veintisiete ; ¿blow?
"No se puede ser un personaje que lleva una vida secreta con éxito, si no se manipula a veces..."John Wayne Gacy Jr.
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Izune Senju.
No sabía que pensar ni como reaccionar ante tal escena ¿Cómo era que Izumi había terminado de esa manera si hace unas horas estaba bien? No cabía en mi cabeza su estado tan desastroso y que Óbito no me explicase, no ayudaba para nada.
-Vamos, habla -digo, mi voz firme a la vez que me cruzaba de brazos.
El azabache acarició su nuca y me sonrió de lado, se notaba nervioso. Lo pude notar en el rabillo de sus ojos y en como me sonreía, como si no lo conociese...
Y en realidad, si él había sido el culpable de la borrachera de mi amiga me molestaría mucho a decir verdad, pues, él sabía lo muy exageradamente sentimental que se volvía Izumi con unas cuantas gotas de alcohol, sobre todo cuando de trataba de Itachi su problema interior.
-Mira Izune, sé que sonara loco pero vine a orinar y ella estaba llorando como una lunática, así que me quedé para no molestar a nadie mas... solo eso.
Le analicé entre cerrando mis ojos a la vez intentaba unir las piezas de su historia, no creyendo mucho en ella, porque si así fuese él no estaría tan nervioso. Además, los gemidos de Izumi tras de mi no me dejaban pensar claramente.
Me volvería loca con todo esto, de seguro.
-¿Y orinaste con Izumi en el baño? -pregunté, aún con mi seño fruncido mientras le apuntaba con el dedo.
Él asintió, sus mejillas de inmediato volviendose aún más rosadas de lo que ya estaban mientras que alejaba su mirada de la mía teniendo sus manos en los bolsillos como si fuese un niño pequeño. A veces debía reprocharle y con esa posición de perro faldero se me hacia tan difícil hacerlo.
Óbito era un caso muy muy especial.
Entonces me acerqué a él nuevamente para intimidarle con mi vista en advertencia, él aún sin voltearse hacia mi.
-Ajá... ¿Y entonces por qué tenías la puerta trancada? -insistí y esta vez el azabache tragó saliva, alejándome un poco con sus manos. Su sonrisa temblorosa con sus mejillas rosadas sobre mi, seguramente él también estaba bebido de más.
A este punto explotaría.
-Pues... porque ya sabes lo burlista que son Gai y los demás...-balbuceó, tomándose la nuca con su mano derecha.- No quería que se burlaran de Izumi...
Él estaba mintiéndome. Si realmente él creyese que podía engañarme con eso estaba muy equivocado y siendo un idiota, pues, le conozco de años y mentir no es algo que le vaya a la perfección. No obstante, dejando mis pensamientos de lado justo cuando estaba a punto de regañarle la voz de mi amiga me interrumpió de golpe;
-Eso es mentira Izune, Óbito me agarró las nalgas y nos besamos, besa reeee bien si quieres le preguntas...
Enseguida vi como el rostro de Óbito palidecía de inmediato al escuchar esas palabras junto con la risa de la castaña y estoy casi segura que mi expresión era la misma, ¿Obito e Izumi? ¿Besándose? ¿Él tocándole las nalgas?
¿Qué?
Fue como si un balde lleno de agua fría se esparciese por sobre todo mi cuerpo. Vamos Izune, relájate.
-Izune, pf, no la escuches ella...-pero no le dejé terminar, ya estaba bastante enrabiada como para que siguiese con sus excusas baratas.
Al diablo con relajarse.
-No te atrevas a seguir mintiéndome, Óbito.
Mis palabras fueron firmes y demandantes a la vez que de seguro mis orejas se quemaban por el humo que emanaban de lo molesta que estaba. Óbito solo quedó en silencio mientras hacía una mueca molesta y pude ver como Izumi le lanzaba un beso con la mano.
Asco.
El solo pensar en ellos dos juntos practicando sexo en aquel baño me repudiaba. Y no, no estaba celosa... solo me molestaba el hecho de que Izumi no estuviese en sus cabales y que Óbito le siguiese el juego, mi amigo no tenía respeto alguno por ella. Ni por mi, que casi me crucifico al besar a Shisui o siquiera por no estar con él. Me molestó bastante que se hubiesen tocado.
Sí, quizás si estaba un poco celosa... aunque no de Izumi.
-Eso es por decirme ebria necesitada -habló la castaña hacia el azabache, muy sonriente a la vez que Óbito le ponía mala cara y gruñía por lo bajo.
Aquello solo me molestó más. Repito, Izumi borracha hasta los pies y el azabache en vez de ayudarle ¿La besa? Y encima de todo ¿La llama ebria necesitada cuando él es el maldito sexópata necesitado? No, yo realmente estaba hasta mis casillas.
Ugh.
-Izune, está ebria ¿Cómo puedes creerle? -me reprochó, observando a la castaña con asco.
Enseguida apreté mis puños y conté hasta diez para no dejarle en la pared como normalmente mi prima Tsunade lo haría. Yo no era de hacer escándalos, pero aún así, No debía estar celosa o siquiera molesta porque se hubiesen tocado...
-Izumi no miente en ese estado y lo sabes -respondí, esta vez manteniendo la calma.
-En mi defensa ella fue quien se me lanzó ¿Qué querías que hiciera? -y ahora empezaba a la defensiva, respira Izune, respira.
Enseguida bufé con asco y no quise responder a su sentencia, alejándome de él para ir hacia Izumi, ubicándome en su misma posición. Ella soltó una risa pequeña y se observó los dedos, queriendo meterlos en su boca, vaya a saber uno el por qué.
Gracias a dios fui lo suficiente rápida para impedir aquella asquerosidad.
-¿Cuánto es doce mil menos trece mil? ¿Eh, Izumi? -pregunté hacia ella, ignorando a quien maldecía tras de mi.
-Etto... ¿Menos diez mil? -respondió, su mirada confundida y algo pensativa.
Suspiré.
Izumi probablemente se había tomado botellas enteras como para responder aquella sentencia estando ebria. En su estado normal no lo sabría, ella era muy mala con los números.
-Ok-keey Izumi, nos iremos a la cama -digo, esta vez palmeando su espalda mientras me intentaba poner de pie.
Entonces sentí como alguien me tocaba el hombro y refunfuñé.
-Hey, Izune -insistió el azabache en tocar mi hombro, al notar que le ignoraba- Solo fueron un par de besos no tienes por qué ponerte así ¿Realmente estás molesta?
Ahora estaba elevando un poco la voz y le observé, su rostro expresaba preocupación, sin embargo, quise seguir ignorándole a la vez que intentaba ayudar a Izumi pero el tío este me sacaba de mis casillas.
Uno. Dos. Tres.
-¿No tengo por qué ponerme así? -le digo, muy desconcertada desde donde estaba e ignorando mi calma y paciencia- Si yo hubiese estado en tu posición seguramente estarías peor que yo haciendo un escándalo así que mejor calla tu boca y ve a preparar un café para Izumi, a ver si haces algo útil después de esto.
Enseguida sentí como mi amigo gruñía con molestia y se afirmaba en la pared del baño cruzándose de brazos. Al parecer ahora él también estaba tan molesto como yo. Izumi soltó unas risas e intentó ponerse de pie por si sola, simplemente la ignoré por el hecho de que Óbito no saliese del lugar.
-¿Qué estás esperando? Ve -le digo, mi semblante aún serio al notar su silencio.
Este gruñe por lo bajo y frunce el seño, luego se acerca a mi bastante molesto a la vez que me apuntaba con su dedo índice.
-Tu eres la menos indicada para enojarte ahora Izune ¿O creías que no iba a enterarme sobre el beso de tu entrenamiento con Sasuke? ¿Eh?
Mis manos se congelaron enseguida y lo aparté de mi, observándole desconcertada. Así que ya estaba enterado...
-¿Quién te lo dijo? ¿Es por eso que estás haciendo esto? -hice énfasis a "esto" con mis manos, refiriéndome a su situación con Izumi mientras negaba con mi cabeza y me molestaba aún más.
-Qué importa quien me lo contó, lo que importa es que no me lo dijiste y siempre me ocultas cosas -dijo, esta vez elevando la voz mientras movía sus brazos- ¡Y no, no lo hice por eso, ya te dije que fue ella quien se lanzó! ¡Por dios, ya deja de mirarme así!
Él se veía muy cabreado ahora mientras que yo también lo estaba, sin embargo, no hasta el punto de gritar como el azabache lo estaba haciendo conmigo. Ni idea de cómo tiene descaro para molestarse luego de la burrada que acababa de hacer con mi amiga. Ni idea.
-¡Incluso si fuese así debiste alejarle, está ebria Óbito! ¡¿Acaso no piensas?! -digo, esta vez elevando la voz para hacerme escuchar frente a él.
Eso solo lo cabreó más.
-¡¿Y tu?! ¡¿Acaso no pensaste cuando Sasuke se te tiró encima?!
El azabache se notaba muy muy molesto, sin embargo, no dejé que eso me preocupase para yo no poder responder. Izumi no hacía mucho ruido desde el piso así que no había mucho de qué preocuparse.
El ruido éramos nosotros.
-¡Eso es muy diferente! ¡Yo no lo toqué! -exclamé, a la vez que movía mis brazos desesperada.
-¡Da lo mismo! ¡El problema es que no fuiste capaz de confiar en mi para decírmelo! -gritó, también moviendo sus brazos frente a mi.
Entonces chillé en mi interior, muy muy cabreada.
-¡Mírate! -le grito, haciendo énfasis a su persona- ¡Por este tipo de escándalos no te digo las cosas! ¡¿Cómo es que siempre que salimos terminas enojándote?! ¡Maldición!
Entonces, veo como el pelinegro apretaba sus puños y tensaba su mandíbula, yo hice exactamente lo mismo mientras inflaba mis cachetes e Izumi murmuraba algo tras de mi. No obstante, no me esperaba el golpe en la pared de su parte.
-¡¿Ves?! -insisto en gritarle, sé que no es el momento por lo cabreado que estaba mi mejor amiga pero él debía ver el tipo de escándalos que formaba cuando se trataba de sus celos.
Óbito no dijo palabra alguna y se tocó los nudillos que quizás luego, comenzarían a tornarse morados. Yo solo fui capaz de dar un suspiro cansado antes de ir hacia la castaña de mi amiga mientras me tomaba posaba ambas manos en mi cabellera gris.
-Ve a por un café, última vez que lo digo... ya luego hablaremos -digo, esta vez casi en un murmullo sin observarle.
-Vete a la mierda.
Dicho esto, siento como el azabache da pasos fuertes hacia la puerta del baño y sale rápidamente de allí, dando un muy gran y fuerte portazo, haciéndome dar un pequeño brinco mientras mordía mi labio inferior.
Ni pude evitar el sentirme mal, pues, la cabreada debís ser yo.
-Ups, Izune lo siento -era la voz de Izumi, quien me observaba muy apenada y me acariciaba el brazo como apoyo.
Y solté una risa pequeña, esta vez tomando a Izumi casi en brazos mientras acumulaba mi chackra para que no me costase tanto. No es que mi amiga fuese pesada, pero estaba muy cansada como para generar mas esfuerzo físico. Además del desgaste psicólogico que tenía con Óbito Uchiha.
-Descuida Izumi, se le pasará... -le digo, a la vez que camino hacia la puerta con ella encima.
Al hacerlo, noté el agujero que Óbito había dejado en la pared y suspiré. Rin no estará feliz con esto.
-Izune-sensei ¿Está bien? -a penas abro la puerta me encontré con la mirada preocupada de Uryu, quien me analizó de pies a cabeza al verme.
Sonreí de lado, el Uchiha siempre era tan atento.
-Sí, no te preocupes... es solo que Izumi está pasada de copas, nada grave -respondí, mientras salía de aquel baño y caminaba hacia el salón principal.
-¿Segura? -insistió a lo que asentí con la cabeza- digo, todos escucharon los gritos y con el equipo nos preocupamos... uhm.
Enseguida me volteo hacia él un tanto sorprendida ¿Tan fuerte eran nuestros gritos? No quería que nadie supiese lo de Sasuke i Izumi, pero si todos habían escuchado qué va.
-¿Qué escucharon? -pregunté, un tanto angustiada por pensar en como los rumores se desprenderían por toda la aldea.
Tobirama me mataría, después de todo estaba manchando el nombre del Hokage.
-No se entendía... pero escuchamos un estruendo y después Óbito se fue al sofá, ignorando todas las preguntas de Anko y Gai... ¿De verdad está bien Sensei? digo, no me gusta cuando le gritan de esa manera... a las mujeres en general.
No pude evitar el sentirme muy sentimental con las palabras de mi alumno, o de quedar perpleja, puesto que, Uryu no era una persona muy abierta con los demás y que lo hiciese conmigo de verdad me alegraba. Uryu Uchiha era y será un gran shinobi, eso lo sé con mucha certeza.
Pensar que le conocí con catorce años.
-Descuida Uryu, estoy bien y no todo es culpa de Óbito... realmente aprecio que te preocupes por mi ¿Ya ves que no es tan difícil abrirse a los demás? -le digo, con una sonrisa sincera.
Uryu enseguida enrojeció y corrió su mirada, un poco avergonzado. Lo admito, me causó demasiada ternura su reacción.
-No le diga al marrano de Kinoe que lo hice, por favor...
Solté una pequeña risa y asentí, solo para después llegar finalmente al salón principal donde todos estaban en silencio, incluso Izumi tras de mi. Aquello se me hizo extraño y analicé a las personas a mi alrededor, Anko estaba sobre un muy cabreado Obito mientras le molestaba, este solo estaba tirado en el sofá con su ojo cerrado y supuse que quería dormir toda la rabia que seguramente sentía conmigo. Aunque por lo visto con Anko encima se le haría muy difícil.
-¡Izune-sensei!
Enseguida quité mis pensamientos y la vista en el azabache mientras veía cono Kinoe junto a Sakura se acercaban a mi, ambos sorprendidos al ver a mi amiga en este estado.
-¿Qué le sucedió? ¿Podemos ayudar en algo? -preguntó la pelirosa y me sentí aliviada, después de todo fue buena idea que viniesen nuestros alumnos.
-Solo está ebria, ayúdame a llevarla hacia alguna habitación...yo no conozco esta casa -respondí hacia la genin y luego posé mi vista en mis alumnos- Uryu y Kinoe ¿Podrían prepararle un café? ¿Por favor?
Vi como el pelinegro y el castaño regañaban entre sí, sin embargo, al ver mi rostro de cachorro no dudaron ni un segundo en correr hacia la cocina. Sakura soltó una risita y luego de hacerle un ademán con mi cabeza, ambas comenzamos a subir las escaleras.
No pude evitar el voltearme una vez más para divisar a mi mejor amigo, quien ni siquiera se inmutó en verme o algo parecido, solo estaba ahí, bancándose a una ruidosa Anko.
Tal vez si, debí haberle dicho...
«...»
Sentada en el suelo helado del pasillo mientras ponía su oído en la puerta donde se encontraban Akemi e Itachi, estaba Rin, quien sonreía de sobre manera con todo lo que acababa de suceder. Ya había quitado a una del camino, solo le hacía falta la primordial.
Aunque no estaba enterada de lo que Izumi había hecho con Óbito.
Estuvo así unos segundos más, hasta que divisó la imagen del Hatake pasar directamente hacia la habitación del fondo con llaves en su mano derecha y una copa con lo que fuese en su mano izquierda. Algo que realmente se le hizo extraño y está de más decir lo que hizo la castaña luego de verle. Todos lo sabemos.
-¡Kakashi-kun! -exclamó, a paso rápido tras de él mientras este abría la puerta.
¡Maldición! Se dijo este para sus adentros al escucharla, ¿De todas las personas que había en la casa tenía que ser ella? El peligris no podía creerlo.
-Kakashi-kun ¿A quién tienes adentro? -preguntó ella, un tanto curiosa intentando ver hacia dentro de aquella habitación.
Por un momento creyó que podría ser alguna pareja o algo por el estilo, solo por como estaba el semblante del Hatake y eso la hacia estar muy curiosa e incluso hasta algo confundida.
-¿Por qué habría de tener a alguien ahí dentro? -intentó despistarle el peligris, sin soltar la perrilla de aquel trozo de madera.
No obstante, ya era muy tarde para que la chica no hubiese metido su nariz donde no le llamaban, empujando levemente al peligris y quedando así muy perpleja ante la imagen moribunda del hijo menor de Fugaku en el suelo mientras balbuceaba.
Enseguida se volteó hacia Kakashi, apuntando con su dedo al muchacho. El Hatake solo soltó una pequeña risa nerviosa y luego tragó saliva, adentrándose en la habitación.
-¿Qué demonios le hiciste a tu alumno? -preguntó ella, su semblante bastante desesperado.
Qué va, no podría salirse de esta.
-Esto es lo que sucedió luego de que largaras tu lengua con el marrano de nuestro compañero, así que no me pongas esa cara porque que no tuve nada que ver -respondió el Hatake, nuevamente intentando limpiar su imagen y hechos. Como si pudiese hacerlo.
-¿Nada que ver? -preguntó ella, muy angustiada mientras veía el rostro de Sasuke aún más pálido de lo normal- Kakashi, tu eres quien tiene la llave y lo que sea que le traigas, yo no veo a Óbito aquí.
Kakashi gruñó por lo bajo y maldijo a su amigo un millón de veces en su cabeza, pues, ahora tendría que bancarse a su ex novia solo porque él era un celópata de mierda. Grandioso.
-Además, esta es MI casa -Rin hizo mucho énfasis a esa palabra mientras se señalaba así misma- ¿Qué pensará mi clan cuando sepa que solo vinieron a embriagarse? O peor ¿Que pensará el clan Uchiha de nuestro clan luego de esto?
Ella estaba preocupada y mucho, la idea de su especie de fiesta sorpresa había salido a la perfección, pero no contaba con que sus invitados pudiesen ser tan idiotas como para embriagarse siendo ya personas grandes o para emborrachar a otras menores. Su madre la iba a asesinar luego de esto, incluso si Rin ya tenía veintitrés años.
-La idea de esto fue tuya, no me culpes ahora porque quedes mal con tu clan o con el clan Uchiha -respondió el Hatake, esta vez acercándose al Uchiha menor para levantarlo del suelo.
Y sí, se sintió culpable.
-Mi idea fue la junta, no el alcohol -insistió la castaña, casi perdiendo los estribos- Además ¿Cómo dejaste que Óbito hiciese algo así? ¿Por qué no solo le amenazó y ya?
Kakashi bufó.
-Óbito ya está grande como para tener que vigilarlo y créeme Rin, yo me pregunto lo mismo pero ya sabes como es...
Rin chilló para sus adentros y se tomó de los cabellos, un tanto desesperada con toda la situación. Todos se irían en su contra si se enteraban de esto, pero si el hermano mayor del chico ebrio no se enteraba y luego sabía que la castaña sabía, todo se volvería en su contra. No sabía que hacer.
-Si no quieres ver vomitar a Sasuke te sugiero que salgas -habló nuevamente el peligris, quien posaba al Uchiha menor en el sofá para que estuviese más cómodo. No sin antes haber dejado la copa en el suelo junto a las llaves.
-¿Kakashi cuando me enseñarás el chupori? -preguntó Sasuke, sus ojos bien entre cerrados y el peliplata se tomó la frente.
-Es chidori, y no está completo... tu solo manten silencio ¿Si? -sugirió, algo estresado al verle de esa manera.
Por otra parte, Rin comenzaba a exasperarse y finalmente no pudo más, no se iba a arriesgar a quedar mal con Itachi o con cualquiera del clan Uchiha. Su imagen era bastante valiosa, sobre todo si su madre trabajaba para el líder del clan Nohara.
-Basta, lo siento Kakashi-kun -el peligris se volteó a verle, confundido- debo decirle a Itachi.
Entonces, la castaña corrió hacia la salida y el peligris entró en pánico, tomando así las llaves rápidamente para después seguir su paso y cerrar la puerta antes de que esta pudiese escapar.
-Ni siquiera lo pienses -espetó el Hatake, su semblante bastante serio.
-Kakashi sal de esa puerta ahora mismo -los puños de la castaña se cerraron mientras le fruncía el seño. El peligris negó con su cabeza.
-Si le dices, tendrás una gran batalla dentro de tu casa Rin y sé que eres consciente para saber que eso es mucho peor que tener a alguien ebrio en casa.
Las palabras de Kakashi eran firmes y verdaderas, sin embargo, la castaña comenzó a forcejear para sacarle de allí. Entonces, el peligris no tuvo mas opción que cambiar su posición con la de ella, apegándola de espalda contra la puerta, quedando así él muy cerca de su rostro.
Ella se sonrojó enseguida y aflojó su agarre al verle de tan cerca, su respiración chocando con la frente de Rin a través de su mascara. Enseguida el peligris sonrió para sus adentros al notar su reacción y con la llave cerró definitivamente la habitación, lanzando luego la llave hacia atrás. Kakashi seguramente se iba a arrepentir de esto luego, pero no había otra opción para mantenerle en silencio.
Óbito, pagarás muy caro por esto. Pensó, maldiciéndolo para sus adentros una y otra vez. Después de todo, le estaba salvando el pellejo a él, puesto que, a Kakashi no le afectaría que le dijese porque según este, no tuvo nada que ver.
-No le digas a Itachi... -murmuró el jounin, su respiración aún chocando con el rostro de la chica.
-Pero Kakashi-kun, mi clan...-intentó reprochar, sin embargo, el peligris no le dejó terminar.
-Me vale.
Dicho aquello, bajó su máscara con cuidado y acercó su rostro al de ella, solo para después besarle de una manera lenta y suave. Rin por supuesto, muy perpleja no dudó en responder y en pasar sus manos por el tórax del Hatake de manera provocativa. Sin importarles el hecho de que el hijo menor de Fugaku estuviese ahí.
Lo siento, Tsunade.
Kakashi aunque no quisiera admitirlo se sintió un poco nostálgico y mal al sentir los labios tan suaves de la Nohara, incluso se podría decir que los había llegado a extrañar ¿Hace cuanto no la besaba? ¿Hace cuanto no era capaz de sentir cosas por ella?
Después de todo, su relación duró mas o menos unos cinco a séis años, y él... había tirado todo a la basura solo por Tsunade, a quien por cierto adoraba y estaba olvidando, pues, probablemente no le gustaría enterarse de lo que estaba haciendo junto a su ex novia.
O lo que estaban a punto de hacer...
«...»
Izune Senju.
Ya era bastante tarde, aunque no quisiera ver la hora en el reloj lo sabía con certeza por la cantidad de gente que había y sobre todo, por como estaban. Finalmente, dejé a Izumi en el sofá cama que había en el salón principal frente a Óbito luego de darle café y cuidar de ella, luego sin reproches solo se quedó dormida. Gai, Kurenai, Anko y Asuma también dormían plácidamente en una colchoneta que ubicaron en el centro, mientras que Uryu, Naruto, Kinoe, Kiara y Sakura prefirieron ir a la sala de estar a un lado de la cocina.
En una situación normal les diría que la Sarutobi durmiese junto a Sakura y que ellos lo hiciese juntos, para evitar malos entendidos... pero a este punto me daba igual, estaba muy cansada y sabía lo responsable que era Uryu con esas cosas así que no tenía de qué preocuparme.
Y finalmente, el rey de Roma se encontraba durmiendo placidamente en el mismo sofá en donde estuvo antes, sin cobijas o algo encima.
Y sí, tuve ganas de ir y abrigarle como siemore, pero mi orgullo no me lo permitía...
En cambio, yo era la única en pie a estas horas, digo, en sentido figurado porque en realidad estaba sobre un cojín mientras me tomaba un té caliente para poder regular el frío que hacía en ese entonces a la vez que me preguntaba dónde podría haberse ido Shisui, puesto que luego de lo que sucedió no volví a verle. Además, me preocupaba la ausencia de Sasuke debido a que si el azabache se había enterado sobre el entrenamiento se me hacia algo extraño que no hubiese hecho algo en su contra o algo parecido.
Mejor ni imaginarlo.
Ni hablar de Itachi, fue como si hubiese venido sin venir, pues, no le vi desde que fuimos por Óbito esta tarde y quedó a solas con Izumi, pero por lo visto si hizo acto de presencia por como estaba mi amiga luego de verle aquí con otra chica. O esas fueron sus palabras mientras se tomaba el café y se aguantaba las lágrimas.
Estaba tan reflexiva que hasta llegué a pensar en Tobirama, en lo enojado que ha de estar por irme de la ceremonia así como así y no volver a casa.
Ugh.
Di un gran suspiro y luego tomé un sorbo de mi té, no había sido tan mala noche después de todo. Incluso si el objetivo era animar a Óbito y solo terminé haciendole rabiar.
-Izune...
Enseguida volteé mi vista hacia la voz que tanto conocía, un tanto confundida por el hecho de que generalmente era yo quien hablaba al otro cuando peleábamos así y también, porque se suponía que estaba dormido.
Aunque por su rostro y cabello desordenado pude adivinar que acababa de despertar.
-Ve a dormir, te vas a resfriar ahí en ese cojín -volvió a hablarme desde el sofá mientras daba un bostezo, esta vez en un murmullo para no despertar a alguien más. Su semblante aún serio mientras se acomodaba.
-No hay más camas y no me sentiría a gusto durmiendo en algún dormitorio de arriba, pero gracias por preocuparte -respondí, solo luego para volver a tomar el último sorbo de mi té.
Enseguida escuché a Óbito gruñir por lo bajo y luego volver a acomodarse en el sillón, causándome algo de gracia por lo largo que era mi amigo y lo pequeño que era el sofá. Entonces, cuando pienso que volverá a conciliar el sueño, nuevamente me dirige la palabra;
-Ven, creo que caes aquí.
Me sorprendí ante sus palabras por un segundo, sin embargo, hice caso a su sentencia mientras me ponía de pie y caminaba a un lado del sofá, necesitaba cobijas.
-¿A dónde vas? -preguntó una vez al verme lejos del sofá.
-Por cobijas... -respondí, a lo que él solo asintió y seguí mi camino.
Entonces, me dirigí a la sala de estar y les robé unas cuantas fresadas a mis alumnos para luego volver con un adormilado azabache sobre el sofá. No pude evitar el sentirme un poco nerviosa e insegura de llegar y lanzarme junto a él luego de lo que sucedió, esto debido a que Óbito realmente se veía muy molesto conmigo antes.
Incluso si yo debía ser la molesta con él.
No obstante, sin titubear lancé las cobijas sobre él, este pegando un brinco al haberle tapado hasta la cabeza y solté una pequeña risa al ver como sacaba su cabeza de allí a regañadientes. No demoré mucho en abrir las tapas y recostarme a su costado, mis piernas saliendo de aquel corto sofá a la vez que intentaba abrazarle, pues, él no quería hacerlo.
-¿Aún sigues molesto? -pregunté casi en un murmullo, mientras tomaba sus brazos para que me envolviese con ellos.
Él hizo una mueca y se rindió ante mi, dejando sus brazos exactamente donde yo los había puesto, a regañadientes. Eso hizo que me sintiese un poco mal.
-Me mentiste Izune... -murmuró, esta vez dando un suspiro mientras se acomodaba mejor en aquel incómodo sofá.
-Lo siento Óbito, pero sabía que armarías un escándalo u dejarías de hablarme si te lo decía...-respondí, acurrucándome en su tórax mientras acariciaba este mismo con mi dedo índice y suspiraba.
-Da igual -dijo él, apretujándome con sus brazos y sentí un beso corto en mi cabellera gris- supongo que de todas maneras se me fue la mano con todo esto...
Entonces, por alguna razón mi brazo bajó por el abdomen del azabache y metí mi mano bajo su playera, acariciando su cuerpo trabajado. Me encantaba acariciarle de esa manera, ni idea del por qué.
-¿Por qué siempre tienes las manos frías? -preguntó, esta vez bajando uno de sus brazos para tocar mi mano por debajo de su playera.
En cambio, solo subí mis hombros en señal de no saber y él soltó una pequeña risa, a lo que no pude evitar el subir mi rostro y observarle. Este me sonrió de lado, posando así su mirada sobre mis labios y remojando los suyos, como si quisiera besarme.
Y no estaba equivocada...
En efecto, el pelinegro acortó nuestra distancia y unió sus labios a los míos en un beso de corta duración y muy lento. Algo impropio de él.
-Estás castigada Izune, no más besos para ti -habló con gracia al ver mi rostro confundido- no me culpes, aún estoy molesto.
Entonces, ignoré sus palabras y volví a juntar nuestras cavidades bucales esta vez en un beso más íntimo y pasional, Óbito se reprimió por unos segundos intentando quitarme de encima. No obstante, solo le duró unos segundos, pues, ya luego me correspondía.
Y si...?
Mi mano comenzó a bajar lentamente por el abdomen del azabache mientras le besaba, este enseguida metió su mano bajo mi playera para acariciarme el busto sobre mi brasier, siguiéndome la corriente sin quejarse. Entonces, cuando finalmente encontré el cierre de su pantalón no dudé en bajarlo y meter mi mano sobre su pito al desnudo. Esto solo hizo que Óbito se tensara y sonriese en medio de nuestro choque de lenguas, provocándome de sobremanera al luego morder mi labio inferior y presionar mi busto derecho con más fuerza.
Tal vez, esta era la noche indicada sin interrupciones o Bakakashi...
// Espero hayan disfrutado la lectura, esto es un mundo alterno pero igual puede contener spoilers.
¡Hola hola! Así que Rin, Kakashi, Izune y Óbito no perderán el tiempo😏😏 jaja ¿Qué les pareció el capítulo? La verdad es que iba a haber mas diálogo en la escena de Óbito e Izune pero el capítulo tiene 5,300 palabras y mi teléfono se pega en las 4,000 así que deben imaginarse el martirio que fue escribir de ahí en adelante😔 en fin, espero les haya gustado y muuuuchas gracias por leer mi historia las amo un montón💖💖 que tengan un lindo día y mucho amor🙌🙌💖
Ps: he notado que hay personas que quieren a Óbito con Izune, pero también otras que quieren a Shisui con Izune 😱😱 ¿Ustedes que opinan?
Ps3: disculpen la demora y palabras mal escritas, 💔💔
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