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diecisiete; caos.

"No dependas de nadie en este mundo, porque hasta tu sombra te abandona cuando estas en la oscuridad..." Cautiva en la oscuridad, C.J.Roberts.
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Izumi Uchiha.

Las llamas eran demasiado grandes como para poder respirar bien o siquiera hacer algo. Sin embargo, aún así corrí hacia Fugaku-sama rápidamente como pude y con Itachi tras de mi.

No me importó dejar a la pequeña atrás.

—¡Espera, Izumi! —exclamó él, intentando frenarme a como dé lugar.

No obstante, era demasiado tarde para él, porque ya estaba a un costado de su padre mientras tomaba su brazo desesperadamente. Este se volteó a verme, su mirada nula como de costumbre.

—Fugaku-sama ¿Qué ocurre? ¿La abuela Hanaro dónde está? —pregunté, tapando mi boca por tanto humo con desesperación.

El hombre estaba en casi las mismas condiciones que yo a decir verdad, su brazo izquierdo tapaba su nariz mientras que el otro lo tenía yo. El humo vagamente ingresaba por nuestras fosas nasales, era un calvario.

—No deberías estar aquí, Izumi. —respondió con firmeza, zafándose de mí enseguida y me sorprendí.

—Pero... —tosí violentamente en mi brazo, y este simplemente posó su mirada en la casa que estaba en llamas.

Yo no importaba.

—La abuela Hanaro está dentro, no han podido sacarla. —sus palabras eran firmes, al igual que sus puños. Se notaba molesto y demasiado tenso.

Me sorprendí aún más con su respuesta, esperando lo peor. Esto no podía ser cierto. La abuela Hanaro no podía morir, no así, teniendo a su nieto en el hospital sin poder ayudarla.

¿Izune, dónde mierda estás?

—¡Fugaku-sama! ¡Espere! —exclamé como pude, pues este comenzaba a caminar en otra dirección, conmigo siguiéndole los pasos— ¡Hay que sacarla de allí, yo sé que usted puede!

Por ello, pretendí tomarlo de su brazo nuevamente. Si Óbito estuviese aquí él no hubiese dudado en ir a por ella, o Izune. No importa que tan altas fueran las llamas. Sin embargo, fui tomada de mi chaleco Jounin hacia atrás, haciéndome retroceder violentamente y dejando que nuestro segundo al mando se me escapase. Demonios.

Se trataba de Itachi, quien me observaba con la mirada neutra y hasta un leve toque de enfado.

—Izumi, basta mi padre no...—intentó explicar, pero le di una cachetada. Una tan fuerte que tan solo me miró, con sorpresa en sus ojos y luego tosió violentamente tapando su boca, por la misma razón que lo había hecho yo anteriormente.

Humo de mierda.

—¡Ella está dentro, hay que sacarla!—grité en su rostro, sin importarme las miradas curiosas de la gente.

—Izumi, cálmate. —dijo Itachi, reincorporándose en su posición mientras tomaba mis hombros con sus manos, sin importarle el humo que entraba por sus fosas nasales.

Yo las quité de inmediato y le observé con molestia.

—No me pidas que me calme cuando hay una vida en juego.

Dicho esto, me volteé con decisión y simplemente comencé a caminar hacia la casa con dificultad, debido a que el humo afectaba mi respiración y vista. Pero no me importaba ahora. Tenía que llegar a tiempo.

—¡Izumi! ¡¿Qué haces?! —gritó Itachi con desesperación, caminando a mi lado rápidamente.

Jamás lo había visto de esa manera. Menos por mi.

—Si nadie se moja el culo para salvar a la abuela Hanaro, yo lo haré. —dije, apretando los puños con palabras firmes.

El Uchiha de coleta suspiró ante mi sentencia y luego tosió un poco más, solo para después tomar mi hombro con fuerza e impedirme el seguir caminando.

—No irás. —ahora su mirada estaba molesta, y su sharingan estaba activado por completo.

Iba a refutar, pero no me dejó ni siquiera abrir la boca.

—Yo iré, ve con Akane, la dejé con la señora Hikari. —ordenó, con seriedad en su rostro y su mandíbula algo tensa.

¿Qué...?

—Itachi-kun...—murmuré, sorprendida ante tal hecho.

—Ve. —insistió.

En ese momento me sentí mal conmigo misma, pues, le había juzgado antes de tiempo e incluso fui capaz de golpearlo ¿Qué clase de mujer era?

—Ten cuidado, Itachi-kun. —murmuré con desconfianza, pero aún así sabía que el pudo oírme. Solo por la sonrisa que me dio antes de correr hacia el hogar de la anciana.

Me quedé unos segundos mirándolo hasta que lograra entrar. No obstante, en cuanto volví a toser me alejé de toda la humadera o terminaría mal, llegando así hacia la pequeña Akane y la señora Hikari.

—¡Izumi-san! —exclamó la pequeña al verme, y yo le sonreí.

La señora Hikari también lo hizo conmigo, aunque en sus ojos noté preocupación. ¿Y como no? La vida de la abuela Hanaro estaba en peligro.

Pero tenía fé en Itachi, él no me defraudaría.

Él la traería con vida.


—¿Realmente le rompiste los dedos a Tobirama-san? Wow, eso sí que no me lo esperaba.

Reí ante el rostro de Shisui en cuanto decía aquellas palabras, mientras así mordía uno de mis Dangos. Él también lo hizo y no pude evitar el alzar mis hombros sin mucha importancia.

—Así es, tendrás que tener cuidado con esta gran kunoichi. —bromeé con superioridad fingida. Shisui negó con la cabeza.

—Estás loca, Senjuzune.

Suspiré. Me sentía culpable de cierto modo, por... todo. Pues, después que Shisui se fue en el hospital con mi confidente decidimos dormir un momento hasta que Óbito se recuperara de su anterior erección para poder tener otra luego y así follar como corresponde.

No obstante, ese momento se convirtió en horas. Por lo que, de inmediato tuve que correr hacia la policía de Konoha en busca de Shisui a escondidas de Obito. Después de todo no iba a desperdiciar esos dangos. No señor.

A Óbito no le iba a gustar cuando se enterara de que no estaba con él. Lo sabía con certeza. Demonios.

Pero Shisui me había estado esperando un buen momento esa tarde, incluso dijo que había ido a casa de Óbito a buscarme. Algo ilógico, pues, Óbito se encuentra en el hospital y la abuela Hanaro tenía mucho que hacer el día de hoy.

Pero Shisui, es Shisui.

—A todo esto ¿Estabas follando con Óbito cuando llegué?

Apenas oí sus palabras comencé a toser violentamente, atragantándome repetidas veces con uno de los dangos que había en mi boca. Shisui se largó a reír enseguida y se levantó para darme un vaso con agua, el cual agradecí, muy sonrojada pero muy sonrojada.

—¿Qué clase de preguntas son esas Shisui? —dije, con la mano en mi pecho luego de haber tomado varias bocanadas de agua y mi respiración volvía a la normalidad— Por cierto, arigato.

Este alzó los hombros con gracia, mordiendo su dango luego al verme con el vaso casi vacío.

—Las mismas que le hago a todos. —respondió, su voz soñando algo extraña por mantener su boca llena de Dangos.

Una sonrisa se esbozó en mi rostro, pues recién notaba que Shisui aún seguía hablando con la boca llena como solía hacerlo en los viejos tiempos. Eso me alegraba de cierto modo.

—¿A todos les preguntas si follaron con alguien? —pregunté, arqueando una ceja con incredulidad. Este volvió a alzar los hombros.

—Tal vez. —y sonrió, con inocencia.

En cambio, yo solo tomé el vaso con agua para servirme nuevamente. Aún me quedaban unos cuantos dangos por disfrutar, y también me quedaba tarde para disfrutar con Shisui.

—¿Y tú? ¿Has follado con...? —intenté preguntar, quedando a media frase en cuanto pensaba. Buscando nombres en la lista de conquista que tenía Shisui, a lo que él soltó una risa leve.

Jamás le vi una mujer al Uchiha después de todo. No tenía listas de conquista. Maldición.

—Espera, —dije, entrando en pánico— ¿Shisui alguna vez has follado?

Él arqueó una ceja, incrédulo y luego ubicó una de sus manos en su pecho, haciéndose el ofendido.

—Me ofendes. —dijo, y solté una risita maliciosa.

Ahora tenía curiosidad, de esas como ninguna.

—¿Con quién? ¿En qué momento? —solté de golpe, demasiado curiosa— Digo, jamás te vi una chica... —expliqué, pues realmente me interesaba saber de este tema. Mientras, posaba mis brazos en la mesa.

Shisui sonrió con malicia.

—O sea que si me miras... —canturreó, alzando una de sus cejas y aún con esa sonrisa maliciosa que me ponía de los nervios ¿Por qué no solo hablaba y ya?

Negué con la cabeza de inmediato. Pero aún así mis mejillas se volvieron un tanto rosadas ante el solo pensamiento de que Shisui creyera que le observo. Yo no le observo ¿O si?

Él rió, mordiendo otro de sus dangos con malicia.

—Me das ternura de esa forma. —opinó hacia mí, con gracia simultánea en su voz.

Bufé, frustrada y un tanto irritada. Pues, recién me olvidaba lo bueno que era Shisui con las bromas.

—Si claro, —ironicé— no soy tierna ni te miro. No te creas. —aclaré, apuntando así con el dango que tenía en mano hacia su rostro— Pero estoy curiosa, así como preguntaste si follaba con Óbito... Vamos, Shisui. —por poco supliqué.

Este soltó otra de sus risas leves y tragó su dango, solo para luego posar su seria mirada sobre mi, como si pidiese que no le dijera a nadie. Mis ojos mostraron ilusión.

—Con Izumi. —respondió, y luego corrió su rostro hacia el costado con un leve toque de vergüenza.

¿Qué?

Abrí mis ojos de par en par, sorprendida y desconcertada. Tan así que hasta uno de mis dangos cayó al suelo.

Insisto ¿Qué? ¿En qué momento? ¿Por qué Izumi no me había contado nada?

Entonces, Shisui se largó a reír como un maniático apenas vio mi reacción. Su risa matando cada parte de mis oídos.

—Es broma, es broma. —dijo entre risas— Tranquila.

Ahora, mi rostro sorprendido e inquieto se transformó en uno lleno de molestia. No sabía si era porque lo creí o porque Shisui siempre me veía la cara de tonta.

¿Hasta cuando seguiría tomándome el pelo?

—No es gracioso. —gruñí, cruzándome de brazos al instante.

—Si lo es, debiste ver tu cara... —insistió, bajando un poco las risas mientras daba un suspiro.

Entonces, en cuanto notó que yo no reí frente a su respuesta, paró de hacerlo bruscamente y me tomó el brazo con ternura. Su rostro algo preocupado.

—Izune ¿Estás molesta? —cuestionó, la culpa demasiado fija en sus ojos.

Ahora yo era quien reía, y él me puso mala cara de inmediato. Sin embargo, no le duró mucho para luego reír junto a mi.

—Ahora estamos a mano. —canturreé con gracia en mi voz y él asintió, de igual forma.

Estuvimos así por una hora más o menos, riéndonos y conversando de temas al azar; lo que fuese. Sin embargo, al observar hacia fuera del local noté como varios ninjas médicos corrían con mucha rapidez y se me hizo extraño.

¿Por qué..?

De inmediato posé mi confundida mirada en Shisui, quien observaba hacia el exterior de la misma forma. Su seño levemente fruncido.

—¿Lo notaste? —preguntó, posando así sus ojos sobre mi y no dudé en asentir con mi cabeza.

Entonces, ambos sin rechistar nos pusimos de pie con sincronización, Shisui pagando todo otra vez y nos dedicamos a seguir a los ninjas de inmediato con mucha rapidez.

Aunque, mientras más nos adentrábamos en el barrio Uchiha, nuestras vías respiratorias poco a poco iban decayendo por el gran humo que había en el lugar. El cual se adentraba por nuestra boca y fosas nasales.

Tosí un poco mientras cubría mi rostro, y Shisui posó su mirada en mi.

—¿Estás bien? —cuestionó, su semblante algo serio y preocupado al observarme.

—Sí, no te preocupes.

Entonces, al llegar al lugar de dónde provenía aquel incendio... Me sorprendí, quedando así completamente anonadada y al parecer el Uchiha a mi costado también. No podía ser cierto.

—¿Qué demonios pasó? —murmuró Shisui, apretando los puños al ver aquella casa completamente negra y a muchos ninjas corriendo de un lado hacia otro.

Pronto, logré divisar a Izumi, quien mordía sus uñas con desesperación e intentaba no llorar. Típico de mi mejor amiga en tiempos así.

Corrí hasta su posición con Shisui siguiéndome y de inmediato la abracé, apretujándola para demostrar mi apoyo. Ella correspondió de inmediato. Una que otra lágrima cayendo por su rostro ya empapado.

—Izumi ¿Qué pasó? —Shisui me quitó las palabras de mi boca en cuanto me separé de ella.

—Itachi-kun... La abuela... Casa.

—¿Eh?

Ambos la miramos con confusión e intenté descifrar lo que quería decir. Izumi siempre mezclaba palabras u omitía algunas cuando se encontraba muy nerviosa o triste.

Entonces, ese momento fue cuando los ninjas médicos comenzaron a mover las camillas y todos se alborotaban al ver a un Itachi lleno de polvo con alguien en sus hombros.

La abuela Hanaro.

—¡Itachi-kun! —exclamó Izumi, enseguida corriendo hacia él.

Shisui y yo la seguimos de inmediato, quedando así a un costado de él. Itachi tosía violentamente sobre su hombro, mientras así posaba a la abuela de mi mejor amigo en la camilla.

Mi corazón se aceleró.

De inmediato me llevé ambas manos a la boca, abriendo mis ojos más de lo normal en cuanto la vi. Shisui me tomó el hombro, para reconfortarme. Aunque él estaba igual que yo por dentro seguramente.

Izumi comenzó a llorar.

—¿Ella... ? —balbuceé, intentando hacer la pregunta que nadie se atrevía a decir.

El ninja médico tomó los signos vitales de la anciana mientras que Itachi se sentaba en el suelo, respirando agitadamente y tosiendo de vez en cuando. Izumi corrió a sobarle la espalda, llorando desconsoladamente.

La abuela Hanaro estaba irreconocible, su cuerpo completamente calcinado y poco se diferenciaba su rostro. No me cabía en la cabeza cómo Itachi fue capaz de sacarla en esas condiciones. No sabía que pensar o qué decir.

Mi mente estaba nula, solo pensaba en Óbito y en que estuviese viva.

Enseguida, Fugaku-sama se acercó a la escena y se cruzó de brazos, para luego posar su mirada en mi y lo hizo con desprecio. Se me hizo extraño, sin embargo no me importó en ese momento. La situación no la ameritaba.

—Está viva. —habló el ninja médico, tomando así la camilla de un costado mientras que otro ninja le ayudaba con rapidez.

Con ello, mi corazón volvió a la normalidad... ella estaba viva. La abuela Hanaro estaba viva.

«...»

Shisui, Itachi, Izumi e Izune se encontraban en la sala de espera en el hospital junto a Fugaku-sama, quien mantenía sus puños cerrados y la mirada seria, como si estuviese molesto.

—Qué idea más idiota eso de que no se nos permita entrar a los Uchihas. —gruñó el segundo líder del clan, cortando el silencio que había entre todos.

—Tendrán sus razones. —refutó Shisui, tocando su nuca.

Todos voltearon a verlo. Fugaku-sama bufó con molestia.

—Aprovechando la situación, Izune.. —la peliplata le observó, con algo de miedo debido a que el tipo era aterrador con su mirada— ¿Por qué implementaron esa regla tan estúpida? Es nuestro clan, ni si quiera sé por qué estás aquí.

Shisui se puso de pie, desafiante y su mejor amigo lo miró con pánico, revelarse ante un líder era algo grave dentro del clan.

—No acepto que le hable de esa forma, Fugaku-sama. —dijo, el segundo líder le observó con sorpresa y molestia.

Sin embargo, Izune sentó de golpe al Uchiha, reprochándolo con la mirada.

—Sé defenderme, gracias. —dijo a Shisui, quien iba a hablar pero ella no lo dejó—No tengo ni la menor idea de por qué, Fugaku-sama. —mintió.

Este entre cerró los ojos, analizándola. Pero la mente de Izune estaba en otra parte, así que no le importo. Lo único que le importaba era su mejor amigo y la abuela de este.

Todos estaban en silencio, solo hasta que Itachi comenzó a toser violentamente, por poco atragantándose con el aire que intentaba captar. Izumi golpeó varias veces en su espalda, con preocupación.

—Hermano, ¿Estás bien? —preguntó Shisui, de la misma manera.

Este asintió, sin embargo, aún tosía, por lo que, Shisui se puso de pie para luego caminar rápidamente.

—¿A dónde vas? —cuestionó Izumi, sin soltar al hijo mayor de Fugaku, quien por lo visto no tenía interés en ayudar.

—A buscar una enfermera, Itachi no está bien. —respondió con seriedad, sin observar hacia atrás.

Seguido de esto la chica de ojos rojizos también se puso de pie, solo que comenzaba a caminar en otra dirección.

—Izune ¿Tu también? —cuestionó su mejor amiga, Fugaku le observó con cautela.

En cambio, la peliplata negó con la cabeza.

—Voy a ver que está sucediendo en pabellón, la regla no tiene efecto en mi, antes de todo soy una Senju. —respondió, su mirada ida y su corazón adolorido.

Izumi asintió, preocupada por el Uchiha a su costado, quien comenzaba a respirar bien un momento mientras que Fugaku-sama se tragaba la rabia que sentía en si interior.

Entonces, la Senju se dedicó a correr hasta pabellón.

—Tsunade-chan, debo entrar. —insistió la chica de ojos rojizos hacia su prima, quien le negó el paso en cuanto la vio llegar a la puerta.

—Ella está grave, Izune. —repitió la rubia por milésima vez con seriedad, pero luego al ver sus ojos preocupados suspiró— Sabes de qué va esto, —susurró, observando a ambos lados para que nadie la oyera— esto no fue casualidad, odio sonar como Tobirama pero... sus heridas son provocadas, alguien intentó quemarla viva. No puedo dejarte entrar.

Izune gruñó, frustrada y molesta, molesta con el clan Uchiha y con su hermano. Se negaba a la idea de que intentaran asesinar a su mejor amigo y a su única familia.

No podía, le dolía mucho.

Entonces, cuando la chica iba a opinar alguien pasó a través de ellas, corriendo desesperadamente para abrir la puerta de pabellón.

Se trataba de Óbito.

—¡Espera, Óbito! —exclamó la rubia, desesperada.

Sin embargo, el Uchiha ya había abierto la puerta y su prima Izune le había seguido. Sin duda alguna, Tsunade servía para todo, menos de guardia.

—¿Q-qué demonios le sucedió? —fue todo lo que pudo decir el Uchiha, poco antes de quedar en shock con la escena.

Izune le tomó del brazo, intentando contenerlo y haciéndole saber que ella estaba con él.

Como siempre se tenían uno al otro.

// Espero hayan disfrutado la lectura, esto es un mundo alterno pero igual pueden haber spoilers.

Aviso: Quise hacer este capítulo nuevo con honor al primer capítulo de Boruto: Naruto next generations, para despedirnos de los jueves de Naruto Shippuden 💔😔.

¡Holaa! Capítulo intenso ¿no creen? La abuela de óbito en peligro y Shisui en una cita o algo parecido con Izune ¿Qué opinan? 😱Jaja

En fin, como siempre muchas gracias por leer y que tengan un lindo día, son lo mejor💖😘😍

*Capítulo sin editar*

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