veintiséis; frágil.
"Si atraviesas un infierno, sigue avanzando..." Winston Churchill, Shocking heaven, D.H. Sidebottom.
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-Itachi ¿Crees que se molesten si...?
La chica de cabellos claros no pudo terminar su sentencia debido a que el Uchiha de coleta había atrapado sus labios fugazmente por quinta vez desde que habían entrado en la habitación luego de que ambos se aburrieran en medio de los antiguos compañeros de clase del azabache. Akemi no dudó en corresponder con algo de vergüenza, enredando sus manos en el cabello de este mismo y dejándose llevar.
Después de todo, ella era la que estaba en bragas mientras que él tenía su pecho al descubierto, ambos encima de la cama con Itachi sobre Akemi, aquella cama que era especialmente para esas ocasiones según Rin.
-¿Hasta cuando te quedas? -fueron las palabras del Uchiha, una vez se separaba de sus labios y bajaba hasta su cuello.
-Hasta mañana... solo vine por el anuncio del nuevo Hokage. -respondió, sintiendo como su cuerpo se llenaba de adrenalina por los besos del muchacho. Le prendía de sobremanera.
-Entonces tendremos que aprovechar el tiempo...-murmuró él con una leve sonrisa.- porque creo que estoy interesado en alguien mas...
Akemi soltó una risa leve, acariciando la gran espalda del hijo mayor de Fugaku y luego suspiró. Aliviándose al escuchar aquello del chico que le llevaba hasta las nubes un año antes, quien le enseñó lo que era sentir un gran orgasmo y sobre todo, quien le quitó la virginidad.
-Supongo que esto es una despedida...-dijo ella, aún en su posición- pues yo también estoy enamorada de alguien más...
Itachi subió su rostro con una sonrisa al escuchar sus palabras y ambos se miraron a los ojos, analizándose entre si. Y ella le sonrió de vuelta solo para después besar los labios del Uchiha fugazmente, subiendo la temperatura de la habitación y de ellos mismos.
Después de todo, su relación había sido muy bonita y casual, Akemi era buena chica como para haberse ganado el corazón del ninja misterioso. Sin embargo, ambos funcionaban más como amigos que pareja y así mismo le dejarían luego de aquella noche de despedida.
Akemi al sentir su temperatura elevarse, para facilitar el trabajo del chico se dedicó a quitarse por completo su vestido y luego quitarse el brasier, mientras que Itachi solo acariciaba sus glúteos y mordía su labio inferior para no decir algo indebido al verla de esa manera. Él a pesar de todo era un caballero, su madre le había criado así y no se quejaba.
Ella le sonrió peligrosamente luego de separarse para mover sus senos al compás del ambiente y él no dudó en acercarse a sus labios enseguida a la vez que quitaba sus manos del trasero de la chica, solo para luego meter una de ellas bajo sus bragas y acariciar la parte externa de su feminidad, mientras que con la otra se afirmaba en la cama.
Akemi sonrió con mejillas rosadas al corresponder aquel beso mojado y se sintió feliz, pues, si se trataba de una despedida, debía ser bastante buena. Ella ya estaba enamorada de alguien más, pero necesitaba darle un último recuerdo a su primer amor.
La chica enredó sus piernas alrededor de su torso enseguida mientras el Uchiha seguía masajeando su parte baja con lentitud y precisión, a la vez que bajaba sus besos por el cuello y clavículas de ella, haciéndola estremecer. Akemi solo mordió su lengua al sentir dichas caricias mientras intentaba respirar correctamente.
Itachi es un experto con los dedos. Pensó, queriendo gemir. Sin embargo, al igual que nuestra conocida Izune, Akemi no era de gritos... prefería reprimirse.
Itachi en cambio, siguió en su labor por unos minutos, sintiendo como su gran atributo pulsaba con fuerza debido al placer y comenzaba a jadear al escuchar la respiración agitada de la chica, le provocaba seguir y seguir de esa manera.
