Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 41: Romper el silencio

—¿Quieres que descansemos o seguimos con las piezas que tienes que tocar? —le preguntó Tyler una vez dieron por buena la última toma de su vídeo de presentación.

—Prefiero seguir.

Si paraba, sus nervios la consumirían por completo y no sería capaz ni de tocar un Do sostenido correctamente.

—Vale, pues antes de empezar, apunta aquí las piezas que vas a tocar para poder rotularlas en el vídeo —Tyler cogió el cuaderno y se lo extendió a la joven.

—Sí, claro.

Cassie comenzó a escribir los títulos y los compositores de las melodías que iba a tocar. Tyler la observaba con cuidado, mientras que leía cada palabra que escribía. No conocía ninguna de las piezas, pero Tyler se fijó en su perfecta caligrafía.

—Veo que te gusta Chopin —Cassie levantó la mirada—. Lo has puesto varias veces.

—Sí, bueno, no es mi favorito, pero tiene piezas muy buenas. Toma —le extendió el cuaderno.

—Pues espero que toques alguna de tus piezas favoritas —dijo incorporándose.

—Claro, después te deleitaré con las mejores obras.

—Bien, pues déjame comprobar que no se haya movido la cámara y que el ángulo esté perfecto.

Tyler se colocó detrás de la cámara y volvió a cerciorarse de que todo estaba perfecto. Volvió a la galería de la cámara para comprobar que los vídeos de presentación seguían en su sitio. Tras asentirse a sí mismo, enfocó la cámara y se aseguró que se veía perfectamente a Cassie y sobre todo sus manos.

—Vale. Ya sabes que podemos grabarlo todas las veces que sean necesarias, ¿vale? —Cassie asintió—. ¿Lista? —le preguntó. Cassie volvió a asentir y Tyler pulsó el botón de grabar.

Cogió aire y observó todas las teclas del piano, como si nunca antes las hubiera visto y necesitara ubicarlas todas. No podía equivocarse. Era cierto que, si lo hacía, Tyler pararía de grabar y volvería a empezar de nuevo, pero, si quería tener una mínima oportunidad de entrar en Juilliard, no podía permitirse ningún fallo. Colocó sus manos en el piano y empezó a tocar la primera melodía.

Tyler se sorprendió al ver lo rápido que se movían sus manos sobre las teclas. Era hipnótico verla. No solo la velocidad a la que tocaba, si no verla a ella era un completo espectáculo. Estaba allí, sí, delante de sus ojos, pero no estaba presente. Cassie estaba perdida en su mundo, metida en uno nuevo, uno en el que sólo estaba ella y aquellas ochenta y ocho teclas, olvidando que el mundo que tenía a su alrededor seguía girando.

Lo mismo ocurrió con la segunda y tercera pieza que debía tocar. Cassie, tan solo se permitió unos segundos de pausa entre unas y otras, sólo para que sus manos descansaran, porque no podía perder el mundo en el que estaba metida si quería que aquello saliera a la perfección. Y Tyler continuó aún más asombrado. No podía creer que la joven que tenía ante sus ojos fuera un completo genio. Aquello no era tocar, aquello era magia. Aquel sonido era capaz de transportarlo a otro mundo, uno en el que ella había sido capaz de que se olvidara de todos sus problemas por unos minutos.

Cuando tocó la última nota, el silencio los invadió.

Un silencio que ninguno de los dos quiso romper. Era como ese momento en el que acaba el concierto de tu banda favorita y sabes que lo que acabas de vivir ha sido algo tan mágico que no quieres que nadie te estropee ese instante. Cassie se quedó parada con las manos sobre el piano y la mirada aún perdida, mientras que Tyler parecía inmóvil mirándola a ella como si aquella fuera la primera vez que la veía.

—Señor Danforth —comentó alguien detrás del castaño. Los dos salieron de su mundo y dirigieron la mirada a Presley—. Mi turno ha terminado, ¿necesitan algo más?

—Oh, no, gracias, Presley.

—Bien, pues si me acompaña un segundo le explico dónde apagar todas las luces para cuando se marchen.

—Sí, claro. Ahora vengo, ¿vale? —le comentó a Cassie. La joven asintió.

Tyler se alejó con Presley bajo la atenta mirada de la morena. Se quedó allí sola en aquella sala tan grande y vacía al mismo tiempo. Recorrió con la mirada todo el espacio. Desde luego tocar en aquel lugar, lleno de gente, debía ser un regalo. Se imaginó a sí misma tocando en algún teatro, rodeada de personas influyentes que alababan su trabajo. Aquello era con lo que había soñado gran parte de su vida. Componer canciones que llegaran al alma de las personas. Como hicieron Mozart, Chopin o Beethoven. Sabía que aquello era algo bastante difícil (o imposible) de conseguir, pero ellos también empezaron con un sueño, ¿no?

Cuando Tyler volvió al bar, encontró a la morena tocando Claro de Luna de Debussy, con la luna de fondo tras el cristal y no pudo encontrar una imagen más perfecta que aquella que tenía ante sus ojos. Se acercó con cuidado hacia ella para no romper ese momento, pero la joven debió de sentir su presencia, pues sus manos se detuvieron y su mirada se dirigió hacia él.

—No quería interrumpirte.

—No lo has hecho. Esa era una de mis piezas favoritas —sonrió.

—Es muy bonita —dijo apoyándose en el piano.

—Pero si seguro que no sabes cuál es.

—¡Será posible! —dijo indignado—. ¿A que era Claro de Luna? —Cassie lo miró sorprendida.

—Vaya, Ty. No sabía que sabías tanto de música clásica.

—Y no lo sé, pero que no sepa de música clásica no significa que no tenga cultura —Cassie sonrió como reflejo de la sonrisa que tenía él dibujada en sus labios—. Lo que no tengo tan claro es que tú sepas tocar alguna canción moderna.

—¡Pero, bueno! ¿Y ese ataque tan gratuito? —los dos se echaron a reír.

Cassie bajó la vista hasta las teclas y pensó en alguna melodía "moderna" que él pudiera identificar con rapidez. Entonces, sus manos empezaron a tocar las primeras notas de la Banda Sonora de Harry Potter.

—Harry Potter. Buena elección, Cass —ella sonrió triunfante.

—Estoy segura que esta no la conoces —seguidamente, la melodía que sus manos tocaban, cambió a una nueva.

—Piratas del Caribe. Si va a resultar que sí que sabes tocar algo más que Mozart y Beethoven.

—¡Serás bobo! —dijo levantando las manos del piano—. A ver esta
—colocó las manos de nuevo sobre el teclado—. Creo que te va a encantar.

Las primeras notas de Viva la vida de Coldplay empezaron a brotar del piano haciendo que Tyler sintiera una especie de cosquilleo en el estómago. Cassie lo miró e instintivamente sonrió. Sabía que le encantaría.

—Me flipa esa canción. ¿Se puede saber cómo puedes tocar con tanta facilidad tantas canciones? —dijo alucinando.

—Es cuestión de práctica —dijo parando de tocar de nuevo—. Mira, ven.

La joven se echó hacia la izquierda y le ofreció un pequeño hueco en la banqueta, justo a su lado. Tyler siguió su orden y se sentó junto a ella. Sus miradas se cruzaron durante un pequeño instante. Fue efímero, pues tenerse tan cerca el uno del otro, provocaba en ellos una especie de nerviosismo que ninguno de los dos quería que otro notase.

—Mira, pon el dedo aquí —le señaló una de las teclas—. Eso es Do.

—Y esta es Re —vaciló Tyler señalando la nota contigua—. Sé cómo funciona la escala musical.

—Vaya, disculpe. No sabía que el señor Danforth sabía tocar el piano.

—¡Oh! Claro que sé. Mira.

Tyler tocó la escala musical desde el Do hasta el Si.

—Bueno, pues entonces, creo que no tengo nada que enseñarte.

Cassie hizo el ademán de levantarse, pero la mano de Tyler la frenó.

—No, venga. Enséñame a tocar alguna canción.

—¿Y qué canción quieres que te enseñe? —le preguntó ella.

—Oh, no sé. Tú eres la experta.

—¿Alguna de Coldplay? —preguntó ella mirándolo, mientras que él observaba la gran cantidad de teclas que había sobre el piano.

—No. Antes has dicho que Claro de Luna era una de tus piezas favoritas, pero, ¿cuál es tu favorita? —aquella era una pregunta que Cassie no esperó que él le hiciera.

—Oh, umm... No sé... —se hizo la pensativa, como si no tuviera claro cuál era su favorita.

Pero, tenía una, ¡claro que la tenía! Sin embargo, era tan especial para ella que no estaba del todo segura si la quería compartir con él. Era algo especial entre sus padres y ella. ¿De verdad quería que Tyler formara parte de esa canción tan especial?

—Oh, venga. Seguro que tienes una —insistió él.

—Está bien —se resignó. Intentó pensar en alguna melodía, una de tantas de las que conocía, pero ninguna otra se le venía en mente salvo esa—. Coloca el dedo meñique sobre el Do agudo —le señaló la tecla y Tyler acató sus órdenes—. El anular sobre Si, el dedo corazón sobre La.

—¿Y ya está?

—Sí, con esas tres de momento tienes para tocar esta canción —le informó—. De las otras me voy encargando yo —Tyler asintió—. ¿Has aprendido cuál es cada una?

—Do, Si, La —dijo mientras levantaba los dedos de ellas.

—Vale, pues ahora apretándolas, ¿listo? —Tyler volvió a asentir. El castaño las pulsó todas al mismo tiempo—. Pero no todas a la vez
—sonrió—. Tienes que tocar siempre desde fuera hacia dentro. Primero el meñique, luego el anular y después el corazón.

—¿Así? —preguntó él tocando las tres notas.

—Sí, más o menos —Cassie se moría de ganas por poner su mano derecha sobre la de él y guiarlo, pero no sabía si se sentía con la capacidad suficiente de hacerlo—. ¿Puedo? —le preguntó.

—Sí, claro.

Cassie colocó su mano sobre la de él. Colocando sus dedos de la misma manera que él los tenía colocados. Fue en ese momento que se percató de lo pequeña que era su mano en comparación con la de él. Cogió algo de aire, al mismo tiempo que Tyler intentaba disimular cómo una corriente eléctrica recorría todo su cuerpo.

—¿Listo? —asintió—. Do, Si, Do, Si, La, Do, Si —fue diciendo al mismo tiempo que sus dedos se movían y ambos se concentraban en las notas que estaban tocando.

Con tan solo siete notas, Tyler supo identificar aquella melodía. Lo supo perfectamente porque su madre le cantaba aquella canción todas las noches antes de dormir. Y entonces, tuvo el impulso de levantar las manos y mirarla a ella.

—Esta canción...

Dream a little dream of me —mencionó ella—. ¿La conoces? Era la canción favorita de mis padres.

—¿Estás de broma? Mi madre se la cantaba a Lottie para que se durmiera.

Los dos tragaron saliva. Ninguno podía creer en aquella pequeña coincidencia que significaba tanto para ellos.

—Supongo que he elegido bien —comentó la joven.

—Demasiado.

—¿Quieres que te la enseñe? —dudó.

No sabía si aquella canción era un regalo o una pesadilla para Tyler, pues, al fin y al cabo, su madre los había abandonado. Él sólo asintió.

—Bien, pon de nuevo las manos en las notas.

Tyler asintió bajo un suspiro e hizo lo que la joven le ordenó. Cassie volvió a colocar con cuidado sus dedos sobre los de él y empezó a pulsar con cuidado, al mismo tiempo que el castaño tarareaba la canción.

—"Stars shining bright above you. Night breezes seem to whisper "I love you". Birds singin' in the sycamore trees."

—"Dream a little dream of me" —susurraron los dos.

De pronto, ambos dejaron de tocar las teclas del piano y giraron la vista para mirar al otro. El silencio los invadió por completo y Tyler no podía hacer otra cosa que admirar los labios de la joven, mientras que Cassie andaba perdida en el verde de los ojos de Tyler. Ambos sintieron esa sensación en la que el resto del mundo había parado de girar y aunque, realmente estaban solos en aquella sala, sintieron que nadie más en el mundo existía salvo ellos dos. Era una sensación muy parecida a la que sentía Cassie cuando tocaba el piano y se evadía a otro mundo. Sin embargo, por primera vez en su vida, el piano no había sido el culpable de que estuviera sumida en otro universo, sino Tyler.

Tyler suspiró y antes de que pudiera decir o hacer algo que estropeara ese momento, Cassie decidió hablar antes.

—"Nunca rompas el silencio si no es para mejorarlo" —Tyler se quedó quieto, sin dejar de mirar esa sonrisa que se acababa de dibujar sobre los labios de aquella chica que parecía ser la más perfecta del mundo—. Lo dijo Beethoven —Tyler no pudo evitar sonreír.

—¿Y si lo mejoro?

Cassie sintió cómo su corazón latía a toda prisa y su respiración se paraba por completo. Fue entonces, cuando Tyler colocó uno de sus mechones por detrás de su oreja y le acarició con cuidado su mejilla. Su cuerpo se fue aproximando muy despacio, con mucho cuidado. No quería asustarla y arruinarlo todo.

Cassie cerró los ojos para guardar ese momento para siempre.

Fue en ese instante, tras un pequeño suspiro que se escapó de su boca, cuando él tomó el valor de hacer aquello que había anhelado durante muchos días.

Terminó de acercarse a Cassie muy despacio y sintió el corazón de ella latiendo a mil por hora. Sus labios rozaron los suyos con tanta delicadeza que Cassie agradeció estar sentada, pues de lo contrario sus piernas le habrían fallado por completo. Era un beso tan suave y delicado que el terciopelo de seda parecía áspero a su lado. Un beso que los hizo transportarse a otro universo. Un universo en el que sólo estaban ellos dos y todas esas mariposas que recorrían todo su cuerpo como un vendaval a punto de estallar.

Ninguno de los dos se había sentido así. No había ninguna otra sensación que se comparara con esa y lo peor de todo es que se sentía tan bien que daba hasta miedo.

El corazón de Cassie seguía latiendo con tanta fuerza que, por un segundo, sintió que se saldría de su pecho. Aquel chico le había hecho perder el sentido, la razón y toda la lógica.

Maldita sea.

¿Dónde había quedado aquello de que nunca, nunca, jamás se enamoraría de Tyler Danforth?

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro