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dieciocho ; Madara's back.

"La mayoría de la gente pierde la capacidad de ver rayos de luz cuando hay nubes, aunque siempre están ahí, encima de nosotros, casi cada día..." Un final feliz, Matthew Quick.
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Obito estaba completamente quieto en su posición y lucía demasiado pálido. No decía palabra alguna y su vista estaba directamente en un punto fijo de la habitación, mientras, a la abuela Hanaro le introducían uno que otro tubo por todas partes del cuerpo.

Admito que me dio algo de escalofríos la escena, era algo fuerte de ver.

Entonces, al notar nuestra presencia dentro de aquel sector, de inmediato los ninjas médicos que se encontraban allí se acercaron a nosotros; preocupados.

—Lo siento muchachos, no pueden estar aquí. —dijo uno de ellos, su semblante bastante serio y fruncí el seño con molestia. No me agradó su tono de voz.

Primero Tsunade y ahora el resto ninjas médicos, ugh.

Estuve por reprochar en su contra y armar escándalo como de costumbre. Sin embargo, el rey de Roma irrumpió en la habitación e impidió que pudiera hacer mi cometido; en sentido figurado.

—Déjalos, Mifune... Entraron con mi permiso. —nos defendió la rubia, cruzándose de brazos a la vez que ponía su semblante dominante y le agradecí internamente en cuanto los ninjas médicos volvían a su lugar de trabajo, rendidos.

Gracias a dios.

No obstante, mi gratitud se acabó en el momento en que el cuerpo de mi mejor amigo por poco se desvanece a mi costado, afirmándose así en una de las barandas que se posaban en la pared para no caer, y su rostro estaba completamente pálido como el papel.

No parecía él mismo.

Enseguida, no siseé en afirmarlo con mis manos, pasando así uno de sus brazos por mi hombro para que no cayese, arrepintiéndome de haberlo dejado entrar.

Tal vez no era el mejor momento.

—¿Óbito? ¿Estás bien? —cuestioné, mi voz mostrando la preocupación que tenía por él. Aún así, él no me respondió. Estaba ido; en otro mundo.

Eso solo me preocupó aún más.

Tsunade nos observaba curiosa, su seño levemente fruncido al ver nuestra pequeña escena desde la esquina de la habitación y por su rostro pude notar de inmediato que se moría por acercarse.

—Obito... oye —insistí, buscando su mirada con la mía e ignorando los ojos de mi prima esta vez— Hey...

Apenas quise insistir de nuevo, Óbito posó su mirada perdida sobre la anciana y su respiración se volvió algo pesada. Al igual que su cuerpo y el ambiente que nos encibría. Por lo que, luego se llevó una de sus manos a la boca, cubriendo así por completo lo que eran sus finos labios para así cerrar ambos ojos en cuanto emprendió una gran arcada sobre esta misma.

Abrí mis ojos de par en par al ver lo que podía suceder después y de inmediato traté de sacarlo de allí hacia la puerta, aún sujetándolo de su brazo y teniendo su peso encima.

—Estoy bien. —murmuró en un hilo de voz tembloroso, una vez quitaba la mano de su boca y tragaba saliva varias veces. Intentando así frenarme con su mano libre.

Bufé.

—No lo estás. —reproché, mientras tomaba la perilla de la puerta para poder salir.

Él no se quejó. Tan solo se mantuvo quieto mientras intentaba respirar como corresponde. Gracias a dios.

Entonces fue cuando Tsunade apareció a un costado de nosotros, ayudándome a abrir la puerta al verme un tanto complicada.

Digo, Óbito tampoco pesa dos kilos como para poder hacer ambas cosas.

—Izune, es mejor que lo saques de aquí. —habló mi prima, posando su vista preocupada en Óbito— No es buen momento.

—Eso intento...—respondí, ahora concentrando gran parte de mi chackra en mi espalda para que me costase menos llevarlo.

El azabache insistió en tragar saliva, bastante quieto.

—Si necesitan algo no duden en llamarme. —nos advirtió Tsunade, con una sonrisa leve. Algo más parecido a una mueca.

Enseguida, asentí con mi cabeza rápidamente. Mientras así, comenzaba a caminar junto a Obito hacia fuera de la habitación. Por algo de aire fresco.

—Bakazune, estoy bien. —insistió el azabache sobre mi espalda, mientras me dirigía a las bancas del pasillo con rapidez.— Izun...

—Si claro...—ironicé— Por eso casi me vomitas encima, ¿no?

El azabache no respondió, soltando un breve suspiro mientras intentaba caminar a mí ritmo. Tragué saliva, odiaba ver a Obito de esta manera.

Enseguida, en cuanto arribamos a las bancas blanquecinas de madera, lo senté en ella y me agaché frente a él, tomando así una de sus manos mientras le observaba respirar agitadamente.

—Relájate. —intenté ayudar, matando de pasada el silencio que había en el pasillo del hospital. A excepción de la respiración inconstante que Obito tenía.

Él me observó fijamente y se notaba preocupado, mientras intentaba regular su respiración con mis indicaciones.

—Inhala, exhala. —ordené, como si él fuese un niño pequeño al que cuidar y sorpresivamente me obedeció.— Así.

En cuanto vi que hacía caso a lo que decía, de inmediato me puse de pie y suelto su mano para comenzar a caminar hacia el dispensador de agua más cercano. Óbito me toma el brazo, aún intentando calmar su respiración.

—No te vayas.

—Voy a por agua, no te preocupes, —sonreí de lado y él soltó mi brazo—vuelvo enseguida.

Así, fui en busca de agua y volví de inmediato con Óbito, imitando la misma acción de antes mientras le hacía entrega del vaso con agua.

Este lo tomó sin dudar y dio varias bocanadas antes de regular su respiración. Yo suspire en cuanto noté como el color ya había vuelto a su rostro y su respiración era normal.

—¿Mejor?

—Sí. —asintió, tomando otro sorbo de agua.

Entonces me puse de pie y me senté a su costado, aún sosteniendo su mano.

—¿Ella está viva? —soltó de repente, sorprendiéndome con su pregunta y le asentí de inmediato.

Era normal que pensase de esa forma luego de ver a la anciana en ese estado.

—Sí, Itachi la sacó a tiempo. —respondí, Óbito suspiró y echó su cabeza hacia atrás.

—¡Que alivio! Itachi es un maldito héroe. —dijo, y soltó una pequeña risa, yo sonreí.

Al parecer Óbito ya estaba más aliviado, al igual que yo.

—Casi me da un infarto cuando Sakura dijo que mi casa se había incendiado y que mi abue había sido ingresada a pabellón, gracias a dios que está bien —siguió hablando, y fruncí el seño, confundida.

—¿Sakura? —alcé una ceja y él me sonrió inocentemente, rascando su nuca con su mano disponible.

—Etto... Ella fue a visitarme. —dijo, algo inseguro de su respuesta.

Mis ojos se abrieron un poco ante sus palabras ¿En qué momento la pelirosa había cambiado a Sasuke? Al parecer mis instintos eran ciertos.

No pude evitar soltar una risa burlona.

—¿Ah, si? —pregunté, aguantándome las risas debido a la mirada curiosa que tenía el baka de Óbito sobre mi.

—Sí, dijo que tenía tiempo libre para hacerlo. —respondió, aún rascando su nuca— También me pidió que la entrenase uno de estos días...

Él se veía muy incómodo al hablar del tema, se le notaba a kilómetros  ¿y cómo no? La pelirosa es solo una niña y Óbito, bueno... Él ya tiene bastantes pelos en el culo como para meterse con ella.

Sentido figurado, él no tiene pelos en el culo.

Digo, ¿Se imaginan a Obito y Sakura? Tan solo pensarlo me daba risa, o asco quizás.

No, esa palabra es muy despectiva... Dejémoslo con que me da risa pensar dicha situación.

—¿Por qué me miras así como si fuese un pedófilo? —se quejó el azabache, quitando su mirada de la mía.

—Porque lo eres. —me burlé y él bufó.

Óbito Uchiha además de celoso, era un picota de mierda y eso a mi me agradaba, era más entretenido molestarlo.

—Lo dice quien le paró el pito al hermanito de Itachi. —dijo, intentando sonar gracioso, aunque ya todos sabemos de qué va ese comentario.

Bufé, y luego me tomé la frente con mi mano libre, poniendo mis ojos en blanco.

—Si lo dices así, suena feo.

Él posó su vista en mi con superioridad y posé mi cabeza en su hombro, rendida.

—Es que así fue, a Sakura solo la besé. —se excusó y reí.

—Pero a Sakura le gustas, yo no le gusto a Sasuke. — refuté, moviendo mis dedos en la mano del Uchiha— Óbito, tienes que tener cuidado con este tema... digo, ella es una niña.

De inmediato pude sentir como él sonreía, y no entendía por qué.

—¿Estás celosa? —preguntó, con risas maliciosas.

¿Yo? ¿Celosa? Ni de joda.

—No, —respondí— solo te lo digo porque eres un sexópata, imagínate si le quitas la flor después te pueden demandar o algo.

Quité mi cabeza de su hombro y lo miré, el azabache al parecer lucía muy feliz de poder molestarme. Aunque en realidad no estaba celosa.

—Izune, no tienes porque celarme, tu eres la única mujer en mi vida, aunque seas mas hombre que mujer. —dijo, tomando con sus manos mis mejillas y apretándolas.

Por un momento pensé en quejarme por llamarme hombre, pero al diablo, no tenía ánimos de refutarle.

Y suspiré, Óbito no entendería que no lo estaba celando así que solo me rendí.

—Como digas... —dije con dificultad mientras él apretaba todo mi rostro como si fuese un bebé.

Le dejé hacer lo que quisiese con mi rostro por un rato hasta que el muy idiota se cansó, aunque al parecer lo hizo solo porque recordaba algo, pues, su cara demostraba estar muy pensativa.

Maldito bipolar.

—Izune, ahora que lo pienso ¿Dónde andabas? —preguntó, confundido.

Una gota de sudor cayó por mi frente, realmente no creí que se acordaría con todo esto del incendio.

— ¿Qué? —respondí, con una sonrisa inocente.

—Tu dijiste que follaríamos después, pero no estabas ¿A dónde fuiste? —insistió, aún con la mirada confundida y el seño fruncido.

—Izumi me llamó con urgencia, y luego pasó lo del incendio así que ni avisarte pude. —mentí, con toda mi alma.

Estoy segurísima de que si Óbito se enteraba que lo dejé por Shisui, no me hablaría en todo el día o quizás en la semana. Y con esto del incendio no quería una ley del hielo de su parte, pues, por muy él que se vea riendo, feliz y con normalidad, estoy casi segura de que se estaba reprimiendo.

Su mirada era curiosa, analizándome de pies a cabeza y luego suspiró.

—Da igual, —dijo— aunque tengo que cobrarte ese "después".

Entonces, el azabache me observó de manera lasciva y luego posó su mano sobre mi muslo.

—Sexópata. —dije, bufando.

El rió y luego posó sus brazos por mi cintura, envolviéndome en un cálido abrazo y le correspondí, ubicando mi cabeza entre su cuello y hombro, sintiendo su aroma llenar mis dos fosas nasales.

Huele tan bien.

—Te quiero, Izune —murmuró en mi oído y sonreí.

Óbito Uchiha era el mejor amigo que pudiese tener.

—Shisui, no debiste llamar a una enfermera —reprochó el Uchiha de coleta a su mejor amigo.

Luego de haber llamado a la enfermera, ésta había checkeado al hijo mayor de Fugaku y le había hecho pasar a regañadientes hacia la sala de emergencias con una máscara de oxígeno debido a que su tos no era normal, sobre todo por haber adquirido todo ese humo tóxico del incendio.

Sin embargo, Itachi no quería aceptar su condición.

—Calla, ella dijo que no hablaras. —ahora era Shisui quien le reprochaba.

Itachi bufó, apartando la mirada mientras se sentaba y quitaba la máscara de oxígeno de su boca.

—También dijo que no hicieras eso. —insistió Shisui.

Sin embargo, al notar que este no le hacía caso se rindió, afirmando su espalda en la pared mientras se cruzaba de brazos.

—No deberías haber dejado a Izumi fuera tampoco, digo, te acompañó todo el tiempo. —volvió a hablar el Uchiha, alzando sus hombros mientras le observaba.

Este finalmente posó su mirada en él.

—¿Algo más que quieras reprocharme?

Lucía cansado, ojos cristalinos y su rostro estaba algo sucio por el humo y polvillo de las llamas, aún así su actitud de negación seguía intacta, algo que Shisui toleraba solo porque se trataba de su mejor amigo.

Pero eso no quitaba el hecho de que le sacara de sus casillas de vez en cuando.

Shisui le observó con cautela, tenía esa sensación de creer que este le escondía algo. Sin embargo, no dijo nada.

—No, creo que no.

Y sí, el Uchiha mayor de la casa principal del clan no quiso que la castaña ingresara a emergencias con él debido a que no quería admitir lo que Shisui sabía y los demás no, tampoco quería hacerle falsas ilusiones a la chica o siquiera darle una esperanza de que pudiesen estar juntos.

¿Por qué? Solo él tenía esa respuesta, y Shisui respetaba su silencio.

—Así que saliste con Izune...— Itachi cambió de inmediato el tema al notar el silencio que había en la habitación.

La sangre se le subió a las mejillas enseguida al integrante de la policía de Konoha ante tal insinuación.

Sin embargo bufó, intentando no darle importancia.

—Es la segunda. —corrigió a Itachi, este alzó una ceja.

—Entonces vas como halcón, Shisui.

—Eso creo...

La mirada de Shisui se fue de inmediato al suelo, ya sentía la vibra de burla de su amigo en aquella camilla de hospital.

—Digo, la tercera es la vencida ¿No crees?

Entonces, el hijo mayor de Fugaku quiso responder pero lo único que consiguió fue soltar una tos muy fea, la cual resonó en todo el lugar.

Shisui enseguida se acercó a él y palmeó en su espalda unas cuantas veces hasta que este paró.

—Te lo dije. —mencionó el Uchiha, haciendo énfasis a sus advertencias anteriores.

Este volvió a ponerse la máscara de oxígeno a regañadientes, mientras Shisui le miraba divertido.

— ¿Sabes? El otro día hablamos mucho sobre el equipo Ukitake y nuestros días en la academia, me sentí nostálgico —confesó el Uchiha hacia Itachi, tomando asiento a su costado de manera reflexiva, sin dejar su sonrisa.

— ¿Aún te gusta? —soltó Itachi de repente, aunque ya sabía la respuesta.

Shisui suspiró, jugando con sus dedos como un niño.

—No lo sé, su relación con Óbito es extraña, a veces no sé si son novios, amantes o amigos, ¿tú que opinas?

Itachi alzó sus hombros con pereza.

—Yo creo que si aún te gusta no deberías preocuparte por Óbito, puede que él la vea como algo más pero... —hizo una mueca, mientras subía su mano para sujetar mejor la máscara— A ella no la veo muy convencida.

Entonces, la mujer volvía a irrumpir en la habitación con una sonrisa muy amplia y algunos implementos en sus brazos, Shisui de inmediato corrió en su ayuda.

—Gracias. —dijo la mujer ante lo caballero que fue el Uchiha, algo sonrojada.

—No hay de qué.

Itachi los observó con pereza, su garganta estaba apretada y lo único que quería era ir a casa, sin embargo, tenía que aguantar todo lo que ella iba a hacerle con tanto implemento.

Y suspiró, sería un largo día.

Un estuendro resonó en todo el barrio Uchiha, aunque la gente perteneciente al clan no le tomaba el peso mientras proveniera de la casona del líder, Madara Uchiha. No era cosa nueva que se oyeran cosas extrañas dentro de aquel hogar.

—¡Padre, basta por favor!

Fugaku corrió la mirada ante los duros castigos de su líder hacia su propio hijo, quien aunque tuviese veinte años sufría de la mano dura de Madara Uchiha.

Y no, no eran correazos o palmetazos en el trasero.

—¡Padre, te juro, creí que estaba muerta! —insistió Izuna, intentando zafarse de las cuerdas que lo mantenían en el aire de su propia casa.

Madara carraspeó y luego con su arma empuñó directo en su pierna, haciéndolo gritar y estremecerse del dolor.

—Madara-sama, creo que es suficien...

Él se volteó hacia Fugaku, sus ojos rojizos como la sangre y su mirada completamente fuera de si. El segundo líder mantuvo la compostura, aún así le causaba escalofríos aquel hombre.

—Tú ni hables, tu hijo fue quien la salvó y no deberían haber hecho esto. —escupió las palabras sobre Fugaku, este calló por completo.

Jamás lo había visto tan molesto en su vida, ya que, el Uchiha usualmente mantenía la compostura y luego actuaba, pero últimamente estaba muy fuera de si, cosa que le preocupaba al segundo líder.

—Confié en ti, Izuna. —dijo, este escupió sangre en el piso mientras le observaba con asco— Y lo único que consigo por ocuparme de ti al volver de mis viajes es que no logres lo que te pido cuando corresponde ¡Solo tenías que matarla!

Izuna corrió la mirada, no era el mejor momento para refutar los sermones de su padre aún así quisiese hacerlo con todas sus ganas.

—Fugaku, ¿sabías que nombraron Hokage a Tobirama? —ahora se volteaba nuevamente hacia el castaño.

La reacción de este le comprobó de que no lo sabía, pues, sus ojos se abrieron de par en par y luego apretó los puños, con mucha molestia.

—¿Cuándo? ¿Cómo pasó? —preguntó, apretando la mandíbula.

Él soltó una risa, amarga y con mucha rabia.

—Apenas llegué hoy visité a Hashirama, estaba quitando sus cosas de la torre, él cree que su hermano es mas digno para el cargo.

Entonces, ahora Madara era quien apretaba los puños, Fugaku como siempre mantuvo su compostura mientras que Izuna no se movía de donde estaba, escuchando la conversación atentamente.

—Si es así, Madara-sama —Fugaku le miró seriamente—, estamos jodidos.

Madara sonrió, volviendo un poco a la calma, lo cual el padre de Sasuke agradeció.

—¿Y sabes qué es lo peor?

Fugaku negó con la cabeza.

—Óbito Uchiha está viviendo con los Senju. —Madara apretó su mandíbula, no sabiendo si reír o golpear la pared.

Fugaku bufó.

—Eso es porque permitió que Izune Senju se involucrara con nosotros, Madara-sama. —insistió, negando con la cabeza.

Madara finalmente se sentó en el sillón rojo del salón y se cruzó de brazos, sin responder ante su acusación.

—Nunca entendí por qué la protege tanto, es inútil. —insistió Fugaku— Con ella muerta mataría dos pájaros de un tiro.

—¡No!

Ambos se voltearon ante el grito de Izuna, quien fruncía el seño ante ambos.

—¡Izune no tiene nada que ver en este tema! —siguió, el padre del muchacho tan sólo hizo oídos sordos.

Sin embargo, Fugaku no lo hizo.

—Es una Senju, ellos están en nuestra contra y nosotros contra ellos, ya está involucrada. —dijo, con firmeza en sus palabras.

Pero fue Madara quien se ponía de pie y frente a él le tomaba con fuerza el brazo, Fugaku se sorprendió.

—A ella no la tocaremos, Fugaku.

—¿Por qué no, maldición?

Entonces le soltó y se dirigió hacia su hijo, comenzando a desatar las cuerdas que tenía en sus brazos.

—Supongo que tendré que quedarme unos días esta vez, Tobirama nos hará la vida imposible. —mencionó una vez que tomaba a Izuna, este se alejó de inmediato.

—Te prefiero fuera de la aldea. —murmuró el muchacho, despectivamente mientras se afirmaba del mesón.

Madara rió con ironía.

—Yo también te extrañé, mi pequeño Izuna.

Así, Fugaku quedó con la palabra en la boca y con una rabia interna, sin embargo, nadie pasaría por encima de ellos si Madara Uchiha estaba de vuelta en la aldea.

Todo cambiaría drásticamente, lo tenía más que claro.

// Espero hayan disfrutado la lectura, esto es un mundo alterno pero igual puede tener spoilers.

Aviso: sí, lo sé el capítulo está lateado pero hay que ir con calma😭

Ps2: ¡Llegamos a 1k! 😱Estoy super sorprendida y agradecida porque nunca pensé que esta historia sería capaz de llegar a eso kddjj onda la hice por entretención y enserio muchas gracias por leer💖😭 en fin ¿Qué opinan de que Shisui guste de Izune? ¿Es justo para Óbito? Jaja dejenme sus opiniones que las amo como a ustedes😍💖

Eeeeen fin, muchas gracias por leer y que tengan un hermoso día porque se lo merecen, son lo mejor de la vida💖😍

*Capítulo sin editar*

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