Entonces, Akemi sintió la necesidad de meter sus manos bajo los pantalones del Uchiha, sedienta de aquello. Por lo que, no dudó en sacarle de encima para luego empujarle hacia un lado de la cama, quedando así ella sobre él de manera maliciosa mientra bajaba el cierre de su pantalón, sorprendiendo a Itachi. Sin embargo, él lucía tranquilo para lo que estaba sintiendo, el sudor corriendo por su frente y su miembro pulsando hacia fuera de su ropa interior.
Eso solo prendió aún más a la muchacha.
Ella no dudó ni un segundo en pasar sus manos por el torso descubierto del Anbu y besar así su abdomen varias veces dejando una que otra marca, para luego sentarse en sus piernas con fuerza y sacar a flote el miembro muy tenso y deseoso de Itachi Uchiha, acariciándolo enseguida con ambas manos de arriba hacia abajo mientras ella se frotaba su feminidad con las piernas de este, sintiendo como su temperatura no parecía bajar en ningún momento.
Itachi apretó los muslos de Akemi con fuerza a la vez que reprimía sus gemidos con morder su labio y respiraba agitadamente, observando con admiración el gran cuerpo sudoroso de Akemi. Sin embargo, se sorprendió en cuando observó que su rostro era el de Izumi. Él se había imaginado a la castaña.
No, el no podía estar pensando en ella en ese momento. Negó con la cabeza dos veces y siguió en lo suyo.
La chica jugó con su pito muchas veces, subiendo y bajando sus manos, sin pasar su boca por aquella zona, eso no era lo suyo. Sin embargo, eso solo provocaba uno que otro gemido saliendo por su boca y la del Uchiha. Aún así con todo aquello ambos querían más y lo sabían con certeza por las gotas de sudor que caían de sus cuerpos. Itachi ignorando el hecho de haberse imaginado con la castaña y Akemi disfrutando del momento.
La muchacha ya cansada de jugar, muy agitada se dedicó a bajar sus bragas y a frenar a Itachi en cuanto este iba a volver a su posición para estar sobre ella, algo que lo dejó bastante perplejo, pues, cuando él le conoció a penas sabía de esas cosas y ahora ella parecía la que tenía más experiencia. Sobre todo cuando esta misma fue quien se introdujo el miembro pulsante de Itachi al sentarse sobre este y ahogar un gemido, pues de esa forma se adentraba de golpe.
El Uchiha no pudo evitar que un gemido se escapase de su boca ante tal acción rápida, apretando así las nalgas de la chica e intentando adentrarse aún más, viendo como el sudor corría por medio de sus senos.
Entonces, Akemi con una sonrisa comenzó a saltar sobre él, sintiendo como el placer se apoderaba de ella y reprimía sus gemidos de vez en cuando con Itachi moviéndola de arriba hacia abajo para aumentar la velocidad, sintiéndose completamente lleno de placer. En definitiva, era una grandiosa despedida.
No obstante, al observar a la chica detenidamente nuevamente imaginó a Izumi en esa posicipon, eso provocándole aún más placer del que ya sentía y recordando como la castaña gemía junto a él aquella vez que él la sobornó para conseguir su silencio, necesitando así esos gritos tan notorios de ella para sentirse aún más lleno.
-Gi-gime -murmuró el Uchiha, jadeando considerablemente sin frenar sus embestidas ni los saltos de Akemi.
Ella le observó confundida, soltando su labio para no reprimir uno de sus gemidos despacio, pues, se le hacía extraño que el de coleta le pidiese algo así. Itachi gruñó.
-Más fuerte -dijo, esta vez él mordiendo su labio mientras cerraba sus ojos y corría su cabeza hacia atrás.
Entonces la muchacha un tanto extrañada no reprimió más gemidos, esta vez llenando el silencio de la habitación y haciendo que el Uchiha de coleta llegase hasta un punto que jamás había conocido. Aunque, de igual forma le preocupó el hecho de imaginarse a la tierna e inocente Izumi de esa forma sobre él. Incluso si ya estaba comenzando a admitir las cosas que sentía por la castaña, le demostraba a todo el mundo de que la quería lejos de él. Vaya a saber uno el por qué.
Así, ambos estuvieron de esa manera una embestida tras otra hasta llegar al clímax, Akemi cayendo exhausta sobre el Uchiha mientras este le besaba los labios suavemente y con mucho cariño de por medio.
Itachi al separarse y verla acomodarse en su torso suspiró, había sido una buena despedida a pesar de todo... Incluso si pensaba en Izumi.
«...»
-¡Izune-san!
A penas ingresó al salón principal la peligris escuchó como le llamaban entusiasmadamente desde la mesa de centro y se maldijo por dentro al notar que se trataba de Maito Gai. Él se encontraba sentado en un cojín junto a Kurenai, Anko, Hayate y Asuma, el tío de su adorada pelinaranja Kiara Sarutobi. Mientras que a un costado ella misma estaba en el sofá junto al Uzumaki, Sakura, Kinoe y Uryu, todos conversando animadamente. Menos Uryu, quien estaba muy molesto con sus compañeros de equipo por lo sucedido con su sensei.
Izune frenó sus pasos sin saber que hacer y observó hacia atrás, preocupada por si el azabache le había seguido luego de haber arrancado así como así y con algo de miedo de que alguno de ellos especulase algo sobre su persona y Shisui. Después de todo, a la clase de Óbito le encantaban los chismes... o eso pensaba la peligris al menos, y no, no lo creía solo por su experiencia con Rin.
O tal vez si.
-Ohayo? -respondió ella, muy confundida y algo nerviosa.
Gai sonrió abriendo sus brazos y haciéndole un ademán de que se acercase junto a ellos. Algo que la muchacha hizo con mucha inseguridad, pues, ella necesitaba ver a Óbito enseguida. Si no lo hacía pronto se volvería loca.
-¿Quieres jugar? -preguntó la chica de cabellos desordenados, ganando al de cejas gruesas.
-Etto... no lo sé -respondió ella, nuevamente observando hacia ambos lados con inseguridad- ¿A qué están jugando?
-Verdad o reto, Anko pierde todo el tiem...
A penas la peligris iba a sentarse a un costado de Kurenai, la frase de Hayate fue interrumpida por otro peligris que corría con mucha rapidez hacia todos ellos, su semblante serio y sus puños apretados, bastante molesto. Izune no dudó en pensar en el azabache enseguida al verle, pues, Kakashi siempre se ponía de esa manera cuando este cometía una locura y lo sabía con certeza, incluso si ella no conocía del todo al Hatake, por lo que, no dudó en ir hacia él y fruncir el seño, muy confundida. Este le negó con la cabeza al notar que ella se había dado cuenta del por qué de su molestia.
-Oah ¿Por qué tan molesto mi querido rival? ¿Cuándo será el día en que la llama de tu juventud se...
-¿Han visto al marrano de Obito? -le interrumpió el Hatake, esta vez tomándose de los cabellos mientras maldecía por lo bajo.
-¿Por qué? ¿Qué hizo? -enseguida la chica de ojos rojizos y cabello gris se interpuso en la conversación, teniendo toda la atención del Hatake.
-Ya después te explico zopenca -suspiró hacia ella, para luego tocar su hombro y negar con su cabeza.
Aquello no la dejaba conforme para nada, porque él solo estaba omitiéndole información sin decir de qué se trataba y ella no sabía si era para que los demás no supiesen o porque no quería contarla a ella. Izune gruñó por lo bajo, cruzándose de brazos.
-¿Y? ¿Le han visto? -insistió el peliplateado, desesperado.
Entonces al escuchar sus palabras, el de cejas gruesas ladeó su cabeza pensativo para poder responder, sin embargo, fue la chica de cabello desordenado quien respondió hacia él;
-Fue al baño, lleva más de una hora allí... ¿Por qué?
Solo eso fue suficiente para que ambos peligrises se fuesen de ahí directamente hacia el baño del salón principal con mucha prisa. Kakashi maldiciendo a su amigo en su interior por haber encerrado al hijo menor de Fugaku ebrio en la habitación e Izune muy confundida con todo lo que estaba sucediendo, preguntándose qué había hecho su confidente esta vez.
Si no es una cosa, es otra... Pensó ella, muy frustrada.
Solo esperaba que no se hubiese enterado sobre lo de ella y Shisui, porque si era así seguramente el azabache se volvería como loco e Izune se sentiría muy mal, pero es que, no podía evitarlo. Shisui siempre se atravesaba en su camino y ella se lo permitía, era algo extraño. Porque ella amaba estar con su mejor amigo, pero ahora también le gustaba la compañía de Shisui.
Si seguía así, se volvería loca... o al menos eso pensaba ella.
«...»
-Siempre pensé que la tenías chiquita, pero es más grande que la de Shisui... Ops, no le digas que te lo dije.
E
l azabache se atragantó al escuchar sus palabras, algo sorprendido mientras ella pasaba sus manos por todo el cuerpo de Obito y besaba su hombro por sobre la playera, esta en ropa interior sobre él, quien estaba sentado sobre el WC con las manos sobre las nalgas de Izumi, intentando poder calentarse de forma que su cuerpo actuase solo y ocurriese lo que tenía que ocurrir.
Sin embargo, le era imposible.
-Izumi, es difícil si no te callas la boca... -gruñó este, haciendo que esta le observara con una sonrisa ida y luego le besara los labios fugazmente, Obito correspondiendo enseguida.
Y entonces, el mismo azabache con sus malas intenciones desabrochó el brasier de la castaña, separándose enseguida de sus labios para bajar hacia sus pechos y lamerlos suavemente a la vez que apretujaba a la chica contra él. Aunque no pudo evitar la comparación en su cabeza de Izumi con su mejor amiga la Senju, pues, Izune le doblegaba la delantera a pesar de no tener la grandeza de Tsunade Senju y eso él lo adoraba. No es que no le gustasen los pechos pequeños, pero prefería aquellos con los que se podía hacer de todo... Como los de Izune.
Rusas, un montón de ellas... Inmediatamente se estremeció ante el pensamiento de una rusa con su amiga la peligris ¿Hace cuanto no follaban ya? ¿Semanas? Ya había perdido la cuenta a este punto.
Finalmente, todo estaba bien entre ellos hasta el momento, las caricias del azabache eran perfectas hacia la vista de Izumi y el chico aún intentaba poder sentirse pleno con ella, puesto que, si podía tener un polvo gratis no se lo iba a perder o eso era lo que su cabecilla de abajo le decía que hiciese. Aunque de todas maneras se sentía culpable por ser la mejor amiga de Izune, sin saber si ella se molestaría debido a que no era una mujer celosa. Pero todo podía pasar y no quería que esta se molestase con él.
Enseguida negó con su cabeza ante su conciencia, no debía pensar esas cosas.
El chico comenzó a menear a Izumi sobre él mientras bajaba sus bragas y mordía su delantera para recién comenzar a subir su temperatura, sin embargo, todo se fue en picada cuando la chica comenzó a gemir exageradamente en su oído, cosa que a Óbito le irritó de sobremanera, desmotivándose enseguida.
Por no decir otra cosa...
Aquello solo provocó que el Uchiha saliese de sus pechos enseguida para observarla y taparle la boca con su mano derecha, esta soltando unas risas frenéticas ante su reacción. Óbito negó con su cabeza y bufó, intentando quitársela de encima. Ya no podía más, no podía aprovecharse de Izumi.
Ella estaba ebria.
-Vístete, iremos por Izune -dijo él, su semblante serio ante ella mientras le bajaba de encima con fuerza.
Izumi se cruzó de brazos e hizo un puchero, indignada y molestándose de inmediato al ver como el azabache subía el cierre de su pantalón e iba a por la ropa de ella. Aunque ella creyese cualquier cosa en su estado, Obito lo hacía por su bien.
-¿Por qué? ¿Ya te aburriste? ¿O porque prefieres follar con ella? -reclamó, nuevamente derrapando una que otra lágrima.
-Izumi, no es eso... estás ebria -explicó el azabache con un suspiro, esta vez poniéndose de pie para hacerle entrega de sus ropas.
La castaña negó con su cabeza y lanzó sus ropas al piso como una bebé malcriada, solo para luego sentarse en este mismo suelo helado y comenzar a llorar desesperadamente. Obito de inmediato le observó detenidamente a la vez que contaba hasta diez para no decir algo indebido u hacerla sentir mal, pero su paciencia estaba casi al límite y ya llevaban mucho tiempo en aquel lugar como para que alguien no se diese cuenta de su ausencia. Sobre todo Kakashi, quien volvería a la habitación para ayudar a su alumno en cualquier momento, y cuando se diese cuenta que nadie le abriría se molestaría mucho, tanto hasta el punto de ir por él.
No podía arriesgarse, a pesar de que había intentado follar con Izumi eso tampoco debían saberlo, pues, aunque ella fuese quien le provocó... el sobrio era él y a quien culparían de abuso u cualquier cosa, también sería hacia su persona.
-Izumi por favor, vístete -insistió, agachándose a su altura para tomar el brasier de ella y estendérselo con su mano.
Ella negó con su cabeza mientras sollozaba con mas fuerza y el azabache solo se tomó la frente, rendido a la vez que ponía su ojo en blanco. Si la chica no iba a colaborar tendría que hacerlo a la fuerza, era su única opción para poder sacarla de allí y que alguien mas le ayudara porque él no era bueno en esas cosas, tal vez podía cuidar a un montón de ancianos... pero una mujer deprimida y borracha, eso era cosa de expertos. Y obviamente, él no era uno de ellos.
A penas el pelinegro intentó ponerle el brasier a la fuerza, la castaña se alejó de él rapidamente y se dirigió al WC, levantando la tapa de este con desesperación. Obito entró en pánico al darse cuenta de lo que estaba a punto de suceder y chilló en su interior ¿En qué momento se le ocurrió ir a orinar en el piso de abajo habiendo un baño arriba? No lo sabía, sin embargo, se arrepentía de haberlo hecho al ver como la chica se metía los dedos en su garganta, disgustándose enseguida.
¿Por qué siempre yo? ¿Acaso es el karma? Pensó, suspirando al recordar lo que había hecho con el hermano menor de Itachi, pues, seguramente él estaría igual.
La castaña estuvo varios minutos así mientras que Obito intentaba ser de ayuda al recoger su cabellera larga y maldecirse una y otra vez por haber ido a orinar en aquel baño u siquiera haberse quedado con ella cuando pudo ir en busca de alguien mas. Aunque de todas maneras sentía pena por la chica debido a que el día de mañana no recordaría nada y estaría fatal, todo por culpa de Itachi. Si tan solo el chico le diese un poco de atención tal vez ella sería un poco más feliz y no diría esas cosas sobre Izune o el mundo, porque al azabache le dijo un montón de cosas, cosas que él haría como que nunca escuchó.
No necesitaba divulgar aquella información.
Entonces, mientras el azabache pensaba en aquello, la puerta del baño sonó con fuerza varias veces, alertándolo enseguida.
-¡Obito, sal de ahí o iré a por ti, tu sabes el por qué!
Y gruñó al escuchar la voz del peliplata gritar, estaba molesto, muy molesto y eso lo sabía con mucha certeza. Obito no dudó en soltar el cabello de Izumi a la vez que nuevamente le entregaba su ropa con rapidez y algo de nervios, ni de joda la sacaría semidesnuda de allí. Sobre todo por lo chismosos que eran los de su clase, si ella salía de esa forma con él... los rumores llegarían a todas partes de la aldea y el azabache no quería eso.
No quería manchar su imagen, él debía ser Hokage.
-Mira Izumi, solo necesito que te vistas y no diré nada de lo que sucedió... no queremos que te tilden como una ebria necesitada ¿Verdad? -intentó convencerla en cuanto esta largaba la cadena del WC y se ponía de pie, balanceándose un poco.
Sin embargo, Izumi al escucharle soltó un bufido y luego se volteó para observarle, quitando su brasier de las manos del azabache con gracia. Este le observó confundido.
-Eso es porque te conviene, tu no quieres que nadie lo sepa porque a Izune le puede molestar y como a ti te gusta Izune... eso mismo -escupió las palabras con sarcasmo mientras se ponía el brasier sin problemas,para luego agacharse con dificultad y tomar su vestido azulado junto a sus tacones.
-¿Por qué a todos les dio por creer que me gusta Izune? ¡Es solo mi amiga y follamos de vez en cuando! ¡No por eso debe gustarme! -exclamó el azabache hacia ella, esta vez molesto y perdiendo su paciencia con la chica, aunque se estuviese mintiendo así mismo. Se contradecía solo con sus palabras.
La castaña en cambio soltó una pequeña risa, intentando poner sus pies en los tacones a la vez que se afirmaba en Obito. La puerta volvió a sonar con más fuerza y el pelinegro se sentía muy presionado al ver como Izumi no se apresuraba. Aunque le molestaba que ella dijese esas cosas sobre él, tal como lo había hecho su mejor amigo unas horas antes.
-Si claro campeón, como digas -dijo ella, su voz algo extraña. Este la observó con el seño fruncido y molesto.- ¿Un consejo? ten cuidado porque Shisui va muy adelantado a comparación tuya...
El Uchiha quedó perplejo ante sus palabras, sin embargo, negó con su cabeza al recordar lo ebria que estaba la muchacha así que podía decir cualquier burrada que se le diera la gana solo para molestarle, por lo que, no creería en sus palabras.
Su amiga no sería capaz de estar con ese imbécil ¿Verdad?
Obito volvió a negar con su cabeza mientras se acercaba a la puerta con Izumi tras de él, escuchando como Kakashi golpeaba una y otra vez aquel pobre trozo de madera. El azabache enseguida no demoró en quitar el seguro y abrirla para quedar frente a frente con la mirada muy molesta del peligris, quien estendió su mano de inmediato como si le estuviese pidiendo algo.
-Ya va, Kakashi ¿Por qué tanto alboro-Izune? -fue lo que salió de sus palabras al notar la presencia de su mejor amiga a un costado de su amigo, su semblante también molesto.
Eso solo hizo que sus nervios se incrementaban al escuchar como Izumi balbuceaba tras de él.
-Entrégame esas llaves, Obito -Kakashi fue firme, aún con su mano estirada e ignorando el hecho de que este solo posaba su vista en la Senju y no en él- Ahora.
Este enseguida sacó las llaves de su pantalón y se las entregó sin más, sintiendo como la mirada asesina de la peligris penetraba sus sentidos. ¿Kakashi le había dicho?
-¿Qué hiciste esta vez? -fueron las palabras de la Senju en cuanto el peligris se alejaba de ellos rapidamente con las llaves en mano, dejándole muy confundida por no haberle dicho qué ocurría entre ambos.
-Etto...
El azabache rascó su nuca con nerviosismo sin decir palabra alguna, sin embargo, el sonido de Izumi gimiendo dentro del baño alarmó a la jounin que este tenía en frente. Obito abrió su ojo de par en par sin saber lo que la castaña estaba haciendo detrás de él y muy perseguido por como Izune le miró. Perplejo.
-¿Quién está dentro Obito? -preguntó ella entre dientes, rogando interiormente con todas sus ganas de que no fuese Rin con quien él estuviese.
Si así fuese, esta vez ella sería la que le haría un escándalo. Aun si solo fueran mejores amigos con derecho a todo.
Al no obtener respuesta de Obito, la chica le empujó para poder entrar, sorprendiéndose enseguida al ver como su amiga se metía los dedos dentro su feminidad y gemía el nombre del hijo mayor de Fugaku, mientras lloraba desconsoladamente. Una escena bastante excentrica a decir verdad.
Óbito también se sorprendió.
Izune no dudó en voltearse hacia su silencioso y muy nervioso amigo con su mirada amenazante, apuntando a su amiga con su dedo índice con una pequeña vena pulsando en su frente.
-¿Puedes explicarme por qué mierda Izumi está así?
-Etto...
Obito sonrió con inocencia e intentó abrazarla para no tener que mentir, sin embargo, ella estaba muy molesta y el azabache no sabía si alegrarse o preocuparse, porque si se molestaba podría ser por celos... o tal vez porque pensaba que este le había hecho algo y tendría que correr por su vida. Ella no lo sabía, pero Obito iba a mentir con todas sus ganas, no quería arriesgarse.
Después de todo, con quien quería follar... era con ella.
«...»
El viento flameaba con suavidad, todo estaba en silencio y calma en aquel lugar, tan así que solo los pasos del segundo líder del clan Uchiha eran audibles.
Aquel hombre apretaba sus puños mientras caminaba por el distrito de su clan, decidido y sin que nadie le viese, con una capucha negra sobre su cabeza y cuerpo. Solo el brillo de su sharingan era visible en toda oscuridad de aquella noche.
Debía de darse prisa.
Caminó con rapidez, incluso se podría decir que corrió en un momento y solo para llegar a una sola vivienda, la de Hikari Uchiha.
El hombre tocó la puerta dos veces hasta que la pelinegro se hizo presente, confundida al observarle allí tan tarde y sin avisar.
-Fugaku-sama ¿Qué se le ofrece?
La mujer era alta, su cabello azabache desordenado hasta los hombros, delgada pero formidable y esa misma noche llevaba un delantal rojo junto a unos guantes. Hikari a pesar de la hora, no tenía descanso cuando se trataba de su propio hogar.
Él no respondió y le empujó suavemente para ingresar a su vivienda, esta observándole con desconcierto, sobre todo si su sharingan estaba a la vista.
Algo andaba mal.
Hikari sintió enseguida un mal presentimiento recorrer cada parte de su cuerpo y no quiso cerrar la puerta, simplemente se afirmó en la perilla de esta y le observó cautelosamente.
-¿Sabes? Sé que es desubicado y muy irrespetuoso de mi parte ingresar así, pero quiero que sepas que no es nada personal...-fueron sus palabras, firmes a la vez que se quitaba la capucha de su cabeza.
La mujer presionó aquella perilla con más fuerza al escucharle, activando enseguida su sharingan. Fugaku hizo una mueca, su cuerpo temblando levemente al saber lo que estaba por ocurrir.
-¿Dónde está Shisui? -preguntó este, acercándose a ella de manera peligrosa.
-En el distrito Nohara ¿Hizo algo malo? -respondió la pelinegro, viendo como el segundo líder del clan quitaba su mano de la perilla para cerrar la puerta.
-No, Shisui es un chico obediente.
La mujer por inercia se alejó de Fugaku al escuchar la cerradura de su hogar y se puso en guardia, tomando sigilosamente una cuchilla de su mesón que gracias a dios tenía en ese lugar por haber estado cocinando aquella tarde.
No es que Fugaku Uchiha fuese alguien a quien odiar para ella, menos alguien en quien no confiar por su gran amistad que llevaba con su esposa Mikoto, en especial lo yuntas que eran sus hijos desde pequeños. Sin embargo, su entrada tan repentina, los rumores sobre lo que ocurrió con la abuela Hanaro y la presencia de Madara en la aldea, le hacían desconfiar sobre su visita de noche.
Sin contar lo activado que estaba su sharingan y lo temblorosa que estaban las manos del hombre. Había que estar muy ciego como para no darse cuenta de que había algo extraño, y que algo muy malo estaba por ocurrir.
-Entonces ¿A qué se debe su visita? he oído que Madara-sama ha vuelto... -murmuró ella, apretando la cuchilla con fuerza.
Fugaku sonrió, de lado pero lo hizo. Eso solo presionó más a la fémina presente.
-Créeme, esto me duele más a mi que a ti... -susurró él, acercándose a la Uchiha mientras posaba su vista en el suelo.
Hace a penas unos minutos estaba seguro de lo que iba a hacer y ahora comenzaba a dudar.
Su honor, su orgullo como Uchiha y líder del clan para proteger a los suyos, todo tirado a la basura por un bien que ni siquiera sabía existía.
Entonces, la mujer no dudó en atacarle a una velocidad impresionante, sabía que jugaba con algo prohibido al atacar a su líder pero no había otra alternativa.
Lo siento, Shisui.
La mujer quedó tras el hombre con la cuchilla en el cuello de este, su semblante serio y la mirada decidida. Sin embargo, Fugaku no se movió de su posición y sonrió de lado.
-Como siempre, muy impaciente...-murmuró él, esta vez volteando su mirada para poder verla fijamente a los ojos- realmente lo siento, Hikari... nunca pensé que tendría que ensuciar mis manos de esta manera... Siempre te recordaremos como una mujer buena y trabajadora, fuiste una gran Uchiha.
-¿Por qué?
La mano de la mujer tembló y se frenó por completo ¿Por qué no solo cortaba su garganta y se bancaba la cadena perpetua en cárcel? no podía, su mano no se lo permitía.
-Lo siento mucho... Mangekyou sharingan.
Entonces, la mujer intentó actuar con desesperación al ver aquellos desastrosos ojos que nadie sabía su líder había despertado, pero fue muy tarde. Al cortar su garganta, la imagen de Fugaku se desvaneció como una nube de humo y la habitación comenzó a balancearse.
¡Maldición! Pensó, buscando al Uchiha con desesperación, pues, a esta altura no podría salirse de aquel genjutsu y sabía lo que le deparaba. Solo necesitaba decir unas palabras antes de desaparecer.
Por otra parte, Fugaku tenía su mandíbula tensa mientras sostenía el cuerpo inerte de la mujer y le observaba sus ojos perplejos, junto a su boca entre abierta.
Él no dudó en cerrar sus párpados y luego dejarla en el sofá, lo que el castaño sentía en ese preciso momento no se lo deseaba a nadie. Ese dolor y angustia de ensuciarse las manos con personas que él deseaba proteger, no estaba bien.
Lo que hizo no se lo perdonaría jamás.
Entonces, el Uchiha se dirigió a la cocina y apagó el fuego en donde ella preparaba la cena, sintiéndose completamente miserable. Sin embargo, debía seguir con el plan, por lo que, sacó una cuerda de uno de los muebles y luego fue a por tinta, junto a una hoja de papel.
Así terminó la escena, Hikari Uchiha estaba inerte en el living de su hogar colgada de una soga mientras que en el mesón se encontraba una emotiva carta para su único hijo, Shisui Uchiha.
Todos se divertían, posaban su atención en la anciana y en Óbito, sin saber que aquella mujer también estaba en peligro.
Fugaku dejó el lugar, solo para regresar a su hogar y fingir que nada sucedió, a pesar de sentir esa presión horrible en su pecho. Pero debía seguir así, por su gente y por su clan... aunque después de esto, ya no estaba tan seguro de continuar.
Quizás, Madara esté equivocado esta vez...
// Espero hayan disfrutado la lectura, esto es un mundo alterno pero igual pueden haber spoilers.
¡Hola! Sé que prometí cosas hot pero creí que todo me alcanzaría en este capítulo y como ya ven... no me alcanzó, o sea, lo digo por si quieren ver a Izune en acción😏 tendrán que esperar hasta el siguiente capítulo jaja ¿Qué opinan del capítulo? ¿Cómo quedó? ¿Mucha narración? Diganme ustedes jaja😔 en fin, les doy las gracias infinitas por leerme de todo mi corazón y que tengan un hermoso día, las amo amo amo😍💖
Ps; ¿Alguien sabe donde está Rin? Jaja
Ps2: adiós adiós! 😍
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