Capítulo 13: Una buena universidad
—¿Me estás diciendo que apenas hablasteis? —preguntó Alex tirado en el sofá de su casa.
—Sí, eso te estoy diciendo —dijo Cassie. Estaba sentada en el sillón que había justo a su derecha.
—¡No me jodas! Tener la oportunidad de estar a solas con Tyler Danforth y no hablar de nada, tiene narices la cosa...
—¿Y de qué querías que hablara, Emily?
—De gustos, cosas personales... ¡yo qué sé! La cosa era conocerlo un poco.
—De lo buenorro que está o de si quería un buen morreo contigo.
—Claro, si quieres también le pido que me enseñe sus abdominales y que me deje tocarlos —ironizó Cassie.
—Pues eso hubiera estado muy bien.
—¡Alex! Ese no era el propósito de la clase.
—Pues vaya...
—Si yo hubiera tenido esa oportunidad con Scott, no la habría desaprovechado.
—Te habrías quedado muda, paralizada —le cuestionó Alex mientras se quedaba quieto como una estatua. Cassie se echó a reír, en cambio Emily, se cruzó de brazos y echó todo su cuerpo hacia el respaldo del sofá—. Admítelo, no habrías sido capaz de decir una sola palabra. Al menos Cassie le enseñó Cálculo, o eso dice...
Cassie se echó a reír.
—Le enseñé cómo besar ardientemente —bromeó la joven.
—¡Cassie Miller! ¡Qué atrevida!
—Una que tiene sus trucos —rio—. No, hablando en serio, Danforth y yo no podemos ser más diferentes.
—Bueno, dicen que los polos opuestos se atraen.
—Y así es como empiezan los terremotos.
—Eso es con las placas tectónicas —clarificó Emily.
—Más o menos lo mismo.
—Pero, bueno, ¿cuándo tenéis la próxima clase?
—El lunes.
—Bien, te preparé unas tarjetas sobre diferentes temas de conversación que puedes sacar con Danforth —comentó Alex emocionado.
—Tú y tus tarjetitas.
—Me han salvado de mucho.
—¿También te las llevaste cuando conociste a Fred?
—No. Con él es diferente —dijo con un toque especial en los ojos.
—Mírale, está todo enamorado...
—Del enemigo —comentó Cassie.
—Cierto. No lo hemos comentado.
—Claro, estás tan ocupada con tus amigas las animadoras... —le reprochó Cassie.
—No son mis amigas y no me cambies de tema. ¿Cómo te has podido liar con un Coyote? —preguntó Emily indignada.
—Pues porque está bueno, es simpático y besa de muerte.
—De muerte son las hostias que les metieron a los Parrots.
—¿Se cebaron mucho? —preguntó Cassie, que se perdió todo el partido.
—A Sprout le dieron un empujón que casi lo mandan al campo de baseball.
—¡Qué exagerada eres, Emily!
—¿Exagerada? Se pillaron un cabreo de pelotas cuando ganaron los Parrots.
—Bueno, mi Freddy no es así. Conmigo es muy cariñoso y se porta muy bien, en el campo puede hacer lo que quiera —Cassie y Emily se miraron entre sí, sin convencerlas mucho esa afirmación—. Yo en debate también soy diferente a como soy.
—Cierto.
En los campeonatos de debate, Alex era otro Alex completamente diferente. Lo daba todo y le daba igual tener que usar diferentes artimañas para tirar por la borda toda la defensa de su contrincante. Así que, pensándolo bien, quizás Fred y él sí que fueran el uno para el otro.
—¿Y tú qué?
—¿Yo? —preguntó Emily sorprendida.
—¿Ya eres una Parrot de verdad?
—Eso, te vimos muy integrada el otro día en la cafetería —dijo Alex.
—Bueno más o menos. No comparto muchas de sus opiniones, pero me he adaptado bastante bien, la verdad.
—¿Eso es bueno o malo?
