Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 29: El examen de cálculo

—¡¿Me estás diciendo que alguien podría haberte echado algo a la bebida?! —dijo escandalizado Alex al escuchar todos los detalles de la fiesta de Ryan.

—No. No sé. Pero es todo muy raro, ¿no?

—A ver si crees que solo bebiste ponche y una copa de cerveza, sí, es todo muy raro —Alex mordió la manzana de su comida.

—Estoy convencida de que no bebí nada más.

—Entonces, ¿crees que Danforth te engañó con el ponche? —dijo esto en un tono más bajito. Puede que en la cafetería hubiera mucho ruido, pero también habían oídos por todas partes.

—No lo creo. Yo vi cómo él bebía lo mismo que yo y a él no le pasó nada.

—Entonces, amiga, solo queda una opción. Alguien te echó algo en el vaso y lo que cogiste, no fue una borrachera, precisamente —Cassie resopló—. Y eso, querida, tenemos que averiguarlo.

—No sé. Estoy muy confundida, ¿sabes? No debería haber ido a esa fiesta —se arrepintió mientras removía el tenedor en su ensalada César.

—Oh, claro que sí. ¿Si no quién me iba a contar todos los cotilleos? Si Danforth te vuelve a invitar, le dices que sí y me llamas —Alex miró a su alrededor—. Eso sí, la próxima vez vigila muy bien tu vaso. Alguien de aquí quiere envenenarte. Tendré que poner en marcha mi alerta James Bond.

—¡Qué bobo eres!

—Apuntaré todos los detalles que me has contado e investigaré qué personas estuvieron en la fiesta.

—¿Todo el insti?

—No, querida. Yo no estaba allí, así que todo el insti no. Además, no todo el mundo se acercó a ti y a tu copa. Tú déjame a mí y te diré quién ha sido la mente perversa que te ha engañado.

Alex tenía razón. Investigar un poco e intentar averiguar quién la quiso sabotear y por qué, no era una mala idea. Aunque, si era sincera, aquello era imposible de descubrir, pues en aquella fiesta había mucha gente, mucho ruido y la mayoría no tenía los cinco sentidos puestos.

—No. Me. Lo. Puedo. Creer —la manzana de Alex rodó por la mesa y su boca se mantenía abierta, al igual que sus ojos, a punto de salirse de las cuencas.

Cassie miró hacia dónde su amigo dirigía su mirada y descubrió que Alex no era el único ojiplático en la cafetería. Todo el mundo miraba hacia la misma dirección con la boca abierta. Y sinceramente, no era para menos.

Emily hizo una entrada triunfal agarrada de la mano de Scott, sonriente y con una confianza que nunca habían visto. Estaba reluciente y sin lugar a dudas, diferente a cómo Alex y Cassie la conocían. Detrás de ellos, iban las animadoras. No todas, claro, pero sí las hermanas V y las chicas que formaban parte de su séquito de arpías. Todo el mundo recorrió con la mirada el camino que siguieron hasta sentarse en la mesa en la que Tyler y Ryan estaban sentados desde hacía un rato.

—¿En qué momento...? ¿Qué cojones...? No entiendo nada.

—Se liaron en la fiesta —Alex miró a Cassie algo molesto—. Oh, se me olvidó comentarte ese detalle.

—¿Perdona? Emily se lía con el crush de su vida y, ¿se te olvida comentarme eso? —Cassie se encogió de hombros.

—Ya te he dicho que tengo la mente un poco borrosa —Alex asintió—. Aunque, he de decir que eso lo vi bastante claro.

—¡Qué fuerte, amiga! ¿Y no hiciste foto? —Cassie negó—. A algo así hay que hacer un reportaje fotográfico.

—Estaba demasiado ocupada. Además, yo también aluciné. En mi vida habría pensado que eso era posible.

—Alucinando estoy. Te lo juro por Taylor Swift que nunca creí que Thompson se fijaría en Emily —Alex volvió a mirar a la pareja, ¿aquello sería un sueño, una alucinación...? Miró a la gente que había en la mesa y vio que todos ellos veían aquella situación como algo normal—. ¡Claro que estabas distraída! —dijo de repente haciendo que Cassie se sobresaltara—. Estabas demasiado ocupada con Danforth. ¿Tú también te liaste con él? ¿Eso lo recuerdas?

