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Capítulo 27: Calla y baila

La primera ronda fue un completo desastre. Cassie no había jugado nunca a aquel juego y, además, se le sumaban los nervios por querer ganar a toda cosa, por lo que Hunter contaba con bastante ventaja. Con el primer vaso tardó mucho, demasiado, en conseguir que se quedara boca abajo, y cuando le dio la vuelta al segundo, Cox ya llevaba un rato intentando darle la vuelta a su tercer vaso, por lo que la primera ronda estuvo perdida desde el principio.

Tras escuchar los aplausos y bajo la atenta mirada de Tyler y de todas las personas que rodeaban la mesa, Cassie cumplió con su parte del trato y se bebió la primera copa de cerveza. No le asustó hacerlo, había bebido alguna vez aquel líquido amarillento en alguna celebración importante con sus tías, así que su sabor tampoco le desagradó.

Con lo que no contaban ninguno de los presentes era que Cassie averiguó con facilidad el truco de aquel juego y su segunda ronda fue mucho más fácil que la anterior. Aunque Hunter cogió algo de ventaja con el primer vaso, Cassie lo alcanzó llegando a dar la vuelta a su tercer vaso antes de que el jugador de baseball le adelantara. Escuchó aplausos de gente que se alegraba de que lo hubiera vencido, principalmente de los jugadores de fútbol, quienes no simpatizaban demasiado con Hunter Cox. Bebió del vaso con resignación y ambos se colocaron para la última ronda.

La tercera ronda era la que definía si Cassie debía marcharse a casa o si Vanessa y Hunter la dejaban tranquila hasta que ella misma decidiera que estaba harta de aquella fiesta. La tensión no solo se palpaba entre ellos dos, sino entre todas las personas que los rodeaban, que, aunque no fueran todos los invitados a la fiesta, eran bastantes. Tyler estaba desquiciado. No sabía qué narices había apostado contra Hunter, pero tenía claro que nada bueno. Y de perder aquella partida, Cassie tendría que cumplir con su palabra y le sería muy difícil conseguir que no lo hiciera. No por Hunter, porque sabía que entre él y sus amigos conseguirían frenarlo, sino por Cassie. Sabía que fuera lo que fuera que tenía que hacer, lo haría, pues era el tipo de persona que cumplía con su palabra.

En cuanto, Vanessa dio el "toque de salida", ambos empezaron a dar la vuelta a su primer vaso. Hunter no tardó en darle la vuelta, mientras que a Cassie se le atascó. Maldita sea. No podía perder, no solo estaba en juego irse de allí, sino su dignidad y ante Vanessa no pensaba perderla. Le dio la vuelta al primer vaso, mientras que Hunter iba ya por su tercero. Sin embargo, a la primera consiguió poner el segundo vaso en su sitio y se centró rápidamente en el tercero. Un pequeño fallo y se iría todo a la mierda. Miró durante una milésima de segundo a Hunter, concentrado, y justo cuando pensaba que no ganaría, todos los planetas se alinearon y tras tambalearse un poco, el vaso quedó perfectamente colocado boca abajo sobre la mesa. No fue muy consciente de que había ganado hasta que escuchó, por encima de todo el mundo, los gritos de Thompson. Si él estaba eufórico, eso significaba que Hunter Cox, su mayor rival, había perdido estrepitosamente la partida.

Levantó la vista y al ver la decepción y la rabia en la cara de Vanessa, no tuvo dudas de que nadie sería capaz de echarla de aquella fiesta. Sonrió triunfante y se giró para alejarse de aquellas dos personas a las que no quería ver ni a cien metros de ella.

—¿Qué has hecho? —le preguntó Tyler riéndose.

—Cuidar de mí misma. Te dije que sabía hacerlo solita.

—No, está claro que no necesitas ayuda de nadie —confesó, mientras caminaban hasta la cocina.

—Miller, chapeau —dijo Scott acercándose a ella—. Menuda paliza le has metido a Hunter. No lo había visto tan derrotado desde la última vez que le di una hostia en su estúpida cara —Cassie no pudo evitar sonreír.

—Gracias, supongo.

Se alejó de ellos y lo perdieron de vista.

—¿Y se puede saber a qué ha venido todo eso? —curioseó Tyler.

Nunca había llegado a los puños con Hunter, pero en aquel momento, y dependiendo de lo que ella le dijera, sabía que no le faltarían ganas de darle una buena hostia.

—Digamos que querían que me fuera y no me apetecía mucho irme a casa —Tyler levantó las cejas y sonrió, incrédulo.

—Bueno, pues ahora que te has bebido ya una copa de cerveza, no sé si ofrecerte otra —sonrió.

—Creo que mejor no. Con una he tenido suficiente —Tyler se giró y cogió un par de vasos de plástico.

—Voy a escribir tu nombre para que no gastes todos los de la fiesta.

Con un rotulador permanente, empezó a escribir sobre el vaso rojo. Después, sirvió un poco de ponche en el vaso y se lo extendió—. Gracias
—observó las letras que había escrito Tyler.

Cass.

No Cassie, ni Miller. Simplemente Cass. Nunca la había llamado así, pero le gustó la idea y se preguntó cómo sonaría sobre sus labios. ¿Por qué tenía la necesidad de que Tyler la llamara así? Se fijó en lo que había escrito sobre su propio vaso: "Ty". Maldita sea. Ella llevaba días llamándolo así. ¿Es que acaso él quería llamarla "Cass", de la misma forma en la que a ella se le escapaba continuamente llamarlo "Ty"?

—¿Tú no vas a beber nada de alcohol en toda la noche? —preguntó sorprendida. Nunca imaginó que Tyler Danforth no bebiera ni siquiera una gota de alcohol.

—Ya me he tomado una cerveza con Ryan y Scott, y con eso es suficiente —confesó sirviéndose del mismo líquido que ella. Cassie se apoyó en el borde de la isla y Tyler se colocó a su lado—. No suelo beber cuando estamos en temporada de partidos. Además, tengo que estar completamente lúcido para el lunes.

—No esperaba menos. Tienes que sacar un diez.

—Y si no lo hago, le echaré la culpa a mi profesora —giró la cabeza y la miró.

—La profesora ha hecho lo que ha podido —dio un sorbo a su vaso.

—Miller, ¿me estás llamando tonto? —Cassie bajó el vaso y se señaló con el dedo.

—¿Yo? No, no. Pero tendrás que sacar muy buena nota para demostrar que ni tú eres mal alumno, ni tu profe enseña tan mal.

—O que necesito clases extras.

—O cambiar de profesora.

—No, eso no. No podía haber encontrado mejor profe de Cálculo.

Los dos se miraron a los ojos, en silencio. Solo se escuchaba la música que los envolvía a todo volumen. Cassie con su copa pegada al pecho y Tyler con la suya sobre sus dos manos. El corazón de ambos empezó a latir con más fuerza y ninguno de los dos sabía explicar la razón. Cassie quiso convencerse de que todavía le corría la adrenalina de haber ganado a Hunter (aunque llevaba ya un rato bastante tranquila) y Tyler quiso pensar que la canción que sonaba en ese instante era la culpable del ritmo de sus latidos (aunque no fuera muy movida). Pero, ambos, en el fondo de su corazón (quizás muy al fondo), sabían que la razón de que se sintieran de ese modo tenía nombre y apellidos.

De pronto, empezaron a sonar las primeras notas de Shut up and Dance de Walk the moon y a Cassie se le iluminaron los ojos. Tyler tardó un poco en identificarla.

—¡Dios mío, Ty! ¡Me encanta esta canción! —dijo emocionada. Dejó la copa en la isla y se puso a cantar, mientras que miraba a Tyler y hacía gestos hacia él sobre la letra que cantaba—. Oh don't you dare look back, just keep your eyes on me", I said "you're holding back", she said "shut up and dance with me". This woman is my destiny, she said "oh, shut up and dance with me.

Tyler no pudo evitar reírse al verla. Estaba emocionada. Cassie extendió los brazos para que él se uniera a ella, sin embargo, él, todavía con la sonrisa dibujada sobre sus labios, negó con la cabeza.

—¡Oh, vamos! No seas rancio— Tyler sonrió y dejó su copa sobre la isla, justo al lado de la de Cassie, y le cogió de la mano, en el mismo momento en el que el cantante empezaba a cantar la primera estrofa de la canción.

Cassie tiró de él hasta el centro del salón (o de la ahora conocida "pista de baile"), mientras que Tyler no podía levantar la vista de sus dos manos entrelazadas. Se hicieron hueco entre la gente y consiguieron quedarse en un lateral. Sus manos se volvieron a separar y Cassie comenzó a bailar.

Tyler se movió un poco, pero no podía dejar de mirarla. ¿Quién era aquella chica que tenía ante sus ojos? Desde luego no era la misma que le enseñaba a hacer problemas de Cálculo, ni la misma que lo reñía cada vez que llegaba tarde. ¿O puede que sí fuera la misma persona?

El estribillo volvió a sonar y, en cuanto la vio cantar a pleno pulmón la canción, Tyler no pudo evitar unirse a ella y cantar como si no hubiera un mañana, mientras se hacían gestos con las manos.

Oh don't you dare look back, just keep your eyes on me", I said "you're holding back", she said "shut up and dance with me". This woman is my destiny, she said "ooh-ooh-hoo, shut up and dance with me.

Tyler se unió a ella y empezó a bailar al ritmo que ella le guiaba y que todo el mundo a su alrededor parecía llevar. Miró su sonrisa, sus ojos marrones y cómo su pelo flotaba cada vez que hacía un movimiento. Y entonces, se olvidó de todas las personas que había a su alrededor (incluyendo a la chica que tenía pegada en el cogote), le cogió de la mano a Cassie y se dejó llevar completamente. La pasó por debajo de su brazo, la hizo girar, saltaron y miles de cosas que hicieron entre aquellos pasos improvisados, pero lo que no se movió ni un ápice fue la eterna sonrisa que ambos tenían sobre sus labios.

De pronto, el ritmo descendió un poco y ambos pararon ligeramente el ritmo. A su alrededor, todo el mundo daba palmas, sin embargo, ellos dieron pequeños pasos hacia el otro muy despacio. Justo hasta que ambos se quedaron a escasos centímetros el uno del otro y entonces, ambos se susurraron el estribillo, mientras hacían de nuevo, los gestos que acompañaban a la letra. Tyler hizo los movimientos sin pensar, estaba obnubilado por aquellos ojos marrones y esos labios de los que ya no había rastro de carmín rosado que se había puesto antes de salir de casa.

Esos labios...

Cerró los ojos y volvió a la realidad.

Shut up and dance! —gritaron al mismo tiempo que elevaron la cabeza hacia el techo y sus manos indicaban hacia arriba.

Y entonces, volvieron a bailar el último estribillo como si no hubieran bailado ya otros tres anteriores. Sin embargo, Tyler no pudo disfrutarlo tanto como los otros. Su cabeza estaba en un mundo y su corazón en otro. Se sentía extraño a la vez que demasiado bien. Cassie, en cambio, parecía estar ¿normal? Dando vueltas sobre el brazo de él, feliz y puede que eufórica, parecía ajena a que Tyler sentía su cabeza completamente confusa.

La canción terminó dando paso a la siguiente. Los dos se quedaron parados en medio de la pista, sonriendo. Y aunque ella pensara que él se sentía igual de eufórico que ella, Tyler se sentía completamente abrumado.

—Voy a ir al baño, ¿vale? —le medio gritó en la oreja, debido al ruido de la casa.

—Vale.

Tyler se alejó de la pista y ella se quedó unos segundos metida en medio de todo aquel gentío que solo bailaba y bebía copa tras copa. Sin Tyler, no tenía mucho sentido seguir ahí, así que salió de la pista y se acercó a la isla de la cocina. Cogió el vaso en el que ponía "Cass" con la caligrafía de Tyler y lo observó.

Dio un trago de su vaso, lleno, y se quedó mirando hacia la nada.

¿Era imaginación suya o se había sentido demasiado bien bailando con Tyler Danforth?

Se habría sentido de esa manera con cualquiera, pues la culpable de que se sintiera tan bien no había sido otra que la canción. Sin embargo, una pequeña duda se coló sobre ella. Había bailado cientos de veces esa canción por su casa y en cambio, nunca se había sentido tan bien.

