세
Taehyung suelta un largo suspiro sintiendo la brisa fresca por todo su rostro, pegado a la ventana mientras observa los árboles y lugares pasar a medida que avanzan. Haber aceptado unirse al pequeño descanso que sus amigos tenían había sido un paso bastante grande y difícil para él después de tanto tiempo hundido en la miseria y la tristeza de su pérdida, incluso a pesar de estar en camino, el sentimiento de negatividad y soledad lo llenaba de pies a cabeza.
Pero él lo había prometido, le había prometido a Yoongi avanzar, le había prometido a sus amigos y se había prometido a sí mismo.
— ¿Cuánto falta para llegar al pueblo de Ggyeongsang, Hoseok? — Jimin cuestiona siendo el primero en romper el silencio que se había instalado desde que iniciaron el viaje, lo observa revisar fugazmente la hora en la pantalla del automóvil antes de volver a centrarse rápidamente en la carretera.
— Alrededor de unos veinte minutos, estamos a nada de llegar y creo que podríamos tener algo de tiempo para recorrer un poco.
— ¿Nos instalaremos?
Hoseok asiente dándole la razón, su atención desviándose en Taehyung a quien observa por el retrovisor y puede notarlo aún perdido en su propio mundo.
— Taehyung-ah, ¿quisieras conocer un poco acerca del pueblo que vamos a visitar? Entiendo si estás cansado, podemos comenzar con el recorrido maña-
— No, sí quiero comenzar ahora, ¿podemos? Me siento tranquilo, quisiera conocer y despejarme un rato.
Ambos chicos sonríen con una disimulada emoción en sus rostros mientras se dedican a fingir estar hablando de otra cosa para no presionarlo, Taehyung apenas y esboza un tirón en sus comisuras para darles una sonrisa burlona.
Tanto para Hoseok como para Jimin, había sido el más grande e importante avance durante todo este tiempo.
Uno muy especial.
세
— ¡Jungkook! ¡Namjoon! Ya es hora del almuerzo, mamá quiere que volvamos a casa antes de que se enfríe.
El azabache se gira para responderle a su hermano mayor, no contando con que su hyung se vería tan gracioso con todo el barro adornando su ropa y rostro. Quiso resistirse pero la carcajada que salió fue más fuerte que él, era tan gracioso que deseaba tomarle una fotografía.
— ¿Qué te causa tanta risa, mocoso insolente?
Jungkook niega rápidamente entre suaves carcajadas, apartándose los guantes puestos para colocarlos dentro de su mandil y darse al fin el respiro que ya necesitaba. Suelta un largo suspiro de agotamiento pero sonríe felizmente cuando nota toda la amplia cosecha que han recogido hoy.
¡Su madre estaría encantada!
— Nam, tú lleva a casa con mamá la cosecha de tomates y papas sin arrojarlas, por favor. ¡Yo llevaré la de frutos!
— ¡Yah! ¿Qué hay de Seokjin? ¡Él no lleva nada! — Se queja con indignación el bonito moreno quien también está un poco cubierto de tierra, en sus manos lleva aquellas pesadas canastas mientras camina de vuelta a su pequeña casa.
— Oye, no te quejes. ¡Yo les preparé el almuerzo junto a mamá! ¿Saben lo difícil que es seguirle los pasos a nuestra madre?
— Privilegios de ser el hermano más viejo en los Jeon, hyung. — Canturrea el muchachito pelinegro con diversión a la par de Namjoon quien se reía en venganza junto a él, los dos en unión para hacerle burla.
— Muchacho irrespetuoso, ya verás, desde ahora en adelante dejaré que nuestro hermano te avergüence cuando estés con la hija menor de los Choi.
Jungkook esboza un mohín mientras clava sus ojos de perrito en su hermano.
— ¡No escuches a hyung, Koo! Yo no voy a avergonzarte ni a delatarte frente a la señorita, promesa de agricultor.
Mientras que los dos hermanos cargaban con la cosecha nueva entre sus manos, Seokjin se extraña al notar el pueblo más animado y colorido que de costumbre, no todos los días el pueblo de Ggyeongsang se veía así de activo.
Se niega a quedarse con la intrigante duda en su cabeza así que se apresura y se acerca a las dos mujeres que están conversando o chismeando con entusiasmo, carraspea en espera de llamar la atención de ambas y realiza una pequeña reverencia como respeto.
— Discúlpeme por la interrupción pero, ¿podrían decirme que está ocurriendo en el pueblo?
— ¡Mi hijo Mingyu mencionó que vienen turistas! El pueblo está emocionado de recibirlos pues muy pocos nos visitan en el año.
— Disculpe usted, pero creí que no tendríamos visitas de turistas hasta que la temporada de primavera hiciera aparición en el pueblo, señora Yun. — Expresa un poco confundido con las recientes noticias debido a las estaciones, hasta ahora dándose cuenta del porque todo el pueblo estaba de cabeza y de un lado para otro.
— ¡La temporada de primavera siempre será la más hermosa para nuestro pueblo! Estoy tan emocionada, ¿nuestros turistas serán coreanos o extranjeros?
Seokjin sonríe genuinamente sincero ante la emoción y felicidad de la mujer, se apura en despedirse con una reverencia y agradecer por su tiempo antes de darse la vuelta y regresar junto a sus dos hermanos que lo esperaban felizmente atracándose algunos frutos.
¿Y esos frutos? ¿De dónde sacaron frutos?
— ¡Yah, par de tontos! Dejen de comerse la cosecha de frutos rojos, ¡se lo diré a nuestra madre!
— Taehyung-ah, ¿te encuentras bien? — Cuestiona Hoseok con extrañeza en su rostro, un poco preocupado al visualizar por el retrovisor la imagen de su amigo riéndose sin ningún motivo, con la mano puesta sobre el pecho. — ¿Hay algo mal?
Taehyung presta atención a su persona, con el entrecejo fruncido y la expresión de confusión en su rostro al no comprender el porque de las interrogaciones abruptas.
— Estoy bien, ¿por qué me lo preguntas? — Él cuestiona ahora sin comprender del todo aún por la preocupación repentina, se desabrocha el cinturón de seguridad cuando nota que finalmente llegaron al tan esperado pueblito.
— Tú estás sonriendo sin motivo alguno de un momento a otro mientras tocas tu pecho con insistencia, ¿qué pasa? ¿Algo anda mal?
— No lo sé, siento como una extraña sensación de felicidad o plenitud dentro, una paz momentánea que me permite descansar por un rato.
— ¿Felicidad?
Taehyung asiente ante la inquietud de Hoseok, una vez más se lleva la diestra al pecho sin poder contener la brillante y sincera sonrisa que surcó de sus comisuras.
— Sí, es como cuando Jimin-ah preparaba aquellos pasteles que nos encantan, me agradaban demasiado.
— Pero aquí no hay pasteles. — Murmura Jimin tan confundido con su respuesta, tratando de buscar la causa cuando mira a Hoseok por ayuda, él se encoge de hombros negando extrañado porque tampoco sabe lo que pasa por la cabeza de su amigo.
— ¿Creen que podamos obtener algunos frutos rojos después de instalarnos? — Taehyung les pide con un entusiasmo muy bueno en su rostro, Hoseok piensa que luce como un niño emocionado y él no puede dejar pasar la oportunidad, habían esperado tanto por ver mejorías tras su dura realidad.
— Podríamos buscarlos, según la información que leí, creo que llegaremos a la temporada de cosecha así que seguramente tienen muchos frutos.
Taehyung expresa una amplia sonrisa al escucharlo, apresurándose a ser el primero en bajarse del automóvil, por un momento con el corazón agrietado contenido y olvidándose momentáneamente del dolor que lo afligía.
Jimin quiere llorar porque no puede creer que realmente lo está viendo así, había olvidado como lucía la felicidad en su mejor amigo, el entusiasmo, había olvidado como era su genuina sonrisa. A través del duro paso del tiempo, había sido tan difícil siquiera sacarle alguna palabra a Taehyung, pues no podía tener los suficientes ánimos y voluntad para levantarse al menos de la cama.
A Jimin le aterró lo mucho que parecía muerto en vida, sólo existiendo, sólo soportando el dolor de la pérdida de su otra mitad.
Verlo ahora así de entusiasmado, con esa sonrisa brillante en su rostro iluminado le hacía tener muchas esperanzas, podía sentir que quizás sólo cosas muy buenas vendrían de ahora en adelante después de tanto tiempo bajo sombríos días.
— ¡Espera, Taehyung-ah! Comparte conmigo, ¡yo también quiero de esos frutos rojos!
Hoseok se ríe plenamente con calma mientras observa a ambos correr apurados al hotel en el que se instalarían, suelta un largo suspiro y los sigue desde atrás.
No pudo evitar tener esa sensación de que este descanso en el bonito pueblo podría convertirse en la calma de la tormenta que tanto enfermó a Taehyung.
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