Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

sesenta y ocho; los amigos duermen en camas separadas.

"... Si no somos amigos, alguien más podría amarte también. Y otra vez, si no somos amigos, no habría nada que pudiera hacer ... y por eso los amigos duermen en camas separadas, los amigos no me besan como lo haces tú. Y sé que hay un límite para todo, pero mis amigos no me aman como tú..." Friends, Ed Sheeran.
.

.


.



.



.

La situación era abrumadora, en todas las maneras posibles. Obito intentaba zafarse apenas logró salir de su propio trance al sentir esos labios que tanto soñó durante su niñez. Aún así, la castaña no parecía doblegar su postura para hacer disfrutar a su amigo, y el peligris simplemente se quedó quieto en su posición; sin mover un minucioso músculo de su cuerpo.

¿Realmente iban a...?

—Rin, basta... —gruñó el azabache, una vez lograba escapar de los labios finos de su antigua compañera— Rin...

Ella lucía algo molesta —por Izune, y por ser tan vulnerable ante Kakashi otra vez—, solo por aquella razón se quitó de encima del Hatake para hacerlo sobre Obito y así atrapar sus labios de nuevo. Sus manos posándose suavemente sobre sus hombros mientras meneaba su cintura sobre el pantalón oscuro del muchacho, los besos tornándose cada vez más húmedos y apasionados entre ambos.

Kakashi estaba algo atónito y desconcertado con la situación , sin saber exactamente cómo reaccionar ante tal acto más que con lujuria. Seguir el juego. No obstante, un hedor familiar proveniente fuera de su departamento alertó sus sentidos.

—Rin, te digo que...

—Vamos, Obito... no dejes que Izune se salga con la suya. —murmuró la castaña, intentando meter sus manos temblorosas bajo el pantalón del muchacho con las mejillas demasiado sonrojadas— ¿Sabes, Obito? Siento mucha vergüenza ahora mismo, lo admito. Pero no sabes la curiosidad que tengo de ver qué tienes ahí abajo...

Los ojos de Kakashi se fueron hacia la ventana de inmediato, mientras así metía una de sus manos bajo el pantalón para saciar sus deseos al oír los besos de sus amigos y los suspiros de la chica. Una silueta, un hombre.

Un hombre alto de... No, era demasiado delgado para ser un hombre formidable. Sus cabellos puntiagudos eran demasiado divisibles y él se encontraba tras la ventana, aunque aquella sombra que apenas divisó se esfumó en un segundo. Kakashi parpadeó varias veces; sorprendido e inquieto. Sin embargo, no hubo rastro de aquella persona y por ello solo volteó hacia sus dos compañeros, la lujuria estaba afectando su visión.

Al parecer Obito ya no se resistía tanto.

—¿En qué volumen del Icha Icha leíste esto? —cuestionó él, su voz algo ronca mientras subía y bajaba su mano por su miembro; el cual crecía cada vez que con la otra mano acariciaba el trasero de Rin. Al igual que su líquidos comenzaban a tintar lo que es su parte baja.

Ella soltó una leve risa en los labios del Uchiha, justo antes de generar una respuesta;

—En el dos.

El jounin de cabellos plateados se sonrió.

—Lo supuse.

Óbito parecía estar en contra de todo. De los besos, del Icha Icha y mucho más de hacer eso en conjunto —al menos en ese momento—. Si bien ahora correspondía los besos húmedos de la castaña, él no se sentía bien por dentro por mucho que quisiera. El azabache no quería ser como ella o Izune, no quería tener que follarse a alguien más para sentirse mejor consigo mismo—como en el pasado—y tampoco tenía ánimos de quitar lo que pertenecía a su amigo. Por mucho que lo haya deseado alguna vez.

Aún así, tocó su trasero y profundizó los besos cuanto más pudo. Sin querer pensar en todo, queriendo olvidar y simplemente sentir. Sentir que estaba vivo.

—B-bájame los pantalones, ahora es turno de...

La castaña de manchas púrpuras quedó en medio de su frase, esto al sentir como Kakashi le llevaba a su costado de un solo viaje y apegaba sus labios a los suyos. Óbito tragó saliva, lamiendo y tocando sus labios después. Realmente se sintió fatal.

Jamás pensó en sentirse de esa manera practicando sexo. Pero todo le recordaba a Izune y sintió su alma caer, ¿Acaso así se había encamado con él? ¿Acaso él quitó sus pantalones y...?

No. Él tenía que dejar de pensar en tales barbaridades o terminaría enloqueciendo de nuevo. Y Madara se lo había advertido, no tenía que decaer. Mucho menos volverse loco. Pero... ¿Cuánto más podría aguantar?

—O-obito, baja mis.. dios, Kakashi eres un ge-genio. —gimió Rin, en cuanto los labios del Hatake se posaban exactamente sobre sus senos de arriba hacia abajo; los cuales él mismo había dejado al descubierto mientras el azabache divagaba en su mente. Distraído.

Esperen, ¿Desde cuando Rin...?

—Hazlo, marrano. —gruñó el Hatake, en medio de sus lamidas hacia la castaña— No te prohíbo nada.

"—...No puedes llegar y follarme como tú puta personal cuando estas molesto, soy tu mejor amiga. Recuérdalo siempre..." Obito se estremeció, realmente no podía hacerle eso a Rin y mucho menos a Kakashi. Estaba molesto, demasiado. Pero... él no caía en esos agujeros. No podía.

La voz de Izune en su cabeza no se lo permitía, incluso si la peligris hubiese jugado sucio él no se sentía a gusto haciendo lo mismo.