Se dirigió hacia el comedor. Necesitaba sentarse un poco, pero el sofá estaba un poco ocupado.

Espera.

¿La chica con la que se estaba liando Scott Thompson era Emily? Se frotó los ojos. Estaba alucinando. Volvió a mirar y comprobó que aquella imagen no era fruto de su imaginación. Emily y Scott se estaban besando en el sofá, ajenos a todo lo que había a su alrededor.

Dio otro trago de su ponche de fresa y piña y regresó a la cocina.

Aquella fiesta estaba siendo demasiado surrealista.


Tyler subió hasta el baño de Ryan para intentar estar un rato a solas. Llamó a la puerta un par de veces. No quería encontrar a alguien enrollándose y presenciar aquello. Abrió con cuidado y, tras echar un vistazo, agradeció al universo que no hubiera nadie dentro.

Se miró en el espejo y cerró los ojos. Lo único que quería era poner la mente en blanco, divisar un fondo negro en medio del caos que su mente tenía montada. Sin embargo, solo podía ver a Cassie, sonriendo y mirándolo como si no hubiera nadie más a su alrededor. Apretó los ojos con fuerza para que la imagen de ella desapareciera por completo, pero era inútil.

Abrió los ojos y se miró a sí mismo.

Fue en ese momento en el que supo la solución a todo lo que su mente no podía parar de pensar.

Supo por qué quería protegerla, por qué sentía curiosidad por ella, por qué tuvo la necesidad de invitarla a aquella fiesta, por qué ahora odiaba los martes en lugar de los lunes y, sobre todo, supo por qué le molestaba tanto que ella lo llamara "compañero".

No había otra explicación. Ninguna razón que justificara aquellas preguntas.

Le gustaba.

Cassie Miller le gustaba.

Maldita sea.

Quería ser algo más que un simple compañero, alguien importante en su vida y que ella se sintiera igual que él cuando le miraba.

Dios mío. ¿En qué momento había ocurrido aquello?

De pronto, alguien aporreó la puerta del baño. Tyler cerró los ojos y volvió a la realidad.

—¡Ty! ¡No te hagas el loco que he visto cómo entrabas! —gritó Ryan.

Resopló y se colocó la chaqueta vaquera que lucía algo torcida. Abrió la puerta y un Ryan, visiblemente ebrio, se tambaleó, perdiendo un poco el equilibrio.

—Eres... el... mejor amigo del puto mundo —Tyler sonrió.

Ryan no era capaz de pronunciar dos letras juntas, pero se le veía completamente feliz. Pasó su brazo por el hombro de Tyler y este rodeó su cintura para mantener el equilibrio de los dos.

—Lo sé —sonrió.

—¿Sabes? Me gusta Miller.

Tyler lo miró con los ojos abiertos de par en par. ¿Había escuchado bien? ¿A qué se refería?

—Me cae de puta madre —ah, a eso se refería, pensó—. No me mires con esa cara tío, no te la voy a robar.

—¿Qué dices?

—Que es guapa y maja. ¿Te he dicho que me cae de puta madre? —Tyler rio.

—Sí, me lo has dicho.

—Pues eso. No sé por qué no le has comido la boca.

—Ryan, tío...

—Shhh —le colocó el dedo índice sobre los labios—. No digas nada. Mejor, vamos a buscar a Miller.

Ryan se separó de Tyler y empezó a caminar (más bien a tambalearse) por el pasillo. Tyler empezó a seguirlo.

—Ryan, para. ¿Qué vas a hacer?

—Buscar a Miller. ¿Dónde está? —bajó las escaleras y se tropezó con un escalón.

Tyler tuvo reflejos suficientes para sujetarlo del brazo y que no se cayera rodando. Ryan sólo se echó a reír.

—Tío, es mejor que te sientes un rato. Vas muy pedo y no...

—¡Ahí está! —gritó señalando a Cassie con el dedo desde los últimos cuatro peldaños de las escaleras.

Tyler dirigió la mirada hacia ella. Estaba de espaldas a ellos, sentada en una banqueta de la isla de la cocina, con la mano apoyada sobre su mejilla. No sabía cuáles eran las verdaderas intenciones de Ryan, pero tenía que impedir que llegara hasta ella.

Su amigo caminaba más rápido de lo que el castaño pensaba. Lo siguió, temiendo lo peor. La música retumbaba por todas las paredes. Con suerte, su mente estaba aturdida y quizás se desmayaba antes de llegar a dónde Cassie se encontraba (no sería la primera vez que aquello ocurría). En cambio, y tras un giro inesperado de los hechos, Ryan se paró en seco a escasos pasos de la joven. Tyler miró a Cassie, todavía de espaldas a ellos. Al menos permanecía ajena a aquella situación. Miró a Ryan, nervioso, sin saber cuál sería su movimiento.

Espera.

¿Quién estaba sentado al lado de Cassie y por qué le estaba poniendo la mano en la espalda? Tyler giró la cabeza de golpe. Intentó descifrar quién era por su espalda y su pelo, pero no consiguió identificar a ninguno de sus amigos.

De pronto, Ryan salió corriendo hacia el primer jarrón que encontró, para vomitar todo el alcohol que había ingerido. Tyler salió corriendo tras él. No era de gran agrado ver así a su amigo, pero se sintió aliviado de que se hubieran truncado sus planes.

Echó, de nuevo, otro vistazo hacia Cassie y aquel misterioso chico de cabello oscuro que cada vez estaba más pegado a ella. El susodicho giró la cabeza para mirar hacia atrás y Tyler enfocó los ojos para verlo con más claridad.

¿Era Mark Sanders? ¿Qué coño hacía Sanders al lado de Cassie? ¿Qué hacía acariciándola? Mejor dicho. ¿Qué cojones hacía Sanders en esa fiesta?

—Ty, tío —balbuceó Ryan.

Tyler devolvió la mirada hacia él con lentitud, deseando tener un tercer ojo con el que observar la escena que había entre Cassie y Sanders.

—Deberías acostarte.

—¿Y dejar aquí la fiesta? No. No. No —negó con el dedo—. El cumpleañero nunca debe irse primero.

—No, a menos que vaya completamente ciego.

—Deja que me siente un poquito en ese sofá y en un ratito se me pasa
—dijo convencido.

—Sí, seguro... —Ryan empezó a caminar en zigzag. Tyler lo sujetó cuando vio que se estrellaría contra el marco de la puerta del comedor—. Por ahí...

Tyler se aseguró de dejarlo bien sentado en un sofá, al lado de otros jugadores del equipo.

—Vigilad que no se deje los dientes contra la mesa —ordenó al ver cómo a su amigo se le iba la cabeza a todas partes.

—¡Menuda te has pillado, Sprout! —le dijeron.

Tyler se alejó de ellos, confiando en que dejaba en buenas manos a Ryan, y se dirigió hacia la cocina. Su corazón latía con fuerza, pero cuando vio a Cassie de pie, apoyada sobre Sanders, sintió que se le saldría del pecho.

—Vámonos —escuchó a Sanders, mientras este caminaba con Cassie.

—Eh, eh. Sanders, ¿qué haces? ¿Te está molestando? —le preguntó a la morena. Ella levantó la mirada y Tyler supo que algo no iba bien—. Cass, ¿qué te pasa? ¿Te encuentras bien?

—¿No es evidente que no? —respondió Mark Sanders bastante borde.

—No me encuentro muy bien, Ty —Cassie se inclinó hacia él y Tyler la sujetó, envolviéndola con sus brazos.

—Venga, vamos, te llevo a casa —dijo Tyler sin dejar de observarla. No tenía muy buena cara y parecía estar borracha.

—Como le hagas algo, Danforth... —Tyler ignoró la amenaza de Mark y empezó a caminar con Cassie hasta la puerta.

—Espera. No llevo mi chaqueta —giró la cabeza echando un vistazo hacia atrás, mientras que tocaba su bolso, en donde ya no colgaba la rebeca que había cogido antes de salir.

—Da igual. Ya le diré a Ryan que la busque mañana. Ten, toma.

Tyler se paró y se quitó la cazadora vaquera. La colocó sobre los hombros de Cassie y la joven, con bastante torpeza, metió los brazos por las mangas.

—Mira que largas me quedan las mangas —dijo riendo, mientras aleteaba los brazos. Tyler rio al verla.

—¿Sepuede saber qué has bebido?

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