En una cama matrimonial se encontraba Argentina, totalmente destruido y desanimado, no habia dormido en días, olia muy mal y tenía una pequeña barba que habia aparecido desde que empezó a descuidarse.
Había bajado mucho de peso e ignoraba las llamadas que hacian desde su trabajo, no se sentía con vida y ya no tenia un propósito.
Cuidaba a Reino Unido pero solo con lo basico, apezar de que sintiera que aquel hombre ya no era quien solia amar, sabía que aun era él y deseaba que muy en el fondo el británico siguiera ahí.
De repente se escuchó un ruido de hoyas siendo tiradas y dio un soplido fastidiado, por más que no quisiera se tuvo que levantar.

¿Y que encontró?

Al británico con un par de hoyas, tenia una en la cabeza y no paraba de gritar palabras en ingles sin ningun sentido, le sacó la hoya de la cabeza y preguntó.

__¿otra vez sos un caballero?

Reino Unido volvió a hablar con un acento extraño, probablemente uno escocés, Argentina no lo entendia pero por su agitación supuso que así era.

__que triste que siendo tan hermoso tuvieras este destino__dio un bufido desanimado, y se dedicó a ordenar el desastre de su esposo.

Jamás se había sentido tan mierda en su vida, aveces le gustaba pensar que tal vez Reino Unido fue remoplazado por un mono rabioso o algo parecido, pero su olor, tacto y rasgos decían lo contrario, ese era el amor de su vida lo quisiera o no.