—¡Joder, Obito! ¡Q-que lo hagas! —exclamó la castaña, esta vez bajando sus bragas junto a los pantalones y tomando la mano disponible de Obito para que la tocase a la fuerza, algo irritada— Esto es lo que Izune hizo con Shisui, no te frenes por ella. Izune no frenó en el acto. Por favor no te aflijas ahora.

Obito presionó su puño, su mandíbula algo tensa de tan solo imaginarlos en la cama; y finalmente... tocó a Rin. Tocó sus muslos, su trasero, sus piernas y sus senos. Cada parte de su cuerpo fue acariciada por sus manos. Ella gimió un par de veces, mientras que el azabache intentaba concentrarse para no caer en la desesperación. Su erección no estaba al máximo como la de Kakashi, pero no podía culparse por ello ¿Cómo excitarse teniendo tantos demonios dentro de tu alma?

—Oh, d-demonios...

El peligris la besó como nunca, y tocó su cuerpo ya desnudo como si no hubiese un mañana. No obstante, al abrir el cierre de su pantalón y dejar a viva imagen su erección pulsante, la castaña de manchas púrpuras supo lo que se venía después y no dudó ni un solo segundo en bajar su cabeza en aquella dirección. El peligris mordió su labio inferior y tan solo sujetó la cabellera de su ex novia, aguantando un gemido apenas sintió su lengua jugar con su glande.

Realmente había extrañado a Rin.

Obito miró la escena desde todos los ángulos e intentó tocarse, subiendo y bajando su mano mientras lograba aunque fuese un poco de placer en toda su miseria. Aunque, eso no quitaba el hecho de lo extraña que estaba siendo Rin a su parecer.

O de todo el desastre que había ocurrido antes.

Quizás... el azabache estaba pensando mucho la situación y demás, o quizás no. Sin embargo,  Rin a pesar de todo tenía dignidad, y él estaba seguro que no sería capaz de follarse a Kakashi luego de saber que la había engañado. No comprendía.

¿Así era el amor? ¿Todo eso podría cruzar las barreras del engaño? Sintió su alma arder, no podía más con aquel calvario.

—O-Oh... así. —gimió a voz ronca el peligris, sintiendo como la castaña se adentraba y salía con rapidez, sin problemas o inquietudes.— a-así...

Rin repitió su acto un par de veces más, adentrándose lo más que podía, mientras así Kakashi tiraba su cabeza hacia atrás para disfrutar y aguantar unos cuantos gemidos que parecían escaparse de sus labios. Obito los observó durante un tiempo, subiendo y bajando su mano sobre su erección. Los suspiros comenzando a ser evidentes en sus labios.

"Pase lo que pase, yo siempre voy a estar para ti..." La voz de Izune volvió a resonar en su cabeza, haciéndole gruñir. No, él ya no podía más con esto. Estaba mal, muy mal.

—Sigan en lo suyo, —dijo, quitando así la mano de su erección— yo me voy a dormir.

Rin levantó su cabeza como cuál suricata fuese para frenar el acto de Obito al oírle, quien finalmente metía su pene dentro del pantalón para luego ponerse de pie con rapidez. Aunque claro, no pudo.

¿Por qué no solo me dejan en paz?

El peligris solo le observó con detenimiento y respiraciones agitadas, pues si Obito no seguía junto a ellos sentía que algo mal andaba. Pero el calor de las caricias y la lujuria inminente no le dejaban pensar con claridad, no podía frenar ahora.

—Rin, te digo que no...

Entonces, antes de que pudiese quitársela de encima o decir algo más, la chica posó sus labios una vez más sobre los finos del azabache en un beso húmedo. Obito sintió asco, no por ella, sino por el sabor a líquido pre-seminal que había en su cavidad bucal y el acto anterior. Sintió haber succionado el pene de su mejor amigo y eso fue lo que colmó su vaso de paciencia.

A la mierda todo.

—¡Que te quites te digo! —gritó a todo pulmón, una vez empujaba a la castaña fuera del sofá. Lo cual ocasionó que la muchacha chocase contra la mesa de centro y soltara un quejido.— ¡Si digo que no quiero es porque no se me da la puta gana, no puedes obligarme! ¡Demonios!

Enseguida, Kakashi presionó fuertemente el brazo del azabache, notando así como éste pretendía ponerse de pie con mucho enfado y por temor a que hiciera algo en contra de la castaña. Definitivamente, algo andaba mal con Obito. Sí, lo de Izune estaba afectando cada vez más sus entrañas, y ellos se habían equivocado en la manera de animarle. Sintió culpa.

—Obito, no tienes por qué...

El moreno tras tomar sus cabellos con frustración quitó su agarre brutalmente, esta vez logrando ponerse de pie con mucho enfado recorriendo sus venas. Si no fuesen sus amigos probablemente todo hubiese terminado peor.

—¡Y tú lo permites, maldito hijo de puta! —gritó hacia el peligris, demasiado cabreado al ver el cuerpo desnudo de su antigua compañera en el suelo— ¡¿Qué pasó con el "no caeré en ese círculo sin fin"?! ¡¿Dónde mierda metes a Tsunade en este enrollo, eh?!

—Obito, cálmate. —habló el Hatake, sus palabras preocupadas intentando que él simplemente cerrara la boca— Nosotros solo queríam...

—Me vale, voy a dormir. —gruñó el azabache, esta vez dando pasos sonoros hacia la habitación del peligris mientras se tomaba de los cabellos— Y si van a seguir follando como conejos desesperados es mejor que bajen el puto volumen.

—Oe, que es mi departa...

—Ya, déjalo. —interrumpió Rin, quien a regañadientes se ponía de pie con su mirada cabizbaja para acercarse al peligris— Es mejor así...

Obito tensó su mandíbula y a puños cerrados entró a la habitación del Hatake, cerrando la puerta tras de él y finalmente tirando su cuerpo sobre la cama para evitar sus pensamientos. Era como si un tumulto de hormigas se hubiese unido a un ejército de abejas y todas conspiraran en contra de los grillos que simulaban su cabeza. Era demasiado el sentimiento que revoloteaba en su cuerpo que todo su mundo se iba de cabeza y las ansias de asesinar no desaparecían.

Simplemente estaban ahí, encarceladas por el mismo Obito para no causar un desastre.

—¿Por qué lo hiciste, Bakazune? ¿Por qué tuviste que...? Agh.

El azabache tomó con ambas manos —una sola en realidad— su cabeza, estando así sobre las sábanas mientras mordía su labio inferior para no arremeter con algo. No era justo, él no quería que Shisui la tocase y metiera cosas indebidas en ella, ni siquiera que posara su vista en su chica. Él había tocado sus labios, la había visto desnuda, él...

"Ojalá esté muerto, espero realmente que ese hijo de puta muera." Se dijo, sus dientes rechinando bruscamente ante el pensamiento y la sed de sangre. Pues, Obito no era idiota y sabía de sobra que Shisui viviría. Quizás solo...

Gemidos. Varios sonidos provenientes del living comenzaron a resonar para el azabache, aturdiendo su cabeza y dejándolo al borde del colapso para reclamar otra vez; pero al final no lo hizo. Después de todo ¿De qué le serviría frenar a sus amigos si el acto y la situación no se iría? Era absurdo.

Una idiotez.

Tomó su tabique nasal, pensando, aguantando y contando. Seguido de un cerrar de ojos que solo le permitía divagar en su mente para intentar encontrar algo de paz interior. Respiró profundo, y también intentó dormir  por cuenta propia.

Nada es real, nada lo es.

Suspiró. Pues su erección ya no estaba presente y los gemidos parecían no frenar en el salón principal. Kakashi y Rin se esmeraban, de eso no cabía duda.

Al menos así se zafaba del preocupado Hatake en vista de la rubia. Algo bueno para él.

—Vaya noche de mierda... —murmuró para sí mismo, la almohada del peligris chocando contra su rostro cansado. La luz del sol pegaba también, pero no tanto como para quitar su cuerpo demacrado o aquella mala sensación en su pecho.

Su corazón seguía de la misma manera. Ansioso. Deprimido. No estaba seguro. Pero Obito también sabía que al irse las cosas mejorarían, o tal vez no. Realmente no estaba seguro de ello, pero sí de tener que seguir el plan de Madara a como dé lugar. Tenían que buscar información adicional y quién sabe qué más le enviaba el líder de cabellos largos.

Lo siento, Izune... Luego iré a despedirme. Pensó, segundos antes de cerrar sus párpados e ignorar los gemidos fuertes de su antigua compañera. Todo estaba por empeorar, pero era lo menos que podía hacer.

«...»

El pasillo estaba oscuro, varias goteras demostraban que no era un lugar que a muchos les gustara visitar. A pesar de ya ser de día no había rastro de luz en aquella pocilga; los anbu eran muy rigurosos con ello. Sobre todo con el nuevo carcelario.

Dos hombres altos de cabellos castaños y máscaras animales se encontraban custodiando aquella celda de quien era el acusado de intento de derrocar al clan Uchiha. No obstante, ahora solo permanecían en el suelo un tanto inconscientes. Las mordidas de tales animales no eran fáciles de quitar.

—Traer a tus mascotas es algo exagerado... ¿Sabías?

El individuo de ropa oscura alzó sus hombros, sin mucha importancia. Dos enormes lobos blancos eran quienes sujetaban a dichos anbu, mientras él mismo se había asegurado de tapar las supuestas cámaras de seguridad que había puesto el segundo Hokage.

Aquel ingenuo Hokage.

—Querías ayuda, y esto es lo que tengo. —respondió, dando un resoplido a las burlas de aquel albino— ¿Se lo han creído? ¿Creen que quieres venganza?

Ukitake sonrió, negando un poco con su cabeza.

—No, piensan que algo más tramo además de eso. —dijo, a lo que el incógnito gruñó— Pero es normal viniendo de ellos, sobre todo de Madara. Aunque no están ni una pizca de cerca a lo que se viene, lo sabes.

—Ajá...

El muchacho parecía pensativo, dos de sus dedos posándose en su barbilla afeitada. Y aunque el albino no pudiese verlo lo sabía, aquello le gustaba. Él era tan analítico y riguroso que seguramente no tendrían cabos sueltos ni preocupaciones en el tiempo que les quedaba para terminar con sus planes. Todo iba bien por ahora...

Por ahora.

—Tienes que tener cuidado al hacer lo que más te entretiene, observar las ventanas se te da bien pero puedes generar sospechas ¿O me equivoco? —se mofo Ukitake, a lo que él incógnito alzó sus hombros.

Ya nada importaba, solo rendir a su voluntad.

—Siempre me ha gustado ver arder el mundo...—confesó, acariciando una de sus invocaciones— Debiste ver la cara de Shisui cuando oyó mi voz, está aún más perdido que todos. Y lo más chistoso es que creen que todo esto es por Izune o venganza ¿Acaso no es fantástico?

Ukitake rió.

—Lo es, ahora solo debemos esperar a que Madara nos dé el pie para seguir en lo nuestro. —dijo, tocando suavemente las vendas de sus ojos— Recuerda que debes encontrarlo antes que ellos, porque se irán en unos días y creo que Madara algo sospecha, buscará respuestas. Aunque de igual forma le necesitamos. No hagas estupideces hasta que yo lo diga ¿Vale?

—Sí, capitán.

El rugido de una compuerta fue bastante audible para ambos a través de los pasillos, cosa que alertó un tanto al individuo fuera de aquella enorme celda en donde yacía el causante de todo. Por lo que, esfumó sus invocaciones en un puf y luego dio un suspiro, sus labios en una fina línea curva al pensar en su cometido final antes de marchar.

Aunque eso no involucrará al mismo Ukitake.

—Tengo que irme, —espetó, dando suaves pasos al oír otros rápidos ir en su dirección desde lejos— solo siga fingiendo y yo... yo me encargo del resto.

El albino sonrió, afirmando así una de sus manos a su rostro.

—Me agradas. —dijo— No me arrepiento de haberte encontrado.

El individuo bufó, finalmente saliendo de aquella pocilga para criminales; sin siquiera responder. Aún le quedaba una telenovela por ver a causa suya y por ahora daría tranquilidad. Al albino y a la mismísima aldea ¿Para qué apresurarse? Si a fin de cuentas el cometido era el mismo, y agradecía a Ukitake por darle un propósito a su vida.

Tenía que seguir, hasta que ya no fuese necesario.

«...»

Óbito parecía inquieto, su rostro frente al espejo ya no era el mismo y tras una larga siesta, finalmente se había decidido en volver a la casona Senju, en busca de aquellos Rinnegan que Madara tanto le había confiado. Mojó su rostro una vez más, suspirando después.

¿Qué le diría a Izune cuando la viera? ¿Qué es lo que ella diría? ¿Cómo reaccionaría?

Oe, Obito... —la voz del peligris le llamó tras la puerta de baño, aumentando así un poco más sus nervios por no enloquecer— Siento lo de antes, Rin creyó que sería una buena idea y yo...

—No importa, da igual. —cortó el azabache, dando un último suspiro para abrir la puerta y quedar frente a él— Quizás en otra ocasión pueda unirme a ustedes.

Kakashi estaba algo cabizbajo y lo analizaba de pies a cabeza, inseguro de dejarle ir en esas condiciones y con ese semblante asesino que emanaba de su cuerpo. Aún así, apenas salió del baño, Obito no cruzó miradas con su amigo y simplemente camino hacia el sofá a por su playera junto a sus sandalias.

Tenso, demasiado tenso.

Rin tan solo le observó, completamente en silencio y sintiendo demasiada culpa por lo ocurrido hace un momento. Pero no se atrevió a pedir disculpas, ella solía hacerlo sí. Pero esta vez... no pudo. Algo se lo impidió.

—No me esperes luego, Kakashi. —musitó el moreno, apretando así la bandana de la cabeza con su única mano— Iré a ver cómo está todo en el clan y tal vez hablaré con Tobirama-sama por mi ida. También quiero hacerle saber que si vuelvo no seré anbu y más cosas. Así que...

El peligris asistió, dando un suave suspiro después. Rin en cambio, comenzó a morder sus uñas con desesperación.

—Ten cuidado con todo, y piensa antes de hablar... —sugirió, causando una leve sonrisa en el rostro de su amigo— Te conozco, así que limítate y no seas un impulsivo a la hora de enfrentar al Hokage.

—Estás hablando con el futuro Hokage, eso no pasará. —dijo, con un tono divertido en su voz y una suave risa.— Además, ya me vale.

—Sí, estoy casi seguro de ello...

Dicho aquello por parte de Kakashi, un enorme remolino resonó en el lugar, absorbiendo así el cuerpo inquieto del azabache para hacerlo reaparecer en el hogar de Izune; su chica. O su antigua mujer, él no quería ni pensar en ello.

Todo era tan distinto ahora. Izune, ella...

—Uf...

Apenas aterrizó en el salón principal, Obito no dudó en echar un vistazo a los cuartos del primero y el segundo —en caso de cualquier cosa—, para luego correr escaleras arriba de inmediato e ir a lo que era su habitación. O lo que había sido durante esos meses que vivió en ese sector, en el cual ya se había acostumbrado.

—Veamos, veamos... —murmuró para sus entrañas, absorbiendo así con el mismísimo kamui lo que era su armamento y ropa usual. — qué útil es esto eh.

Recorrió todo el paraje de lo que era su cuarto, absorbiéndolo todo a excepción de la cama que obviamente no era suya. Luego fue en busca de aquellos ojos que había escondido con sumo cuidado a petición de Madara, los cuales estaban en perfecto estado y con su frasco cerrado como solía estar antes de todo.

Apenas lo vio, lo adentró con su kamui, y, en esos momentos el azabache amó a su dojutsu porque le permitía hacer cosas que antes no, y le daba gracias a su abuela por ello. Porque sí, aunque sólo fuese una farsa para él seguía siendo su abue.

Suspiró, vaya que la extrañaba.

—Bien, esto fue más fácil de lo que creí... —se dijo, soltando una breve risa mientras rascaba su nuca. Ahora solo tenía que irse.

O eso creyó.

—¿Follarte a Izune fue más fácil? ¿O dejar a Shisui en el hospital? Tienes dos opciones.

El cuerpo completo de Obito se tornó tenso, esta vez presionando su único puño al oír tal voz detonante ¿Cómo es que Tobirama estaba en casa con todo este desastre? No lo encontraba lógico, él era el Hokage. No debería estar ahí.

Tenía labores que cumplir en momentos críticos como lo era ahora.

—Supongo que dejar a Shisui en el hospital. —respondió, tragando saliva luego y no, no por nervios. Sino, por el enfado que estaba recorriendo sus venas en ese instante.— Lo otro es más complicado.

Ya no le temía a nada, ni siquiera a Tobirama.

El albino mordió su labio inferior, reapareciendo tras del azabache para agarrar lo que era su brazo y no dejarle escapar. Tenía cosas que preguntarle y dejarle claras. Sin embargo, Obito se lo impidió al desmaterializar su cuerpo.

Bendito kamui.

—Mejor ni te molestes, Tobirama-sama. —musitó el pelinegro, su mirada algo ida para contener lo que mantenía oculto dentro con el brazo de Tobirama cruzando su hombro— No creo que la virginidad de Izune sea prioridad ahora, ella ya es grande y deberías superarlo. Sé lo mucho que la quieres, pero de esta manera solo vas a alejarla más.

Tobirama soltó un gruñido inquieto, sin siquiera quitarse de su posición un solo segundo. Por lo cual el pelinegro dio un suspiro, él ya no quería estar ahí. Lo menos que quería era que Izune se diese cuenta que estaba ahí o pensar en ello. En el engaño.

—Aprovechando que estás aquí, ya no quiero ser anbu. —soltó, sin algún tacto en sus palabras mientras intentaba caminar— Táchame de tu lista y...

—¿Desde cuando?

Obito frunció el seño, demasiado confundido y esta vez volteando su rostro para observar el angustiado de Tobirama. El azabache estaba asombrado ¿Qué quería decir con eso? ¿Acaso no iba a atacarlo por dejar el cargo? Algo no estaba cuadrando con sus expectativas.

—¿Qué...?

—¿Desde cuando te la coges y haces el tonto frente a mis narices? —soltó el segundo Hokage, su voz casi colgando de un hilo.— ¿Por qué? ¿Por qué no simplemente hablaste conmigo?

Obito enrodó sus ojos sin ser visto. Otra vez con eso...

—Hace mucho tiempo, pero eso ahora ya da igual... —respondió— Dudo que vuelva a hacerlo con ella. Pero aún así no tienes de qué preocuparte, no tengo enfermedades y ella no está embarazada... con eso puedes vivir tranquilo ¿Ahora puedo marchar ya? Tengo cosas que hacer.

Tobirama dio un suspiro y bajó el brazo que sujetaba un kunai cruzando el hombro de Obito, sorprendiendo aún más al azabache por su mirada cansada y su rendición inminente. Lucía bastante como él a este punto y Obito activó su sharingan, queriendo comprobar algo.

Kage bunshin. Eso solo quería decir que el Tobirama real sí estaba cumpliendo sus labores. Aquello lo confortó un poco, porque esa sombra...

—No es eso, Obito. —soltó en un murmullo— Es solo que... la crié todo el tiempo para no tener que verla junto a un Uchiha despiadado, porque además de aberración en esos tiempos la gente de tu clan era muy vengativa. Lo que llamaban amor lo transformaban fácilmente en obsesión y odio. Supongo que no quería algo así para ella. No es algo personal contigo, pero pretendía que no fuese como Kei. Sin siquiera saber que era su propia hija... ¿Comprendes?

El corazón de Obito se truncó por unos momentos al verlo de esa manera, destrozado, roto; sentado sobre la cama vacía con su vista perdida en la nada. Tobirama era un ser sin sentimientos a vista de cualquiera, pero al parecer realmente parecía confiar en Obito y estar dolido. Sintió... ¿Lástima?

O acaso... No.

—No tienes por qué darme explicaciones, Obito. —prosiguió en hablar, al notar el silencio del azabache— La verdad es que sí soy algo exagerado con este tema pero es por ella, porque no quisiera que la utilizaran para cosas truchas o que se viera envuelta entre aberraciones. En cierto punto... —frenó sus palabras un poco para tragar saliva— En cierto punto, me alegró que fueras tú pero...

—Basta, Tobirama-sama. —cortó el azabache, sintiendo algo de culpa en sus entrañas por las cosas que estaba diciendo. Y sobre todo, por el mero pensamiento que tenía en el engaño. Esto ya era mucho para su pequeña cabecilla— No soy la mejor persona del mundo, solo soy... yo. Pero sigo siendo un Uchiha y eso supone que deberías asesinarme. Aunque fuese por una vil estupidez. Esto es... Demonios ¿Qué tramas? ¿Por qué...?

El albino soltó una leve risa, causando aún más la confusión y culpa en el azabache. No por cogerse a Izune, claro está, pero si por conspirar en su contra junto a Madara en sus planes locos. Realmente el peligris confiaba en él, y pudo sentirlo pero ¿Desde cuando? ¿Por qué?

—No tramo algo. —dijo— Ya te lo he dicho antes, tien...

Antes que Tobirama pudiese decir algo más hacia Obito, la puerta fue azotada de golpe y no dio tiempo a reaccionar siquiera al azabache para que se desmaterializara a tiempo. Puesto que, Hashirama ya lo tenía acorralado contra la pared y con ambas manos sujetando su cuello. El rostro moreno demostrando demasiado enfado en su contra.

Hasta Tobirama estaba sorprendido.

—¡¿Dónde está Tsunade?! —exclamó a viva voz, sorprendiendo aún más al albino que rápidamente se ponía de pie.— ¡¿Qué le has hecho?!

