cuarenta y cinco; lo eres.
"Pero, en definitiva, ¿Qué es lo nuestro? Por ahora, al menos, es una especie de complicidad frente a otros, un secreto compartido, un pacto unilateral. Naturalmente, esto no es una aventura, ni un programa ni -menos que menos- un noviazgo. Sin embargo, es algo más que una amistad..." Mario Benedetti.
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La tarde era bastante tranquila en el hogar Senju, además de estar en completo silencio por respeto a la reciente y prematura pérdida de la menor de ellos. Sin embargo, ya había pasado una noche y un día entero... pero ella no pretendía salir de su cuarto o siquiera hablar con alguno de los dos, cosa que tenía bastante nervioso al peligris de ojos rojizos. Ella no solía ser así.
Sobre todo, porque ni a su mejor amiga Izumi quiso dejarle entrar en cuanto fue a visitarla. No lo comprendía.
─Izune, ─habló Tobirama, golpeando levemente la puerta por décima vez en una hora─Hashirama está preparando la cena, tienes que comer algo...
Silencio, como había sido desde que le habían llevado a casa. No hubo llantos, sollozos ni algo parecido en todo el tiempo que llevaba encerrada, y Tobirama realmente estaba preocupándose por ello. Tan así... que dejó a Minato Namikaze a cargo solo para estar en casa junto a ella y su hermano. Cosa que estaba exasperándole.
Enseguida, el albino al notar que ella no abriría... no demoró en tomarse de los cabellos y soltar un gran suspiro, golpeando así nuevamente la puerta sin saber exactamente qué hacer en una situación así, esta vez con más fuerza. Ella necesitaba salir, despejarse o algo parecido. Aunque fuese con Óbito Uchiha, quien no había aparecido desde entonces.
Por ende, gruñó por lo bajo ante el pensamiento, pues encerrarse no era una buena solución a los problemas. Incluso si se trataba de una muerte que seguramente merecía luto.
─Izune, hablo enserio ─espetó esta vez, su voz un tanto firme y detonante─ Nuestro hermano se esmera en cocinar especialmente para ti y tú lo desprecias, hay niños en el mundo que no tienen que comer, viven en situaciones peores y tu lo desperdicias ¡Joder, sale ya! ¡Encerrarte no te solucionará las cosas!
─¡Pues cómetela tú entonces o dáselas a los muertos de hambre! ¡Yo no quiero! ¡Déjame en paz!
Tobirama, alzó una de sus cejas y presionó sus puños al escuchar sus gritos molestos. Pues, al menos ya conseguía una respuesta de su parte y eso era un gran avance a comparación de todas las veces que estuvo gritándole tras la puerta como un idiota. Aun así, también se estaba cabreando por la actitud tan negativa y depresiva que estaba teniendo la peligris. Ella no era así.
A pesar de ser reciente lo sucedido, él sabía que algo más andaba mal con ella porque no solía ser así de agresiva con la voz y lo decía por experiencia. Él se esperaba llanto y gritos de angustia, cosa que nunca sucedió.
─¡Izune, si no sales ahora mismo voy a romper esta puerta y te sacaré yo mismo! ─exclamó el peligris con su frente arrugada, golpeando nuevamente en su puerta repetidas veces.
Izune gruñó bastante fuerte al escucharle, sin embargo, no pensaba en abrirle.
─¡Si lo haces, olvídate de que tienes hermana maldito insensible y cascarrabias! ¡Estoy bien! ¡Ya déjame tranquila! ─gritó ella desde dentro, su voz bastante firme y molesta en contra de su hermano.
─¡¿Insensible?! ¡Joder, Izune que acaso no entiendes que yo me preocu...
─¡Basta!
Entonces fue cuando el peligris frenó sus palabras, solo al oír esa voz proveniente de la cocina que tanto conocía.
─ ¡Tobirama, déjala en paz y baja a cenar! ─insistió en exclamar el castaño, desde la planta baja luego de escuchar como ambos se gritaban entre si─¡Si no quiere comer, no la obligues!
Tobirama, quedó con el puño en el aire y solo soltó un suspiro. Él no podía gritarle así, pero ella...
Quizás si, estoy siendo un insensible. Pensó, finalmente bajando su brazo y dando un gran resoplido antes de pegar media vuelta para bajar las escaleras ─bastante rendido─ un tanto cabreado por toda la situación y por su hermano mayor. Además, se sentía culpable, pues él la había enviado a ese lugar en busca de un asesino y ahora su alumno estaba muerto... ¿En qué estaba pensando? ¿Por qué siquiera decidió en tomar el cargo de Hokage? Si no lo fuera... no hubiese tenido que hacerlo.
Definitivamente, aquello no dejaba de atormentarlo desde que recibió la noticia. Sin embargo, Tobirama no era alguien fácil de derrotar con algo así. Él sabía luchar y salir adelante... al igual que Hashirama y su hermana a través de su gran voluntad de fuego, pero esta vez... era diferente.
Y eso es lo que le preocupaba.
─Hermano, si realmente quieres que Izune te hable como antes y que baje a cenar, no deberías gritarle de esa forma... lo sabes ─reprendió Hashirama en cuanto le vio aparecer en la cocina, este posándose tras de él enseguida para observar lo que este cocinaba con curiosidad. Pues, igualmente moría de hambre.
Aún así, resopló en el aire tras las palabras de su hermano, porque a veces... Hashirama solía ser muy relajado con todo. Todo.
─Ella está pasando por algo difícil, hermano ─dijo, nuevamente tratando de calmar a su hermano─ déjala ser... Izune es fuerte, lo sabes también.
El albino negó con su cabeza de inmediato, esta vez cruzándose de brazos con su mirada tensa sobre su hermano mayor. Él no le estaba entendiendo.
─No, Hashirama ─espetó, captando la atención de este─ esta vez es diferente...
Hashirama frunció el seño y dejó de revolver aquella sopa de miso que estaba cocinando casi al instante, para así ponerle más énfasis a la situación y a su propio hermano medio. A veces, Tobirama exageraba... pero ese rostro, lo conocía muy bien. Ese rostro de preocupación y angustia sobre algo. Esta vez, su hermano iba enserio.
─¿A qué te refieres con que es diferente? ─soltó el moreno, casi de golpe.
Aquello solo terminó por explotar al segundo Hokage. No soportaba el hecho de verle tan calmado y mucho menos, sin entender algo referente a su propia hermana.
─¡Demonios, Hashirama! ─exclamó, moviendo ambos brazos con algo de exasperación y molestia─ ¡Nunca te das cuenta de nada! ¡Izune no ha llorado, no habla y está más agresiva de la cuenta! ¡Cuando el Inuzuka murió lloró por meses y con Ukitake fue lo mismo! ¡¿Por qué ahora no?! ¡¿Eh?!
Hashirama dio un suspiro y se tomó la frente, pensando posibles soluciones ante ello. Sin embargo, nada venía a su cabeza más que una idea común. Para él, era normal que Izune estuviese en ese estado de asimilación.
Su alumno había muerto, no era para menos.
─Tobirama... ─dijo, casi entre dientes─ cuando Yoshiro Inuzuka murió, ella tenía catorce años y cuando Shinri Ukitake lo hizo tenía solo quince... en ese entonces era una niña, ya tiene veintiún años y quizás ahora se toma las cosas con más seriedad, debes entenderlo.
Tobirama nuevamente, negó con su cabeza. Su mandíbula ligeramente apretada frente a él.
─¿Por qué tienes que tomarlo todo a la ligera? ¿No ves que Izune está sufriendo y que necesita hablar con alguien? ─gruñó el segundo Hokage entre dientes, bastante tenso en frente de su hermano─ Además, ni siquiera el otro idiota está aquí como para ayudar... ¿Acaso le has visto tú? Es increíble que se pierda cada dos por tres...
─Pues vaya... ─suspiró Hashirama, esta vez entregando un gran cucharón al peligris con tosquedad y este lo recibió─ ni idea de dónde pueda estar Obito y eso no me importa mucho la verdad en este momento... iré a hablar con ella, a ver si así te calmas un poco.
Tobirama refunfuñó por lo bajo, mientras presionaba aquel cucharón con sus dedos y se sumía en sus pensamientos. Su hermano no le estaba entendiendo como debería, no tomaba el peso de las cosas y realmente le jodía. Más que por él... por ella, su hermanita pequeña que necesitaba de su apoyo aunque lo negase.
¿Por qué se lo tomaba tan a la ligera? ¿Acaso no se preocupaba lo suficiente por Izune?
─Bastardo Hashirama... ─murmuró, bastante cabreado al ver como este subía las escaleras con tranquilidad.
Seguro Izune le abriría la puerta, diez veces. Ironizó el peligris en su cabeza mientras rodaba sus ojos, si no lo hizo un día antes y con él... ahora menos. Ella necesitaba a otra persona y se odiaba por pensar en ello. Sabía perfectamente a quien necesitaba.
Entonces, como si fuese de una lamparilla sus sienes se encendieron y pensó en Óbito nuevamente ¿Dónde mierdas estaba en una situación así? No lo encontraba lógico, pues desde aquella tarde él no había vuelto a la vivienda y mucho menos le había visto por las calles de la aldea. Le parecía extraño.
Ni siquiera en el barrio Uchiha.
Y quiso ir en su búsqueda por un momento una vez más, porque si a alguien le abriría la puerta su hermana era al idiota ese, aunque le hirviera la sangre de tan solo pensarlo. Sin embargo, apenas intentó ir hacia la puerta principal... sintió como un olor a quemado y bastante humo se esparcía por toda el salón y no pudo evitar el entrar en pánico, corriendo así enseguida hacia la cocina.
─¡Mierda! ─exclamó, segundos antes de apagar el gas para que la cena no se quemara, a pesar de que ya lo estuviese un poco. Entonces, luego suspiró con alivio y dejó el cucharón sobre la mesa del costado, afirmándose en la pared con tranquilidad.
Definitivamente, el Hokage no era bueno cuidando ni haciendo la comida... pero eso no le importó, él solo quería que su hermana estuviese bien y saber lo que realmente ocurría con ella porque algo no cuadraba.
Para eso, necesitaría al azabache. De eso no cabía duda.
«...»
El olor a tierra, el polvo y la sangre, eran lo mínimo que se podía apreciar en esa cueva tétrica y escondida de todo aldeano cotilla, mientras que maestro y ─ahora─ alumno, luchaban a más no poder y sin cesar.
Aunque, Obito a este punto de la lucha se encontraba bastante exhausto, a la vez que respiraba con dificultad sobre una roca, sintiendo así la sangre correr con desenfreno por su brazo derecho y como su labio partido también sangraba sin parar. Él en definitiva ya no podía más, pero si realmente quería que Madara le siguiese entrenando y lo encontrase útil... Debía seguir. Incluso si el líder del clan Uchiha no tuviese mayores daños como él.
─¿Cansado? ─preguntó el Uchiha superior, un toque de burla en su voz y Óbito tan solo escupió un poco de sangre sobre el suelo. Sus piernas temblando levemente mientras intentaba no perder el balance.
¿Cuánto tiempo llevaban batallando de esa forma? ¿Horas? ¿Un día? Óbito no lo sabía, pero estaba seguro que era mucho tiempo y lo podía confirmar solo por el hecho de estar casi muerto de hambre, cansancio y todo lo posible que pudiese sentir en ese momento.
Sin embargo, al no rendirse...el moreno remojó sus labios sangrantes una vez más y se lanzó contra Madara. En cambio, este modificó su expresión burlona y simplemente le frenó con un golpe directamente en la boca del estómago, dejándole así sin aire por unos segundos y haciendo que escupiese un poco de sangre sobre sus pies.
Quizás sí, se había ido al extremo. Pero debía frenar todo.
─Es todo, ya no quiero que sigas luchando. ─dijo, esta vez sujetándole con una de sus manos al notar como intentaba respirar, cosa que poco a poco iba logrando luego de ese último golpe.
Óbito agradeció esas palabras de cierta forma al no poder más, aunque también, se odió por ello... él había creído poder ser capaz de seguir o siquiera golpearle tanto como lo había hecho Madara con él... pero, al no poder lograrlo se sintió un completo débil, un inútil.
Y de esa forma, Madara no querría entrenarle más...
Maldición, pensó, presionando levemente sus puños.
─ Limpia esas heridas y luego vuelve con los Senju, no quiero que sospechen de este lugar... ─volvió a hablar el Uchiha de cabellos largos, finalmente soltando a Óbito al notar que no caería a pesar del temblor de su cuerpo y también, que ya respiraba con más normalidad─ ya hemos estado mucho tiempo aquí, no puedes desaparecer tanto... se darán cuenta.
Óbito resopló en el aire, lo que menos quería ahora era recordar a Izune o a sus hermanos. Pues, aunque luchó con todas sus ganas el sentimiento de rabia y algo de cabreo junto a la preocupación por su mejor amiga, seguían en su interior revolviéndose como culebras ansiosas por luchar. Aunque, solo a un nivel menor que el de antes.
Después de todo, el entrenamiento sí había servido de algo.
─Madara-sama... ─murmuró el menor, esta vez mordiendo su labio inferior con inseguridad, mientras se sentaba en el suelo e intentaba quitar su armadura anbu para obedecer a su superior.
Este frunció el seño y le observó hacia abajo, notando como una leve parte de su hombro blanquecino se regeneraba al haber sido cortado por un kunai. Este no demoró en cambiar su expresión, Óbito realmente... era compatible con las células.
─¿Qué sucede? ─respondió, quitando así sus guantes al instante mientras desactivaba el sharingan e ignoraba sus pensamientos referentes a dichas células─ ¿Necesitas ayuda con eso?
Óbito negó con su cabeza y luego quitó la malla que traía bajo las armaduras con cuidado, rozando levemente una que otra de sus heridas a la vez que dejaba su torso herido al descubierto.
─¿Seguirá entrenándome? ¿O soy un completo desastre? ─soltó con ironía, esta vez posando su vista levemente en el suelo.
Su pregunta era bastante obvia después de todo.
O quizás no.
─¿Completo desastre? ¿Qué te hace pensar eso? ─gruñó el de cabellos largos, Obito alzó sus hombros.
─No lo sé...
─Lo voy a pensar, Obito... por ahora solo cura esas heridas y vete de aquí...
Asimismo, el moreno no dijo palabra alguna sobre ello, solo dio un suspiro cansado y se puso de pie para ir a la fuente de agua dulce que poseía Madara a un costado del árbol, pues necesitaba remojar esa sangre de su cuerpo con urgencia. No podía llegar de esa forma a la vivienda de su mejor amiga.
─Creo que en la cueva de Zetsu hay unas ropas de Izuna, ─dijo Madara, su tono de voz bastante tranquilo─ve si te queda alguna y luego te vas con eso ─volvió a batir la lengua el hombre de cabellos largos, mientras recogía varias cosas que habían caído en el lugar─ Tu ropa anbu tiene mucha sangre, será sospechoso...
─Como diga, Madara-sama... ─respondió el azabache con resignación , mientras asimismo mediaba una mueca al sentir el agua fría recorrer la mitad de su cuerpo. Pues, con la otra no podía sentir aquello.
Madara se sonrió al verlo y solo caminó hacia la oscuridad para dejarle solo, el azabache realmente era la viva imagen de su padre y le causaba algo de escalofríos pensar en aquello. Ese hombre...
Suspiró, él no debía temerle a nada y mucho menos a alguien bajo tierra... Sin embargo, ahora mismo se fijaba que debería tener cuidado con Óbito. Esos arrebatos iban en su sangre, y si jugaba mucho con fuego, fácilmente podría quemarse.
Aún así... él le tenía confianza suficiente, y estaba casi seguro de que todo saldría bien. Nada se interpondría, ni siquiera las imágenes de un pasado tortuoso o de aquel hombre al que alguna vez temió tanto y llamó su hermano. Nada.
«...»
Izune presionó sus puños con fiereza a la vez que posaba su vista en la nada, ida completamente. Esto, mientras los constantes golpes en la puerta de Tobirama realmente no hacían más que volverla loca, y no quería eso... para nada. Ella solo quería estar en paz y su hermano fanfarrón no pretendía dejarla ser...
Sí, le comprendía... entendía que pudiese estar preocupado u molesto, pero eso tampoco le daba el derecho de irrumpir su propio luto hacia el azabache de diecisiete años. Izune quería brindarle silencio, algo que él amaba a toda costa y también, quería alejar sus demonios para hacerse fuerte. Pues estaba bastante ida y presionada dentro de sí.
Alejar ese sentimiento que la carcomía por dentro y no podía soltar, la culpa.
Pero ellos no la entendían, y ella estaba al borde del colapso. Si no frenaba, realmente iría en contra del peligris y él sabía que no era buena idea hacerle enfadar.
¿Por qué sentía tanta ira de pronto? ¿Acaso no debería estar llorando como una cría por ello? Izune no lo entendía, pero tampoco rebuscaba las razones de tal cosa. Ella solo quería estar en paz y ellos... no le dejaban.
─¡Izune, tienes que salir de una buena vez! ─gritó una vez más el segundo Hokage, mientras golpeaba la puerta─ ¡No seas una cobarde!
─¡Déjame en paz, quiero estar sola! ─respondió la albina desde dentro casi perdiendo los estribos y lanzando una almohada a la puerta con bastante rabia, como si su hermano fuese a recibirla─ ¡¿Qué parte de eso no entiendes maldito idiota?!
Tobirama iba a estampar su puño nuevamente en aquella puerta con más enfado, sin embargo, Hashirama le frenó a tiempo al tomar su muñeca con el seño fruncido. Ciertamente, luego de cenar ambos acordaron hablar con Izune de forma pacífica. Debido a que, cuando Hashirama lo había intentado... no obtuvo respuesta alguna de ella y quizás, si juntos lo intentaban podrían conseguirlo. Pero el castaño no pensó que su hermano medio tuviese nuevamente aquella reacción al no tener respuesta, y sabía... esa no era la solución.
Ni encerrarse, u obligarla a salir.
─Tobirama, si le sigues gritando así... menos te abrirá esa puerta. ─advirtió el primer Hokage, y el segundo se zafó de su agarre casi de inmediato. La molestia siendo bastante evidente en su rostro.
─Al menos a mi me responde. ─gruñó, esta vez afirmando su espalda en la pared con rendición.
Hashirama dio un suspiro y se tomó la frente, si no estuviese en una situación seria probablemente se hubiese deprimido a un costado del pasillo porque lo que decía era cierto, pero como se trataba de su hermana... no lo hizo.
Entonces, cuando este pretendía dar alguna otra idea a su hermano medio para que la chica saliera de su cuarto... la puerta principal se abrió y unos pasos resonaron en la planta baja, haciendo que Tobirama ignorase por completo lo que su hermano estaba por decir al bajar en ese mismo instante por las escaleras.
─¡Espera! ¡Tobirama! ─exclamó el castaño, también bajando las escaleras con bastante rapidez.
Entonces, al llegar al punto del ruido... Hashirama pudo ver como un ojeroso Uchiha yacía acorralado en la pared por su hermano medio, este traía ropa de civil y su ojo visible estaba bastante abierto frente a Tobirama. Él no estaba entendiendo nada, aunque tenía las sospechas de ello.
¿Acaso no se había tapado lo suficiente? ¡Dios! si hasta había vendado su brazo dañado y la ropa de Izuna le sentaba bien ¿Por qué Tobirama le recibiría así? ¿Cuánto tiempo estuvo luchando?
─Tú, apareciste... ─espetó Tobirama frente a él, hablando bastante rápido luego de ello.
─¿Q-qué pasa? ¿Qué hice ahora? ─preguntó el pelinegro, un leve toque de confusión en su ojo al no comprender las palabras rápidas del Senju.
Este solo hablaba y hablaba frente al Uchiha, aunque no mencionó nada de su ''desaparición'' y no le interesaba a decir verdad, tan así que ni se había percatado de su labio roto, o del moratón que mantenía en su mejilla. Él solo estaba preocupado de Izune y de lo que este debía hacer para su beneficio.
─Mira Uchiha, no hiciste nada y me vale donde hayas estado ─espetó el peligris, bastante detonante frente al rostro magullado del azabache─ Solo necesito que subas esas malditas escaleras y luego me digas que mierda está mal con mi hermana ¿Vale?
Obito se sorprendió enseguida al escucharle ¿Su hermana? ¿Izune estaba de vuelta? Sin poder evitarlo, un toque de electricidad recorrió su espina dorsal casi por completo, sintiendo así como su corazón se aceleraba bastante y su respiración se entrecortaba ¿Cuánto llevaba sin verla?
─¿Qué? ¿Izune volvió? ─soltó de golpe, esta vez zafándose del agarre del peligris con bastante preocupación en su rostro y dispuesto a ir en su búsqueda─ ¿Dónde está? ¿Qué le sucedió?
Hashirama frunció el seño enseguida ante aquello, si bien había estado observando la escena desde hace rato... ahora recién comenzaba a notar algo extraño, esos magullones en su rostro y que no supiese la situación de su hermana, o peor... que no estuviera enterado de la muerte de Uryu le delataban por completo. Pues, toda la aldea lo sabía.
─En su cuarto, no ha querido salir desde que llegó... ─respondió el albino, sin notar lo que su hermano analizaba─ anda, realmente me tiene muy preocupado y estoy seguro que solo a ti te abrirá esa maldita puerta.
Entonces, el anterior Hokage al ver como este pretendía subir las escaleras a pasos rápidos y bastante preocupado... se apresuró en ir e impedir dicha acción, tomando así al Uchiha fuertemente del brazo. El brazo completamente vendado.
Óbito presionó su mandíbula de inmediato, sin saber si era por el dolor de su recién suturada herida o por el hecho de que por primera vez... Hashirama Senju le observaba de manera tan seria y detonante. Se sorprendió de cierta forma y el peligris también.
¿Qué le sucedía?
─¿Dónde estabas? ─espetó con firmeza, observando de re-ojo aquel labio roto y esos nudillos destrozados.
Tobirama, enseguida ladeó un poco su cabeza y frunció aún más el seño frente a la actitud tan repentina de su hermano mayor con Óbito ¿Por qué se había puesto así? Ni siquiera a él le importó tanto saber su paradero más que por Izune ¿A él qué le importaba?
Óbito no respondió, su cabeza generando posibles respuestas creíbles ante aquello y lo único que podía conseguir era pensar en cómo estaba su chica, él necesitaba verla. Pues con la información de Tobirama ya se había puesto bastante intranquilo... Él solo quería subir esas malditas escaleras y saber qué había sucedido para que Izune actuase así. Quería darle su apoyo y besarla como nunca.
La había extrañado tanto.
─Hermano, esto no es necesario... déjalo subir, no eres su padre para controlar horario de llegadas. ─dijo Tobirama, cruzándose levemente de brazos mientras fulminaba al ninja del mokuton y esta vez analizaba un poco mejor al azabache.
Sin embargo, este no le prestó atención.
─¿Dónde estabas? ─insistió el castaño, intentando que su tono fuese algo más calmado para que este respondiese con la verdad.
Óbito tragó saliva y luego respondió;
─Entrenando... ¿Por qué, Hashirama-sama?
A pesar de que su respuesta fue convincente debido a los magullones, Hashirama no estaba satisfecho.
─¿Dónde? ─volvió a insistir, sin querer soltar el brazo del Uchiha. Obito presionó aún más su mandíbula.
Necesitaba ver a Izune.
─En el bosque y como me perdí de vuelta... ya sabe ─respondió, bastante exasperado al no poder subir─ Hashirama-sama si me permite...
El castaño entrecerró sus ojos y luego dio un suspiro, esta vez cambiando su expresión a una más tranquila y alegre, soltando finalmente aquel brazo que tanto al pelinegro le dolía. Este quiso correr de inmediato por las escaleras pero el de cabellera larga volvió a hablar;
─Está bien, disculpa la reacción... suelo ser así cuando me preocupo por quienes viven en esta casa...─se excusó el Senju, esta vez fingiendo unas risas mientras rascaba su cabellera larga con incomodidad. No le creyó sus palabras.
Obito le observó con una ceja alzada y tan solo soltó una pequeña risa, a pesar de que los nervios le carcomían por dentro al querer ver a su mejor amiga. Sobre todo si ella estaba pasando por un mal momento.
─No se preocupe... supongo que... ¿Gracias? ─dijo, segundos antes de desaparecer por las escaleras en un parpadeo.
Enseguida, Tobirama no demoró en seguirle el paso... aún así teniendo la palabra del Uchiha de que este le haría saber lo que realmente estaba mal con Izune, no se fiaba del todo. Por lo que, no estaría de más espiar tras la puerta.
«...»
─¡Hashirama, que no voy a salir!
El moreno remojó sus labios con algo de nerviosismo, no sabía qué había ocurrido con ella y temía que fuese algo muy malo porque al parecer ninguno de los Senju pretendía decírselo porque se suponía que debía saberlo. Sin embargo, se atrevió a golpear la puerta dos veces más luego de haberlo hecho antes y que esta pensase que era Hashirama. Aunque, nuevamente... no tuvo respuesta de ella más que un gruñido.
Además, tenía al segundo Hokage tras de él casi como una larva... mientras que el primero se afirmaba en la pared y le observaba. Se sentía preocupado y presionado. Sin quitar el hecho de sus heridas cubiertas.
─Bakazune, ─habló, por primera vez desde que había golpeado aquel trozo de madera mientras daba un suspiro─ soy yo, Obito... déjame entrar.
Otra vez, no hubo respuesta. Y sintió aún más nerviosismo por ello, aunque más era la desesperación y ansias que tenía de romper aquella puerta y simplemente entrar para ver que ocurría. Pero Madara lo había dicho, nada de arrebatos. Y mucho menos con Izune.
O en casa de los Senju.
─Izune, ábreme yo...
Antes de que pudiese decir algo más, escuchó como la peligris quitaba el seguro de su habitación desde dentro y luego todo quedó en completo silencio. Óbito quedó estático, y no supo el por qué. Sin embargo, Tobirama le empujó brúscamente.
─¿Qué esperas, Uchiha? Entra ─gruñó el peligris, haciendo que este tomase la perilla y abriera tal barrera que les impedía ver a la menor de los Senju.
Al entrar, su corazón por poco se frenó y finalmente la vio, sentada en la cama mientras mantenía su mirada perdida y presionaba sus puños levemente. Tobirama quiso aprovechar la instancia enseguida e intentó ingresar también, sin embargo, su hermano mayor fue quien le frenó una vez más.
─Ni se te ocurra, les sacará a patadas a los dos si lo haces... ─dijo el castaño─ ten paciencia y déjalos solos.
Entonces, el segundo Hokage no tuvo más remedio que resignarse y ver como el Uchiha cerraba la puerta tras de él, escuchándose así el cerrojo siendo bloqueado por completo. Le carcomía la rabia el solo saber que estuviesen los dos juntos encerrados, aún así, no dijo más palabras solo por el bienestar de ella y pegó su oreja a la puerta. Siendo observado por su hermano mayor con incredulidad, quien solo negaba con su cabeza ¿Hasta cuando dejaría a su hermana en paz?
Al parecer, nunca.
«...»
Izune Senju.
Finalmente me atreví a dejar entrar a alguien luego de tanto tiempo estando allí, completamente sola... aunque solo fue por el hecho de que fuese Óbito. Sin embargo, me arrepentí bastante en cuanto le vi entrar... pues, apenas lo hizo mis ojos comenzaron a aguarse por primera vez desde que había llegado a Konoha, el picor en mis ojos haciéndose muy evidente y no, no quería llorar en frente suyo. Yo era fuerte y si lo hacía, este se preocuparía más de la cuenta.
Como si no lo conociese.
─Bakazune... ¿Qué pasó? ¿Por qué no le querías abrir la puerta a tus hermanos? ─preguntó, su tono de voz un tanto suave mientras se acercaba a mi. Aunque, no dejaba su lado preocupado de lado.
Entonces, mi cuerpo al parecer no pretendía hacerme caso... porque apenas posé mi vista en su rostro y su ojo visible, ambos chocamos las miradas y los míos comenzaron a lagrimear casi al instante. Este tragó saliva y no dudó en sentarse a mi lado en la cama, enseguida envolviéndome con sus brazos fuertemente. Aquello solo hizo que mis ganas de llorar se intensificasen y todo mi luto en silencio hubiese valido nada ¿Por qué tenía que ser así? ¿Por qué con unas simples palabras o un abrazo ya lograba hacerme llorar?
─Dios, Izune... ─murmuró, su tono de voz preocupado al notar como ya comenzaba a sollozar con más fuerza entre su cuello y hombro, abrazando su gran torso con fuerza sin querer soltarlo.─ ¿Qué pasó? ¿Por qué lloras? tranquila... estás conmigo.
Este, al caer en cuenta de que yo no respondería, comenzó a dar suaves caricias en mi espalda mientras me besaba la cabellera de vez en cuando. Se sentía tan bien, al parecer realmente necesitaba llorar y tener un hombro en dónde hacerlo, aún así no podía frenar los sollozos y era bastante jodido porque era lo que más quería hacer... por eso estaba bien sola, sin alguien que pudiese interrumpir mi madurez frente a las cosas. Pero qué va, llega Óbito y todo a la mierda.
Llorando como una cría de cinco años que pierde un dulce...
─O-obito, ─murmuré entre llantos, este se tensó unos momentos ante mi voz quebrada─ vete, déjame so...
─Ni de joda Izune, mírate ─dijo, sin dudar sus palabras o siquiera un poco de tacto en ellas ─¿Tu te piensas que después de verte así te voy a dejar? Ni siquiera lo pienses...
Entonces, mordí mi labio inferior con fuerza y luego volví a dejarme llevar por las ansías de mis ojos, así también del gran sentimiento que tenía guardado en mi pecho. Uryu, él estaba muerto y había sido mi culpa. Mi culpa por haber dejado que el fantasma de Yoshiro me atormentase en un momento así.
Estuvimos así unos cuantos minutos, o quizás una hora, vaya a saber uno... el azabache sin siquiera soltarme un segundo y ya finalmente había podido frenar un poco mis sollozos, ahora eran vagas las lágrimas que corrían por mis mejillas y lo admito, hasta me sentí un poco mejor... aliviada. Realmente me hacía falta soltar lo que llevaba guardado dentro durante tanto tiempo.
Óbito no demoró en caer en cuenta de aquello y levantó mi rostro para que le observase, cosa que no dudé en hacer mientras mi labio temblaba suavemente. Aunque, mi vista se posó casi por inercia a su labio roto. No por ganas de besarlo, o por una cosa parecida... sino por preocupación, pues su mejilla también estaba morada y me temía que se hubiese metido en otra pelea innecesaria.
Con Obito nunca se podía saber, con lo peleón que era...
─Óbito ¿Qué te pasó? ─pregunté, mi voz casi colgando en un hilo luego de tantos sollozos y este suspiró, pasando así sus pulgares por debajo de mis ojos para limpiar automáticamente mis lágrimas.
─Eso mismo debería preguntar yo... ─respondió, bastante cerca de mi al estar yo como una larva pegada a su cuerpo. Su respiración chocaba con mi frente y eso solo hacía que algo en mi interior se revolviese ¿Qué era? ¿Desde cuando me pasaban estas cosas con este idiota?
Sin embargo, ignoré ese hecho solo por analizar lo que este había dicho. Pues, sus palabras solo indicaban que no le habían hecho saber nada de lo ocurrido... ni con Uryu ni con nadie ¿En dónde había estado todo este tiempo?
No quise preguntarle, al menos no ahora.
─Uryu... él... ─murmuré, esta vez bajando la mirada y soltándome un poco de su cuerpo. Óbito tomó una de mis manos al instante para entrelazarla con la suya─ él murió, Óbito... y... y fue mi culpa... yo no...
─¿Qué? ─soltó casi al instante, la sorpresa notándose enseguida por su reacción─ ¿C-cómo que es tu culpa? ¿Q-qué sucedió realmente?
─U-una espada, yo salvé a Kinoe... estábamos rodeados y... ─mi voz se entrecortó y el presionó mi mano con más fuerza─ no me preocupé de Uryu... é-él salvó a Kiara y si yo no hubiese estado pensando en Yo-shiro o... o hubiese llegado a tiempo él no...
─Izune ─me interrumpió, su voz bastante detonante mientras buscaba mi mirada─ Izune mírame... ─insistió, su voz bastante firme.
Subí mi rostro y sentí como el picor volvía a reaparecer en mis ojos, así también como mi garganta se contraía y sentía ansias por llorar de nuevo, cosa que no demoré en hacer. El azabache pareció notarlo, porque al no preguntar más simplemente levantó mi mentón con fuerza y me observó fijamente a los ojos, sus labios juntos en una línea recta.
Su respiración... estaba demasiado cerca.
─No quiero que vuelvas a decir una cosa así, ─espetó, se notaba hasta algo molesto─ no fue tu culpa, esas cosas suceden día a día... y si él prefirió dar su vida por Kiara deberías estar llena, porque fue su decisión y una que a mi parecer es más valorable que haberse quedado ahí esperando la muerte de un compañero... yo hubiese hecho lo mismo, así que no es tu culpa, quítate ese pensamiento de tu cabeza.
─P-pero... él iba a vol-volverse jounin... Obito ─insistí, este negó con su cabeza y presionó su mandíbula.
─Lo sé... ─dijo, su voz firme y su mirada neutra─ pero mírate... ¿Acaso a él le hubiese gustado que estuvieses encerrada en vez de vivir y luchar por los demás? ¿O culpándote por una decisión que él quiso tomar por voluntad propia? ─tragué saliva ante sus palabras y entreabrí mi boca, sin embargo, no dije palabra alguna─ Lo dudo... no hagas que su muerte haya sido en vano, Bakazune.
Entonces, antes de que pudiese volver a llorar como una cría o que el azabache siguiese hablando... me acerqué lo suficiente a él y acorté nuestra poca distancia para juntar mis labios remojados a los suyos, este correspondiendo casi al instante mientras yo desenlazaba nuestras manos pasa poder pasarlas alrededor de su nuca con fuerza, las lágrimas corriendo ferozmente por mis mejillas.
Por su parte, Óbito con sus manos tan solo se dedicó a contornear mi figura mientras subía mi playera un poco y metía asimismo sus extremidades por debajo de mi pantalón, presionando mi trasero con fuerza.
Dios, le había extrañado tanto...
Ambos frenamos un segundo por la falta de aire, sin embargo, a pesar de haber reabierto la herida en el labio de Obito y sentir el sabor de sangre con cada movimiento... a este parecía no importarle, pues no demoró en remojarlos una vez más y volver a besarme, esta vez un tanto más suave mientras que con su lengua contorneaba cada parte de mi boca. No pude evitar estremecerme ante ello. Adoraba ese tipo de besos que solo él podría dar.
Uryu, mi Uryu... yo no podía estar disfrutando de algo así luego de su muerte.
Entonces, no dudé mucho en alejarle de mi con brusquedad y así también, quitar sus manos de mi trasero. Este me observó con tristeza y pude ver que me entendía porque no mostró molestia ante aquello, aunque luego, me dedicó una leve sonrisa.
─Bakazune... ¿Sabías que se te caen los mocos al llorar? ─dijo, una leve risita escapándose de sus labios mientras señalaba su playera azul marino, luego remojando sus labios una vez más para quitar la sangre de estos.
Mi labio inferior tembló levemente otra vez por el hecho de querer llorar, sin embargo, este idiota sabía exactamente como exasperarme y avergonzarme. Por lo que, mis mejillas no demoraron en enrojecer por completo.
─¡¿Qué?! ─exclamé, tapando mi nariz enseguida mientras lágrimas inconscientes corrían por mis ojos a la vez que una sonrisa vergonzosa se esbozaba en mis labios─ ¡Eso no es verdad, son lágrimas no mocos cabeza hueca!
Estaba entre riendo y llorando a decir verdad, no podía dejar de pensar en Uryu pero el azabache sabía perfectamente como animar a alguien. Especialmente a mi, era una escena cómica.
─Como digas... pero yo esto lo veo viscoso ─dijo, esta vez alzando sus hombros con un pequeño toque de desinterés y risa. Lo sabía, él lo estaba haciendo a propósito.
─¡Obito! ─me quejé, esta vez tomando una almohada con mi mano derecha para golpearlo. La izquierda cubría mi nariz.
Este soltó unas risas mientras cubría su cabeza ante mis golpes con la almohada, sin embargo, luego de un rato se cansó de ello y tomó mi muñeca para que dejase de hacerlo, sonriéndome de lado. Yo aún seguía llorando pero a la vez sonriendo, no podía dejar de lagrimear pero aún así este idiota me sacaba una sonrisa. No sabía como eso podía ser posible.
¿Ya había dicho que era el mejor amigo del mundo? Creo que si, lo repito bastante pero es que realmente lo es. Aunque, esta vez era algo diferente... algo tenía que antes no veía en él y no sabía que era. Pero no me importó en ese momento.
Sobre todo si no podía dejar de pensar en mi difunto alumno, aún si Óbito esta vez estuviese limpiando su playera con la almohada. Cosa que a decir verdad me daba mucha vergüenza y risa.
¡No eran mocos, lo juro!
No pude evitar observarle con detenimiento, sus facciones, su carisma y ese cabello azabache que aunque tuviese unas cuantas vendas, seguían intactos. Si él no se daba por vencido y nada lo quebrantaba ¿Por qué yo si?
No era algo justo, yo debía levantarme y seguir luchando. No encerrarme de esta manera a deprimirme más de la cuenta. Uryu no hubiese querido esto, él siempre me animaba y quería que estuviese bien y... ¡Dios! Hasta Izumi vino a verme y yo nada... Shisui, quien estuvo todo el tiempo conmigo en el hospital y no fui capaz de dar un simple gracias ¿Qué clase de persona estaba siendo? ¿Desde cuando era tan débil frente a algo así?
Yoshiro, Ukitake-sensei, Uryu... Desde ahora, todo lo que haga será en honor a ustedes. Porque así es la vida ninja y debo aceptarlo porque yo también vivo de esta manera, me duele... lo admito, pero no voy a caer. No teniendo a Óbito a mi lado para levantarme cada vez que caiga.
─Izune... ─murmuró el moreno, pues, las lágrimas se intensificaron al igual que mi sonrisa ─ ¿Qué ocurre? ¿Realmente te sentiste mal por lo de los mocos? Dios, si es que soy un asco intentando hacer sentirte mejor, perdóname, no quise...
Enseguida negué con mi cabeza, esta vez quitando la mano de mi nariz. Sorbiendo el moco con gracia.
─No es eso idiota ─dije─ gracias, enserio... eres el mejor en eso de hacer sentir mejor de ya te lo digo.. nunca lo dudes.
Enseguida, este frunció el seño un tanto confundido y se tocó la nuca, un leve toque rojizo cubriendo parte de sus mejillas. Se veía tan tierno de esa forma.
─ ¿Ah, si? ¿Lo dices enserio?
─Sí, lo eres...
Ya no iba a quebrantarme, nunca más.
// Espero hayan disfrutado la lectura, esto es un mundo alterno pero igualmente pueden haber spoilers.
¡Hola! Es pronto para capítulo ¿No creen? Jaja🙊 pero tenía muchas ansias de escribir el reencuentro de Óbito e Izune, aunque me faltaron algunas cosas que tendré que dejar para el siguiente que ya se me estaban pasando las palabras ¡Dios! si fueron 6,500... así que ¿Qué les pareció? ¿Les gusta la actitud que está tomando Izune? A mí al menos sí porque así hay que enfrentar la vida... pero bueno, es pensamiento mío ya no las amargo más jaja 😔👏
Ademássss ya sabemos quien es el padre de Obito, la verdad es que quería dejarlo para mas adelante pero no me resistí jaja eso.
En fin, espero les haya gustado y como siempre dar las gracias a quienes leen en las sombras, las que votan y las que comentan, realmente las amo y saben... Que sin ustedes esta historia seria nada💓💓 sé que lo digo mucho pero es que realmente estoy muy agradecida y no encuentro palabras suficientes para hacerlo😭💓
Eso, que tengan un lindo día y un abrazo a la distancia💓
Adiosin💓
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