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ocho ; misión

"Es una locura odiar a las rosas porque una te lastimó, renunciar a todos tus sueños porque uno no se realizó..." El principito.
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Senju Hashirama se encontraba en su oficina del Hokage tranquilamente, y frente a él se encontraba su hermana pequeña junto a Inuzuka Kinoe, Uchiha Uryu y Sarutobi Kiara, los subordinados de Izune. Tobirama por su parte, se encontraba en la esquina de la habitación a brazos cruzados.

Aquello solo cabreaba de una manera inminente a la peligris.

Pues, resulta que deberían estar en marcha en su misión de escoltar a un señor feudal. Pero claro...Hashirama los había llamado repentinamente y sin razón alguna, retrasándolos un poco. Cosa que ella no aguantaba, odiaba que interrumpiesen sus deberes.

Aunque, en realidad el Hokage solo había llamado a su hermana pequeña. Sin embargo, ella estaba con sus alumnos y no podía hacer más.

—Hashirama-sama, ¿qué es lo que necesita tan urgente? —cuestionó la peligris con un deje de respeto, y los adolescentes a su costado solo la observaron.

Era normal que Izune le hablara de esa manera a su hermano cuando estaban ellos o alguien más, pues, jamás quiso dejarlo mal parado. Ni a él, ni a su otro hermano.

Eran los Senju más respetados de toda la aldea.

—Tenemos que hablar contigo, Izune. —Tobirama respondió, antes de que el mismo Hashirama pudiese hacerlo— A solas...

La peliplata suspiró, aguantándose las ansias de regañar a su otro hermano por interrumpir al primer Hokage. A veces se tomaba muchas atribuciones sin ser siquiera del mismo mandato.

—Chicos... —canturreó Izune, a lo que los adolescentes la escucharon atentamente— quiero que me esperen en la entrada de la aldea mientras arreglo unos asuntos, ¿vale?

Enseguida, Kinoe se puso la mano en la frente como militar y respondió:

—Como mande, Izune-sensei.

Él mantenía una sonrisa de oreja a oreja, sin quitar su mano y sus colmillos eran reflejados en su rostro. Por ello, dicho esto los tres caminaron hasta la puerta para dejar la habitación a solas.

—No le sonrías tanto, te ves como un maldito pervertido. —reprochó Kiara al Inuzuka, quien le fruncía el seño al oír tales cosas.

—¿Pervertido? —cuestionó, confundido— Solo estaba sonriendo, ¿o quieres que esté siempre serio como Uryu? Ni hablar señorita. —quejó el muchacho, cruzando sus brazos.

Idiota. —fue todo lo que moduló Kiara antes de que los tres desaparecieran de la habitación. Uryu en completo silencio.

Izune bufó al oírles, pues tenía la idea que en algún momento Kinoe y Kiara terminarían juntos. La Senju podía apostar lo que fuera por eso y ganaría, algo que los Senjus nunca hacen en las apuestas.

—¿Y? —apresuró la peliplateada, mirando fijamente a sus dos hermanos— ¿Qué es tan importante para retrasar mi misión?

Tobirama frunció el seño, atribuyéndose una vez más.

—No me gusta que pases mucho tiempo con los Uchihas... —explicó sin rodeos el peliplata, con el semblante serio y aún a brazos cruzados.

Izune enrodó los ojos y se cruzó de brazos de igual forma, frustrada. Otra vez con lo mismo.

—¿Eso es? ¿Reproche por llevarme bien con los Uchihas? —protestó la muchacha, indignada totalmente— Hashi-nii, ¿por qué no me dijiste que era una cita con el amargado de Tobirama en vez de algo más importante? En ese caso ahora estarí...

—¡Izune! —exclamó, haciendo que esta se callara de inmediato— ¡Basta! Esto es serio... dile, hermano. —dijo, haciendo un ademán al peliplata para que continuara.

Izune se resignó, frustrada ante la idea de la próxima charla que se le vendría. Ya conocía a Tobirama.

—Sabes lo que está ocurriendo en el clan Uchiha, ¿verdad? —cuestionó, y la chica negó con su cabeza. A lo que el peliplata suspiró— Bien... La cosa es que últimamente he notado cosas extrañas, especialmente en Madara y Fugaku. Nos hacen a un lado y en las misiones tratan de que los demas queden intactos, a excepción de ellos. Tienen cosas planeadas en nuestra contra, estoy seguro aunque no tenga pruebas aún. Y eso te incluye, van a usarte para ponernos débiles así que debes tener cuidado...

Izune se largó a reír luego de unos cuantos segundos, cosa por la cual Tobirama se molestó, frunciéndole el seño y casi evaporando humo de sus oídos.

—¿Qué hay de gracioso en todo esto? —reprochó, casi esparciendo todo el chackra descomunal que tenía retenido— ¿Podrías tomártelo un poco más en serio?

La peliplata enseguida dejó de reír y luego habló, sería totalmente:

—¿Cómo puedes estar tan seguro? He estado miles de veces con ellos y no veo nada extraño. Si fuera así ya te lo hubiera dicho, Tobirama. —explicó, con su semblante serio y desafiante en contra de su hermano.

Hashirama suspiró, tomándose la frente. ¿En qué momento dejarían de pelear esos dos?

—No son idiotas Izune, no dirán todas las cosas que planean en frente tuyo. —refutó, acercándose rápidamente a Izune para desafiarla como siempre— Y estoy seguro que hasta tu novio Obito te oculta cosas y no te das cuenta, hermana.

Izune tragó saliva y tras una empuñadura de sus manos le empujó. Hashirama se tiró en la mesa finalmente, observándolos con pereza.

"Pan de cada día..." Se pensó.

—¡No es mi novio, tú no sabes nada!. —esperó ella casi a gritos, apuntando con su dedo al pecho de Tobirama— ¡Odias a los Uchihas porque si y porque no, por esto y por lo otro y por esa razón no te creo nada!

—¡Ilusa, eres una ilusa que te crees todo lo que te dicen menos la verdad! —exclamó de vuelta su hermano, aún más molesto que antes y alzando los brazos— Ay, eres mi mejor amigo y no me mientes porque vives con tu abuela y no tienes padres, pones toda tu confianza en mí. —canturreó, poniendo así una voz afeminada total y haciéndole burlas a Izune.— ¡Patrañas!

Izune no se aguantó un segundo más ante su hermano y le mandó un puñetazo frío en la cara que le hizo dar vuelta. Sí, al peligris le hirvió la sangre, pero Tobirama no iba a golpearla de vuelta jamás. No obstante, lo que hizo fue tomarle de los brazos bruscamente para que no pudiese moverse.

Hashirama, bueno, Hashirama solo los miraba. No era nada nuevo para él.

¡Idiota, suéltame! –se quejó la peliplateada mientras forcejaba con todas sus fuerzas y tobirama se rió, una risa soberbia pero burlona.

—Llama a tus amigos Uchihas, a ver si ellos te defienden. —se burló, a lo que Izune gruñó por lo bajo.

Entonces, la puerta se abrió de repente y ambos hermanos se voltearon a ver de quien se trataba, confundidos. Aunque solo se trataba de Rin, Óbito y Kakashi; quienes inmediatamente posaron sus ojos en la extraña escena entre Tobirama e Izune.

No estaban en su mejor posición.

—Eh... Hokage-sama, ¿interrumpimos algo? —cuestionó en medio del silencio la tierna Rin, sin dejar de ver como el peliplata tenía de prisionera a Izune.

Hashirama se paró de su silla y los hizo pasar con un ademán, jamás les negaría el paso.

—No, no se preocupen... —dijo, con una sonrisa forzosa— Drama familiar, ¿que los trajo por aquí?

—No nos han dado el objeto aún, Hokage-sama. —respondió el Hatake, con el semblante algo serio como de costumbre.

Izune pudo notar como la castaña le observaba con pena, mientras Obito hacía lo mismo. Se notaba a miles de kilometros lo enamorada que estaba Rin de Kakashi, a lo que él solo mostraba indiferencia.

—¡Cierto! —exclamó Hashirama, yendo hacia un escritorio rápidamente.

Tobirama en cambio, por fin soltaba a su hermana; quien se quejó enseguida y soltó un bufido.

—A todo esto, Izune... puedes volver a tu misión, tus subordinados deben estar esperándote. —ordenó el primer Hokage nuevamente hacia la peliplata y esta resopló en el aire.

Ya era hora.

Entonces, tras un bufido le propinó un empujoncito a Tobirama, y este se lo devolvió. Pero, la chica ya se iba o llegaría tarde, así que evito una nueva pelea con su hermano al solo ignorarlo.

Óbito la observó desde donde estaba y antes de que se fuera del recinto la tomó del brazo fuertemente. Ella, sorprendida con su actuar se volteó a verlo. Rin los observaba.

—Ten cuidado, Bakazune. —dijo, con algo de preocupación. Esta rió.

—Tu también, Bakabito.

Asímismo, la Senju salió de la habitación con manos en los bolsillos y algo decidida, pues tenía una misión que cumplir.

Kakashi iba al frente, Obito en medio y Rin atrás. Obviamente quien llevaba el objeto era el Uchiha y tenía más responsabilidad que los otros dos. Se suponía que entre ellos ya no tenían misiones juntos por tener sus propios alumnos o cargos en la aldea. Sin embargo, tal objeto solo podía ser llevado por tres ninjas de rango Jounin, según Hashirama.

Además, era una ocasión perfecta para espíar a un Uchiha según el albino. Pues, de lo que no sabía Hashirama ni Obito, era que Tobirama en el objeto había introducido una especie de grabadora, en caso de que el Uchiha dijera algo importante.

—Kakashi... —la castaña rompió el silencio tras Óbito, tartamudeando un poco. Ambos se voltearon a verla al oír su voz, creyendo que algo le había pasado.

Pero nada, ella solo estaba hablando y no sería nada bueno.

—Kakashi, te estoy hablando... —volvió a insistir, saltando así árbol en árbol al igual que sus dos compañeros.— ¡Necesitamos hablar!

Kakashi no volvió a voltearse a la vez que la ignoraba, y Obito comenzaba a sentirse incómodo. No estaba acostumbrado a este tipo de cosas, y menos en una misión importante.

—¡Obito, dile algo! ¡Que no me ignore! — exclamó la ninja médico con cierto enfado y pena. El Uchiha puso sus ojos en blanco, algo inquieto.

—¿Qué quieres que le diga, Rin? Si no te responde a ti, a mi menos. —explicó el azabache con frustración, sin voltearse o siquiera dejar de saltar.

Rin, aún molesta y decidida se adelantó a ambos, posándose así al frente del peliplata de manera repentina y haciendo que este frenase los saltos de golpe. Obito no alcanzó a hacerlo y chocó con Kakashi brutalmente, pero este ni se movió de su lugar en la rama de árbol.

—¡Dios, Rin! ¡Al menos podrías avisar! —se quejó el Uchiha, tomándose la nariz con ambas manos, la cual había sido la más perjudicada con aquel choque.

—¡Tú cállate! ¡No me estás ayudando! —exclamó hacía él, molesta.

Kakashi suspiró.

—¿Tienes que hacer esto aquí y ahora? —cuestionó, frustrado ante la mujer.

—Sí, porque desde ayer que me vienes ignorando y luego terminaste conmigo de la nada. —explicó, cruzándose de brazos frente a él— Exijo una explicación.

Ehh... Rin, estamos en una misión... —comentó Obito, tocándose la nuca con algo de incomodidad.

—¡Tú no hables! —volvió a reprocharlo la castaña. Por lo que, Óbito se resignó y tomó asiento en la rama del árbol. Ya mejor no decía nada.

—Rin... –comenzó a hablar el peligris de ojos azabache— Obito tiene razón, dejemos esto para después.

Pero la castaña ya estaba harta y había explotado, tan así que le dio una cachetada al apellidado Hatake. Obito se sorprendió ante el carácter de su compañera. Puesto que, esa faceta no se la conocía nadie. Solo Kakashi durante el noviazgo, y bueno, ahora Obito.

El peliplata apretó los puños y luego suspiró, intentando calmarse.

—¿Ves? ¡Por este tipo de cosas es porque no quiero estar contigo! —exclamó Kakashi, alzando los brazos mientras se cabreaba aún más.— ¡Siempre es lo mismo, todo tiene que ser a tu pinta, Rin!

Y yo pensaba que la misión era aburrida... pensó el azabache, viendo la escena que sus compañeros estaban montando.

—¡Pero si no me hablas! —reprochó Rin— ¡Lo único que haces es salir de misiones, leer libros o salir a comer ramen con tus alumnos! ¡Nunca me explicas nada!

Ahora la castaña estaba comenzando a lagrimear y Kakashi se tomó la frente. No le gustaba verla llorar.

—Si tanto te molesta que haga mis cosas usuales, no entiendo cuál es la gracia de intentar estar conmigo. —dijo el peliplata, calmándose al ver como ésta lloraba un tanto más fuerte. Después de todo nunca le había gustado verla llorar, le jodía.

—¡Porque te amo, Kakashi! —exclamó, desesperada— ¡Intentaría todo para estar contigo!

A Obito se le estrujó el corazón en cuanto escuchó esas palabras. Pues, a pesar de ya no sentir nada por la castaña esas palabras le llegaban, ya que, en todos estos años la única que le decía "te amo" era su abuela. Y bueno, Izune le decía "te quiero". Pero su mejor amiga nunca lo vería como algo más. A su edad, se sentía algo solo.

El azabache suspiró con aburrimiento, mientras el peliplata y Rin seguían discutiendo en aquella rama de árbol. Sin embargo, un ruido comenzó a alertarlo. Un ruido proveniente entre los árboles y se puso de pie enseguida, en posición de pelea.

Algo no andaba bien.

—Eh, chicos... ¿Escucharon eso? —cuestionó en estado alerta, mientras observaba hacia ambos lados. Pero ninguno de los dos hizo caso a éste. Obito los miró con desaprobación y se tomó la cabeza, frustrado— ¡Hey, que me oigan les digo!

Apenas gritó esas palabras, un kunai pasó directamente a su hombro con mucha fuerza; clavándose en su chaleco y rozándole la piel. Óbito se sorprendió. Pues, seguido de eso otros kunais fueron llegando simultáneamente y esta vez con papeles explosivos. Todos por los alrededores.

Una emboscada.

Kakashi y Rin finalmente lograron esquivarlos al darse cuenta de la situación, y Obito también aunque el primero seguía en su piel. Pero el que venía luego de aquellos no alcanzó a esquivarlo, haciendo que éste cayera directamente en su ojo.

Kakashi se alarmó al presenciar dicha escena e inmediatamente corrió hacia su amigo, quitándole el kunai del ojo y haciendo presión. El cual sangraba sin parar sobre sus manos. Obito se quejaba y se tomaba el rostro junto con las manos del peligros. Rin en cambio, estaba impaciente. Tenían que curarlo rápido.

Y desde el otro lado del árbol se encontraba Shisui e Itachi, ambos con kunais en las manos.

// Espero hayan disfrutado la lectura, esto es un mundo alterno pero igual puede tener ciertos spoilers.

¡Hola! Vayaaa la relación de Tobirama e Izune es prácticamente la mía y de mi hermano jaja ¿Cuantas tienen a un hermano hincha pelotas? En fin, ojalá les haya gustado el capítulo y que tengan un muy lindo día, muchas gracias por leer😍💖

Ps: que no se note el odio a Rin jaja {no la odio, pero en esta fanfic la odiaran seguro, o tal vez no} 😏

Capítulo editado el 24/10/2019.

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