Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

sesenta; hielo.

''Tal vez no se quedó conmigo porque le daba miedo darse cuenta que yo lo quería como él no sabe quererse...'' Marilyn Monroe.

.

.

.

.

Izune Senju.

Abrí la puerta, encontrando oscuridad como de costumbre. Mi corazón latía con mucha fuerza a raíz de las suposiciones que mi antiguo compañero me había hecho saber, pero solo fui capaz de suspirar ante ello y callar. No quería creer nada y estaba a punto de perder la calma por todo, pero tenía que estar tranquila.

Enloquecer no servía de nada.

Yo siempre salía adelante, sin importar qué. Es algo que mis hermanos y Obito me habían inculcado siempre. Por Yoshiro y Uryu, incluso hasta mi propio sensei. No todo tenía que girar en torno a los problemas, que ni siquiera eran tan graves como los que vivían en otras aldeas como Amegakure (aldea de la lluvia). Tenía que ser como Obito y acatar cualquier cosa que se viniese encima. Tenía que descubrir la verdad y ya después pensar en qué hacer con todo.

Siempre se podía sacar algo bueno de ello ¿No?

Cerré la puerta tras de mi, presionando un poco más la fotografía en mi mano derecha mientras relamía mis labios con algo de nervios. Finalmente había decidido quedármela, pues era demasiado bonita para desperdiciarla y Shisui no me lo impidió. Era la única fotografía de mi hermano sonriendo, él no podía restringirme ese derecho.

─¿Obito, estás en casa? ─exclamé con algo de cansancio, encendiendo la luz─ Perdona que llegue tan tarde pero...

Antes que pudiese seguir hablando o disculpándome ante mi tardanza, frené mis palabras junto a mis pasos. Él no estaba en casa. Si bien aún no lograba mejorar mi capacidad sensorial, sabía con mucha certeza cuando no había alguien a mi alrededor.

Aquello me extrañó por completo, pues no pensé que Kakashi se lo quedase por tanto tiempo. Sin embargo, no le di mayor importancia a ese hecho, puesto que probablemente su entrenamiento haya sido duro y se esté despejando de su reciente pérdida junto a él. Ambos tenían que estar juntos en estos momentos.

Y yo no podía negarle algo así a Obito.

No lo niego, me emocionó en parte la posibilidad de que estuviese buscando algún lugar para llevarme a cenar más tarde. Pero lo conocía demasiado bien y sabía casi con certeza que se le había pasado la hora entrenando. Probablemente hasta se le haya olvidado nuestro pequeño trato y la cena.

Pero así era él, y yo le quería de todas formas. Más de lo que debería.

Suspiré , sentándome en el sofá principal a esperar por su llegada e inconscientemente observé la fotografía entre mis manos con cierta nostalgia. Tobirama lucía feliz, demasiado para ser verdad.

¿Realmente me apreciaba tanto al nacer? ¿Por qué ahora no era así? Y lo peor ¿Podría verdaderamente ser mi padre y no mi hermano como siempre lo creí?

─Maldito gruñón. ─me dije con un bufido y un leve gruñido molesto, dejando así el papel en la mesita pequeña.

Ya no sabía en qué creer.

Izune, lo siento. Solo es una suposición pero también está la posibilidad de que tu madre se haya revolcado con algún Uchiha en vez del Hokage. Tú debes estar tranquila, yo te ayudaré a encontrar la verdad pero no desampares ¿Vale?

Asentí, finalmente recobrando un poco del aire que había perdido al pensar en la posibilidad de Tobirama siendo mi padre y no mi hermano como siempre lo creí. Yo solo vine a saber el por qué de mi sharingan, jamás esperé algo así o siquiera lo pensé.

Tobirama no podía ser mi padre, sería algo muy descabellado e... imposible.

¿Qué... Qu-qué crees que deba hacer ahora? Ellos no me lo dirán si es que eso es cierto y...

No, no digas una sola palabra sobre esto a nadie. cortó mi frase con mucha preocupación y seriedad sobre miIzune, esto es grave y puede desatar una guerra de clanes otra vez. Nadie debe saber que posees un sharingan. Ni siquiera Obito.

Pero... ¿Por qué? Él no...

─Izune, realmente esto es grave. Sé lo mucho que quieres a Obito pero... lo mejor es que no lo sepa, mientras menos personas lo hagan mejor ¿Comprendes? ─dijo, y no fui capaz de responder─ Pretendo sellarlo de nuevo, pero si más gente se entera se hará algo difícil. Además, sé que no está pasando un buen momento por lo de su abuela y no sería justo para él que le metieras en algo sí. Muy mal me ha de caer pero, ya entiendes...

Eso lo sé, pero ugh ¿Por qué justo yo? ¿No pudo ser Tsunade o alguien más? esto es una mierda. me quejé, intentando alejar las penas que comenzaban a llenar mis sentidos. Sobre todo por ocultar algo así con mi confidente, no quería. No ahora que estábamos juntos.

Ya llevaba muchas cosas sin decirle, y no quería acumular más solo por miedo a que se enfadara o para no hacerle algún mal. Mi cabeza ya estaba hecha un lío.

Shisui soltó una pequeña risa ante mis quejas, para luego sentarse a mi costado en su cama y pasar uno de sus brazos por sobre mi hombro, di un suspiro ante ello ¿Qué es lo que tramaba?

Tienes que estar tranquila, si fuiste tú pues... ha de ser por lo fuerte que eres ¿No?

Enrodé mis ojos con fastidio. Shisui llevaba plantado el coqueteo en todo lo que decía y a veces me cabreaba. Pero por ahora no dije mucho, él solo intentaba hacerme sentir mejor y no podía ser borde con él. Al menos no después de toda esta información y ayuda que me había brindado.

¿Ukitake-sensei me selló el sharingan antes, verdad? solté, intentando alejarme un poco de su aroma y tacto.

Él pareció notarlo y quitó su brazo enseguida, rascando su nuca inconscientemente con un leve mueca.

Sí, respondió, su seño levemente fruncido ¿Cuántas aspas tienes?

Entrecerré mis ojos ante su cambio de tema, recordando el momento exacto en cuanto me vi al espejo de hospital antes de responder con suma seguridad;

Dos.

Ya veo...

Posé ambas piernas en la mesita de centro con cansancio, mientras elevaba la imagen una vez más a la altura de mis hombros y la observaba con detenimiento sin que ningún detalle se me escapase. No quería seguir pensando en ello, pero Tobirama... Él no me mentiría, estoy segura que no.

Mi hermano podría ser muchas cosas, menos un mentiroso. No lo comprendía y la imagen a pesar de ser demasiado hermosa y nostálgica, me daba qué pensar. Sobre mi infancia vivida junto a él, mi padre, Itama y Hashirama.

¿Acaso todo fue una mentira? No quería creer algo así, para nada.

Activé el sharingan con suma facilidad, solo para corroborar que lo dicho por Shisui fuese cierto una vez más. Y al parecer así era, él explicaba mucho mejor que Óbito cuando se refería a estas cosas como lo era el dojutsu que ambos tenían o el cómo activarlo cuando se me pegase la gana.

Sonreí, Óbito era un idiota. Ya comenzaba a extrañarlo.

¿Sabes que lo normal es despertar el sharingan con un aspa?

Negué con mi cabeza. Pues, aborrecía tanto aquel dojutsu del clan Uchiha que nunca en mi puñetera vida se me ocurrió investigar sobre ello más que por Uryu para poder entrenarlo como corresponde. Por ello pedía ayuda a Óbito de vez en cuando para que le enseñase cosas que yo de por sí no podía, pero eso ya es historia.

Porque Óbito nunca lo ayudó por más que lo rogué.

¿Y entonces por qué yo tengo dos?

Cuando lo despertaste por primera vez tenías solo una, lo recuerdo explicó, un tanto pensativo mientras entrecerraba sus ojospero la segunda vez fue algo más fuerte por bueno, ya sabes. De hecho, si Ukitake-sensei no lo hubiese sellado y lo hubieses perfeccionado hasta las tres aspas, de seguro con esa misión ya tendrías un mangekyou sharingan.

Mi rostro detonó confusión.

Mangek... qué?

Él soltó una risa, bastante sorprendido y burlista ante mi rostro ignorante sobre ello.

¡No te rías! exclamé, algo molesta y él intentó hacerlo pero no lo logró ¡Es como si yo te preguntara sobre los niveles del hiraishin! ¡Porque de por sí no lo sabrías!

Shisui negó con su cabeza, unas cuantas risas brotando de sus labios ¿Desde cuándo había adoptado el papel de Yoshiro?

Es cultura general Izune, no puedo creer que seas jounin y no lo sepas.

