veintitrés ; noche
"Hasta el momento de acostarme con ella, sea quien sea, lo importante es acostarme con ella; después de hecho el amor, lo importante es irnos, volver cada uno a su cama particular, ignorarnos para siempre..." La tregua, Mario Benedetti.
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Izumi Uchiha.
Corría y corría sin parar, mi corazón estrujado al enterarme de aquello. Me sentí estúpida, estúpida por creer que algún día Itachi podría fijarse en mi.
Aún así no quise llorar, a pesar de sentir lo mojadas que se ponían mis córneas.
—¿Qué me falta? ¿Cómo Sakura logró el amor de Sasuke? —me pregunté en voz alta, dando leves golpecitos en mi frente.
Sin embargo, frené el paso al notar como dos personas discutían a las afueras del Hospital de Konoha, reconociendo de inmediato el cabello de Izuna y el rostro enrabiado de Madara-sama.
¿Por qué estarían a las afueras del hospital en medio de la ceremonia del Hokage?
Fruncí el seño y decidí escabullirme tras una casona, otra vez estirando mis oídos para espiar su conversación.
Desde lo que ocurrió con Óbito en su misión y como Itachi me había cerrado la boca, tenía este mal presentimiento sobre el líder de nuestro clan y si podía enterarme de cosas para prevenir otras, lo iba a hacer.
Pues, si Madara-sama estuviese tramando cosas en contra de Senju's eso perjudicaba a mi mejor amiga y también al clan, incluyendo a Itachi por ser hijo del segundo líder.
Y como saben, no soy fan de peleas absurdas entre clanes.
—Padre, si lo hago lo haré más adelante... no ahora, será muy sospechoso y no quiero meterme en problemas por tu culpa. —era la voz de Izuna, sonaba nervioso y entrecerré mis ojos, confundida.
—La vez pasada nadie se enteró, terminé siendo culpado yo cuando en realidad fuiste tu y lo echaste a perder...
La voz de Madara-sama me sorprendió debido a que sus palabras no tenían sentido, o tal vez era porque no entendía de qué estaban hablando.
¿Culparlo de qué? Si él nunca está en la aldea.
—No quiero que Óbito esté en mi contra, padre... dame más tiempo.
¿Tiempo para qué? ¿Por qué Óbito estaría en su contra?
Entonces, cuando finalmente estoy por escuchar aún más siento como alguien tapa mis ojos y me saca de allí como si fuese un saco de papas. Enseguida activé mi sharingan con desesperación y comencé a patalear en contra de mi secuestrador, me habían encontrado.
—Epa epa, Izumi soy yo.
Frené de inmediato mis golpes al oír la voz de Itachi, sintiendo como mi cuerpo entero se tensaba y mis mejillas se sonrojaban. Qué tonta fui.
—Oh. —fue lo único que pude decir antes de que destapase mis ojos y desactivase mi sharingan. Un tanto avergonzada.
—Izune hace lo mismo cuando le tapo los ojos, ya entiendo porque son tan amigas...
Enseguida observé hacia la entrada del hospital, pero ni el líder del clan ni su hijo estaban allí.
—¿Ustedes los vieron? —pregunté, ignorando el comentario estúpido de Óbito, quien estaba junto a él.
Itachi me frunció el seño, confundido ante mis palabras.
—¿A quien?
El azabache me puso el mismo rostro, buscando con su mirada a alguien tras de mi.
—A nadie, olvídenlo. —dije con un bufido, rendida.
Entonces Itachi se acercó a mi, haciendo que mis mejillas volviesen a enrojecer y me sonrió de lado.
—Izumi ¿Escuchaste algo? —preguntó, la misma mirada que puso cuando sucedió lo del baño del hospital.
Enseguida iba a responder, pero un estruendo sonó a mi costado, seguido de mucho humo y varios perros inundaron el lugar.
¿Pero qué diablos?
—¡Maldición Hatake te dije que no serviría mezclar el hiraishin no jutsu con tus canes!
Todo el lugar estaba lleno de humo y los perros del peliplata corrían por todo en lugar, desesperados y mareados por la velocidad.
Kakashi Hatake era un maldito grano en el trasero.
—No hables antes de tiempo, zopenca. —se quejó él, intentando calmar a sus canes bajo el humo.
Entonces, intenté quitar la humadera con mis manos a la vez que una tos se escuchó a nuestro costado con unas voces quejándose y bufé, a fin de cuentas el invento sí había funcionado.
—Te lo dije.
Observé al peliplata con molestia y noté como el humo comenzaba a disiparse, por lo que, no se me hizo difícil distinguir la imagen de Óbito junto a Itachi e Izumi a un costado del Hatake, quien solo logró frenar a Pakkun.
—¿Kakashi-kun? ¿Izune-chan? —escuché la voz la Izumi a la vez que nos miraba confundida.
—Qué tal. —digo, acercándome a ellos con una sonrisita.
Itachi me observó con un tic en su ceja derecha y no lo entendí, es como si lo que hubiésemos hecho fuese anormal.
—Uh, esto será más difícil de lo que pensé... —escuché decir al Hatake mientras notaba como sus perros corrían en círculos y lloraban de vez en cuando.
Me causó gracia y pena a la vez, pobres caninos.
—A todo esto ¿Cómo y por qué aparecieron tan de repente? —preguntó el Uchiha de coleta frente a mi, quitándose uno de los perros de Kakashi del costado.
Enseguida posé mi vista en el azabache, quien de inmediato me corrió la mirada con su semblante serio a la vez que se cruzaba de brazos como un bebé amurrado.
Suspiré, don gruñón ya está de vuelta.
—Estábamos buscando a Óbito. —respondí, notando como este me miraba de re-ojo al escuchar su nombre.
Izumi me observó aún más confundida.
—¿Y por qué el humo y los perros? —dijo, apuntando al peliplata tras de mi.
—Para que fuese mas rápido encontrarlo a Bakakashi se le ocurrió mezclar el hiraishin no jutsu con su invocación canina o algo así... —expliqué, moviendo mis brazos e Itachi negó con su cabeza, insisto, como si fuese algo anormal.
Óbito volvió a mirarme de re-ojo con molestia y quité mi mirada, sintiendo como Kakashi se posaba a mi costado tras haber quitado la invocación, lo cual supe por como desaparecían todos los canes del suelo.
—Óbito, vamos... Kakashi te quiere pedir un favor. —mentí, sintiendo como Itachi me analizaba y luego miraba al azabache.
Este bufó.
—Que lo pida él. —respondió, su semblante aún serio y sus brazos cruzados.
Iba a hablar, sin embargo, el peliplata de mi costado se me adelantó;
—No empieces con tus berrinches. —le reprochó, acercándose a él para tomarle del chaleco jounin— Nos vamos.
—Que yo no iré a ninguna part...
—Ahora. —el peliplata le calló de inmediato y me hizo un ademán de que le siguiese.
Itachi e Izumi los observaron con el seño fruncido y suspiré. Entonces, antes de ir con ellos frené mi paso para hablar en el oído a mi mejor amiga;
—A media noche le harán algo a Óbito en casa de Rin, no faltes. —murmuré, y ella me asintió con la cabeza, aunque noté su confusión.
Digo, a ella debería hacérsele difícil de entender por qué iría a casa de Rin o siquiera, por qué le harían algo a Óbito debido a que el peliplata mencionó que no estaba enterada.
—Disfruta con Itachi, ya sabes...
Ella se sonrojó ante mis últimas palabras y reí, sin embargo, ya debía irme con el par que discutía una cuadra más allá, así que me despedí para luego correr hacia ellos, dejando a Izumi e Itachi a solas.
Como si a Izumi le molestase estar a solas con Itachi.
—Ya deja de quejarte. —escuché como reprochó el peliplata al llegar y el azabache solo gruñó por lo bajo.
—¿Hacia donde vamos? —pregunté, haciendo notar mi presencia.
—A mi departamento. —respondió el Hatake, posando esta vez las manos en sus bolsillos sin importancia.
Óbito soltó un quejido.
—¿Por qué debemos ir a tu departamento?
Kakashi bufó, poniendo sus ojos en blanco y le entendía, Óbito era un Uchiha especial.
—Porque yo lo digo. —dijo sin importancia, luego dirigió su vista hacia mi— ¿Nos llevas?
Entonces suspiré, solo para luego asentir y llevarnos con mi hiraishin no jutsu hasta su departamento, con Óbito a regañadientes.
—¿Ahora siempre usaremos mi jutsu como transporte? —pregunté una vez aparecíamos fuera de su departamento.
Sin embargo, el Hatake ignoró mi pregunta y bufé, observando como este mismo empujaba al azabache dentro de su hogar, quien no dejaba de quejarse.
Entonces, me adentré en la habitación en cuanto ya ambos estaban dentro, cerrando así la puerta tras de mi y observando a ambos ninjas, uno de ellos con cara larga.
—Insisto ¿Por qué me trajeron aquí después de dejarme solo en Ichiraku? —se quejó el azabache mientras se sentaba en el sofá y se cruzaba de brazos.
Enseguida negué con la cabeza y me fui a sentar a su costado, intentando abrazarle, aunque el azabache me quitaba de encima cada vez que lo hacía y me cabreaba, a la vez que me causaba gracia su actitud infantil.
—Estabas con Itachi. —dijo el peliplata mientras se adentraba en su cocina, sin importancia.
—¡Itachi no habla! —se quejó a mi lado, aún forcejeándome y causando la risa del Hatake— ¡Demonios Izune suéltame!
—No, eres abrazable. —respondí para molestarle, apretujándolo aún más y él se quejó de nuevo.
Obito siguió forcejeando unos segundos más sin ceder, por lo que, enseguida quité mis brazos solo para luego apretar sus cachetes. Era tan adorable.
Este no dudó en regañar contea mi en cuanto comencé a reírme.
—¡Izune basta no es gracioso! —exclamó, intentando quitar mis manos y de no reírse.
—¡Lo es! —digo, riendo ante el gracioso rostro que tenía con los cachetes estirados.
—¡Que no!
Entonces como nada le quitaba el mal humor pensé en irme por otra alternativa, aunque me avergonzaba el hecho de estar en el hogar de Kakashi y no quería darle más material para molestarme, a él le encantaba mofarse de mi. No había otro camino.
—Bakazune, de verdad estoy molesto. —me dijo, su semblante serio y demandante.
—¿Ah si? —alcé mis cejas con gracia.
El Uchiha asintió e intentó volver a su posición normal en el sofá, no obstante, yo tenía otros planes. Así que con mi mano derecha le frené el tórax mientras que con la izquierda agarraba su pene por sobre el pantalón.
Su rostro fue de sorpresa pura y entre abrió su boca para decir algo, sin embargo, mantuvo silencio y sonreí.
No pude evitar el sonrojarme.
—¿Seguirás molesto? —murmuré, esta vez metiendo la mano bajo sus pantalones como amenaza, mientras corría mi vista hacia el costado.
—Si me quitas el enojo de esa forma podría ser que si. —respondió en un murmullo, sonriendo de lado.
Sonreí de igual manera y esta vez metí mi mano bajo su bóxer, sintiendo su pito al desnudo y como mi confidente se tensaba ante el tacto. Mi temperatura comenzó a subir de inmediato.
Maldición.
—Tienes la mano helada. —murmuró y solté una risita justo antes de comenzar a masajear en aquella zona, notando como el azabache tragaba saliva.
No obstante, para mi mala suerte el dueño de casa volvió hacia donde estábamos nosotros y enseguida quité mi mano de allí, sentándome encima de Óbito en caso de que su pito hubiese subido, aunque por lo visto solo había sido un poco.
Aunque sentirle en mi trasero no ayudaba para nada.
Kakashi nos apuntó con su dedo índice y me observó confundido, sin soltar la taza de café que tenía en su otra extremidad.
—Estan muy callados ¿Qué estaban haciendo? —preguntó a la vez que entrecerraba sus ojos, analizándonos con su mirada.
—Nada, nada. —respondí, sonriente y el azabache se rió tras de mi.
El peliplata dejó su taza de café sobre la mesa y suspiró cansado, en cambio, Óbito pasó sus manos por mi cintura, abrazándome suavemente a la vez que posaba su mentón en mi hombro con gracia.
—Ni piensen en follar aquí, los estaré vigilando par de sexópatas. —dijo, notando la mirada lasciva que tenía el azabache sobre mi.
Ahora yo suspiraba, sería una larga tarde junto a estos dos. Sobre todo porque no avisé ni a Tobirama ni a Hashirama sobre mi ida tan repentina, aunque si Tsunade dijo que me cubriría, seguramente estén tranquilos.
Eso espero.
Así conforme pasó la tarde, los tres nos entretuvimos jugando cartas, verdad o reto u entre otras cosas, todas sin dejar el apartamento del peligris, pues, la idea era que Óbito estuviese ocupado todo el tiempo antes de su sorpresa.
Solo hasta que Kakashi nos avisara de que ya era tiempo de ir a casa de Rin. Algo que no me agradaba a decir verdad.
Solo lo hacía por Óbito.
—Izu ¿No deberíamos volver? No le avisaste a Tobirama. —habló el azabache a mi costado en el sofá, observando como el peligris ponía una carta en la mesita de living.
—No, no se hará dramas. —respondí, esta vez Óbito lanzando una carta en aquella mesa— Tsunade dijo que se encargaría.
Kakashi bufó con gracia, y lancé mi carta, fulminándole con la mirada al creer que se mofaría de mi.
—Además ya tiene veintiuno, puede llegar a la hora que se le plazca. —me apoyó, algo que me sorprendió, pues, era muy extraño a decir verdad.
Entonces, noté como el peligris observaba su reloj en la pared y como comenzaba a oscurecer, por lo que, corrió a su cuarto con rapidez y no le entendí
Óbito frunció el seño.
—¿Y a este que le sucede? Ni siquiera lanzó su carta. —dijo, finalmente tirando todas sus cartas en la mesa para luego recostarse en el sofá con un suspiro— Ya me cansé de jugar ¿Y si nos vamos?
Enseguida mordí mi labio inferior al no saber que decirle, pues, el peligris desapareció y no sabía si ya era hora o no de irnos. No podía meter la pata.
Entonces, no me quedó mas remedio que suspirar ante sus palabras.
—Sí, ya vámonos.
Apenas respondí el azabache se puso de pie, estirando sus piernas al haber estado mucho tiempo sentando e imité su acto, buscando con la mirada al peliplata para que me dijese que estaba ocurriendo.
Realmente no quería echarlo a perder.
—Ne, Kakashi. —habló Óbito, mientras caminaba hacia el cuarto de este— Con Izune ya nos vamos, grac...
No alcanzó a terminar su frase debido a que el Hatake había salido con mucha rapidez de allí, esta vez usando su misma ropa sin su chaleco jounin. Su mirada un tanto nerviosa al igual que la mía.
—Los acompaño. —fue todo lo que dijo, antes de ir a por sus sandalias.
Óbito posó su mirada confundida en mi pidiendo una explicación, y alcé mis hombros fingiendo no tener idea, sin embargo, el Uchiha pareció creerme.
—Entonces vamos de prisa, luego nos pegaremos un resfriado allá fuera. —digo, esta vez abriendo la puerta.
En efecto, ambos siguieron mi paso sin vacilar y luego de cerrar la puerta, nos dirigimos a casa de Rin. Sin que Óbito supiese, obviamente, él creía que nos iríamos a la casona Senju, donde ambos estábamos viviendo.
Al parecer hasta ahora todo iba bien, aunque, lo único que me hubiese gustado hacer antes de ir, sería haberme cambiado de ropa para estar un poco más decente. Sin embargo, cabe rescatar que al menos no llevaba el kimono.
Eso hubiese estado fatal.
El hogar de Rin estaba casi repleto de gente y todos esperaban al azabache, la mayoría de su clase estaba presente mientras bebían o comían, al igual que la mayoría de Uchiha's que hicieron presencia, incluyendo algunos chunnin's que querían estar presente tales como eran los integrantes del equipo siete y del equipo Izune.
Aquellos críos le tenían mucho afecto al azabache, sin embargo, era notorio que la pelirosa tenía otras intenciones, al igual que su disfuncional novio Sasuke Uchiha, a quien le daba igual si su hermano mayor le había advertido de no acercarse a la peligris. A los demás, todo aquello les daba igual.
A la única mujer del equipo Minato no le agradaba mucho la idea de tenerles en su hogar, o siquiera de tener a Izumi en esta misma. Sin embargo, el peligris se lo había advertido y si quería ganarse su corazón de nuevo, no podía hacer nada al respecto. Ni siquiera quejarse de Izune o sus subordinados.
No obstante, después de todo se encontraba feliz de que el hijo mayor de Fugaku estuviese en ese mismo instante charlando animosamente junto a su prima Akemi como le había planeado, pues, Itachi había llegado junto a Izumi y ahora ella estaba junto a Shisui con su cara larga, bastante afectada.
Rin sonrió para si misma, afirmándose en la pared. Una menos.
—¡Naruto, basta, si sigues comiendo antes de que llegue Obito ya nada quedará! —se quejó el Uchiha menor, tomando su frente a la vez que intentaba sacar al rubio de allí.
Anko les observó desde una esquina con gracia, cruzándose de brazos a la vez que llamaba a Maito Gai para que les viese. Este sonriendo de inmediato.
—Si Naruto, Sasuke-kun tiene razón. —opinó la pelirosa, quitándole el plato finalmente.
El rubio no dudó en quejarse y fruncir el seño.
—No es justo, Kinoe come mas que yo y nadie le dice nada-ttebayó. —se cruzó de brazos a la vez que observaba al Inuzuka comer infinitamente mientras que Uryu dormía en el sofá junto a Kiara.
"Tal vez Sakura-chan y Sasuke deberían irse a dormir también..." Pensó el Uzumaki, muy amurrado.
Entonces, el Uchiha menor iba a responder, sin embargo, fue interrumpido por el grito de Rin, quien pedía silencio a todos, avisando así que el azabache junto al peligris estaban por entrar.
Aunque no se esperaba que la chica de ojos rojizos se encontrase junto a ellos y al divisarla, eso le tomó por sorpresa, ideando enseguida algo que pudiese molestar a la chica.
"No, Kakashi no estaría feliz con ello..." pensó la castaña, dando un suspiro frustrado.
—Izune, no me tapes los ojos, me estás asustando. —se quejó el pelinegro, a la vez que se acercaban más hacia la puerta junto al peliplateado.
—¿No querrás decir ojo? —se burló la peligris, causando la risa del Hatake a su lado.
—Ja ja, que chistosa.
Dicho aquello, fue la castaña quien abrió la puerta y les hizo un ademán para que se adentraran, observando a la Senju con indiferencia. Todo el mundo en silencio, tan así que ni siquiera un murmullo del Uzumaki era audible, a quien les costó un mundo hacer callar.
—Izune ya ¿Por qué tanto silencio?¿Dónde estamos?
Entonces la peligris le destapó el ojo a la vez que la castaña prendía la luz y todos le gritaban "sorpresa", incluyendo Izune y Kakashi.
El rostro del azabache fue únicamente de confusión y sorpresa sobre la gente que había en el lugar, divisando de inmediato el hogar de Rin. Luego posó su vista en su mejor amigo y en Izune, quienes solo le sonrieron.
—¿Por qué...?
El muchacho no entendía, incluso llegó a pensar que era su cumpleaños, algo imposible. Entonces cuando el azabache iba a preguntar nuevamente, fue cuando Rin saltó a sus brazos, envolviéndolo con fuerza y besando su mejilla de manera sonora. El resto de la gente solo soltaba una que otra risa por su reacción.
—Quería animarte Obito, por todo lo que has tenido que pasar este mes... espero te haya gustado, Kakashi me ayudó a distraerte.
Óbito sonrió, aún confundido por las palabras de la castaña y correspondió su abrazo de igual manera. A veces, solo a veces, Rin podía no ser solo una chismosa. O al menos eso fue lo que él pensó.
—Gracias, no tuviste por qué molestaste. —respondió, finalizando el abrazo para saludar a los chicos de su clase, ignorando por completo a quienes le trajeron.
Izune arrugó la nariz ante la escena y el peligris pasó su brazo por el hombro de la chica al notar su rostro, suspirando.
—Tranquila pantera, él es tuyo. —le dijo con gracia y la chica le observó con el seño fruncido.
—¿Pantera? ¿Mío? —dijo esta, poniéndose una de sus manos en el pecho muy confundida— ¿Qué insinuas Hatake?
Entonces Kakashi la soltó y alzó sus hombros en señal de no saber a la vez que iba en dirección hacia Gai, dejando así a la Senju aún más confundida de lo que ya estaba. Aunque su indirecta fuese muy obvia, la peligris solo se molestaba por el hecho de ser Rin y no por celos.
"Maldito Kakashi..." pensó.
Entonces, Izune en otra ocasión hubiese ido donde estaba Óbito, solo si no fuese debido a que se encontraba hablando con la gente de su clase que estaba presente, incluyendo a Rin ,y la Senju no les conocía muy bien por ser de una clase menor, sólo a Anko y Gai, pero prefería evitarse aquellos gritos de juventud o las miradas con asco de Rin sobre ella.
Ese día, Izune solo quería disfrutar. Pues, de pronto su ánimo estaba un poco bajo.
—¡Neh, Izune!
La chica apartó su mirada del equipo Minato solo para ver quien le llamaba, divisando de inmediato esa cabellera negra y desordenada, pues, Izune reconocería a Shisui donde fuese, sobre todo si estaba junto a su mejor amiga Izumi.
Enseguida sonrió, y no dudó ni un segundo en ir hacia ellos. Ignorando el hecho de que Óbito estuviese por otro lado por un momento.
—Izumi, Shisui. —dijo ella, saludando con su mano alegremente— ¿Itachi no está? —preguntó, confundida.
Aunque cometió un error al cuestionar sobre el Uchiha de coleta, pues, Shisui negó con su cabeza a la vez que Izumi suspiraba.
—Ni me hables de ese. —respondió, su cara demasiado larga como para ser la Izumi de siempre.
—¿Qué? ¿Por qué? —volvió a preguntar, ubicándose a un lado de Shisui.
—Es un idiota, eso pasa, ahora solo quiero ahogarme en kunais y desaparecerrr.
La Senju y el Uchiha no pudieron aguantar la risa ante el exceso de "r" en su sentencia, a lo que ella les miró con el seño fruncido, esta vez muy molesta.
No le causaba gracia su situación.
—Yo estoy sufriendo y ustedes se ríen, no es justo. —espetó, apretando sus puños a la vez que inflaba sus cachetes.
Izune intentó frenar su risa.
—Espera Izumi, no me reía de eso... es que tus...
La ninja del hiraishin no jutsu no pudo terminar su frase debido a que la Uchiha se había marchado de allí haciendo sonoros sus pasos, quizás se lo había tomado muy a pecho. Solo quizás.
—Ugh, siempre meto la pata ¿No crees? —preguntó la peligris, amurrándose.
Shisui posó su brazo sobre el hombro de la chica con simpatía y le sonrió. Izune no pudo evitar el tensarse ante el tacto del Uchiha. Sobre todo por estar en presencia de tanta gente.
¿Qué mierdas? pensó, intentando relajarse.
—No es culpa tuya, lo que sucede es que Itachi conversó un momento con una chica y esa chica no es Izumi. —le explicó, aunque eso era solo la mitad, pero el azabache no iba a decirle sobre los secretos de su mejor amigo.
No era necesario.
—Tiene sentido. —respondió la Senju, sintiéndose un tanto culpable por mofarse de su amiga.
—Hey, no te deprimas... yo también me reí. —dijo Shisui con su radiante sonrisa— ¿Y si te preparo un trago y conversamos afuera? Te invitaría unos dangos pero... no compraron.
Izune lo pensó muy bien, pues, ella había ido solo por Óbito y estar con Shisui sería algo que le molestaría. Sin embargo, no le haría daño unos cuantos tragos con él mientras su mejor amigo disfrutaba junto a los suyos, así que asintió sin vacilar. Solo sería un momento.
—Genial.
Entonces, Shisui sacó su brazo de donde lo tenía y caminó junto a la peligris hacia el alcohol que había disponible, preparando dos copas de Sake, una para cada uno.
—Ten. —la Senju aceptó el trago sin quejas y soltó una risita— ¿Qué sucede? —preguntó el azabache mientras salían hacia el patio trasero, dejando a los demás adentro en su propia onda.
—Es que pensé en Ukitake-sensei, él nos quitaría estos tragos enseguida. —respondió la peligris, con una media sonrisa.
Shisui sonrió de lado también.
—O tal vez bebería con nosotros, y Yoshiro sería el borracho que diera jugo siempre. —el azabache soltó unas risas nostálgicas y la muchacha solo tomó un sorbo de su Sake.
A pesar de que había pasado mucho tiempo, la pérdida de ambos seguía vigente en su corazón. Y no sabía por qué le afectaba justo el día de hoy en donde debía estar alegre, para animar a su mejor amigo.
—Oye, lo siento. —se disculpó el Uchiha al notar el rostro de Izune.
Aunque era extraño, ella no solía deprimirse tan fácil y creía tener superada la muerte de ambos, pero al parecer aquella noche no era la más alegre para la Senju, a pesar de que debía estarlo por su mejor amigo.
—Descuida, debo tener este síndrome de depresión como el de Hashi-nii... se me pasará. —respondió, sonriéndole.
Shisui suspiró, aliviado.
—Si te sirve de consuelo yo también los extraño a veces, pues, si bien Itachi es mi mejor amigo y le quiero bastante, no es lo mismo que Yoshiro... —confesó, tomando un sorbo de su trago y sorprendiendo a la chica— Murió muy joven ¿Verdad?
Entonces ambos frenaron para sentarse en una de las bancas que tenía Rin en su patio trasero, ambos bebiendo sus tragos y conversando sobre la vida o cosas del pasado.
Sin embargo, ninguno de los dos notó una presencia que les observaba. Una muy cotilla y desocupada, por lo que, ambos siguieron en lo suyo como si nada sin percatarse durante mucho tiempo.
—Shisui, tienes una hoja en el cabello... a ver déjame quitarla. —dijo la chica de ojos rojizos, dejando su copa a un costado para acercarse al azabache.
Este bajó su cabeza y sonrió al notar lo cerca que estaban mientras ella intentaba quitar aquella hoja en su cabello. Shisui no pudo evitarlo y posó su vista en los labios de la Senju, sintiendo como su corazón se aceleraba al imaginarse lo que podría suceder, deseando probar esos labios que tanto añoró por años.
—Maldición, no quiere salir. —se quejó la jounin, aún en esa posición con gracia.
Entonces, Shisui por inercia posó sus brazos en la cintura de Izune y sonrió al notar como ella se sonrojaba, tensándose ante el tacto.
—Shisui ¿Qu-qué haces? —tartamudeó.
El muchacho no lo pensó dos veces y acortó la distancia que les separaba, solo para juntar sus labios a los de ella en un beso suave. Izune se sorprendió en un principio, sin embargo, no le costó mucho corresponder aquel movimiento lento y suave de los labios de Shisui, posando así ambas manos en su nuca.
No sabía por qué le correspondía, o por qué Shisui había actuado de esa forma. Sin embargo, no tenía nada que perder.
Y quien los observaba, era la más sorprendida de todos.
// Espero hayan disfrutado la lectura, esto es un mundo alterno pero igual pueden haber spoilers.
¡Ihhhh! ¡Izune y Shisui se besaron! ¿Se lo esperaban? ¿Quién los está mirando? Jaja pues se verá en el próximo capítulo, en fin, como siempre muchas gracias por leerme y que tengan un lindo día, sin ustedes esta historia no sería nada😘😘😘 mucho amor para ustedes😘😘😍
Pd: aún no me acostumbro a cosas tan pacíficas, así que si alguna parte no tiene emoción es porque trabajo en ello, eso 🙇🙇
** Capítulo sin editar **
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