10.- "Inevitable Miedo"
Brent Jones
El que diga que no se puede cambiar de humor diario en menos de una semana, me está mintiendo, y no tengo necesidad de comprobarlo para demostrarlo, simplemente hay que vivirlo.
Ya casi tres semanas desde que todo empezó con Myles, pero en solo una semana, sus visitas habían dejado de ser molestas a ser frecuentes y agradables.
Había empezado a ayudarlo con el boxeo, iniciamos una prótesis de brazo, y al mismo tiempo, resultaba que nos conocíamos cada vez más.
De cualquier manera, algunas clases se llevaban un ambiente muy gracioso o con mucha tensión, todos los recordaba. Y yo me divertía haciéndolo sentir nervioso.
Mientras entrenábamos y Myles no encontraba la manera de una buena posición para golpear el saco.
—No, así no— me puse detrás de él, tomé sus brazos y yo mismo los acomodé como debían ser, pero mi cabeza por igual quedaba muy pegada a la suya
—¿Así?— contestó nervioso.
—Separa más las piernas— ordené separando sus piernas dando golpes con las mías a los lados.
—Brent— escuché su voz temblarse más, me estaba divirtiendo hacer esto —creo que ya entendí.
Reí cerca de su oreja solo para molestarlo más, pero al final decidí apartarme e ir al otro lado del costal.
Fingí no darme cuenta, pero veía perfectamente su cara roja, era una desventaja de que fuera de piel tan clara como lo es, casi siempre se ponía rojo por cualquier cosa, el sol, y por mi.
—Ya lo sabes, golpeas, lo mandas a mi, golpeo, lo mando a ti— indiqué.
Sí, era demasiado divertido ponerlo en situaciones de ese tipo.
Pero, ni con tres semanas se me pega a la cabeza, que ese niño de once años que defendí en un callejón, era Myles. Simplemente no me entraba a la mente.
Fuera de eso, a Young parecía agradarle cada vez más, eso era un logro nuevo para mi, poco a poco dejaba de causarle miedo y que tuviera que tener cuidado de mi, ahora solo éramos dos amigos que la pasaban bien.
Solo que, experimenté por primera vez la inseguridad, y es que hoy no había ido a la práctica, prácticamente no había ido a nada hoy, y por la gran curiosidad que eso me causó, decidí investigar.
La noche ya estaba sobre la ciudad, sabía que a esta hora el rubio salía del café, de alguna manera tenía que encontrarme con alguien de sus conocidos. Por esta ocasión, Dakar se quedó en el departamento.
Poco a poco llegué a la cuadra del café, y ahí vi a los dos hermanos de Tailandia que eran los dueños del local.
—Disculpen— dije por un lado, en cuanto me vieron, se pusieron al cuidado, pero luego de rato fue que la chica aligeró el rostro.
—¡Brent!— dijo conmocionada —espera, antes que nada buenas noches, adivino, ¡Buscas a Myles!
—Solo quería preguntar si hoy estuvo muy ocupado— dije yo en justificación, pero si quería encontrarlo realmente.
—La universidad le está dejando sus últimos proyectos, pero mencionó que iría a tu departamento para decirte algo, creo— comentó ahora el tailandés.
Agh, esa molestia, pudo haberme avisado, ¿Por qué nunca lo hace?
—Gracias— respondí dándome la vuelta.
Ya era bastante noche, era peligroso que él fuera a esa parte de la ciudad a esta hora, no era como que yo viviera en una de las zonas más seguras, y normalmente él se iba antes del atardecer.
Caminé apresurado por las calles, acercándome cada vez más a mi edificio.
En un cruce de esquina, me encontré con dos hombres bastante grandes realmente, todos con gorras o algo para cubrirse la cara. Parecía que iban caminando, pero justamente me encontraron, o al menos así fueron sus expresiones corporales.
Al inicio me desconcertó bastante, pero luego fue que todo empezó a ordenarse en mi cabeza.
Verner.
—¿Tú eres Brent Jones?— preguntó uno de ellos.
—¿Necesitan que lo sea?— dije yo sin alterarme, no debía, no quería.
—No en mucho, solo que, hay advertencias que no has seguido— informó el mismo, no podía verles la cara, era obvio, era de noche y estaban cubiertos.
—¿Si? ¿Qué tipo de advertencias?— se acercaron aún más, rápido empecé a analizar cómo iba a salir de esta.
No te asustes.
No tengas miedo.
Si puedo salir, qué bueno, si no, qué mal.
Pero esta vez, no fue solo en mi en quién pensé.
Si Myles se aparecía por aquí, todo iba a salirse de control, conocía esta clase de trabajos, si no pueden conmigo, irían contra alguien de mi círculo cercano, por algo era que no mantenía relaciones de ningún tipo con nadie más que Ricky.
La ventaja era que no estaba en un callejón, así que en cuanto ví la oportunidad, encontré un espacio libre por el cual salí corriendo.
—¡Alcanzalo!, Le avisaré a Verner— le ordenó uno al otro.
Corrí y corrí, la velocidad nunca fue un problema, pero ahora mismo era que debía mantener la calma, a pesar de que estaba asustado, tenía que pensar con la cabeza fría.
Pisada tras pisada, no me iba a detener hasta llegar a un lugar seguro que no fuera mi edificio.
Mi peor error, fue haberme metido a un callejón, ahí si lo acepté, la cagué.
—Ya basta, Brent— escuché que entraban al callejón, era uno de los hombres, con poco cansancio —de igual manera, ya era hora de que tuvieras una última pelea.
Sin previo aviso, se tiró contra mi.
Recibí todo su peso hasta caerme, ya en el suelo, se montó sobre mi y me dejó inmóvil, sentí el primer golpe en mi rostro, luego otro y otro.
Empezó a golpearme repetidas veces tanto en la cara como en el pecho, no podía pensar con claridad, porque ya no pensaba de forma inteligente, ahora sí me estaba enojando.
Ya sentía brotar la sangre de mi nariz y varias partes de mi cara, todo me estaba doliendo y algunas partes dejaba de sentirlas.
¿Quiere borrarme de las peleas?
Oh, Verner, voy a matarte en el ring.
Una sensación de rabia se apoderó de mi, de nuevo. Y de nuevo no iba a controlar esto, y mucho menos con este imbécil.
Levanté una pierna en una patada certera a sus genitales, había sido mi única oportunidad que me dejó liberarme.
Cuando se distrajo al sentir el dolor, fue que me levanté cómo pude, y ahora yo lo había dejado abajo a él.
Escuché su grito ahogado al impactar mi puño en su cara. Esta era la rabia que yo desquitaba al pelear, y ahora tenía mucha acumulada.
La adrenalina me estaba permitiendo no disminuir los golpes.
Mi brazo solo sabía golpearlo y golpearlo, una y otra vez, escuché por un momento uno de los sonidos más satisfactorios que he tenido, que fue el de su nariz romperse.
El enojo incluso me dejó levantarme a mi junto con él, lo tomé del cuello de lo que fuera su ropa, y no iba a pasar por alto la advertencia.
—Dile a Verner, que acaba de cometer el peor error de su vida— dije entre dientes al rostro lleno de sangre —voy a matarlo cuando lo vea... Y es una amenaza abierta.
Solté el cuerpo ensangrentado, cayó sin problema, desmayado ya quizá. Lo último que hice fue asegurarme que no iba a levantarse en un rato con una patada en el estómago que lo sofocara.
Respiré agitadamente, hijo de puta.
No pensé en nada más que en salir de ahí, pero había un problema, por todas las emociones y golpes, no había sentido como mi pie se había lastimado, no fue hasta que di los primeros pasos.
Me quejé por todo el cuerpo, la cara, las costillas, la pierna.
Podía caminar, no era nada que me importara, porque dentro de mi cabeza solo estaba la misma frase.
Voy a matarlo.
Voy a matarlo.
Voy a matarlo.
Sentía la sangre caer, ahora sí comenzaba a sentir el verdadero dolor en el rostro y cabeza. Mi nariz, boca, y estaba seguro que la herida de la ceja se había abierto de nuevo.
Esto claramente no se iba a quedar así, no le di su indulto, y no pensaba hacerlo.
...
Seguía enojado, ya había llegado como había podido a mi edificio, tuve la suerte de no cruzarme con el otro hombre en el camino.
El enojo no desaparecía, solo lo estaba dejando para después.
Ahora me llenaba el shock de lo que acababa de ocurrir, había sido interceptado por un cobarde.
El impacto de haber recibido varios golpes aún estaba presentes, mi pie seguía doliendo, pero si caminaba.
Y la sangre, aún no secaba del todo, sería un problema si alguien me ve así.
Cómo había logrado, pasé del edificio al piso donde estaba mi departamento, agradecía que el recepcionista ni siquiera preguntó, mejor dicho, no alcanzó a mirarme.
Abrí la puerta rápido, y entré para después cerrarla de un golpe, agradecía que no me había cruzado con Young, sería otro problema, y aún tenía tiempo para limpiarme. Pero también me preguntaba dónde estaba.
—Espero no te moleste que haya venido— escuché la voz de alguien desde la cocina, luego apareció la molestia —iba a avisarte pero pensé que no responderías... ¡¿Qué te pasó?!
Como si fuera lo más grave que ha visto, se acercó sin esperar nada, Dakar le siguió el paso y se subió en dos patas a mi cintura.
—¿Qué pasó? ¿Estás bien?— sentí algunos toques de sus dedos en mi cara.
—Déjalo, es mejor que te vayas— le ordené apartándolo, debía llegar al baño a lavarme, no quería dar explicaciones.
—¿Cómo me pides que lo deje si estás herido?— preguntó alterado.
Llegué al baño de prisa, me estaba molestando más que él empezara a insistir, y no quería enojarme, no con él.
Llenaba mis manos de agua y la echaba a mi rostro, solo veía un poco como el lavabo empezaba a tener manchas de sangre que se combinan con la misma agua.
—Brent Jones, déjame ayudarte, ¡Mira incluso como caminas!— dijo en voz alta.
Me estaba enojando de nuevo cada vez más, ¿Por qué es tan insistente? Me enojaba la cobardía de Verner me enojaba que apenas pude defenderme y me enojaba que Myles no me hiciera caso.
—Te dije que te fueras...— agregué ya más irritado —¡TE DIJE QUE TE LARGUES!
De lo último que tuve consciencia, fue que la mano del rubio se posó en mi hombro, y por mi instinto, me volteé dando un manotazo al aire, pero mi mano si golpeó a Myles, justo en el rostro.
Ambos nos sorprendimos. Él solo se hizo para atrás tocando su mejilla, su mano temblaba, y Dakar se puso rápido enfrente entre ambos. Toda mi guardia bajó enseguida, porque incluso yo sentí la fuerza con la que lo golpeé.
Pero ahí reaccioné en lo que había hecho, en el error que acabo de cometer, automáticamente fue mi enojo cambió por arrepentimiento, por nervios y retractación.
—Myles...— quise acercarme.
Se hizo para atrás con miedo cuando levanté mi mano a él para tocarlo. Y sentí una presión en el estómago y pecho cuando lo ví. Oh, no, por favor no.
—Yo... Lo siento— soltó con la voz temblorosa, para luego irse del baño.
—Espera, ¡Myles!— dije más alto, intentando seguirlo.
Salí del baño tras él, pero él ya se había acercado lo suficiente a la puerta para escaparse, y menos lo logré cuando mi propio amigo se interpuso entre la puerta y yo.
—No empieces, Dakar— le advertí.
Me ladró una sola vez y se echó ahí, sin dejarme pasar.
Estaba arrepentido, apresurado por ir detrás de él. De nuevo arruiné todo, y de nuevo perdería la oportunidad de tener a alguien cerca sin que tuviera miedo de mi.
Suspiré cansado, aún tenía dolor en las partes golpeadas. Carajo, ¿Qué más podría empeorar?
Me resigné y de nuevo fui al baño a lavarme ya sin presión.
Mojaba mi cara sin ser grotesco, borrando rastro de sangre, pero no borraba de mi mente la expresión de miedo de Myles. Me estaba odiando demasiado ahora. Terminé por secarme para no hacerme más daño, ya había tenido suficiente hoy.
Cuando volteé hacia atrás después de lavarme, ya venía Dakar con nuestra caja para curarme de las peleas en su boca.
Le tomé rápido y fui hasta la sala para hacerme cargo de todo, mientras que el perro tomaba asiento en el mismo sofá al lado de mi, escuché sus sollozos y acarició mi hombro con su cabeza preocupado.
—No es nada, amigo— intenté relajarme para que él estuviera relajado —ya habrá momento de devolver el favor que me hicieron— dije con sarcasmo.
Yo mismo tuve que aplicarme de lo que sabia, entre todo, un líquido antiséptico que ardía demasiado, pero ayudaba mejor después.
Mi cuerpo y mente no estaban conectados, pero de alguna manera mi cuerpo ya sabía qué hacer, que era curarme, aunque mi mente pensaba en miles de cosas.
Va a odiarme por esto. Ya que había estado controlando la ira, justamente con él tuve que arruinarlo.
Seguía enfadado, con rabia, pero era más grande el sentimiento de culpa.
Solo que, pensando y pensando, no podía decir que ahora todo es culpa de Myles y que por eso fue que reaccioné así. Entre más lo analizaba, más en cuenta caía.
Él estaba preocupado, por mi. Él solo se asustó de ver a un hombre sangrando de todos lados y con un pie mal.
Quizá era un pensamiento de adolescentes, pero se preocupó por mi, y eso me daba confort, hace bastante que alguien no se preocupaba por verme así, Ricky estaba acostumbrado, más no por estas situaciones.
—¿Te das cuenta que todo es tu culpa?— le dije a Dakar con sarcasmo —de no ser por el mejor amigo del hombre, no estaría preocupado por saber qué lastimé a la molestia.
Carajo, si que esto me estaba afectando mentalmente, porque dejé de pensar en mí y en lo que había pasado con respecto a Verner.
Estaba sumido en la preocupación de que, yo había causado miedo en Myles, en el chico que asusté varias veces y se quedó, ahora era seguro que no iba a aparecerse.
Y como siempre, por mi propia culpa me sentí mal conmigo mismo, me hundí de nuevo en esa angustia de saber que soy un peligro, porque eso era, un peligro para todos.
—Hoy no fue nuestro día— le dije a Dakar —vámonos, que mañana tampoco lo será.
Dejé todo en la mesa de centro, no era como que me visitaran mucho para fijarme en esos detalles.
Y aunque esto no hubiera ocurrido, Myles no viene los viernes, así que mañana, de cualquier manera él no iba a venir. Pero probablemente, ya no vendría nunca.
Fui a la cama aún cojeando un poco, para cuando me recosté en ella sin siquiera cambiarme, Dakar se recostó a un lado.
Casi con esperanzas, tomé el celular para revisar el chat de Myles, porque él era el que a veces me deseaba buenas noches, y yo a veces a él, quería saber si llegó a su dormitorio bien, quería que me contara casi la mitad de la noche todo lo que hizo.
Esto es un problema emocional muy raro para mí.
Pero no ví nada, ví mensajes que no pude ver antes, y entre lo más arrepentido de mi, tenía que disculparme, aunque él ya no me creyera.
Negué rendido, se acabó.
Él no va a creerme. Y también fue mi culpa nunca haberle mencionado mi condición. Soy un idiota.
Eché el celular por algún lugar del mueble y cerré los ojos, ya no quería pensar en nada, solo quería dormir, olvidarme de todo.
Cómo sea, en algún momento iba a ocurrir. En algún momento iba a tener que volver a mi vida diaria de peleas y soledad, más bien, solo un poco de soledad.
Pero ya no sería lo mismo si no veía a Molestia Young casi todos los días.
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Y se marchó🎶🎶:(
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