Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 28: Vueltas

La luz del sol se colaba por toda la habitación. No sabía qué hora era, ni en qué día de la semana estaba, ni siquiera dónde se encontraba. Lo único que sabía era que se encontraba fatal y el intenso dolor de cabeza que tenía, la mataría. Se dio la vuelta y se tapó con las sábanas para intentar oscurecer todo a su alrededor. Necesitaba dormir hasta que se acabara el mundo o el mundo acabara directamente con ella. Quizás quien acababa con ella era su tía.

Grace entró en la habitación abriendo la puerta como si un tornado estuviera a punto de arrasar la ciudad. Hablaba a lo lejos, cosas que Cassie no era capaz de comprender. No tenía ganas de escuchar a nadie, así que permaneció debajo de las sábanas. Con suerte, su tía no se daría cuenta de que estaba ahí escondida.

—Te estoy hablando, señorita —le destapó las sábanas de muy mal humor. Definitivamente, las sábanas no la habían hecho invisible—. ¿Tú ves normal el estado en el que te encuentras? —Cassie solo gruñó y se volvió a tapar con las sábanas, dejando libre su cabeza—. Estoy muy enfadada contigo. Te doy mi permiso y mi confianza para que vayas a una fiesta y, ¿así me demuestras que puedo confiar en ti? Estoy muy decepcionada contigo.

Grace daba vueltas por la habitación. Estaba tan enfadada que, si hubiera sido un dragón, lo más seguro era que echaría fuego por la boca. Aunque, sin serlo, sus palabras eran peor que quemarse con la llama de un dragón.

—¡Borracha! Nunca pensé que volverías borracha a casa.

—Pero si no bebí nada —balbuceó.

—¿Perdón? ¿Tú te estás viendo? Si no eres capaz de levantarte de la resaca que tienes —negó con la cabeza resoplando, mientras miraba a su sobrina, quien permanecía tumbada de lado sin moverse—. No solo te emborrachas, sino que también me mientes... No esperaba eso de ti. Estoy muy decepcionada contigo.

Cassie no dijo nada, solo se pasó las manos por la cara. Sabía que su tía estaba enfadada y cualquier cosa que dijera podía utilizarse en su contra, así que lo mejor era permanecer callada.

Silencio.

Las dos se quedaron calladas. Cassie con los ojos cerrados, suplicando para que su tía se fuera y la dejara tranquila, y Grace mirando a su sobrina, inmóvil en la cama, esperando a que al menos le diera una disculpa.

—De verdad que estoy alucinando contigo —resopló—. Menos mal que ese chico cumplió con su palabra y te trajo de vuelta a casa.

¿Perdón? ¿Había escuchado bien? ¿Tyler la había llevado a casa? ¿En qué momento había ocurrido aquello?

—Te tuvo que acompañar a tu habitación y todo.

—¿Qué? ¿Tyler estuvo anoche aquí?

—¡Será posible que ni te acuerdes! De verdad, me tienes alucinada, Cassie Miller —resopló—. Pues sí. Al menos ese chico es decente. Aunque no sé si echarle la bronca por haberte dejado beber tanto, pero está claro que la responsable de la borrachera eres tú.

—¿Y qué te dijo? —preguntó, mientras echaba un vistazo debajo de las sábanas.

Respiró aliviada al ver que llevaba el mismo vestido de la pasada noche y que, incluso hasta sus calcetines, estaban perfectamente colocados sobre sus pies. Al menos, no había hecho ninguna estupidez. Ni ella, ni Tyler.

—Nada, porque no hablé con él.

—Entonces, ¿cómo sabes que estuvo aquí?

—Porque le oí entrar contigo. Estuvo dos minutos y, seguidamente, se fue. Oí la puerta de casa.

—¿Y por qué sabes que era él?

—Porque esta es la chaqueta vaquera que llevaba anoche y me asomé por la ventana cuando se fue en su coche —Grace cogió la cazadora y se la mostró a Cassie. Sí, definitivamente aquella chaqueta era de Tyler—. Pero ese no es el caso. ¿Se puede saber qué se te pasó por la cabeza para hacer semejante tontería? ¡Por Dios, Cassie! ¡Te podía haber pasado cualquier cosa!

—Pero no pasó nada —mencionó, aunque no estaba muy segura de que aquella afirmación fuera del todo cierta.

—¿Encima me rechistas? Increíble, esto es increíble... —refunfuñó saliendo de la habitación.

Cassie agradeció que le dejara un poco de paz. En cambio, solo el silencio duró escasos segundos, pues Grace entró de nuevo en la habitación para seguir sermoneándola.

—¿Sabes qué te digo? Que estás castigada. Nunca te he castigado, pero siempre hay una primera vez para todo.

—¡¿Qué?!

—Lo que oyes. Durante toda esta semana, al terminar las extraescolares, te vas derechita a trabajar a la cafetería. Nada de clases particulares de Cálculo, ni irte a casa de Alex o Emily a pasar la tarde. Y no vas hoy, porque tienes unas pintas terribles.

—Está bien... —se resignó.

—Y también estás castigada sin ir a la excursión del observatorio Eagle Eye.

—No, eso no, tía —dijo incorporándose—. No puedes dejarme sin ir al Eagle Eye —replicó indignada.

Llevaba semanas deseando ir a esa excursión. Puede que quisiera ir antes de que su profesor le mostrara la existencia de aquel observatorio.

—¡Oh, ya lo creo que puedo! No vas y punto —Cassie resopló. Sabía que tenía perdida aquella batalla—. Y no te castigo sin ir a la feria de Halloween porque la habéis preparado los de teatro y tienes una responsabilidad que cumplir con el señor Fisher, que, si no, aquí te quedabas el viernes —Cassie se frotó los ojos y se apretó las sienes.

¿En qué maldita hora había aceptado ir con Danforth a esa estúpida fiesta?

—Tengo que irme a la cafetería en un rato. Antes de que me vaya, quiero que te duches y arregles tu habitación —Cassie gruñó—. ¡¿Te ha quedado claro?!

—Sí.

—Pues eso. En media hora me voy, así que espabila —dio un par de palmadas y se fue de la habitación.

Puede que darse una ducha no fuera tan mala opción. Quizás conseguía refrescarle las ideas y calmar un poco el dolor de cabeza (y el malestar general) que tenía.

Se levantó de la cama y con toda la lentitud del mundo se dirigió hacia la ducha. Dejó la mente en blanco y dejó que el agua le cayera por el cuerpo. Necesitaba que se le calmara un poco el dolor de cabeza, para poder pensar con claridad. Tenía imágenes borrosas de lo que había pasado, pero con cada gota de agua que caía, parecía que una idea le volvía a la mente.

Volvió a su habitación, vestida con su camiseta de Coldplay recién lavada por Grace y unos leggins e hizo la cama. Cogió el móvil y comprobó que tenía varios mensajes.


ALEX:
¿Has ido a la fiesta de Sprout y no me has dicho nada?
¡No me lo puedo creer!
Dime que has ido con Danforth y te has paseado agarrada de su mano delante de Vanessa.
Quiero todos los detalles o desde ahora mismo dejas de ser mi amiga.


TYLER:
¿Qué tal estás?
Bebe mucha agua y tómate algo para la resaca.
Por cierto, dejé tu bolso en la entrada.
Espero que te encuentres mejor :)


Entonces, era cierto que Tyler la llevó hasta su habitación. ¿Qué había pasado? Se sentó en su cama e intentó poner todo en su sitio.

Recordaba todo lo que había hecho hasta que Tyler se fue al baño y ella se quedó sola en la cocina. Justo ahí, su mente se volvía borrosa. Había bebido solo un poco de cerveza cuando jugó con Hunter al Flippy Cup y durante toda la noche su copa había estado llena con ponche de fresa y piña. ¿Es que acaso el ponche llevaba alcohol? No. No. Tyler le había dicho que era sin alcohol y, de haberla engañado, él habría acabado tanto o más borracho que ella, pues bebió mucho más de aquel líquido rojizo. Entonces, ¿por qué había acabado tan borracha si no había bebido alcohol? Porque estaba claro que dos tragos de cerveza no ponían borracho a nadie.

Recordó estar junto a la isla de la cocina, bebiendo su ponche mientras recuperaba el aliento después de haber bailado con Tyler. Después, recordaba estar sentada con Mark Sanders. Era raro, pues nunca imaginó verlo en aquel tipo de fiesta, pero recordaba su voz y cómo se intentó enfrentar a Tyler para llevarla de vuelta a casa.

Se masajeó las sienes. Necesitaba recordar más cosas. ¿Habría dicho alguna estupidez? ¿Habría hecho el ridículo delante de Tyler? Lo más seguro era que sí, así que esperaba no haber hecho algo de lo que arrepentirse.

De pronto, una imagen volvió a su mente. Concretamente, la de Tyler acompañándola hasta su habitación y tapándola con las sábanas. No recordaba nada más, salvo aquel perfume que él llevaba puesto. ¿Desde cuándo podía confiar en Tyler ciegamente?

Maldita sea. ¿Qué le había pasado aquella noche?

Escuchó el ruido de la puerta y el de unas ruedas sobre el suelo de casa.

—No me habéis echado de menos, ¿o qué?

Cassie se levantó de la cama y se asomó por la puerta. Anna estaba en el salón, recién llegada de su viaje.

—¡Tía Anna! —corrió a abrazar a su tía—. ¿Qué tal el viaje? ¿Has visto muchas cosas?

—Sí, sí. Corre a tu tía y cuéntale lo que has hecho —dijo Grace enfadada.

—¿Qué has hecho, cielo?

—Pues...

—Le dejé ir a una fiesta y, ¡volvió borracha! —dijo escandalizada.

—¿Fuiste a una fiesta? ¿Y te liaste con algún chico guapo? —Anna parecía emocionada. Cassie sonrió—. Tienes que contármelo todo. ¿Estaba el chico este, el guapo...? ¿Tyler?

—¡Anna, por Dios! ¿No me has escuchado?

—Sí, claro que lo he hecho —Grace no podía creer lo que estaba escuchando—. ¿Qué? Nosotras también hemos salido y hemos hecho locuras.

—Pero no con diecisiete años —Anna levantó las cejas, incrédula—. El caso es que está castigada —Cassie miró a su tía con ojos suplicantes.

—Ahí sí que no puedo hacer nada. Si Grace te ha castigado, ella es la que tiene que levantar el castigo —Cassie resopló.

—Bueno, ¡menos mal que estamos de acuerdo con algo! —Grace levantó los brazos al aire. Miró su reloj de pulsera—. Me voy, porque alguien en esta casa tiene que ser responsable —Anna y Cassie se miraron y sonrieron.

—Oh, antes de que te vayas. Mañana tengo que volver a viajar.

—¿A dónde?

—A Washington. Estaré toda la semana allí.

—¡Qué guay!

—Mira, me va a venir bien que estés castigada y todo. Así cubres a tu tía en la cafetería —Cassie puso los ojos en blanco—. ¿Te veo esta noche?
—preguntó a su hermana.

—Sí, no te preocupes.

—Bien, pues hablamos esta noche —dijo Grace. Se acercó a Anna y le dio un abrazo. Después, miró a Cassie y le dio un beso en la frente—. No hagáis locuras y no la dejes salir.

—A sus órdenes.

—Mira que sois tontas las dos...

Resoplando, Grace cogió sus cosas y salió de casa con menos enfado que hacía media hora, pero todavía decepcionada.

—Cuéntame todos los detalles de esa fiesta —dijo Anna sentándose en el sofá.

Tenía una maleta que deshacer, pero las aventuras de su sobrina eran mucho más emocionantes que ponerse a lavar ropa.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro