veintinueve; visión.
"El hombre débil se vuelve fuerte cuando no tiene nada, porque solo entonces puede sentir la locura de la desesperación..." La compañía blanca de Arthur Conan Doyle.
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Izune Senju.
-Óbito ¡Basta! estamos en la calle...
Solté unas risas frenéticas al sentir las manos de mi amigo pasar por mi cintura hacia abajo mientras posaba su cabeza en mi hombro como un felino cualquiera. Él también rió ante mis palabras y posó sus labios en mi mejilla en un sonoro beso. No pude evitar el soltar un suspiro con gracia ante su acción. Al menos por lo visto, ya no había rastro de enojo en su cuerpo luego de aquel blowjob, solo su manía de adularme al recordar que su papel en el asunto no fue suficiente.
Pues fue solo él quien había disfrutado.
-¿Ya te había dicho lo bonita que eres? -murmuró en mi oído y solté otra risita, mientras que ambos caminábamos por las calles de Konoha. Ya íbamos cerca del barrio Uchiha y mi cuerpo no daba más del cansancio.
-Ya calla, deja de ser tan patero conmigo que no estoy molesta -me quejé y él soltó unas risas, enseguida sujeté sus manos y le seguí el juego. No es como si me molestara la actitud cariñosa de Obito conmigo.
Entonces, cuando pensé que seguiríamos jugando entre nosotros y él insistiría en adularme como lo había hecho todo el camino hasta donde estábamos, Óbito simplemente frenó nuestro paso y me sujetó para no caer. Mis ojos demostrando confusión ante el piso de tierra.
-Óbito ¿Qué diab...?
No pude terminar mi sentencia debido a que el Uchiha había tapado mi boca a la vez que fruncía su seño hacia nuestro costado. En seguida posé mi vista hacia donde él observaba y tuve su misma expresión, entre confusión y preocupación. Varias patrullas de la policía militar de Konoha estaban en el barrio de su clan generando mucho ruido, con varios miembros de esta corriendo de un lado a otro. Me extrañó todo aquello, sobre todo por las horas en las que sucedía.
-¿Qué crees que haya ocurrido? -pregunto con mi tono de voz baja una vez el azabache destapaba mi boca y no dejaba de ver hacia el barrio, al igual que yo. Aún así me volteé a observarle.
Él de inmediato niega con su cabeza, aún con su semblante serio y su mandíbula tensa.
-No lo sé, será mejor que pregunte... -respondió, soltando mi agarre enseguida y dispuesto a ir hacia su antiguo hogar.
-Te acompaño.
-No, a ellos no les agradaría que tu...
No dudé en tomar su brazo con fuerza y observarle con molestia, si él pensaba que iba a quedarme ahí mientras él hablaba con los de su clan o se interponía en alguna mala situación, estaba muy equivocado. Me importaba bien poco si a la policía militar le molestaba que una Senju metiera su nariz donde no le llaman. Después de todo no había pasado mucho desde que la abuela Hanaro estuvo al borde de la muerte y no permitiría que algo así ocurriese de nuevo, si es que algo así había sucedido.
-Izune... -me reprochó al ver que no me soltaría de él mientras ponía sus ojos en blanco. Sabiendo que no podría refutarme.
-Anda, camina.
Dicho esto le oí gruñir por lo bajo con molestia. Pero aún así, este hizo caso a mis palabras y ambos nos acercamos a paso rapido hacia quienes bloqueaban las puertas del barrio Uchiha, solo dos ninjas de tipo guardia habían en aquel lugar. Ninjas que jamás en mi vida había visto, ni siquiera en las reuniones Uchihas.
Aunque a juzgar por sus vestimentas, pertenecían a la policia militar al igual que Shisui. Esperen... ¿A dónde se había ido Shisui? Me estremecí de tan solo pensar en que quizás podrían despedirle por no estar en una situación así cuando su trabajo se lo pedía si es que aún estaba en casa de Rin, aunque luego de lo ocurrido entre nosotros no le vi más. Quizás por esto desapareció de la nada.
A veces pienso muchas cosas innecesarias, ugh.
-No pueden estar aquí -habló uno de ellos enseguida al vernos, robusto y del cabello azabache característico de los Uchiha con su seño fruncido. Óbito dio un suspiro largo y luego miró al otro Uchiha de la derecha, este me observó de pies a cabeza sin pudor alguno.
Aquello solo hizo que observara mis talones en silencio con algo de incomodidad, sin soltar el brazo de mi confidente en ningún momento. Incluso si no fui capaz de verle su rostro. Así que de esta manera se sentía Óbito en medio del clan Senju cuando le observaban por ser un Uchiha...
-Neh, Kagami-san -habló este a mi costado, ignorando la sentencia del hombre robusto y fruncí el seño al escuchar aquel nombre.
No lo conocía. Algo extraño viniendo de parte mía.
-Óbito, no puedes estar aquí...
Entonces fue cuando ignoré la incomodidad de mi cuerpo y levanté la mirada para verle. Este tenía el cabello característico de todo el clan, aunque un tanto desordenado como lo hacía Shisui. De hecho, ambos tenían un aire bastante parecido para saber que no eran parientes cercanos, pues, Shisui solo tenía a su madre. También, tan solo por como vestía y por su postura, podría apostar que nos doblegaba la edad. Y fuerza.
-¿Qué está ocurriendo? ¿Por qué tantas patrullas? -insistió mi amigo, generando la molestia del hombre robusto. Aún así, este no dijo palabra alguna hacia él.
Aquel ''Kagami'' posó su vista en mi nuevamente y frunció el seño, haciendo que mis pocos pelos se erizasen. Solo para luego dar un suspiro largo y volver a dirigirse hacia Óbito;
-No lo sé, estoy de guardia hoy. -su tono fue despectivo a la vez que cruzaba sus brazos y me observaba. Óbito se tensó nuevamente y enseguida le pellizqué para que no fuese grosero u algo parecido, aunque este ni se quejó. Lo admito, aquel hombre me causaba escalofríos.
-Mientes, eres quien maneja la policía militar -gruñó mi confidente con molestia, frunciendo el seño- es imposible que no lo sepas.
Este bufó rendido y le tomó de los hombros con ambas manos para alejarlo de la entrada conmigo a su costado, su mirada bastante angustiada y seria para mi gusto. Yo solo seguí el paso de ambos mientras seguía sujeta de mi azabache.
-Kisuke, vigila el área -habló hacia el hombre robusto, este solo le asintió con la cabeza mientras nos alejábamos de allí.
Óbito aún estaba tenso y no sabía exactamente la razón, definitivamente este clan tenía más enredos de lo que imaginaba.
-Mira Óbito, no es que no quiera hacerte saber lo que ocurre... Solo no puedo decírtelo como es reciente y menos si vienes de la nada con la hermana del Hokage. Además, ya sabes como son las cosas aquí... -su mirada era penetrante y daba algo de escalofríos ¿A qué se refería? - Tal vez mañana se haga saber, pero mientras no tengamos las cosas concretas debo mantener silencio. Así que mejor les sugiero que se vayan... No es algo de lo que deban estar involucrados.
Óbito gruñó con frustración mientras se quitaba las manos de aquel tipo de encima.
-Pero Kagami-san yo...
Él no le dejó terminar sus quejas, esta vez frunciendo aún más su seño.
-Ahora.
De inmediato entreabrí mi boca con sorpresa ante el hecho de que el pelinegro hiciese caso a la sentencia del tal Kagami con tanta facilidad, pues, usualmente Obito hubiese reprochado hasta que aquel hombre le dijese lo que sabía o algo pero esta vez nada. Y quise frenar enseguida para observar hacia Kagami nuevamente, pero el azabache me tironeaba del brazo para seguir nuestro camino. Su mandíbula estaba bastante tensa y eso solo hizo que la preocupación llegase a mis sentidos.
-Obito... ¿Quién es él? -pregunté, luego de haber caminado varias cuadras en silencio.
Este tragó saliva e intentó destensar su cuerpo, sonriéndome de lado.
-Es el comandante general de la policía militar, ya ves... el poder máximo del clan lo tiene Madara-sama, le sigue Fugaku-sama y finalmente se encuentra Kagami-san... es confuso,porque hace mucho no le veía por aquí. -fue su respuesta, intentando sonar despreocupado mientras luego soltaba un gran bostezo a la vez que estiraba su brazo derecho para pasarlo por mi hombro- ¿Por qué lo preguntas?
Yo me aferro a él con una mueca insatisfecha y luego le sonrío, este hace lo mismo al verme. A pesar de no estar conforme con su respuesta, no había necesidad de cuestionar algo más a estas horas debido a lo cansada que estaba y seguramente Óbito también lo estaba. Ya mañana investigaría a mas profundidad el tema.
-Por nada, es solo que nunca le había visto u oído su nombre... -respondí, remojando mis labios algo resecos. Obito hizo una mueca pensativa.
-Es que él es... bueno... -sus ojos miraron el cielo unos segundos, algo pensativo- él. -finalizó su sentencia con una risa y le seguí, también riendo.
Aún así, algo no me cuadraba porque Obito no podía mentirme y sentía que algo estaba ocultándome con respecto a tal hombre. Además, podía notar que la tensura de sus músculos aún no se había ido. Era muy obvio que el azabache estaba preocupado por algo y en parte, le entendía... Después de todo, se trataba de su clan y seguramente no le gustaría que alguien más saliera herido como lo hizo su abuela. Yo estaría igual, o tal vez peor.
Pero aún así, algo no andaba bien con respecto a ese hombre, podría apostar lo que fuese...
«...»
Apenas abrí la puerta de mi hogar noté como todo estaba en silencio y no tan oscuro como de costumbre debido a la hora que seguramente, eran más de las 5am. Óbito venía tras de mi a pasos sigilosos, pues, lo que menos queríamos en ese preciso momento era despertar a Tobirama y que este nos diera un sermón de por vida. Sobre todo a mi, la peor hermana de todo el mundo shinobi.
-Sube las escaleras, rápido -susurré hacia el azabache, esta vez posándome tras de él para empujarle hacia arriba.
No obstante, al parecer mi mejor amigo tenía otros planes en vez de subir las escaleras. Pues, apenas le empujé, este se volteó ante mi con rapidez y posó sus labios en los míos en un beso suave, dejándome algo perpleja por su actuar tan repentino. Sobre todo si estábamos en zona de peligro por mi odioso hermano. Podría despertar en cualquier minuto.
-Óbito...-murmuré entre sus labios con algo de pánico, saboreando el alcohol de su cavidad bucal a la vez que posaba mis manos en su pecho. Lo admito, no pude resistirme.
Las ganas que reprimí antes de salir, aún estaban escondidas en mi cuerpo. Maldición.
Obito se separó de mis labios suavemente para luego remojar los suyos con su lengua y sonreír, estremeciéndome de sobremanera por aquella sonrisa lasciva que él tenía en ese momento. Entonces, cuando pienso en hablar este me toma por sorpresa otra vez al juntar nuestros labios de nuevo, esta vez en un beso corto.
-Buenas noches -murmuró al separarse finalmente, aún con esa sonrisa maliciosa y lasciva sobre su rostro.
Le sonreí como respuesta y este soltó una risita. Entonces, justo en el momento en que mi amigo se volteó para subir las escaleras, la luz artificial del salón principal se encendió de golpe y unos pasos llenaron el silencio que nos inundaba. Noté como el azabache inmediatamente se congeló en su posición al escuchar lo mismo que había oído yo y mordí mi labio inferior con fuerza. Esto no podía ser cierto.
Que sea Hashirama, por favor que sea Hashirama.
-¿A dónde creen que van?
Maldición. El dios creador de todo no estaba de mi lado en este momento.
Mi cuerpo tembló por unos segundos al oír su voz y me volteé para hacerle frente, ya no había escapatoria. Él estaba a unos cuantos centímetros de las escaleras, su semblante serio como lo tenía usualmente cuando yo hacía algo malo desde pequeña y solo llevaba puesta una musculosa junto a sus bóxers. No pude evitar gruñir por lo bajo al verle semi-desnudo, pues, me estresaba lo desnudista que podía ser Tobirama a veces. Aunque ahora no estaba en ningún derecho de reprocharle algo, yo sería la reprochada.
Hashi-nii ¿Dónde estás cuando te necesito?
-Tobi-nii, no sabía que estabas despierto... -digo con unas risas nerviosas mientras jugaba con mis dedos y movía las piernas como cual niña de cinco años.
Este se cruzó de brazos y me observó fijamente, aquello solo me hizo tragar saliva sonoramente ante su semblante.
-¿Sabes qué hora es? ¿Acaso tu no piensas en tu familia? ¿Eh? -ignoró mi sentencia mientras se acercaba a mi peligrosamente. Noté lo dolido que estaba solo con escuchar su voz.
Me sentí culpable de cierta forma.
-Etto... -balbuceé, bajando la mirada.
Entonces sentí como el azabache tras de mi se movía y entré en pánico al verle a mi costado, pues, esperaba no se le ocurriese decir algo a Tobirama porque sino este...
-Fue culpa mía, Tobirama-sama... Ella quería quedarse y yo me la llevé...
Al diablo, ya lo hizo.
La mirada de mi hermano medio se posó directamente en el Uchiha a mi costado, esta vez analizándole de pies a cabeza, sin quitar lo serio que estaba. Nuevamente no pude evitar el hecho de tragar saliva, Tobirama a veces era tan estricto y serio que daba temor. Realmente me estresaba.
- Tú, mocosa rebelde -se dirigió hacia mi, esta vez apuntando mi rostro con su dedo índice e ignorando las palabras de mi amigo.- mañana hablaremos a solas sobre esto, no quiero dejarte en vergüenza frente a tu novio ahora mismo.
Fruncí el seño ante su sentencia, esta vez molestándome a la vez que mis mejillas se tornaban rojas al oír aquellas palabras. Toda culpa que sentía antes se esfumó en ese preciso segundo.
-Que no es mi nov...-quise reclamar a cachetes inflados, pero este no me dejó terminar.
-Me da igual, sube y descansa lo que puedas, tengo entendido que mañana tienes entrenamiento con tu equipo y no les quiero débiles esta semana. -gruñó aquellas palabras hacia mi con fastidio mientras volvía a cruzarse de brazos y suspiraba.
De inmediato posé mi vista en un sonrojado azabache que miraba el suelo y jugaba con sus pies como un niño pequeño. Entonces rodé mis ojos con molestia ante lo dicho por Tobirama, solo para después voltearme y correr escaleras arriba. Segundos después escuché como mi confidente comenzaba a hacer lo mismo tras de mi, sin embargo, cuando iba en el último escalón noté que sus pasos habían cesado y al voltearme no le vi. Aquello me preocupó de sobremanera y bajé unos cuantos escalones sigilosamente solo para ver como mi hermano le tomaba del hombro en la planta baja, notando enseguida lo incómodo que podía sentirse Obito al tener a Tobirama frente a él de tan cerca.
Entonces, cuando estoy a punto de bajar por completo e impedir cualquier cosa que mi hermano tuviese en mente contra Obito... le vi sonreír y escuché aquellas palabras que jamás creí mi hermano diría alguna vez a un Uchiha o siquiera, a mi confidente.
-Gracias por traerla a casa sin rasguños, Uchiha.
Al parecer, cada día Obito se ganaba un pedazo más del escaso corazón de Tobirama y aquello me alegró demasiado. Quizás, solo quizás... con mi hermano al mando de Konoha, sí podría haber paz entre ambos clanes. Ahora realmente tenía fé en Tobirama y su puesto como Hokage, él podría lograr lo que nadie y de eso no había duda.
Sin más que oír, corrí escaleras arriba con una sonrisa en mi rostro. Mañana sería un largo día...
«...»
-Óbito ¿Cuánto crees que demoren en reconstruir tu vivienda?
Al oír aquellas palabras, un tic nervioso se hizo presente en la ceja derecha de la Senju. Si bien creía que Tobirama y Óbito por fin concordaban en ciertas cosas, su hermano medio a veces no era del todo simpático con dichas indirectas.
Aún así, Óbito no se sintió mal po aquello.
-No lo sé, un mes creo... -respondió, para luego tomar un sorbo de su té en aquella mesa.
-Ya veo, entonces te irás de aquí en un mes ¿verdad? -insistió el peligris, colmando la paciencia de su hermana pequeña.
Esta apretaba con fuerza su cuchara rellena con yogurth y cereal mientras intentaba contar hasta diez para no decir algo hacia él, pues, Hashirama se encontraba frente a ella reprochándole con la mirada.
-Supongo... -respondió el azabache, sin incomodidad alguna.
Y entonces, cuando la chica de ojos rojizos quiso volver a retomar su desayuno al notar que la conversación cesaba entre ambos, Tobirama volvió a batir su lengua.
-Pero si la construyen antes podrás irte antes ¿Verdad?
Aquello fue la gota que colmó el vaso de paciencia que mantenía Izune Senju sobre la situación.