Solté un bufido, tomando la imagen entre mis manos para luego irme de ahí. Odiaba cuando se burlaban de mis conocimientos. Sí, quizás era igual de picota que Obito pero ya me daba igual.

Oe, lo siento dijo, pero no hice caso a sus palabras y simplemente me dirigí a la puerta de su habitación Izune, es que... ¿Obito tampoco te lo ha enseñado? ¡Izune, espera!

Ya había comenzado a bajar las escaleras cuando sentí el viento mover mis cabellos y por poco chocar contra el azabache frente a mi. Maldito Shunshin.

¿Te podrías mover? Óbito me está esperando y no quiero demorar, gracias por tu ayuda. digo, mi voz un tanto cabreada mientras lo veía con una ceja alzada.

Él tensó su mandíbula al oír el nombre de mi mejor amigo, sin embargo, tras un suspiro frustrado hizo el amago de darme el paso. Pero no fue así, pues en cuanto intenté  bajar las escaleras me tomó del brazo con fuerza y se acercó a mi oído.

Si quieres puedo enseñarte a usarlo antes de sellarlo, es lo menos que puedo hacer. Por más que no quiera. Pero no te enfades ¿Si?

Subí la mirada hacia el reloj con algo de nervios por su cercanía y lo alejé de inmediato, quizás un poco de sharingan e información no me haría mal para saber qué es. Necesitaba activar o controlar este maldito dojutsu. Solo por eso me quedé.

Seguí observando la imagen por unos segundos más a sharingan activado mientras ladeaba mi cabeza y sonreía de lado. Al menos solo hasta que la puerta principal se abrió y dejó a la vista a un sucio, demacrado y algo magullado Óbito. En ese momento, lo quité enseguida y dejé la fotografía sobre la mesa con rapidez, quitando así mis piernas de aquel lugar para ir hacia él con mucho entusiasmo.

Sí, le había echado de menos.

─Bakazune, perdona la demora pero Kakashi ya sabes como es y...

No pudo seguir hablando u excusándose, pues con mi nivel dos de hiraishin aparecí frente a él con suma rapidez para besar sus labios cortamente sin previo aviso. Él me sonrió, algo sonrojado y nervioso por mi actuar tan repentino.

Me causó demasiada ternura.

─Bueh, yo me esperaba una cachetada por la demora pero esto es mucho mejor... ─canturreó, aún algo sonrojado mientras tocaba su nuca con nerviosismo y le di un golpe en el hombro con gracia.

Él soltó un quejido y no demoré en abrazarlo, acto que él correspondió con unas risas ¿Qué me pasaba? ¿Desde cuándo era tan cariñosa?

─¿Cómo estás? Luces sucio, magullado y hueles a tierra, ─dije con rapidez en cuanto me separaba de él y olfateaba sus ropas, acomodando un poco su playera como si fuese un niño pequeño─ al parecer Kakashi no se ha contenido contigo ni un momento y joder, ya cuando lo vea le planto la bronca por dejarte así. Tú no estás bien y él lo sabe, no es justo que se de la...

─Izune...─masculló con cierta gracia, al ver que yo seguía ordenando todo lo que era su ropa y rostro.

─...gana de pisarte como un trapo sucio, algo de piedad digo yo por todo lo que has pasado. Es un desconsiderado. Mírate, pareces un pordiosero y yo...

─Izune... ─insistió el azabache en hablar como reproche, mientras yo palmeaba sus hombros para quitar el polvo y acomodaba sus cabellos con él a regañadientes.

─... yo no voy a permitir que te traten así porque no lo mereces, digo, sólo yo puedo hacer ese tipo de cosas pero ni siquiera lo hago porque yo...

─¡Izune, ya! ─exclamó, logrando que finalmente reaccionara mientras tomaba mis muñecas y soltaba unas cuantas risas frente a mi rostro.

Yo le observé confundida y algo sonrojada por mi actuar. Sin embargo, él pintó una gran sonrisa en su rostro.

Sí, al parecer a veces sí lucía como su madre y me avergonzaba.

─Estoy bien, mamá. ─dijo, aún con esa sonrisa burlona y solté un bufido─No tienes por qué preocuparte tanto o reprochar a Kakashi. Solo me he caído entrenando y los golpes de Sakura no son tan débiles como cre...

─¿Sakura? ¿Por qué estaban con Sakura?

Mi seño se frunció enseguida por más que quise no hacerlo. Pues, enseguida noté como este formulaba otra sonrisa maliciosa y me apegaba a su cuerpo al notar mi cambio de humor. Óbito me estaba tomando el pelo. Yo no estaba celosa. No.

¿Por qué tenía que hacer esto justo ahora?

─Kakashi me pidió que la entrenara unos cuantos minutos mientras él hacía algo urgente, solo fue eso y nada más, celosilla ─me explicó con algo de gracia y fruncí aún más el seño ante la idea, a lo que él besó intentó besar la punta de mi nariz pero yo me corrí un poco.

Obito soltó un quejido ante ello.

No, yo no era ni estaba celosa. Menos ahora que entre nosotros todo estaba bien y seguro.

Pero Sakura era un caso completamente diferente a cualquier otra chica que se le acercase. Ella estaba obsesionada con mi azabache y ¡Joder! Tenía que dejar de pensar en estas cosas o me volvería loca. No era justo para Obito que me pusiese así luego de la reciente pérdida que había tenido.

Pero nadie me podía asegurar que ella no intentara lo mismo que Sasuke conmigo. Por ahora, solo tenía que confiar en Óbito y alejar esos pensamientos de mierda. No tenía que ser una celópata como él.

─Oye oye, solo me gustas tú baka. Por muy fea y gruñona que seas ─insistió en hablar Óbito, mientras bajaba mis muñecas para así tomar mis manos con gracia. Solté un leve gruñido ante eso─ no tienes por qué celarme, si que tengo fans por lo guapo que soy pero...

─Idiota, tú si que eres feo y gruñón.─gruñí a nariz arrugada mientras enrodaba mis ojos y él soltaba una risa─ mejor ve a ducharte antes que cierren los locales de comida o quedaremos con ganas, señor popularidad.

─¿Señor popularidad? ─cuestionó ladeando su cabeza─Estás loca Izune ─se burló, a lo que di una leve patada en sus piernas con gracia. Él se estaba burlando de mi─ y muy celosa por más que lo niegues, sin contar lo agresiva eh...

─¡No soy celosa, ni agresiva!─exclamé, nuevamente intentando propinar algún golpe desesperado al azabache, pero este parecía esquivarlos todos mientras moría de la risa.─ ¡Ya, deja de reírte y ve a la ducha!

─Eres un encanto monstruoso ¿Lo sabías? ─insistió en burlarse mientras esquivaba mis golpes.

─Eres un idiota muy molestoso y feo ¿Lo sabías?

Obito soltó unas cuantas risas, a la vez que seguía esquivando cada uno de mis ataques. No obstante, a fin de cuentas ya me había cansado y él aprovechó esa instancia para apegarme a la pared helada de concreto, ladeando levemente su cabeza para analizar todo mi rostro a escasos centímetros.

─¿Aún no te quitas los bigotes?─soltó de la nada, causando el sonrojo inmediato de mis mejillas.

─¡Ya! ¡¿Vas a seguir con eso?! ¡Que no tengo bigotes! ─me quejé, bastante exasperada y avergonzada frente a él.

Obito mordió su labio inferior con gracia y ladeó la cabeza hacia el otro costado para seguir observándome, analizando cada parte de mi rostro.

Por ende, quise taparlo enseguida por la vergüenza pero él seguía sujetando mis brazos contra la pared y aquello me impedía hacerlo. Obito estaba siendo un completo cabrón ahora mismo ¿Por qué tenía que ser así?

─Me gu...

─¡Ya, deja mis bigotes en paz Obito! ¡Basta! ─exclamé una vez más, esta vez escondiendo mi rostro en medio de su cuello y hombro para ocultar la vergüenza junto al sonrojo.

Él soltó una gran carcajada y tras aflojar su agarre de mis brazos, me apegué a su cuerpo como una larva para que no pudiese verme el rostro. El cual seguramente estaba más rojo que el cabello de Kushina-san.

─Oe, que yo iba a...

─¡Di otra vez algo de mis bigotes y no me haré cargo de mis actos, Uchiha Obito! ─gruñí, frunciendo el seño en medio de su cuello mientras le sentía envolverme con sus brazos y reír levemente.

─Que no hablaré de tus...

─Te contaré hasta tres, Obito. Ya. Basta.

─¡Joder, escúchame! ─exclamó, haciéndome estremecer un poco pero sin quitarme de dónde estaba─ Iba a decir que me gustan tus ojos, lo de los bigotes es broma y lo hago para molestar. Ni siquiera tienes pelos para fijarme en algo así ¡Que eres albina, por dios!

Enseguida, solté unas cuantas risas nerviosas antes de quitar mi rostro de dónde lo tenía. Solo para luego subir la mirada y encontrarme con el ojo azabache de quien estuvo a mi lado casi toda la vida, por ello no dudé en cuanto pegué mis labios a los suyos. Un beso lento, suave y bastante apasionado a vista de cualquiera.

─I-izune, yo... 

Su voz fue temblorosa, sus ojos estaban algo rojizos y no precisamente por el sharingan. Aquello me llegó al alma. Sin embargo, antes que pudiese decir algo frente a la noticia él ya se había apegado a mis diminutos brazos para tensarse y no seguir llorando.

─Ella no te merece, baka.  

Su lengua recorrió toda mi cavidad bucal, mientras sus manos bajaron instantáneamente a mi trasero para presionarlo con fuerza y apegarme aún más a él. Pude negarme, pues aún teníamos una cena a la cual ir. Sin embargo, mi propio cuerpo no me dejó hacerlo.

Por ello, mis brazos salieron de su torso enseguida, subiendo así por su abdomen hasta enredarse en su cuello y nuca, también saboreando cada parte de su boca. Disfrutando del momento que teníamos.

Al diablo con la cena.

Ambos caminamos un poco, por lo que de nuevo choqué con aquella pared de concreto y él sonrió en medio de nuestros besos, solo para por consiguiente jalar mi labio inferior con fiereza y un toque de suavidad, esto antes de bajar aquellos besos húmedos por mi barbilla y cuello salvajemente. Un gemido se escapó de mis labios en cuanto sentí su mano subir mi muslo para pegar nuestras partes íntimas bajo la ropa y morder mi cuello con fuerza.

Aquello dejaría marca seguramente.

─¿No era que querías cenar y luego follar, eh? ─murmuró en mi oído con malicia y burla, mientras con su mano izquierda acariciaba mis caderas y pretendía meter esta misma bajo mi playera ennegrecida.

Tragué saliva, intentando no gemir otra vez para no darle el gusto. Él lo estaba haciendo a propósito. No confundan, sí quería follar y con muchas ganas. Más si lo tenía en frente mío de esa manera, su cabello desordenado y ese olor a sudor junto a la tierra solo para mi.

¡Pero por dios, Obito iba a matarme!

─Dime que pare y lo hago, aún podemos comer antes si quieres...

Iba a responder para que frenase, pues no iba a dar mi brazo a torcer tan fácil. Sin embargo, uno de sus dedos se metió en mi boca sin previo aviso y no pude evitar el chuparlo mientras le observaba relamer sus labios con lujuria al verme de esa manera. Enseguida, comencé a sentir como su erección crecía a medida que lamía una y otra vez su dedo índice.

─¿Puedo besarte?  

Aquella pregunta me llegó por sorpresa, pues de todas las peticiones jamás imaginé esa. No obstante, antes que pudiese responder... el azabache ya había capturado mis labios. Era la segunda vez que lo hacía desde la última vez, y no me negué.

Tras sonreír maliciosamente y pegarse aún más a mi─si es que se podía aún más─, comenzó a frotarse por sobre mi ropa y a respirar agitadamente entre jadeos como un completo animal. No pude evitar el suspiro excitado que solté en cuanto él quitó su dedo de mis labios para chuparlo él mismo y guiñarme su ojo.

Era un completo idiota.

─¿Y...?

Insistió en cuestionar, incluso si ya sabía la respuesta. El calor y la excitación siendo bastante evidente en ambos sobre aquella pared de concreto. Él era inigualable ¿Ya lo había dicho antes? Si no lo había hecho este es el momento, porque lo era. No había nadie como él.

Nadie como mi Obito. El idiota de Óbito.

Él comenzó jalando mi labio inferior una vez más en cuanto no respondí. A la vez que con una de sus manos subía mi playera negra y hacía el amago de que subiera mis brazos para hacer el trabajo más fácil, cosa que hice enseguida, cediendo por completo a él y a sus caricias, las cuales hacían que una especie de corriente eléctrica se esparciese por todo mi cuerpo y sobre todo mi parte baja. No sabía si ya estaba muy mojada o algo parecido, pero esos frotes entre ambos estaban matándome.

Él metió su mano tímidamente bajo mis pantalones cortos, yo no pude evitar el posar con miedo mis manos sobre las suyas ante el tacto. Obito soltó una risa nerviosa ante ello y me observó con pánico.

Era tan adorable.

─¿Te ha dolido? Joder, si es que soy un bruto y...

─No, ─corté su frase─ tu solo... sigue.  

No demoré más al besar sus labios con fiereza en cuanto mi playera ya estaba en el piso, pues Obito comenzó a masajear uno de mis bustos con su mano por sobre mi brasier y los suspiros que se escapaban de mi boca eran cada vez más frecuentes. Él presionaba, subía y bajaba, un vaivén de placer inigualable en dónde él manejaba cada parte de mi cuerpo. Pues, con su mano restante sujetaba mi muslo y de pasada recorría todo mi glúteo con satisfacción.

Su erección ya estaba al máximo que podía, y cada frote era una tortura para mi. Por ende, no aguanté más y con mis manos pedí a gritos que se quitara la playera azul marina sucia que traía puesta. Él hizo caso a mis peticiones sin rechistar con esa sonrisa lasciva que tanto amaba, y luego se pegó a mis labios una vez más para recorrer todo lo que era suyo. Porque sí, yo no era de nadie mas. Nadie más que él.

─Es primera vez que veo una mujer desnuda, no estás nada mal Izune...

Solté un gruñido, bastante avergonzada sobre aquel sofá. Nerviosa por estar al descubierto en aquella sala de su hogar. No era justo, él seguía con ropa.

─¡Quítatela tú también, no seas injusto! ¡Solo yo estoy pasando vergüenza! exclamé con exasperación y vergüenza, tapando mis pechos y parte baja. Él rascó su nuca con incomodidad y mucha inseguridad.

─Etto...  

Solté un gemido suave y algo reprimido en cuanto metió su mano bajo el brasier, presionando uno de mis pezones con fuerza mientras sonreía en medio de nuestro choque salvaje de labios. Por ello, con mis manos recorrí todo su torso y lo sentí estremecerse en cuanto acaricié la línea que separaba sus dos partes de cuerpo que poseía en su espalda. Cuánto adoraba esa separación, y ese cuerpo que él tenía.

Sus cicatrices.

Muchas veces Izumi me comentó lo mucho que le daba grima observar aquello de parte de Obito luego de su accidente y nunca supe si era por el hecho de que ambos se llevasen mal o algo parecido. Pero ella estaba muy equivocada. Porque aquello daba de todo, menos grima.

Porque yo amaba su cuerpo tal y como era, como no tienen idea.

─Wow... ─murmuré, viendo su gran cicatriz en medio de su torso por primera vez luego de verlo en el hospital. No había quedado nada mal.

Le noté sonrojarse, quitando la mirada mientras se posaba sobre mi y no movía ni un solo músculo.

─¿Está muy mal? ¿Acaso por esto no le gusto a Rin?

Negué con la cabeza de inmediato, obligándole a observarme. Este lo hizo con mucha pena y vergüenza.

─Rin es una idiota que no sabe lo que pierde, tu cuerpo está genial. ─espeté, demasiado seria para el gusto de cualquiera─ Nunca lo pongas en duda, baka.   

─¿A la ducha? ─cuestionó a escasos centímetros de mi rostro con su voz rasposa, subiendo así su mano que antes estaba en mis pechos para quitar unos cuantos cabellos de mi rostro con suavidad.

Mis ojos se cruzaron con el suyo, y mi corazón comenzó a latir con fiereza al ver esa leve sonrisa sin mostrar sus dientes. Entonces lo supe por completo...a él también.

Él tocaba con demasiada timidez mis pechos, tanto que quise reír y no sabía si solo por eso, o por los nervios que sentía al estar de esa manera. Obito era un zopenco, y lo supe en cuanto quiso acariciar mi parte baja.

Aquello sí que me dolió.

─¡Obito, espera! ─exclamé, desesperada y él quedó estático sobre mi. Su respiración algo agitada por la adrenalina.

Entonces me observó, su mirada llena de culpa con una sonrisa inocente pintando su rostro adolescente. Por ello suspiré, él era un completo idiota.

A él también lo amaba, por completo. No solo a su cuerpo, sino que, a sus defectos y virtudes también , tanto físicas como psicológicas.

Nunca supe lo que era el amor en realidad, pero en estos momentos ya no me veía con alguien más que no fuese mi azabache y era lo único que se asemejaba. Conocía cada parte de él, estuve con él en sus mejores y peores momentos desde la infancia. En la enfermedad, la salud y la felicidad. Y él también estuvo conmigo cuando lo necesité, desde siempre.

Él... mierda.

─Mm... ─respondí vagamente, mordiendo mi labio inferior y haciendo que él soltara una leve risa mientras asentía a sus constantes frotes para no perder el ritmo de nuestras caricias y excitación.

La cual a este punto estaba llegando casi al máximo con solo observarlo, no, esto solo estaba comenzando.

Él sonrió aún más luego de unos segundos y tras propinar un beso fugaz a mis labios, con sus manos tomó ambos de mis muslos para tomarme en brazos y caminar junto a mi hacia el baño del salón principal. No dudé en abrazar su nuca y cruzar mis piernas alrededor de su torso mientras daba suaves besos húmedos sobre su hombro y cuello. Él estremeciéndose cada vez que lamía el lóbulo de su oreja o su barbilla.

─A la calma, fiera. ─dijo, su voz bastante ronca y rasposa frente a mis caricias sobre su cabello y mis besos a su cuello y hombro. No pude evitar la sonrisa que se esbozó en mi rostro al oír aquello.

─Te quiero.─formulé, algo avergonzada mientras movía sus cabellos.

─Yo también, Izune.

─Ahora es cuando la meto ¿No? ─cuestionó con algo de nervios, su frente sudando a más no poder mientras observaba mi parte baja con pánico.

─No lo sé Obito, tú eres el que sabe de estas cosas ─respondí, también sintiendo nervios al ver su erección estar sobre mi entrepiernas. Dura como una roca.

─Pero estás sintiendo placer ¿No? ─insistió, tragando saliva luego de aquello─ ¿Por qué no estás gimiendo?  

Solté una pequeña risa ante su nerviosismo, que al parecer solía ser más que él mío o quizás, él lo demostraba más que yo. Obito frunció el seño con pánico hacia mi risa.

─¿Qué ocurre? Joder, Bakazune no te rías que yo recién esto...  

─Te quiero, idiota.  

Entonces, gemí para él. Éramos unos adolescentes y parecíamos unos críos de cinco años jugando al papá y mamá. Una total vergüenza.

  

Obito finalmente arribó hacia la habitación que ansiábamos y abrió la puerta con fiereza, yo soltando un leve quejido al sentir aquella madera fría chocar sobre mi espalda semidesnuda. Sin embargo, una vez dentro el azabache cerró esta misma con seguro mientras con una de sus manos sujetaba mi cuerpo y jadeaba de vez en cuando.

─Oh, dios, esto es... 

Tragué saliva, Obito ni siquiera había introducido ni la cuarta parte de su erección y estaba jadeando como si estuviese por completo dentro de mi. Yo no me movía, no sabía que mierdas hacer en esta situación. Pero sentí mis partes bajas contraerse al solo tacto de sus manos sobre mis pocas caderas.

Sentí su sonrisa maliciosa una vez más en cuanto con su brazo anterior sujetaba mi cuerpo y con el otro desataba mi brasier, este cayendo de inmediato al suelo al ser sin tiras y algo más cómodo por los entrenamientos. Pude sentir el pecho desnudo del moreno chocar con mis pezones al instante, y me estremecí por completo. Por lo que sin dudarlo comencé a mecerme sobre él para conseguir aún más placer del que era posible.

El azabache me besó, nuevamente llenando de babas cada parte de mi boca y cuello. Su erección estaba a solo la mitad y eso solo me mataba de nervios, ni siquiera sentía un dolor tan grande más que la presión allá abajo.

Pero Obito temía el lastimarme, lo pude saber por su mirada algo cabreada y angustiada. Aún así, un poco de placer se disipó en todo mi cuerpo.

Obito comenzó lamiendo de igual forma mi hombro y cuello, mientras caminaba con suma rapidez hacia la gran tina que había en el cuarto de baño. Ambos estábamos sudando y aún no comenzábamos ni la cuarta parte.

Esto era fantástico. Y él lo era también.

El azabache sin dudarlo me posó sobre aquella tina fría con cuidado, mi espalda estremeciéndose ante el tacto y me quejé al ver como él se alejaba un poco para quitar sus pantalones. Sin embargo, no podía quedarme así como así, por ello mismo abrí el broche de mis pantalones un tanto dedesperada y metí mi mano dentro sin pudor alguno, sintiendo como mis dedos índice y corazón jugueteaban al vaivén de mi propia vulva casi al desnudo sobre mis bragas.

Sentí placer, aunque no lo suficiente como si el mismo Obito lo estuviese haciendo. Por aquello, subí un poco la mirada para observar como él bajaba sus pantalones y dejaba a la vista su gran erección bajo su fina ropa interior, estaba mojado. Sin duda alguna su líquido pre-seminal ya comenzaba a salir y mi vulva se contrajo al solo pensar en aquello dentro de mi.

¿Acaso era normal que sintiese tanto placer con este idiota sin siquiera tocarlo? Ni siquiera se asemejaba a aquella vez.

Obito me observó de re-ojo, su mirada sombría y lujuriosa sobre mí haciéndome gemir con cuidado, aumentando así mis propias caricias de tan solo imaginarle sobre mi ¿Por qué demonios demoraba tanto? Él lo estaba haciendo a propósito porque le vi sonreír, mientras bajaba su fina tela con malicia y se tocaba de vez en cuando dando uno que otro gemido ronco al verme.

Di otro gemido suave ante ello, mientras suspiros seguidos se escapaban de mi boca al solo verle de esa manera. Su cabello desordenado, su erección al desnudo siendo tocada por sus manos mientras él mordía su labio inferior y se acercaba a mi. A este punto me sentía demasiado cerca del orgasmo, y ni siquiera él estaba tocándome o algo parecido. Estaba siendo una desatada.

¿En qué momento se me ocurrió comer antes y luego follar? Qué idea más idiota.

─Podría quedarme siglos observándote así porque te ves hermosa ¿Sabes? ─murmuró, esta vez ayudando a quitarme los pantalones mientras yo mordía mi labio inferior con fuerza para no gemir frente a su rostro.

Él masturbaba su erección de arriba hacia abajo mientras me dejaba solo en bragas, para luego ir a por la llave de aquella ducha y largarla. Solo por ello me senté a un costado de la tina, esta vez masajeando uno de mis pechos a la vez que esperaba el agua correr. Cosa que no demoró más de dos segundos.

─Voy adentro, Izune. Tú tranquila...  

─Obito, yo estoy...

─¡Tranquila te digo!  

Y así, introdujo toda su erección de un solo golpe. Sentí un leve ardor alrededor de todas mis paredes, aún así no fue tan terrible como lo imaginé. Por ello, solo dediqué una leve sonrisa antes de acariciar sus hombros con confianza adquirida.

Obito se introdujo de inmediato junto a mí, su cuerpo siendo mojado casi al instante al igual que su cabello. No demoré en abrir un poco sus piernas y empujarle con cuidado,para así posarme en medio de ellas y rozarme junto a su erección mojada y dura. Mi espalda siendo salpicada por el agua de inmediato y él mediando una sonrisa al verme de esta manera.

─Sabía que de cenar, m-me querrías a mi... ─se burló, para luego morder su labio inferior y propiné un suave golpe en su hombro.

─Me encantas... Idiota ─murmuré, segundos antes de tomar su rostro con mi mano y pegar mis labios a los suyos salvajemente. Él correspondió enseguida, haciéndome saber con mucha certeza que sentía exactamente lo mismo.

Al diablo el orgullo.

Entonces, comenzó nuestro juego. Pues, Obito con una de sus extremidades quitó finalmente mis no tan delgadas bragas para luego masajear cada parte de mis gluteos y pasar sus dedos por sobre mi ano y clítoris al estar yo en cuatro sobre él, el solo tacto haciéndome soltar un suave gemido en sus labios.

  ─Ah ─gemí despacio, sintiendo como él acariciaba mis glúteos sin quitar su erección de dónde la tenía, esta vez dándose el gusto de tocar cada parte de mi cuerpo.

Y yo no me quejé. Ya no parecía tan nervioso como al principio.

Él estuvo varios segundos así, subiendo y bajando sus dedos mientras besaba mis labios con desenfreno. Así como también introduciéndolos en ambas partes, haciéndome gemir de vez en cuando. Yo no solía gemir demasiado, él lo sabía y no me gustaba. Pero este placer era sin duda inigualable.

Jamás me sentí así en todas las veces que cogí junto a él. No, esto iba más allá de todo eso.

Por mucho que fuese sexo, ahora se sentía de otra manera. Como aquella vez. Yo lo sentía de otra manera, y esperaba que él también.

Él introdujo dos de sus dedos dentro de mi, mientras se masturbaba suavemente. Sentí vergüenza ante tal imagen pero no dije mucho, solo le dejé ser y hacer lo que se le diese la gana. Como solía hacerlo siempre.

─J-joder, Obit-to vo-oy ah ─gemí inconscientemente y llena de vergüenza, sintiendo así el orgasmo cada vez más cerca al Obito estar metiendo y quitando sus dedos con frecuencia mientras rozaba su erección a mi vulva, ambos empapados de sudor y agua que corría con desenfreno desde arriba.

Agua tibia, obviamente.

─N-no, p-para.. no ah ─pretendí frenar al sentir como mi cuerpo se estremecía más de lo normal y él sonreía, disfrutando de aquello.

No podía creer que estaba llegando al orgasmo tan pronto mientras Obito se sonreía ampliamente como el cabrón que era.

─ N-no quie-¡Obito!

Él pareció no escucharme, pues sus movimientos eran cada vez más fuertes y frecuentes mientras mordía su labio inferior y sonreía con malicia al verme totalmente excitada por él. Mi respiración era demasiado agitada a este punto y jadeaba demasiado, a la vez que de seguro mis mejillas eran rojas al igual que las de Obito. Me sentí presionada, pero era fantástico a la vez.

Dejarme ir, o aguantar un poco más. He ahí el dilema.

─Hazlo,─gruñó el azabache, mientras quitaba sus dedos de mi clitoris y pellizcaba mi trasero, nuevamente haciéndome ahogar un gemido al morder mi labio inferior─ No te molestaré. Quiero verte, vamos, gime mi nombre, di que eres mía. Que me quieres, lo que sea. Joder.

Su voz ronca, rasposa y ennegrecida sobre mí mientras introducía nuevamente sus dedos buscando aquel punto que tanto placer generaba me volvía loca. Todo me parecía perfecto en él, el tacto de su erección rozando toda esa zona me hacía simplemente quererlo dentro ya. Pero sabía que él no quería eso, al menos no aún.

No solía ser sumisa con él y Óbito lo sabía, sin embargo, hoy me sentía muy débil a sus peticiones con tanto recuerdo. Solo por ello, decidí en dejarme ir. Sobre todo por el rostro de aprobación que tuve de su parte por ello, él acariciando mi mejilla suavemente mientras me observaba con simpatía y algo de angustia.

Tragué saliva.

Él nunca solía hacer eso, y aquello me gustó más de lo normal. Mi corazón latió con fuerza de tan solo sentir sus caricias suaves y no brutas como solía darlas. Su ojo yendo directamente a los míos, pudiendo observar todo mi cuerpo él solo se fijaba en mis globos oculares.

─J-joder... ah ─gemí, sintiendo sus movimientos frenéticos y rápidos sobre mi parte baja una vez más con su mano restante. Un poco más y...

─Vamos, Izune, dilo ─insistió, jalando mi labio inferior con los suyos para luego lamerlos por completo y suspirar suavemente─ D-di que eres mía, dilo, que me quieres.

─S-soy tuya, mierda, O-obito ah.

Entonces, tras una fuerte caricia y su rostro excitado comprensivo frente a mis ojos sentí el orgasmo llegar a todos mis sentidos, cayendo así con suavidad sobre el pecho desnudo y empapado de Obito mientras intentaba recuperar el aliento. Él soltó una leve risa y luego besó mi frente, levantándome un poco con mucho afecto para sonreírme.

Esa sonrisa.

─¿Tu turno? ─murmuró con un deje de inocencia, segundos antes de besar suavemente mis labios húmedos y señalar su evidente erección bajo mi entrepiernas recién estimulada.

Mordí mi labio inferior con cierta timidez, algo que jamás solía sucederme junto a él y luego hice caso a su petición. Pues, era lo menos que podía hacer luego de ese placer que recibí y me senté en aquella tina con cuidado. Además, también me encantaba realizar aquello en el azabache. Todo él me encantaba, su cuerpo recostado y su erección mojada frente a mi. Al parecer, ese orgasmo pasado no lo era todo.

─¿Realmente crees que eso cae en mi boca? Obito yo... 

─Tranquila, si te dan ganas de vomitar te alejas ─dijo, ladeando su cabeza como un perro faldero y suspiré.─  o si yo noto cosas raras te alejo, vamos Izune. Por favor, a Bakashi se la chupan siempre.

Fruncí el seño ante ello, sin embargo, no le di mayor importancia a su comentario y le brindé mi ayuda. Obito sonrió.

Comencé con suaves movimientos sobre su pene, como solía hacerlo siempre de arriba hacia abajo con mis manos. Mientras, observaba así su cuerpo contraerse y a él tirar su cabeza hacia atrás, cerrando su ojo levemente para entreabrir su boca y dar suaves suspiros. Su imagen era única.

Él era único.

Besé la punta, luego lamí por los alrededores durante un tiempo y acaricié sus ingles con mis pulgares, estimulando así con mis pechos de igual forma su tan amado atributo. Obito soltó un suave gemido por primera vez al sentir mi boca introducir la punta de su miembro y le observé, su respiración era entrecortada y cada gota de aquella ducha inundaba todo nuestros cuerpos.

Él era demasiado guapo, y ahora recién era capaz de caer en cuenta.

Entonces, no demoré más y finalmente lo introduje con suavidad dentro de mi boca para luego quitarlo y así comenzar con aquel vaivén del entra y saca que solía hacer siempre. Él dando leves gruñidos mientras su cuerpo se contraía con cada chupada y mordida suave que yo proporcionaba.

─M-mierda, eres asom-brosa ─gruñó entre gemidos roncos al yo tener toda su erección chocando con mi úvula constantemente. ─ M-mierda...

La quité de inmediato en cuanto sentí el amago de una próxima arcada, algo demasiado extraño en mi luego de haberlo practicado varias veces junto a mi azabache. Sin embargo, ignoré aquel hecho porque quizás le hubiese crecido y simplemente me decidí por no introducirlo tanto como otras veces pero si hasta casi el fondo. Obito amaba que yo hiciera eso y no se lo iba a negar.

─Oh, a-así, o-oh ─gruñó, sujetando levemente mis hombros mientras intentaba con todas mis fuerzas que aquello dentro de mi boca no tocase con tanta fuerza mi úvula. ─ un poc-co más, as-sí.

Entonces, luego de unos cuantos minutos así él tomó mi cabello mojado para introducirlo aún más en mi boca. Mi cuerpo estaba encendido, y sentí mis partes bajas mojar una vez más al verle de esa manera, rogando por mis caricias mientras su cuerpo se contraía junto al correr del agua.

El choque de mis labios junto a su erección sonando y chocando entre sí.

Nuevamente, sentí el amago de una arcada al estar tan abajo y Obito al notar aquello en mis ojos simplemente quitó mi cabeza de ahí sin preguntar o quejarse, su respiración demasiado agitada mientras su pecho subía y bajaba con notoria rapidez. Sentí vergüenza en ese punto, y rabia conmigo misma al no ser capaz como otras veces.

¿Por qué a Óbito tenía que crecerle la erección y a mi no me crecían los pechos? No era justo.

Aún así, al azabache no pareció molestarle. Pues, luego de seguir con chupadas suaves me quitó de ahí para cambiar nuestras posiciones en la ducha y posarse él sobre mi como un león sobre su presa. Aquello me hizo estremecer, y mordí mi labio inferior de inmediato para no soltar un gemido innecesario. Él me sonrió de lado, para luego besar con fugacidad mis labios y acomodarse entre mis piernas como un completo salvaje.

─Obito ¿Qué película porno te vis...

─Recuéstate y verás.

Dando un suave suspiro, me recosté sobre el sofá y él se ubicó en medio de mis piernas para pellizcar mis pezones un poco antes de introducir su erección una vez más en mi virginal entrepiernas. Esta vez me dolió un poco más, sin embargo, traté de ocultarlo y simplemente disfruté de sus embestidas suaves.

Cada vez, se sentía mejor.

No dudé en cruzar mis piernas alrededor de su torso en cuanto sentí la punta de su erección rozar con mi ya estimulada vulva, él introduciendo cada parte de su atributo con suma lentitud mientras mordía mi cuello para evitar un gemido que de seguro por su rostro iba a ser demasiado fuerte. Sonreí, amaba tenerle de esa forma.

─J-joder... ─gimió con voz demasiado ronca, esta vez en medio de mis labios al haberme besado e introducido su erección por completo en mi de un solo golpe.

Sentí mi cuerpo estremecerse y contraerse ante ello, sin duda alguna no había quien como Obito y mi propia anatomía lo sabía. Pues, apenas comenzó con su juego de ingresar y quitar, la sangre subió a mis sentidos y comencé a gemir y jadear junto a él. Lo besaba, mordía su labio inferior y también chupaba su cuello para marcar territorio.

Él era mío, y yo era de él. Como lo fue desde siempre.

Sus embestidas comenzaron a penetrarme con más fuerza, él estaba tenso y su mandíbula demasiado recta a la vez que daba suspiros y jadeaba sobre mis labios. El agua chocando con su espalda desnuda mientras yo chupaba mi dedo de vez en cuando para provocarlo aún más, gimiendo suavemente y contrayéndome con cada embestida proporcionada. Él era un genio.

Nuestros cuerpos estaban envueltos en calor, a pesar de estar bajo el agua y en una tina demasiado fría todo parecía arder. Sus gemidos, sus jadeos, sus besos y su mirada, todo me encantaba. El placer era tanto, que quise gritar lo mucho que le amaba.

Pero no solo a lo que hacíamos, ni a su cuerpo glorioso que me encantaba desde que decidimos iniciar este juego del amigo con beneficios. Todo él me encantaba, sus mechones mojados sobre su rostro de placer y sobre todo el meneo de sus caderas al penetrarme. Su carisma, todo en él era perfecto.

Incluso sus babas al dormir, todo.

─O-obito, yo... ─comencé a decir en medio de las embestidas y respiraciones agitadas─ oh diablos.

─T-te amo, I-izune. ─soltó, corriendo así su mirada hacia un lado mientras cerraba su ojo al embestirme con fuerza. No pude evitar el observarlo con mucha sorpresa, aún así un gemido algo fuerte se escapó de mis labios.

─¿T-tú... có-cóm...

─Oh, demonios.

─Izune, c-creo que voy...

Antes que pudiese decir algo más que jadear o gemir ante sus movimientos, el azabache ya se había corrido sobre y dentro de mi. Su cuerpo arqueándose a medida que ahogaba un gemido sobre mis labios.

─Obito...

─Joder, te amo Bakazune. 

Pude ver como su rostro se angustiaba, sin embargo, sus palabras no salían de mi cabeza ni aunque lo intentara miles de veces. Él sentía lo mismo que yo sin siquiera yo haberlo dicho, pero esta vez era real. Lo sabía y solo aquello incrementó mi placer y sobre todo, los latidos de mi corazón. Obito era... fantástico.

Entonces, en un movimiento rápido el azabache quitó su erección de mi e hizo el amago con su rostro angustiado de que me voltease.

─P-por detrás....

Mi boca se entreabrió con sorpresa, mientras acariciaba mi parte baja para no perder el ritmo a mi segundo y próximo orgasmo. No obstante, sumida por el placer hice caso a su sentencia sin rechistar, ubicándome así como un completo animal de cuatro patas mientras le sentía acercarse con su respiración entrecortada tras de mi.

El sonido era fantástico, la ducha corriendo sobre nosotros y nuestras respiraciones agitadas junto a los gemidos era algo que no se podía ni describir. Hace mucho tiempo no vivía algo así, incluso si ahora era diferente esta vez era mucho mejor.

Porque no había quien como él, o como nosotros. Nada se igualaba.

Entonces lo sentí, su erección dentro de mi con lentitud mientras mordía mi labio inferior para aguantar las ganas de un segundo orgasmo y le escuché gemir, seguido de un gran golpe en una de mis nalgas y las caricias sobre mi espalda mientras me embestía una y otra vez.

Estuvimos así por bastante tiempo, él introduciéndose en ambos lados sin piedad alguna mientras yo sentía mi cuerpo cada vez más débil y próximo al tan ansiado orgasmo. Obito sí que tenía aguante, tenía que admitirlo. No como al principio.

─Oh, j-joder ─gruñó, tras una gran embestida y tragué saliva con nerviosismo. Estaba cada vez más y más próxima a ello. Y estaba segura que él también.

─¿Tú te corriste también, no? cuestionó, al verme aún algo excitada tocando mis partes bajas.

Quería decirle que si, para que no se sintiera mal. Pero estaba muriendo por dentro, solo por ello le dije la verdad y negué con mi cabeza. Él tragó saliva con nerviosismo y volvió a mi lado, esta vez estimulando con más cuidado mi entrepiernas mientras yo quitaba la mirada por la vergüenza.

Me viese Tobirama.

Por ende, en un movimiento rápido lo sentí cambiar mi posición a la que teníamos anteriormente. Él introduciéndose en mi sin siquiera vacilar o dándome el tiempo de reaccionar, volviendo así al mismo tipo de vaivén inicial mientras se tensaba y angustiaba frente a mi.

─O-obito... ─hablé, entre jadeos mientras le sentía masajear uno de mis senos para estimularse, y a la vez que con su boca entreabierta seguía jadeando frente a mi rostro.

─Hmp?

Él me observó detenidamente esperando a que siguiera mi sentencia, sus mejillas demasiado rosadas con su boca aún entreabierta y sus constantes movimientos. Lo admito, me causó cierta ternura y nervios al verle así.

─Y-yo también te amo.

Entonces, apenas formulé aquellas palabras él no dudó en besar mis labios. Nuevamente saboreando cada parte de mi boca sin quitar sus movimientos, lo sentí tan cerca y tan íntimo que... era algo que no se podía explicar. Lo amaba, no había dudas.

Incluso si aquello me causaba ciertos temores. Solo tenía que ser él.

Asímismo, tras un par de minutos más en esa posición le vi finalmente angustiarse y mi cuerpo no daba más. Gemí despacio, rasguñando su espalda como de costumbre mientras sentía como mi parte baja llegaba hasta su punto máximo una segunda vez.

Entonces, no dudé en arquear mi espalda en cuanto ya no pude aguantar un segundo más, llegando así al clímax.

─M-mierda, ah ─gemí por última vez, intentando captar mi respiración mientras limpiaba el agua que se escurría sobre mi rostro.

Obito mordió su labio inferior, esta vez aumentando sus embestidas y tras una bastante brusca se dejó ir, dentro y fuera de mi con un gemido bastante ronco sobre mi cuello. Aquel líquido mezclándose con el agua que corría sobre nosotros al instante. Lo pude presenciar escabullirse entre mis piernas.

─Oh, j-joder... ─soltó con un gran suspiro aliviado, mientras me embestía unas últimas veces con cuidado y su cuerpo completo se contraía sobre mi. 

Sonreí, quitando los mechones de cabello mojados de su rostro para besar sus labios cortamente. Él correspondió, y por consiguiente se dejó caer sobre mi cuerpo. Su espalda subiendo y bajando a medida que regulaba su respiración.

─Eso fue genial, Bakazune. ─murmuró, besando suavemente uno de mis pechos mojados y algo rojos por las caricias de antes.─ y tú querías comer antes de esto, puf, sí seguro...

No dudé en cuanto propiné un leve golpe en su cabeza por aquel comentario. Este soltó unas risas y subió su mirada para besarme cortamente en los labios una vez más antes de alejarse de mi.

Enseguida solté un quejido ante ello.

─Ey, ¿A dónde vas? ─pregunté con desconcierto, al ver como estiraba sus brazos hacia fuera de la tina.

Obito medió una leve sonrisa.

─Rin dijo que tenía algo que darme, así que debo darme pri...

Antes que pudiese terminar su sentencia, ya había lanzado el jabón en barra que había a mi costado directamente hacia su rostro. Suerte la mía que justo estaba distraído para haberle dado justo dónde yo quería.

Ahora yo era quien sonreía.

─¡Mierda, mierda, mierda! ¡Mi ojo Izune! ─se quejó, llevándose ambas manos al rostro como si le hubiese sacado el ojo.─ ¡jodeeeeeer! ¡¿Por qué tienes que ser tan bruta?!

─¿No te gusta molestarme con Rin? Ahí tienes tu merecido, a mi no me vengas a joder con eso Obito. ─respondí, cruzándome de brazos mientras le observaba refregar su ojo una y otra vez.

─¡Era solo una broma!

─No me gustan esas bromas.

─¡Amargada! ¡Amargada y puta agresiva!

─¡¿Tú quieres otro jabonazo verdad?! ─exclamé, a seño fruncido. 

No obstante, al ver que este ya no me respondía más di un suspiro. Finalmente acercándome a su cuerpo para revisar aquel ojo que yo había golpeado, al hacerlo pude notar que estaba algo rojo pero nada grave.

Óbito era un llorón.

─Eres un quejica. ─dije, esta vez notando que lo que antes buscaba Obito era el shampoo bajo la tina y no dudé en tomarlo.

Él soltó un bufido.

─No me extrañaría que fueses pariente de Madara-sama, los dos intentando sacarme los ojos por cosas inútiles.

Estaba aplicando algo de shampoo a mis manos para luego lavar el cabello de Obito. Sin embargo, el comentario amargado del azabache hizo que frenase todo mi actuar. A lo que este frunció el seño.

─Izune, has quedado muda ¿Qué pas...

─¿Qué has dicho? ─solté, detonando aún más confusión en el moreno. Este alzó sus hombros.

─No lo sé, solo un broma pero al parecer no la captaste... ─respondió, rascando su nuca con algo de confusión─ ¿Por qué?

Entonces solté un suspiro, estaba muy paranoica. Madara Uchiha no era pariente mío.

─Nada, nada... ─dije, esta vez volviendo a aplicar aquella sustancia sobre mi mano para luego posarla sobre el cabello azabache de mi confidente y ahora ''pareja''.

─Eres rara ─comentó, soltando un quejido ante mi leve codazo por ello─ pero así me gustas, no sé que te encuentro pero... joder, me encantas. Es solo cosa de mirarte y...

Tragué saliva con nerviosismo, sin dejar de refregar su cabello una y otra vez. Entonces recordé sus palabras ''Te amo''. No podía creerlo.

Mi ritmo cardiaco se aceleró sin dudarlo.

─¿Físicamente, o psicológicamente? 

Él sonrió, esta vez acariciando mi muslo con suavidad y luego dio un suspiro nervioso. Solo por ello dejé de refregar aquel shampoo en su cabello y le observé.

─¿Y si te dijera que ambas? ¿Que todo lo referente a ti me gusta?

Una sonrisa se esbozó en mi rostro y no pude evitar el abrazarlo, cosa que él correspondió un tanto sorprendido.

─Te diría que yo también. Baka.

Entonces, tras un suave beso en mis labios finalmente nos dedicamos a darnos una ducha como corresponde. Ambos refregándonos el uno con el otro mientras conversábamos de cosas bastante inútiles pero necesarias para el humor de los dos.

Entonces, en cuanto ya estábamos en el salón principal después de la ducha es cuando a Obito se le ocurrió ir hacia el gran sofá, percatándose así de la imagen sobre aquella mesita.

Lo pude saber solo por el hecho de verle arrugar la nariz al ver aquello.

─Izune, esto...

─¡Es mío!

Antes que pudiese recogerla y analizarla a fondo, utilicé mi hiraishin para tomarla. Sin embargo, su seño fruncido me dio algo de lástima por no saber lo que ocurre y por primera vez ignoré a Shisui, esta vez mostrando aquella fotografía.

─Es Tobirama, mi madre y yo...  

De primeras él sonrió al acercarse la imagen, pero ya luego de unos segundos volvió a fruncir el seño y observó la parte de atrás.

─¿De dónde sacaste esto? ─cuestionó, a lo que rasqué mi nuca con cierto nerviosismo.─ Si que está bella pero...

─¿Pero...?

─Esto es... ─comenzó a balbucear, su rostro mostrando gran desagrado con aquella imagen─ olvídalo ¿Dónde estuviste hoy mientras no estaba?

─¿Por qué? ─respondí, un tanto a la defensiva por su repentino cambio de humor frente a mi. Él no quería lucir molesto, pero lo conocía demasiado para saber que sí lo estaba.

Y no sabía por qué.

─Izune, sabes que no me gusta que respondas con otra pregunta... ─masculló, entregando aquella fotografía hacia mi─  y tampoco que me ocultes cosas.

Mordí mi labio inferior con inocencia, a lo que este arqueó una ceja e hizo un ademan para que hablase. Finalmente, suspiré con rendición. Si él me había hecho saber que había estado con Sakura esta tarde ¿Por qué no decirle que estuve junto a Shisui?

Era una mala, muy mala idea.   

─Ugh, está bien... ─gruñí por lo bajo, a lo que este se cruzó de brazos alzando ambas cejas─ estuve con Shisui, necesitaba unas cuantas cosas y él al ser cercano a Kagami-san ya sa...

No pude seguir hablando, pues su rostro cambió enseguida a uno de enfado y se volteó para caminar escaleras arriba. De inmediato corrí hacia él un tanto desconcertada y tomé su mano, cosa que hizo que frenase su paso al instante. Sin observarme.

─Obito, no te enfades... solo fue eso y luego me vine a casa, lo juro. Por favor no te enfades, créeme.

Le escuché tragar saliva, para luego voltearse hacia mi y dar un suspiro cansado. Ambos entrelazando nuestros dedos.

─Tú no me preocupas, Izune ─dijo─ es él... Hay cosas que, ugh. Olvídalo, mejor no hablemos más de esto ¿Vale?

Aquello me pareció algo sospechoso por no decirme que Shisui era un idiota o cosas parecidas, más solo asentí ante su idea. Yo no quería discutir ahora, no ahora después de lo bien que pasamos la noche. 

Suspiré. Todo tenía que mejorar, todo.

«...»

La luz del sol iluminó todo el parque, el destello de luz cruzándose con la mirada de una castaña que observaba sus manos mientras pensaba. Minato le había dicho que tenía que estar tranquila con el comportamiento de su amigo, pero no podía.

Rin no soportaba el hecho de que la albina estuviese con él, sin embargo, solo tenía que acatar las consecuencias y esperar a que Izune lo hiciese feliz como ella no pudo.

No, ella no estaba enamorada de Obito ni una pizca. Su corazón seguía siendo parte de Kakashi, por muy cerdo que fuese a su vista. Pero el azabache era un ser puro, no quería a alguien más haciéndole daño y mucho menos ella.

Quien le había quitado a su mejor amigo.

─¿Rin? ¿Por qué tan decaída? 

La castaña reaccionó ante la voz cálida y fina de una mujer tras de ella, en algún otro momento la hubiese echado de ahí para que no interrumpiera su paz. Pero ella ya no estaba en ese juego, ya no más.

─Izumi, tú tampoco te ves bien... ¿Pleito con Itachi?

Ella soltó un bufido, sonriendo de manera algo sarcástica.

─Cosas que suceden, creo que hemos terminado ─soltó, sentándose a su costado de manera sorpresiva mientras daba un suspiro─ Ni siquiera sé por qué te lo digo, no somos amigas y seguro has de estar feliz por ello. Tú lo querías con tu prima Akemi ¿No es así?

Rin dio un suspiro cansado, ya estaba harta de insinuaciones. Ella no era una mala persona, una perra quizás sí pero no alguien deseando el mal del otro a tan grande escala. Solo por ello negó con su cabeza, nuevamente observando a los niños del parque jugar.

─¿Sabías que Izune está finalmente con Obito? ─cuestionó la de marcas púrpuras, a lo que Izumi frunció el seño.

No, ella no lo sabía. De hecho, hasta ahora solo Kakashi, Rin y ellos mismos lo sabían. Era algo reciente y no tenía que ser divulgado necesariamente. Pero la Nohara confiaba en Izumi con respecto a tales cosas, después de todo era la mejor amiga de la albina.

Ella no haría algún mal hacia ella.

─Se me hace extraño, pero a la vez no... ─comentó la Uchiha, algo cansada sin observar a Rin─ ¿Tú que piensas? Conocías a Obito antes que ella...

─¿Por qué me pides la opinión? ─soltó Rin un tanto a la defensiva─  Si piensas que voy a hablar cosas malas de Izune créeme que yo...

─Me da igual, Rin. Yo también estoy cansada y no necesito más dramas en mi vida. No le diré nada a Izune.

─¿Cómo me lo puedes asegurar? Jamás me habías hablado así antes. 

La castaña de marcas púrpuras estaba confundida, pues primeramente no entendía el por qué justo ella estaba hablándole o siquiera se había acercado a ella. Algo no andaba bien.

─¿Cómo pretendes que le haga saber de algo si ni siquiera me habla? ─soltó con algo de enfado la Uchiha─ y ahora que está de pareja con el otro idiota menos. Yo solo... estoy cansada de ella. Realmente no sé si eso me hace una mala amiga pero... me jode, ella, su actitud. Todo. No puedo soportarla por más que lo intente y no entiendo el por qué. Antes no era así.

Rin soltó una risa.

─Si estás enfadada con ella deberías cuidar tus palabras, una persona molesta dice muchas cosas de las cuales se puede arrepentir luego.

Izumi suspiró, Rin no la estaba tomando en serio y aquello la cabreaba un poco pero... ¿Qué más esperaba de alguien que fue ''rival'' de su amiga?  

─Pero si realmente quieres saber mi opinión sobre el tema, creo que Izune lo está ilusionando y no lo quiere realmente. Quizás puede ser porque no la conozco, pero por las cosas que he visto eso parece.      

─Eso quiere decir que Obito si la quiere ¿Verdad?

Rin asintió.

─Se le nota en los ojos cada vez que la mira, lo conozco mucho para saberlo ─dijo─ quizás no tanto como Izune pero... es muy obvio ¿Tú que opinas?

─No lo sé, ellos siempre han estado juntos. Pero lo que has dicho tiene mucha lógica por cosas que yo también sé pero... ¿Tú no hacías lo mismo con él?

Enseguida, Rin frunció el seño a la defensiva y negó con su cabeza. Estaba desesperada ante la idea de ella ilusionando al azabache.

─No, yo jamás le di falsas esperanzas. Él se ilusionaba solo, que es muy distinto ─explicó, algo cabreada─ Eso es lo que me molesta de tu amiga, ella se empeñó por hacerle saber a todo el mundo que yo ilusionaba a Obito cuando no fue así. Yo jamás le besé, ni le dije cosas para que se ilusionars. Él siempre supo que mi amor estaba con Kakashi, varias veces se me insinuó y yo nunca lo dejé tocarme. Ahí está la diferencia, porque Izune sí que lo ha besado y más. Para luego irse con el otro y hacer exactamente lo mismo. Eso es lo que me jode y... ugh, ya me vale si se lo dices. La he cagado otra vez.

Izumi estaba algo sorprendida, aunque le encontraba un cierto toque de razón a sus palabras. Pues, si su amiga no estaba enamorada de Obito ¿Para qué besarlo, tocarlo o darle falsas alusiones? Su mente estaba distorsionada.

─Descuida, puedes decirme lo que quieras. Tienes razón.

La castaña tragó saliva y frunció levemente su seño, aún no confiaba plenamente en Izumi. Pero tenía que estar segura que ella realmente no haría saber nada a su amiga. Rin ya no quería más problemas por su gran bocota.

─Al menos me quedo tranquila sabiendo que Obito ha cogido con más chicas además de Izune, eso quiere decir que puede salir adelante si algo sale mal.

Izumi comenzó a toser, bastante sorprendida ante tal hecho y abrió sus ojos con mucha sorpresa. No podía creerlo.

─¿Hablas en serio?

─Ajá... hace un año, cuando Kakashi me fue infiel. Los escuché hablar la otra vez en la tarde mientras entrenaban. Pero eso ya da igual, Izune no lo sabe y Obito se lo va a decir pronto así que... a la mierda. Que ambos hagan lo que quieran.

Entonces, la mirada sombría de una Uchiha no fue captada por la inocente Rin. Un gran, pero gran error.

«...»

El gran pasillo, las luces parpadeaban como cual película de terror fuese y unos pasos venían tras de él. No obstante, ya era hora de poner en marcha ciertos planes. Por ende, tras unos cuantos días el azabache se decidió por ir al siguiente nivel.

No podía perder más tiempo, o sería sospechoso.

─¡Obito! ─exclamó la rubia al verle ingresar a la habitación, su sonrisa siendo bastante amplia al verle un poco mejor desde la última vez en el cuarto de su abuela antes de fallecer─ Creí que no vendrías. De hecho ya planeaba en irme a casa ¿Cómo es que Izune no te mandó antes si tenías heridas tan graves?

Él soltó una pequeña risa, sentándose en la camilla mientras relamía sus labios una y otra vez. Jugando un poco con sus dedos como cual niño pequeño fuese al alzar sus hombros.

─No hemos cogido tan seguido por el trabajo anbu que tengo como para que las vea, además ella volvió a entrenar a sus alumnos y bueno... ya entiendes. No quería preocuparla. 

Mentira.

─Oh, ya veo. ─dijo, tomando uno de sus implementos para ir a checkear el estado de su hombro derecho─ Deberías confesarte con ella ¿Sabes? No es de metiche pero bueno, a ella también le gustas. La conozco. No se negaría ante ti.

Obito volvió a soltar una pequeña risa inocente, esta vez quitando su playera ennegrecida de mangas largas para que la rubia pudiese tomar un poco de su sangre con aquella jeringa que se traía en manos.

─No es tu asunto, Tsunade-san ─comentó el azabache, tronando un poco su cuello─ pero si te interesa tanto, ya lo hice y estamos juntos o algo así. De hecho, desde hacia unos días cuando mi abuela... 

─Lo entiendo, Obito ─cortó la frase por él, intentando evitar aquel tema a toda costa─ pues, felicidades entonces. Me agrada saberlo. Son tal para cual.

Entonces, el moreno de ojos azabache no respondió ante ello. Él permanecía en silencio mientras la Senju checkeaba cada parte de su hombro y pectorales. Aunque frunció el seño al no encontrar alguna anomalía, pues Kakashi le había hecho saber sobre la gran herida en aquel lugar ¿Qué estaba sucediendo? 

─Obito... ¿Dónde tenías la herida que me dijiste? No la encuentro.

─Por aquí ─señaló el azabache, una leve sonrisa formándose en sus labios mientras señalaba con su mano un punto muerto─  me duele a veces pero... ¿Es normal, no es así?

─Que extraño, no tienes signo alguno de golpe o heridas. Solo cicatrices... Debe ser algo interno entonces ─se dijo la rubia, algo confundida mientras presionaba con fuerza el hombro de Obito en busca de algo anormal. Él soltó un quejido─ A ver, sube tu brazo un poco. 

El azabache tras un suspiro y una mueca hizo caso a su sentencia, observando así el techo mientras la culpa le inundaba cierta parte de su cuerpo y pensaba. Pero su abuela era más importante, Madara y sobre todo Izune. Todo lo que hacía sería por el bien, por su padre. Por los que amaba.

No sería algo tan traumático.

Por ende, no aguantó un segundo más antes de quitar con brusquedad su bandana del ojo ''dañado'' y tomar con fuerza el cuello de la rubia sin previo aviso. Su sharingan a viva voz siendo activado en su orbe faltante.

─O-obito, ¿Q-qué haces? ─intentó modular la Senju, su rostro mostrando demasiado pánico y confusión mientras utilizaba su fuerza monstruosa para zafarse.

Sin embargo, los ojos de Obito habían cambiado y con ello... su cuerpo también. Tsunade no fue capaz de tocar el cuerpo del azabache e intentó gritar, utilizar una sustitución o algo parecido pero todo traspasaba su cuerpo.

Y el rostro ensombrecido lleno de enfado junto a la culpa de  Obito era único, causando demasiado temor sobre ella.

─N-no fue mi culpa. ─dijo, una vez más mientras intentaba golpearlo y a la vez captar algo de aire.

Obito suspiró, una leve sonrisa formándose en su rostro al oír unos cuantos pasos fuera de la habitación. Izuna lo observaba desde la ventanilla y el azabache tan solo alzó su mano para que dejase de cuidar la puerta. Ya no era necesario.

Entonces, en un parpadeo inigualable, el moreno utilizó su kamui para teleportarse a su nueva dimensión junto a la rubia. Ella parecía asustada mientras observaba sus alrededores, pero aún así mantenía su semblante serio frente a él y estaba lista para luchar si ella necesario.

─¿Qué es esto? Obito, te juro que no fue mi culpa. Ya bas...

─Silencio. ─detonó el moreno, causando su silencio absoluto mientras ella tomaba un kunai de su bolsillo trasero. Obito sonrió─ Bien, si quieres podemos comenzar ahora ¿No crees? Esto será divertido. Tenemos mucho de qué hablar.

// Espero hayan disfrutado la lectura, esto es un mundo alterno pero igualmente pueden haber spoilers.

¡Hola! 🙌 pueees ¿Qué les ha parecido el capítulo?😔 La verdad es que a mi gusto está largo y algo lioso sin contar el lemon pero mejor me dicen ustedes. 😔Yo nunca estoy conforme pero eso ya es cosa mía así que uff es el capítulo más largo de mi vida y eso,😭 espero les guste y disfruten leyendo como yo lo hago escribiendo❤😿.

¡No al odio! 😭 Aviso, ahre jaja ¿Obito mata o no mata a Tsunade? y eso creo😿❤, espero que realmente les haya gustado y muchas gracias por leer😭💓, no saben lo mucho que me animan todas y dios, enserio gracias. Uchihas no sería nada sin ustedes, un besazo y que tengan un lindo día. Los amoooooooo💓💓

Adiosín💓

  

 





Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro