
—Me alegra escuchar eso— volvió a callar.
Caminamos durante un rato, en silencio, de vez en cuando nos preguntábamos cosas pequeñas, hasta que llegamos al parque donde se supone mañana vería a Brent.
Originalmente, no debería sentirme tan incómodo en hablar con Arvel, después de todo es mi hermano, pero todas las cosas que ha hecho en el pasado no me ayudaban a creer que teníamos una buena relación de confianza.
Arvel Young es seis años mayor que yo, y realmente es un hombre muy trabajador que hace mucho por su familia, usualmente protege a todos, y sé que daría lo que fuera para que estuviéramos bien. Lo único que tenemos parecido es el cabello, porque fuera de ahí, él tiene la cara muy parecida a nuestra madre, y yo a nuestro padre. Al menos había suerte en qué estábamos casi a la altura.
Solo había un pequeño detalle, Arvel es homofóbico.
Y él sabía de mi atracción a los hombres.
Por eso es que la tensión es tan fuerte, porque cree que ya debí haber pasado esa "faceta".
Y la verdadera conversación estaba apunto de venir.
—Entonces... ¿Tienes planes para mañana? ¿Amigos? ¿Pareja?— preguntó, ya sé por dónde va esto.
—De hecho... Sí— aseguré —conocí a alguien hace casi tres meses, es bastante interesante y quisiera conocerle aún más, me gustaría intentar algo.
—Ya veo, ¿Cómo es ella?— lanzó sin filtro, aquí vamos.
Suspiré sin ganas, aquí había dos posibles finales, el primero dónde salgo herido, y el segundo dónde volvemos a tener distancia.
—La homosexualidad no es una enfermedad, y no es ella, es él— lo corregí —incluso podrías intentar conocerlo, Brent es...
—A mi no me interesa saber su nombre, ya hablamos de esto, Myles, no puedes relacionarte con hombres más allá de la amistad, no es normal ni tampoco bueno— dijo ya alterado.
¿Por qué me rodeo de personas con poca paciencia? Nunca lo sabré, soy un imán para el enojo.
—Ni siquiera lo conoces— me quejé —no tiene nada de malo que un chico quiera a otro, ¿Qué hay en eso? Además, él no es malo, si lo conocieras sabrías que es una muy buena persona.
—Pero es un hombre, entiende de una vez— su voz estaba cada vez más llena de enojo y desesperación —¡No puede gustarte un hombre!
—¡¿Y qué si es así?!— ahora sí, yo me estaba enojando, él no tiene derecho a decidir quién podría gustarme o no —¡¿Y qué si yo me siento feliz con él?!
Las personas del parque estaban más ausentes que otros días, lo cual agradecía, ya podía sentir mis nudillos doblarse, y veía que los de Arvel también.
Por primera vez en mucho tiempo sentía como mi sangre se estaba calentando, no es por el hecho de su opinión, es por el hecho de que Brent es intermedio en esto, y me enojaba que estuviera en desacuerdo tratándose de él, aún cuando no lo conoce.
—¡¿Dejaré de ser tu hermano?!— pregunté —¡¿Dejaré de ser de la familia acaso?! ¡¿VAS A MANDARME AL PSIQUIÁTRICO CON ENGAÑOS COMO A MEGAN?! ¡Pues te tengo una noticia! ¡YO ESTOY ENAMORADO DE BRENT!
Lo próximo que sentí fue su puño contra mi cara, caí con rapidez por la sorpresa, el dolor se apoderó de mi labio, y un sabor metálico llenó mi paladar.
Hasta aquí.
Que las clases de Brent no sean en vano.
Tomó el cuello de mi camisa y se acercó, hablando entre dientes. —No voy a dejar que mi hermano se quede como un maricon, y si debo enviarte allá, pues lo haré.
—Jódete.
Ahora fue mi puño el que golpeó su cara, y sentí por primera vez el enojo de querer golpear a alguien por tu orgullo y por los demás.
Me levanté dándole vuelta, quedó en el suelo inmovilizado, y ahí fue cuando mis manos no se pudieron detener para golpearlo una y otra vez.
Lo estaba disfrutando, estaba sintiendo como todo mi enojo, todo lo que he cargado durante tiempo era liberado. Es mi hermano, y lo quiero, pero ya no podía detenerme después de todo lo que ha hecho.
—¡MEGAN NO MERECÍA ESO!— grité —¡ES NUESTRA HERMANA, MALDITA SEA!
Detuvo mis manos un momento, su fuerza y la mía estaban relativamente en el mismo nivel, pero eso no quitaba el hecho que también era un buen peleador.
—¡Ambos están enfermos!— gritó, su cara estaba llena de sangre por la nariz y labio, además de algunos moretones.
Bajé la guardia y retrocedí espantado, ¿Yo había hecho eso?
Pero en ese instante que me distraje fue suficiente para que él viniera sobre mi de nuevo, sus golpes pasaron a mi cara, mis costillas, en cualquier momento me iba a golpear tan fuerte que iba a perder el conocimiento.
No me podía rendir, no recordando las clases, todo me sirvió, sin importar las veces que hubiera tensión, Brent me enseñó a pelear.
Y de nuevo seguimos peleando, intercalando más y más golpes. La adrenalina de pelear y sacar todo era algo que nunca experimenté, pero se sentía tan bien.
—¡¿Qué está pasando aquí?!— escuché la voz de un tercero.
Fui despegado rápido de Arven, mis hombros fueron controlados, y a él por igual lo separaron de mi.
—¡¿Y a ustedes qué les pasa?!— gritó Ricky detrás de Arvel.
Yo solo deseaba golpearlo. Sacarle más sangre, y estaba seguro que él a mí igual.
—Tú no eres así, Myles, ¿Qué provocó esto?— era la voz de Alek detrás de mi —¡Es tu hermano!
Arvel se liberó con firmeza de Ricky, acomodando su ropa y tocando sus heridas.
—No, él ya no es mi hermano— dijo el rubio, se fue caminando con enojo, cuidando su nariz sangrante.
Sentí un vacío, un rompimiento de algo dentro de mi.
—Espera— lo detuvo Ricky, se acercó a él mientras yo procesaba todas sus palabras que me habían atravesado —no sé quién eres ni qué haya ocurrido, pero si alguien se entera de lo que le hiciste, estás muerto.
No, yo no pensaba contarle a Brent sobre esto. No iba a desatar más problemas.
—Vamos a curarte— me dijo Alek.
Por instinto me solté de sus brazos, no miré atrás, no les dije nada, solo me fui por otro camino hacia la universidad. Ignorando el hecho de que justamente aparecieron juntos.
Algo me estaba doliendo, el rechazo de un hermano era una agonía que había sentido mucho tiempo, pero esto fue definitivo.
Se supone que un hermano, en especial el mayor, es quien debe mostrarte que sin importar qué, siempre serán hermanos. Muy pocas personas en esta ciudad siguen siendo homofóbicas, y justamente él ser que debió ser mi primer mejor amigo, es uno de ellos.
Y ahora parece, que ya ni siquiera tengo hermano.
...
No había procesado sentimentalmente lo que ocurrió.
No fue hasta que llegué a la universidad que me di cuenta de todas las emociones que tuve. Yo había decidido seguir la pelea, y estaba disfrutando sacar todo.
Mi cara dolía demasiado, pero era más grande el impacto de ser golpeado por tu hermano, y haberle hecho lo mismo.
De cualquier manera, yo lo lastimé más.
Las personas en la facultad y en la calle me miraban extraño, algunos seguramente pensando que tuve un accidente, y otros que maté a alguien.
Pero al final, nadie se acercaba, nadie parecía tener las agallas de preguntar.
Crucé una esquina para llegar a mi habitación en el edificio de arquitectura, pero choqué con alguien de frente.
Me quejé cuando sentí perfectamente como mi hombro dolió aún más por el impacto.
—Lo siento, no me fijé— dije rápido, tocando mi hombro.
Había chocado con alguien más bajito que yo, un castaño claro, que sorprendentemente, tenía los ojos rojos, que brillaban como el rubí.
—No importa, ¿Estás bien? ¿Necesitas un médico?— preguntó, moví mi cabeza para que mi cabello terminara por tapar mi rostro, bueno, al menos ya había alguien con agallas.
Negué —No hace falta, yo ya me iba a mi habitación, gracias y... Adiós.
Ni siquiera miré si me seguía o no, solo me fui de largo.
Pero justo cuando pensé que nadie más me vería, aparece el dios de arquitectura en mi camino.
—Hey, has visto a un... ¿Qué te pasó?— preguntó Frank cambiando su expresión a una más sorprendida.
—No es nada— no tuve más remedio que fingir una sonrisa —era para una obra, yo voy a lavarme.
Dudó entrecerrando los ojos. Creo que ya sé por qué lo ponen cómo el más atractivo de su facultad y casi de toda la universidad, en verdad es apuesto.
—¿Seguro?— volvió a decir.
Asentí rápido. —Te lo prometo, todo es por... Mi hermana.
—Bien— concluyó el tema —por cierto, ¿No has visto a un enanito como de esta altura?— puso su mano un poco más abajo de su hombro —castaño, ojos rojos, una cara bonita pero haciendo así— juntó las cejas como si estuviera enojado.
—Creo que iba al piso de arriba— respondí sintiendo como la sangre iba a salir de nuevo —¡Nos vemos!
—¡Gracias!— escuché detrás.
Corrí rápido hacia las escaleras para ir rápido a mi dormitorio.
Apenas pude poner la llave cuando llegué, mis manos temblaban aún por la adrenalina.
Pasé con rapidez cerrando la puerta y me apresuré al baño, no sabía si estaba bien lo que Brent había hecho cuando fue él quien llegó herido, pero rápido mojé mi rostro con agua.
Ardió en algunas zonas, me quejaba y quejaba hasta que me aseguré de estar limpio. ¿Ahora qué debía hacer? No sé nada de curar heridas.
Salí del baño, pensando en todo. Y otra vez una agonía me inundó.
Yo había sido humillado, golpeado y ahora descartado de mi hermano.
Él era uno de los lazos más importantes que un ser humano debía valorar, y él mío ya ni siquiera me quiere ver.
Me recosté sobre la cama boca arriba, me sentía demasiado oprimido, quería hacer algo para no sentirme así.
Y entonces, lloré.
Las lágrimas salieron de golpe, el dolor me consumía, y me preguntaba con angustia qué había de mal en mi para que él no me aceptara.
¿O acaso era que yo era malo? ¿Ser cómo soy no era correcto?
Preguntarse qué hay de mal en ti porque alguien te hace sentir de esa forma, no era en ningún contexto algo bonito.
Pero resignado, aún con lágrimas no era que me quedaría así, debía pedir ayuda discreta, tomé mi celular, preparando mis palabras, y cuando las escribí, él contestó rápido como siempre, solo que la conversación no iría bien si no hacía algo.
Preferiría haberlo ignorado, o decirle que solo era por si alguna otra ocasión él volvía a salir herido.
Cómo mi respuesta tardó, empezó a llamar.
Entré en pánico por una llamada, no quería que me escuchara llorar, y como siempre, no me alcanzó el corazón para ignorarlo, así que contesté.
—Dime.
—No me mientas— dijo con voz bastante demandante —¿Quién te lastimó?
—Brent, en serio, cálmate, no es nada— respondí, pero mi voz no sirvió ni un poco.
—Voy para allá.
Y colgó.
La amenaza de Ricky a Arvel, ¿Habrá sido que en verdad si lo dijo por él?
De cualquier forma, ya no había reversa, estoy seguro que Ricky le habrá dicho dónde estudio.
Aparte, es Brent, lo creo capaz de todo.
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Yyy qué pues Brent.
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