Obito lo notó enseguida con su sharingan, un clon de madera. No era el verdadero Hashirama así que no importaba si las cosas se tornasen feas.

—Hermano, ¿Qué estás...?

El azabache inhaló todo el aire que pudo y logró zafarse del cuerpo de Hashirama con mucha facilidad. Esta vez pretendiendo irse en su propio remolino antes que todo se tornase turbio otra vez. En ese momento sintió temor por Madara, al parecer el primer Hokage no era tan ingenuo como los demás para creerse aquella mentira.

"Izuna, al parecer ya veo por qué siempre se cabrea contigo..." Se dijo mentalmente, segundos antes de comenzar su ida. Pues, el único trabajo del otro azabache era encubrir los pasos suyos y al parecer, no lo estaba logrando como debería.

Sí, qué mierda de día.

«...»
Izune Senju.

Abrí mis ojos, dando un gran bostezo luego mientras palpaba la parte de mi costado en la cama, buscando así el cuerpo de mi hermano mayor como si fuese una niña pequeña. No obstante, me sorprendió el hecho de no sentirle y aún más, los estruendos de una habitación.

¿Será qué..?

Me puse de pie enseguida, sin siquiera pensar un segundo en quedarme sobre la cómoda alcoba que tenía. Ya tendría tiempo de descansar luego. Por ende, utilizando el hiraishin llegué al marco del cuarto que suponía ser de Obito y me sorprendí, aunque para mal.

La situación no era la que me esperaba.

—¡¿Qué se supone que están haciendo?! —exclamé a viva voz, yendo enseguida a socorrer al azabache bajo los brazos de mi hermano— ¡¿Y tú qué haces aquí?! ¡¿No tenías cosas mejores que hacer como huir de todo lo que está pasando?!

Sí, al parecer no me había levantado del mejor humor pero ¡Vamos! ¿Quién podría con todo este revoltijo que socorría la aldea y a mis entrañas?

Tobirama cambió su semblante de inmediato, sus labios siendo finos en una línea recta mientras tensaba su cuerpo al verme en la habitación y no fue capaz de responder.

Maldito cobarde.

En ese momento, Hashirama fue astuto y aprovechó la instancia de mi bloqueo mental para sujetar nuevamente el hombro de Obito e impedir que escapase. Enseguida al darme cuenta, posé mis manos en los brazos de mi hermano, pues aún poco comprendía y aunque probablemente Obito me odiase por lo que hice yo siempre lo defendería. Nadie podría hacerle daño si estaba yo presente.

Jamás.

Aunque, con el kamui más difícil se tornaban las cosas para mí hermano. Lo sabía con certeza, sobre todo en cuanto vi como se zafaba fácilmente de su agarre. Estaba atónita.

—¿Quieres que lo repita frente a Izune? —gruñó el castaño, finalmente posando su vista en mi y quitando mi agarre de golpe.

¿Repetir qué..?

Tobirama no comprendió mucho de lo que hablaba, y lo pude notar en su rostro. Ambos lucíamos de la misma manera ante la actitud violenta de Hashirama. Pues, él no solía ser así y mucho menos con Obito.

—Hágalo, si eso lo reconforta pues yo...

—Ya déjalo, Hashirama. —bramé, aunque fue algo estúpido de mi parte al Obito estar completamente libre y poder escapar cuando quisiese.— Obito...

Él no quiso observarme, dando un fuerte suspiro como en aquellas veces en donde se celaba y evitaba mi vista a toda costa. Luchando por no hablarme con esa estúpida ley del hielo, y sentí mi corazón tronar.

¿Cuánto tiempo había transcurrido desde qué...?

—Pregúntale dónde está tu prima. —soltó el castaño, teniendo así la mirada fija y enrabiada sobre el azabache. Tobirama entrecerró sus ojos— Apenas te dormiste dejé un clon contigo para ver cómo iban las cosas. Anoche tuve que dejar a Rin junto a los aprendices de Tsuna para sanar a los heridos al ver que no aparecía y hoy tampoco está. Eso ya se me hizo extraño. Pero su apartamento está vacío y dudo que tu prima se fugue sin dar una explicación.

—Que Tsunade se haya querido ir no significa que tenga algo que ver conmigo. —respondió el pelinegro, luciendo tranquilo y algo molesto.

—Es lo que digo, Hashirama. —le siguió Tobirama, mientras yo no era capaz de decir algo o tal vez no me atrevía— Lógico es que algo malo le haya sucedido, pero que tenga que ver exactamente con Obito lo dudo. También puede ser obra de Ukitake, o del otro que está suelto.

—¿Para qué? —cuestionó— Tobirama, ¿Qué mierdas es lo que...

—¡Basta!

Ambos me observaron con seriedad en sus rostros, aunque Obito seguía sin posar su vista en mi. Él fácilmente podría escapar pero sin embargo, seguía en ese sector; estático y no sabía el por qué. Sentía mi alma decaer, pero no lo permitiría.

—La aldea está sufriendo una crisis y ustedes andan pensando en estas cosas, si Tsunade se ha ido seguramente ha tenido una razón. —dije, mi respiración tornándose agitada para evitar levantar mi voz— No pueden llegar y culpar a Obito por eso. Ni siquiera tendría razones para hacerlo ¿Qué mierda es lo que tienen en la cabeza?

—Hablar en plural creo que es mucho Izune, yo no lo culpo. —comentó mi hermano medio finalmente hacia mí, observando así de re-ojo a Hashirama— Si culpas sin pruebas es porque algo sabes ¿Qué nos ocultas esta vez, Hashirama?

—Hermano, tú no estás pensando pero él sí tiene razones. Estoy seguro y...

—Vamos, Minato tiene algo que decirnos. —cortó su frase, esta vez tomando el brazo del moreno para hacer su sello correspondiente. Su rostros parecía pensativo ante las órdenes de su cuerpo real y Hashirama no estaba contento con ello.

—Tobirama, realmente te estás equivocan...

—He dicho que nos vamos.

Tras aquellas palabras, ambos no demoraron en desaparecer en un viento y aunque Hashirama no quisiera ir, en estos momento me favorecía la actitud de Tobirama; mi padre.

No, él no lo será jamás.

Obito observó sus manos... Esperen, no, solo tenía una. Aquello me impactó de cierta forma, y pensé en Shisui. En su pleito y en cómo le había afectado todo a Obito. Solo por esa razón volví a la realidad y no demoré en quedar frente a él. Necesitábamos hablar.

Yo quería que él me escuchase, solo eso pedía.

—Oe, Obito...

—Ahórratelo. —cortó, su voz firme y detonante frente a mi. Aunque yo era más baja a comparación suya— En unos días me voy, y me quedaré en casa de Kakashi mientras. Tienes el pase libre con el otro.

¿Qué...?

Oye no, espera.

Tomé su brazo, el cual gracias a Dios estaba materializado por completo y él siguió sin mirarme, queriendo pasar de mi vista y a la vez no. Como si no lo conociera.

—¿Qué? ¿Vas a darme más excusas? —soltó, quitando mi agarre de inmediato con su cuerpo tenso.— No las quiero, Izune.

Tragué saliva, inquieta y sintiendo como la culpa inundaba mi cuerpo... otra vez. Él lucía tan... destrozado y débil que solo me daban ganas de abrazarlo, decirle que todo estaría bien como en los viejos tiempos. Pero no, esta vez no era así.

Todo por tener sexo con Shisui, todo por haber sido controlada. Todo por Izumi.

—No, nada de eso. —respondí, posando mi vista en el suelo— Es solo que... te quiero demasiado como para que te vayas así como así y sé que nada de lo que diga remedia lo que hice pero... joder, no fue mi culpa y tú...

—¿Yo qué? —cortó una vez más, su voz rasposa por fin mostrando su molestia.— Izune, no quiero que me des excusas. En este momento no es mi prioridad y si te quieres coger al otro ya me da igual porque...

—¡No! —exclamé, rechinando mis dientes al ver lo soberbio que estaba siendo— ¡No te da igual y tampoco quiero estar con Shisui! ¿Podrías tan solo escuchar lo que tengo para decir?

Él soltó un leve risa, esas risas demoniacas que usualmente me causaban temor viniendo de su parte. Esas odiosas, sumamente tercas.

—¿Él se vino en ti?

—¡Obito! —insistí, sintiendo como mis globos oculares comenzaban a ansiar por lágrimas; lágrimas de impotencia— ¡¿Por qué nunca puedes escucharme?! ¡Yo siempre oigo tus explicaciones y..y... siempre a pesar de todo estoy contigo, no es justo que solo...

—¡¿No es justo que solo qué?! —gritó, finalmente perdiendo sus cabales frente a mis rostro. Ahora sí, me estaba observando y deseaba que no lo hiciera— ¡No puedes pedirme que siga como si nada cuando te has comido el pene del otro!

—¡Pues tú también te has metido con otras y yo te escuché! —grité de vuelta, demasiado cerca de su pecho y con varias lágrimas en mis ojos— ¡Aunque hubiesen sido tres o Rin, yo te habría escuchado igual para ver tus razones de hacerlo! ¡Pero tú ni siquiera esa intención tenías, simplemente te pusiste como loco y saliste de aquí! ¡Nunca quieres escucharme!

—¡¿Y qué pretendes que escuche?! ¡¿Qué él tocó todo tu cuerpo y tú gemías?! —insistió, moviendo sus brazos— ¡Lo mío fue distinto porque ahí éramos nada y follábamos porque sí, no me vengas a joder con eso como tapadera!

Mi corazón hizo crack, y me separé unos centímetros de su cuerpo para observarlo de pies a cabeza. Él tenía su respiración bastante agitada al estar gritando conmigo y me pregunté el por qué no simplemente se iba con su kamui; así evitaría cualquier drama conmigo que no le daba gusto.

Aunque... yo no le quería fuera de esta casa, y mucho menos de mi vida. Todo era tan... complicado.

—¿Qué éramos nada dices? —solté, mi voz casi colgando de un hilo al pensar en esa idea— ¿Y los años de amistad por donde te los has metido? ¿Qué hay de todas esas veces en las que jugamos, en las que estuve contigo cuando estabas triste o en las que te cuidé cuando estabas enfermo? ¿Todo eso para ti fue nada?

—No me refiero a eso, Izune. —suspiró— En ese entonces no me gustabas, ni siquiera te veía de otra manera que no fuese como mi amiga y... joder.

Él dio otro enorme suspiro, sujetando así su cabello sucio y desordenado hacia arriba con su única mano disponible. Frustrado y luchando probablemente con sus ideales. Obito realmente estaba cansado de esto, y yo... también.

Aunque fuese mi culpa, es agotador tener que discutir con la persona que más amas en el mundo.  Sobre todo cuando no hay soluciones a la mano, o cuando tú eres el causante del problema.

—¿T-tú me amas? —pregunté luego de unos segundos, por poco sollozando mientras limpiaba mis lágrimas para no seguir llorando como una cría. Él inhaló todo el aire que pudo y luego lo soltó de golpe.

Es increíble lo fácil que Obito puede hacerme llorar.

—Eso no quita el que ya no podemos estar juntos.

Esperen, ¿Qué?

—No no no, Obito ¿Qué es lo que estás queriendo decir? —cuestioné con desesperación, una vez notaba el rabillo de su mirada. Sus ojos lucían brillosos o al menos el que estaba fuera de la venda así lo demostraba.— Nosotros podemos superar cualquier cosa, realmente haré méritos y...

—No, Izune. —me cortó, tragando saliva después al hablarme con voz temblorosa— No... No podría seguir contigo sabiendo que voy a tener que estar así siempre, celándote o en este puto círculo sin fin en donde Shisui o Rin están en medio. Además, me iré en unos días a una misión por mucho tiempo y no quiero que te oprimas por mi culpa, por un maldito celópata como yo. Mejor dejémoslo hasta aquí, y-ya... debo irme.

Mordí mi labio inferior, no queriendo sollozar a todo pulmón en cuanto le escuché decir esas crudas palabras frente a mí en contra de su voluntad. Pues, él tenía sus ojos llorosos y rascaba su nuca como si fuese un niño pequeño. No quería dejarlo ir, él era mío y yo solo...

¿Por qué Izumi? ¿Qué ganabas tú con todo esto?

—No quiero, no quiero que esto termine. —murmuré a voz quebrada, notando como este se daba media vuelta y sacaba algo bajo su almohada. Aunque lo más probable es que no quisiera verme otra vez— ¡Todo el tiempo que nos costó reconocer algo que era imposible para nosotros, para que luego vengas y tires a la borda así como así! ¡Yo sé que tampoco quieres dejarme! ¡Aunque no me creas, yo no follé con Shisui porque quería o porque se me dio la gana! ¡Realmente me estaban controlando y no pude hacer nada, Obito por favor!

Él observó lo que sacó de la alcoba con su mano y luego lo metió en su bolsillo trasero, dando un suspiro después.

—¡Obito! —insistí, acercándome a él con desesperación al ver que no pretendía responderme— ¡Tú no quieres esto, no quieres irte ni quieres dejarme! ¡De verdad lo siento, yo no quería follarme a Shisui! ¡No soy una zorra cualquiera y te amo demasiado para estarme humillando así! ¡Escúchame!

—Izune...

—¡¿Por qué tienes que ser así?! —a este punto ya me era imposible frenar las palabras o mi nerviosismo por el que me dejase. Si la relación terminaba, lo más probable es que nuestra amistad también y... sentí pánico por esa idea— ¡¿Por qué, Obito?! ¡Escúchame, por favor!

A este punto de la situación, ya no me importaba nada más que evitar el que me dejase o se fuera, y el azabache frente a mi comenzó a quitar las vagas lágrimas que poco a poco querían caer de sus orbes oculares. El miedo y el pánico no se iban, queriendo consumirme. Pues, esto era lo que temí siempre, incluso antes de darme cuenta lo mucho que le amaba; el tener que terminar algo de esta manera sin saber si luego podríamos estar bien o como antes.

No, esto jamás sería como antes. Y eso era lo que más me dolía.

—Quizás... nunca tuvimos que pasar a algo más. —murmuró el azabache, cabizbajo totalmente y acariciando suavemente mi brazo— Tal vez solo... solo nos confundimos y ahora estamos así, colgando de un hilo.

—¡¿Pero qué estás diciendo?! —mi corazón latía con mucha fuerza y me acerqué a él, aunque no demoró en dar dos pasos hacia atrás para evitarme y quitó su mano de mi— ¡¿Cómo le puedes llamar a esto confusión?! ¡Te conozco de todas las formas posibles y eso no es lo que piensas! ¡Sé que la he cagado hasta el fondo pero por favor no me hagas esto!

—Lo siento, Izune.

Dicho aquello, un remolino comenzó a crearse en la habitación y me apresuré a con el hiraishin para intentar detenerlo. No obstante, él estaba siendo más rápido y cambió de lugar bruscamente para que no lo alcanzara.

—¡No te vayas! —exclamé— ¡Obito!

Mis gritos eran desgarradores, y su mirada aún más. Solo por esa razón al ver como se iba tomé con ambas manos la alcoba del pelinegro y la lancé en su contra, utilizando así todas mis fuerzas mientras lloraba. Odiaba llorar, lo aborrecía. Me sentía una inútil, una debilucha que no consigue nada.

Me sentí como Izumi.

La pared hizo un leve crack y se rompió un poco, pero lo peor de todo no era eso, era que él ya no estaba. Obito se había ido.

Él me había dejado, y ya nada sería como antes. Todo por mi culpa.

// Espero que hayan disfrutado el capítulo, esto es un mundo alterno pero igualmente pueden haber spoilers.

¡Hola! ¿Qué les pareció el capítulo? Si bien quedó algo largo y latero espero que sea de su agrado y les guste❤️ La verdad es que no me ha tocado una semana fácil pero por ustedes todo❤️

Cuenta regresiva; 2 capítulos😭

Y es más, ¡Somos 60k! No puedo creerlo, es que lo miro y es irreal. Todos los que me leen ya siento que son parte de mi y quizás suene exagerado pero joder, realmente estoy agradecida (como los juguetes de Toy Story) y enserio, ¡MUCHAS GRACIAS POR TODO! Este capítulo se los dedicó a ustedes porque se lo merecen❤️

Y Eso, espero que tengan un lindo día y muchas gracias por leer (otra vez)💕

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro