Capítulo 21: Intentos desesperados
Tyler estaba sentado en la mesa del fondo. No llevaba su nombre, pero todo el mundo sabía que él se sentaría ahí. Desde hacía ya unas cuantas clases, Cassie solía sentarse a su lado en Cálculo. Principalmente, porque Emily se sentaba con Vanessa y la joven no tenía con quien sentarse. Sin embargo, aquel viernes se sentó solo.
Cassie llevaba todo el día con sus compañeros de teatro preparando la fiesta de Halloween y no había aparecido a ninguna de las clases de aquel día. Los alumnos de teatro tenían el permiso de la directora para saltarse las clases durante todo el día, pero Tyler no podía haber maldecido más aquella dichosa fiesta. No es que hubieran hablado mucho a lo largo de la semana, pero al menos tenía la oportunidad de verla un rato y de comentar algún que otro ejercicio.
—¿Entendido? —preguntó el señor Vásquez. Solo un par de alumnos respondieron—. Venga, vamos chicos. Ya solo os quedan un par de horas para acabar la semana —los animó el profesor de Cálculo—. ¿Nos da tiempo a hacer un último ejercicio? —miró el reloj de su móvil.
De pronto sonó el timbre indicando el fin de la clase.
—Bueno, pues nada. Nos vemos el lunes —sin dejarle terminar de hablar, los alumnos empezaron a recoger todas sus cosas—. Oh, se me olvidaba. El lunes tenemos examen —dijo de repente.
—¡¿Qué?!
—Que el lunes hay examen de Cálculo.
—Pero...
—De peros nada. Tenéis todo el fin de semana para estudiar.
—¡Pero hoy hay partido!
—¿Y el sábado y el domingo? ¡Vamos, no seáis quejicas! Nos vemos el lunes —el profesor se dio la vuelta y empezó a borrar la pizarra.
Tyler se quedó quieto pensando un par de segundos. Miró a la mesa vacía que había a su lado. Cassie no estaba y no sabía que tenía examen el próximo lunes. ¿Cómo se iba a enterar? Escuchó de fondo la risa de Vanessa y la de Emily. Entonces, supuso que su amiga le contaría todo lo que habían dado en clase, incluido lo del examen.
—Danforth, ¿no tienes clase? —le preguntó el profesor.
—Sí, sí. Ya me iba.
Tyler cogió sus cosas y salió de la clase. De camino a su siguiente clase, no podía parar de darle vueltas a lo del examen de Cálculo. Había dado muchas clases con Cassie y posiblemente estuviera más que preparado para aprobarlo, pero él no lo sentía así. Si al menos el examen hubiera sido un martes, habría repasado la tarde anterior con Cassie aquellos conceptos que no se le daban del todo bien.
—Maldita sea, ¿a quién se le ocurre poner un examen un lunes?
—¿Qué andas farfullando? —le preguntó Ryan cuando se lo encontró en el pasillo.
—Me han puesto examen de Cálculo el lunes —informó mientras caminaban hasta la próxima clase que compartían.
—¡No jodas! No me digas que no vas a venir a mi fiesta mañana.
—¡Hostia! —se paró de golpe.
—¿Qué?
—No había pensado en tu fiesta.
—No me digas que te rajas, Ty... —Ryan lo miró, esperando que su amigo no hubiera cambiado de opinión.
—No, no. Es tu cumple y no pienso perdérmelo. Pero... —resopló—. Con el partido de esta tarde y tu fiesta mañana, apenas voy a tener tiempo para estudiar.
—Pues el domingo a hincar los codos.
—Estás tú que después del fiestón que vas a montar, voy a tener ganas de estudiar el domingo...
—Pues no sé cómo lo vas a hacer.
Tyler se pasó la mano por el pelo. ¿Cómo lo iba a poder hacer? Lo peor de todo es que solo había una persona que se pasaba por su mente, como si ella fuera la única que tuviera la solución a su problema. Cassie sería la única que podría ayudarle a aprobar, pero, ¿cómo?, ¿cuándo? La joven ni siquiera sabía que tenía examen el lunes, ¿en qué momento le podría ayudar?
Toda la hora estuvo dándole vueltas a qué podría hacer. Sabía que por sí solo no podría aprobar, necesitaba un refuerzo extra. Pensó en todos los huecos libres que tendría durante el fin de semana. Y cayó en la posibilidad del sábado por la mañana. Quizás si se lo pedía muy amablemente, como un súper favor, Cassie podría darle clase al día siguiente por la mañana. Ni siquiera sabía si la morena estaba libre, trabajaba o se iría a pasar el fin de semana con sus tías. Y lo peor de todo, no parecía que la fuera a ver en las próximas setenta y dos horas.
Sacó el móvil y le escribió un mensaje avisándole que quería hablar con ella.
Sin embargo, cuando Tyler vio cómo pasaban las horas sin obtener una respuesta de su parte (ni siquiera un "leído"), empezó a ponerse nervioso. El partido de fútbol estaba a punto de empezar y pocas opciones le quedaban ya.
Apoyado sobre la pared con el casco en la mano, vio pasar a las animadoras. Vanessa le guiñó un ojo y tras ella iba Emily, algo más tímida y rojiza cuando pasó al lado de Scott. Tyler abrió los ojos de par en par al verla. Quizás si hablaba con Emily, ella podría avisar a Cassie. Aunque lo dudaba, pues ella estaría tan ocupada como él aquella tarde, principalmente porque también estaría hasta tarde en el partido.
—Maldita sea... —bufó.
Ni siquiera podía concentrarse. En menos de cinco minutos saldría al campo y solo podía pensar en cómo pedirle a Cassie una clase extra. ¿Así cómo iban a ganar el partido?
¡Eso era!
Si ganaban el partido, irían a celebrarlo a Rosie's y lo más seguro es que ella estuviera esa tarde allí trabajando. Esa sería la oportunidad perfecta para verla y hablar con ella sobre el examen de Cálculo.
—¡Vamos Danforth! Al campo.
Los jugadores salieron al campo bajo el anuncio y los vítores del público. Saludaron y se colocaron en el campo para calentar un poco y hacer un par de pases. Seguidamente, anunciaron al otro equipo contra el que se disputarían la victoria. Tras ellos, salieron las animadoras de ambos equipos e hicieron varias coreografías, consiguiendo toda la atención de todos los asistentes.
Tyler sabía que tenía que estar concentrado para ganar. Entre lanzamientos, no pudo evitar mirar hacia las gradas como si buscara a alguien. Bueno, sin el "como". La buscaba a ella. Dudaba que hubiera ido a ver el partido, solo la había visto en un partido y fue para ver el debut de su amiga como animadora. Sin embargo, para su sorpresa, allí estaba.
¿Qué estaba haciendo allí? ¿Había ido a verle jugar? ¿Desde cuándo se había aficionado al fútbol americano?
Se negó a sí mismo con la cabeza. Estaba claro que la razón por la que estaba allí sentada con su amigo Alex, no era por él. Habrían ido a ver a su amiga. Pero, aquello le daba igual (no mucho), había ido al partido y eso era lo que importaba. Quizás, en cuanto acabara podría acercarse a ella y pedirle que le diera clase a la mañana siguiente. No. Aquello sería imposible. La única opción era ganar e ir a Rosie's, porque si perdían, irían a comer pizza a Mancini's como premio de consolación, y ahí, sí que tenía todas las esperanzas perdidas.
Ir a Mancini's era una mierda. No por su pizza, pues era la mejor de todo Westhill River, sino por lo que representaba: la derrota. Todo el equipo estaba de bajón y lo único que los animaba era un buen trozo de pizza pepperoni. Las únicas que parecían estar animadas en aquel local, eran las animadoras. Ninguno sabía cómo podían continuar con la energía que tenían y sobre todo de estar detrás de Scott.
Tyler, no solo estaba hecho polvo por haber perdido, sino también por estar allí. Su plan se había ido al traste y había perdido la oportunidad de ver a Cassie. ¿O puede que no?
Se le ocurrió un último plan y si aquello no funcionaba, se daría por vencido. Tenía que escapar de allí e ir corriendo a la cafetería de las tías de Cassie antes de que estas cerraran el local. Y aunque parecía un plan bastante difícil de lograr, no era imposible. La oportunidad perfecta vino cuando Ryan se levantó con la excusa de tener que preparar la fiesta del día siguiente, y Tyler aprovechó para irse también. Solo que, a diferencia de Ryan, él no se iría directamente a casa.
—¡Oh, vamos, Ty! ¿Tú también te rajas?
—Sí. Estoy reventado y mañana tengo que estudiar antes de la fiesta.
—¿No lo dirás en serio?
—¿Vas a aprobar tú por mí, Scott? —su amigo negó con la cabeza y levantó las manos rindiéndose—. Pues lo dicho. Nos vemos mañana.
Tyler se levantó de la mesa, dispuesto a salir de allí, pero una mano fría y con una manicura perfecta lo detuvo.
—Ty, amor, ¿no me digas que te vas?
—Sí.
—Oh, venga. Quédate, lo vamos a pasar genial.
—Vanessa, tengo prisa... —intentó zafarse, pero la rubia era demasiado insistente.
—¿Irás mañana a la fiesta? —Tyler asintió—. Entonces, ¿me guardarás un baile?
Tyler quería haberle dicho que no, que lo que menos le apetecería en una fiesta sería bailar con ella, pero sabía perfectamente que si no le daba la respuesta que ella quería, no le dejaría marchar.
—Sí, no te preocupes.
—Genial. Pues entonces, nos vemos mañana.
Vanessa se acercó aún más a él y le dio un beso en la mejilla. Sus compañeros de equipo vitorearon al ver aquel gesto. La rubia sonrió triunfante y Tyler puso los ojos en blanco.
Salió como una bala y tras montarse en su coche, puso rumbo a Rosie's, suplicando porque todavía estuviera abierta y sobre todo que Cassie estuviera allí y no en su casa. Pasó por delante de la puerta y vio que el cartel de "cerrado" estaba colgado, pero aún había luz dentro. Eso significaba que, aunque la cafetería estuviera cerrada, todavía había gente dentro. Aparcó el coche y se acercó hasta la puerta.
Abrió la puerta con cuidado y entró en la cafetería.
Una canción de Whitney Houston, concretamente I wanna dance with somebody sonaba por toda la cafetería, la cual estaba completamente vacía. Tyler miró a su alrededor y no pudo evitar que una sonrisa se dibujara en sus labios al ver la figura de Cassie con un moño sobre su cabeza bailando al son de la música, mientras pasaba la fregona por el suelo. Hubiera sido muy fácil quitar la música, llamarle por su nombre o acercarse a ella para que supiera que estaba allí, pero Tyler creyó mucho más entretenido quedarse quieto, en silencio, deleitándose con aquella escena.
—¡Joder, Tyler! ¡Qué susto! —gritó Cassie al verse sorprendida por el castaño. Se llevó la mano al pecho y resopló.
—Lo siento.
Ambos permanecieron quietos, cada uno en un extremo, mientras que la música seguía sonando por toda la sala. Cassie dejó apoyada la fregona y lo miró intrigada.
Primero no sabía qué hacía allí; tampoco tenía ni idea de cómo había entrado, pues estaba convencida de que había echado la llave para que nadie entrara; y tercero, ¿él no estaba con sus amigos celebrando su derrota?
Se acercó a la minicadena de música y bajó el volumen. Se quedó callada, esperando a que él le contara lo que hacía allí. Tyler se acercó a la barra y apoyó el brazo en ella.
—¿Conoces a algún artista de este siglo? ¿O que esté vivo? —Cassie se quedó ojiplática.
Había ido hasta allí solo para insultar su gusto musical, ¿o cómo iba la cosa?
—¿Perdona? Whitney Houston es un icono. Viva o muerta es la mejor artista de cualquier generación y siglo. Y por supuesto, que escucho a cantantes de esta generación. ¿Has venido hasta aquí solo para insultarme? —replicó ella llegando justo a la altura de él.
Se colocó enfrente y apoyó el brazo sobre la barra. Pretendía estar enfadada, pero en el fondo no lo estaba.
—Para nada. Solo escuché la música desde afuera y quería comprobar que sabes escuchar algo más que a Mozart.
—¿Mozart? —la morena se acercó a él y se echó a reír—. Apuesto a que no sabes más compositores clásicos.
—Beethoven —replicó—. ¿Bach? —se echó a reír—. La verdad es que tengo poca idea. Supongo que como tú de música moderna.
—¡Será posible!
—Venga, dime alguien de que seas tan fan que pagarías lo que fuera por ir a un concierto suyo.
—Zara Larsson.
—Wow.
—Y Coldplay. Vendería mi alma por volver a ver a Coldplay —confesó.
—¿Coldplay? —preguntó sorprendido. Nunca jamás hubiera imaginado aquella respuesta.
—¿Sí? ¿Qué pasa?
—Nada, nada... —sonrió.
—Bueno, ¿me vas a decir qué haces aquí? Porque no creo que hayas venido hasta aquí solo para insultar mi gusto musical.
—No, claro que no —se aclaró la garganta y continuó hablando—. Quería pedirte ayuda para el examen del lunes.
—¿Qué examen? —preguntó desconcertada.
—¿No te has enterado?
—No he ido a clase en todo el día, estaba preparando lo de Halloween, ¿cómo quieres que me entere?
—Pensaba que Emily te habría avisado —Cassie bajó un poco la mirada. Tyler imaginó que ella también esperaría aquello de su mejor amiga.
—Últimamente no hablamos mucho... Pero, dime, ¿qué examen?
—El profesor Vásquez ha puesto un examen el lunes —dijo con tono de preocupación.
—Vale, no pasa nada. Te sabes todos los conceptos, así que no será un problema.
—O sí. He venido para pedirte una clase extra —se lanzó a decir. No había estado sufriendo todo el día para no llegar a pedírselo.
—Tyler, no creo que la necesites. Además, ¿cuándo se supone que quieres dar la clase? La biblioteca está cerrada los fines de semana.
—Había pensado en mañana por la mañana. Mi padre estará en casa y no creo que ponga problemas en que demos clase —soltó de golpe todo su magnífico plan—. Bueno, si no tienes otros planes.
Se quedó callada un par de segundos. ¿De verdad quería ir a casa de Tyler Danforth a darle clases? Podría haberle mentido con miles de excusas, como que tenía que trabajar o que su tía no la dejaría, pero lo cierto, es que sentía demasiada curiosidad y, ¡qué coño!, quería ir. Si él se había complicado en ir hasta allí después del partido y estar cenando con sus amigos, ¿por qué no iba a hacer el esfuerzo de ir a darle clase?
—No tengo nada.
—¿Entonces? ¿Puedes?
—Supongo que me vendrá bien repasar a mí también.
—Genial, pues ahora te mando la dirección de mi casa. Pero mira el móvil, que luego te escribo y no te enteras —Cassie puso los ojos en blanco.
—Está bien... Y ahora vete —dijo empujándolo hasta la salida.
—¡Menudos modales, Miller!
—Tengo que terminar de limpiar y mañana tengo una clase de Cálculo que dar a un pesado del instituto.
—Pero soy un pesado muy majo.
—Tyler...
—Vale, me voy, pero no faltes mañana.
—¡Adiós! —lo terminó de empujar y lo sacó de la cafetería.
Cerró la puerta y se aseguró de dar un par de vueltas a la llave para que nadie más se colara. Sin embargo, la sonrisa estúpida que tenía mientras cogía la fregona, la alarmó de que quizás tenía que haber echado también la llave a su corazón.
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