-¡Ya calla Tobirama, él no se va hasta que yo lo diga! ¡Joder, eres estresante! -exclamó, golpeando la mesa con su semblante bastante irritado. Aquello hizo que varias cosas en la mesa se corrieran y que Óbito junto a Hashirama pegasen un brinco leve.
-Izune, el vocabulario en la mesa... por favor -dijo el antiguo Hokage, echándose en la mesa al saber que una próxima pelea se avecinaba.
Tobirama sonrió de lado y luego apuntó a Izune con burla, haciéndole saber que al recibir el reproche de Hashirama había ganado él.
-Ya ves hermanita, debes mejorar esa vocablo tuyo... -murmuró con gracia, Óbito no pudo evitar el soltar una risa.
Incluso si sabía que con aquello su amiga le había defendido del amargado Tobirama.
-Hashi-nii, es injusto que Tobirama pueda hablar las cosas que quiera pero yo no -se quejó la peligris, frustrada al notar como los tres se burlaban de ella.
O al menos la Senju lo sentía así.
-Lo que sucede es que yo no digo garabatos para hablar... -respondió el peligris a su costado, tomando un sorbo de su té con gracia.
Hashirama suspiró y Óbito siguió en lo suyo con silencio. Era divertido verles discutir.
-¿Desde cuando joder es un garabato? -gruñó la peligris hacia su medio hermano, inflando sus cachetes- Además ¿Qué haces tu aquí? ¿No deberías estar en la torre "trabajando"?
Este dio un suspiro largo y alzó los hombros sin importancia.
-Minato se encargará mientras no estoy, nos repartimos turnos para no generar tanto trabajo... -respondió hacia ella.
Izune arqueó una ceja, haciéndose la sorprendida mientras ponía su mano derecha en su pecho con malicia.
-¿Le oíste Hashirama? Tobirama le deja todo el trabajo a Minato-san y cuando él era ayudante tuyo vivía reprochándote por eso, es irónico ¿No crees?
El castaño levantó su mirada y notó como el semblante tranquilo de su hermano el peligris ya no estaba tan tranquilo ,pues, ahora fruncía el seño ante la mal intencionada Izune.
-Le dejo trabajo en la mañana para así encargarme de todo yo después, no hables sin saber zopenca. -gruñó hacia ella, mientras la chica llenaba sus cachetes con comida. Asumiendo enseguida su victoria en contra de su hermano.
-Tengo mucha paciencia ¿verdad, Óbito?
El pelinegro asintió hacia el castaño con gracia mientras terminaba su desayuno, solo para después agradecer con sus manos y ponerse de pie. Izune frunció el seño al ver su actuar, algo confundida.
-Óbito, creí que irías conmigo al entrenamiento... Uryu necesita unas cuantas técnicas y dijiste que le ayudarías ¿A dónde vas? -preguntó, dejando la cuchara en su tazón. Tobirama bufó.
-Izune, dejalo tranquilo... él es un hombre libre, si lo apresas mucho él te dejará y llorarás semanas por tu novio.
Nuevamente el tic en su ceja se hizo presente y apretó uno de sus puños, ignorando el hecho de haberle dicho que era su novio como siempre.
-Tu solo cállate, nadie te invitó a nuestra conversación. -le reprochó con su dedo y luego volvió su vista hacia el azabache, quien buscaba sus sandalias cerca de la puerta - Óbito ¿A dónde vas?
Este se volteó hacia ella y tocó su nuca con algo de nerviosismo al notar como los tres posaban su vista sobre él esperando una respuesta.
-Iré a visitar a mi abue... -respondió, sus mejillas algo rosadas por la vergüenza- sé que te dije que ayudaría a Uryu pero bueno... ya sabes...
Izune quitó su vista de confusión y solo le regaló una sonrisa, haciendo un ademán extraño con su mano.
-Descuida, ya le explicaré que no pudiste ir, no te preocupes -dijo hacia él y este le sonrió de vuelta.
-Gracias, si quieres luego los alcanzo -sugirió, esta vez volviendo a buscar sus sandalias.
-Está bien.
Tobirama y el shinobi del mokuton se miraron entre si con complicidad, aunque la mirada del peligris fuese más molesta que maliciosa como la de Hashirama. Izune ni cuenta se dio de aquello, solo siguió en devorar su desayuno.
Óbito por su parte, luego de ponerse sus sandalias se dirigió al baño para cambiar el parche de su ojo sin visión, mientras que amarraba la bandana de Konoha en su frente.
-Maldición.
Al estar frente al espejo y retirar el parche anterior sintió un poco de dolor por el pegamento que tenía, sin embargo, en su ojo no había dolor ni molestia alguna. Solo la oscuridad al no tener visión aparente en aquel ojo.
Este se miró al espejo una vez más y activó su sharingan, observando como su otro ojo se encontraba aún cerrado. Entonces suspiró, nuevamente decepcionado de haber perdido parte de su habilidad esencial.
Si bien Óbito no era de achacarse mucho por cualquier cosa, el haber perdido la visión de uno de sus ojos le afectaba de igual forma porque él soñaba con ser Hokage alguna vez y al no tener la habilidad completa de su sharingan, aquello solo le alejaba de su gran sueño. Frustrándole de varias maneras, sobre todo si su clan había tenido algo que ver en el asunto.
Pero eso no iba a frenarle.
Al terminar de cambiar su parche y poner una bandana extra sobre este mismo se dedicó a salir de la vivienda, no sin antes despedirse de los Senju. Quienes aún desayunaban sobre la mesa y conversaban entre si.
Óbito sonrió al recordar la escena, después de todo su mejor amiga tenía una buena familia. Y eso le alegraba de cierta forma. Sobre todo si le aceptaban en ella, o algo así.
El azabache caminó varias cuadras en dirección al hospital con manos tras su nuca, bastante tranquilo a pesar de saber lo molesto que estaría Kakashi al haberle dejado a cargo del ebrio Sasuke. Quien en estos momento seguramente estuviese viendo la luz con dicha resaca que tendría. No pudo evitar soltar una risa ante el pensamiento.
Sin embargo, una voz tras de él mató su tan amada tranquilidad.
-¡Obito, hasta que te encuentro!
Este de inmediato se volteó a cara larga solo para posar su vista en Izuna, quien no demoró en alcanzar su paso apenas Óbito frenó su caminata.
-Ohayo, Izuna ¿Me buscabas? -preguntó el pelinegro, bastante confundido.
Si bien eran bastante compañeros entre ambos y se llevaban muy bien, se le hacía extraño que lo buscase tan temprano. Sobre todo si ni siquiera fue partícipe de la fiesta sorpresa que habían organizado para él en casa de Rin.
Algo no cuadraba.
-Sí, es importante... necesito que vengas conmigo al Santuario Nakano ahora mismo, mi padre tiene algo que decirte.
Sus palabras eran serenas aunque su mirada fuese insegura y temblorosa. Óbito sintió un mal presentimiento sobre aquello y negó con su cabeza de inmediato. Todo lo relacionado a Madara Uchiha terminaba mal y lo sabía con certeza, no iba a ser partícipe de nada trucho. Incluso si debía desobedecerle.
-Lo siento, no puedo... voy a visitar a mi abue ahora -respondió con una mueca, notando la desilusión en la mirada de Izuna.
-Pero ya luego podrás ir ¿verdad? Realmente es importante... -insistió hacia el jounin. Este soltó un suspiro.
-No iré, no puedo -respondió aún con aquella mueca- Nos vemos, Izuna.
Dicho esto, el pelinegro se volteó para seguir su camino sin importarle mucho lo que Madara tuviese para él. Sin embargo, las palabras serias y firmes del muchacho tras de él le petrificaron de sobremanera;
-Con mi padre hayamos la forma de curar la visión de tu ojo defectuoso, te conviene que vengas... Óbito.
¿Qué?
// Espero hayan disfrutado la lectura esto es un mundo alterno pero igual pueden haber spoilers.
¡Holaaaa! 😱 ¿Qué les pareció el capítulo? ¿Latero, bien, mal? Jaja bueno, como ven por fin pude hacer la aparición del único Uchiha que me faltaba y planeaba meter jaja para los que no lo conocen es el de la foto 😍 pero ya que jajaja y también, ya supimos de que iba la conversación de Izuna con su padre 😱😱😱¿Creen que aquello sea posible o es un trampa? Chan chan chan jajaja en fin, les doy las gracias por leerme como siempre lo hago porque sin ustedes esta historia sería nada y las amo un montón😍😍 que tengan un lindo día y una muy buena semana, muchos besos y abrazos psra ustedes💖💖
Ps: probablemente suba seguido porque ando bien motivada con estos capítulos jajaja eso bye😍💖
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