—Si me incluyen en sus planes es bueno. Solo que la única vez que lo han hecho fue tras el partido del viernes y eso fue porque salimos todos juntos de allí. Supongo que no les quedó otra.
—¡Qué dices! Seguro que te invitaron porque querían.
—Cierto. Además, lo hiciste muy bien. Eres una animadora nata —le animó Cassie.
—Bobadas.
—Vales más que las tontas de las hermanas V —Emily puso los ojos en blanco.
—Por cierto, ¿qué hora es? —Emily sacó el móvil de su bolsillo.
—Es pronto, además mis padres han dicho que os invitaban a cenar.
—Chicos, las animadoras me han invitado a ir a tomar algo —dijo Emily sin apartar la vista de la pantalla de su móvil.
—¡Qué dices!
—Sí, me han mandado un mensaje hace diez minutos. ¿Qué hago?
—preguntó dudosa, mirándolos.
—Pues ir. ¿No es lo que querías?
—Sí, pero estoy con vosotros.
—No te preocupes, supongo que Cassie no está del todo mal...
—¡Oye! Soy una persona muy maja.
—¿Seguro? ¿No os importa? —ambos negaron con la cabeza—. ¡Sois los mejores amigos del mundo! —Emily se levantó y dio un abrazo muy fuerte a Alex, para seguidamente hacer lo mismo con Cassie—. Mañana os lo cuento todo, prometido. ¡Os quiero!
—¡Y nosotros!
Emily cogió sus cosas y salió disparada.
—¿Y tú qué? ¿Te quedas a cenar?
—Por supuesto, no pienso perderme la exquisita cena de tu padre.
Con el estómago lleno y tras una cena de lo más divertida, Cassie se fue en su bici a su casa. Su estómago, no solo estaba lleno de comida, sino que se colocó una especie de nostalgia que hacía tiempo no experimentaba. Echaba de menos a sus padres y, sobre todo, aquellas cenas en las que los tres se sentaban juntos, se contaban cómo les había ido el día y reían de alguna broma que su madre hacía. Incluso fregar los platos con su padre, también lo echaba de menos. Eso era lo que tenía Alex y también Emily. Y no es que los envidiara, simplemente le hubiera gustado seguir teniendo esa vida. También quería mucho a sus tías y llevaba una buena vida con ellas, pero añoraba mucho tener esa familia que una vez tuvo y que no volvería a tener jamás.
—¡Ya estoy en casa! —anunció cerrando la puerta y quitándose los auriculares.
—¿Qué tal la cena en casa de los Wilson?
—Muy bien, pero nadie cocina mejor que tú —se acercó y le dio un beso en la mejilla a Grace.
—No esperaba menos.
—¿Qué tal en la cafetería? ¿Mucho jaleo?
—Bueno, lo habitual, supongo. Aunque cierto entrenador se ha pasado y ha estado hablando con cierta Smith y no soy yo.
—Uuuiii, ¿Anna se ha echado novio?
—¿Qué estáis hablando de mí? —preguntó la susodicha.
—Que tienes novio y no nos has contado nada —dijo Cassie tirándose de golpe en el sofá.
—¿Novio? ¿Yo? —dijo haciéndose la loca.
—Sí, tú.
—¿Qué hay entre el entrenador Turner y tú? —preguntó Grace.
—No hay nada entre Josh y yo.
—¡Ala! Si os tuteáis y todo.
—Y dice que no hay nada... —se burló Cassie.
—Cass, yo no... Entre él y yo...
—Tía Anna, apenas conozco al entrenador, ni siquiera me da clase, así que tengas lo que tengas con él, me parece bien.
—¿Seguro, Cass? —preguntó dudosa, mientras se sentaba a su lado—. No quiero que te suponga un problema en el instituto que Josh y yo salgamos.
—No pasa nada, tía, de verdad. Ya sabes que a mí los comentarios de la gente me traen al fresco. ¿Así que es oficial?
—Eso, cuenta, cuenta —Grace se sentó al otro lado de Cassie.
—Bueno, puede que sí. Empezamos a hablar en verano y bueno, el resto es historia.
—No, no, cuenta todos los detalles.
—Pues no sé... —las mejillas de Anna empezaron a tomar un tono rojizo y estaba muerta de vergüenza—. Hablamos, quedamos algún día y supongo que empezamos a salir.
—¿Supones?
—Sí. Bueno, es algo oficial, pero solo llevamos dos meses y medio.
—Mírala, qué callado se lo tenía.
—No quería decir nada hasta no saber bien si las cosas marchaban. Sobre todo, por ti, Cass.
—Tía Anna, en unos meses dejo el insti y... además me parece estupendo. ¡Qué emoción, por fin te has echado un novio!
Las tres se echaron a reír y Anna suspiró de alivio. No pensó que su sobrina se tomara tan bien aquella noticia.
—Tú también te tienes que echar un novio, tía Grace —sonrió y miró Anna quien se estaba aguantando la risa.
—Uy, quita, quita. Con un matrimonio fallido ya he tenido suficiente.
—¿Y tú qué, Cass? ¿Quién era ese chico que te esperó en la cafetería el otro día?
—¡No me digas que te has echado un novio!
—¡Qué dices! No, no, no, no. Danforth es solo un compañero del insti. Es el chico al que estoy dando clases de Cálculo.
—Ya... solo...
—Déjala, Anna. No le metas pájaros en la cabeza. Cassie tiene que sacar buenas notas para universidad —Cassie asintió—. Y hablando de la uni... He visto que tienes un folleto de Juilliard en tu habitación —Cassie iba a replicar, cuando su tía se le adelantó—. Que conste que estaba en tu escritorio y lo vi al dejar tu ropa limpia.
—No es nada.
—No creo que sea nada si está en tu habitación.
—Cielo, ¿estás pensando en ir a Juilliard?
—No. La señorita Williams me lo dio el día de los resultados del test. Ya sabéis que mi plan es estudiar en Austin.
—¿Y por qué no Juilliard? —preguntó Anna.
—Porque es muy difícil entrar y caro.
—Seguro que tienen alguna beca.
—Cassie, eres la mejor pianista que he conocido, si no entras tú en esa escuela, entonces, nadie entra.
—Pocas pianistas conoces tú.
—Vales mucho y eres capaz de entrar allí.
—Si es lo que quieres, tienes que luchar por ello.
—No sé...
—¿Por qué no te convence? Y no me digas que no eres buena porque las tres sabemos que eres excepcional.
—Piden muchos requisitos y, además, está en Nueva York. La universidad de Austin pide menos cosas y...
—Está más cerca de aquí —terminó de decir Anna.
—Espero que no estés pensando en rechazar Juilliard porque está lejos.
Cassie se quedó muda. Lo cierto es que así era. Había visto los requisitos y podía cumplir todos, con menor o mayor dificultad, pero podría conseguirlo. En cambio, lo de vivir a unos tres mil kilómetros de distancia, no lo tenía tan claro. No quería volver a sentirse sola.
—Cielo, no puedes desperdiciar una oportunidad así solo porque está lejos de Westhill River.
—Además, yo nunca he estado en Nueva York. Sería una buena oportunidad para visitar la ciudad y verte muchas veces —dijo Grace.
—Y que nos hagas de guía turística.
—Pero si tú ya has estado en Nueva York —replicó Cassie.
—Solo una vez.
—Bueno, no te queremos agobiar, ¿verdad, Anna? —asintió—. Pero, no tomes una decisión solo por la distancia.
—Siempre nos tendrás —Cassie asintió.
Se sentía muy agradecida de tener a sus tías y de que le apoyaran tanto, sin condición. Cassie sabía que no había sido nada fácil acoger a una niña de catorce años, pero sin duda, ellas habían sido las mejores personas que podía tener en su vida.
Sin decir ni una sola palabra, alargó los brazos y tiró de ellas para fundirse en un fuerte abrazo.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro