veinticuatro; sake.
"Fue un deseo espontáneo. Uno de esos momentos en que el pensamiento parte desde el cerebro a la boca sin parar por ese filtro que uno lleva dentro y que tantas veces lo ha protegido. Llevábamos un buen rato ahí en silencio, al sol, yo consumiéndome en pensamientos mala onda y un leve, pero muy real, anhelo fe querer aprovechar ese momento..." Mala onda, Alberto Fuguet.
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El día había pasado en un abrir y cerrar de ojos, la luna estaba en su punto mas alto y los árboles flameaban en las afueras de la aldea como si bailasen una danza espiritual.
Eso solo indicaba una cosa, el Hokage debía volver a casa.
Luego de despedirse de Minato, Tobirama caminó por las calles de la aldea, observando la población y uno que otro barrio de clanes. Aunque pareciese muy seguro del trabajo que iba a realizar como Hokage, también tenía ese toque de inseguridad en su corazón que creía que todo podía turnarse en su contra. Y ni que hablar sobre sus malos presentimientos con respecto al clan del sharingan, lo traían loco.
Dio un suspiro cansado en cuanto finalmente logró llegar a su hogar, pues, ya había tenido bastante solo para ser su primer día como Hokage ¿Así te sentías siempre, Hashirama? Pensó, segundos antes de abrir la puerta y adentrarse en su hogar.
—Tobirama, no pensé que llegarías tan pronto.
La voz de su hermano mayor resonó en todo el lugar, este estaba sentado frente a su mesa de centro mientras ordenaba unos últimos papeles para volver a ser sensei, pues, si ya no era Hokage... debía hacer algo con su vida ¿Verdad?
Y ser ayudante de Tobirama no era una gran opción debido a que dicho puesto le ocupaba Minato Namikaze. Sin contar lo poco de acuerdo que estaba este con el sistema de su hermano medio, en especial con el clan Uchiha.
—Estaba cansado, necesitaba volver. Con Minato acordamos mañana no tener descanso si hoy volvíamos temprano. —explicó, tomando asiento en el sofá de manera cansada.
—Ya ves que el cargo de Hokage no es tan fácil como luce... —se sonrió el castaño, esta vez poniéndose de pie para caminar hacia su habitación.
Tobirama bufó sin importancia hacia lo dicho, y luego sonrió de lado, posando su mirada en varios lugares del salón. Sí, buscaba a su hermana pequeña.
Entonces al no divisarla, frunció el seño.
—¿Izune está dormida? —preguntó, haciendo que su hermano frenara el paso y se volteara ante él con una pequeña sonrisa.
—No, Tsunade habló conmigo y dijo que estaría con el Uchiha... estará bien.
El peligris gruñó por lo bajo un tanto molesto, pues, la chica le había abandonado en la ceremonia antes de que terminase y eso al peligris, le dolió de cierta forma debido a que se trataba de algo importante para su persona. No era justo para él que ella se fuera sin más cuando quisiese, sin embargo, prefirió mantener silencio ante Hashirama.
Entonces, cuando creyó que el antiguo Hokage volvería a retomar su camino, le observó regresar y sentarse frente a él con un suspiro.
—Me alegra que tomes mi cargo, Tobirama. —comenzó a hablar, su semblante un tanto serio, algo extraño en él— No obstante, aún tengo algo de inseguridad sobre todo esto...
El peligris iba a reprochar ante su repentina desconfianza, no obstante el castaño detonó su silencio con la mano, alzándola.
—No creas que me arrepiento de esto, si es que eso es lo que te preocupa y tampoco es por no confiar en tus capacidades, es solo... —este volvió a suspirar— me preocupo por ti, Tobirama.
El chico de ojos rojizos no entendía la finalidad de sus palabras, sin embargo, su rostro representaba una preocupación absoluta, alarmando al ninja del hiraishin no jutsu.
—Estaré bien, hermano. —dijo el peligris, intentando calmar la preocupación de Hashirama.
Este negó con su cabeza.
—Tobirama, desde ahora debes tener mucho cuidado... sobre todo con el tema del clan Uchiha, sabes que no es un clan fácil de llevar...
Entonces el peligris creyó entender el por qué de sus reacciones, aunque no tenía idea alguna.
—¿Madara te dijo algo, verdad? —soltó de repente, entrecerrando sus ojos con molestia.
Hashirama dio un suspiro y volvió a negar con su cabeza, su hermano a veces era tan predecible.
—No, solo lo de siempre... negó su participación en todo y esta vez me desterró de su vida, lo pude ver en sus ojos.
Tobirama mantuvo el silencio, inseguro de poder sincerarse con su hermano mayor, pero como este lo estaba haciendo... quizás era hora de que el también.
—¿Eso es lo que te tiene así? —cuestionó, jugando con sus dedos de manera pensativa.
—No, o tal vez si... solo temo que tome medidas en contra de la aldea, ya sabes.
Entonces, el peligris no pudo resistirlo más y suspiró, apretando los puños.
—¿Sabes, Hashirama? Hace varios meses hay algo que me preocupa de Madara, y no es solo por mi supuesto odio a los Uchiha's... hay algo que me molesta todos los días, en las noches o cada vez que pienso en ello...
Hashirama frunció el seño, poniéndome muchísima atención a sus palabras, pues, su hermano tenía la misma mirada que él segundos antes.
—Sé que ya he dado mi punto de vista sobre las malas intenciones de ese clan, sin embargo, esta vez es distinto... no había querido decírtelo porque no estaba seguro, y ahora no lo estoy de hecho pero... —soltó una risa leve, por la estupidez que había dicho— Siento que viene algo muy malo, y que tiene que ver con Izune.
—¿Izune? —soltó el castaño, confundido y el peligris asintió— ¿Piensas que la están utilizando?
Tobirama negó con su cabeza, seguro de lo que decía. Al menos eso sentía en su corazón.
—Me temo el que puedan hacerle daño, hermano... Madara jamás le ha tocado un pelo u siquiera ha reclamado por su presencia en el barrio del clan, le muestra demasiada simpatía y eso me preocupa, sobre todo porque pasa mucho tiempo con ellos y nunca podremos saber si alguno le pondrá el puñal por la espalda...
Entonces Hashirama sonrió, sintiendo algo de alivio por su hermano medio.
—Tobirama, estás preocupado por Izune y eso es normal. —habló el antiguo Hokage— No te aseguro que las intenciones de Madara sean buenas, pero dudo que alguno de sus amigos sea capaz de traicionarla... o que ella no sepa defenderse, ya no es una niña.
El ninja del hiraishin no jutsu gruñó.
—¿Por eso le reprimes tanto? ¿Ne, Tobirama?
Otra vez el peligris se ponía pensativo, su hermano no le tomaba en serio sus palabras y es que, no habían pruebas suficientes para comprobar que Izune Senju sería lastimada por Uchiha's. Además, le producía nostalgia el saber que ya no era una niña.
—Me cuesta dejarla al mundo lleno de personalidades como las de Madara o Fugaku, ella no debe perder su voluntad de fuego. —lo último lo dijo en un murmullo, algo avergonzado de las palabras salidas por su boca.
—Tu debes estar tranquilo, hermano. —el castaño le tomó el hombro, sonriéndole con simpatía— Ella tiene una voluntad de fuego inquebrantable, lo puedes apostar con solo saber lo fuerte que fue luego de perder a Yoshiro Inuzuka y a Shinri Ukitake durante la guerra, además —el ninja del mokuton soltó una risita maliciosa— su gran amigo Óbito también la posee, quien sabe en algún momento lleguen a contraer matrimonio u algo parecido...
El antiguo Hokage no pudo terminar su frase debido a que el peligris le había tomado del kimono con fuerza, brotando ira de sus poros. Hashirama no contuvo su risa.
—Sobre mi cadáver.
Él no parecía bromear, pero al castaño le causaba gracia ver aquellas reacciones sobre protectoras cuando se hablaba de Izune.
—Vamos, el chico es agradable ¿No crees? —se burló Hashirama, aunque si creía que Óbito era buen chico, después de todo no era una simple broma.
Tobirama le soltó, sacando humo por sus oídos a la vez que se cruzaba de brazos.
—Eso implicaría que Izune fuese Uchiha, jamás sucederá. —gruñó— Si la molesto con él es porque ella se molesta, no porque el crío me simpatice.
Hashirama le sonrió con malicia, a pesar de tener aquel nudo en el estómago siempre era divertido molestar a su hermano.
—¿Eso quiere decir que si no fuese Uchiha le aceptarías como cuñado?
Tobirama volvió a gruñir a brazos cruzados, otra vez causando la risa del castaño.
—Hashirama, una palabra más y lo correré de esta casa aunque tenga a Izune en mi contra por el resto de mi vida.
