Capítulo 19: Pertenecer a un lugar
Adoraba la clase de Astronomía, pero aquel día tenía muchas ganas de que terminara la jornada escolar. De hecho, si hubiera podido se hubiera saltado la hora de teatro para ir directamente a las clases particulares que tenía con Tyler. No por verlo a él (aunque un poco puede que sí), sino por contarle la idea tan genial que se le había ocurrido para poder explicarle un par de problemas que al castaño se le resistían bastante.
Recogió sus cosas y justo cuando se estaba colgando la mochila en el hombro, vio que Mark Sanders la estaba esperando para ir juntos a teatro. Últimamente, era algo que solía hacer los días que tenían Astronomía a última hora. Y, con últimamente, se refería a los dos últimos días, por eso, Cassie no estaba del todo acostumbrada a que el joven esperara a que ella terminara de recoger sus cosas para ir juntos hasta el teatro del instituto.
—¿Vas a ir a la excursión del observatorio Eagle Eye? —le preguntó Mark, mientras caminaban por los pasillos.
—Sí. La verdad es que me apetece mucho ir.
—¿Verdad? —comentó Sanders emocionado—. Aquí se ven muy bien las estrellas, pero verlas de cerca desde un observatorio tiene que ser increíble.
—Cierto. Las veces que hacemos actividades con los telescopios del instituto han sido geniales, imagínate a gran escala —mencionó Cassie también ilusionada.
—A mí también me apetece mucho esa excursión.
Los dos continuaron caminando en silencio. Solo por un minuto, pues Mark decidió romperlo, para él era imposible ir callado, necesitaba hablar a todas horas.
—Tocas el piano espectacular —comentó.
Cassie no esperaba que aquellas palabras salieran de su boca, no en ese momento. Sintió que sus mejillas tomaban algo de calor.
—Muchas gracias —dijo algo avergonzada.
—¿Hace mucho que tocas el piano?
—Algunos años, sí.
—¿Y es muy complicado? Siempre he querido aprender.
—Bueno, depende. Requiere muchas horas, aunque la verdad es que no soy muy objetiva siempre me ha resultado muy fácil tocarlo. La primera vez que lo toqué, simplemente fue sencillo.
—Eso es porque tienes un don.
—No eres el primero que me lo dice, así que supongo que será verdad... —dijo sonriendo.
—Hola, Alex —saludaron al moreno.
—Hola —Alex se agarró del brazo de Cassie y caminaron algo más lento por el teatro—. ¿Desde cuándo te has convertido en una rompecorazones?
—¿Qué dices, bobo?
—Cada vez que te veo, hay un chico cerca de ti. Primero, Danforth y ahora Mark...
—Mark y yo compartimos Astronomía, así que es normal que vengamos juntos a teatro. Es cuestión de lógica.
—De lógica... Ya...
En cuanto llegaron al escenario, dejaron sus mochilas en los asientos y se sentaron en el borde del escenario, esperando a que llegara el resto de compañeros.
—Bueno, vamos a empezar. Sé que falta gente, pero la mayoría estamos aquí, así que comenzamos —anunció el señor Fisher, tras esperar unos minutos.
—Perdón, llego tarde —dijo una de las chicas que iban un curso por debajo de Cassie.
—Vamos, Leslie... —se quejó Fisher—. Bueno, antes de empezar los ensayos, os vuelvo a recordar que tenemos que preparar la feria de Halloween basada en nuestro musical.
—¿En el circo?
—Sí... ¿Vosotros me escucháis cuando yo hablo? —resopló el profesor—. Bueno, el caso es que, como buenos actores que somos, creo que este año la casa del terror puede dejar a todos muertos de miedo, así que necesito ir sabiendo quiénes queréis estar dentro asustando al resto de alumnos y todas las cosas que queráis que se pongan en la feria.
—¡Genial!
—En cuanto tengamos todo pensado, se lo comunicaré a la directora Cox para que pueda hacer los cambios pertinentes, pero lo necesito cuanto antes, ¿de acuerdo? —todos asintieron—. Y ahora, el ensayo. Hoy nos vamos a centrar en las canciones. Cassie necesito que te vayas a ensayar con Mark, Amy y Olivia las tres canciones que vamos a interpretar al piano —Cassie y los nombrados asintieron—. El resto vamos a ensayar el resto de números musicales y bailes.
—Genial.
—Pues venga, vamos —dio una palmada y todos se pusieron manos a la obra.
Cassie se fue con sus tres compañeros, también conocidos como los protagonistas (P.T. Barnum, Charity y Jenny Lind) a los cuales acompañaría en sus canciones con solo su piano. Entraron en la sala de atrezo y Cassie se sentó en el piano para empezar a tocar las primeras notas (que se sabía ya de memoria) y comenzaron por la primera canción interpretada por Mark y Amy: A million dreams. Mark tenía una voz bastante potente, le salía como si cantar fuera demasiado fácil, pero Cassie supo que, tras su melodiosa voz, había mucho trabajo y clases detrás. Puede que llevara más tiempo trabajando la voz que el tiempo que Cassie llevaba junto al piano.
Una vez terminaron, le tocó el turno a Olivia, quien interpretaba a Jenny Lind y su canción Never enough. No era la primera vez que la escuchaban cantar o ensayar aquella canción, pero sin duda, aquella fue la vez que más los impresionó. Incluso a Cassie, completamente metida en las notas que tocaba, se le erizó la piel al escucharla. Tenía una voz espectacular y sin duda, se notaba que había estado ensayando mucho en su casa, pues le salía a la perfección.
La última canción fue Tightrope, también cantada por Amy (Charity en la obra). Con ella, no fue tan fácil, se notaba que quería hacerlo perfecto, pero al mismo tiempo forzaba demasiado la voz para interpretarla creyendo que lo haría mejor. Cassie quiso ayudarla un poco, para que le saliera bien, ya que sabía que, para ella, aquella era una oportunidad muy importante.
—¿Qué tal si probamos a bajar una nota? —preguntó dejando de tocar el piano.
—No, déjame intentarlo, por favor. Va a quedar perfecto.
Cassie se encogió de hombros y tras marcar el ritmo, volvió a tocar las notas. Pero Amy no conseguía dar con la perfección y en su cara se reflejaba desilusión.
—Si bajamos una nota, te será mucho más fácil y no te harás daño en la garganta. Ya verás.
—No sé...
—Creo que Cassie lleva razón —comentó Mark.
—¿Qué ocurre chicos? —el profesor Fisher entró en la sala para supervisar el ensayo.
—Cassie dice que deberíamos bajar una nota de mi canción.
—Bien, probemos.
—¿Seguro? —preguntó Cassie dudando.
—Sí, adelante.
La morena asintió y colocó sus manos en el piano para dar con las notas exactas. Un tono más bajo. Amy comenzó a cantar exactamente igual que la vez anterior.
—Bájalo un poco, Amy —le comentó el profesor mientras cantaba.
—Creo que no puedo —dijo parando de cantar, desilusionada.
—Claro, que puedes. Tienes una voz muy bonita y sé que puedes hacerlo —le animó Cassie. En la cara de Amy se dibujó una sonrisa.
—Bien, probemos otra vez —comentó el profesor.
—Some people long for a life that is simple and planned tied with a ribbon. Some people won't sail the sea 'cause they're safer on land to follow what's written...
Inconscientemente, Cassie se unió a cantar con la joven para ayudarla y que diera con el tono perfecto. Ni siquiera fue consciente de que lo estaba haciendo. Nunca había cantado delante de desconocidos, de hecho, las veces que solía cantar era porque se motivaba demasiado con la música que sonaba por su habitación, en sus auriculares o incluso, con alguna melodía que tocaba al piano y merecía ser acompañada de una letra. Sin embargo, cuando llevaba algo más de un minuto cantando, fue consciente de que su voz estaba sonando y que, aunque la voz de Amy sonara por encima, los demás la estaban escuchando cantar, y volvió a callarse. Para sus adentros, se dijo que lo hacía para no molestar y dejar brillar a Amy, pero en el fondo, sabía que dejó de hacerlo por vergüenza.
—Creo que queda muy bien así —confesó el señor Fisher.
—Cassie, cantas muy bien —mencionó Mark.
—Gracias —sus mejillas tornaron a un tono rojizo.
—Bueno, enseñarme el resto.
Cassie asintió y empezó a entonar las notas que correspondían a la primera canción que habían ensayado para mostrárselo a su profesor.
Estuvieron un rato en la sala de atrezo cambiando algunas notas y haciendo algún que otro arreglo para mejorar las tres canciones, hasta que consideraron que estaban perfectas.
—Cassie, tengo que proponerte una idea que se me acaba de ocurrir
—dijo Fisher.
—Sí, claro.
—¿Qué te parece si tocas el inicio de alguna canción más? He estado escuchando las canciones una y otra vez y me he dado cuenta de que alguna empieza con un solo de piano y sería increíble que tú lo hicieras. Después, meteríamos la grabación de la música. ¿Qué te parece?
—Me parece bien, sí.
—Además, así podrás participar un poco más. Incluso, si quieres, en más de una coreografía podrías unirte como elenco —Cassie lo miró un poco descolocada—. No quiero forzarte, pero si te ves con ganas de formar parte de ellos, aunque sea en el fondo, puedes hacerlo sin problema.
—Estaría genial, Cassie —comentó Amy.
—En This is me podrías unirte a los demás o incluso en alguna otra canción más.
—Sí, claro, ¿por qué no? —dijo la joven. Le asustaba un poco la idea, pero tenía pinta de ser bastante divertido hacerlo.
—Y, por último, no sé qué te parecerá... quizás te pido demasiado, pero, ¿te parecería bien tocar en el intermedio?
—¿Entre actos?
—Sí, podrás tocar cualquier melodía al piano, algún villancico, para entretener al público. ¿Qué te parece?
¿Pasar más tiempo al piano tocando? Eso era una maravilla para ella, pues todo eso implicaba tener el piano más tiempo para ensayar más. No le agradaba tanto la idea de tocar sola en un escenario para tanta gente, pero tampoco sería la primera vez que lo hacía, así que no pudo negarse ante aquella propuesta.
—Me parece perfecto.
—¡Genial! ¡Qué ganas de que llegue el estreno!
—¡Va a ser genial!
—Bueno, pues creo que es el momento de sacar este piano de su escondite.
Cassie miró desconcertada al señor Fisher. ¿A qué se refería con eso?
—Mark, ¿me ayudas a moverlo hasta el escenario? Merece tener su lugar en escena.
—Por supuesto.
—Voy a buscar a un par de chicos más para que nos ayuden —intervino Olivia y salió de la sala de atrezo.
—Vamos a ponerlo en el lateral izquierdo. Justo en el borde del escenario.
—¿Nuestra izquierda o la del público? —preguntó Mark.
—Del público. Creo que ahí tendrá una buena visibilidad, pero no estorbará en ninguna escena.
Varios chicos (por no decir todos los compañeros de teatro) entraron en la sala para ayudar a mover el piano. Cassie se levantó de la banqueta y la cogió para llevarla hasta su nuevo lugar. No podía creer lo que estaba ocurriendo. El piano iba a estar en el escenario, ya no estaría en un lugar oculto, en el que pudiera sentirse refugiada, pero la verdad, es que le daba igual. Es más, se sentía muy bien de que su apreciado instrumento tuviera el lugar que le correspondía.
—Un poquito más adelante —ordenó el profesor. Los alumnos acataron la orden y lo movieron—. Perfecto —dijo conforme.
—Ya no hay vuelta atrás. Oficialmente eres una más del elenco de este teatro.
—¡Enhorabuena, Cassie!
La joven sonrió ante las palabras y abrazos de sus compañeros. Era cierto que llevaba ya bastantes semanas apuntada a aquella extraescolar, pero no fue hasta que vio el piano en el escenario, a vista de todo el mundo, que se sintió completamente acogida por aquellas personas, a las que ahora podría llamar algo más que compañeros de instituto.
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