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— ¿Cómo se encuentra mi hermanito? — Namjoon es el primero que se atreve a preguntar, su expresión delata su angustia, trata de ver por el pequeño agujero de la puerta pero es reprendido casi al instante por su hermano mayor.

— Ya basta, no interrumpas. Deja que el curandero haga su trabajo con las hierbas. — Le pide Seokjin con seriedad en su voz y lo comprende, pues puede darse cuenta que detrás de toda esa fachada del fuerte e imponente, sólo se encuentra preocupado como todos. — Estará bien, sólo déjalo.

— ¿Qué fue lo que ocurrió, niños? ¿Por qué mi bebé estaba así? Nunca lo había visto tan mal, él no, mi Jungkookie jamás se había enfermado así.

Namjoon se apresura a acariciar con delicadeza el dorso de su madre en señal de apoyo y comprensión, se encoge de hombros sin saber que responder exactamente a sus preguntas, él había llegado un poco tarde cuando su hermanito comenzó con dolores y quejas.

— Jungkook estaba mareado, trataba de sostenerse de las escaleras pero se quejaba de un dolor insoportable en el pecho.

Namjoon abre la boca indignado por algunos detalles omitidos acerca del incidente, intenta replicar y sugerir la opción de la antigua leyenda sobre las almas gemelas pero la puerta de la casa finalmente se abre y un señor de mediana edad sale de ella.

— Su muchachito está mejor ahora, no hay más de que preocuparse, le he dado algunos consejos y le encomendé los brebajes que puede prepararse cuando suceda de nuevo.

— ¿Cuál es la causa por la que mi hermano tenía ese extraño malestar, señor? — Indaga rápidamente en busca de cerciorarse de que el menor no padeciera de alguna enfermedad de gravedad o algo alarmante, pues no es de extrañarse que a pesar de tener chamanes, curanderos y yerberos instalados por todo el pueblo, sabía que no contaban con la suficiente tecnología o medicamento para tratar asuntos de gran magnitud.

La atención de todos se centra rápidamente en el muchachito pelinegro saliendo por la puerta de madera con notoria dificultad, luciendo algo pálido y mareado, lo suficiente como para que su angustiado hermano lo sujete de inmediato.

— Es un caso algo extraño, no ví algo como esto en toda mi transición como sanador de mi gente. — Informa el anciano echándole otro vistazo al jovencito desmejorado, Jungkook se recarga con cansancio sobre el hombro de Namjoon y trata con todas las fuerzas que le quedan de ignorar la presencia de aquella chica dentro de la vieja casa, al parecer es una persona que no pudo ser tratada con éxito por el curandero y de alguna forma o razón continúa atascada en la casa sin poder transcender al lugar de los muertos. —No encontré ninguna herida o daño en su cuerpo pero le he dado una limpia espiritual y unos cuantos brebajes que le ayuden a sobrellevar los dolores, no estoy seguro pero según mis viejos años, puede que se trate de su energía.

Seokjin frunce el entrecejo sin disimulo y con los brazos cruzados en tensión, se atreve a cuestionarlo. Está casi seguro de que es un charlatán.

Si había algo que Seokjin anhelaba, era tener un médico de la ciudad en el pueblo. Pero era soñar demasiado pues ni un profesional estaría dispuesto a instalarse en la lejanía de una pequeña comunidad que apenas y se conocía por el corto turismo.

— ¿Y qué es lo que recomienda? ¿Cómo podemos tratar a nuestro hermano?

— Infusiones de Artemisa, es una planta herbácea bastante rara que le ayudará en su problema espiritual, será muy bueno para el muchachito. — Continúa explicándole mientras le hacía entrega de la hierba propuesta en un pequeño saco viejo, Seokjin paga de inmediato los wons requeridos por atender a su hermano y prefiere irse con urgencia antes de ponerse a discutir con el anciano sobre sus recomendaciones.

— Le agradezco por atender a mi hermano, señor, cuídese.

Namjoon sigue a Seokjin desde atrás a pasos cortos y a un ritmo estable para ayudar a su hermano menor a trasladarse a casa lo más pronto posible para descansar, puede escuchar a su madre y a Seokjin conversar sobre el estado y los cuidados de Jungkook.

— Jungkook-ah, pronto te sentirás mucho mejor, ya no te asustes. — Trató de animar un poco, deslizando sus dedos a través de los azabaches cabellos, regalándole un par de palmaditas como apoyo.

— ¡Yah! Sólo es un malestar pasajero, ya verán que ese malestar pronto agarrará sus valijas y se marchará, nuestro Jungkookie estará muy fuerte y sano en unas horas.

El muchachito asintió ante las palabras alentadoras de sus hermanos y su madre, apoyándose en el hombro del moreno con hoyuelos tiernos, del cual no pudo evitar contagiarse con su positivismo y sonreír libremente con esos lindos incisivos sobresaliendo de su boca.

Sus hermanos tenían razón, no tenía porque preocuparse en lo absoluto.

— ¡Oppa, oppa! Me dijeron que estabas malito de tu pecho, ¿cómo te encuentras ahora? ¿Ya no duele? — Lo aborda la adorable jovencita de trenzas con preocupación en su rostro, portando en sus manos una pequeña olla junto a diversas hierbas encima. — ¡No vuelvas a asustarnos así! Todo el pueblo estaba hablando sobre ti, ¡estaban muy tristes!

— Hyeri-ah, me encuentro mucho mejor ahora, no se preocupe más por mí. — Él le responde regalándole una de sus hermosas sonrisas, causando una clara reacción en la jovencita que se sonroja y le realiza una pequeña reverencia rápida antes de entregarle todas las plantas medicinales que cuidadosamente eligió para él.

— ¡Ojalá que puedas recuperarte pronto, oppa! Los chicos y yo te echaremos de menos en los corrales.

Hyeri realiza una reverencia de nuevo y Jungkook imita su acción de vuelta, ambos se sonríen con timidez una última vez antes de que ella salga corriendo del lugar con un notorio calor en sus mejillas.

— ¡Jungkookie! Qué guardadito te lo traías, no nos habías contado que la hija de los Choi te trae contando ovejitas de amor. — Namjoon se apresura a molestarlo un poquito con una sonrisa divertida en su rostro, el muchachito azabache se sonroja intensamente y huye con apuro de vuelta a casa en donde pueda acusarlo con su mamá. — ¡A nuestro Jungkookie le gusta la señorita Choi!

— Shh, ya deja de avergonzar a nuestro hermano o nunca querrá contarnos algo.

El moreno esboza un puchero cerrando el varandal junto a la puerta de su pequeño hogar, Seokjin se burla y aprovecha su distracción para lanzarle uno de los tomates de la cosecha con Jungkook acompañándolo entre risas para burlarse hasta el cansancio de su hermano.

— ¡Madre, ven! ¡Seokjin hyung está desperdiciando la siembra de tomates otra vez!

El mayor de los hermanos abre su boca con indignación al ser delatado, maldiciendo cuando su madre se apareció instantáneamente en la sala tan pronto como se le llamó.

— ¡Jeon Seokjin!

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