Esta vez, el castaño se rindió y se puso de pie aun con algunas risas brotando de su boca, sin embargo, ambos necesitaban un descanso e irse a dormir.
—¿A dónde vas? —preguntó el peligris, desconcertado.
Este frenó su risa y se volteó a su hermano una vez más antes de dejar la habitación.
—A dormir, —respondió—no lo olvides Tobirama, tu solo cuídate ¿si?
El peligris no respondió, y el castaño se fue a su cuarto. Tal vez no debían pensar tanto las cosas, o tal vez si...
Habían pasado a penas unas dos horas desde que el Hatake había llegado al hogar de Rin y se encontraba muy inquieto para lo que se había enterado minutos antes de decirle a la castaña que no fuese a por Óbito, él no necesitaba saberlo.
Pero como todos saben, la muchacha no le hizo caso.
—¡Kakashi!
El peliplata se volteó al escuchar su nombre y le observó de pies a cabeza con una ceja alzada en cuanto le vió. Se trataba de Óbito, quien mantenía una copa de Sake en su mano y sus mejillss estaban algo rosadas.
Aunque de cierta forma le aliviaba el saber que Rin no había dado con él, sino, el azabache no tendría el rostro tan tranquilo de haberlo sabido.
—¿Has visto a Izune? La he buscado por todos lados y nada. —el azabache suspiró frustrado y Kakashi volvió a analizarlo como si fuese un ninja médico, sin responder a su pregunta.
Pues, el peligris sabía que su amigo no bebía mucho por sus misiones y entrenamientos, entonces que estuviese haciéndolo a tan grandes cantidades le repugnaba de cierta forma.
Óbito le puso mala cara al notar su análisis.
—Es solo el tercero, no me mires así no estoy ebrio. —dijo con una mueca señalando la copa en su mano, disgustado por la actitud del Hatake.
Entonces, este suspiró.
—No, no he visto a Izune desde que la ignoraste apenas llegamos. —respondió el peliplata, con manos en sus bolsillos como le hacía habitualmente.
Aunque sus malas intenciones eran notorias, quería hacerlo sentir culpable, incluso si la peligris no estaba molesta por aquello.
Obito gruñó hacia su amigo y se llevó un trago a la boca, dándole el gusto al peliplateado por sentirse un poco culpable por haber dejado a su querida Izune sola.
—No lo hice. —negó el Uchiha, volviendo a tomar otro sorbo de su copa a regañadientes.
Kakashi rió de lado, observando a la gente divertirse a un costado de la mesa de centro desde donde estaban, la cocina. Amaba molestar al azabache.
—Ne, Kakashi. —volvió a hablar el pelinegro, algo de inseguridad en su voz— ¿Realmente no es normal sentir celos por una amiga?
El peligris negó con su cabeza, esta vez poniendo más atención a su amigo.
—No lo es.
Óbito se quejó, una mueca plasmada en su rostro a la vez que volvía a tragar de su copa, esta vez dando un gran sorbo a comparación de las veces pasadas, frustrado por la situación.
—No sé que me pasa, Kakashi. —explicó, sin quitar aquella mueca de su rostro— No me gusta verla con alguien que no sea yo, me vuelve loco... y... es solo mi amiga, no debería pasarme algo así ¿No crees? Estoy comenzando a preocuparme.
Entonces el peliplateado tomó mucho aire para luego dar un gran suspiro, tal vez no debía decirle y dejar que se diera cuenta solo, pero si lo hacía... tendría que esperar años para que lo reconociera.
—Óbito, ella dejó de ser tu amiga en el momento en que metiste tu diminuto pene en su vagina. —dijo sin más, dejando muy perplejo al azabache.
Si había algo que caracterizaba y odiaba mucho del Hatake, era su manera tan directa de decir las cosas.
Entonces cuando Obito se dispuso a reclamar solo por el hecho de decir que su pito era diminuto, una voz les alertó. Más a Kakashi que a Óbito.
—¡Obito, aquí estás! —exclamó ella, muy entusiasmada.
El peligris al verla solo le advirtió con su mirada, a pesar de que ella hubiese pasado de largo y abrazase al pelinegro del cuello, ignorándole por completo.
—¿Rin? ¿Me buscabas? ¿Para qué? —preguntó el azabache, confundido mientras intentaba no derrapar su contenido de la copa en el suelo u en ella.
—Pues... tengo nuevas. —respondió, muy entusiasmada y cerca del rostro del azabache.
Óbito se la quitó de encima de un solo tiró y observó aún con más confusión a su amigo, pidiéndole una explicación, el cual solo pensaba en algún plan para sacar a Rin de ese lugar sin que largase su lengua.
La cual era muy larga, por cierto.
—¿De qué te enteraste esta vez, pequeña chismosa? —preguntó el pelinegro con gracia, segundos antes de tomar el último sorbo de su Sake.
Rin sonrió con alegría, creyendo que si no le ocultaba cosas al pelinegro así conseguiría más rápido el amor del Hatake otra vez. Aunque estaba muy equivocada.
Entonces cuando la castaña abrió su boca para hablar, el peligris le tomó de los hombros y comenzó a arrastrarla hacia el pasillo. Óbito frunció el seño ante la escena.
—¡Ey, déjame decirle! —exclamó la castaña, frunciendo el seño ante la mirada muy molesta del Hatake— ¡Él tiene que saber!
Entonces fue Óbito quien quitó a su amigo de encima esta vez, aún con su seño fruncido y más confundido que nunca.
Algo había que su amigo no quería que supiese.
—¿Qué tengo que saber? —cuestionó, a lo que el peliplateado solo se tensó.
—Nada, Rin solo habla incoherencias. Ya sabes. —fue su respuesta, tocando su nuca con algo de incomodidad.
Entonces la castaña infló sus cachetes con molestia y se acercó al azabache, tomándole del brazo. Y es que, no es que el Hatake quisiese ocultarle información a su amigo, pues, probablemente le contaría después. Sin embargo, este no era el lugar ni el momento adecuado.
Sobre todo si el Uchiha era un celópata de primera.
—Hace un rato estuvimos hablando con Itachi, y nos pidió que vigilásemos a su hermanito mientras él no estaba junto a Akemi... —no pudo terminar, pues el mismo Óbito le interrumpió, haciendo que esta frunciese el seño.
—¿Y eso que tiene que ver conmigo?
El peligris tan solo se tomó la frente y mantuvo silencio, su compañera de equipo era una cotilla muy chismosa. No sabía como pudo aguantarle por tanto tiempo.
O como siquiera llegó a amarla.
—Nosotros preguntamos el por qué, entonces nos confesó con la condición de que no le dijésemos a nadie, que Sasuke tiene las hormonas por todos lados... tan así que besó a Izune mientras entrenaban y bueno, no le culpo porque a veces tu amiguita se viste mu...
Otra vez no pudo terminar su sentencia por la interrupción de un Uchiha muy perplejo y algo molesto.
—Espera, ¿qué Sasuke hizo qué?
"Hasta que la cagó..." pensó el peliplata a la vez que posaba su mano en el hombro derecho del azabache, muy frustrado con lo que la castaña acababa de hacer.
También le preocupaba lo que este mismo fuese a hacer o su reacción. Después de todo por su rostro, se podía interpretar de que la misma Rin ya le había jodido la noche.
—Sí, creo que intentó aprovecharse... así que podrías decirle a Izune que se vista un poco mas reservada porque pervierte a los niños... —sugirió la castaña, con una mueca algo triste.
El Hatake notó como el azabache se tensaba y como luego soltaba una pequeña risa amarga, como si aún estuviese asimilando las palabras de su compañera de equipo.
—Óbito, no cometas una locura después te pue...
Su frase quedó a la mitad en cuanto el pelinegro salió de la cocina a paso rápido, su amigo no tenía idea de qué era lo que iba a hacer, sin embargo, no era nada bueno.
Entonces, antes de seguirle el paso, Kakashi se acercó a la castaña para murmurar en su oído lo siguiente;
—Es por este tipo de cosas que no estoy contigo ni lo estaré, Rin.
Y dichas esas palabras, el Hatake desapareció del lugar a paso rápido, dejando a su compañera de equipo muy triste y molesta, ella creía que siendo sincera con el Uchiha podría ganarse a Kakashi. Pero había creído mal.
—Qué tonta.
Se dijo a si misma, queriendo llorar. ¿Hasta cuando, Kakashi?
—¡Sasuke, hasta que te encuentro!
Un pelinegro muy entusiasmado y sonriente se acercó con rapidez hacia la disfuncional pareja del sofá, la pelirosa enrojeció por completo al verle y frunció el seño al notal como el Hatake venía tras de él.
—¿Me buscabas? —preguntó el hijo menor de Fugaku, confundido por su gran simpatía.
El azabache asintió, sonriendo muy forzosamente a la vez que estiraba su mano para que este se pusiese de pie.
—Óbito ¿Qué vas a hac...
—Calla, Kakashi. —le gruñó por lo bajo, intentando no alarmar al Uchiha menor.
El Hatake no estaba seguro de cuales eran las intenciones del azabache con su alumno, pero algo le olía muy mal y no eran las axilas de Maito Gai después de los entrenamientos.
Entonces Sasuke les hizo un ademán con el rostro señalando a Sakura, como si ella no le dejase moverse. El azabache quitó su mano y suspiró.
—Sakura. —la pelirosa le observó muy sonrojada— ¿Me prestas a Sasuke un momento? Es con el único que no he compartido una copa...
Sakura observó a su disfuncional novio con cautela y luego frunció el seño en cuanto este se levantaba del sofá. Algo confundida.
—Pero Obito-sensei, Itachi no le deja beber...—murmuró la chica, el ojo del azabache le intimidaba de sobremanera.
Entonces cuando Óbito iba a responder, fue Sasuke quien se lo impidió.
—Descuida, no tiene por qué saberlo, solo será una copa.
Así, el pelinegro sonrió con superioridad y los tres dejaron el salón principal luego de que Sakura quedase en silencio, el peligris no muy seguro de si involucrarse en lo que Óbito estuviese pensando, pero prefería estar allí para evitar cualquier cosa en vez de haber hecho nada. Todos dirigiéndose al refrigerador especial que había en la sala de estar, en donde guardaron todo tipo de alcohol según Asuma y Kurenai.
Aunque estaban en lo correcto.
Óbito lo abrió sin más y sacó de allí dos botellas de whiskey, tres de vodka, dos de ron y uno de Sake. También aprovechó de sacar unas cuantas bebidas normales y unos onigiris de la mesa siguiente.
—Supongo que eso lo dejarás en el salón principal ¿verdad, Óbito? —habló el Hatake, un poco preocupado y muy confundido por lo que fuese a hacer.
Sasuke estaba en silencio con manos en sus bolsillos mientras observaba como el azabache se metía un onigiri a la boca y le pasaba aquellas botellas a Kakashi.
—No. —respondió a boca llena, muy tranquilo a la vez que el Hatake se las recibía— Ayúdame con estas, Sasuke.
En efecto, el Uchiha menor no vaciló ni dudó en ayudarle, así de esa forma los tres llevaban unas cuantas botellas. Mientras que Óbito tomaba los onigiri a la vez que salían de la sala de estar a paso rápido.
Sensei y alumno siguiendo al mente maestra, del cual no tenían idea de lo que pudiese tramar. O siquiera, qué pasaba por su mente.
—Suban a la otra sala de estar, la última del pasillo. —ordenó el Uchiha mientras tomaba tres copas del salón principal, sigilosamente sin que alguien le viese mientras se metía otro onigiri a la boca.
Los tres corrieron escaleras arriba mientras que la gente seguía divirtiéndose a su manera, la casa de Rin era muy grande y eso todos lo agradecían.
—Óbito. —murmuró el peligris, mientras caminaban por el pasillo— ¿Qué estás tramando?
El azabache solo sonrió a la vez que caminaba muy tranquilo, ni siquiera se notaba tenso como minutos antes.
—Solo le daré un poco de su medicina, no le haré daño si es lo que te preocupa. —respondió en un murmullo a la vez que abría la puerta y se adentraba en na habitación.
Kakashi dio un suspiro, sentía que se iba a arrepentir de haberse involucrado pero ya estaba allí y si podía evitarlo, mucho mejor para él. Aunque no se le ocurría lo que este pudiese estar tramando.
La habitación era bastante amplia y tenía en su interior dos camas, junto a dos sillones de felpa bien grandes y una mesa pequeña en el centro. Los tres dejaron el alcohol encima de aquella mesa, al igual que las copas y los onigiris.
Aunque ya quedaban menos, pues, Óbito se había comido dos durante el trayecto.
—Sasuke, cierra la puerta con llave, esa del mueble. No queremos que Itachi se entere de que estás consumiendo alcohol antes de los veintiuno... —Kakashi alzó una ceja ante el tono manipulador del azabache, analizándole— Por mientras prepararé los tragos ¿vale?
El hijo menor de Fugaku como un perro faldero hizo caso a Obito sin vacilar, entonces, el Uchiha aprovechó de inmediato para servir las copas de Sake, una para él, una para Kakashi y otra para el pequeño Sasuke.
El peligris tomó su copa en cuanto estaba lista e iba a tomar la de Sasuke para hacerle entrega de esta al ver como ya había terminado su labor con la puerta, sin embargo, el azabache no le dejó, frenando su mano de golpe y haciendo que el peligris le observara de manera confusa.
¿Qué mierdas estaba tramando?
No obstante en cuanto vio como el pelinegro tomaba la botella de whiskey lo entendió, entrando en pánico y frenándole enseguida.
—Óbito, ni lo pienses. —murmuró, y este se zafó de Kakashi solo para hacer lo contrario.
Este sirvió una gran cantidad de whiskey sobre el Sake del adolescente, a forcejeos con el peligris pero lo hizo.
—¿Cuando será el día en que me escuches, zopenco? —murmuró entre dientes, notando como Sasuke se sentaba en uno de los sofás en silencio.
—No le pasará nada, es solo un poco de whiskey. —respondió el pelinegro en un murmullo, también entre dientes— Si quiere besar a gente mayor y hacer cosas de grandes, debería beber como la gente grande.
Kakashi por poco se toma de los pelos al no saber como detener al idiota de su amigo, su alumno solo tenía quince años. No podía darle de beber como a alguien de treinta, estaba seguro que ni siquiera él podría con mezclas.
—Óbito, piénsalo bien. Con esto tendrás a Itachi en contra, y a la mayoría de esta casa. —insistió el peligris, cuchicheando.
El azabache rodó sus ojos, odiaba cuando Kakashi trataba de jugar con su conciencia.
—Ey ¿Por qué cuchichean tanto? —habló el Uchiha menor, su seño fruncido y su tono algo aburrido.
—Solo será una copa, no seas grave. —susurró el pelinegro en el oído del peliplata una vez se ponía de pie con su trago y el de Sasuke en manos.
En efecto, se acercó a él con una sonrisa y le hizo entrega del Sake, este no dudó en tomarlo con sus manos, oliendo el contenido de aquella copa.
El peligris gruñó por lo bajo, muy desesperado y estresado con su ingenioso amigo ¿Cómo podía detenerle sin que Sasuke se diese cuenta?
—¿Qué es? —preguntó a la vez que arrugaba la nariz.
Tenía un olor muy fuerte para ser algo suave como los que preparaba su hermano, o su madre.
—Es Sake, no te preocupes es suave. —respondió el azabache, esta vez tomando un onigiri de la mesa para luego sentarse en la cama frente a Kakashi.
Ambos observaron al Uchiha menor en cuanto este le daba un sorbo al trago, arrugando más su nariz al notal el sabor extraño de aquel Sake.
—No está mal. —comentó, esta vez tomando otro sorbo.
El Hatake quería explotar, no podía estar tranquilo viendo la situación ,por lo que, lo único que le quedaba era fulminar con la mirada a su amigo para que recapacitara o algo parecido. No obstante, a este parecía no importarle.
"¿Ves lo que provocas, Rin?" Pensó el peligris, rechinando los dientes bajo su máscara.
—Entonces...dime Sasuke ¿A qué quieres jugar? ¿Cúltura ninja tal vez?
Sin duda alguna, el peliplata se iba a arrepentir de todo esto. Era algo enfermo lo que su amigo estaba haciendo, sin embargo, ya no podía hacer nada más que cuidar de su alumno mientras pudiese.
Después de todo era solo un poco de su propia medicina ¿No es así?
// Espero hayan disfrutado la lectura, esto es un mundo alterno pero igual pueden haber spoilers.
¡Ihhh! ¡Obito se enteró de lo de Sasuke! Jaja la foto es lo más parecido a lo que me imagino de Izune, sin embargo, ella no tiene las marcas rojas en su rostro ni esa bandana con el logo de Konoha, también me la imaginé con el pelo largo y liso como el de Hashirama, pero bueeeno , hay días en que la imagino distinta y así jaja en fin, gracias por leerme como siempre y que tengan un lindo día, mucho amor para ustedes😍😍😘💓
Ps: Sé que actualicé seguido esta vez y es porque quería escribir todas estas cosas antes de lo hot y así, eso.
Ps3: Ahora que leyeron este capítulo ¿Quién creen que esté viendo a Izune con Shisui? Una pista, Rin no es jajaja adiós😘
** capítulo sin editar **
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