—¡Qué imbécil! Eso sí que lo recuerdo y no pasó nada.

—Yo no pondría la mano en el fuego —vaciló.

—Pues yo sí —Cassie dirigió la mirada hacia el castaño—. La verdad es que se portó muy bien conmigo.

—Oh, esos ojillos son de enamorada.

—¡Qué tonterías dices! No estoy enamorada de él. Nunca podría estarlo. Es un jugador, míralo. No pegamos ni con cola.

—Pegáis y mucho. Solo que tú no lo quieres ver. Además, ¿qué hay de malo en salir con un jugador? Yo salgo con Fred y nos va fenomenal. Y mira a Emily, se la ve pletórica con Thompson.

—Tyler solo es mi amigo.

—Oh, ahora es tu amigo. ¿En qué momento ha pasado de ser solo un compañero a tu amigo? —eso mismo se preguntaba ella. Hacía dos días había dicho firmemente que solo era un simple compañero, ¿ahora ya le había dado el título de amigo?—. En cualquier momento te cambias de mesa y me dejas aquí abandonado, como Emily.

—¿Qué dices? Eso nunca va a pasar. Ni, aunque salga con el príncipe de Inglaterra, siempre comeré contigo en esta mesa.

—La verdad es que no espero menos de ti.

De pronto, la voz de la directora Cox empezó a sonar por megafonía y todo el mundo guardó silencio en la ruidosa cafetería.

—Queridos Parrots, espero que estéis disfrutando de vuestro almuerzo y estéis teniendo un espléndido día. En las próximas semanas, tenemos varios eventos a la vista, así que os haré un recordatorio de las fechas para que no se os escape ninguna.

El próximo viernes se realizará la feria de Halloween, este año los encargados de realizarla han sido vuestros compañeros de teatro y lo cierto es que están realizando un trabajo magnífico. Recordad que la temática de este año es el circo. Espero veros a todos el viernes por la noche con vuestros mejores disfraces.

Por otro lado, para los alumnos de último curso, la próxima semana contaremos con la visita de varios alumnos y profesores de diversas universidades de todo Estados Unidos. Estarán ubicados en diferentes instalaciones del instituto para que podáis elegir a qué charla os apetece más asistir. Os facilitará mucho a la hora de decidir dónde queréis estudiar en los próximos años o incluso ir solicitando ya alguna plaza.

También contamos con la representación de teatro que se realizará el último día del curso, el viernes por la tarde. Este año se representará el musical de El Gran Showman. He ido a algún ensayo y he de deciros que va a ser espectacular.

Por último, me complace anunciaros que ya tenemos fecha para el baile de invierno. Como cada año, se realizará el último sábado de clases. Ya sabéis que las clases finalizarán el viernes con la representación de teatro por la tarde, por lo que, el sábado por la noche, el gimnasio estará decorado de lo más invernal para acogeros con vuestras mejores galas. El equipo de animadoras se encargará de que todo esté perfecto para ese día. A partir de mañana, quedarán abiertas las candidaturas de rey y reina del baile y se cerrarán en noviembre, para así, proceder a las votaciones.

Eso es todo por hoy. Espero que paséis un maravilloso día.

¡Vamos Parrots!

—¡Vamos Parrots! —gritaron todos los alumnos.

Seguidamente, el ruido habitual de la cafetería volvió lleno de cotilleos y cuchicheos sobre todo lo que había anunciado la directora Cox. Sobre todo, el baile.

—Odio las semanas previas al baile —mencionó Alex—. Siempre todo lleno de carteles de animadoras para que todo el mundo las vote, las ridículas pedidas de baile y buscar un traje invernal.

—Y eso que tú no tienes que esperar a que alguien te invite al baile. Irás con Fred, ¿verdad?

—¿Fred? ¿El enemigo de los Parrots? No quiero que lo linchen. Además, ya sabes que hay una norma que dice que nadie de fuera del instituto puede venir. Así que no —llevaba razón. Allí Fred sería como un ratón huyendo de mil gatos.

—Pues vamos juntos y listo.

—Claro, querida. No veo mejor compañía que la tuya —Cassie sonrió. Menos mal que lo tenía a él, porque estaba claro que Emily los había abandonado por Scott y su séquito de animadoras—. ¿Sabes? Creo que voy a echar la candidatura para ser el rey del baile.

—¿Qué dices?

—Es el último curso, es la última oportunidad que tengo.

—Se te va de las manos —negó con la cabeza y pinchó su ensalada con el tenedor.

—Además, con tal de que no ganen los mismos de siempre, voy con más ganas. Pienso quitarle el puesto a Thompson —Cassie rio—. ¿Tú te animas?

—¿Quién yo? ¡Ni de broma! Esas cosas me parecen una estupidez.

—Bueno, pues yo sí que lo voy a hacer. Al menos me votarás, ¿no?

—Sí, eso sí.

—Bueno, querida, me voy —se levantó de la mesa.

—¿Ya? Pero si todavía queda un rato hasta la próxima clase.

—Ya, pero tengo que repasar unos ejercicios y... Da igual. Tú, termina de comer tranquila.

—Me abandonas... ¡qué fuerte! —se hizo la indignada.

—Te quiero —Alex se inclinó y le dio un beso en la mejilla.

—Ya, ya...

Alex desapareció de su vista a toda prisa y Cassie se centró en terminar su ensalada César. Miró a su alrededor y observó a las chicas emocionadas por el baile, algunos chicos hablaban también de sus disfraces de Halloween, pero dudaba que alguien estuviera comentando algo sobre el musical. Giró un poco la cabeza para mirar a la mesa en la que estaba Emily y se encontró con un par de ojos verdes que rápidamente miraron hacia otro lado. Tyler parecía en su mundo, mientras que su amiga (si es que todavía podía llamarla así) estaba pletórica. Parecía otra persona completamente diferente. De no haberla visto en la fiesta, no se habrían enterado de su lío con Scott hasta hacía unos minutos. Ni siquiera le había escrito un mensaje o una simple llamada que le contara todo lo que pasó. Hacía unas semanas sí que lo habría hecho.

¿En qué momento había empezado a llamar "amigo" a Tyler y dudar de la amistad que mantenía con Emily? ¿Acaso vivía en un mundo al revés?

Tyler se sentía fuera de lugar en aquella mesa. Todos hablaban y reían, mientras que él estaba nervioso por el examen de Cálculo que tendría nada más terminar su almuerzo, pero, sobre todo, estaba descentrado. Se había pasado todo el domingo dándole vueltas a su nuevo hallazgo. Al parecer, le gustaba Cassie Miller. Eso le ponía aún más nervioso, porque no había podido concentrarse en estudiar aquel dichoso examen.

Le había dado vueltas y vueltas y todavía le costaba asimilar sus nuevos sentimientos. Quizás solo estaba confundido. Lo único que tenía bastante claro era que la culpable de toda su confusión era Cassie. Y el dichoso perfume de vainilla que siempre llevaba, y aquel vestido amarillo que tan bien le quedaba, y su forma de bailar, y esa sonrisa que...

Definitivamente, la culpa de su confusión no la tenía nadie más que Cassie Miller.

Miró hacia la mesa en la que Cassie se solía sentar con sus amigos. Estaba comiendo sola, mientras revisaba su móvil. Tyler sintió una pequeña punzada en el corazón al verla allí sola. ¿Cuál era la mejor forma de no pensar en ella? Quizás pensar en el examen de Cálculo era una buena opción, pero entonces, recordaba que gran parte de sus nervios no venían por aprobar el examen para entrar en la universidad, sino para impresionarla a ella. Y otra vez volvía Cassie a sus pensamientos.

Observó cómo la joven se levantaba de la mesa con su bandeja vacía y se alejaba hasta la puerta de la cafetería. Quizás esa sería la solución, alejarse un poco de ella durante un tiempo para que se le pasara aquel lío que tenía con ella o al menos para poder poner orden a su caos mental. Aunque iba a ser bastante complicado. Principalmente, por las clases que compartían y, sobre todo, por sus clases particulares.

La campana sonó y se sintió aliviado de no tener que pensar en Cassie. Durante un largo rato se concentraría en poner en práctica todo lo que había aprendido y sacar la mejor nota de toda la clase.

Entró en la clase de Cálculo junto a Vanessa y Emily y respiró al ver que apenas había gente. Pensó en sentarse con la primera, pero sus tonterías no le dejarían pensar con claridad durante el examen, así que la mejor opción fue sentarse al final de la clase en unas mesas que aún estaban libres. Sacó su cuaderno y repasó algunas de las fórmulas que caerían en el examen.

Cassie entró en la clase. Tyler tenía la nariz tan metida en sus apuntes, que no se percató de su presencia hasta que se sentó a su lado. El castaño levantó la vista y sus miradas se cruzaron. Ambos sonrieron. Eso le puso aún más nervioso, porque no iba a ser capaz de tener los cinco sentidos puestos sobre la hoja de papel, si ella estaba a su lado. No solo por los sentimientos que aún tenía por descubrir, sino porque quería demostrarle que todas sus clases habían valido la pena.

—Te he traído la cazadora —le extendió la chaqueta.

—Gracias.

—¿Cómo lo llevas? —Tyler se encogió de hombros. Cassie supo, con tan solo mirarlo, que estaba nervioso, así que prefirió no hacerle más preguntas— Ya verás cómo te va a salir genial —colocó su mano sobre el brazo de él y sonrió de nuevo.

El jugador echó un vistazo a su mano y después levantó la mirada para cruzarse con la de ella y sonreír amablemente. Aquello lo puso aún más nervioso (y eso que pensaba que no podía estarlo más). ¿En qué momento había pasado? ¿En qué momento aquellos ojos marrones no eran sólo un par de ojos marrones? ¿Desde cuándo tenía esa sonrisa tan bonita?

El señor Vásquez consiguió que su entrada fuera completamente silenciosa. Era un efecto que se producía en los exámenes de ese último curso. Se palpaba la tensión de todos ellos por conseguir buenas notas para la universidad, y aquel examen de Cálculo no era la excepción.

Tyler no supo muy bien lo que dijo el profesor, solo recordaba cómo la hoja del examen caía sobre su mesa y cómo el tictac del reloj de pared de la clase parecía sonar cada vez más rápido. Miró a su alrededor y vio cómo todo el mundo empezaba a escribir sobre su hoja, incluida Cassie, quien parecía concentrada en su examen. Aunque solo lo parecía, pues en realidad, estaba más nerviosa por Tyler que por ella misma. Levantó la vista y miró a Tyler, quien todavía no había empezado a escribir nada.

—Ty, ¿estás bien? —susurró. Tyler no dijo nada—. Respira y confía. Lo hemos hecho cientos de veces.

Tyler asintió y volvió la vista hacia su hoja. Cassie lo miró atentamente.

El castaño empezó a leer la primera pregunta y, tras leerla tres o cuatro veces, comprendió que ese ejercicio lo había hecho con Cassie millones de veces, tan solo cambiaban las cifras.

Joder. Sabía resolverlo, solo necesitaba calmar un poco sus nervios.

Cogió el bolígrafo y empezó a escribir números. No fue hasta ese momento que Cassie pudo volver la mirada a su hoja y centrarse en su examen.

El tictac del reloj martilleaba la cabeza de Tyler. Cada tic y cada tac significaba que tenía menos tiempo para terminar el examen. La gente empezó a levantarse para entregar su examen y él solo había respondido a la mitad de las preguntas.

Miró el reloj.

Tenía que ser capaz de acabar a tiempo, de nada servía que supiera las respuestas, si su mano escribía más lento de lo que las agujas del reloj corrían.

Sus nervios aumentaron cuando vio a Cassie dejar el bolígrafo sobre la mesa y asentir a sí misma. Se levantó despacio, sin hacer apenas ruido, como cuando un bebé duerme cerca y no quieres despertarlo, como si no quisiera desconcentrarlo. Sin embargo, lo había hecho. Tyler observó sus pasos. Cogió su mochila y se dirigió hacia la mesa del profesor para entregarle el examen. Trago saliva. Cassie solía ser de las últimas en salir de un examen, al menos siempre salía él antes que ella. Miró a su alrededor y comprobó que solo quedaban él y un par de chicas desesperadas que no paraban de resoplar sobre su hoja.

Cerró los ojos y se obligó a concentrarse. El tiempo no había acabado, así que todavía tenía tiempo para resolver aquella ecuación que se le había atascado y que no era capaz de resolver.

—¡Cinco minutos! —mencionó el profesor.

Tyler resopló y se pasó la mano por el pelo. Necesitaba repasar todas las preguntas, pero aquella última... necesitaba resolverla como fuera. Cinco minutos eran trecientos segundos. Segundos que se iban agotando con cada respiración que él daba.

—¡Tres minutos! Tenéis que ir terminando.

Una chica se levantó, resignada, y entregó su examen. Quizás él también debía hacer lo mismo.

No.

Todavía tenía tres minutos y pensaba agotarlos. Decidió dejar por imposible aquella pregunta y centrarse en repasar todas las respuestas que había escrito sobre el papel. Confiaba en que tenía casi todo bien, al menos a él le cuadraba.

La campana del instituto sonó tan de golpe que Tyler dio un brinco sobre su silla.

—Danforth, el tiempo ha terminado. Debes entregarme el examen.

Tyler levantó la vista y comprobó que se había quedado solo. Era el último en entregar el examen. Aquella era la primera vez que le pasaba eso. Dejó el bolígrafo sobre la mesa y tras coger todas sus cosas, se acercó al profesor y le entregó el examen.

—Veo que te has esforzado mucho —comentó el señor Vásquez, mientras echaba un vistazo a su examen.

—Sí. Espero haber aprobado.

—Confiemos en que sí.

Tyler asintió y tras agarrar con fuerza la correa de su mochila salió del aula para dirigirse a su siguiente clase. Lo que no esperaba, ni siquiera en cien años lo habría imaginado, era que Cassie estaba afuera, apoyada junto a la puerta, esperando a que él saliera.

—¿Qué tal? ¿Cómo ha ido? —le preguntó nerviosa.

—¿Bien? —Cassie lo miró extrañada—. Creo que bien.

—¿Sí?

—Sí —sonrió.

—¡Aah! ¡Cuánto me alegro!

La morena se abalanzó a sus brazos y lo abrazó con fuerza. Tyler la rodeó con sus brazos y apoyó la barbilla sobre su hombro. Cerró los ojos y olió aquel perfume de vainilla, el mismo con el que últimamente estaba tan obsesionado.

Vanessa a lo lejos los observaba con envidia y rabia. ¿Qué habría visto Tyler en esa chica huérfana? Resopló y se marchó de allí para hacer otro asunto que tenía pendiente.

—Estaba tan nerviosa por ti —mencionó separándose de los brazos de Tyler.

—No más que yo, pensaba que me iba a dar un ataque al corazón
—Cassie se echó a reír.

—¡Qué exagerado! —le dio un golpe en el brazo—. Bueno, ¿y qué? Cuéntame.

—Se me ha atascado el último ejercicio, no he sido capaz de resolverlo.

—Era muy difícil, no te preocupes. ¿Y los demás?

—Bien, bastante bien, diría. Eran como los que tú me has puesto en clase.

—¡Te lo dije! Solo ha cambiado algunas cifras. Estoy segura de que has aprobado con buena nota.

—Eso habrá que verlo.

—Que sí... confía. Ya lo verás —sonrió.

—¡Cass! ¡No te lo vas a creer! —Alex apareció como un torbellino nervioso—. Vanessa acaba de meter la solicitud de Emily para reina del baile. Oh, Danforth, no te había visto —dijo al percatarse de la presencia del castaño—. Te espero ahí delante, ¿vale?

Alex se alejó unos pasos y los dejó un rato a solas.

—Bueno, Cass, te dejo para que no llegues tarde a clase. Te veo después de las extraescolares en la biblioteca —mencionó Tyler a punto de marcharse.

—Oh, no. No puedo. Mis tías me han castigado toda la semana trabajando en la cafetería tras las clases. Además, te has ganado descansar esta semana.

—¿Te han castigado?

—Por llegar borracha la otra noche. Pero, no pasa nada. Olvídate de los números y descansa. Te lo has ganado.

—Lo intentaré —sonrió.

—Nos vemos, Ty.

Cassie se acercó a su amigo y Tyler los observó.

—Es muy fuerte. Creo que lo ha hecho para molestar a Emily —comentó Alex, refiriéndose a Vanessa.

—¿Tú crees? —le preguntó a su amigo, mientras que ambos se alejaban por el pasillo.

Tyler la observó. Quizás le vendría bien estar una semana sin tenerla tan cerca. Eso le daría la oportunidad de pensar y aclarar sus sentimientos. Quizás con suerte, no solo se olvidaba de los números, sino también de Cassie Miller y su olor a vainilla.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro